4tespecu1ación deja indefensa de Alicante

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4t especu1ación deja indefensa de Alicante Texto y fotos Patricia Dopazo Gallego y asfalto. Antaño bien defendida de los saqueos de las nuevas formas de ver el desarrollo. Una historia to de la tierra basado en los recursos y condiciones turas que la poblaron está a punto de desaparecer La Condomina, lo que queda de la Huerta de Alicante, se encuen- tra hoy seriamente amenazada por planes urbanísticos empeña- dos en hacer del Levante una zona especializada en golf, playa los piratas, hoy se encuentra acorralada por rica y casi desconocida, un aprovechamien- locales y un punto de encuentro de las cul- Arriba, Tomás Pérez señala el avance de la ciudad. A la drcha. una de las torres vigías E n La Condomina y sus alrededores se han encon- trado numerosos yacimientos arqueológicos ibero-romanos que nos hacen pensar que fue entonces cuando esta fértil llanura costera se empezó a cultivar. A lo largo de todo este tiempo se ha venido trabajando la tierra, abasteciendo ciudades y asen- tamientos de culturas que se iban sucediendo y aportando conocimientos agrícolas y costumbres cotidianas, siempre adaptándose a condiciones locales permanentes como el clima y las limitaciones hídricas. Los campesinos y cam- pesinas sabían seleccionar y criar el tipo de plantas, árbo- les y ganado que mejor rendimiento les daba y que más satisfacían los gustos y exigencias gastronómicas de la época. Alicante adquirió el título de ciudad en 1490, es enton- ces cuando su población empezó a aumentar y con ella la demanda de alimentos, convirtiéndose la agricultura en una de las principales actividades económicas. En ese tiempo empezaron también en toda la costa mediterránea los desembarcos de piratas berberiscos que saqueaban las poblaciones costeras y hacían prisioneros a sus habitan- tes. Para defenderse y prevenir esos ataques los moradores de La Condomina construye- ron una red de torres de defensa que se extiende por toda la huerta desde la costa. Hoy declaradas Bienes de Interés Cultural (BIC), desde estas torres los habitantes de la huerta se avisaban unos a otros de los ataques con señales de humo, campanas, o echando a volar cometas. Normal- mente estaban adosadas a las casas de labranza y cada una reflejaba las posibilidades económicas de la familia a la que pertenecía y daba refugio. Hoy queda una treintena -se dice que hubo muchas más- y en algunas aún se dis- tinguen dibujos de las embarcaciones piratas y escenas de los combates. Otra peculiaridad de La Condomina son sus haciendas y casas señoriales, muchas de ellas pertenecientes a los llamados indianos, alicantinos que emigraban a América y regresaban al cabo de los años convertidos en poderosos terratenientes. La mayoría de estas viviendas tienen bode- ga en semisótano, almazara, capilla y, en el caso de los palacios, jardines históricos de gran singularidad. Hasta hace unas décadas el tipo de agricultura que se ha practicado en La Condomina ha sido totalmente tradicio- nal, alternándose el cultivo con el pastoreo del ganado y trabajando el suelo con tracción animal. Al tratarse mayoritariamente de fincas pequeñas no se empleaban apenas pro- ductos químicos y la fertilidad del suelo se garantizaba con los aportes de abono orgánico de la cabaña local. Esta activi- dad ha ido decayendo a medida que por trabas y falta de apoyo la agricultura dejaba de ser rentable para los pequeños propietarios. 501 La fertilidad de la tierra n° 2 I

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4tespecu1ación deja indefensade Alicante

Texto y fotos Patricia Dopazo Gallego

y asfalto. Antaño bien defendida de los saqueos de

las nuevas formas de ver el desarrollo. Una historia

to de la tierra basado en los recursos y condiciones

turas que la poblaron está a punto de desaparecer

La Condomina, lo que queda de

la Huerta de Alicante, se encuen-

tra hoy seriamente amenazada

por planes urbanísticos empeña-

dos en hacer del Levante una

zona especializada en golf, playa

los piratas, hoy se encuentra acorralada por

rica y casi desconocida, un aprovechamien-

locales y un punto de encuentro de las cul-

Arriba, TomásPérez señala el

avance de laciudad. A la

drcha. una delas torres vigías

E

n La Condomina y sus alrededores se han encon-trado numerosos yacimientos arqueológicosibero-romanos que nos hacen pensar que fueentonces cuando esta fértil llanura costera se

empezó a cultivar. A lo largo de todo este tiempo se havenido trabajando la tierra, abasteciendo ciudades y asen-tamientos de culturas que se iban sucediendo y aportandoconocimientos agrícolas y costumbres cotidianas, siempreadaptándose a condiciones locales permanentes como elclima y las limitaciones hídricas. Los campesinos y cam-pesinas sabían seleccionar y criar el tipo de plantas, árbo-les y ganado que mejor rendimiento les daba y que mássatisfacían los gustos y exigencias gastronómicas de laépoca.

Alicante adquirió el título de ciudad en 1490, es enton-ces cuando su población empezó a aumentar y con ella lademanda de alimentos, convirtiéndose la agricultura enuna de las principales actividades económicas. En esetiempo empezaron también en toda la costamediterránea los desembarcos de piratasberberiscos que saqueaban las poblacionescosteras y hacían prisioneros a sus habitan-tes. Para defenderse y prevenir esos ataqueslos moradores de La Condomina construye-ron una red de torres de defensa que seextiende por toda la huerta desde la costa.Hoy declaradas Bienes de Interés Cultural(BIC), desde estas torres los habitantes de la

huerta se avisaban unos a otros de los ataques con señalesde humo, campanas, o echando a volar cometas. Normal-mente estaban adosadas a las casas de labranza y cada unareflejaba las posibilidades económicas de la familia a laque pertenecía y daba refugio. Hoy queda una treintena-se dice que hubo muchas más- y en algunas aún se dis-tinguen dibujos de las embarcaciones piratas y escenas delos combates.

Otra peculiaridad de La Condomina son sus haciendasy casas señoriales, muchas de ellas pertenecientes a losllamados indianos, alicantinos que emigraban a Américay regresaban al cabo de los años convertidos en poderososterratenientes. La mayoría de estas viviendas tienen bode-ga en semisótano, almazara, capilla y, en el caso de lospalacios, jardines históricos de gran singularidad.

Hasta hace unas décadas el tipo de agricultura que se hapracticado en La Condomina ha sido totalmente tradicio-nal, alternándose el cultivo con el pastoreo del ganado y

trabajando el suelo con tracción animal.Al tratarse mayoritariamente de fincaspequeñas no se empleaban apenas pro-ductos químicos y la fertilidad del suelose garantizaba con los aportes de abonoorgánico de la cabaña local. Esta activi-dad ha ido decayendo a medida que portrabas y falta de apoyo la agriculturadejaba de ser rentable para los pequeñospropietarios.

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Salvemos la huerta

Una ley Polémica

En los últimos años y especialmente desde la entrada envigor en 1994 de la Ley Reguladora de la Actividad Urba-nística (LRAU) en la Comunidad Valenciana, los proce-sos urbanizadores se han ido sucediendo cumpliendo elobjetivo principal de esa ley, que es facilitarlos. Su consti-tucionalidad ha sido puesta en duda por el Tribunal Supe-rior de Justicia de la Comunidad Valenciana y por el pro-pio Parlamento Europeo que, gracias a las denunciastransmitidas por grupos como Abusos Urbanísticos No,ha abierto un expediente a la citada Ley Reguladora porno respetar la legislación europea en materia de transpa-rencia y publicidad y ha decidido enviar una comisiónpara investigar posibles irregularidades en su aplicación.

Cuestión de Tiempo

A día de hoy La Condomina está clasificada comosuelo no urbanizable, pero los constantes movimientosque se dan en los alrededores, y en la propia huerta,advierten que le queda poco para pasar del frotarse lasmanos de los especuladores a ponerse manos a la obra congrúas y excavadoras. Se han construido carreteras que laatraviesan, y se ha saturado de urbanizaciones lo legal-mente urbanizable de las cercanías, porque está muy cercadel mar, rodeada de zonas comerciales, bien comunicadapor tren, tranvía y carretera en una zona de gran afluenciaturística.

En el verano de 2001 se presentó un avance del nuevoPlan General que dota de uso a los suelos, y ya allí se con-templaban los cambios de calificación, que no eran tandrásticos, ya que dejaba algo de suelo agrícola y rústico yla parte urbanizable se describía como "de intensidadmedia". Pero las empresas constructoras presentaron pocodespués sus propios planes para así ejercer más presión yque el futuro Plan General se base en sus proyectos y noal revés.

La propuesta con más posibilidades de progresar es la deNansa Urbana S.A., una habitual del área, que planeaagrandar en 8 hoyos más el campo de golf adyacente,

construir más de 6.000 viviendas (muchas de ellas entorres de apartamentos), y crear una ciudad residencialautónoma para jubilados europeos, con sus propios servi-cios y acceso directo al campo de golf. Los Bienes de Inte-rés Cultural no van a derribarse, debido a la figura de pro-tección que los ampara, pero quedarían totalmente des-contextualizados. Por supuesto las casas de labranza, losárboles y vides centenarias se eliminarían, al igual quealgunos caminos tradicionales y la red de acequias.

Mientras se cumplen los plazos para que salgan adelantelos planes de ordenamiento (siempre en verano, para quelos alegadores estén de vacaciones y no estorben mucho)se suceden las irregularidades en La Condomina. Asocia-ciones de vecinos han denunciado destrozos y expolios enalgunas Torres de la Huerta e igualmente se han arranca-do olivos centenarios en varias parcelas y se han produci-do incendios sospechosos.

Alternativas

Por supuesto existen otras formas de ver las cosas. Unade ellas se refleja en la alternativa presentada por la CollaEcologista D'Alacant-Ecologistas en Acción, que propo-ne, por una parte, el mantenimiento e impulso de la pro-ducción agropecuaria en vez de dejarla morir y desapare-cer del todo, creando cooperativas de productores y con-sumidores, la recuperación de los cultivos y razas ganade-ras de la zona (banco de germoplasma activo), la creaciónde un centro de capacitación agraria especializado enagricultura ecológica y xerojardinería y de pequeños huer-tos sociales, viveros forestales y escuelas de verano.

Por otra parte se recuperaría y promovería el Patrimo-nio Histórico de la zona, restaurando los monumentos ycreando un Museo de la Huerta y se establecería un granparque urbano-cultural con redes de senderos peatonalesy ciclistas y un Jardín Botánico, que albergaría la popularRomería de la Santa Faz.

Entrevista a un huertano alicantino

Tomás Pérez Aracil nos comenta que "los jóvenes noven como una alternativa trabajar en el campo y prefie-

La propuestaes mantener eimpulsar laagricultura envez de dejarladesaparecer

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La especulación deja indefensa a la huerta de Alicante

ren vender una vez que heredan. Poraquí nadie arrienda por mucho tiempoporque la calificación del terreno cambiapor la especulación y no hay seguridad.Es poca la gente cuyo apego a la tierraevita aceptar las ofertas de las empresasconstructoras." Él es uno de ellos. Suspadres nacieron y vivieron en La Condo-mina, porque entonces era posible vivirde la agricultura y así lo hicieron muchasfamilias en la Huerta de Alicante duran-te generaciones. Ahora no sólo no quedaninguna que pueda vivir exclusivamentede la agricultura, sino que son ya pocaslas que viven en la propia huerta. Con-serva varias parcelas de terreno de suspadres, algunas en los terrenos incluidosen el proyecto de Hansa Urbana. Apesar de que los considera perdidos (conoce cómo funcio-nan estas cosas porque ya le expropiaron parcelas paraconstruir la autovía), casi a diario, después del trabajoacude junto con su padre para cuidar y mantener la finca."Teníamos unas 100 ovejas y cabras que sacábamos a pas-torear, pero cuando llegó la autopista tuvimos que retirarel ganado porque era un problema, no está bien vallada.Aún hay algunas personas que siguen pastoreando".

Una reserva de biodiversidad local

Hay olivos de entre 200 y 400 arios, algarrobos, almen-dros, hortalizas para consumo propio, frutales, cereal yviñedos que aguantaron la gran plaga de filoxera de prin-cipios del siglo XX que afectó a toda Europa.

"En 1910-12 entró la filoxera a la Huerta de Alicante,por esas fechas mi bisabuelo y mi abuelo se fueron a Cas-

talla y trajeron unas 500cepas híbridas americanasdonde injertaron lasvariedades autóctonas.Gracias a eso se salvaron.Conservamos variedadeslocales que prácticamente

se dan por desaparecidas como For-calla blanca, Boto de gall, Ull dellebre blanco y negro, Veremeta,Messenguera, Parrell, Valencínegre y blanc y alguna otra. Lasvariedades alóctonas (Merlot,Cavernet sauvignon) se han abier-to paso con una facilidad tremen-da. Son más productivas, más ren-tables, están `de moda'". PeroTomás y su familia lo tienen muyclaro, han ido sacando los sarmien-tos y las varas de las variedadeslocales plantándolas directamenteen la tierra porque "si hacemosvino con las variedades que todo elmundo pone tendremos un vinocomo los otros. Nosotros hacemos

vino con las variedades de siempre, con la misma tierra yel mismo agua que nuestros antepasados. Es un vino conmenor aspereza y que da mayor graduación alcohólica".

La casa de labranza, museo vivo

La familia de Tomás vive en la casa de labranza dondenació su padre, La Finca Morote, junto a la autovía delMediterráneo, próxima a la salida de Sant Joan. Esta casaconserva una bodega tradicional, que es donde hacen elvino, además de una almazara de piedra y numerosasherramientas, aperos y utensilios de la huerta que Tomásha ido rescatando. "Después de una vida intentando reco-pilar, tenemos un auténtico museo etnológico. Peroentiendo que esto tiene que ser algo pedagógico, debeestar en funcionamiento. Ver un artilugio ahí, por muyantiguo y bonito que sea, no sirve para nada, ha de tenerun uso real, que todos podamos apreciar qué es lo quehacía y cómo lo hacía".

Una vez al año, en verano, se realiza la llamada batuda(trilla) de cereales, de manera tradicional, con caballerí-as: "Nos juntamos un grupo de amigos que nos gusta esto,vienen con los caballos, trillamos, pasamos un día estu-pendo". En los últimos años se ha aprovechado esta acti-

vidad para reivindicar el valoragrícola y cultural de La Condo-mina, convocando a la prensa eincluso llegando a captar la aten-ción y el interés de algunos gru-pos políticos, desgraciadamentesiempre minoritarios en nuestrosayuntamientos."La almazara la utilizamos denuevo en el 96. Queríamos vercómo funcionaba. Costó bastanteconseguir los cofins de esparto,hubo que encargarlos a un artesa-

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La Huerta debe pno en u

viva,ermanecern museo

Salvemos la huerta

no y salieron bastante caros, pero mereció la pena. Porsupuesto que el rendimiento es menor que de la forma enla que se extrae el aceite hoy en día, se pierde alrededordel 60%, pero la experiencia fue muy gratificante y nodescartamos volver a hacerlo en otra ocasión, para poderdarlo a conocer".

Tomás desea que algún día esta finca y todo lo que con-tiene sea declarado BIC, como museo de la Huerta deAlicante. Le visitaron funcionarios de la Diputación y lepidieron que donara la colecciónpara poderla llevar al museomunicipal. "Ellos quieren que selo regale, sacarse una foto, llenarunas páginas y salir corriendo. Luego ponerme una placa yya. Yo les dije que esto no se debe descontextualizar, quetodo esto se vea en su ambiente, que se mantenga en unacasa de labranza típica de la Huerta, rodeada de cultivostípicos y de su sistema de riego. Eso no les interesaba ynunca volvieron".

Guarda aperos de animales, carros, arados tradicionales,alpargatas de esparto, botijos, herramientas de madera yhierro, recipientes de cerámica, cestos de todo tipo: espe-cial para recoger higos, para la uva, para caracoles (el lla-mado sartiatxo), la cesta de ir a por elpan, de cargar la ropa para lavar..."Uno de los artilugios que más aprecioes un llagar, un aparato que no se hautilizado desde antes de 1.900. Servíapara exprimir la uva y está muy degra-dado porque finalmente se usó parapartir almendra en su superficie."

La excusa del agua para laagricultura

El tema del agua irrita en especial aTomás, por cómo se utilizó a la gentedel campo a la hora de exigir el tras-vase del Ebro. "Ahora tenemos másposibilidades de riego que nunca, ytenemos más problemas con el agua

que nunca, y la calidad muchopeor. Es evidente que el agua quese exigía no era para la agricultu-ra: dejando aparte el tema del pre-cio de ese agua —que ninguno delos agricultores que demandaba eltrasvase se iba a poder permitirpagar— y que ahora hay muchamenos superficie cultivada en estazona que antes, los sistemas deriego son más eficientes y tenemospantanos y depuradoras... No hacefalta más agua para la agricultura".

En La Condomina el agua procede del Pantano de Tibi y 1pequeños embalses locales. Lamayoría de las fincas se riegan porinundación, manteniendo el sistema de acequias, peroson cultivos que requieren tan sólo dos o tres riegos anua-les: almendros, olivos, uvas y algarrobos.

"En La Condomina se sembró últimamente mucha hor-taliza que se vendía en los mercadillos de la ciudad.Cuando yo era pequeño ya se empezaron a plantar gran-

des extensiones de tomate al airelibre, para exportación. Se rotura-ban terrenos y ahí fue cuando seempezó a modificar mucho el pai-

saje. Mi familia siempre ha vivido de la agricultura, esesta generación la que está viviendo ya de otra cosa".

Sobre los campos de golf, Tomás es tajante: "Tiene másatractivo ver diferentes árboles al asomarte a la ventana—árboles que van cambiando con la estación, cambian loscolores, el paisaje—, que ver todo el año el mismo tipo decésped —antinatural aquí— y el mismo tipo de 'golfos'pegándole a la bolita. Un campo de almendros en flor teda una energía tremenda. Cuando llevas tres semanasviviendo al lado del campo de golf, la ventana parece un

cuadro, una naturaleza muerta."La madre de Tomás recuerda laépoca en la que desde allí se veía elmar, antes de que los edificios deapartamentos lo taparan. Por las tar-des se veía llegar los barcos de pesca-dores y las familias de campesinossabían qué tipo de pescado frescoencontrarían al día siguiente en elMercado.Leemos una inscripción en la paredde la sala: "Si mor la saba, mor l'arbre. Si mor la cultura, mor elpoble".

Sobre la autora

Es Ingeniera Técnica Agrícola y licenciada enCC. Ambientales

Tomás y sufamilia han idorescatandoaperos, no paracederlos a unmuseo, sino parapermanecerjunto a unahuerta viva

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