46819580 Malaga El Oficio de La Arquitectura Moderna

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 Carlos Verdú Belmonte Jose Luis Dorronsoro Fernández Antonio García Garrido Francisco Peñalosa Izuzquiza Luis Machuca Santa Cruz Carlos Hernández Pezzi José Seguí Pérez Salvador Moreno Peralta Rafael Martín & Isabel Cámara Ángel Asenjo Díaz Ángel Pérez Mora Javier Pérez de la Fuente Francisco González Fernández Juan Gavilanes Vélaz de Medrano Juan Manuel Sánchez Lachica Fernado Pérez del Pulgar Málaga El ocio de la arquit ectura moderna Javier Boned Purkiss 1968-2010

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  • Carlos Verd BelmonteJose Luis Dorronsoro FernndezAntonio Garca GarridoFrancisco Pealosa IzuzquizaLuis Machuca Santa CruzCarlos Hernndez PezziJos Segu PrezSalvador Moreno PeraltaRafael Martn & Isabel Cmara ngel Asenjo Dazngel Prez MoraJavier Prez de la Fuente Francisco Gonzlez FernndezJuan Gavilanes Vlaz de MedranoJuan Manuel Snchez LachicaFernado Prez del Pulgar Mlaga

    El oficio de la arquitectura moderna

    Javier Boned Purkiss

    1968-2010

  • Crditos

    Mlaga; el Oficio de la Arquitectura Moderna (1968-2010)Primera edicin: 2011 Javier Boned Purkiss

    Diseo de cubierta y libro Salva CerdCoordinadora editorial y correctora Roco Barone

    ISBN: xxxxxxxxxxxxxxx

    Publicado por GEOMETRA Asociacin CulturalCalle Olmos, 5. 29018 Mlaga (Espaa)[email protected]

    Impreso por Grficas Esga

  • Carlos Verd BelmonteJose Luis Dorronsoro FernndezAntonio Garca GarridoFrancisco Pealosa IzuzquizaLuis Machuca Santa CruzCarlos Hernndez PezziJos Segu PrezSalvador Moreno PeraltaRafael Martn & Isabel Cmara ngel Asenjo Dazngel Prez MoraJavier Prez de la Fuente Francisco Gonzlez FernndezJuan Gavilanes Vlaz de MedranoJuan Manuel Snchez LachicaFernado Prez del Pulgar

    PresentacinPrlogoIntroduccin

    Eplogo

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    Sumario

  • Presentacin: Vctor Prez Escolano 5

    La arquitectura contempornea en Mlaga precisaba de este libro. El mbito territorial ms activo de Andaluca, y uno de los ms di-nmicos de Espaa, en el sector de la construc-cin, como poda carecer de una perspectiva bsica de su panorama arquitectnico reciente? El lector tiene el instrumento que le da acceso al conocimiento de un periodo lamentable-mente sumido en el lugar comn de la arqui-tectura comercial en el que, durante demasiado tiempo, se ha querido mantener reducida una de las mayores concentraciones de arquitectu-ra. La paradoja de una intensificacin invisible que desvela el trabajo de Javier Boned Purkiss, profesor de Historia y Teora de la Arquitectu-ra de la Escuela de Arquitectura de la Univer-sidad de Mlaga.

    La consolidacin de la tercera Escuela de Arquitectura de las universidades pblicas de Andaluca no es un hecho ajeno a la reaccin que este libro ofrece. No se trata de establecer una relacin de causa-efecto, sino significar que las coordenadas de la arquitectura mala-guea tenan que traer consigo el desarrollo de las actividades reflexivas a las que contri-buye un centro de estudios superiores. Hace cincuenta aos, en la expansin de la univer-sidad pblica de masas en Espaa, la Escuela de Sevilla quebr la exclusividad de Madrid y

    Barcelona como nicos centros de formacin de arquitectos. La diseminacin de centros durante las siguientes dcadas se tradujo en la conveniencia de una segunda Escuela andalu-za que, por circunstancias que algunos recor-damos, se localiz en la Universidad de Gra-nada, vindose Mlaga obligada a esperar una nueva coyuntura institucional favorable. Es por lo que cabe decir que la Escuela no es una causa, sino una consecuencia ms, un hecho que converge con otros factores substanciales que este libro viene a reafirmar.

    En efecto, las magnitudes de obra construida en Mlaga y su provincia, constituyen la base estadstica, y el elenco de arquitectos que el libro de Boned Purkiss selecciona, vienen a estable-cer las guas generacionales sucesivas que, desde la segunda mitad de la dcada de los sesenta, jalonan las fases cumplidas en obras a partir de la consolidacin del fenmeno del turismo de masas, que no es sino el de la mutacin econ-mica que en la Espaa de Franco comport el desarrollismo, del que el turismo y la Costa del Sol, devinieron emblema. Una mirada peculiar de ese fenmeno la ofrecieron Diego Santos y Juan Antonio Ramrez, con fotos de E. Canal, entrecruzando a Guillermo Prez Villalta, con aquel libro memorable El estilo del relax N-340. Mlaga h. 1953-1965, que edit el Colegio de

    Arquitectos de Mlaga en 1987. Precedente del proyecto colectivo de la Escuela de Granada 020404 Deriva en ZoMeCS, editado en 2004 por Rizoma.

    En la ltima dcada se ha desarrollado un proceso de revisin de este captulo de la orde-nacin del territorio y de la arquitectura espa-ola. Una aproximacin se obtuvo por la accin concertada de los Colegios de Arquitectos del litoral mediterrneo, ms el canario, por ini-ciativa del valenciano: La Arquitectura del Sol (2002), una exposicin y su libro-catlogo, en el que Antonio Orejudo, Jos ngel Santiago y Eusebio Villanueva prepararon el panorama de la arquitectura del litoral de Almera, Grana-da y Mlaga. A la retrospectiva de los orgenes arquitectnicos del turismo espaol, Arquitec-tura moderna y turismo, 1925-1965, dedic su IV Congreso (2003) el DoCoMoMo Ibrico. Investigadores de las Escuelas de Mlaga y de Sevilla, vienen desarrollando proyectos relativos al fenmeno especfico de la arquitectura del turismo, como la tesis doctoral en curso de Juan Gavilanes, lnea esencial en la orientacin de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Mlaga. La culminacin de esos trabajos ser crucial para un ms preciso entendimiento.

    Pero nuestro argumento remite a un rico pa-norama de la cultura arquitectnica malague-

    PresentacinPor Vctor Prez Escolano

  • 6 Mlaga: El oficio de la Arquitectura Moderna (1968-2010)

    a, en que el Colegio de Mlaga ha sido prota-gonista intermitente. En primer lugar creando el escenario institucional ms atractivo de las sedes andaluzas, la adaptacin del lugar ms alto de la Avenida de las Palmeras del Limo-nar, en una caracterstica vivienda unifamiliar de Fernando Guerrero Strachan, con sucesivas intervenciones en 1980 y 2000. Paco Pealosa, uno de los personajes de este libro, puede muy bien representar el significado de la institucin colegial, sus actividades y publicaciones, desde las carpetas dedicadas al barroco malagueo, la coleccin 2A, a una amplia serie de ediciones de calidad. Un autntico contrapunto del lugar comn de la ausencia de la autoestima debi-da a la produccin malaguea contempornea, solo tmidamente encarada en publicaciones como La arquitectura in-popular. Edificios p-blicos en la provincia de Mlaga (1980-1990), con introduccin de Carlos Hernndez Pezzi, misin que vuelve a cumplir en este libro. Esta cuestin de la arquitectura pblica podra tener un anlisis especfico. El papel diverso de las

    distintas Consejeras de la Junta de Andaluca, el de los Ayuntamientos y el de la Diputacin Provincial, sin duda especialmente destacable, por la calidad y empeo de sus funcionarios ar-quitectos. De la Junta de Andaluca slo apun-tar un par de notas. En Arquitectura pblica en Andaluca. copt. Obras construidas 1984-1994 (1994, coordinado por Flix Pozo) Mlaga ofrece un peso menor al esperable en el reparto provincial de esas realizaciones, aunque la ope-racin Trinidad-Perchel fuese una de las mas importantes entre las intervenciones en centros histricos andaluces. Sin embargo, el libro Edi-ficios Judiciales en Andaluca. Obras y proyectos 1997-2003 (2003) coloca a Mlaga a la cabeza en los proyectos de esa naturaleza, con obras tan destacadas como la Ciudad de la Justicia en Teatinos, ganado en concurso por Segu, Frechilla y Lpez Pelez, o la Sede Judicial de Antequera, de Laguillo y Schnegger.

    Mlaga lleva dcadas construyendo un esce-nario poderoso, susceptible de admitir cualquier confrontacin, pues son muchos y plurales los

    puntos de referencia de la cultura arquitectni-ca malaguea que cabra sumar. Veamos algu-nos: el departamento de Historia del Arte de la Universidad, con Rosario Camacho o Jos Miguel Morales Folguera, y sus numerosos trabajos sobre la arquitectura y el patrimonio malagueos; la intensa participacin de arqui-tectos en el escenario meditico y de influencia social, que puede personificarse en Salvador Moreno Peralta; la agudeza analtica y terica de Carlos Hernndez Pezzi, que ha tratado de hacer compatible con el compromiso con las instituciones profesionales al mas alto nivel; la figura de Jos Segu, arquitecto polidrico, uno de los mas activos y premiados urbanistas del pas, y promotor de una iniciativa excepcional como es la revista Geometra, con 26 nmeros impresos entre 1985-98 y ahora accesible en su versin digital; o su contrapunto Rizoma. Revista a-peridica de arquitectura, con unos 40 ejemplares aparecidos desde 1994, accesibles por Internet, en el que confluyen miradas alter-nativas de autores como Rafael Reinoso, Jos Mara Romero, Alfredo Rubio, Eduardo Se-rrano, entre otros; el rigor en el desarrollo de la arquitectura pblica que personifica Lus Ma-chuca Santa-Cruz, desdoblada en una voca-cin acadmica regular, formalizada en su tesis doctoral Mlaga, ciudad abierta: origen, cambio y permanencia de una estructura urbana (1987); la relevancia internacional de Romn Fernndez-Baca Casares, director del Instituto Andaluz del Patrimonio Histrico desde su creacin en 1989; o la puesta en valor de la arquitectura del siglo xx malagueo a travs de los trabajos del DoCoMoMo Ibrico, de cuya primera etapa

    01 Concurso Nacional de Ideas para Jvenes Arquitectos, 5J de Fernando Prez del Pulgar.

    Mlaga, 2006. (Primer premio) (Montaje) Conjunto de edificios

    de volumetra compleja que presenta una suma de texturas diversas dentro de la homogeneidad del conjunto. Se rompe el principio de la caja y se enriquece con las posibilidades que ofrece la radicalidad de los distintos cerramientos.

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  • Presentacin: Vctor Prez Escolano 7

    hay que guardar memoria de Lus Bono, hasta los mas recientes del raac (Registro Andaluz de Arquitectura Contempornea) del iaph, coordinados para Mlaga por Mar Loren, pa-sando por la Gua de Arquitectura de Mlaga editada por la Junta de Andaluca y el Colegio de Arquitectos (2005, M. E. Candau, J. I. Daz Pardo y F. Rodrguez Marn).

    Un conjunto de indicadores culturales que necesita ser compuesto con el potente desa-rrollo metropolitano de Mlaga y la Costa del Sol, ya que es evidente que, como dice Javier Boned Purkiss al inicio de su libro, Mlaga, su arquitectura y sus arquitectos, ha permanecido demasiado tiempo sin ser objeto de interpreta-cin terica ni crtica. Doctorado en 2004 con una tesis sobre relaciones entre arquitectura y msica (Serialismo y arquitectura. Arquitecturas de los aos 1950-1960 y sus relaciones con la m-sica serial), en esta ocasin opta por una analo-ga teatral, la va pirandelliana de hacer parecer en escena a diecisis personajes, entrevistados y analizados pormenorizadamente, protago-nistas en distintos momentos y con variadas actitudes de la construccin de la arquitectu-ra malaguea durante mas de medio siglo, la vida urbana de un territorio excepcional. Su aparicin se sucede en cuatro actos claramente definidos en el texto. El primero corresponde a los aos del desarrollismo avanzado, de creci-miento absolutamente rpido y desmesurado, y que siempre tuvo una influencia decisiva en la produccin arquitectnica de los profesionales malagueos, origen de la mala conciencia que subyace a lo largo de la obra, hasta su desen-lace final. Un conjuro que ha necesitado, pre-

    cisamente, mirar de frente la arquitectura de aquel primer periodo y reconocer sus ejemplos destacados. Jos Lus Dorronsoro Fernndez, Carlos Verd Belmonte y Antonio Garca Garrido, escenifican ese acto. Son valiosos ar-quitectos que cumplieron el difcil objetivo de suceder a los mejores de entre los pioneros de la arquitectura moderna malaguea.

    El segundo se sita en la transicin y en el establecimiento de las instituciones democr-ticas, coincidiendo con una potente mutacin terica que permiti mirar la ciudad heredada con ojos progresistas y dinmicos. La preocu-pacin por los procesos urbanos en la ciudad histrica, la escala de la proteccin y de los espacios pblicos, el urbanismo participativo y austero, y los nuevos programas de vivien-da social, son algunas de las facetas que han practicado Paco Pealosa, Lus Machuca, Car-los Hernndez Pezzi, Pepe Segu y Salvador Moreno Peralta. Estos dos ltimos, junto con Damin Quero, redactan el Plan General de Ordenacin Urbana de 1983, al que se conce-

    di el Premio Nacional de Urbanismo, con el que Mlaga se serena y reestructura racional-mente, estableciendo los necesarios objetivos infraestructurales y de equipamiento, y fijando su vector de expansin hacia Teatinos, bascu-lando con el aeropuerto, y donde encuentran su establecimiento dos elementos urbanos y contenedores arquitectnicos cruciales de la ciudad contempornea, el Parque Tecnolgico de Andaluca y el nuevo campus universitario.

    La Mlaga de finales del siglo xx se escenifica en el acto tercero de esta obra. El cosmopolitis-mo malagueo encuentra en algunos de sus ar-quitectos, ya activos anteriormente, la respuesta a demandas de especial empeo. ngel Asenjo Daz representa la continuidad en el modelo profesional de amplio aliento en el que las res-puestas a las nuevas demandas sintonizan con las tendencias instaladas en el panorama inter-nacional. Pero es el Museo Picasso el aconte-cimiento por excelencia iluminado de forma singular en la escena arquitectnica malaguea. Experimentados en distintas intervenciones en

    01 Concurso de Viviendas de Proteccin Oficial en Trinidad-Perchel de Fernando Prez del Pulgar.

    Mlaga, 2008. (Primer premio) (Montaje) Solar de pequeas

    dimensiones, donde se plantea una solucin basada en la versatilidad de los huecos y sus elementos correderos. Un carcter cambiante para el edificio, aleatoriedad controlada, la posibilidad de la arquitectura como juego.

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  • 8 Mlaga: El oficio de la Arquitectura Moderna (1968-2010)

    el patrimonio, Rafael Martn Delgado e Isabel Cmara Guezala, convergiendo con Richard Gluckman y el impulso de Carmen Jimnez, pesan en el proceso del proyecto de reforma y ampliacin del palacio de Buenavista para acoger, con gran mesura, la ms potente actua-cin de la Junta de Andaluca en pos de una nueva y gran institucin musestica susceptible de articularse en una red mundial. Y entra en escena ngel Prez Mora, un personaje singu-lar que representa muy bien el giro inminente de los acontecimientos; el sentido expresivo del proyecto extrado a partir del lugar, de sus valores paisajsticos, reconocible en un pro-yecto fallido, el Auditorio y Centro Cultural de Marbella, cuyo fracaso simboliza el curso de acontecimientos conocidos por todos, pero que si se materializ ejemplarmente en otras obras suyas, como el Camino del Calvario de Casabermeja.

    Algunos de los arquitectos citados entran en el nuevo siglo, pero los personajes que actan en el cuarto acto de esta obra son los ms jve-

    nes. Javier Prez de la Fuente es representativo de las oportunidades que se ofrecen desde las administraciones pblicas y de cmo responder con solvencia a las mismas, como se aprecia en sus centros cvicos y sociales. Juan Gavilanes, por ejemplo con sus proyectos en lora, de-muestra la solidez de sus fundamentos y el ri-gor con el que encuentra respuestas esenciales a los problemas planteados. Francisco Gonzlez Fernndez, se incorpora a la actividad profe-sional realizando proyectos de vivienda social y contribuyendo a la renovacin de espacios p-blicos principales de Mlaga, junto a Gavila-nes e Ignacio Prez de la Fuente. Juan Manuel Snchez la Chica, como dice Boned Purkiss, practica una arquitectura radical, resolutiva, absolutamente abstracta, como se refleja en su propuesta en el concurso Europan vii (2004). Y Fernando Prez del Pulgar es dueo de un entendimiento sistmico de la arquitectura que encuentra en los concursos (por ejemplo, el de jvenes arquitectos 5J, 2006) el laboratorio es-tratgico para la innovacin espacial. nica va

    hoy para los mejores entre los ms jvenes en un momento de profunda depresin del sector.

    Una brillante seleccin de protagonistas en el desarrollo de las nuevas ilusiones asentadas conscientemente sobre los cimientos ms s-lidos de la cultura arquitectnica malaguea. An ms que en los actos anteriores, estos jve-nes forman parte de un conjunto mas abierto, y que an lo estar mas a la vuelta de unos aos, cuando las promociones de arquitectos titula-dos en Mlaga intervengan respondiendo a las nuevas posibilidades y demandas surgidas en la mutacin que muchos deseamos constituya la salida a la crisis. No es difcil vaticinar que M-laga, motor econmico y cultural de Andaluca, vivir excelentes acontecimientos arquitectni-cos en las siguientes dcadas, y tendr en Javier Boned Purkiss quien pueda analizarlo con el fundamento que este libro representa.

    01 Edificio de la Delegacin de Hacienda de Jos Luis Dorronsoro.

    Mlaga, 1973-79 . (Con Eduardo Caballero) Planos por gentileza de

    Mar Loren El edificio se significa

    con las distintas articulaciones de sus volmenes que dan respuestas diferentes a las solicitaciones del entorno. Sin embargo la funcin perimetral formada por los prefabricados de hormign permanece constante. A destacar la claridad del funcionamiento y de los recorridos, as como la importancia de la escala en planta baja, como corresponde a un edificio pblico administrativo.

    01

  • Mlaga; El oficio de la arquitectura moderna (1968-2010)

    Si resulta inquietante analizar cualquier pe-rodo de arquitectura, cuando se investiga la arquitectura malaguea de los ltimos cin-cuenta aos se sienten muy profundamente la escasez de las fuentes y el desasosiego de la incertidumbre, porque no existen referencias fiables ni bibliografa que se fije en los acon-tecimientos representativos, obras singulares o autores ms reconocidos. Si no fuera por el departamento de Historia del Arte de la Universidad de Mlaga y el trabajo siempre riguroso de Rosario Camacho (Arquitectura Domstica del siglo XIX en Mlaga) y Eu-genio Carmona, entre otros, no tendramos fuentes para distinguir e identificar obras ca-pitales anteriores al perodo que Javier Boned Purkiss se atreve a explorar con tan escasas preexistencias editadas en publicaciones aca-dmicas y profesionales.

    Este perodo coincide con la eclosin de las arquitecturas del paisaje contemporneo de Mlaga y con la rpida pulsin de crecimiento de la ciudad, que crece en el fin de siglo pese a la separacin de Torremolinos, y se desarrolla en un proceso sin precedentes, desde los se-senta en toda la provincia, creciendo por en-

    cima de la mayora de las provincias espaolas durante un buen nmero de aos. A pesar de ello, realmente se pueden contar con los dedos de la mano, las guas, revistas y monogrficos dedicados al tema de la arquitectura hecha en Mlaga en aos recientes.

    En ese panorama hay que asumir algunos riesgos. Primero, el de afrontar la documen-tacin de partida. Segundo, obviamente el de acertar con la seleccin de arquitectos ms representativos, a juicio del autor. Tercero conseguir un buen formato actual del libro, sin caer en la pretensin antolgica o histori-cista que no vienen al caso, pero enseando el mtodo. En este caso la introduccin crtica y la entrevista.

    El mrito de Boned Purkiss, doctor arqui-tecto y profesor de la etsa de Mlaga, se fun-damenta en el riesgo de describir con el rigor acadmico y profesional exigible a una obra de exploracin, junto con el hecho de que haya antepuesto sus criterios a las reservas de se-leccionar obras y autores que son sus compa-eros y se encuentran fuera de la sancin que otorgan los trabajos editados con el paso del tiempo. Tiene la ventaja as de enfrentarse, con una anticipacin acreditada, a los trabajos antolgicos o compiladores que vendrn des-pus, al socaire de la Escuela de Arquitectura

    y las investigaciones que hagan justicia a un perodo sin duda germinal de la arquitectura malaguea y de la Ciudad de Mlaga en el que pasa de pueblo grande o ciudad pequea a gran capital.

    Y es que la trayectoria del crecimiento de Mlaga se construye sobre arquitecturas naci-das despus de la autarqua, al calor de una mo-dernidad difcil de trasladar a una ciudad que no era capital siquiera de la Costa del Sol, que albergaba toda la emigracin provincial y que desconoca en los primeros aos el fenmeno turstico. Los arquitectos malagueos estudian casi siempre en Madrid y ms adelante en la Escuela de Sevilla, donde trabajan, casi siem-pre, entre la ignorancia o la incomprensin de ambas ciudades, donde se considera a Mlaga tan de provincias como sus arquitectos, tierra de desarrollismo o de turismo sin ms, y a Se-villa, afanosa capital de todo.

    Deshacer ese prejuicio ha tenido sus adalides y sus hitos. Ninguno se ha separado de acon-tecimientos urbanos, como la construccin de La Malagueta y algunos de sus edificios sin-gulares de los primeros sesenta, los aos del nuevo Plan General de Ordenacin Urbana de 1973 y de su brillante sucesor de los aos ochenta, la declaracin de la poltica de Reha-bilitacin del Centro Histrico y, luego o a la

    Prlogo: Carlos Hernndez Pezzi 9

    PrlogoPor Carlos Hernndez Pezzi

  • 10 Mlaga: El oficio de la Arquitectura Moderna (1968-2010)

    vez, la construccin de los principales equipa-mientos, la rehabilitacin de barrios entre los que fueron singularmente paradigmticos los de la Trinidad y El Perchel, el impulso al Cam-pus Universitario de Teatinos, la apuesta por el Parque Tecnolgico de Andaluca, y despus, por citar los casos ms recientes, las polticas de vivienda de promocin pblica y los nuevos barrios de Vivienda Social, especialmente el de Soliva y Teatinos, junto con la ampliacin del Campus de Teatinos. En la provincia, pocos hechos singulares con excepcin de los gran-des complejos tursticos del primer desarrollo de la costa y el ingente trabajo de la Diputa-cin Provincial en los municipios del interior ms desconocido.

    El marco de las publicaciones

    Con excepcin de las dos ediciones semianto-lgicas, primero la del Plano-Gua de Arquitec-tura del Centro de Mlaga del Colegio Oficial de Arquitectos de 1987 (1) y luego de la Gua de Ar-quitectura de Mlaga editada por la Junta de Andaluca en colaboracin con el coamalaga en 2005(2), no existen muchos trabajos referi-

    dos a la arquitectura contempornea, como no fuera el siempre renombrado La arquitectura del ocio en la Costa del Sol (3).

    Desde luego, sirve de referencia el monogr-fico en dos volmenes de la Revista Geometra dedicado en 1992 a Andaluca Oriental,(4) o el n 159 de la Revista Arquitectos del cscae, editado aos despus, en 2001(5).

    El carcter de esta gua es el de un recorrido itinerante, pero ya aparecen citados muchos de los arquitectos que selecciona Boned Purkiss. Atencin especial merecen el prlogo y la nota bibliogrfica del coordinador Javier Terrados Cepeda, porque contienen informacin sus-tantiva sobre las ediciones referidas al mbito de Andaluca de ese perodo(6). No es hasta la aparicin de la Escuela Tcnica Superior de Arquitectura de Mlaga, que comienza su andadura en el curso 2005-2006, cuando em-piezan a producirse algunos trabajos de inves-tigacin y tesis doctorales que, sin embargo no cubren el campo que este libro trata de aflorar en el mbito estricto de la arquitectura mala-guea a lo largo de cinco dcadas. Y tambin en el cambio de perspectiva sobre el fenmeno turstico.

    Los protagonistas de ese cambio hacia la arquitectura moderna han tenido que con-vivir con los acendrados prejuicios hacia el turismo y la arquitectura del turismo, que no escondan sino la ausencia de inversiones de reequilibrio con otras capitales menos emer-gentes. La posicin subsidiaria de la arquitec-tura malaguea obedece en parte a la ausencia de inversin equivalente de la administracin pblica estatal y autonmica en las proporcio-nes aplicadas a otros sitios de menor desarrollo econmico. La absorcin del Aeropuerto y la carretera cn-340 de las principales inversiones del Estado justificaba la menor inversin en la ciudad y las necesidades vitales de una urbe en transformacin que, solo hacia 1992, empie-zan a compensarse con obras en la Alcazaba, el ro Guadalmedina, la Alcazaba, la playa de La Malagueta y el pta. Inversiones que sern semillas de arquitectura a medio plazo, cuan-do ya son visibles los cambios en la Estacin de Autobuses de Jos Segu, la plaza de La Marina, de Sol Morales, los edificios de las facultades y la Biblioteca General de la Uni-versidad y actuaciones como las de Pealosa en la avenida de la Estacin, Alfonso Peralta

    (1) Garca Gonzlez, Enrique; Jimnez Montoya, Salvador; Mesa Lara, Ana; Torcello Teba, Jos Manuel; Verdugo Florido, Ulises. Archivo Histrico del Colegio de Arquitectos en Mlaga. Plano-Gua de Arquitectura del Centro de Mlaga. Colegio Oficial de Arquitectos de Mlaga. 1987(2) Candau Rmila, M Eugenia; Daz Pardo, Jos Ignacio; Rodrguez Marn, Francisco. Mlaga, Gua de Arquitectura. Consejera de Obras Pblicas y Transportes. Junta de Andaluca. Mlaga, Sevilla 2005(3) Morales Folguera, Jos Miguel, La arquitectura del ocio en la Costa del Sol, Publicaciones de la Universidad de Mlaga. (4) Hernndez Pezzi, Carlos las Reverberaciones de una onda confusa en Andaluca Oriental: la metamorfosis malaguea en Geometra n 15. Andaluca (l) y (II) Balance de una dcada (1982-1992) en Andaluca Occidental y Andaluca Oriental (n 15). 1993. (p.62)(5) Hernndez Pezzi, Carlos. Crnica de una oleada emergente en un territorio de lmites ficticios en Gua de Arquitectura (1975-2000) de Andaluca Oriental, Arquitectos CSCAE n 159. Madrid 2001 (p.93)(6) Terrados Cepeda, Javier. Prlogo y nota bibliogrfica. Bibliografa bsica y Revistas en Gua de Arquitectura (1975-2000) de Andaluca Oriental, Arquitectos CSCAE n 159. Madrid 2001 (p.98)

  • Prlogo: Carlos Hernndez Pezzi 11

    y Antonio Costa en el edificio Eurocom, que culminan en el emblemtico edifico de ngel Asenjo para el Palacio de Ferias y Congresos, obra que seala un territorio e identifica una modernidad visible, apresuradamente asumi-da, junto con el aeropuerto de Ricardo Bofill.

    La seleccin personalizada y los personajes

    Atreverse con el puado de arquitectos de ese perodo no se puede hacer si no se cuenta con un amplio bagaje crtico, incluso para recono-cerlos como personajes que pueden trascender un papel exclusivo slo como arquitectos, pues implica tambin reconocer luces y sombras tanto si son arquitectos venidos de fuera, como unos pocos malagueos, muy bien viajados en el terreno arquitectnico y cultural. Has-ta pocas bien recientes distintos intentos de modernidad ilustrada fracasaron, incluyendo los esfuerzos de Siza, Gregotti, Francisco Pol, Domnech, Amad, Segu y Engel, Sol Mo-rales, y otros que fueron imposibles de asen-tar desde arriba. Significativo el caso del fiasco Gehry, que en un episodio ms bien grotesco, pero gratificante, salv de la sumisin arquitec-tnica a una ciudad dispuesta a hipotecarse a cualquier precio por el autor del Guggenheim.

    Por estas razones el trabajo de Javier Bo-ned sirve para dar visin crtica a un perodo

    que careci de ella desde Dorronsoro, Verd, Garca Garrido, Pealosa, pasando por la siguiente generacin de Asenjo, Moreno Pe-ralta y Segu, Bono(7) y Machuca, con el caso singular tambin de Cmara y Martn Delga-do hasta los ms jvenes que empiezan a cons-tituir la generacin de la bisagra hacia la plena modernidad de la ciudad, Prez Mora, Fran-cisco Gonzlez, Javier Prez de la Fuente, Ga-vilanes, Snchez la Chica y Prez del Pulgar.

    Lo que se va a encontrar el lector que siga estas trayectorias desde la crtica va a ser un anlisis de los arquitectos clave del perodo, sin prejuzgar que sean los mejores o los ni-cos, pero s los que han dejado una impronta de su oficio, partiendo de posiciones cultura-les radicalmente modernas, desde cualquiera de sus vertientes, con sus aciertos y errores, modas y tendencias, manteniendo el bastin de la arquitectura contempornea en una so-ciedad difcil, con un sector inmobiliario que an en los ochenta quera demoler las obras de sus arquitectos eclcticos, como las de Guerrero Strachan, (Banesto en la Alameda Principal); ignoraba las de sus precursores, como Jos Gonzlez Edo (Desfile del Amor en calle Cervantes); un sector pblico que no conservaba bien edificios pblicos y mercados (La Merced, Atarazanas), y un sector privado que destrua morfologas de arquitectura po-

    pular en Capuchinos o el Centro, hasta bien entrados los ochenta, cuando el premiado primer pgou de la democracia mand parar esas prcticas.

    No existe pues el nimo de la antologa o el historicismo, sino el de la vertiente crti-ca que alumbra riesgos y valora apuestas que no estn suficiente estimados en una ciudad acostumbrada a servir a la costa y a la pro-vincia sin reclamar protagonismo urbano au-tnomo hasta que el Alcalde Pedro Aparicio enarbol la bandera de la modernidad apos-tando por el proyecto del Teatro Cervantes, que alter la percepcin de la ciudad sobre s misma, y la de su lite cultural y poltica sobre el valor de la arquitectura y sus efectos de regeneracin urbana.

    El juego de espejos y escenas

    En realidad, Javier Boned Purkiss nos propo-ne un juego de origen dramatrgico, en el que establece los conflictos de la vida frente a la forma de la capital malaguea, en la ausen-cia de autores que refrenden la bsqueda de sus protagonistas. Seala as el autor cmo se construye la modernidad arquitectnica mala-guea a travs de los acontecimientos ms que de los personajes aislados, separando las ten-dencias ocultas de la ciudad mediterrnea de

    01 Centro de Esttica y Peluquera en Calle Babel de Juan Manuel Snchez Lachica

    Mlaga, 2008. (Proceso de composicin

    volumtrica) El proceso explica

    visualmente cmo sacar el mximo partido de un pequeo espacio, asegurando su correcto funcionamiento, dando jerarqua a las distintas actividades. Un ejercicio de pequea escala, autntico reto para conseguir una cualificacin espacial donde pareca imposible su instauracin.

    01

    (7) Hernndez Pezzi, Carlos. Arquitectura laica y promiscua en PH Boletn n 28. Instituto Andaluz del Patrimonio. Sevilla 1999. (p. 131)

  • 12 Mlaga: El oficio de la Arquitectura Moderna (1968-2010)

    la lgica supuestamente racional de otras ciu-dades y crecimientos urbanos. Es de recordar que en tanto el discurso oficial era el del cre-cimiento cero del urbanista italiano Campos Venutti, Mlaga creca y se incorporaba a la modernidad por s misma, sin que nadie per-cibiera el alcance soterrado de una tendencia imparable. Ese profundo movimiento ssmico se apoy, entre otras cosas, en pujar por hacer-se visible a travs de un puado de arquitectos que fueron caractersticos de una poca y que, por vez primera, en el siglo xxi, cuentan con una Escuela y se multiplican en un conjunto que crece inexorablemente, aumentando la ri-queza colectiva.

    Tal vez sea ese el efecto ms importante de este libro: sentar la base del pluralismo de la modernidad arquitectnica malaguea sobre una base ensanchada tanto desde el punto de vista cultural como desde el punto de vista tec-nolgico y evaluar cmo afronta los grandes problemas de vivienda, medio ambiente, trans-porte, movilidad y espacio pblico, de manera que no tenga que hacer frente a la orfandad terica y constructiva en que se vieron muchos de los precursores. Porque los precursores que se traen a esta publicacin hicieron frente al problema de buscar un lenguaje propio que no fuera el del pintoresco regionalismo, que no se basara en una identidad pueblerina, sino en la ms profunda identidad cosmopo-lita malaguea. Arquitectos que intentaron con su obra erradicar del moderno algunas de sus manifestaciones ms despticas contra el clima y el espritu de vida del mediterrneo, que buscaron el acuerdo con la transicin por

    la pos-modernidad sin los daos extravagantes que se produjeron, en los ochenta, en tantos otros lugares.

    Adems de crear una escuela cultural, que se extendi hasta los modelos de hacer, disear, escribir y difundir, tanto durante el PGOU de la democracia como despus, Salvador Mo-reno y Jos Segu extrapolaron su tarea como arquitectos a la de autnticos impulsores de las ideas contemporneas. El proyecto de la revis-ta Geometra que fue una rara avis en esos aos. Revista que constituye una muestra excelente del trabajo desarrollado por l y su estudio, que abarc el diseo de muebles, el planeamien-to, la difusin arquitectnica en exposiciones, muestras, conferencias y todo tipo de propues-tas singulares y complementarias para traer a Mlaga a la lite en esos prolongados ochenta. La misma tarea que asumi Pealosa desde el Colegio de Arquitectos en publicaciones y ac-tividades culturales. Actividades que llevan al salto a otros lugares, especialmente en el caso de Jos Segu, de Salvador Moreno Peralta en menor medida y, en ambos, produce la fecun-da colaboracin con otros arquitectos locales y forneos. Trabajo exterior y colaboraciones externas que irn sembrando las nuevas cues-tiones en los ltimos proyectos de cada uno en su particular itinerario.

    Un recorrido que aloja tambin la postu-ra de militancia en la participacin pblica a travs de los planes generales, como es el caso de Moreno Peralta, Segu y Quero en el pgou de Mlaga y de Machuca, Bono y Verd en los planes del medio fsico y de ordenacin de las principales localidades malagueas y de

    sus pueblos de referencia. La ideologa de la democracia como ensea de una arquitectura laica de la autonoma recin conquistada y de la participacin de los vecinos en procesos his-tricos como el de Plan Especial de Reforma Interior de Trinidad-Perchel conducido por Moreno Peralta y los de Ronda y Antequera por Machuca y Segu, respectivamente, son una muestra de compromiso social inagotable en dcadas. Una fuente de energa que todava perdur hasta bien entrada la etapa gilista, que dio al traste con las mejores prcticas mala-gueas del urbanismo en la costa.

    Pero Boned Purkiss interroga sobre la arqui-tectura y aunque sea brevemente habra que decir algo de cmo evoluciona la aproximacin de los arquitectos desde los primeros proyec-tos ortodoxos en tipologas y materiales, que se encuentran en algunos edificios de La Mala-gueta de Olano y Verd o Antonio Garca Ga-rrido, al edificio Horizonte o Villa Trini, bajo la impronta de ngel Asenjo. Cambios de la tipologa del bloque autorizado por el Plan de 1973 en los que Segu y Moreno Peralta adelantaron nuevas frmulas de insercin en tejidos existentes, junto con Machuca y Bono en los edificios de la Prolongacin de la Ala-meda, utilizando el hormign visto. Edificios residenciales que son deudores de la ortodoxia todava formalmente spera de los primeros ochenta. El cambio que se va produciendo va en paralelo con la aclimatacin de la arquitec-tura a su propio espacio vernculo. Se da una suavizacin de los modelos ortodoxos, lo que va produciendo una arquitectura ms amable con el entorno, tanto en los mbitos tursti-

  • Prlogo: Carlos Hernndez Pezzi 13

    cos como en la capital. Todava existe el pudor ante el color, que romper definitivamente el Ayuntamiento de Torremolinos con la colabo-racin entre Dmaso Ruano, Salvador More-no y Javier Boned. Moreno Peralta no abando-nar una actitud de integracin del color y las texturas en toda su obra posterior.

    En cuanto a las tecnologas constructivas, el grupo de los ochenta es el que empieza a ha-cer alardes de luces, cubiertas de fibrocemento, formacin de huecos, curvas, vuelos y calida-des de fachadas poco visibles en la arquitec-tura privada de ese tiempo. En la arquitectura pblica aparecen ya las estructuras reticulares y las estructuras espaciales de tetraedros anuda-dos que se ven en varios edificios del perodo junto con los primeros elementos de cubricin de chapa, los cierres acristalados, los muros cortina, el pavs y el u-glass, antes casi igno-rados. Las naves de Cofarn de ngel Asenjo sealan un hito.

    La aparicin de la generacin siguiente, en los noventa y en el principio de siglo, trae el sello de las nuevas tecnologas de proyecto y de construccin. Esta nueva oleada est represen-tada por Prez Mora en sus colegios pblicos e institutos, Gonzlez en las primeras arqui-tecturas domsticas de calidad de los noventa, Javier Prez de la Fuente en un sin fin de obras municipales de alto nivel (a citar de paso el Auditorio al aire libre), Gavilanes con su in-cursin en Teatinos y Prez del Pulgar en di-versas obras ya en solitario, parece ser una pro-longacin de los anteriores saltos de la joven arquitectura malaguea, desde lo domstico al equipamiento pblico, y desde ah al espacio

    pblico. Proceso que tan bien ejemplifica la operacin de calle Larios y plaza de la Consti-tucin, de Gavilanes, Francisco Gonzlez e Ig-nacio Prez de la Fuente, que constituye junto con algunos otros, como el omau, el hito ms reseable en el entorno del cambio de siglo.

    Pero ahora ya no se trata de unos pocos, los representantes de la joven arquitectura mala-guea se multiplican y sera ocioso incluirlos en relaciones fijas porque siempre faltaran obras y autores. Las rehabilitaciones se hacen ver en numerosos proyectos que combinan co-nocimiento de los orgenes y contemporanei-dad y coinciden con la ambicin de una ciudad ahora casi unnimemente instalada en el deseo de transformacin incesante.

    Lo que ensean los ltimos proyectos

    Los procesos de ampliacin del pta, el aero-puerto , las estaciones de metro, los concursos del Auditorio y el Museo de Transporte, las nuevas facultades del Campus de Teatinos y la futura Escuela de Arquitectura son edificios y espacios de energa a los que se est volcando la nueva arquitectura malaguea representada por estos y otros compaeros.

    Las nuevas facultades y el auditorio, ste ltimo de Soriano y Benedicto, son ejemplos tambin de apuestas estructurales firmes, de atrevimientos constructivos interesantes e in-novadores, que ya se han puesto de manifiesto en el nuevo edificio de la Diputacin Provin-cial de Luis Machuca o el Auditorio al aire libre de Javier Prez de la Fuente que han sido seleccionados en competiciones importantes

    como la Bienal Espaola de Arquitectura y Urbanismo 2007 y el Premio de Arquitectu-ra Espaola del cscae de 2005. Esa estela, a buen seguro, continuar.

    El rea de nueva expansin de propuestas de vivienda social que desarrolla el imv en Teatinos y Soliva es el yacimiento ms im-portante de arquitectura malaguea y globa-lizada, en la que la lista de equipos asegura una calidad que ya empieza a ser patente en las obras. Se puede decir que Soliva ha sido el mayor campo de experimentacin de la arquitectura contempornea malaguea, en vivienda de proteccin oficial, despus de la experiencia de Trinidad-Perchel.

    Aunque faltan edificios y complejos de esca-la metropolitana que estructuren el paisaje y el territorio, ms all del actual perfil urbano de Mlaga, conjuntos ms o menos anodinos como la construccin seriada del Paseo mar-timo de Poniente podrn beneficiarse de algu-nos hitos si se concretan en arquitectura de ca-lidad algunas propuestas del pgou. Este plan, siempre en manos de Damin Quero, que os-cila entre el riesgo de lo conservador y la tradi-cin de expandirse y ocupar territorio o altura, no acaba de dar con las frmulas de insertar arquitectura en puntos clave de la ciudad. Tal vez los concursos del Auditorio, las Estacio-nes, el Mercado y el Campus, sean los ejem-plos que completen lo que falta en el frente martimo, Campanillas o las Rondas, siempre codiciado objeto de discusin urbanstica.

    Mlaga deber para entonces contar con un hinterland ms cualificado en el valle y la costa, de forma que las sucesivas oleadas de

  • 14 Mlaga: El oficio de la Arquitectura Moderna (1968-2010)

    arquitectura contempornea no se limiten ya, como es habitual, a la vivienda y los edificios pblicos en reas delimitadas, sino que vayan teniendo promocin privada que apueste por el valor aadido de los espacios arquitect-nicos. Debe ocurrir eso en muchos puntos de la ciudad y en muchas manifestaciones y escalas; algo que todava sin duda se echa mucho en falta, por ejemplo, en el comercio, el interiorismo y los espacios del turismo y hoteles, salvo honrosas excepciones.

    Conversar sobre arquitectura

    La aportacin de Javier Boned alumbra y enfatiza las trayectorias de estos arquitectos a travs de un mtodo que organiza la arquitec-tura a travs de la conversacin. Un mtodo contemporneo que ayuda a entender el len-guaje arquitectnico con los mimbres del pro-pio lenguaje verbal de los arquitectos, que ha sido objeto de la tesis doctoral del arquitecto portugus, Duarte Cabral de Mello(8) y que es objeto de continuas revisiones en las revistas contemporneas. La inteligencia de las pre-guntas y la obligada sntesis de las respuestas obligan a un ejercicio de constante precisin que delimita el sector de lo que se puede y no se puede decir, dejando a un lado aquello que, en la entrevista, en su formato instantneo,

    pierde importancia ante la inmediatez de la respuesta. Es un buen mtodo para la arqui-tectura el obligarse en la concisin verbal, por-que as no se derrocha palabrera(9).

    Esta es una poca crecientemente contraria al despilfarro de la verborrea. Lo banal tiene en el exceso lingstico su abismo y la demos-tracin palpable de lo prescindible que no sea sustantivamente msica o silencio. Perdido el eclecticismo de la tradicin malaguea en arquitectura durante el xix y buena parte del xx, en el siglo xix quedan estas conversaciones como el necesario contrapunto del ruido ma-sivo del turismo y del desarrollismo indefendi-ble cuando se nos pide compactar la ciudad y extender silenciosamente la arquitectura.

    Estos son tiempos de compartir y no slo de competir. Tal vez, la aparicin de este libro de-vuelva una visin de solidaridad hacia y desde la arquitectura malaguea que, sin saber por qu en tiempos se neg y se arrebat injus-tamente desde otros lugares. Una visin que la instale ya definitivamente en el mbito de la modernidad, de la duda, la incertidumbre y el riesgo que todo buen proyecto contempor-neo debe asumir sin titubeos. En Mlaga ha faltado, y mucho, esa visin pero el puado de pioneros que aqu afrontaron la difcil moder-nidad de los 70 y 80, tras la crisis del petr-leo de 1973, lo hicieron sin ambages y con

    mayor o menor acierto han sealado un ca-mino arquitectnico que deseamos sea pronto irreversible. El salto de la Costal Sol y de la provincia de Mlaga al siglo xxi no se podr hacer sin un buen yacimiento de arquitectura contempornea esparcido por todo el territo-rio. Un salto que ser generacional y contar con la palanca de investigacin, doctorados y postgrados de la Escuela de Arquitectura para hacerse ms y ms profundo

    Compartir as, en el espejo de esta publica-cin el repertorio de unas obras y unos arqui-tectos que se han mantenido firmes, cada cual a su manera, en extender la nocin de orden frente al gritero anodino de lo parmetros comerciales es un primer paso para sealar la etapa que empieza ahora. Hacer este recorrido mediante el recurso al dilogo y a la reflexin es el mrito del autor. As, en el silencio de las palabras a media voz nos entenderemos mejor y comprenderemos ms profundamente nues-tro pasado y nuestro futuro, siendo coherentes con una ciudad y una provincia que tiene un presente arriesgado en la tan esperanzadora como inexorable transformacin arquitect-nica, como pocas ciudades espaolas pueden anhelar y con tantas ilusiones para las gene-raciones venideras como se han puesto en el resurgir plural de la arquitectura hecha en M-laga en los ltimos cincuenta aos.

    01 Centro Comercial Mla-ga Nostrum de Salvador Moreno Peralta.

    Mlaga, 2008. (Boceto a tinta) La inigualable

    capacidad de seduccin del dibujo se nos muestra en este boceto, en ese momento del proceso creativo donde es necesario por parte del arquitecto verificar sus intuiciones y comprobar la verosimilitud de las escalas. En estos dibujos se encuentran in nuce las principales caractersticas de lo que ser el edificio construido.

    01

    (8) Cabral de Mello, Duarte. Arquitectura dita. Anamorfose&Arquitectura. Facultad de Arquitectura. Universidad de Lisboa. 2007(9) Tavares Andr; Guerreiro, Filipa. Coordinaao. 96 Conversas. Escola de Coimbra e Falar de arquitetura. Escuela de Barcelona. AEFAUP. 1997 Duarte Cabral de Mello en conversacin sobre el arquitecto portugus Vtor Figueiredo: Criou fama, deitou-se a dormir. Diz o povo e dezimos ns da evoluo da obra de um nmero cada vez maior de heris ou estrelas consagradas da nossa arquitetura contempornea. Vtor Figueiredo est demasiado acordado para ser famoso. Ou se quisemos, o seu estado de viglia coloca-o na margem dos caminhos do estrelato (p.29)

  • 16 Mlaga: El oficio de la Arquitectura Moderna (1968-2010)

    1. Mlaga y el ejercicio de la profesin de arquitecto

    Mlaga, su arquitectura y sus arquitectos, ha permanecido demasiado tiempo sin ser obje-to de interpretacin terica ni crtica, debido bsicamente a una cierta indiferencia por par-te de los ambientes arquitectnicos oficiales, donde se iban consagrando para la historia nombres y edificios, casi siempre insertos en panoramas y tendencias consolidadas. El ale-jamiento de los centros de decisin poltica y cultural, as como una autoinconfesable mala conciencia de la ciudad por ser recurrente es-cenario de las mayores actividades inmobilia-rias del pas, supusieron factores que ayudaron siempre al mantenimiento de este ilgico ano-nimato. Anonimato de sus obras, de sus au-tores, de la ciudad, corroborado en gran parte por una estructura profesional consciente de su papel secundario y arquitectnicamente mercantilizada en exceso. Esta condicin, mi-tificadora de su propia actividad inmobiliaria y constructiva, consider siempre al arquitecto creador, relativamente desprovisto de in-hibiciones, como un objeto inconsciente de clera. Por otra parte, la fiebre del oro de la construccin supuso siempre un cierto para-so para el arquitecto de encargo, con lo que

    esto conlleva de agnstico pragmatismo, de permeabilidad hacia toda sugerencia externa, disponibilidad para todo, con una habilidad tcnica homologada y un almacenamiento de pensamientos de segunda mano, acompaados casi siempre de un notable xito social.

    Insertas en este panorama, sin embargo, laten trayectorias profesionales intensas, sobresalen determinados arquitectos, que, desde su pecu-liar manera de entender el oficio en una ciudad tan compleja como Mlaga, han mantenido una tensin intelectual y creativa contrastada. Esta tensin, que conviva necesariamente en algunas ocasiones con una actividad profesio-nal desmesurada y meramente enfocada a la construccin, ha dado como fruto, en los casos que al menos en este trabajo se concitan, una produccin arquitectnica mucho ms que in-teresante, y desde luego, en absoluto estudia-da ni analizada suficientemente. Produccin desconocida o intencionadamente silenciada, como no poda ser de otra manera, por una crtica institucionalizada ms pendiente del mantenimiento de un meditico medallero arquitectnico que de profundizar realmente en las manifestaciones de una posible moder-nidad perifrica. Tambin puede ser que dicha crtica, en el caso de Mlaga, no haya querido hacer el esfuerzo de analizar suficientemente

    IntroduccinPor Javier Boned Purkiss

    Javier Boned Purkiss nace en Madrid (1959). Es Arquitecto

    por la Escuela Tcnica Superior de Arquitectura de Madrid

    (1989), y Doctor Arquitecto por dicha Escuela (2004) con una

    tesis que establece las relaciones entre la msica serial y la

    arquitectura de los aos cincuenta y sesenta. Ha desarrolla-

    do su actividad profesional como arquitecto en Mlaga y pro-

    vincia desde 1990, habiendo construido numerosos edificios

    tanto de carcter pblico como privado. Mencin de Honor

    en los Premios Mlaga Arquitectura 1995 y Premio Mlaga

    Arquitectura 2009 (modalidad arquitectura industrial).

    Ha sido profesor de Proyectos Arquitectnicos en la Escuela

    de Arquitectura de la Universidad Internacional SEK de Sego-

    via (1998-2000), y en la Escuela de Arquitectura de la Univer-

    sidad de Gales, con sede en Mlaga (2000-2005). Desde el

    curso 2005-2006 es profesor de la Escuela Tcnica Superior

    de Arquitectura de Mlaga, donde imparte actualmente la

    asignatura de Teora e Historia de la Arquitectura, y de la que

    ha sido Coordinador de Estudios de 2006 a 2009.

  • Introduccin: Javier Boned Purkiss 17

    estos ejemplos de su mejor arquitectura por lo que sta tiene de compleja y arriesgada aventu-ra interpretativa. Es duro asimilar, pero es as, que los prejuicios culturales abunden ms de lo debido, que realmente la belleza es difcil, el control del lenguaje tambin, y desde luego es muy complicado saber leer las obras de arqui-tectura, comprenderlas, captarlas. Lgicamen-te el inhibido, como deca inteligentemente Juan Daniel Fullaondo, niega valor a todo lo que le resulta difcil o imposible. Una lengua tan slo es bella para el que la conoce y sabe con-trolarla. En el fondo, hay bajo esto un problema de educacin, siendo notoria la crisis actual de formacin artstica y arquitectnica. Resulta as mucho ms fcil derivar hacia valoraciones socio econmicas, factores importantes dentro de la aventura arquitectnica pero no los nicos, y que de hecho, no caracterizan definitivamente el he-cho arquitectnico, que sigue prendido de un gran nmero de perplejidades () Y es que la crtica se estanca a menudo en situaciones de contenido y se olvida de las difciles implicaciones lings-ticas a favor de reconocimientos de otro tipo, ma-nejando una especie de ley de mnimo esfuerzo interpretativo.(1)

    Bajo las premisas pues de una larga indife-rencia hacia el hecho arquitectnico malague-o, y desde una ptica absolutamente personal, se ha acometido la labor de buscar un conte-nido crtico de verdad que relacione las obras y los personajes elegidos. Este ha sido uno de los motivos fundamentales de este trabajo. No se ha buscado en este sentido el refrendo de

    la historia, lo que supondra un estudio de mucha ms envergadura, con otra metodolo-ga y mayor perspectiva, y desde luego con la obligada incorporacin de muchos ms pro-fesionales y edificios. Quizs tambin con la exclusin de alguno, que soportara peor ese carcter ms definitivo y complejo de lo his-trico. Se trata ms bien de la interpretacin personal de un determinado fenmeno, el ofi-cio de una difcil modernidad arquitectnica malaguea, auspiciado por la personalidad de una serie de arquitectos y por sus obras, ambos suficientemente interesantes y representati-vos. Interpretacin realizada por alguien, que justamente debido a su azarosa condicin de forneo, se ha sentido capaz de establecer una distancia crtica con respecto a determinado lugar y los actores que en l intervienen, acom-paada de un suficiente conocimiento del es-cenario urbano donde la accin se desarrolla, tras casi veinte aos de ejercicio profesional en su entorno. En este sentido, la calidad de los arquitectos elegidos, as como de las obras que aparecen, est absolutamente contrastada y no merecera mayor justificacin. Pero est claro que sobre la cuestin urbana confluyen demasiado tipo de arquitectos, solicitados por muy diversa clase de intereses. Este trabajo trae a colacin preferentemente a algunos que han demostrado una innegable calidad en sus obras de arquitectura, y que la han desarrolla-do, y la siguen desarrollando, desde la dimen-sin particular de una intensa vivencia. Esto implica que puedan presentarse ejemplos de

    una escasa produccin personal, debido bsi-camente a una insalvable condicin juvenil, y otros cuya vasta obra encierra una posible mo-dernidad tan slo en un porcentaje pequeo.

    Pero quizs la seleccin final sea debida a ese matiz diferente que confiere el carcter de per-sonaje. Esta condicin trasciende lo profesional para insertarse en un mbito de otro orden, ms complejo, de un mayor radio de accin que el derivado meramente de una actividad proyec-tual y constructiva, y decisivo en lo que se refiere al ejercicio de la profesin de arquitecto en la ciudad de Mlaga. Pocas veces se acomete la labor de saber cmo son los arquitectos, cmo trabajan, qu piensan de la arquitectura, de la ciudad. En este trabajo se ha abordado esta cuestin, manteniendo conversaciones con to-dos ellos. Absolutamente diferentes en su for-ma de crear y entender la arquitectura, se puede sin embargo entrever cierto aspecto comn en sus respectivas trayectorias, unido a una cierta capacidad simblica, incluso en los expedientes ms jvenes, de resumir y sintetizar cada uno las diferentes etapas del tortuoso devenir de la arquitectura moderna malaguea. Podamos hablar aqu, con respecto a estos arquitectos, de una posible condicin pirandelliana.

    01 Centro cultural provin-cial Generacin del 27 de Luis Machuca Santa-Cruz. Mlaga, 1998. (boceto a la acuarela)

    Dibujo expresivo a la acuarela, estimulante y esclarecedor de algunos de los aspectos principales que se de-sean para el edificio: su carcter institucional, su textura y su color, su fuerte imagen abs-tracta, y su insercin en la ciudad. Todo ello est contenido en unos cuantos trazos..

    01

    (1) Fullaondo, Juan Daniel. Nueva Forma. n 110, Abril Mayo 1975, p.14.

  • 18 Mlaga: El oficio de la Arquitectura Moderna (1968-2010)

    2. El arquitecto como personaje

    En Seis personajes en busca de autor (1921), obra maestra de Luigi Pirandello, el pblico es confrontado con la llegada inesperada de seis personajes durante los ensayos de una obra teatral y stos insisten en ser provistos de vida, de permitrseles contar su propia historia. Los personajes, ya existentes en la mente del autor, eran criaturas de su espritu, y estaban viviendo una vida que era de ellos y no suya, una vida que no estaba en su poder negrsela. Ellos ya estaban separados de l, vivan por su cuenta, haban logrado voz y movimiento, a la fuerza se haban hecho a s mismos personajes dramticos en esta lucha sostenida por su pro-pia vida, personajes que se ven ya como tales y han aprendido a defenderse de sus autores, por lo que tambin sabrn defenderse de los dems. Sin quererlo, sin saberlo, en el ajetreo de sus atormentados espritus, para defenderse de las acusaciones mutuas, expresan como si fueran suyas las exaltadas pasiones y el tor-mento que, en realidad, han sido durante tan-tos aos pesares de su espritu: el engao que supone la comprensin recproca, basado de modo irremediable en la vaca abstraccin de las palabras, y en la personalidad mltiple de cada uno, de acuerdo con todas las posibilida-des del ser que siempre subyacen en todos. Y, finalmente, el dramtico conflicto inmanente entre la vida que se mueve sin pausa, transfor-mndose, y la forma inmutable que la detiene.

    Las razones, pues, que expongo para esclare-cer los valores de estos personajes-arquitectos no se deben tomar como intenciones pre-

    concebidas, sino slo como hallazgos que yo mismo he podido hacer. He querido traer a escena a unos personajes que buscan un autor. Porque qu es para un personaje su pro-pio drama? Cada fantasma, cada criatura del arte, y diramos, de la arquitectura vivida con intensidad, debe tener su propio drama para llegar a existir. Un drama del cual sea persona-je y por el cual es personaje. El drama es pues la razn de ser del personaje, es su funcin vital, lo necesita para existir. Podramos as hablar en este trabajo del arquitecto dentro de la arquitectura, de cmo estos personajes de Mlaga aparecen en un medio concreto, un semi-desnudo escenario de modernidad arquitectnica, pidiendo permiso, de alguna manera, para relatar su historia, interrum-piendo as a los actores que se preparaban para ensayar otra comedia. El juego de las partes. Por eso un personaje, cuando est bien elabo-rado y llega a su punto de equilibrio, alcanza vida propia y todos los hechos en su alrededor giran a su favor o en su contra, haciendo fcil su escritura. Es una analoga esplndida de la vida real, del oficio de arquitecto desde una cierta vocacin existencial.

    En este sentido este trabajo no podr evitar la etiqueta de un cierto elitismo, ya que toda eleccin mantenida, toda capacidad de dis-cernimiento restrictivo, implica ese riesgo. En cualquier forma este elitismo me parece bas-tante ms inofensivo que otros. Siempre hay que elegir un campo de actuacin, un intervalo paradigmtico en el que situar la atencin, y sta se ha centrado en unos arquitectos que, de alguna manera, no han sido normalmente del

    todo instrumentalizados como tcnicos al ser-vicio de determinado poder, cosa habitual en esta bendita profesin, sino que han procurado servirse de esa instrumentalizacin para, a su vez, instrumentalizar moderadamente al po-der mismo. Digamos, por justificar finalmente el elenco, que todos han construido edificios donde pueden insertarse ciertos aspectos de la modernidad arquitectnica, que algunos, los ms jvenes, estn a punto de hacerlo, y que ninguna de estas obras, y mucho menos las actitudes que las produjeron, han sido objeto de crtica ni estudiadas suficientemente. Pido pues disculpas de antemano a todo aquel que se sienta excluido, sabiendo desde un princi-pio que en este tipo de trabajos nunca estarn reunidos exactamente todos los que debieran, con la consiguiente asuncin del riesgo de la calificacin de subjetividad excesiva que de la seleccin efectuada pudiera derivarse.

    3. Mlaga, una difcil modernidad

    Es difcil hablar de arquitectura moderna en Mlaga. Probablemente esto sea debido a la escasez de condiciones para que ese concepto de modernidad arquitectnica, tal y como se ha entendido en los principales manuales de la arquitectura, se manifieste con rotundidad. Habra que profundizar pues en ese carcter de moderno que ha llenado tantas pginas de la historia y ha supuesto el apelativo de otras tan-tas obras y arquitectos, ubicando con precisin su alcance en una ciudad como Mlaga, ciudad perifrica como principal atributo, y que ha he-cho de esta inapelable condicin el constante

    01 Edificio de 140 Vivien-das de Proteccin Ofi-cial en Universidad de Juan Manuel Snchez Lachica

    Mlaga, 2008. (Primer Premio)

    Compleja adaptacin del edificio de viviendas a una parcela formalmente complicada. Se genera un conjunto rico en espacios libres interiores y que simultneamente conforman una fuerte imagen urbana. El diseo es rotundo, claro, y se saca el mximo rendimiento del solar desde una evidente apuesta arquitectnica.

    01

  • Introduccin: Javier Boned Purkiss 19

    testigo de su azaroso y espectacular desarrollo, amn de su dependencia directa del fenmeno turstico que supone la Costa del Sol.

    Mlaga, ciudad abierta, propensa inevitable-mente al desarraigo, a la ausencia de recono-cimiento, carente de una dimensin evolutiva necesaria, por la que desaparecen tristemente las connotaciones de ascendencia psicolgica y cultural. Su carcter secundario, por llamarlo de alguna manera, es al que parecen estar abo-cados dramticamente algunos de sus mejores arquitectos. Dentro de un esquema semejan-te y con la triste carencia de una Escuela de Arquitectura, cuestin solventada tan slo de unos pocos aos a esta parte, debera contar con una produccin arquitectnica que resul-tara consecuentemente expresiva de ese des-arraigo, y fruto de esa mirada turbia con la que la ciudad ha enfocado siempre toda relacin de ascendencia cultural. El arquitecto malagueo, ante este panorama, ha preferido pensar que la arquitectura empezaba con l, que hasta l todo era prehistoria, franquismo, regionalismo crtico, especulacin inmobiliaria, etc..., Salvo honrosas excepciones pero de escasa repercu-sin, han faltado en Mlaga estudios sobre su arquitectura dotados de una elemental visin crtica distanciada, lcida y mnimamente ob-jetiva de lo que ha supuesto su historia recien-te, sobre todo de sus ltimos cincuenta aos. Visiones serias y arquitectnicamente bien fundadas, que hubieran podido arrojar una mnima luz sobre el camino recorrido, y mejor an sobre el que quedaba por recorrer.

    En Mlaga, en lo que se refiere al devenir de esta arquitectura moderna, los mejores ar-

    quitectos han sido transferidos a una ntima relacin de su yo consigo mismo, y en ese re-cogimiento han hallado la presencia misma o voz que espontneamente les ha indicado qu es lo que se deba hacer en cada caso. Han sabido adems que deban actuar, que el pri-mer deber de todo arquitecto era hacer desde su personal creatividad, determinando, desde esa intimidad reflexiva, todo lo que sala de sus proyectos, acciones y expresiones. As es esta conciencia activa, primer personaje de este drama moral que veremos desplegarse en casi todas las conversaciones a lo largo de este libro. Solamente en los ejemplos ms jvenes este drama moral aparece minimizado, debi-do, por una parte, a una trayectoria profesional ms reducida, y por otra, a una reciente trans-

    formacin cultural y social de dimensiones apreciables, ms propia ya de un mundo total-mente globalizado.

    A consecuencia de todo esto, lo moderno en Mlaga necesitar ser desvelado, como ca-talizador de una cierta arquitectura que ir transgrediendo en cada momento determina-dos valores tradicionales y que se ir instau-rando poco a poco, y no sin dificultad, en el heterogneo paisaje de la ciudad, a travs de actuaciones ms o menos singulares. Moderno como cualidad no tan slo aplicable a los ob-jetos sino tambin a los sujetos, como actitud solitaria y heroica en un medio absolutamente desconocedor, a la par que hostil, hacia cual-quier referencia arquitectnica contempor-nea, salvando las herederas directas de la tra-

  • 20 Mlaga: El oficio de la Arquitectura Moderna (1968-2010)

    dicin constructiva local, o lo que es peor, de productos pastiche acumulativos de lenguajes importados artificialmente del pasado, pero que dotan a la arquitectura de una representa-tividad a las que los agentes sociales no estn dispuestos fcilmente a renunciar. Justamente este carcter de heroicidad, casi siempre de corte positivista (frente a la heroicidad negati-va propia de las vanguardias) va a ir jalonando, de manera diversa, la trayectoria de los mejores arquitectos. En estas condiciones las aparicio-nes de lo moderno estarn marcadas como hechos absolutamente puntuales, minoritarios si los comparamos con la vasta actividad cons-tructiva de la ciudad, y sern siempre porta-doras no tanto de una verdadera investigacin lingstica, ms propia de los lugares cercanos a la centralidad econmica y cultural, como de una insoslayable necesidad de trascender los excesos de localismo, excesos que garanti-zaran, por otra parte, un suculento y acelerado xito profesional.

    Podramos entender as, al menos en prime-ra instancia, la produccin de la arquitectura moderna malaguea de los ltimos cincuenta aos como un pulso, ms o menos explcito, entre el medio social y el arquitecto donde, en sus mejores manifestaciones, se impone este ltimo. No nos referimos a la delirante y apabullante produccin de la arquitectura tu-rstica, fenmeno evidentemente bien distin-to, sino a la espordica aparicin de aspectos modernos de la arquitectura, herederos ms

    o menos directos del movimiento moderno arquitectnico. Aspectos que han ido apare-ciendo gracias al acierto y al trabajo, al oficio y a la actitud (no siempre constante) de deter-minados arquitectos en momentos concretos. Una de las pocas expresiones peridicas que rene la produccin arquitectnica malague-a, los Premios Mlaga del Colegio de Ar-quitectos, no han hecho sino corroborar esta sorda batalla, si bien es cierto que la evolucin parece propiciar un acercamiento de las pos-turas. Las ltimas hornadas de arquitectos y una innegable mejora del ambiente cultural de la ciudad parece que van reduciendo paulati-namente el enfrentamiento, aunque an reste un largo camino para la total reconciliacin. Merecen especial mencin las arquitecturas realizadas para la Administracin, cliente ms fcil y llevadero que el privado, en el sentido de no poseer un rostro claramente reconocible, y por tanto propicio a desencadenar la aparicin de paisajes de una mayor abstraccin formal, caldo de cultivo siempre para la modernidad arquitectnica. La posible heroicidad del ar-quitecto ira ms bien en estos casos ligada a la escasez de medios, al cumplimiento de condi-cionantes de tipo econmico-presupuestario, que rondaran situaciones muchas veces de ndole surrealista.

    Conviene referirse pues seriamente a este di-vorcio inexorable entre cultura local y cultura de los arquitectos (los ms comprometidos) pues puede resultar de gran ayuda para enten-

    der las claves de la creacin y la produccin de una cierta arquitectura. Esto, que es vlido para todos los lugares, va adquiriendo en M-laga diferentes intensidades y tonalidades de amplio espectro, puesto que desde el boom del turismo desarrollista hasta nuestros das los agentes productivos y los mismos arquitectos han sufrido mltiples cambios, sobre todo de tipo ideolgico, que se han plasmado en arqui-tecturas muy diferentes.

    4. Las etapas de la modernidad

    4.1. Los aos cincuenta y sesenta. El desa-rrollo inmobiliario y la explosin turstica

    La arquitectura espaola se circunscribi siempre a la historia de dos ciudades, Madrid y Barcelona, como si nada hubiese ocurrido en las dems. Esto fue as hasta los aos se-senta, aunque tambin est claro que en todas las ciudades del pas se realiz una buena ar-quitectura, sobre todo a raz de la reconstruc-cin que supuso la posguerra civil. Como nos recuerda Vctor Prez Escolano, quiz no exista ninguna regin espaola con una histo-ria de la arquitectura tan rica como Andaluca (), cuyo panorama arquitectnico no excluye ni momentos de decaimiento, ni largos perodos de postracin.(2)

    Por otra parte, como comenta ngel Urru-tia, en uno de los escasos trabajos donde se contempla la produccin de la arquitectura

    (2) Prez Escolano, Vctor. La fiesta de la arquitectura. El final del siglo XX; un buen captulo de la Arquitectura en Andaluca en Transformaciones. Cinco Siglos de Arquitectura en Andaluca. Colegios Oficiales de Arquitectos de Andaluca Occidental y Oriental. Sevilla 1992. p.144.

  • Introduccin: Javier Boned Purkiss 21

    malaguea en relacin con la arquitectura espaola, en Mlaga, los preliminares de su historia arquitectnica moderna, hacia la dcada de los aos veinte, estaban presididos por Fernan-do Guerrero Strachan, geomtrico y preciosista, acompaado esos aos por arquitectos como Jos Joaqun Gonzlez Edo (1894-1989), titulado en 1919 por la Escuela de Madrid, de un brillante racionalismo temprano, o el malagueo Enrique Atencia Molina, titulado en 1932 por la Escuela de Madrid. Especialmente entraable y destaca-ble fue el desaparecido Mlaga- Cinema de 1934-35 en la Plaza de Uncibay, del arquitecto Anto-nio Snchez Esteve, obra de trazas expresionistas mendelsohnianas, o el estilo sencillo de Francisco Alonso Martos en el Colegio de Hurfanos Ferro-viarios de Torremolinos (1933-36).(3)

    As, el agotamiento y la inercia que produjo la Exposicin Ibero Americana de Sevilla de 1929 supuso una propensin al mantenimien-to del regionalismo, y es que realmente se haca muy difcil encontrar en Espaa algn movi-miento de autntica renovacin y modernidad arquitectnicas antes de la guerra, a excepcin hecha de algunas manifestaciones del gate-pac y desde luego de la experiencia Deco, que produjo obras magnficas pero sin un inters renovador profundo. Como ha manifestado la profesora Mara Teresa Muoz, sin que mediara ningn manifiesto explcito de intencio-nes, los sntomas modernos de renovacin arqui-tectnica en Espaa se producen realmente con los

    arquitectos que comienzan a trabajar en la dcada de los cincuenta. Aparte de su talento profesional, este nuevo aire en la arquitectura espaola se de-bi sin duda a las revistas, que jugaron el papel decisivo que antes no haban desempeado los cr-ticos. La Revista Nacional de Arquitectura, Ho-gar y Arquitectura y despus Nueva Forma han hecho la nica historia y crtica vlidas de nuestra historia reciente.(4)

    Esta informacin editorial sobre la arquitec-tura internacional se uni, en el caso de Mla-ga, a un gran aumento de la actividad edifica-toria, que haba decado en los primeros aos cincuenta a consecuencia de la recesin eco-nmica, y que tuvo justamente poco despus, y prcticamente coincidiendo con la aproba-cin de la primera Ley de Turismo (1955), un avance significativo. Es pues en este momento cuando Mlaga, arrastrando la particular he-rencia de un siglo xix industrial, brillante en muchos sentidos, y de una primera mitad de siglo con un claro carcter secundario frente a Sevilla, comienza a escribir pginas arquitec-tnicas de las que podra desgajarse un mayor sentido de modernidad. A finales de los aos cincuenta comienza efectivamente el despegue del turismo en Europa, inicindose la llegada masiva de extranjeros a esta zona. La arquitectura, que ha de dar alojamiento a un gran nmero de per-sonas venidas desde todos los pases occidentales, se pone en marcha a travs de un proceso ininte-rrumpido.(5)

    Se ratifica as que en Mlaga, a diferencia del resto de ciudades andaluzas, los fenmenos sociales, culturales y econmicos que han in-fluido en la produccin de su arquitectura han sido de una ndole absolutamente peculiar, empezando como vemos por el espectacular despegue del fenmeno turstico que supone la Costa del Sol, a la que la ciudad no le que-da ms remedio que adscribirse. As, una vez asumida la escasez de expedientes realmente valiosos en lo que a la arquitectura racionalista (como paradigma de lo moderno) se refiere, la condicin moderna arquitectnica en Mlaga va a suponer entrar de golpe en la heterog-nea visin, plena de variedad y complejidad, que supone la dcada de los aos cincuenta y primeros aos sesenta. A esto hay que aa-dir situaciones urbanas de todo tipo produci-das por la conurbacin total de la costa que supone el fenmeno turstico, de crecimiento absolutamente rpido y desmesurado, y que siempre tuvo una influencia decisiva en la produccin arquitectnica de los profesiona-les malagueos, que deban enfrentarse a los encargos ms variados en cuanto a tipos de arquitectura y localizaciones. Esta celeridad, entre otras causas, ha generado una diversidad de manifestaciones que seguramente refleja la multiplicidad de facetas que la modernidad ar-quitectnica ha ido adquiriendo en la segunda mitad del siglo veinte, y que han ido teniendo todas y cada una su reflejo en aspectos de esta

    (3) Urrutia, ngel. Arquitectura espaola del siglo XX, Manuales Arte Ctedra, Madrid, 1997, p. 260.(4) Muoz, Mara Teresa / Fullaondo, Juan Daniel. Historia de la arquitectura contempornea espaola, vol. III, Molly Editorial, Madrid, 1997, p.109.(5) Morales Folguera, Jos Miguel. La arquitectura del ocio en la Costa del Sol, Universidad de Mlaga, Mlaga, 1982, p.14.

  • 22 Mlaga: El oficio de la Arquitectura Moderna (1968-2010)

    vasta produccin. El caudal de sugerencias, de citas y de elementos referenciales que aluden a esta modernidad, su bsqueda, recuperacin e interpretacin crtica suponen un reto apasio-nante para cualquier investigador.

    Pero adems de los objetos y lenguajes con-cretos y refirindonos a esta etapa, va a cobrar tambin especial importancia una cierta di-mensin tica de la arquitectura, aunque to-dava no puede ser considerada como moral, en el sentido de que el mbito de lo tico viene determinado por leyes dadas, y no producido por el mismo sujeto, como luego veremos.

    Esta condicin tica entronca directamente con muchas manifestaciones arquitectnicas de los aos cincuenta en Europa, que propo-nan, frente a las agotadas actitudes lingsti-cas del Movimiento Moderno, no tanto una contra-opcin figurativa cuanto una autntica filosofa de diseo, basada fundamentalmente en la autenticidad de los materiales. Como nos recuerda Mara Teresa Muoz, refirindose a un cierto tipo de arquitectura de esos aos, uno puede reconocer siempre la calidad de las obras surgidas al amparo de esta tica construc-tiva y la capacidad de sus autores para resolver problemas arquitectnicos con profesionalidad y brillantez, pero no la entidad de estas tendencias como movimientos arquitectnicos, capaces de sentar bases compartidas y de dirigir la actividad de los futuros profesionales.() En este sentido, los avances en el tratamiento de los materiales y los mtodos constructivos, los ensayos tipolgicos y

    sobre todo, aquellos aspectos en los que la arqui-tectura se arriesg ms llegando casi a tocar sus propios lmites disciplinares, como son los relativos a la introduccin del espacio exterior y el dominio pblico en la construccin, estn hoy dispuestos con todo derecho a reivindicar su papel dentro del pa-norama arquitectnico de nuestros das y a guiar nuevas experiencias.(6)

    Esta gran actividad constructiva, esta mul-titud de experiencias, impregn la ciudad de Mlaga y la Costa del Sol con infinitud de ejemplos donde no siempre se plasmaba esta profesionalidad y buen hacer arquitectnicos, pues en general primaban la necesidad de creci-miento rpido y los supuestos de tipo mercantil y econmico sobre cualquier otro aspecto.

    En cualquier caso, con el desarrollismo de los sesenta y hasta la llegada de los gobier-nos democrticos, la actividad constructiva afront retos que difcilmente pueden encon-trar parangn en cualquier otro momento de nuestra reciente historia arquitectnica. El desenfado y la libertad con la que se acome-tan formas y estructuras produjo, en el caso de los mejores profesionales, una arquitectura donde podemos encontrar valencias de una indudable modernidad, referida sta tanto a una innovacin en los aspectos formales y espaciales, como a un manejo valiente y deci-dido de las texturas y los materiales.

    As, en los aos cincuenta, sesenta y princi-pio de los setenta abundan las obras singulares, rebosan las hiptesis y chispas provocadoras,

    pero son a la vez tremendamente dispersores. Siguiendo las ideas de Bruno Zevi, y refi-rindose en general a la arquitectura de estas dcadas, parece como si sta disminuyese en importancia, en credibilidad, sumergindose en un experimentalismo desbordante. En este clima, ... se da un rebullir de opciones en el cam-po de la expresin. (...) Va a surgir un neorracio-nalismo que acoge la fragmentacin volumtrica, las disonancias proporcionales y muy a menudo una brutalista rudeza. Se desmembran y reagru-pan los volmenes, se funden las rampas y los pasos elevados, exaltando la imprevisibilidad de los efectos estticos, destilando ya un lnea meto-dolgica del principio de la indeterminacin. Este neorracionalismo asimila en el edificio la multi-plicidad dinmica temporalizada en la ciudad.(7)

    Por citar algunos buenos ejemplos de esta etapa en Mlaga y sus alrededores cabra re-saltar el Bazar Aladino (Fernando Morilla, 1953), el hotel Pez Espada ( Juan Juregui Briales y Manuel Muoz Monasterio, 1959); el excelente conjunto La Nogalera (Antonio Lamela Martnez, 1963); el hotel Carihue-la Palace (Manuel Jan, 1960); el conjunto Eurosol (Rafael de la Hoz y Gerardo Olivares, 1963); la impactante urbanizacin Playamar (Antonio Lamela, 1963) cuya construccin fue polmica por la altura de sus torres; el Hotel Cervantes (Fernando Rodrguez y Ri-cardo lvarez de Toledo, 1970); las Tres To-rres de la avenida de los Manantiales (Luis Alfonso Pagn, 1971); el edificio Castillo de

    (6) Muoz, Mara Teresa. La tica contra la modernidad, Arquitecturas bis n 27, Marzo-Abril 1979, p.15.(7) Zevi, Bruno. Historia de la arquitectura moderna, Ed. Poseidn, Barcelona, 1980, p.392.

  • Introduccin: Javier Boned Purkiss 23

    Santa Clara ( Jos M Santos Rein, 1971), y el Palacio de Congresos y Exposiciones (Ra-fael de la Hoz y Gerardo Olivares, 1967) . Como vemos, todas estas obras estn ligadas al enclave turstico de Torremolinos, entonces todava no segregado como municipio de la ciudad de Mlaga.

    Con respecto a esta etapa, nos comenta de nuevo Urrutia, junto a la proliferacin de poblados que entroncan con un continuado regio-nalismo bien reinterpretado bajo el compromiso de lo popular aparente o junto al predominio de una arquitectura montona de bloques que rom-pen con el paisaje costero, existen edificios singu-lares donde los arquitectos pueden manifestar con relativa libertad unas propuestas que escapan ya al funcionalismo ms acliserado y pueden incu-

    rrir en una arquitectura de carcter ms festivo, tardo-dec, u organicista-expresionista.(8)

    4.2. Los aos setenta y ochenta: la llegada de la democracia. La ciudad. El Plan Gene-ral de 1983

    Avanzando en la dcada de los setenta, y con la llegada de la democracia, el panorama ar-quitectnico va a sufrir variaciones sustancia-les. Mlaga no va a permanecer ajena a estos cambios, pues por todo lo apuntado hasta aho-ra era un buen caldo de cultivo para alimentar una nueva cultura arquitectnica, que produci-ra un nuevo tipo de modernidad: aquella pro-veniente de las teoras de Aldo Rossi y de su reflexin terica fundamental, La Arquitectura

    de la ciudad. Podemos aqu empezar a hablar de modernidad entendida como condicin moral de la historia ms que como una cues-tin de lenguaje arquitectnico. Esta accin moral, de original herencia hegeliana, estara ligada a la determinacin de un sujeto que se sabe libre y que sabe que su accin es univer-sal, es una accin responsable, que carga con la eventual culpa que pudiera desprenderse de esa accin, en el sentido de que el sujeto sabe lo que hace y por qu lo hace.

    Esta dimensin moral va a resultar una clara alternativa en estos momentos de duda sobre el camino a seguir para la arquitectura, resultando incuestionable, como argumentos fundamentales para esta nueva ideologa, que de la etapa inmediatamente anterior se haba

    01 Palacio de Ferias, Mues-tras y Exposiciones de Mlaga de ngel Asenjo

    Mlaga, 2001-2003. (Alzados)

    El sinuoso oleaje de los edificios yuxtapuestos contrasta con la agresiva pieza de cabecera y la sofisticada marquesina de entrada. Es un conjunto compuesto con arquitecturas diversas, con referencias al de-constructivismo y al informalismo, una apuesta arriesgada en lo que respecta a la integracin de lenguajes diferentes, una apuesta interesante y desprejuiciada por la tcnica del collage como modo de proceder arquitectnico.

    01

    (8) Urrutia, ngel. op. Cit., p.446.

  • 24 Mlaga: El oficio de la Arquitectura Moderna (1968-2010)

    heredado la nociva inundacin del territorio de manera indiscriminada, con objetos a ve-ces irreconocibles, sin la menor conciencia de lo urbano y de la escala adecuada, con nulo o escaso contenido social y total agresividad hacia el Patrimonio Histrico. Los mismos arquitectos, algunos de ellos, influidos de este nuevo aire iluminista, comienzan a advertir que aquellos numerosos experimentos, en vez de revelar nuevas relaciones, desprovean a las formas creadas de todo contenido plausible para la conciencia universal, e iniciaron unos planteamientos metdicos sobre la arquitec-tura y su expresin ms noble y humana: la ciudad. De estos planteamientos, de esta nueva moral arquitectnica, esperaban que sus obras contuvieran en germen determinados impul-sos positivos para la vida social. Fuera de esta metodologa, la arquitectura significara triste-mente un cierto dogmatismo que determinara las formas a priori, disociadas de cualquier pro-blema de relacin con los dems componen-tes arquitectnicos. Supondra una especie de esttica hedonista que rompera, es cierto, las barreras de los dogmas, pero disgregara la uni-dad de los problemas para centrarse en los fe-nmenos desde arbitrarios puntos de vista. Por tanto, para seguir siendo considerada arquitec-tura, la tradicin moderna debera convertirse en un entendimiento de todos los elementos de la misma en su significado esencial, la perfecta coherencia entre las formas y las necesidades que tales formas haban generado. Esta cohe-

    rencia significara el acto moral. Se trasladaran claramente los problemas del campo de la es-ttica al que provendra de las leyes de las co-sas, obedeciendo a una verdad que no se podra desmentir. Segn Massimo Scolari, el dis-curso del replanteamiento de la arquitectura podr ofrecer vas de desarrollo diferentes y contrastan-tes: la utopa de la vanguardia o la formulacin de nuevas bases disciplinares. La primera se configura con la elaboracin de un pensamiento negativo que proyecta en el futuro todo el potencial figurativo surgido del rechazo al pasado, negando la historia para encontrar un nuevo e ilusorio punto de par-tida. () Pero si por una parte se reniega de la evasividad del arte, de la estril abstraccin de los ejercicios geomtricos o la proyectacin de un solo golpe de la metrpoli, cul es el campo operativo que se presenta? Y cmo se puede abordar de modo realista las instancias de renovacin disciplinar? Se tratara de reconocer una autonoma disciplinar como corolario de la funcin social de la arquitectu-ra. Ha de abrirse paso una arquitectura con volun-tad de progreso, aunque tuviera pocas probabilida-des de realizarse en una construccin generalizada, que ejecute una bsqueda valiente y especfica, sin compromisos pero sin sueos.(...) La reconstruccin postblica no tena ninguna experiencia en querer, en proyectar y menos en construir la ciudad fsica, precisamente porque se haba olvidado de aquella ciudad ciudad moral, poltica, econmica, social y humana por la cual y sobre la cual nicamente es posible edificar la ciudad de los arquitectos, hecha de cosas del gnero.(9)

    Este segundo tipo de actitud crtica no escogera la invencin o el hallazgo, pero se movera en un proceso de clarificacin. Como cualquier otra actitud cientfica, esta posicin, que dio en denominarse Tendencia, no des-cubrira nuevas verdades pero tendera a la eliminacin de errores en una transformacin del conocimiento centrado en el anlisis his-trico y formal, con el estudio fundamental de la ciudad como manufactura y con unos caracteres que permitiran que un cierto tipo de arquitectura se proyectase sobre una cierta parte de la sociedad.

    As pues, el entendimiento de la arquitectu-ra como un proceso cognoscitivo en s mismo, reconociendo su autonoma, imponiendo una redefinicin disciplinar, frente a un carcter nocivo de lo internacional-pintoresco que agrupara a las derivaciones secundarias del expresionismo y del constructivismo. Las nue-vas ideas iban a estar basadas en el anlisis his-trico, el estudio de la ciudad, de la topografa y de las tipologas, consideradas stas como las lneas de desarrollo propias de la arquitectura.

    Bajo estas premisas una nueva generacin de arquitectos, prcticamente coincidiendo con las profundas transformaciones de la nueva Espaa democrtica, se plantean el ejercicio de la profesin desde bases plenamente disci-plinares, se plantean recuperar la ciudad antes que cualquier otra consideracin, desligando a Mlaga en lo posible de la apabullante activi-dad constructiva ligada al turismo para volver

    (9) Scolari, Massimo. Vanguardia y nueva arquitectura, en Arquitectura racional, Alianza Forma, Madrid, 1980, p.172, 178.(10) Hernndez Pezzi, Carlos. Mlaga inventada, Arquitectura Viva n 19, Julio Agosto 1991, p.51.

  • Introduccin: Javier Boned Purkiss 25

    a hablar de sus caractersticas urbanas propias. Las actitudes ilustradas de esta generacin de arquitectos convergen en el Plan General de Ordenacin Urbana de 1983, de Salvador Mo-reno, Jos Segu y Damin Quero, que obtuvo el Premio Nacional de Urbanismo. Se plantea un cierto grado cero para la ciudad, se sientan las bases de su crecimiento, se plantean alineacio-nes bsicas y se intenta, en definitiva, implantar un orden racional all donde tan slo pareca que haba imperado el desorden fruto de la ambicin inmobiliaria. Se estudia la ciudad, sus trazas principales, su condicin heredera del carcter industrial decimonnico, se plantea su lgica expansin por la zona plana de Teatinos, y se sientan las bases del equipamiento y las in-fraestructuras que deberan permitir a Mlaga ser fiel reflejo de esa nueva modernidad urba-na. La produccin arquitectnica ms signifi-cativa de estos aos combinar la recuperacin de ciertos expedientes de la mejor arquitectura racionalista, con la puesta en valor de tipologas interesantes consolidadas en la propia ciudad y con formalizaciones de corte posmoderno que intentaban incorporar un actualizado sentido de la historia, sobre todo en lo que respecta a su arquitectura pblica.

    Conviene subrayar que al cabo de veinticin-co aos, no se ha valorado suficientemente, en nuestra opinin, el alcance de aquel esfuerzo, que supuso en gran parte una cierta reinven-cin de la ciudad. Aquel nivel de compromiso, producto de una reflexin profunda sobre el hecho urbano, no ha podido, a nuestro enten-der, tener la continuidad ni la intensidad que Mlaga requiere, habiendo olvidado de cierta

    forma la disciplina urbanstica, parapetada so-bre una prctica econmico-legalista excesiva, los valores fundamentales de formalizacin y de instrumentalizacin positiva necesarios para la produccin espacial cualificada de la ciudad.

    4.3. Mlaga fin-de-siglo. La masificacin de la profesin y las nuevas tecnologas de produccin

    A principios de los noventa, la situacin de Mlaga se encuentra, como bien apostillaba Carlos Hernndez Pezzi, a medio camino entre la capital perifrica y la capital del Sur de Europa, Mlaga est inventando su propia in-fraestructura sin establecer demasiados vnculos con el ltimo de sus periodos vitales, en el que se

    pas de la marginacin folklrica a la que estu-vo condicionada por su inmediata ligazn a la Costa del Sol a padecer una inmigracin masiva que la ha convertido en una ciudad de seiscientos mil habitantes() La renovacin arquitectni-ca de la ciudad se est haciendo sobre bases ajenas culturalmente al regionalismo, o si se quiere, al pasticherismo circundante del que es ejemplo la arquitectura turstica, que sufre una descontex-tualizacin engaosa, abarcando lo ibicenco-me-jicano-andaluz con categora de fraude, cuando no es sino autntica bazofia construida.(10)

    Estas contundentes palabras expresaban magnficamente la realidad de una ciudad que empezaba de nuevo a reconocerse a s mis-ma, y que arrastraba un legado patrimonial y urbano de muy reciente puesta en valor. Por

    01 Centro cultural provincial Generacin del 27 de Luis Machuca Santa-Cruz

    Mlaga, 1998. (planta primera) Admirable insercin

    en la trama de la ciudad histrica de un programa complejo, del que la biblioteca y el saln de actos resultan sus dos espacios principales. La biblioteca se articula magnficamente con el edificio histrico trasero y la rampa de circulacin vertical acta, por su estratgica ubicacin, de autntico catalizador espacial del edificio. Destaca la consecucin de la escala institucional en una trama tan desmembrada y con una geometra tan irregular.

    01

  • 26 Mlaga: El oficio de la Arquitectura Moderna (1968-2010)

    otra parte, la segregacin de Torremolinos como municipio independiente contribuy a una separacin engaosa de Mlaga respecto a la Costa del Sol, fenmeno de innegable re-percusin cotidiana sobre la ciudad, y frente al que dudosamente podran oponerse valores de centralidad y de autonoma urbanas, como se ha demostrado con el paso del tiempo. En cualquier caso, la joven cultura urbanstica y el fuerte movimiento inmigratorio, unido a las expectativas de inversin que propiciaran los eventos del noventa y dos, van generando la consolidacin de Mlaga como territorio de un cierto potencial econmico. La revalori-zacin del centro histrico y la confirmacin paulatina de Teatinos como zona bsica de crecimiento, el afianzamiento de la universi-dad y la culminacin de las infraestructuras de acceso a la ciudad, permiten entrever un futuro prometedor. Esto lo acusar inmediatamente la estructura profesional, que crecer vertigi-nosamente, permitiendo la incorporacin ma-siva de arquitectos titulados fundamentalmen-te en las Escuelas de Madrid y Sevilla.

    El lenguaje arquitectnico en estos aos va a ser reflejo de mltiples tendencias, respon-

    diendo a situaciones similares de la arquitec-tura internacional en general, en momento de plena diversidad lingstica y a la bsqueda de nuevos cdigos, una vez consolidado el mo-mento de revalorizacin de la ciudad histrica. A esto hay que aadir, en el caso de Mlaga, la inevitable presencia de la Costa del Sol, esta-blemente constituida como perenne laborato-rio paralelo de experiencias arquitectnicas y urbansticas. Esta dispersin de la modernidad en mltiples lenguajes se pondr de manifiesto en los edificios ms relevantes e institucionales de la ciudad, manifestndose en ejemplos bien de un nuevo neo-racionalismo de corte histo-ricista, pasando por expedientes de un mini-malismo de rigurosa abstraccin geomtrica en ocasiones, hasta desembocar, a principios de nuestro siglo, en acentos formales y tecno-lgicos de una cierta deconstruccin, como el espectacular Palacio de Ferias y Congresos.

    Una visin panormica de la arquitectura andaluza de este momento nos la proporciona Vctor Prez Escolano, al afirmar que po-dran formarse varias series de obras que permi-tieran apreciar el estado actual de la arquitectura en Andaluca. Los valores especficos comunes a la

    calidad pasada y presente, y tambin futura, de los edificios y mbitos arquitectnicos de Andaluca permiten establecer distintas series. La oportuni-dad de 1992 favorece reunir algunas de entre los ms destacados edificios construidos en la comuni-dad autnoma. Un nuevo captulo del patrimonio arquitectnico andaluz que, como siempre sucedi, es o