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PARÁBOLAS Y DISCURSOS DE JESÚS DE NAZARET 6. EL SERMÓN DE LA MONTAÑA (Mt.5, 3-12) Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros. Así comienza el Sermón de la Montaña en el Evangelio de San Mateo con nueve frases tan contundentes como desconcertantes, ya que Cristo ofrece dicha, felicidad, bienaventuranza, en aquello que el mundo considera infelicidad y desdicha. "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos". La pobreza no es un bien en sí, como la riqueza no es un mal. No es el simple hecho de ser pobres lo que nos hace agradables a Dios, sino una actitud espiritual respecto de los bienes materiales, un estilo de vida. Se puede ser pobre lleno de pasiones, envidias y odios, como se puede ser rico con magnanimidad, generosidad y desprendimiento interior de las riquezas. Del mismo modo Jesús llama Bienaventurados y poseedores del Reino de Parábolas y discursos de Jesús de Nazaret Mª Victoria Cantos Villanueva

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  • PARBOLAS Y DISCURSOS DE JESS DE NAZARET 6. EL SERMN DE LA MONTAA (Mt.5, 3-12)

    Bienaventurados los pobres de espritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

    Bienaventurados los mansos porque ellos poseern en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos sern consolados.

    Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos sern saciados.

    Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarn misericordia. Bienaventurados los limpios de corazn, porque ellos vern a Dios.

    Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos sern llamados hijos de Dios.

    Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

    Bienaventurados seris cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque

    vuestra recompensa ser grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

    As comienza el Sermn de la Montaa en el Evangelio de San Mateo con nueve frases tan contundentes como desconcertantes, ya que Cristo ofrece dicha, felicidad, bienaventuranza, en aquello que el mundo considera infelicidad y desdicha. "Bienaventurados los pobres de espritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos". La pobreza no es un bien en s, como la riqueza no es un mal. No es el simple hecho de ser pobres lo que nos hace agradables a Dios, sino una actitud espiritual respecto de los bienes materiales, un estilo de vida. Se puede ser pobre lleno de pasiones, envidias y odios, como se puede ser rico con magnanimidad, generosidad y desprendimiento interior de las riquezas. Del mismo modo Jess llama Bienaventurados y poseedores del Reino de Parbolas y discursos de Jess de Nazaret M Victoria Cantos Villanueva

  • los Cielos a los puros de corazn, a los que siembran la paz, a los que son mansos. Cuando leemos en el Evangelio la frase "Reino de los Cielos", encontramos el modo de hablar de los judos del tiempo de Jess. Por respeto a Dios, no queran nombrarlo directamente. Preferan usar otras palabras: el Cielo, el Poder, la Glora, etc. Por lo tanto la expresin Reino de los Cielos significa exactamente el Reino de Dios, lo mismo que "el Padre que est en los Cielos" significa "Padre-Dios". O sea, que cuando Jess promete el Reino de los Cielos, no est hablando tan solo de la recompensa que tendremos despus de la muerte en el Cielo, sino que est anunciando el Reino de Dios. Cuando Jesucristo dice "Felices los mansos (o sea los pacientes) porque ellos poseern en herencia la tierra", no es que Jess prometa una recompensa material. En la Biblia no se distingue claramente entre lo espiritual y lo material. Los Profetas prometen al Pueblo de Dios un mundo feliz en el que se veran colmadas sus aspiraciones materiales: buenos banquetes, jugosos asados, larga vida, buen vino, buen clima en el que no faltaran las lluvias sobre la tierra rida, la liberacin de los opresores, un reino de justicia. Pero sobre todo, Dios estara presente y comunicara su Espritu a los hombres: "ellos sern mi pueblo y yo ser su Dios". Por eso Jess proclama las Bienaventuranzas como una letana en que las figuras ms diversas representan una misma realidad: la tierra, es la Tierra Prometida por Dios a Abraham y que es figura del Reino de Dios. Cuando Jesucristo llama "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos sern saciados", est diciendo que recibirn a la vez, el pan material y la santidad de Dios. Recordemos que en la Biblia la palabra "justicia" significa tambin santidad: estar en Gracia de Dios. San Jos, dice el Evangelio "era un hombre justo". "Bienaventurados los que lloran porque ellos sern consolados". Mientras estamos en la tierra, es consuelo sentir que Dios nos ama y nos escucha. Pero tambin es un consuelo saber que cuando El parece no atender nuestras peticiones, nuestro sufrimiento, nuestra cruz, tienen un sentido y un valor. Consuelo es tambin saber ciertamente que Dios dar a sus seguidores, en la otra vida, ms que todo lo que pudimos esperar y merecer. Al llamar bienaventurados a los que lloran, Jess no se dirige a personas fracasadas. En la Biblia los que lloran (ls 61, 1) o los pacientes (Sal 37, 11), son aquellos que esperan justicia para todos. Dios no se propone satisfacer un Parbolas y discursos de Jess de Nazaret M Victoria Cantos Villanueva

  • sinnmero de peticiones egostas, sino que desde tiempos de Abraham, promete una bendicin y la salvacin a toda la humanidad. "Bienaventurados seris cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa". Tanto San Lucas como San Mateo saben ya por experiencia propia, que es imposible anunciar el Evangelio sin sentir persecucin. Ciertamente en muchos lugares la sociedad acepta oficial y tericamente la Religin Catlica, pero en cuanto profticamente alguien con palabras actuales y gestos concretos intenta aplicar los criterios de Cristo en las relaciones humanas y de los hombres con Dios, surge la confrontacin porque dadas nuestras limitaciones humanas, lo que uno cree conveniente y bueno, el otro no lo ve as. Las Bienaventuranzas son caminos de felicidad totalmente nuevos y distintos. Nuestra materialidad nos hace desear, porque las necesitamos, cosas materiales, cosas temporales. El peligro radica en absolutizar lo que el mundo ofrece: riquezas, comodidades, placeres, poder, vanidades. Ah no est la felicidad. Jesucristo con las Bienaventuranzas abre un nuevo camino al hacerse presente entre nosotros en medio de las dificultades e inquietudes de la vida presente. Inmersos en estas realidades, los cristianos "recibirn consuelo, obtendrn misericordia, vern a Dios". Entendemos la paciencia de Dios porque experimentamos una renovacin y una seguridad que el mundo no puede dar. Podemos, ahora s, "sembrar la paz", porque la tenemos y no nos angustia nuestra pequeez ante las fuerzas del mal. Lo que podemos hacer no tiene comparacin con lo que Dios hace en nosotros. Somos felices porque somos reconocidos como Hijos de Dios. El Papa Juan Pablo II desde el Monte de las Bienaventuranzas, el 24 de marzo del 200O, pronunci estas palabras: "Es raro que Jess exalte a quienes el mundo por lo general considera dbiles. Les dice: "Bienaventurados los que parecis perdedores, porque sois los verdaderos vencedores: es vuestro el Reino de los Cielos". Estas palabras pronunciadas por El, que es manso y humilde de corazn, (Mt.11, 29) plantean un desafo que exige un profundo y constante cambio en el espritu y en el corazn. Vosotros, los jvenes, comprendis por qu es necesario este cambio de corazn. Conocis dentro de vosotros y en torno a vosotros una voz contradictoria. Es una voz que os dice:

    "Bienaventurados los orgullosos y los violentos, los que prosperan a toda costa, los que no tienen escrpulos, los crueles, los inmorales, los que hacen la guerra en lugar de la paz y persiguen a quienes constituyen un estorbo en su camino. ellos

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  • son los que vencen, dichosos ellos!"

    Jess presenta un mensaje muy diferente. No lejos de aqu, Jess llam a sus primeros discpulos, como os llama ahora a vosotros. Su llamada ha exigido siempre una eleccin entre las dos voces que compiten por conquistar vuestro corazn, incluso ahora, en este monte: la eleccin entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte, Qu voz elegirn seguir los jvenes del siglo XXI? Confiar en Jess significa elegir creer en lo que os dice, aunque pueda parecer raro y rechazar las seducciones del mal, aunque resulten, deseables o atractivas".

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