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.11H POR LAS MONTAÑAS DE LENA 37. ENTRE PENA TOLÓBRIGA y TRASLACRUZ: DEL FIERRO DE LA MAGRERA, A LAS CAL/ARES MÁS BLANCAS DE LA CAVIYERA • LUGAR Y HORA DE SALIDA: El Alto'l Palo, sobre las 9 de la mañana. • LUGAR Y HORA DE LLEGADA: Los Pontones, sobre las 7 de la tarde. • PARAJES DE INTERÉS: Las cabanas de Mayavieya, la braña de Los Meruxales, los altos de La Tesa y La Mesa, las cabanas del Cheu, la foz de La Caviyera, los hayedos de Foz, el poblado de Traslacruz ... • NIVEL DE DIFICULTAD: bajo (los caminos son amplios en todo el tra- yecto, transitados todo el verano). • ÉPOCA RECOMENDADA: pleno verano, o en el otoño (con los faye- ros, los abidulares, los acebales y carrascales ..., alternando los colo- res). En los inviernos y primaveras más duros hay trabes y nevero s en la depresión de La Caviyera. • TIEMPOS: la ruta se hace bien en 4 horas. • DESCRIPCiÓN DE LA RUTA Como el camino no tiene pérdi- da, y estos parajes quedan descri- tos en jornadas anteriores, o que siguen (rutas, 31, 32, 33), sólo describiremos algunos puntos a grandes trazos. Salimos del Alto'l Palo, por la pista que gira a la izquierda (al norte), y dejamos la bifurcación derecha (al surdeste), hacia La Cubilla y Puerto Mieres actual. Tras las portillas que separan (o unen, según se mire) El Puerto Pi- nos y La Vachota, preferimos, una vez más, las sendas de la pradera. Mientras la nublína siga siendo 'niebla' entre los nombres de la braña Seguimos la ruta por las campe- ras de La Vachota, poniendo aten- ción doblada en días de niebla: las vegas más placenteras de estos puertos sin arbolados ni otras re- ferencias, pueden volverse com- pletamente angustiosas en días de nublina, o con nieve (ambas jun- tas, sobre todo). Aunque los problemas se han acortado con la referencia de la pista, la nublina tiene sus historias sin fabular: hasta los propios va- queros que conocen, uno a uno, los peornos de la braña, tienen da- do vueltas toda una noche inter- minable -nos contaba alguno en las cabanas- en torno a un mismo palmo de terreno. La niebla y la nieve (y ya había pista en La Vachota) no habían de- jado separarse al vaquero de un morrillo aislado, milagrosamente convertido en el centro de un in- fierno sobre una campa que le vio nacer los dientes -nos contaba con gracia ellugareño-. En días despejados, en cambio, la vista y las chirucas pueden es- cudriñar los últimos recovecos de estas extensas camperas, imper- Julio Concepción Suárez ceptibles desde cualquier otro va- lle a uno y otro lado de estos altos leones es o lenenses. Por los nombres de la braña, cada año con alguno menos, que se fue también con su vaquero Entre las cabanas de Mayá Vie- ya escuchamos atentos de los va- queros los nombres de La Vacho- ta, hasta el últimu canturrial. Por un buen rato, seguimos sin apes- tañar el dedo índice de aquellos hospitalarios brai'íeros, como Ma- nolo el de La Torre y compai'íía. Esforzados en que aprendiéra- mos todos los rincones (algún siempre ya escaecíu), nos dicen estos lugareños que algunos nom- bres siempre se van con su vaque- ru: se echan en falta, cuando ya no vuelve a la cabana su último veci- no en el verano. Nos fue señalando Manolo, uno a uno, El Carbayal, El Vache la Muyerona, El Muñón del Agua, Vachalampo, La Boca los Aspro- nes, Las Vegas del Puzu, Tresel- puzu, La Floría ... Siempre alguno nos resulta nuevo. La pista continúa hasta Los Mi- ruxales de Riba. Pasamos entre las cabanas, y vamos descendiendo por Los Meruxales del Medio y de Baxo, hasta El Cheu. Saboreamos el agua y el murmullo de La Fuen- te l'Acibu, y contemplamos un buen rato los altos de La Tesa en charla prolongada con Isaz y Mar- celino (muchas otras costumbres y misterios de la braña aprendimos con ellos). 329 Entre la foz de La Caviyera y los rústicos pontones sobre las aguas A partir del Cheu, seguimos la ruta de descenso que un día subi- mos desde Traslacruz (ruta 31). Bajamos, otra vez, por La Vega Lacosa, Los Trabancos, La Mata, El Siirru las Babianas, La Cuan- dia'l Turnu, La Caviyera, La Fuente'l Mal Tiimpu, El Asiintu los Vaqueros... (quedó descrita más arriba). Una vez cruzado el arroyo de la foz, bajo El Asiintu los Vaqueros, el camino sigue un poco en yano a la izquierda, para descender luego por las pendientes y curvas de La Senda y La Vachina las Mantegas. En el último recodo de La Sen- da, seguimos el camino casi hori- zontal (también a la izquierda) en Las pedreras bien ensambladas de La Ca- viyera: La Cuandia'l Turnu

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.11H POR LAS MONTAÑAS DE LENA

37. ENTRE PENA TOLÓBRIGA y TRASLACRUZ: DEL FIERRODE LA MAGRERA, A LAS CAL/ARES MÁS BLANCAS DELA CAVIYERA

• LUGAR YHORA DE SALIDA: El Alto'l Palo, sobre las 9 de la mañana.• LUGAR Y HORA DE LLEGADA: Los Pontones, sobre las 7 de la tarde.• PARAJES DE INTERÉS: Las cabanas de Mayavieya, la braña de LosMeruxales, los altos de La Tesa y La Mesa, las cabanas del Cheu, lafoz de La Caviyera, los hayedos de Foz, el poblado de Traslacruz ...

• NIVEL DE DIFICULTAD: bajo (los caminos son amplios en todo el tra-yecto, transitados todo el verano).

• ÉPOCA RECOMENDADA: pleno verano, o en el otoño (con los faye-ros, los abidulares, los acebales y carrascales ..., alternando los colo-res). En los inviernos y primaveras más duros hay trabes y nevero s enla depresión de La Caviyera.

• TIEMPOS: la ruta se hace bien en 4 horas.

• DESCRIPCiÓN DE LA RUTAComo el camino no tiene pérdi-

da, y estos parajes quedan descri-tos en jornadas anteriores, o quesiguen (rutas, 31, 32, 33), sólodescribiremos algunos puntos agrandes trazos.Salimos del Alto'l Palo, por la

pista que gira a la izquierda (alnorte), y dejamos la bifurcaciónderecha (al surdeste), hacia LaCubilla y Puerto Mieres actual.Tras las portillas que separan (ounen, según se mire) El Puerto Pi-nos y La Vachota, preferimos, unavez más, las sendas de la pradera.

Mientras la nublína sigasiendo 'niebla' entre losnombres de la braña

Seguimos la ruta por las campe-ras de La Vachota, poniendo aten-ción doblada en días de niebla: lasvegas más placenteras de estospuertos sin arbolados ni otras re-

ferencias, pueden volverse com-pletamente angustiosas en días denublina, o con nieve (ambas jun-tas, sobre todo).Aunque los problemas se han

acortado con la referencia de lapista, la nublina tiene sus historiassin fabular: hasta los propios va-queros que conocen, uno a uno,los peornos de la braña, tienen da-do vueltas toda una noche inter-minable -nos contaba alguno enlas cabanas- en torno a un mismopalmo de terreno.La niebla y la nieve (y ya había

pista en La Vachota) no habían de-jado separarse al vaquero de unmorrillo aislado, milagrosamenteconvertido en el centro de un in-fierno sobre una campa que le vionacer los dientes -nos contaba congracia ellugareño-.En días despejados, en cambio,

la vista y las chirucas pueden es-cudriñar los últimos recovecos deestas extensas camperas, imper-

Julio Concepción Suárez

ceptibles desde cualquier otro va-lle a uno y otro lado de estos altosleones es o lenenses.

Por los nombres de la braña,cada año con alguno menos,que se fue también con suvaquero

Entre las cabanas de Mayá Vie-ya escuchamos atentos de los va-queros los nombres de La Vacho-ta, hasta el últimu canturrial. Porun buen rato, seguimos sin apes-tañar el dedo índice de aquelloshospitalarios brai'íeros, como Ma-nolo el de La Torre y compai'íía.Esforzados en que aprendiéra-

mos todos los rincones (algúnsiempre ya escaecíu), nos dicenestos lugareños que algunos nom-bres siempre se van con su vaque-ru: se echan en falta, cuando ya novuelve a la cabana su último veci-no en el verano.Nos fue señalando Manolo, uno

a uno, El Carbayal, El Vache laMuyerona, El Muñón del Agua,Vachalampo, La Boca los Aspro-nes, Las Vegas del Puzu, Tresel-puzu, La Floría ... Siempre algunonos resulta nuevo.La pista continúa hasta Los Mi-

ruxales de Riba. Pasamos entre lascabanas, y vamos descendiendopor Los Meruxales del Medio y deBaxo, hasta El Cheu. Saboreamosel agua y el murmullo de La Fuen-te l'Acibu, y contemplamos unbuen rato los altos de La Tesa encharla prolongada con Isaz y Mar-celino (muchas otras costumbres ymisterios de la braña aprendimoscon ellos).

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Entre la foz de La Caviyera ylos rústicos pontones sobrelas aguas

A partir del Cheu, seguimos laruta de descenso que un día subi-mos desde Traslacruz (ruta 31).Bajamos, otra vez, por La VegaLacosa, Los Trabancos, La Mata,El Siirru las Babianas, La Cuan-dia'l Turnu, La Caviyera, LaFuente'l Mal Tiimpu, El Asiintulos Vaqueros... (quedó descritamás arriba).Una vez cruzado el arroyo de la

foz, bajo El Asiintu los Vaqueros,el camino sigue un poco en yano ala izquierda, para descender luegopor las pendientes y curvas de LaSenda y La Vachina las Mantegas.En el último recodo de La Sen-

da, seguimos el camino casi hori-zontal (también a la izquierda) en

Las pedreras bien ensambladas de La Ca-

viyera: La Cuandia'l Turnu

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330 POR LAS MONTAÑAS DE LENA

Traslacruz y Teyeo

dirección a L'Utiru. Dejamos,ahora, el otro que desciende másvertical por el hayedo hacia LaFontona, Fornos ... (descenso enaquella ruta 31); llega también aTraslacruz, pero con el rodeo queimplica el valle de Foz.Entre los texos y las layas del

Quentu L'Utiru, seguimos bajandopor La Fuente Pancuyareo. Pasa-mos por las cuadras del QuentuChinarín, Las Chinariegas y co-lumbramos La Cuandia la Muesa:cantizal de piedra oxiza, blanqueci-na, sobre El Quentu l'Arenal (verdescripciones de la ruta citada, 31).

Cuando la tarde se oxida conel sol de ala en PenaMermeya

Con el murmullo del río Foz en-tre las peñas, aún más oxidadas alsol que da de ala en Pena Merme-

ya (bien 'bermeja' a estas horasdel atardecer), desfilamos por LaCuaña la Muesa camino del po-blado. En poco más de media ho-ra, damos entre las casas de Tras-lacruz, en estos meses veraniegos,núcleo rural muy animado.Una vez más, escuchamos las

palabras amenas de vecinos y ve-cinas en los puyos del poblado:siempre nos queda algo por apren-der de estos hospitalarios luga-reños.Ponemos fin al camino en Los

Pontones (unos metros carreteraabajo), cuando el murmullo silen-cioso del río Foz bajo el pontón(que ya no es de maera), se apagaahora, al tiempo que crece el rui-do inevitable de un motor.

Julio Concepción Suárez 331

~ LA~ ~CORTINA

~~

~

aCampomanes

a Riospaso

Pena •••

Tolóbriga

a Tuíza

Puerto Mieres

" Cabanalb Población

"Inicio Ruta_Ruta= Carretera - Pista- - Camino Secundario¿, Capillae Cuadra! Fuente¿ Pico

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38. LA víA DE LA CARISA: DE PENDILLA A CARRACEO (O ACASORvíA) POR LA CALZÁ ROMANA

• LUGAR Y HORA DE SALIDA: pueblo leonés de Pendilla, sobre las 9de la mañana.

• LUGAR Y HORA DE LLEGADA: Carraceo (sobre las 6 de la tarde); oCasorvía (sobre las 7 y pico).

• PARAJES DE INTERÉS: Las Retuertas de la Vía Romana, Los Corra-ones, El Camín Real Viiyu, El Camín Real Nuivu, El Meyéu Fierros,El Castro de Curriechos, El Monte Faro, Carraceo

• NIVEL DE DIFICULTAD: medio-alto por la duración de la ruta (es ca-si toda yana, pero es larga).

• ÉPOCA RECOMENDADA: verano, finales de agosto, otoño, cuandoel tiempo está menos frío en aquellos altos, todavía duran los días, yestán los fayeos en su explendor.

• TIEMPOS: la ruta, si se quieren contemplar todos estos altos diviso-rios con leoneses y alleranos, se hace larga (8-10 horas).

• DESCRIPCiÓN DE LA RUTASalimos de Pendilla sobre las

nueve. Está el pueblo en silencio,y el cielo, demasiado gris, a pesarde que es verano. Hace frío. Lascrestas de los picos aún quedan en-tre la niebla. Orvaya. Pero comose mueve en vaivenes la nublinahacia tierras castellanas, pensa-mos que va a despejar en parte.Dejamos las casas de Pindietsa

-que dicen los lenenses- entre elmurmullo del regato, y comenzamosla andadura, un poco excépticos to-davía, por el camin a La Cochá Pro-pinde (izquierda del río). Camina-mos junto a las aguas que discurrentransparentes entre las blimas y lossetas sobre las fincas del pueblo.

Veinte siglos de calzáromana, para veinte horas deunas palas

A medida que ascendemos aPropinde, distinguimos, ladera

arriba (a nuestra izquierda), el tra-zo que sobrevive de la vía roma-na. El tramo está muy desdibuaja-do, pero se conserva entre los bre-zos, que casi cubren ahora amboslados de la antigua calzada. En elmejor de los casos, lo que quedaes una pradera uniforme, estrechay larga.La pista más reciente, y los ca-

minos fonderos por los rellanosdel valle, han servido mejor a loslugareños para sus carros y sus ga-nados, de modo que la calzá ro-mana se fue quedando, con eltiempo, aislada.Bastante han hecho pastores y

vaqueros con no haber destruído,en 20 siglos, lo que arrasaron enpocas horas unas simples palascon motor.Entre los tramos destruidos de

la vía romana sobre el puente demadera, destaca uno de valor do-ble: por el empedrado de la calza-da, y por una piedra grabada (una

Julio Concepción Suárez

estela, tal vez prerromana) que, amodo de millar romano, tenía ta-llada una especie de cara (o sol), yunos cuantos signos míticos o má-gicos, para nosotros indescifrables(conservamos unas cuantas fotosde hace algunos años).Desapareció, simplemente, la

estela milenaria del entono inme-diato de la calzada entre las garrasde las palas: no volvimos a identi-ficarla, por mucho que trillamosentre aquellos brezos sobre elarroyo.

La suave elevación de la víaromana con el ingenio deLas Retuertas

Como queda descrito en otrasrutas (22, 23), en una hora colum-bramos La Cochá Propinde. Arri-ba y a la derecha, identificamoslos tramos en zig-zag de la vía ro-mana por Las Retuertas, retorci-

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das hasta en el nombre (lat, tor-tas, 'torcidas'), y salvadas de laspalas hasta la fecha.Disfrutamos, pateando un año

más (que ya no es poco en estostiempos) sobre aquella inmensadoble Z, trazada con ingenio porlos romanos, para elevar la calza-da en altura hacia los altos de TresConceyos.Seguimos por el zig-zag de Las

Retuertas las huellas de una deaquellas vías por la que parece ha-ber penetrado Carisio en estasmontañas: aquel legado romanoque llegó a Iberia con la misión desometer a los astures y galaicos(año 26 a. de C).Como el tiempo no apremia, se-

guimos las vueltas y revueltas dela vía: unos tramos bien conserva-dos, con la pradera de la caja (3-4m de ancha) aún no invadida, endos mil años, por el matorral cir-cundante (y tampoco, de momen-

1" castro de Chagüezos: sobre Parana y Propinde, j unto a la calzá romana

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to, por las normas subsidiarias ylas máquinas).Con la última curva de Las Re-

tuertas, tomamos definitivamen-te la dirección norte hacia la lo-ma de Los Correones: cresta quedesciende dividiendo las laderasde La Moena y Cuaña, en el mis-mo paso en muezca de la vía ro-mana.Sobre Los Corraones (prerro-

mano corr, 'construcción circu-lar, cercado'), sobreviven (tam-bién, por el momento), si biendesmoronadas, las ruinas de unascuantas corras: no se recuerdancomo cabanas, ni como apriscosde pastores (el emplazamiento alventestate, tampoco sería adecua-do).

Las cabanas de Cuaña, y laschapas del cielu abiertu

Pasadas las corras de Los Co-rralones, la calzada romana, bienvisible por la pradera que fluyeentre los brezos, se vuelve a arri-mar en travesera -bajo El PicuCorrales-, para cruzar más yanaa pocos metros de las mismascrestas de Tres Conceyos (2015m).Abajo, a la izquierda, nos va que-

dando El Mayéu Cuaña con su últi-ma cabana, cada verano un pocomás sola sobre el hayedo. Y bajo lacabaña, chapas: chapas de uralita,chapas galvanizadas, chapas retor-cidas, chapas furrumientas.Las chapas del cielu abiertu,

. dispersas por las ventiscas, aso-man espigadas entre los peornalesmás fioríos; o descansan del aje-

POR LAS MONTAÑAS DE LENA

treo junto a las cortezas blancas,plateadas, pulidas, de los abedu-les. Todo un cuadro al completofrente a la armonía de un parajecon brañas y con fayas, a casi2000 m.Entre las cascayeras y pedrega-

les de Cuaña, observamos un cor-to tramo de pedrera ensamblada amano, que salvaba del precipicioel paso de la vía romana sobre elvacío de la cuandia (izquierda delcamino, en dirección surdeste). Elresto de la pedrera se fue desmo-ronando sobre las chastras de pi-zarra, vaguada abajo.

El nombre de La Carisa,según la voz común: carisa,'viento helado'

Ciertamente, la etimología po-pular suele estar mal vista por fa-cilona y falta de rigor. Pero enocasiones, conviene, por lo me-nos, tenerla en cuenta. Es el casodel nombre de La Carisa: zona depuertos que dan al norte entreCuaña y Carraceo (ya casi sobreCasorvía).La voz Carisa, como nombre de

lugar, es discutible. Tal vez lo máslógico resultaría pensar en el lega-do romano Carisius, habida cuen-ta de su extensión por el Imperio(Italia, Germania, Hispania, Sui-za, Bélgica)15. Parecería lo máspropio.Ahora bien, La Carisa es,

además, un montículo en Colloto(Oviedo), y un alto sobre Zurea

15 Ver J. Concepción, Por los pueblos ", pp. 342ss.

Julio Concepción Suárez

(ambos, mirando al norte). La Ca-risa de Porciles está muy lejos decalzada romana alguna. Todashabrán de asentar el nombre sobreuna circunstancia común.De otro lado, carisa es voz

usual en estos pueblos del Paya-res, con el sentido de 'brisa muyfría que da de cara, y no deja a pe-nas respirar' en días de ventiscacon nieve, sobre todo.Según los vecinos de Florace-

bos, que vaqueriaron desde niñosen los altos de La Carisa, sus ma-yores explicaban el nombre delmonte por su carácter frío: parael los, estos puertos de verano sonlugares descarados, con muchasinvernás de primavera, y con em-boscadas tempranas a poco deentrar la seronda. Puertos en losque el viento frío siempre da decara.Una coplilla, bien conocida en-

lre estos vaqueros, atestigua el ori-gen común de la voz, porque "enLa Carisa, el aire siempre ye muyFíu"

"Cuaña, Compañones,El Mayéu Fierros y Cala-verdás,son los mayaos más fríosque en La Carisa verás "

y una expresión popular másconfirma, en el mismo uso diarioasturiano, la acepción arraigada dela palabra: "esti airin ye peor quela carisa" -dicen en estos pue-blos, de un viento helado, cortan-le, invernizo.En fin, venga bien al caso o no,

carisa es, entre los lugareños de

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La Vía Romana de La Carisa: entre Las

Retuertas y El Ceyón

estas montañas, el 'viento frío queda de cara'. Y bien se ajusta a lamayoría del trayecto de la vía ro-mana, en todo este tramo a partirde Tresconceyos.

La estrategia de la calzá alfilo de las cimas, lejos delbosque y de la emboscada

Avanzamos hoy sin problemaspor el camin real (el otro nombrede la calzada): no pega fuerte lacarisa en las narices, Algún afi-cionado del grupo, buen conoce-dor de los avatares romanos, nosexplica sobre el terreno la astuciaexploradora de los conquistado-res, que siempre preferían las ci-mas de los cordales (se ve que loacaba de estudiar,pal esamen, cla-ro).

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Los soldados romanos buscabanel control abierto de las cimas (poraltas, frías y escarpadas que resul-taran), frente al riesgo de los va-lles. Por las mismas razones,rehusaban la aventura de arrimar-se, siquiera, a la frondosidad delbosque, sin duda mucho más ani-mado antes que ahora por perso-nas y animales.El peligro de la emboscada

había de ser intuido por jefes ysoldados, a partir del 'bosque' en-marañado por toda la ladera sobreParana, con varios kilómetros pordelante: Monte las Talamberas,Monte Cuaña, Monte Chadrones,Fasgosa, Piedra Fita, Montel'AcíuFayeos y fayotales, acebales,

carrascales, parro tales, rebocha-les, abidulares, tapecían (bastan-te más que tapecen) toda una la-dera boscosa, hasta una altura delo que ahora es pista forestal deCuaña (a unos 400 ms bajo elcamín real de hoy). Y entre losbosques y las cimas, la vía roma-na entonces.Concluimos, con el colega estu-

diante, que los caprichos de la víaromana, en su trazado por las ci-mas de Tresconceyos, no eran ta-les. A un distancia calculada de lalínea divisoria del cordal, con há-biles vigías (viendo sin ser vis-tos), el grueso de la marcha que-daba protegido de los indígenas,al amparo de la frondosidad delos hayedos (los nativos 'embos-cados'). Entendimos mejor la pa-labra 'emboscada' (hoy aplicada,simplemente, al tiempo atmosfé-rico).

POR LAS MONTAÑAS DE LENA

Entre las cascayas deCuaña, y la piedra deferruñu a partir del MayéuFierros

Pasamos Las Cascayeras deCuaña, lugar crujiente a la vista, alos pies, y hasta en el nombre (to-da una zona de cascayu y piedrasuelta). Por este tramo, la vía ro-mana se convierte casi en senda,poco a poco más oculta bajo losperonales, cada vez más espesos amedida que nos acercamos a la lo-ma de Formosa.Quedan en este tramo, antes de

Formosa, varios trozos de empe-drado, bien protegidos por elmonte bajo, y por las yerbas cre-cidas entre las juntas de las pie-dras ensambladas. Yerbas, peor-nos, la indiferencia, las zarzas, elolvido, son la única protecciónhoy (la mejor, en los tiempos quecorren) de la vía romana a su pa-so por La Carisa.Al paso sobre El Mayéu Fie-

rros, no podemos menos de co-nectar las cabanas de la braña(también abandonadas) con las ca-sas del poblado sobre Las Puentes(a unas horas de camin abajo, enlas riberas del Payares).El nombre del paraje ha de estar

en relación con antiguas minas defierro, a juzgar por las aguas quefluyen de aquellas cimas. Allímismo junto a la campa, en el ca-mino a Cuaña (izquierda, bajan-do), están las fuentes de Fierros:manantial cimero de estos montes,y, en consecuencia, origen del ríoParana (llamado río Fierros en losdocumentos).

Julio Concepción Suárez

Recuerdan los vaqueros mayo-res (antes, mozos mineros enaquellas cimas), que en los hastia-les del travesal de Fargosa (el te-chu la mina -precisa Pepe el deHoracebos), había trozos de arci-lla de ferruñu, furrumienta, comosi tu viera fierro. Y muchas rocastenían trozos coloraos.A partir del Mayéu Fierros,

abundan las piedras de fierro (je-rriales, en otros pueblos) por lascarbas de La Carisa, y cara sur delCastro de Curriechos Gusto sobrela vía romana). Las fuentes delfierro, en otros puntos de la mis-ma ladera, los castro s cercanos,hacen pensar en una larga historiade pequeñas explotaciones (defie-/'/'0 o no), antes o después de lacalzada.

"Ftumen Ferros": el río quenace en el monte del mismonombre -según Jovellanos-

La conexión de los nombres -eldel Mayéu Fierros y el del pobla-do de Fierros-, no es de ahora. Yaen tiempos medievales, al río quedesciende por Parana se le llamó"flumen Ferros". Y Jovellanos, si-glos después, en uno de sus viajespor el Payares, cuenta que el ríoFierros nace en el monte del mis-IllO nombre (hoy reducido alMayéu Fierros).El mismo Jovellanos explica en

otro lugar que el río Fierros "co-rre de oriente a poniente pasandopor Parana (por lo que le dan tam-bién este nombrejI''. De modo

11, .Iovcllanos. Diarios. V, pp. 122 Y 305.

.1.\7

que el nombre del poblado deFierros, através del río, procedede los altos bajo la calzada roma-na, con abundantes fuentes de fie-rro.Todavía hoy, en muchas de es-

tas minas abandonadas en tomo alMayéu Fierros (1700 m de altura)siguen fluyendo los manantialesde agua completamente amarro-nada, ferruginosa, amarillenta, re-lacionada siempre con el hierro.

Entre Fasgosa y Fargosa: lasresonancias del río Fierros, asu paso por Parana

El mismo nombre de Fasgosa(Fargosa, según los informantes)pudiera estar en relación con eladjetivo *ferr(u)gosa (derivadode ferrugo, 'herrumbre'), aplica-do a la coloración de las piedras,de las aguas, o de los productosminerales.

Las aguas del actual río Parana(entonces, llamado río Fierros,como atestigua Jovellanos), naci-das en estas fuentes cabezalerasdel valle entre piedras de ferruñu,no podrían ser ajenas a los mine-rales allí arriba removidos.Finalmente, el color herrumbro-

so del arroyo, disuelto definitiva-mente en el Payares, habría deja-do el nombre sobre Las Puentes,en el contraste con las transparen-cias de aquellas otras aguas escu-rridas entre lasfayas de Valgran-de.Del Mayéu Fierros, en fin, bajo

El Picu Tresconceyos, tambiénhubo de fluir, un día y a su modo,el nombre de un poblado: Fierros.

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338 POR LAS MONTAÑAS DE LENA

Lo que de la calzá romana dejaron las garras de las palas (y con beneplácitos)

y bajo el camín real viiyu, elcamín nuivu

La mañana va pasando, y eltiempo no se detiene tampoco enestos altos: aún nos queda caminopor delante. Bordeamos, pues, losgigantes de escombros, "valiente-mente" levantados (en homenaje ala nada) sobre lo que fue camperalimpia, llana y lisa en Las Cochásde Formosa.Hasta el nombre latino formo-

sa ('tierra bien formada, hermo-sa'), ha de lamentar los desagui-sos, aplicado a esta cadena de lo-mas, antes equilibradas en susformas y praderas a medias entrelos puertos lenenses y alleranos.Hoy, montones de tierra y piedrajunto a enormes calicatas aban-donadas.En La Cruz de Fuentes (un po-

co más abajo) confluyen el caminreal viiyu (el tramo de via romana

que vamos dejando atrás bajo TresConceyos), y el camin real nuivu,así conocido entre los lugareñosde estos pueblos por la falda de LaCarisa.El camin real nuivu es una des-

viación secundaria más fondera dela vía romana, por una zona yamás próxima al boscaje (mástardío, por tanto). A pocos metrosde La Cochá Propinde, en lugar deascender por Las Retuertas, unavía secundaria, mucho más estre-cha, sigue casi horizontal por LaArgaxá la Moena (por dabajo deLos Correones).En El Cochaón de Chastras (zo-

na de lastras y chábanas), elcamin nuivu desciende bajo lascabanas de Cuaña, sigue por LaVentosa, deja a la derecha (y unpoco más arriba) El Mayéu Fie-rros, y se une en La Cruz de Fuen-tes -como se dijo- al camin realviiyu (el de los altos).

Julio Concepción Suárez

Esta senda más fonda se con-servó siempre más limpia de ma-lezas, con el abundante trasiegode vaqueros y ganados entre lasbrañas altas y los poblados. Era elcamin de los vaqueros a los puer-tos, el camin a Pindietsa y a losmercaos cazurros, el camin del es-traperlo más tarde

Nombres en torno a la víaromana: El Castro deCurriechos, El Castiichu,Piedrafita

A la izquierda, abajo y al oestede la vía romana, tras el Reguirul-asgosa, destaca el Mayéu Pie-drafita de Parana (en línea conl'iedrafita de Horria): todo un con-junto con nombres de referenciasromanas entre El Castiechín (so-hre la campera en altozano), y ElCastiichu (bajo la campa).Más adelante, en El Portiichu la

Hoya (para otros La Bovia), bajoel Picu Curriechos, nos volvemos;1 asomar a la fastera al1erana.Continuamos hacia El PortiichulIusián (cara de Lena), por Laluente' 1 Surbu o Fuente l' Am-hueza: según unos, porque el fríode las aguas, en ciertas épocas, só-lo permite un surbu de ea vez;según otros, porque en la pequeñaoquedad de la roca sólo cabe unacmbozé, y hay que esperar a quese llene de nuevo, para que bebael siguiente (también puede tenerotros motivos).En El Cochaón de Busián (Bus

lllán, para los alleranos, comonombre de persona), cambiamosde vertiente, y comprobamos que

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la vía romana sigue recta, un pocomás alta (también por la cara estede la loma), pero completamentetupida de maleza en este tramo.En parte nos alegramos: guardarámejor sus secretos, si es que algu-no le ha de quedar todavía.

El Mayéu Carboneo y lasminas de Tuñón

Tras una prolongada curva de lapista por la cara allerana, volve-mos al lado lenense por La Vegala Cava, zona verdaderamente'encuevada' en el panda divisoriode concejos, de donde el nombre(lat. cavéa, cavidad, depresión deun terreno').La curva prolongada de la pista

(y tal vez el despiste del palista)dejó a salvo el tramo de la vía ro-mana que desciende por la iz-quierda del mayáu La Cava, sobrela fuente-abrevadero (oculta aho-ra en el peornal).A nuestra izquierda, sobre el va-

lle de Linares, dejamos El MayéuCarboneo (pasado el río), en unclaro del hayedo frente a nosotros,que justifica de sobra la actividadminera de Tuñón hasta estos mis-mos días.Toda una historia de minas de

montaña en torno a Carboneo: lar-gas caminatas desde la casa allu-gar del tajo, nieves, sudores o ven-tiscas, cuando había que subir a piedesde los pueblos del valle, con va-rias horas para llegar a coger elcandil del carburo y 1'hachu,Y, luego, comenzar diez o doce

horas de trabajo (a veces doblan-do), para regresar a casa por el

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mismo camino de subida, trilladotantas veces de madreñas, en elmejor de los casos. El Mayéu Car-boneo (cada otoño completamentehoradado por los xabalinos) guar-da los secretos de la otra historiade estos valles al paso de la vía ro-mana por los altos de La Carisa.

Los estratos de la víaromana, ofrecidos alcaminante en otro despistede la pala

Pero no todos los detrozos soncompletas desgracias. De cuandoen cuando, la pala se despistó dela línea uniforme y bien trazada dela vía romana, y se desvió pordescensos que, sin querer, dejaronal descubirto los estratos super-puestos que componen la típicacaja empedrada de una calzadaromana.

Las últimas pedreras ensambladas por los

romanos, para contarlo

POR LAS MONTAÑAS DE LENA

Así, en varios puntos del tra-yecto, entre La Vega la Cava y ElPortiichu l'Acíu, tuvimos la suer-te (al precio del desguace) de en-tender mejor cómo construían losromanos las calzadas dondehabía que empedrar por prevenirlos barros en los tramos más lla-nos.Efectivamente, en el corte del

talud que las máquinas formaron,al seccionar verticalmente la víaromana al medio, quedan al des-cubierto varias capas superpuestasa base de piedra mezclada con tie-rra: es una piedra más bien menu-da, que se alarga bajo el césped dela pradera.En estos cortes verticales del ta-

lud, las diferencias en el color dela tierra son evidentes: la capa ci-mera bajo el césped (como deunos 30 cms de grosor) es de co-loración oscura, y contrasta con lapiedra, más bien blanquecina, quecontinúa terraplén, hasta la cunetaactual.Al tiempo que nos alargamos

ahora por la pista, vamos obser-vando la construcción de las capassuperpuestas de la vía romana,que sigue (más bien, seguía) sudescenso uniforme y sosegado, almargen de los altibajos que las pa-las fueron trazando al azar. Y esque "no hay mal".

Entre Ampueiros de Lena yAmpurias de Gerona, unamisma voz: gr. empórion('lugar comercial')

En El Portiichu l' Acíu (y algu-nos acebos quedan allí para justi-

Julio Concepción Suárez 341

ficar el nombre), dejamos los vai-venes de la pista al destino de losvecinos alleranos: tampoco co-rrieron ellos mejor suerte con unavia romana. Pasamos entre los co-nos de los acebos siempre verdes:I 'acibu, reducido a aciu, es elnombre común de los 'acebos' en-tre lenenses y alleranos.y baj o L' Acíu, a nuestra iz-

quierda, unos metros desviado dela calzá, quedan las ruinas de Am-pueiros: gr. emporron, 1al.cmpñríum, en realidad, 'merca-do, 1ugar comercial', tal vez en re-lación con los minerales extraídosen torno a La Carisa, y en relacióncon los pobladores nativos de es-tos altos.El recinto de rústicos edificios,

hoy en ruinas, siempre intrigó alos vaqueros de estos pueblos, quelo relacionan por tradición con unlugar habitado en aquellas cum-bres aliado de la vía romana.Recientemente, Victoria y César

(entusiastas conocedores de losrincones culturales de estos altos,desde su pueblo de A1ceo), siguencavilando sobre aquellas muriasentre las zarzas, con la idea de quese trata de edificaciones ajenas aluso ganadero.y no les faltará en ello razón,

por lo menos en lo que dice unnombre que tanto recuerda el ca-talán Ampurias: aquel estableci-111 iento griego en el golfo de Ro-sas, Alto Ampurdán, bastante másvisitada que estos andurriales, porel interés de aquellos restos y mo-saicos allí conservados. En Lena,nos queda el nombre Ampueiros(q ue no es poco).

A sus anchas está Alberto, contemplando

media Asturias desde Pena Furá

y con el nombre griego flotan-do sobre el senderu, volvemos denuevo a lafastera lenense, y reto-mamos lo que, generosamente,también dejaron las garras de lasmáquinas en este tramo de la cal-zada: unos 30 ms. de ancha pe-drera en cuaña, que por allí vabordeando el monte (Picu PedroGarcía, ahora), camino de BrañaReonda, Chixincos Carraceo, Ca-sorvía Nos llevamos otras cuantasfilminas, por si acaso.

Calaverdás, O el verdor dela pradera a la raya delcordal

Entre Chixincos y Carraceo, lacalzada romana pasa por Cala-verdás: últimas fincas apacibles,

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POR LAS MONTAÑAS DE LENA342

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productivas y casi siempre verdes,al borde de la cima divisoria contierras alleranas (Mayéu Carraceo,al este de la cima).El nombre de Calaverdás siem-

pre intrigó a los vaqueros del va-lle, que, siempre cavilosos con sustopónimos, lo fueron transforman-do en las formas para ellos másprobables: Calaverdás, CalavardásEn realidad, se da una circuns-

tancia: Calaverdás se encuentra enuna posición soleada de la ver-tiente sobre Linares, en un rellanoapacible, retirado del viento norte,con agua, bajo la collada cimerade Chixincos (a su vez, con un pe-queño lago más o menos abasteci-do todo el año), entre carbas pe-dregosas colaterales, etc.De este modo, se podría expli-

car el sentido probable del nom-bre de lugar: una zona pedregosa(prerr. Cala, 'piedra, roquedal'),en la que destaca el verdor de unavaguada cimera (lat. vírfdítátis,'verdor, vigor, frescura'). Loscambios fónicos con el tiempoharían lo demás: pérdida de áto-nas, sonorización de consonantesorda dental, desaparición de con-

POR LAS MONTAÑAS DE LENA

sonante intervocálica fricativiza-daEl verdor de la vaguada tan so-

leyera se debe -según los vaque-ros- a una nota añadida: es zonaque anuncia agua (cuando la nu-blina entre por Calaverdás, llueveseguro en todo el valle del Paya-res; y con fuerza especial en estosaltos).

Ya elegir: a Casorvía, o adormir en Carraceo

Sabido es por la ruta 21 quehasta aquí tenemos recorrido elresto de la vía en dirección inver-sa: desde Carabanzo. Por esto, ypuesto que ya llevamos casi 9 ho-ras de camino, lo ideal sería hacernoche en Carraceo (justo al otrolado de la loma). Sólo hay que te-nerlo acordado para las tiendas, opara las cabañas.No obstante, a Casorvía queda

una hora larga de andadura (finalde la misma ruta 21). Hasta sepueden cumplir las dos opciones,según los ánimos para pasar la no-che en la cabana, o a la intempe-rie.

Julio Concepción Suárez

IV. RUTAS DE OTOÑO

39. EL OTOÑO EN VALGRANDE: DE PASEO ENTRE LOSTEXOS y LOS TONOS LAS FAYAS

• LUGAR Y HORA DE SALIDA: 9,30, desde El Ruchu, sobre Payares.• LUGAR Y HORA DE LLEGADA: sobre las 6, a Vanos de Somerón (o aFierros, un poco más tarde).

• PARAJES DE INTERÉS: los fayeos de Valgrande, La Vega'l Mur,L'Ablanea, El Yayo Cimiru y Fondiru, La Malvea, El Nocíu, SantaMarina y Vanos de Somerón.

• NIVEL DE DIFICULTAD: baja (todo en llano, o en descenso).• ÉPOCA RECOMENDADA: otoño (por los tonos de hayedos y robledales).

• DESCRIPCiÓN DE LA RUTA:sirva, en parte, lo dicho para lasotras anteriores por Valgrande(2, 16 Y 25).Y llegamos a Valgrande tam-

bien en pleno otoño, para compro-bar que no es el mismo Valgrandeque ya cruzamos, jornadas atrás,-ntrc las cascadas del invierno, losespinos florecidos por los arroyos'11 primavera, o los sosiegos y so-nidos de las brañas en el verano.Siempre encontramos un hayedonuevo en cada viaje a Valgrande.Partimos, otra vez del Ruchu,

r 'llano en cantizal saliente sobrel'uyares: cuanto antes mejor, porsi pudiéramos percibir hoy la be-1"/"('0 de los corzos en la disputa deSil harén por el hayedo. Estas be-rrcas suelen producirse hasta me-diados de octubre arriba, de modoque aún puede haber suerte.

1,0 primero que nos impacta esItI zona de buenas fincas a ambosludos del camino. Entramos sobre1,<1 'hinariega: una tierra húmeda

y apacible, tiempo atrás, dedicadaa la siembra del 'lino' (lat. Li-DUm), el ts inu pa facer sábanas,sábanas y sayas; o pa mezclarcon tsana y facer calcetas y otrosrefaxos -que recuerdan muchosgüelos y güelas de estos y otrospueblos asturianos-o

Un mosaico de colores, ya ala entrada de Valgrande

Seguimos por Las Morteras dePayares, y ya en el primer regue-ru de Valgrande, apreciamos lagama variada del bosque en estaépoca otoñal: la seronda, en el de-cir de estos lugareños.El cuadro de tonos y colores nos

detiene un buen rato en cualquiercantizal a medio hayedo: las fayasocres, más o menos brillantes,según su posición en la ladera; losfresnos de verde intenso, todavía;los salgueros y salgueras, con unverdor más suave; las chameras,casi amarillentas ya; los abidules,