Alejandro Aguilar Nava

41211743-7

Grupo 0002

Sony Mutek 2011

La experiencia de conocer el teatro de la ciudad, eso fue lo primero que valió la pena. Me pareció un edificio majestuoso, bien ubicado, con buen diseño para la comodidad de los asistentes y con buena acústica. Tratare de estar mejor informado acerca de los eventos que tengan en cartelera para poder asistir próximamente.

El primer grupo fue “Sepalcure” con su música armoniosa, me gusto que era muy apreciable el ritmo (que era llevado por los bajos), el sonido era profundo, tranquilizante y combinado con su proyección de imágenes abstractas me relajó. Cabe destacar estas ultimas estaban muy en sintonía con la música y que a pesar de no tener algún significado claro captaban la atención del público.

En suma, y a pesar de no ser un gran admirador de la música electrónica, me gusto bastante.

Tyondai Braxton me emocionó en un principio con su técnica grabando una pista sobre otra, utilizándola después como pista base para volver a grabar algo diferente y repitiendo el proceso hasta lograr sonidos más complejos.

Dicha técnica ya la había visto con Paul Gilbert y otros guitarristas virtuosos, aún así me pareció genial la combinación y variedad de instrumentos y sonidos que tenía disponibles.

Fue demasiado progresivo para mi gusto, el hecho de cambiar el ritmo es una apuesta interesante, pero nunca logro crear algún sonido que me agradara por armónico. Apreció su intención de ser vanguardista y ofrecer algo diferente pero difiero en cuanto a que tan “artística” puede ser su obra.

Desgraciadamente vivo solo y tuve que salirme temprano para tomar el metro antes de que dejara de pasar para regresar a mi casa, razón por la cual no pude terminar el concierto.

Mas allá de cuanto me gustó o no, agradezco haber tenido la oportunidad de tener contacto a una alternativa musical a lo rutinario.

Alejandro Aguilar Nava

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Grupo 0002

El Intruso

A pesar del pésimo sistema de subtítulos (estos se encontraban fuera de la pantalla) que hacían que ver la película y entender las conversaciones fuera una operación ocular fatigosa, disfruté en gran medida la película.

Me pareció intensa, la trama era confusa a ratos y la manera en que la cámara se enfocaba únicamente en el principal en algunas conversaciones no ayudaba. Aún así como ejercicio de atención, como obra de arte que te requiere un “gasto” intelectual valió mucho la pena.

Los personajes me gustaron, en especial el protagonista, por el volumen que tienen. Están muy bien determinadas sus personalidades.

El protagonista fue mi preferido. Lo admito, me proyecte en el. Encarna mucho de lo que tengo miedo de convertirme. En ese sentido me parece que Béla Tarr logra su cometido, transmite un mensaje, emociones, ideas…

La música de fondo me gustó, el violín principalmente. Es el complemento ideal para la personalidad del personaje principal, ser un músico problemático, irresponsable, irresoluto, borracho y adicto al consumo de drogas es también una crítica al estilo de vida “rock star” de los 80’s y 90’s así como de ciertos sectores de la sociedad actual.

El trasfondo y mensaje de la película acabaron por redondear lo que fue para mi una buena experiencia, dos horas bien dedicadas.

Alejandro Aguilar Nava

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Grupo 0002

Laboratorio Arte Alameda

Lo primero que pude apreciar fue el edificio, discreto desde la calle pero imponente ya que entras al patio, una de tantas joyas desconocidas de la arquitectura mexicana.

El interior parece más bien lóbrego, recorres las salas dentro de la expectación por la oscuridad, el misterio.

Debido a problemas con el equipo no todas las exposiciones estaban abiertas al público, nos tuvimos que conformar con las siguientes:

1- La sala del robot con plantas, muy mal explicada por cierto, solo resulto en confundirme y hacerme perder el interés. Lástima, con la información correcta eso hubiera sido muy interesante.

2- El laberinto de espejos: no entendí el concepto de esa sala, solo puedo mencionar al respecto que fue divertido pasar por ella.

3- Las ilusiones ópticas con espejos y cartas me deslumbraron de lejos, de cerca las comprendí y perdieron el encanto. Me pareció muy poco para una sala.

4- ¡El sol! Algo tenía que salvar un museo que pasaba desapercibido, sin ser una exposición compleja ni llena de artículos fascinantes ni nada por el estilo fue la que valió la entrada.El concepto del sol, recreado tal como lo mapeo la NASA, colgado del techo y del cual pende una soga en la que te puedes balancear.Además es completamente interactiva la sala, te puedes balancear o simplemente jugar con las sombras mientras observas una recreación de cómo el sol evaporaría el agua de tu cuerpo.

De las tres actividades la considero la más ordinaria y la que me asombro menos. Pero no puedo dejar de admitir que pasé un buen rato.