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EL ENVÍO DE LOS DISCÍPULOS Las referencias al envío se dan como instrucciones y se encuentran en dos versiones independientes y ambas tienen bastantes elementos en común: Versión de Mc 6,7-13 y versión de Q (Lc 10,1-12). Se trata de dos agrupaciones de dichos, que probablemente fueron pronunciados en circunstancias diversas. En ellos se habla de la situación que motiva el envío, de su finalidad, y sobre todo de recomendaciones sobre cómo actuar mientras se lleva a cabo dicha misión. -Versión de Marcos, envío de los Doce: ‘Jesús recorría los pueblos del contorno enseñando. Y llama a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: ‘Calzados con sandalias, y no vistáis dos túnicas’. Y les dijo: ‘Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos’. Y yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban’ (Mc.6, 6-12) -Versión Q, Lc. 10,1-12: misión de los setenta y dos discípulos: ‘Designó el Señor a otros setenta y dos y los envió por delante, de dos en dos, a todas las ciudades y sitios donde él había de ir. Y les dijo: ‘La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid, primero, ‘Paz a esta casa’.Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comed y bebed lo que tengan, porque el obrero mereces su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad enfermos que haya en ella, y decidles:’ El Reino de Dios está cerca de vosotros’. En la ciudad en que entréis y nos os reciban, salid a sus plazas y decid:’Sacudimos sobre vosotros hasta el polvo de los pies…’ Para conocer a Jesús de Nazaret María Victoria Cantos Villanueva 1

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  • EL ENVO DE LOS DISCPULOS

    Las referencias al envo se dan como instrucciones y se encuentran en dos versiones independientes y ambas tienen bastantes elementos en comn: Versin de Mc 6,7-13 y versin de Q (Lc 10,1-12). Se trata de dos agrupaciones de dichos, que probablemente fueron pronunciados en circunstancias diversas. En ellos se habla de la situacin que motiva el envo, de su finalidad, y sobre todo de recomendaciones sobre cmo actuar mientras se lleva a cabo dicha misin. -Versin de Marcos, envo de los Doce:

    Jess recorra los pueblos del contorno enseando. Y llama a los Doce y comenz a enviarlos de dos en dos, dndoles poder sobre los espritus inmundos. Les orden que nada tomasen para el camino, fuera de un bastn: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: Calzados con sandalias, y no vistis dos tnicas. Y les dijo: Cuando entris en una casa, quedaos en ella hasta marchar de all. Si algn lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de all sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos. Y yndose de all, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungan con aceite a muchos enfermos y los curaban (Mc.6, 6-12)

    -Versin Q, Lc. 10,1-12: misin de los setenta y dos discpulos: Design el Seor a otros setenta y dos y los envi por delante, de dos en dos, a todas las ciudades y sitios donde l haba de ir. Y les dijo: La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueo de la mies que enve obreros a su mies. Id; mirad que os envo como corderos en medio de lobos. No llevis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludis a nadie en el camino. En la casa en que entris, decid, primero, Paz a esta casa.Y si hubiere all un hijo de paz, vuestra paz reposar sobre l; si no, volver a vosotros. Permaneced en la misma casa, comed y bebed lo que tengan, porque el obrero mereces su salario. No vayis de casa en casa. En la ciudad en que entris y os reciban, comed lo que os pongan; curad enfermos que haya en ella, y decidles: El Reino de Dios est cerca de vosotros. En la ciudad en que entris y nos os reciban, salid a sus plazas y decid:Sacudimos sobre vosotros hasta el polvo de los pies

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    En la tradicin de Q, que se halla en Lc y Mt, la situacin en que se encuentra Israel es comparable a una abundante cosecha que es necesario recoger urgentemente (Mt 9,37s; Lc 10,2). Pero Mateo une a la imagen de la cosecha la de la muchedumbre como ovejas sin pastor que Mc haba utilizado en el contexto de la multiplicacin de los panes: (Mt 9,36; Mc 6,34).

    A su vez, el Jess de Marcos haba utilizado, otra imagen, la de la pesca, cuando llam a sus primeros discpulos y les prometi que los convertira en "pescadores de hombres" (Mc 1,17). Como se ve, jugamos con variedad de imgenes, diversas en s, pero que aluden a una misma forma de entender la misin. La cosecha y la pesca tienen claras connotaciones escatolgicas, lo mismo que la promesa de un pastor que convoque finalmente a Israel. Es probable que esta forma de entender la misin se remonte a Jess.

    En las instrucciones sobre la misin se hace referencia tambin a la finalidad de la misma. -Segn la versin de Marcos, Jess envi a sus discpulos con poder para expulsar demonios (Mc 6,7), aunque el evangelista aclara al final que "predicaron para que se convirtieran, y que expulsaban muchos demonios, y que ungan con aceite a muchos enfermos y se curaban (Mc 6,12-13). -En la tradicin de Q esta finalidad aparece de forma ms explcita, pues junto al mandato de curar enfermos y expulsar demonios, Jess encomienda a sus discpulos que anuncien la inminente llegada del Reinado de Dios (Lc 10,9; Mt 10,7). A pesar de las diferencias, ambas tradiciones apuntan en una misma direccin: la misin encomendada por Jess a sus discpulos inclua el anuncio y los signos, principalmente curaciones y exorcismos; esto indica que Jess la entendi como una continuacin de su propia misin. Con todo, la mayor parte de los dichos contenidos en el envo misionero de Mc y Q son instrucciones sobre aspectos aparentemente secundarios: qu es lo que hay que llevar para el camino, o cmo comportarse cuando sean bien recibidos o rechazados (Mc 6,8-11 par.; Lc 10,4-12 par.). Aunque hay algunas diferencias en los detalles, llama poderosamente la atencin la coincidencia en este tipo de instrucciones. Estas coincidencias revelan que ambas fuentes podran remontarse a una misma tradicin, y con mucha probabilidad a Jess. Adems, el lugar destacado que ocupan estas instrucciones en el conjunto de las palabras sobre el envo indica que la forma de llevar a cabo la misin no era para l separable del mensaje, de modo que estas instrucciones pueden revelarnos tambin aspectos importantes sobre cmo entenda Jess la misin que encomend a sus discpulos

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    Otro detalle a tener en cuenta son las referencias evanglicas a la acogida que tuvieron los apstoles enviados por Jess. La cuentan en su regreso, y sobre ello tenemos dos versiones: Una se encuentra en Mc 6,30 ss. y otra en Lc 10,17-20. Podemos presuponer que el texto de Lucas representa la versin de Q, aunque no tenga paralelo en Mateo, que no parece estar interesado en este episodio, pues tampoco ha recogido el pasaje paralelo de Marcos.

    La versin de Marcos es ms genrica: "le contaron a Jess todo lo que haban hecho y lo que haban enseado, mientas que la de Q est centrada en la victoria de los discpulos sobre los demonios:

    Regresaron los setenta y dos, y dijeron alegres: Seor!, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.

    El les dijo:Yo vea a Satans caer del cielo como un rayo. Mirad, os he dado el poder de pisar sobre las serpientes y escorpiones sobre todo poder del enemigo, y no os podr hacer dao; pero no os alegris de que los espritus se os someten; alegraos de que vuestros nombres estn escritos en los cielos Los exorcismos fueron un elemento central en la actividad de

    Jess y de sus discpulos, que vean en la victoria sobre Satans un signo evidente de que estaba alboreando el Reinado de Dios (Lc 11,19-20 par.). Esta versin est, pues, en consonancia con el envo de los discpulos para anunciar la llegada de dicho Reinado, y puede considerarse como una tradicin prepascual. Para captar la idea prepascual que Jess tiene de la misin, hemos de recurrir a referencias indirectas, no a clusulas explcitas. Esas referencias son las siguientes: trminos con que design a los enviados, imgenes con las que describi la misin y la designacin de los destinatarios de dicha misin. Los trminos que Jess utiliz para referirse a sus enviados no proceden de los oficios religiosos o civiles de la poca, sino de oficios comunes. Los discpulos son llamados para ser pescadores, jornaleros o pastores. Algunos de estos oficios tenan, incluso, connotaciones negativas en la cultura de Jess. Los jornaleros, por ejemplo, pertenecan al estrato ms bajo de los campesinos; no tenan tierras y ofrecan sus servicios como temporeros a los propietarios del latifundio (Mt 20,1-16). Es muy significativo que dos de esos trminos (pescadores y jornaleros) dejaran de usarse en las comunidades cristianas de la primera y segunda generacin, y que el trmino pastor pasara a designar un oficio estable dentro de las comunidades, y no un ministerio itinerante (Hch 20,28; 1Pe 5,1-4). Si los evangelios han conservado esta forma de designar a los misioneros, no ha sido para justificar un uso posterior, sino porque fue as como Jess los llam. Este primer dato indica que Jess no

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    concibi la misin de sus discpulos como un quehacer organizado y estable, sino en trminos de un trabajo temporal, que se realiza al servicio de otro. Esta misma provisionalidad aparece en las imgenes que describen la misin en los dichos de Jess. Se trata, como hemos visto ya, de imgenes con intensas connotaciones escatolgicas. La imagen de la siega es, tal vez, la ms clara de todas (Mt 9,37s = Lc 10,2). En los profetas del Antiguo Testamento, y con mucha frecuencia en el Nuevo Testamento, esta imagen evoca la intervencin definitiva de Dios al final de la historia para juzgar las acciones de los hombres (Mt 13,24-70; Ap. 14,15). La imagen de la pesca (Mc 1,17) tiene tambin connotaciones de juicio en el AT y en los escritos de Qumran (Jer 16,16; 1QH 3,26; 5,8). Y lo mismo puede decirse de la promesa de un pastor que Dios suscitar para guiar a su pueblo (Ez 34,23; 37,24), aunque esta imagen puede aplicarse mejor a Jess que a los discpulos (Mt 9,36; Mc 6,34).

    Todas estas imgenes nos hablan de una misin urgente, que tiene como horizonte la intervencin definitiva de Dios en la historia. Jess anunci el inicio de dicha intervencin cuando proclamaba: "ha comenzado a llegar el Reinado de Dios" (Mc 1,15).

    Las imgenes utilizadas para referirse a la misin son, por tanto, coherentes con el contenido central del mensaje de Jess. No se trata de una tarea a largo plazo, para la que hace falta una organizacin estable, sino de una tarea urgente para la que apenas hay tiempo. Otro aspecto importante para entender cmo conceba Jess esta misin es saber a quin iba dirigida. Al enviar a sus discpulos, Jess no pens en una misin de carcter universal, sino en hacer llegar a Israel la buena noticia de que las promesas de Dios se haban empezado a cumplir. El evangelio de Mateo es el que ms claramente limita la misin prepascual a los confines de Israel:

    A estos Doce los envi Jess, despus de darles estas instrucciones: No tomis camino de los gentiles ni entris en ciudad de samaritanos; dirigos ms bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mt 10,5-6. 23),

    Pero esta misma perspectiva limitada est implcita en la importancia que tuvo el grupo de los Doce entre los discpulos de Jess. Este grupo representaba germinalmente la restauracin de Israel, y no es casual que en la tradicin de Marcos los enviados de Jess sean precisamente los Doce.

    Podemos decir, por tanto, que la misin encargada por Jess a sus discpulos tuvo como destinatarios a los miembros del pueblo de Israel. Pero a continuacin hemos de precisar, que dentro de Israel,

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    los destinatarios preferenciales de dicha misin fueron los sectores ms marginados de la sociedad israelita, como indica el encargo de realizar exorcismos y curaciones, cuyos destinatarios eran, obviamente, los ms necesitados. Esta forma de entender la misin supona, en realidad, una ruptura de las fronteras sociales ms arraigadas. En su contenido y en su forma, la misin encargada por Jess a sus discpulos tena un carcter inclusivo, que facilit a los primeros cristianos la acogida de los no judos en sus comunidades. El elemento que da unidad a todos estos rasgos de la misin prepascual es su relacin con la inminente llegada del Reinado de Dios. La urgencia de hacer llegar este mensaje con signos y palabras a todo Israel explicara el hecho de que Jess recurriera a la colaboracin de los discpulos; tambin explicara las imgenes utilizadas por l para hablar de la misin. Por otro lado, la naturaleza inclusiva de este Reinado explicara el hecho de que los destinatarios preferenciales fueran los marginados. Todos estos elementos aparecen con nuevos matices en las diversas instrucciones para la misin que se analizan a continuacin.

    Una parte importante de estas instrucciones se refiere al contenido mismo de la misin, es decir, a aquello que Jess encarg a sus discpulos. Lo ms llamativo de esta parte de las instrucciones es el escaso lugar que ocupa la proclamacin del mensaje. En contra de lo que pudiera parecer a primera vista, la accin prevalece sobre la palabra en el envo de los discpulos.

    El encargo de proclamar la inminente llegada del Reinado de Dios se encuentra slo en la tradicin de Q, de donde lo toman Lucas y Mateo (Lc 10,9; Mt 10,7). Curiosamente, las referencias de Marcos a la predicacin de los discpulos se toman como son aadidos del evangelista en forma muy genrica: predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios; ungan con aceite a muchos enfermos (Mc 6, 12), y contaron todo lo que haban hecho y lo que haban enseado (Mc 6, 30).

    Podemos concluir, por tanto, que el anuncio de un mensaje con palabras no fue el principal objetivo del envo misionero. El principal encargo de Jess a sus discpulos fue, ms bien, anunciar un mensaje a travs de acciones concretas. Tanto la tradicin de Marcos como la de Q, coinciden en eso, y sealan el exorcismo y la curacin como el contenido bsico de la misin. En Mc 6,7b se dice que Jess dio a sus discpulos "autoridad sobre los espritus inmundos", y en Q (Lc 10,9) se menciona el encargo de curar a los enfermos junto con el de anunciar la llegada del Reino. En el episodio del regreso de los Setenta y dos, vemos de nuevo que el elemento central es el exorcismo. Lo nico que los discpulos le dicen a Jess es: "Seor, incluso los demonios se nos

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    someten en tu nombre" (Lc 10,17), a lo que l responde con un enigmtico dicho, que tal vez refleja la experiencia vocacional que determin su propia misin: "He visto a Satans como un rayo cayendo del cielo" (Lc 10,18). Si, como hemos afirmado ms arriba estos dichos proceden de Q, ambas tradiciones (Mc y Q) estaran de acuerdo en que el mandato de expulsar demonios fue el principal encargo de Jess a sus discpulos. Esta conclusin es coherente con la importancia que los exorcismos tuvieron en la actuacin de Jess. La acusacin de estar posedo y de expulsar los demonios con el poder de Belceb aparece con frecuencia en los evangelios en tradiciones independientes (Mc 3,22. 30; Jn 7,20; 8,48-52; 10,20-21; 10,25), lo cual es un indicio de que esta actividad de Jess fue importante. Jess tuvo que defenderse de esta acusacin, y explicar el sentido de su actividad como exorcista. El hecho de expulsar demonios es un signo de que ha comenzado la victoria sobre Satans, y que el Reinado de Dios ha comenzado a llegar (Mt 9,32-34; 12,22-30; Mc 3,22-27; Lc 11,14-15. 17-23). Este es tambin el sentido que tiene el encargo de expulsar demonios, porque en la cultura en que vivan Jess y sus primeros discpulos este era el signo ms elocuente de la actuacin de Dios. Los exorcismos eran, por tanto, un mensaje en acto, un anuncio que realizaba lo que anuncia, y por eso ocupan un lugar tan importante en la actuacin de Jess y en el envo misionero de los discpulos. Otro grupo de dichos recogidos en el llamado discurso de envo contiene instrucciones sobre cmo actuar en el camino, y sobre cmo comportarse ante la acogida y el rechazo. Este es, sorprendentemente, el aspecto en el que ms coinciden la versin de Marcos y la de Q.

    En las instrucciones para el camino (Mc 6,8-9 par.; Lc 10,4 par.) se pide a los misioneros que renuncien a los preparativos del viaje. Segn Marcos, no han de llevar nada para el camino, ni pan, ni alforja, ni dinero; tan slo un bastn para defenderse de las fieras o de los salteadores, unas sandalias y una sola tnica.

    Las instrucciones de Q son ms escuetas: no llevar bolsa, ni alforja ni sandalias; pero aaden un dato interesante: no deben pararse a saludar a nadie por el camino. Estas recomendaciones tan detalladas reflejan el ethos de la misin, y el estilo de vida de los misioneros. El ethos de la misin viene determinado por su urgencia. No hay tiempo que perder, y por eso no hay tiempo para largos preparativos, ni para los prolongados saludos orientales.

    Las instrucciones sobre cmo reaccionar ante la acogida y el rechazo son las ms extensas. Tanto en la versin de Marcos (Mc 6, 10-11) como en la de Q (Lc 10, 5-12) se considera la doble posibilidad de acogida o de rechazo. En ambas tradiciones se pide a

  • los misioneros que en caso de acogida no anden cambiando de casa, y que en caso de rechazo se marchen del lugar tras sacudirse el polvo de los pies como testimonio contra sus habitantes.

    Segn la tradicin de la fuente de dichos, los misioneros acogidos han de practicar una comensalidad abierta, al estilo de Jess. A esto se refiere la recomendacin de comer (y beber) lo que tengan o lo que os pongan (Lc 10, 7.8), es decir, no preocuparse por si los alimentos cumplen o no las leyes de pureza ritual. Esta actitud rompe las barreras de los excluidos por la religin de Israel y se explica por el anuncio de la llegada del reinado de Dios.

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