20 la evangelización en asia leticia candelario 120715
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“La evangelización en Asia, en el contexto de una sociedad multicultural y
multireligiosa.”
“Id y haced de todos los pueblos mis discípulos. Bautizadlos en el nombre del Padre, y del
Hijo y del Espiritu Santo” Mt. 28:19
La Misión de evangelizar a todas las gentes y de portar la buena nueva del Reino de Dios es
una tarea que Jesús nos ha dado como Iglesia y particularmente como Misioneros/as Verbum Dei.
Vivir la misión en contextos en los cuales los Cristianos somos minoría es un reto y sobre todo un
desafío que vale la pena ver en detalle y a la luz de lo que entendemos por la misión de oración y
predicación.
“Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” 1Tim 2:4
Fieles a este deseo de Dios nos sentimos llamados a vivir la misión en contextos en los cuales
la proclamación del Evangelio está todavía en una etapa de primer anuncio. La salvación ha sido
dada a todos por medio de Jesús pero todavía hay muchos que la desconocen y por eso nos
sentimos llamados a vivir en lugares en donde Cristo no es aun conocido. Este deseo, podemos
decir, debe ser una de las motivaciones de un misionero que quiere evangelizar en un contexto no
cristiano, el de dar a conocer a Jesús y su Evangelio, no tanto de adquirir el mayor numero de
conversiones o de organizar un gran movimiento. Es más bien el deseo de ser un testigo vivo del
Evangelio de Jesús con la vida y cuando la oportunidad se presenta, de poder hacerlo
apasionadamente con la Palabra.
Conocimiento y respeto por las culturas en las cuales nos hemos insertado.
Para poder vivir fielmente la misión de la Iglesia como Verbum Dei, es importantísimo conocer la
cultura a la cual somos enviados. “Sus discípulos, inundados profundamente por el espíritu de Cristo,
deben conocer a los hombres entre los que viven, y tratar con ellos, para advertir en diálogo sincero y
paciente las riquezas que Dios generoso ha distribuido a las gentes; y, al mismo tiempo, esfuércense
en examinar sus riquezas con la luz evangélica.” 1(A.G. 11)
Este es un punto neurálgico para facilitar la vivencia sana y permanente de nuestra misión en
sitios donde los católicos somos minoría. No es suficiente con sentirse atraídos por las culturas que
son, por así decir exóticas, es necesario conocer a mas profundidad la historia del país y de la Iglesia,
1 http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651207_ad-
gentes_sp.html
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así como el camino de Evangelización de los primeros misioneros que evangelizaron esas tierras.
También es importante conocer la situación política de estos países ya que en muchos de ellos, la
Iglesia al ser minoría sufre persecución o existe falta de libertad religiosa o gozan solo de una
libertad limitada. También se precisa ser conscientes de los retos específicos, para nuestro carisma,
que nos presenta la evangelización de estos sitios.
No podemos ignorar lo que de rico, noble y autentico existe en las culturas a las cuales hemos
sido enviados a proclamar el evangelio. “Con su trabajo consigue que todo lo bueno que se encuentra
sembrado en el corazón y en la mente de los hombres y en los ritos y culturas de estos pueblos, no
sólo no desaparezca, sino que se purifique, se eleve y perfeccione para la gloria de Dios, confusión del
demonio y felicidad del hombre.”2 (L.G. 17) Esto es un punto clave en la inserción de un misionero/a
en un ambiente no cristiano. De lo contrario no llegaremos a penetrar verdaderamente en la cultura
y a reconocer toda la riqueza que estas poseen, por otra parte no llegaremos a distinguir claramente
los elementos culturales que pueden ser, una vez purificados, elementos valiosos para expresar la fe
Católica.
La misión como testimonio de Vida.
Uno de los aspectos importantes en la Misión ad gentes es la del testimonio de vida y yo diría
que este testimonio tiene varias dimensiones:
a) La dimensión del testimonio personal y comunitario de pobreza, castidad y obediencia
vivido en un espíritu de alegría, sencillez y fidelidad al Evangelio.
b) Entusiasmo real por vivir el compromiso a la misión desde lo pequeño y hasta el final. Este
espíritu es el que anima la vida de la comunidad y nos mantiene en sintonía con la labor del
Espíritu Santo. ¿Por qué es importante este aspecto? Porque para vivir la misión en estos
países con paciencia, y sin desanimarnos por la fatiga o lo que parecería un trabajo
infructuoso, es necesario vivir la misión en comunidad, una vivencia real y profunda ad intra
que pueda generar un dinamismo hacia fuera. “El futuro misionero ha de prepararse con una
especial formación espiritual y moral para un empeño tan elevado. Debe ser capaz de
iniciativas constantes para continuar los trabajos hasta el fin, perseverante en las
dificultades, paciente y fuerte en sobrellevar la soledad, el cansancio y el trabajo
infructuoso.”3 (A.G. 24)
2 http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19641121_lumen-
gentium_sp.html 3 http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651207_ad-
gentes_sp.html
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c) Testimonio de Unidad con la Iglesia local y la Jerarquía. Este es otro aspecto importante de
la Misión ya que en estos lugares la misma Iglesia Católica suele ser una minoría. La Iglesia
se enriquece con la colaboración de todos los miembros que la forman. Esta unidad se
manifiesta en la colaboración con la labor pastoral de las iglesias locales a las cuales
podemos aportar mucho como comunidad con nuestro carisma.
Por ejemplo, nuestro carisma aporta un método para ayudar a los recién convertidos a la fe
cristiana a hacer un camino de seguimiento y profundización de la fe recibida. Y otros
tantos aspectos de nuestro carisma que pueden enriquecer la labor de evangelización de las
iglesias locales.
Es por esto, que nuestra colaboración con la Iglesia es un Testimonio de Unidad. Y una
necesidad para poder expresar la dimensión eclesial de nuestro carisma.
d) Testimonio de generosidad y de trabajo real pero desinteresado en nuestra labor pastoral.
A que me refiero? A que no vamos a sacar vocaciones para nuestra comunidad o a convertir
“infideles” como se entendía en el pasado, es más bien una labor misionera que se encarga
de anunciar la Buena Nueva; de dar a conocer a Jesús ahí en donde no es conocido con un
amor desinteresado y no con un deseo eficacista de incrementar el número de miembros
como fin primario.
e) Testimonio de acogida a todos, católicos y no católicos y de ayudar a cada uno a sentirse
parte de la Familia de Dios de la cual todos formamos parte. Nuestro carisma al tener una
dimensión contemplativa tiene mucho que aportar a las personas que buscan a un Dios
personal y que vienen de Religiones milenarias como el Budismo. Ciertamente hay un
camino muy largo en el crecimiento para entender la dimensión de la comunión con Dios,
pero sin embargo esta dimensión de la contemplación es una riqueza que podemos
compartir con ellos.
Dialogo con las otras religiones.
Una de las prioridades de la FABC (Federation of Asian Bishops Conference) es promover y
realizar el diálogo con los hermanos de otras religiones, ya que el mismo Concilio Vaticano II nos dice
que, estamos llamados a reconocer lo que de verdadero y noble existe en las otras religiones. No
podemos vivir en un contexto en el que somos minoría sin entrar en un dialogo sincero y maduro
con estos hermanos. El Dialogo interreligioso es una dimensión importante de la Misión Ad Gentes y
algo que no podemos pasar de largo. Es verdad que nuestro carisma no es propiamente dedicarnos
a esto directamente pero sí que es necesario poder entender el contexto en el que estamos y
realizamos la misión. El diálogo interreligioso en Asia es una prioridad.
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Atendiendo a las directivas del Secretariado para los no Cristianos en el documento
“Diálogo y Misión” # 37, nuestro apostolado con los no creyentes también implica introducirles en
un proceso de conversión que en algunos casos, como el mismo documento nos dice, puede llevar a
una conversión más profunda a Dios y en otros casos puede llevar a un proceso de conversión al
Cristianismo. No podemos ignorar el hecho de que junto con nuestros hermanos de otras religiones
estamos llamados a una conversión que lleve a un cambio de las estructuras de injusticia, pobreza,
corrupción y falta de libertad. (Por lo tanto, hay un trabajo común interreligioso en proyectos
sociales)
La misión en Asia también pide de nosotros como misioneros la madurez para entregar la
vida en lo escondido sin muchas eficacias y sin ver muchos frutos. Ciertamente si Dios nos deja ver
los frutos es un regalo, pero en nuestra labor misionera constatamos que no es que veamos
multitudes convertidas como consecuencia de nuestro trabajo. Esto supone un cambio de mente,
de dejar las eficacias y de optar, como Cristo, por un apostolado de calidad y no de cantidad. Lo que
en nuestra comunidad se entiende como el “hacer hacer”. Esto quiere decir, hacer que los que
gradualmente van entrando en este proceso de conocer a Jesús poco a poco vayan dando a su vez
testimonio.
Sabiendo que es una labor que lleva años de incansable labor, es necesario aceptar que nuestro
trabajo será distinto del que se realiza en otros lugares y que dará fruto cuando Dios así lo desee,
por nuestra parte nosotros estamos llamados a sembrar y otros recogerán los frutos.
Anuncio de la Palabra encarnada en la cultura.
De la misma manera que el Verbo de Dios se hizo carne para que pudiésemos entender su
amor y la voluntad del Padre, así nos envía Dios al mundo con una misión, la de encarnar la palabra
que estamos llamados a anunciar.
La dimensión del anuncio de la Palabra es esencial de nuestro carisma y no podemos dejar
de anunciar lo que hemos visto y oído en la oración, en el encuentro vivo con el dueño de la mies.
Por tanto el anuncio de la Palabra nos exige creatividad dinámica para poder proclamar
directamente el evangelio, sobre todo a personas que vienen de tradiciones religiosas diversas. Es
necesario, por tanto, encontrar una pedagogía que tenga en cuenta los posibles obstáculos que la
palabra encontrará en los oyentes. Ciertamente esto requiere por nuestra parte hacer un camino
gradual con los oyentes.
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Como experiencia de haber vivido en un contexto multi-religioso y multi-cultural (por 11
años) puedo decir que cuando las personas se acercan a nuestra comunidad es porque esperan
conocer la fuente del mensaje que ya han escuchado en nuestro testimonio. Yo diría que ya hay un
interés concreto y el hecho de presentarnos como seguidores de Cristo ya ha manifestado a quien
seguimos. En este sentido, es necesario estar atentos a la guía del Espíritu Santo que nos hace
discernir la mejor manera de anunciar a Cristo para que éste sea acogido por los oyentes sin prisas
pero sin dejar pasar el deseo que las personas sienten de conocer a Jesús de una manera más
profunda.
Un aspecto de la Iglesia contemporánea es el crecimiento del Pentecostalismo. En Asia
también los grupos Cristianos- Pentecostales se van expandiendo y en algunos sitios tienen muchos
seguidores. Nos damos cuenta de que éste movimiento nos presenta un reto, el de poder acoger a
todos los que después de haber conocido el Cristianismo en estas iglesias cristianas se sienten
desilusionados, y se presentan en la Iglesia Católica en busca de una experiencia de Dios que va mas
allá de los sentimientos y las emociones. Teniendo en cuenta que un punto que interroga a muchos
de ellos es el de la jerarquía del Papa (fruto del criticismo que han escuchado en Iglesias cristianas).
Es necesario poder entablar un diálogo sincero y catequético que pueda dar razón de nuestra fe y de
la manera como la vivimos como miembros de la Iglesia Universal.
El Verbum Dei en Asia.
La comunidad ha tenido una presencia en Asia desde el año 1977 con la fundación de la
primera comunidad de Misioneras en Filipinas. En Asia, nuestra presencia en países de minoría
Cristiana inició con la fundación de las comunidades de Taiwán en Mayo de 1997 y Singapur el 12
de Septiembre del mismo año.
Conclusión.
El Verbum Dei, como parte de la Iglesia Universal y como fraternidad Misionera dedicada a
tiempo completo a la Misión de dar a conocer a Cristo de manera vivencial con la vida y la palabra
tiene mucho que aportar en estos sitios de misión donde los católicos somos minoría. Nuestra
eficacia en la vivencia permanente de la misión en estos países pide de nosotros, como ya lo he
dicho, un conocimiento de la cultura, de la situación política y de la Iglesia local. También nos
sentimos llamados a vivir la misión como testimonio de vida con las distintas dimensiones que he
mencionado, teniendo en cuenta que el dialogo con las otras Religiones es una necesidad creciente
si queremos encarnarnos en los países e insertarnos en las iglesias locales y desde ellas aportar
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nuestro carisma encarnando la Palabra de Dios en las diversas culturas de manera que todos los
hombres conozcan a Dios y lleguen al conocimiento de la Verdad.