4 Esdras 9_26-10_60 Experiencias_Religiosas_y_Teologias_del_Templo -.pdf

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1 4Esdras 9,26-10,60: Experiencias Religiosas y Teologías del Templo 1. La mujer, la ciudad celestial, y el corazón conturbado de Esdras: ¿experiencia religiosa o ficción? El 4Esdras es un apócrifo judío de carácter apocalíptico escrito después de la destrucción del templo de Jerusalén por los romanos en el año 70. Aunque desconocemos la identidad real del autor 1 , éste, a través de una serie de visiones, diálogos con el ángel (o Dios), oráculos, y otras formas comunes a la apocalíptica, va respondiendo una serie de preguntas apremiantes para su pueblo y para su tiempo. Y esto lo hace con una crudeza y honestidad tal que convirtió su escrito en una obra maestra del género apocalíptico. Respecto al triunfo militar romano sobre Israel, le encara a Dios: “¿A caso los habitantes de Babilonia (lenguaje figurado para hablar de los romanos) se comportan mejor (que los judíos) y por ello han dominado a Sión?” 2 (3,28). Más adelante desafía a Dios en los siguientes términos: “Ahora pues, pesa en una balanza nuestras iniquidades (de Israel) y las de aquellos que habitan el mundo y se verá a qué lado se inclina el fiel (de la abalanza)”. Y es que, en efecto, “¿qué gente ha observado así tus mandamientos?” (3,34-35). Y así, el texto se va desarrollando de manera dramática en torno a cuestiones vitales: ¿por qué Israel se encuentra subyugada por los gentiles? ¿Cuál es el sentido de la historia del pueblo judío? ¿Tiene sentido el sufrimiento de Israel? A través de una estructura de siete episodios Esdrás va develando poco a poco el sentido de los sufrimientos de Israel y se va abriendo a un horizonte de esperanza. En este sentido el episodio cuarto (9,26-10,60) es de gran importancia por cuanto sirve de transición desde el llanto al gozo de la contemplación de la Jerusalén 1 El autor pseudográfico de la obra es Esdrás, el escriba y sacerdote que lideró a un grupo de judíos en el retorno de Babilonia a Jerusalén (428 a.c.), y que posteriormente se convertiría en uno de los organizadores de la comunidad postexílica en Israel. 2 Traducción de D. Muñoz León, en: Alejandro Díez Macho, Apócrifos del Antiguo Testamento, Vol. VI, Ediciones Cristiandad, Madrid, 2009, p. 357-465.

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    4Esdras 9,26-10,60: Experiencias Religiosas y

    Teologas del Templo

    1. La mujer, la ciudad celestial, y el corazn conturbado de Esdras:

    experiencia religiosa o ficcin?

    El 4Esdras es un apcrifo judo de carcter apocalptico escrito despus de la

    destruccin del templo de Jerusaln por los romanos en el ao 70. Aunque

    desconocemos la identidad real del autor1, ste, a travs de una serie de visiones,

    dilogos con el ngel (o Dios), orculos, y otras formas comunes a la apocalptica,

    va respondiendo una serie de preguntas apremiantes para su pueblo y para su

    tiempo. Y esto lo hace con una crudeza y honestidad tal que convirti su escrito en

    una obra maestra del gnero apocalptico. Respecto al triunfo militar romano sobre

    Israel, le encara a Dios: A caso los habitantes de Babilonia (lenguaje figurado

    para hablar de los romanos) se comportan mejor (que los judos) y por ello han

    dominado a Sin?2 (3,28). Ms adelante desafa a Dios en los siguientes trminos:

    Ahora pues, pesa en una balanza nuestras iniquidades (de Israel) y las de aquellos

    que habitan el mundo y se ver a qu lado se inclina el fiel (de la abalanza). Y es

    que, en efecto, qu gente ha observado as tus mandamientos? (3,34-35). Y as,

    el texto se va desarrollando de manera dramtica en torno a cuestiones vitales:

    por qu Israel se encuentra subyugada por los gentiles? Cul es el sentido de la

    historia del pueblo judo? Tiene sentido el sufrimiento de Israel?

    A travs de una estructura de siete episodios Esdrs va develando poco a poco el

    sentido de los sufrimientos de Israel y se va abriendo a un horizonte de esperanza.

    En este sentido el episodio cuarto (9,26-10,60) es de gran importancia por cuanto

    sirve de transicin desde el llanto al gozo de la contemplacin de la Jerusaln

    1 El autor pseudogrfico de la obra es Esdrs, el escriba y sacerdote que lider a un grupo de judos en el

    retorno de Babilonia a Jerusaln (428 a.c.), y que posteriormente se convertira en uno de los organizadores de la comunidad postexlica en Israel. 2 Traduccin de D. Muoz Len, en: Alejandro Dez Macho, Apcrifos del Antiguo Testamento, Vol. VI,

    Ediciones Cristiandad, Madrid, 2009, p. 357-465.

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    celestial. En la introduccin de esta percopa, el protagonista se encuentra en un

    campo llamado Ardat donde come hasta saciarse de las hierbas del campo (9,26).

    Por qu se menciona la dieta del hroe antes de tener la visin de la Jerusaln

    celestial? De qu hierbas se trata? De qu manera estas hierbas y la visin del

    protagonista estn relacionadas? Nada se nos dice al respecto, salvo que tras siete

    das, mientras dorma, su corazn se turb interiormente, comenz a hablar

    delante del Altsimo (9, 27-28), y finalmente tuvo una visin. Esdras nos narra

    como a su derecha vio a una mujer llorando y lamentndose con gran voz y

    dolindose grandemente, desgarradas sus vestiduras y con ceniza sobre su cabeza

    (938). De qu mujer se trata? Qu representa? Estamos ante una ficcin

    literaria o una visin real?

    Para entender el papel que juega esta misteriosa mujer tenemos que considerar

    cmo se dirige a Esdras y qu le dice. Con gran amargura le cuenta su historia,

    cmo haba sufrido mucho durante treinta aos de matrimonio debido a su

    esterilidad. Cada da y cada noche le haba pedido a Dios descendencia, la que

    felizmente llego en la figura de un hijo varn. Sin embargo, cuando ste ya estaba

    crecido y se preparaba para tomar esposa, precisamente el da del banquete de

    bodas, cay y muri (9, 43-10,1). La afliccin de la mujer fue tan fuerte que huy al

    campo donde slo quiere llorar negndose a comer y a beber hasta la muerte.

    El papel de la mujer es una genialidad por parte del autor del 4Esdras porque

    representa la misma actitud adoptada por el hroe en los anteriores tres episodios.

    Esdras, al igual que la mujer, slo se haba quejado amargamente por la perdida de

    Jerusaln de parte de los romanos. Esdras, al igual que la mujer, no encontraba

    consuelo alguno. La mujer es, por lo tanto, el espejo a travs del cual se mira Esdras

    y que permite que ste supere su amargura cuando reprende a la mujer (y por lo

    tanto a s mismo) por su ceguera y egosmo. Cmo puedes estar tan ensimismada

    pensando en tus sufrimientos cuando el dolor y la perdida de los hijos de Israel han

    sido infinitamente superiores? Cmo puedes recibir el consuelo de Dios si no te

    abres con confianza a su poder? Cree en Dios, sacude tu mucha tristeza y aleja de

    ti la muchedumbre de tus dolores, para que el Fuerte te sea propicio (10,24).

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    Ahora bien, es en este momento, cuando el conflicto espiritual de Esdrs se

    destraba, cuando la visin de la mujer adquiere caracteres impresionantes.

    Efectivamente, mientras Esdras reprenda a la mujer esta se transfigur delante

    de l. Su rostro resplandeci en gran manera y su mirada adquiri la apariencia de

    un relmpago (10,25). Es ms, de pronto, se escuch un sonido tan potente que la

    tierra se conmovi (10,26). Y es que en vez de la mujer, lo que apareci fue una

    ciudad enorme con grandes cimientos (10,27). Esta no era otra cosa sino la ciudad

    del Altsimo (10,54), la Jerusaln celestial, reflejo de su gloria y del esplendor de su

    belleza. En otras palabras, Esdras no slo haba sido capaz de objetivar y superar su

    sufrimiento y el estrs a travs del dialogo con la mujer (reflejo de s mismo), sino

    que haba podido abrirse a una experiencia trascendente que dotaba de pleno

    sentido a la causa de su angustia, la perdida de Jerusaln. Este es un relato, por lo

    tanto, escrito con una maestra psicolgica y espiritual nica. La pregunta no se

    puede eludir: estamos frente a una mera ficcin literaria o ms bien frente a la

    expresin escrita de una experiencia visionaria real?

    Ciertas frases en el texto inclinan al lector a pensar que estamos frente al reflejo

    de una verdadera experiencia religiosa. Cuando Esdras se llena de temor frente a la

    visin de la ciudad celestial llama al ngel Uriel para que le explique el significado

    de sta. El protagonista justifica esta accin aludiendo a que ha sido el mismo ngel

    quien lo ha hecho caer en este gran exceso de mente (10,28). Ms an, cuando

    aparece Uriel le pregunta a Esdras que por qu su inteligencia y el sentido de su

    corazn estn conturbados (10,31). Por ltimo, es importante subrayar que el

    mismo Esdras alude a sus sentidos cuando seala ms adelante que ha visto lo

    que no saba y ha odo lo que desconoca (10,35). Qu quieren decir estas

    expresiones? Existen experiencias religiosas extraordinarias tras las descripciones

    de estas visiones? O conviene ser precavidos y slo decir aquello de lo cual

    podemos estar seguros, esto es de que estamos frente a una creacin literaria?

    Experiencia religiosa extraordinaria o gnero literario? O quizs, algo de ambos?

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    2. Acercndonos a una definicin de experiencia religiosa:

    experiencia y realidad.

    Hemos comenzado plantendonos la disyuntiva de definir el cuarto episodio del

    4Esdras en trminos de una experiencia religiosa expresada a travs de los cnones

    apocalpticos de la poca, o como una magistral creacin literaria de la que no se

    puede decir con certeza que responda a una visin real. Antes de repasar las

    distintas posturas al respecto, conviene consensuar una definicin sobre

    experiencia religiosa. De qu estamos hablando cuando utilizamos este

    concepto?3

    Lo primero que tenemos que sealar es que desde el punto de vista de la

    filosofa, la psicologa, la antropologa, o la teologa, no existe una definicin de

    experiencia religiosa que deje contento a todos los estudiosos. Siempre se quiere

    acentuar un aspecto o perspectiva sobre otra. Y esto sin considerar que

    constantemente van apareciendo nuevos estudios (hoy, especialmente desde la

    biologa) que van enriqueciendo el horizonte de investigacin de las experiencias

    religiosas. Como el objetivo de este libro no es el profundizar en una definicin de

    sta, me contentar con consensuar una descripcin que nos sirva como marco de

    referencia para entender una experiencia religiosa. Para ello comenzaremos

    estudiando dos conceptos fundamentales: experiencia y realidad. Una vez que

    contemos con una definicin de estos conceptos podremos consensuar una

    explicacin sobre qu es una experiencia religiosa.

    Comencemos, entonces, definiendo el primer concepto, la experiencia, como

    toda la vida consciente de la persona considerada desde s misma, es decir, desde la

    perspectiva del sujeto. La experiencia incluye todas las formas mediante las cuales

    el sujeto se relaciona con la realidad social y con la realidad material, incluye las

    percepciones de los sentidos, los sueos, los pensamientos, las sensaciones, la

    3 Agradezco la valiosa colaboracin de la Dra. Esther Miquel en la elaboracin del modelo sobre las

    experiencias religiosas utilizado en este libro.

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    actividad de la imaginacin, los recuerdos4. Mi experiencia es todo lo que yo soy

    consciente de haber vivido o estar viviendo. Esta definicin identifica experiencia

    trmino utilizado por los estudiosos de las religiones - con contenidos de

    conciencia preferido por la neurobiologa. Dicha identificacin excluye nociones

    como experiencia inconsciente. Cuando algo sucedido al cuerpo del sujeto

    permanece totalmente inconsciente no podramos hablar de experiencia. Es

    importante insistir que la experiencia como tal acontece siempre en un sujeto

    humano concreto, y es, por lo tanto, fundamentalmente subjetiva. T no tienes

    acceso a mi pensamiento, a mis sensaciones, a mis percepciones, a mis recuerdos.

    Slo puedes imaginarlos o reconstruirlos a partir de mis actitudes y

    comportamientos, y con la ayuda de las claves sociales mediante las que el grupo

    interpreta los cuerpos de sus miembros.

    El segundo concepto a estudiar es el de la realidad. Especialmente importante

    ser clarificar la relacin entre la realidad y la experiencia. Comencemos

    diciendo que la realidad es el conjunto de entidades hipotticas o presupuestos a

    las que atribuimos la causa de nuestras experiencias5. En otras palabras, la

    realidad para el sujeto siempre es una deduccin sacada de experiencias ya

    vividas y del conocimiento acumulado que permiten situar, entender, e interpretar

    nuevas experiencias. La realidad es una construccin humana basada en mis

    experiencias pasadas y, en buena medida, en mis experiencias culturales, por

    cuanto cada cultura va acumulando creencias y valores que permiten a sus

    miembros comprender y explicar sus experiencias6.

    4 Charles D. Laughlin, The cycle of meaning: some methodological implications of biogenetic structural

    theory en: Stephen D. Glazier (ed) Anthropology of Religion. A Handbook Praeger, Westport, Connecticut London 1997, p. 476. 5 Esther Miquel, Qu sabemos deEl Nuevo Testamento desde las Ciencias Sociales, Verbo Divino, Estella,

    2011, p.203-205. 6 Es importante en este punto sacar a colacin una precisin hecha por Esther Miquel: Construir e

    interpretar (la realidad) no es lo mismo que crear algo arbitrariamente de la nada. El proceso de construccin e interpretacin de la realidad tiene dos caractersticas que lo distinguen de la fantasa individual: La primera es que siempre contiene algo que el sujeto considera dado, algo que l no ha creado ni se considera capaz de crear. La segunda caracterstica es que el proceso de construccin e interpretacin de la realidad se realiza, fundamentalmente, mediante procedimientos de discernimiento colectivo en el seno de una sociedad. Para ms detalles: Qu sabemos dep.206.

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    Este dialogo entre experiencia y realidad se configura la mayora de las

    veces de manera inmediata y rpida, y funciona tan bien, que no somos conscientes

    de hacerlo. Es lo que denominamos realidad de la vida cotidiana, esto es, la

    realidad formada por todas aquellas entidades con las que estamos familiarizados y

    cuyos procesos o comportamientos son para nosotros predecibles. La realidad de la

    vida cotidiana es, para cada cultura, el escenario familiar en el que se desenvuelve

    la vida diaria de sus miembros. Podemos decir que la realidad de la vida cotidiana

    es la realidad construida a partir de la experiencia ordinaria.

    Sin embargo, muchos sujetos y grupos humanos sospechan o tienen el

    convencimiento de que la realidad de la vida cotidiana no es suficiente para

    explicar toda la experiencia humana. Esta sospecha o convencimiento nace de

    experiencias extraordinarias, de la reflexin filosfica, de una insatisfaccin

    metafsica profunda, de un sufrimiento extremo, de una prdida irreparable, del

    enfrentamiento con la enfermedad o la muerte, el descrdito de la autoridad

    establecida o de otros significativos, etc. Una forma de superar este impasse es

    postular la existencia de otra realidad, distinta de la realidad de la vida

    cotidiana, a la que se le atribuye la capacidad de dar sentido y/o explicacin causal

    a todo cuanto choca o no encaja satisfactoriamente en la experiencia ordinaria. A

    esta realidad postulada, que cada tradicin religiosa o filosfica imagina a su

    manera, se denomina genricamente realidad trascendente. La distincin entre

    realidad de la vida cotidiana y realidad trascendente dependen en buena

    medida de la cultura. No obstante, dentro de cada cultura, la idiosincrasia y el

    itinerario vital del sujeto puede jugar un papel importante.

    Teniendo este marco contextual bsico podemos, a continuacin, consensuar

    una definicin de experiencia religiosa distinguiendo de forma un poco ms

    precisa la experiencia ordinaria de la extraordinaria. Esta distincin nos ser de

    gran utilidad cuando analicemos distintos textos a lo largo de la obra.

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    3. Definiendo las experiencias religiosas y distinguiendo las

    ordinarias de las extraordinarias.

    Hemos definido la experiencia como toda la vida consciente (sentimientos,

    pensamientos, emociones, sueos, etc.) de la persona, considerada desde s misma,

    y en relacin con su interaccin personal, social y material; y la realidad como los

    presupuestos nacidos de experiencias pasadas y de la cultura circundante que

    permite al sujeto situar y entender nuevas experiencias. Hemos explicado tambin

    los conceptos de realidad de la vida cotidiana y realidad trascendente

    apuntando a que la segunda viene a dar razn de experiencias extraordinarias

    (experiencias extraordinarias, sinsentidos, perdidas, enfermedades, muerte, etc. )

    que el conocimiento cotidiano no alcanza a explicar satisfactoriamente. Este es el

    contexto adecuado para consensuar una definicin de experiencia religiosa, tanto

    ordinaria como extraordinaria, que nos permita responder a la pregunta de si el

    texto del 4Ezra 9,26-10,60 es reflejo de una experiencia visionaria real o una mera

    produccin literaria.

    Entonces, cmo podemos definir la experiencia religiosa en trminos

    generales? Una experiencia se define como religiosa cuando el sujeto que la padece

    y su comunidad de fe la interpretan como tal7. En este sentido es importante

    apuntar que toda experiencia religiosa est referida a la realidad trascendente en la

    que cree el sujeto y su comunidad de fe. Esto hace que la experiencia se defina

    como religiosa y no como secular8.

    Lo que caracteriza a una experiencia religiosa ordinaria es el hecho que el

    sujeto que la percibe lo hace a travs de estados de conciencia (sensaciones

    somticas y percepciones) mediante los que orienta su praxis cotidiana. Esta 7 Frances Flannery, The Body and Ritual Reconsidered, Imagined, and Experienced, en Experientia Vol. I,

    (Ed. F. Flannery, C. Shantz, R.A. Werline), Society of Biblical Literature, Atlanta, 2008, p. 18. 8 Tanto una como otra experiencia religiosa tocan de manera radical dos polos aparentemente

    contrapuestos. Por una parte, le confiere u confirma en la persona receptora un conocimiento o poder privilegiado sobre cuestiones humanas fundamentales. Quin soy yo? De dnde vengo? A dnde voy? Qu hay despus de la muerte? Cul es el sentido de la historia? Cmo superar la impotencia frente a problemas como las enfermedades y posesiones? Por otra, le permite tocar una realidad divina, suprema y trascendente, que no se puede entender, aprehender, ni manipular mediante las competencias y habilidades que utiliza el sujeto para insertarse en la vida cotidiana. Para ms detalles: Vicente Vide, En qu Dios creemos?, PPC, Madrid, 2008, p. 37.

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    definicin deja en la categora de experiencias religiosas ordinarias un abanico

    enormemente variado de vivencias: la peregrinacin, la oracin silenciosa en una

    iglesia, el participar de la liturgia dominical, el sentarse en el cojn para practicar

    yoga, el vestir una sotana, el llevar las filacterias, etc. A esta categora perteneceran

    todas aquellas experiencias que derivan de prcticas habituales, o incluso

    rutinarias, pero a las que el sujeto y su grupo de fe otorgan un significado religioso.

    As, por ejemplo, presentarse en pblico con velo o con barba es experiencia

    religiosa si se hace por motivos religiosos - es la experiencia de sentirse obediente a

    unas prescripciones religiosas y de saberse observada e interpretada por los dems

    en esa misma clave. Tambin es el caso de muchas experiencias de conversin que,

    a pesar de estar acompaadas por emociones muy intensas y tener repercusiones

    drsticas en la forma de pensar y de actuar del sujeto, no alteran su percepcin

    sensible ni sus sensaciones somticas.

    La experiencia religiosa extraordinaria, por otro lado, se distingue de la

    ordinaria en que el sujeto la percibe a travs de estados alternativos de conciencia,

    esto es, sensaciones somticas y percepciones mediante los cuales el individuo no

    funciona cotidianamente. Ejemplos de experiencias religiosas extraordinarias

    pueden ser los sueos cuando se interpretan en clave espiritual, las visiones, los

    viajes celestes de los chamanes y las diversas vivencias inducidas mediante

    consumo de drogas, ciertos ejercicios de yoga o prcticas meditacin, como la

    alteracin de los lmites corporales o el sentimiento de unidad absoluta9. Algunas

    veces el estado alternativo de conciencia se experimenta en un contexto grupal de

    manera somticamente coordinada y cadenciosa. Es el caso de prcticas sufes, de

    algunos ritos vuds relacionados con la danza y el sonido rtmico de los tambores,

    algunas experiencias de carcter cristiano carismtico etc. Este tipo de experiencia

    se explicaran, adems de por el sistema neurolgico espejo (responsable de

    nuestra capacidad para imitar a otros seres humanos y que no pasa por la

    9 Esther Miquel, Qu sabemos dep.208.

  • 9

    reflexin)10, por las creencias y expectativas comunes compartidas por el grupo

    acerca del tipo de contacto con lo divino que persiguen.

    Es importante constatar que uno de los objetivos primarios de la praxis

    religiosa es la transformacin del sujeto. Esta transformacin puede darse a travs

    de la bsqueda existencial de una identidad idealizada (inmortal y perfecta;

    angelical o admica; divinizada o santificada, etc), o bien, de la bsqueda de la

    unin o fusin con lo trascendente que eventualmente diluye la misma idea de

    persona (Nirvana, Unin Mstica, Unin Litrgica etc.). En el caso de la

    transformacin en una identidad idealizada lo que est detrs es la contraposicin

    entre nuestra naturaleza imperfecta y temporal (marcada por el cambio, la perdida,

    la enfermedad, y la muerte), y una realidad divina perfecta y eterna que nos llama a

    compartir, acercarnos, e identificarnos con su beatitud. Y es que nuestra

    verdadera naturaleza humana est como oscurecida por un velo, est como

    tergiversada, pero que sin embargo, en nosotros se encuentra la posibilidad de

    trascender esta imperfeccin a travs de un descubrimiento cognitivo-emotivo de la

    realidad perfecta e inmortal11. Por otra parte, en el caso de la transformacin o

    disolucin unitiva, lo que est detrs es la idea que lo nico verdaderamente real es

    la divinidad sea que se entienda como el Absoluto, el Todo, el Uno, la Nada etc. en

    relacin a la cual las realidades humanas carecen de sustantividad.

    Ahora que hemos consensuado una definicin de experiencia religiosa

    ordinaria y extraordinaria podemos volver al asunto que nos atae. Hemos visto

    cmo una mujer en estado lamentable se ha aparecido a Esdras, quien no tarda en

    regaarla por su terquedad quejumbrosa. En ese momento la mujer se convierte en

    la ciudad del Altsimo, la Jerusaln celestial. La pregunta que trataremos de

    contestar es la siguiente: Existen experiencias religiosas extraordinarias tras las

    descripciones de las visiones que encontramos en el 4Esdras? O se tratara slo de

    relatos literarios apocalpticos?

    10

    Julie M. Werner, Sharon A. Cermak, Lisa Aziz-Zadeh, Neural Correlates of Developmental Coordination Disorder: The Mirror Neuron System Hypothesis, Journal of Behavioral and Brain Science, 2 (2012), p. 258-268. 11

    Moshe Idel, Cbala y Eros, Siruela, Madrid, 2005, p. 181-182.

  • 10

    4. La difcil tarea de desentraar el texto: experiencia religiosa o

    gnero literario?

    No son pocos los autores que aseguran que lo nico cierto detrs 4Esdras 9,26-

    10,60 es que se tratara de una creacin literaria. Y nada ms. Cualquier agregado

    es un supuesto del comentarista que no tendra asideros seguros. Y sus argumentos

    son de peso. En primer lugar, dicen, los escritos apocalpticos (en nuestro caso el

    4Esdras) son pseudogrficos y como tales se basan en convenciones literarias. Al

    atribuir el escrito a Esdras, el autor real del texto se est amparando en una

    estructura literaria estereotipada de la cual las visiones formaban parte,

    especialmente, para expandir o explicar textos veterotestamentarios. En tal caso

    nada nos puede asegurar que estamos frente a verdaderas experiencias religiosas12.

    Sin embargo, contra argumentan otros, la pseudografa en la antigedad no es un

    asunto principalmente de convenciones literarias, sino ms bien de la

    interpretacin de las obras o con la autora social de las mismas. Que el autor del

    4Esdras le est atribuyendo la autora de su obra a un escriba-sacerdote del siglo V

    responde ms a la intencin interpretativa de la misma que a convenciones

    literarias. Al igual que el Esdras histrico, el autor de la obra est haciendo un

    llamado a la reconfiguracin del pueblo de Israel, esta vez, luego de la derrota con

    los romanos. Adems, insisten, no existen, acaso, algunos textos apocalpticos y

    visionarios, como el Apocalipsis de Juan o 2Cor 12, cuyos autores prescinden de la

    pseudografia? Es que acaso ellos tambin se limitan a comentar o expandir textos

    bblicos basndose en convenciones literarias y sin poner nada de sus propias

    experiencias religiosas?13.

    Pero el asunto no termina all. Los que cuestionan la presencia de una

    experiencia religiosa en 4Esdras 9,26-10,60 afirman que el gnero apocalptico es

    en general tan estereotipado que podemos encontrar claras filiaciones temticas y

    simblicas entre las diversas obras como el caso de nuestro libro con el Apocalipsis

    de Daniel o Ezequiel. En concreto, las visiones, orculos, lamentaciones y otras

    12

    Entre los autores que niegan la posibilidad de probar experiencias religiosas en los textos apocalpticos: Charles Quarles, Joseph Dan, Martha Himmelfarb, Peter Schfer. 13

    Para el tema de la pseudografia y en general argumentos a favor de la existencia de las experiencias religiosas en los textos apocalpticos: James Davila, Christopher Rowland, Alan Segal, Michael Stone.

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    tcnicas en los diversos libros se expresan a travs de una terminologa y

    simbologa estndar. Si estos textos son verdaderamente expresin de experiencias

    religiosas, por qu no ocupan un vocabulario ms espontaneo y natural? Este

    argumento es contrastado por quienes sealan que toda experiencia religiosa se

    expresa necesariamente a travs de cnones literarios definidos por el grupo social.

    Y es que no puede ser de otra manera. Si este ha sido el caso de las experiencias

    religiosas de una Teresa de Avila o de una Hildegarda de Bingen, por qu en el

    caso del 4Esdras tendra que ser diferente? Adems, afirman, no hay que

    absolutizar el carcter estereotipado de la terminologa y simbologa apocalptica.

    Un estudio ms detallado reconoce patrones comunes que responden a un mismo

    genero literario, en nuestro caso el apocalptico, pero al mismo tiempo una rica

    diversidad de imgenes que se explican mejor como fruto de la experiencia

    religiosa del autor.

    En definitiva, se podr llegar a un consenso al momento de definir la existencia

    o no de experiencias religiosas extraordinarias en 4Ezdras 9,26-10,60? Es muy

    aventurado decirlo todava. Lo ms probable es que los movimientos pendulares

    entre los que aceptan y niegan esta posibilidad seguirn movindose de un extremo

    a otro dependiendo de los presupuestos que se adopten al momento de estudiar un

    texto. Y es que, en definitiva, nos movemos en un campo definido por

    probabilidades. En esta rea no pueden existir certezas.

    5. Destrabando el problema: La dimensin personal y social de la

    experiencia religiosa.

    Quizs nunca sabremos con exactitud si los textos visionarios de la antigedad,

    como 4Esdras 9,26-10,60, describen experiencias reales porque, al final del

    camino, stas siempre son intraspasables. Como hemos dicho ms arriba, toda

    experiencia, ms an si se trata de una religiosa, es por naturaleza subjetiva porque

    sucede a un individuo concreto. Pueden acaso los escritos apocalpticos reflejar de

    manera apropiada lo que el supuesto vidente sinti? No es mejor guardar silencio

    y reconocer una sabia ignorancia respecto a las experiencias religiosas? No es ms

    prudente limitarse a los resultados de los estudios literarios, formales, y de las

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    fuentes? Las ltimas investigaciones, especialmente desde la biologa, parecen

    apuntar en esta direccin. Y es que la experiencia religiosa ocurre, en ltimo

    trmino, en el intrincado sistema neurobi0lgico, o si se prefiere, en la conciencia

    de cada sujeto. Esto es particularmente importante en las experiencias religiosas

    extraordinarias donde, a travs de una dinmica estimulo-respuesta, ciertas

    conexiones neuronales se bloquean o, por el contrario, se hiper-conectan

    produciendo en el cerebro un estado de bienestar14. En definitiva, el carcter ntimo

    de la vivencia no se puede servir de ningn gnero literario para describir

    adecuadamente su esencia.

    Por lo tanto, en este libro no responderemos a la pregunta de si existen

    experiencias religiosas extraordinarias tras las descripciones de visiones,

    transformaciones y viajes celestes que tienen como marco al templo celeste, y que

    encontramos en ciertos escritos judos y cristianos como el 4Esdras. La

    subjetividad final que define a toda experiencia religiosa es la piedra de tope que

    nos impide responder con certeza a si estos textos estn describiendo

    acontecimientos reales.

    Reconociendo que esto es verdad, tambin hay que sealar que no podemos

    entender en su totalidad una experiencia religiosa si prescindimos de sus

    dimensiones sociales. Como hemos dicho ms arriba, una experiencia es religiosa

    en cuanto es interpretada como tal por el individuo que la padece y su comunidad

    de fe. Por lo tanto, no existen experiencias religiosas puras (o de laboratorio)

    en el sentido que prescindan de un contenido y valoracin dado por una

    comunidad, esto es, de la realidad trascendente en la que creen el individuo y su

    grupo social. Esto significa que la interpretacin de una experiencia como religiosa

    o no, puede variar enormemente caso a caso en funcin de las creencias y valores

    en los que es leda por los distintos grupos. As, por ejemplo, los exorcismos de

    Jess son interpretados por sus seguidores como manifestacin de la presencia del

    Reino de Dios en medio del pueblo. La misma experiencia no es aprobada por los

    dirigentes religiosos quienes la definen como posesin demoniaca confinando al

    14

    Eugine DAquili, Andrew Newberg, The Mystical Mind. Probing the Biology of Religious Experiences, Paperback, Minneapolis, 1999.

  • 13

    protagonista a la marginalidad social. En ambos casos es el grupo quien, de

    acuerdo a sus valores y creencias (su realidad trascendente como decamos ms

    arriba) quien define los exorcismos de Jess. Experiencia religiosa liberadora o

    posesin demoniaca?

    Pero no slo el grupo es quien define una experiencia como religiosa o no, sino

    que adems le dota de sentido y contenido. En otras palabras, existe una

    comunicacin virtuosa entre las creencias religiosas a las que el receptor de la

    experiencia adhiere, y lo que dice ver, escuchar o recibir de Dios. El contenido de la

    experiencia religiosa debe encajar en o ser reconocido por las expectativas

    culturales ambientales y particulares del grupo al que pertenece el sujeto. De

    hecho, la experiencia religiosa carecera de sentido si la cultura circundante no las

    dotara de significado.

    Reconozcamos, adems, otra funcin social fundamental al momento de hablar

    de las experiencia religiosas. El marco contextual de la experiencia religiosa se

    produce, generalmente, a travs de ritos o ceremonias definidos socialmente. Estos

    ritos y ceremonias pueden ser de lo ms triviales en el caso de las experiencias

    religiosas ordinarias. Por ejemplo, la liturgia dominical en el caso de los cristianos,

    una peregrinacin a un lugar santo, el participar de una fiesta religiosa concreta, el

    llevar tal o cual vestimenta o peinado, etc. En el caso de las experiencias religiosas

    extraordinarias, sean individuales o colectivas, estos ritos y ceremonias suelen ser

    ms sofisticadas, como por ejemplo los movimientos corporales repetitivos y

    rtmicos, generalmente siguiendo una cadencia; la utilizacin de ciertas dietas y

    ausencia de sueo; la recitacin estereotipada de determinados himnos en medio

    de asambleas; la invocacin de figuras ancestrales en conexin con la historia del

    grupo; y otros rituales que facilitan el acceso a estados alternativos de conciencia

    que caracterizan a estas vivencias15.

    Por lo tanto, puede ser que nunca tendremos certeza sobre la existencia o no de

    una experiencia religiosa detrs del 4Esdrs 9,26-10,60. Nunca llegaremos al nivel

    15

    Colleen Shantz, Opening the Black Box: New Prospects for Analizing Religious Experience, en: Experientia, Volume 2, Linking Text and Experience, (Ed. Colleen Shantz y Rodney A. Werline), SBL, Atlanta, 2012, p.11.

  • 14

    ms personal del autor real del texto. Qu fue lo que verdaderamente sinti o

    experimento en el supuesto que hubo una experiencia religiosa? El punto es, sin

    embargo, que aun no pudiendo dar respuesta a esta pregunta, de lo que s podemos

    hablar es de las creencias y valores sociales que dotan de significado y sentido a

    esta supuesta experiencia tal como nos han llegado en los textos. Si el texto tiene

    sentido como expresin de una supuesta experiencia religiosa (y no el mero delirio

    fantasioso de un autor al modo del surrealismo mgico), es porque existen una

    serie de creencias y valores compartidos por el autor y la audiencia (o lector) que

    han definido a la visin como religiosa.

    Hemos llegado al punto neurlgico que nos interesa. Platemoslo como una

    pregunta a partir del texto que estamos analizando. Cules son las creencias y

    valores compartidos por la comunidad que interpreta 4Esdras 9,26-10,60 como

    una autentica experiencia religiosa (y no como un relato del gnero ciencia

    ficcin)? Cules son los smbolos, los espacios, las historias compartidas por los

    miembros del grupo que dotan de sentido y definen 4Esdras 9,26-10,60 como una

    experiencia religiosa extraordinaria?

    6. Creencias y valores que definen las experiencias religiosas en el

    primer siglo: las teologas del templo.

    Como hemos dicho, es el grupo al que se dirige el relato de 4Esdras 9,26-10,60

    quien ha definido este texto como una descripcin de una experiencia religiosa y no

    una mera ficcin literaria. Y lo ha hecho basndose en una serie de experiencias,

    creencias y valores que comparten con el autor real. Cmo podramos definir esas

    creencias y valores? Existira algn modo general de englobar ese mundo

    intrincado de smbolos que constituyen el encuentro con la mujer y con la

    Jerusaln celestial de acuerdo a 4Esdras 9,26-10,60? Respondamos en una frase:

    las creencias y valores del grupo que define la experiencia de nuestro texto como

    religiosa se llaman teologas del templo de Jerusaln. Pero, a qu nos referimos

    con esta expresin? De qu se tratan estas teologas?

  • 15

    Partamos, entonces, definiendo qu entendemos por teologas del templo16. Las

    teologas del templo son un conjunto de creencias y prcticas que permiten a

    quienes las mantienen afirmar la posibilidad de las experiencias religiosas,

    ordinarias y extraordinarias, descritas en diversos textos, uno de los cuales es

    nuestro 4Ezra 9,26-10,60. Para estas personas, los textos en cuestin no seran

    exposiciones de creencias ni relatos metafricos, sino descripciones de experiencias

    religiosas verosmiles a los ojos de los autores y sus audiencias. Las teologas del

    templo hacen verosmiles las descripciones que estudiamos a travs de: (i) Una

    concepcin metafsica concreta que incluye una determinada estructuracin del

    cosmos, el mundo humano y el espacio donde habita Dios con su corte (cielo en

    forma de templo, paralelismo entre el templo terrestre y el celestial, entre

    sacerdocio humano y angelical, significado de la localizacin y forma del templo

    terrestre etc.); (ii) creencias antropolgicas que apuntan, o bien, a la

    transformacin angelical o admica del sujeto como resultado de experiencias

    religiosas en el templo de Jerusaln (o su sustituto); o, a la disolucin del sujeto en

    lo trascendente a travs de experiencias religiosas extraordinaria de carcter

    unitivo, tambin simbolizada a travs del santo de los santos (iii) creencias que

    apuntan a la existencia de un ser prominente (sea un ngel o un hroe

    transformado en los cielos) que sirva de intermediario entre los hombres y el

    absoluto divino.

    Para entender la existencia de estas teologas en relacin al santuario,

    tenemos que comprender que el templo de Jerusaln era el corazn de las distintas

    corrientes que configuraban la pluralidad de aspectos del judasmo hacia el inicio

    de nuestra era. Distintos grupos, como fariseos, esenios, saduceos, y las distintas

    comunidades que componan las corrientes religiosas, se definan, en gran parte,

    en relacin con el templo. Esto era as porque gran parte de la historia del pueblo

    de Israel (y por lo tanto de los primeros cristianos) estaba ntimamente relacionada

    con el santuario. Se cree que el primer templo fue construido por Salomn hacia el

    siglo X a.C. y destruido por los babilnicos liderados por Nabucodonosor II en el

    16

    Ocupo el plural teologas- porque en este perodo no slo existan posiciones encontradas respecto al templo, sino que tambin porque no haba una sistematizacin ideolgica respecto a los diferentes aspectos del mismo.

  • 16

    587 a.C. La construccin del segundo templo se inici bajo el liderazgo de

    Zorobabel y fue terminado hacia el ao 516 a.C. Hacia el 19 a.C. Herodes el Grande

    comenz una gran restructuracin del templo que lo convertira en una de los

    edificios ms impresionantes de su tiempo. No muchos aos despus de la

    finalizacin de las obras aconteci la primera sublevacin juda en contra del

    Imperio romano cuyo resultado fue la destruccin de Jerusaln y el templo hacia el

    ao 70 d.C. Este acontecimiento fue un verdadero trauma para el pueblo de Israel,

    como vivenciamos en el 4Esdras. Y es que el templo era mucho ms que un lugar de

    culto pblico. Era el lugar donde la realidad trascendente de Dios permeaba de

    manera excelsa la realidad material del hombre a travs de una serie de prcticas y

    creencias. El templo era la respuesta viva a preguntas humanas fundamentales

    sobre la estructura del cosmos, el lugar que Dios y el hombre ocupa en l, el sentido

    de la historia, y sobre el origen y destino del ser humano. El santuario era el lugar

    desde donde se entretejan las convicciones y los valores del judasmo.

    Las teologas del templo, por lo tanto, son las creencias y los valores que definen

    a los textos que estudiaremos como experiencias religiosas (y no como ficcin

    literaria para recrear la imaginacin del lector). Estas teologas del templo implican

    una definicin de Dios y otros seres celestiales, adems de la estructura del cosmos,

    el sentido de la historia, y una concepcin antropolgica idealizada. Volvamos,

    entonces, al texto del 4Esdras para ver cmo las teologas del templo nos ayudan a

    interpretar las visiones del autor.

    7. 4Esdras 9,26-10,60 a la luz de las teologas del templo.

    Hemos dicho que las teologas del templo constituyen las creencias y valores a

    travs de las cuales la audiencia (o lector) interpreta y acepta la visin de Esdras

    (9,26-10,60) como experiencia religiosa extraordinaria. Para analizar nuestro

    ejemplo tenemos que partir de un supuesto fundamental. El autor de la obra logra

    empatizar con los sufrimientos de la audiencia o el lector. Como hemos visto ms

    arriba, el dolor por la prdida de Jerusaln y su templo abre una serie de preguntas

    existenciales que van al corazn de las contradicciones que la experiencia religiosa

    de Esdras est llamada a superar. Por qu Dios ha castigado a su pueblo en mano

  • 17

    de los gentiles? A caso estos se comportan mejor que los judos? (3,28). Cmo

    puede el pueblo creer que Dios se preocupa de ellos despus de la perdida de

    Jerusaln y el templo? Cul es el sentido de la historia del pueblo judo? Tiene

    sentido el sufrimiento de Israel? El sufrimiento de Esdras es el sufrimiento de la

    audiencia o del lector. Sus preguntas existenciales coinciden. En trminos

    generales, el problema religioso del sufrimiento de Esdras, como hemos visto ms

    arriba, no puede ser resuelto a travs del conocimiento que aporta la realidad de

    la vida cotidiana. Es necesario echar mano a una realidad trascendente que situ

    y explique su experiencia religiosa, la misma que la audiencia o el lector califican

    como posible.

    El sufrimiento de Esdras se expresa corporalmente, y de manera ritual, en una

    forma que debi haber sido conocida y practicada por la audiencia. Recordemos

    que en el mundo mediterrneo los rituales incubatorios conducentes a tener sueos

    inspirados incluan el dormir en un lugar sagrado, oraciones, duelo, llanto, ayuno, y

    dietas estrictas17. Estas son actividades rituales muy parecidas a los patrones que

    vemos en 4Esdras 9,26-10,60. Efectivamente, sabemos que previo a la visin que

    nos atae, Esdras, siguiendo las instrucciones del ngel, permanece en un lugar

    especial, el campo de Ardat, lleno de hierbas de las que se alimenta durante siete

    das abstenindose de la carne y el vino (9,23-37). Si reconocemos en la mujer al

    espejo a travs del cual se mira Esdras, entonces ste llor e hizo un profundo

    duelo. Finalmente, y luego de seguir esta dura dieta durante siete das, su corazn

    se turb interiormente y comenz a hablar delante del Altsimo (9, 27-28), lo

    que lo condujo, finalmente, a tener la visin. Todo indica que estamos muy

    probablemente frente a la descripcin de un ritual, conocido por la audiencia o el

    lector, conducente a la recepcin de una experiencia religiosa extraordinaria.

    Pero lo que ms nos interesa constatar es que el contenido de la visin adquiere

    sentido a partir de las creencias y valores que hemos definido como teologas del

    templo. Fijmonos cmo la angustia de Esdras (y por lo tanto de la audiencia) se

    17

    Frances Flannery, Esoteric Mystical Practice in Fourth Ezra and the Reconfiguration of Social Memory, en: Experientia, Volume 2, Linking Text and Experience (Ed. C. Shantz y R. A. Werline), SBL, Atlanta, 2012, p. 63.

  • 18

    destraba precisamente a travs de la contemplacin de la restauracin gloriosa de

    Sion y su templo. Es en ltimo termino la invitacin que le hace el ngel Uriel: Tu,

    pues, no temas ni se espante tu corazn, sino entra y ve el esplendor y la grandeza

    del edificio, en cuanto sea capaz de ver el alcance de tus ojos, y despus escuchars

    cuanto sea capaz de or la agudeza de tus odos (10,55). Las creencias metafsicas

    que estn a la base es la existencia de una Jerusaln y de un templo celestial donde

    habita Dios. Efectivamente, y tal como estudiaremos a lo largo de este libro, en esa

    poca exista la creencia que el templo de Jerusaln slo era el reflejo de un

    santuario verdadero y eterno, el celestial. Y es a travs de la existencia de estas

    realidades csmicas supremas que la audiencia interpreta y dota de sentido a la

    experiencia religiosa que el autor narra en su obra. S, Jerusaln y el templo han

    sido destruidos. La victoria aparentemente es de los romanos. El dolor por la

    perdida es inmenso. Pero Jerusaln y su templo slo eran reflejos de realidades

    celestiales inmensamente superiores. Estos slo eran espejos de una Jerusaln y de

    un templo celestial que se harn presentes en la historia humana en cualquier

    momento. Entonces el dolor que embarga al hombre justo desaparecer para

    siempre. Y es que coincidir con la aparicin y victoria definitiva del Mesas

    esperado (visiones posteriores).

    8. Concluyendo con el ejemplo del 4Esdras.

    Puede ser que nunca tengamos acceso a la experiencia religiosa que el autor del

    4Esdras experiment en los campos de Ardat. En el supuesto de que algo

    extraordinario ocurri, es un acontecimiento demasiado personal. No se puede

    transmitir de manera adecuada y completa. Sin embargo, s podemos ser

    conscientes de las creencias y valores del grupo que escuch y ley el relato del

    4Esdras 9,26-10,60 y que defini este texto como expresin de una experiencia

    religiosa extraordinaria y no como una mera creacin de ficcin. Estas creencias y

    valores se definen como teologas del templo. Se reconoce el dolor del pueblo por

    la destruccin del santuario en Sion, pero se recuerda que del llanto emerger la

    gloria de una realidad inmensamente superior: la Jerusaln y el templo celestial.

    Estas habitaciones divinas existen desde siempre, y desde all Dios gobierna la

    historia del pueblo de Israel. Hay una metafsica implcita, una cierta idea sobre la

  • 19

    estructuracin del cosmos, el mundo humano y el espacio donde habita Dios, que

    permiten, a quienes las mantienen, afirmar la posibilidad de la experiencia

    religiosa de Esdras.

    Lo que es particularmente interesante es que estas teologas del templo no slo

    son compartidas por la audiencia que lee el 4Esdras como justificativos y

    explicaciones de experiencias religiosas. De manera sorprendente, estas teologas

    definen experiencias religiosas no slo para los judos, sino que tambin para los

    cristianos y los gnsticos de lugares y tiempos muy diversos. Textos judos

    apcrifos tan distintos como el Testamento de Lev, el Documento de Damasco, y

    las Hejalot Rabbati tienen una cosmologa, una antropologa, y un sentido de la

    historia analogable con un texto gnstico cristiano como el Evangelio de Felipe, o

    con una obra cristiana cannica como el Apocalipsis de Juan. Y este sustrato

    analogable, que explica experiencias religiosas tan diversas, no es otro que las

    teologas del templo. De hecho, el surgimiento del cristianismo y el gnosticismo no

    se pueden entender, en parte, si prescindimos de las creencias y valores que

    giraban en torno al significado real del templo de Jerusaln. En otras palabras,

    parte importante de los textos judos y cristianos primitivos donde se podra

    discernir experiencias religiosas, ordinarias y extraordinarias, estn influidos por

    las mismas creencias y valores que definimos como teologas del templo.