16 RAPHAEL, Filosofía moral. Fondo de cultura económica. Mexico.pp.60-80 (1).pdf

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RAPHAEL, traductor José Utrilla (1981) Filosofía moral. Fondo de cultura económica. Mexico.pp.60-80 PROLOGO Este libro pretende ser una introducción al tema y no requiere conocimientos previos de filosofía. Aunque espero que algunas partes también puedan interesar a lectores más experimentados, lo he escrito pensando en las necesidades del principiante. No escasean los libros breves sobre ética que constituyen introducciones, en el sentido en que allanan el camino a obras más avanzadas. Pero si escasean los libros de esta índole que realmente sean apropiados para los principiantes. Después de probar con varios modernos libros de textos en cursos elementales durante un largo periodo, no he encontrado ninguno que sirviera satisfactoriamente a tal propósito, he visto que entre mis colegas, muchos comparten mi opinión. Así pues, me he basado en mi experiencia de maestro para tratar de colmar esta laguna. D.D.R Londres, 1980

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  • RAPHAEL, traductor Jos Utrilla (1981) Filosofa moral. Fondo de cultura econmica.

    Mexico.pp.60-80

    PROLOGO

    Este libro pretende ser una introduccin al tema y no requiere conocimientos previos de

    filosofa. Aunque espero que algunas partes tambin puedan interesar a lectores ms

    experimentados, lo he escrito pensando en las necesidades del principiante.

    No escasean los libros breves sobre tica que constituyen introducciones, en el sentido en que

    allanan el camino a obras ms avanzadas. Pero si escasean los libros de esta ndole que

    realmente sean apropiados para los principiantes. Despus de probar con varios modernos

    libros de textos en cursos elementales durante un largo periodo, no he encontrado ninguno

    que sirviera satisfactoriamente a tal propsito, he visto que entre mis colegas, muchos

    comparten mi opinin. As pues, me he basado en mi experiencia de maestro para tratar de

    colmar esta laguna.

    D.D.R

    Londres, 1980

  • III. LA LGICA Y EL IDIOMA

    EL ESTUDIO reciente de la diferencia entre valores y hechos se ha concentrado en

    cuestiones de lgica y de idioma. El debate del siglo xviii acerca de la razn y el

    sentimiento era por un problema de epistemologa, pero pareca de psicologa. Los fil-

    sofos de aquella poca escribieron a menudo acerca del "origen" de nuestras ideas

    morales, como si estuviesen dando una explicacin causal o gentica. Lo mismo puede

    decirse de la investigacin epistemolgica general de los siglos xvii y xviii. La disputa

    entre racionalismo y empirismo acerca del conocimiento del mundo real se present

    frecuentemente como si fuera psicolgica, como si la cuestin en disputa fuera: Es el

    conocimiento el resultado causal de la razn; o de la percepcin sensoria? Para evitar

    esta confusin, los filsofos del siglo xx han establecido una distincin clara entre la inves-

    tigacin lgica y la psicolgica. A muchos de ellos les ha resultado til enfocar la atencin

    en el idioma en que se expresan las ideas, para librarse del hbito de tratarlas como

    entidades psicolgicas abiertas a inspeccin directa en la conciencia. Cuando se

    considera la relacin lgica entre las ideas, hay que examinar las ideas como se expresan

    en palabras o en otros smbolos escritos. sta es una de las razones principales de que la

    filosofa del siglo XX haya dedicado tanto de su tiempo al idioma, y especialmente el

    significado. Los antiguos problemas de la epistemologa han reaparecido bajo una nueva

    guisa. El espritu del empirismo del siglo xviii renaci en el Empirismo lgico (o

    Positivismo lgico) del siglo xx. El antiguo empirismo fue una doctrina acerca del

    conocimiento; sostuvo que el conocimiento autntico dependa de la experiencia. El ms

    reciente Positivismo o Empirismo lgico fue una doctrina acerca del significado; sostuvo

    que el significado de una proposicin (fuera de la lgica formal y de la matemtica pura)

    depende del modo en que se le puede verificar o falsear por experiencia.

    Vemos as que el debate en la tica entre el racionalismo y el naturalismo ha continuado

    en el siglo xx, en gran parte como investigacin del significado de las frases que expresan

    juicios morales. Enesta perspectiva, una sencilla teora naturalista dira que un juicio moral

    describe los sentimientos del que habla. Supngase que alguien dice: "Tirar de la cola del

    gato (o, ms generalmente, infligir dolor) es malo." Qu est queriendo decir? Si dice "La

    cola del gato es larga" estar describiendo una cualidad que todos podemos ver. La

    palabra "malo", a diferencia de "largo", no hace eso. En cambio, se est sugiriendo,

    describe el sentimiento de desaprobacin del que habla. La frase "Tirar de la cola del gato

    es malo" significa lo mismo que "Tirar de la cola del gato es algo que desapruebo" o

  • "Siento desaprobacin a tirar la coladel gato". Llamemos a esta sugestin la Teora In-

    dividualmente Subjetivista del significado de los juicios morales.

    Veremos una flaqueza decisiva en esta teora si tomamos un ejemplo acerca del cual

    tendr que haber una diferencia de opinin en los juicios morales. Supngase que Andrs

    y Brbara estn discutiendo sobre la posibilidad de reintroducir la pena capital. Andrs

    dice: "La pena capital siempre es injusta", y Brbara dice: "La pena capital a veces es

    justa" (por ejemplo, por los asesinatos planeados a sangre fra, por el asesinato de un po-

    lica, por secuestro). La teora individualmente subjetiva pretende revelarnos el significado

    de toda frase de la forma "X es justo" y "X es injusto". Segn su anlisis, el enunciado de

    Andrs significa "Yo siempre desapruebo la pena capital", y el enunciado de Brbara

    significa "Yo a veces apruebo la pena capital". Ahora bien, cada uno del segundo conjunto

    de enunciados es autobiogrfico. Andrs nos revela algo acerca de s mismo, Brbara nos

    revela algo de s misma. No hay contradiccin entre los dos enunciados. Lo mismo sera

    cierto si Andrs dijera: "Yo todas las maanas tomo un huevo al desayunarme", y Brbara

    dijera: "No siempre tomo un huevo al desayunarme." No hay contradiccin, no hay

    desacuerdo entre estos dos enunciados. Andrs y Brbara simplemente estaran

    contndonos partes de su autobiografa, en que casualmente difieren. Pero cuando

    Andrs dice: "La pena capital siempre es injusta" y Brbara dice: "La pena capital a veces

    es justa", ambos piensan que sus opiniones estn en desacuerdo, piensan que Brbara

    ha contradicho a Andrs. Probablemente pedirn uno al otro que d razones de sus

    opiniones, y vern si estn en acuerdo o en desacuerdo en sus razones (por ejemplo, que

    la pena capital tiene o no tiene un mayor efecto disuasivo que otros castigos), para

    descubrir si esto les ayudar a resolver su desacuerdo sobre la cuestin inicial. Andrs y

    Brbara, entonces, piensan que sus diferentes juicios morales expresan una diferencia de

    opinin, y se contradicen uno a otro. El anlisis de sus enunciados, que hace la teora

    subjetivista, implica que no se estn contradiciendo. El anlisis tiene una implicacin que

    no se encuentra en los enunciados originales que pretende analizar. Por tanto, el anlisis

    tiene que ser incorrecto.

    El lector objetar que Andrs y Brbara se engaan al suponer que sus opiniones estn

    en desacuerdo. En realidad, dir el lector, simplemente difieren en sus sentimientos,

    aunque no comprendamos esto cuando hablamos acerca de estas cosas en la vida

    ordinaria. De ser as, la teora es vlida y no es posible rechazarla tan slo porque Andrs

    y Brbara, y en realidad la mayora de nosotros, no han reconocido su verdad en nuestra

    experiencia cotidiana.

  • Pero la mayora pretenda decirnos qu significa decir "X es justo (o injusto)". El

    significado de una frase debe quedar determinado por su carcter lgico y las

    circunstancias de su uso. Si la gente en realidad emplea frases de la forma "X es justo",

    es injusto" como contradictorias entre s, de

    nada vale decir que todos se engaan y que no pueden emplearse apropiadamente las

    frases en este sentido. El uso apropiado de una frase es su verdadero uso normal, y el

    significado de una frase debe colegirse por su uso. As, "X es justo" no puede significar lo

    mismo que "Yo apruebo X". La teora individualmente subjetivista es falsa.

    Llegaremos a mejores resultados si estrechamos menos la teora? Modifiqumosla de tal

    modo que "X es justo" signifique: "La mayora de la gente de mi sociedad aprueba X." A

    esta versin modificada podemos llamarle la Teora Socialmente Subjetivista del

    significado de los juicios morales.

    Bueno, tambin esta versin tropieza con dificultades lgicas. Una persona puede

    sostener una opinin minoritaria ante una cuestin moral, puede saber que su opinin es

    minoritaria y, sin embargo, puede estar convencida de que su opinin es. la moralmente

    justa. Por ejemplo, puede decir: "La eutanasia para quienes la desean es moralmente

    justa, aunque la mayora de la gente de mi sociedad la desapruebe". Ahora bien, la teora

    socialmente subjetivista nos dice que el enunciado "La eutanasia para los que la desean

    es moralmente justa" significa lo mismo que "La mayora de la gente de mi sociedad

    aprueba la eutanasia para los que la desean". Por consiguiente, segn este anlisis, el

    enunciado completo de quien sostiene la opinin minoritaria significa esto: "La mayora

    de la gente de mi sociedad aprueba la eutanasia para los que la desean, aun cuando la

    mayor parte de la gente de mi sociedad la desaprueba." Esta es, desde luego,una patente

    contradiccin. Pero el enunciado original que pretenda analizar no era contradictorio en

    lo ms mnimo; el enunciado original tena perfecto sentido. Por consiguiente, la teora

    socialmente subjetivista es tan deficiente como la versin individual ms sencilla.

    As pues, los predicados ticos no describen los sentimientos del que habla ni de la

    sociedad en general. Parece claro que el significado y la funcin lgica de tales

    expresiones no se han captado diciendo que describen sentimientos. Hay alguna otra

    manera en que los trminos ticos puedan relacionarse con sentimientos?

    La Teora Expresiva,' sostenida por los positivistas lgicos, hace un relato ms sutil, con la

    esperanza de evitar las dificultades lgicas de la teora subjetivista. Segn esta opinin,

    los juicios de valor, incluso los juicios morales, expresan o revelan sentimientos. Esto es

  • distinto de describir sentimientos. Si me doy un martillazo en el pulgar y exclamo: "Ay!o

    algo ms pintoresco, estoy expresando, revelando, ventilando mi sensacin de dolor. No

    estoy describindola. No estoy declarando: "Siento un dolor" ni "Esto es doloroso",

    aunque cualquier espectador podr inferir, por la exclamacin, queestoy sintiendo dolor.

    As, si Carolina dice: "La eutanasia (o la pena capital) es moralmente justificable", no est

    declarando que experimente un sentimiento de aprobacin, sino que est dando ex-

    presin atal sentimiento. Y si David dice: "La eutanasia no es moralmente justificable",

    est expresando un sentimiento de desaprobacin. Carolina y David no estn

    describiendo sus emociones, no nos estn revelando parte de su autobiografa. Estn, en

    un sentido, contradicindose, o al menos oponindose, pues estn expresando actitudes

    opuestas. Es como si se encontraran en un partido de futbol siendo cada quien, partidario

    de equipos opuestos. Cuando el Aston Villa anota un gol, Carolina aplaude y David silba.

    Segn esta opinin, decir "La eutanasia es justa" es como gritar " Arriba la eutanasia! y

    decir "La eutanasia es injusta" es como gritar Abajo la eutanasia!" Por tanto, la teora

    expresiva tambin ha sido llamada la Teora de Arriba-Abajo.

    A pesar de su ingenio, la teora expresiva no evita las dificultades que trataba de eludir.

    En realidad, se le pueden plantear las mismas objeciones que a la teora subjetivista que

    pretenda remplazar.. Cuando la gente tiene y expresa opiniones opuestas acerca de la

    moralidad de la pena capital o de la eutanasia, piensa que difiere en su opinin, que

    enunciados de la forma "X es justo" y "X es injusto" literalmente se contradicen, y que

    pueden discutir acerca de sus ideas con razones. Los aplausos y los silbidos dedicados al

    Aston Villa no se consideran como enunciados de opinin que se contradicen o que

    pueden apoyarse en razones. Supongamos que Aston Villa gana el partido contra Ever-

    ton. David, que es partidario de Everton, habiendo terminado de silbar, puede decir a

    Carolina: "Bueno., Aston Villa gan este partido, pero de todos modos Everton es mejor

    equipo". Si Carolina no est de acuerdo en que Everton es mejor equipo, ella y David

    pensarn, ambos, que ahora al hablar acerca de "el mejor equipo" estn difiriendo de opi-

    nin, y pueden apoyar con razones sus opiniones respectivas. Por ejemplo, David indica

    que la mayor parte del partido se desarroll en el lado de la cancha del Aston Villa, que el

    nico gol anotado fue un golpe de suerte en favor de ste porque el portero del Everton se

    resbal, y otras cosas por el estilo. Cuando Carolina y David difieren sobre cul es el

    mejor equipo, no se comportan como si simplemente estuvieran aplaudiendo y silbando.

    Tan directa comparacin de los juicios de valor con expresiones de sentimiento no puede

    ser correcta. Hay criterios o normas para aplicar los trminos de valor. Los dos partidarios

  • de equipos de futbol tal vez se pondran de acuerdo sobre unas normas para llamar

    bueno a un equipo: un buen equipo de futbol, convendrn ambos, es el que es rpido,

    tiene buen trabajo de conjunto y toma la iniciativa al atacar. Y si ambos convienen, como

    bien puede ser, en que Everton mostr estas cualidades en mayor grado que Aston Villa,

    entonces dirn que Everton es el mejor equipo. De manera similar, la gente que discute

    sobre los 'mritos de diferentes automviles puede llegar a un consenso general sobre las

    normas para considerar bueno a un automvil: por ejemplo, seguridad, economa, como-

    didad, rpida aceleracin. Si un auto satisface estas normas, es bueno. Este tipo de cosas

    no puede aplicarse a sencillamente gritar Ay!" cuando nos damos un martillazo en un

    dedo, o a silbar cuando un equipo visitante de futbol anota un tanto contra el equipo local,

    que cuenta con nuestra preferencia.

    La teora expresiva podra modificarse del siguiente modo. Podra permitir que los juicios

    de valor particulares dependieran de normas o criterios y, as, tuvieran un elemento de

    racionalidad; es posible dar razones para decir que Everton es un buen' equipo de futbol o

    que un Roveres un buen auto. Pero, dice entonces la teora, las normas bsicas mismas

    'son expresiones de sentimiento. Los dos aficionados al futbol pueden dar razones en pro

    y en contra del juicio particular de que Everton es el mejor equipo, pero no en pro y en

    contra de los juicios bsicos que aplican como normas o criterios: "un equipo rpido es un

    buen equipo"; "un equipo con iniciativa al ataque es un buen equipo". De manera similar,

    afirmara, podemos dar razones del juicio particular de que el Rover es un buen auto, pero

    no de los juicios de valor bsicos que se emplean como normas para juzgar los

    automviles: "Un auto seguro es un buen auto"; "Un auto econmico es un buen auto".

    Los juicios bsicos, que constituyen razones pero que no dependen, a su vez, de

    'razones, son, de acuerdo con la teora modificada, expresin de sentimiento. Pero ahora

    la teora nos est diciendo que los juicios generales ("La velocidad es buena en un equipo

    de futbol, en cualquier equipo"; "La economa es buena en un automvil, en cualquier

    automvil") son las expresiones de sentimiento, como un grito de dolor al darse un

    martillazo en el pulgar. Esta analoga es completamente ridcula: La expresin o

    manifestacin de semejante sentimiento debe ser particular; debe referirse al aqu y al

    ahora, aun caso individual. Adems, la analoga, gritar al sentirse lastimado, es ms o

    menos involuntaria. Cuando me doy un martillazo, puedo gritar: "Ay!" involuntariamente;

    pero si aplico mi reaccin a situaciones dolorosas en general, no estar emitiendo un grito

    involuntario. La aprobacin a la cualidad de ser econmico en un. autom vil va junto con

    una aprobacin a lo econmico en general, a desear que nuestro dinero rinda ms. Este

    no es un sentimiento particular.

  • Los dos tipos de teora que hasta aqu he analizado, las teoras subjetivista y expresiva,

    afirman ambas que los juicios de valor, no son racionales. Esta afirmacin no es

    inatacable. Hemos visto que juicios de valor particulares pueden basarse en razones y, en

    este sentido, son racionales, en tanto que los juicios de valor generales deben tener un

    elemento de racionalidad al ser generales. Sin embargo, de all no se sigue que debamos

    adoptar una teora directamente racionalista con objeto de que los juicios morales

    generales necesariamente sean ciertos, como las proposiciones matemticas. Tambin

    esta posicin, tropieza con dificultades lgicas.

    La teora racionalista considera que los valores son una especie de hechos, no hechos

    conocidos por la experiencia del sentido o el sentimiento, sino hechos conocidos por el

    entendimiento racional. El hecho de que nos doblen el brazo es doloroso, es algo que

    sabemos por experiencia. El hecho de que el dolor es malo es, segn el racionalista, algo

    que hemos de conocer por entendimiento racional. En bien del argumento, aceptemos

    que la proposicin "El dolor es malo" enuncia un hecho. Entonces, qu? Deseamos

    concluir que si el dolor es malo, no debemos causar dolor, y que debemos suprimirlo

    cuando podamos. Pero, cmo podemos inferir que debemos hacer algo por el hecho de

    que algo es tal? La inferencia sera falaz porque introducira en la conclusin un trmino

    que no est contenido en las premisas. Comprense estos dos sencillos silogismos:

    Todos los filsofos son chiflados. Scrates es un filsofo.

    Por lo tanto: Scrates es un chiflado.

    Todos los filsofos son chiflados.

    Scrates es un filsofo.

    Por lo tanto: Scrates tiene la nariz chata.

    En el primer silogismo, que es lgicamente vlido (aunque se puede dudar de la verdad

    de la primera premisa y, por tanto, de la conclusin), tanto el sujeto como el predicado de

    la conclusin son trminos que tambin entran en las premisas. En cambio, en el segundo

    silogismo, el predicado de la conclusin introduce un trmino, "narizchata", que no estaba

    incluido en ninguna de las premisas. Por tanto, el silogismo es invlido, aunque la con-

    clusin casualmente sea cierta. Ahora bien, el mismo tipo de falacia aparece en una

    inferencia en que la cpula es (o "son") en las premisas va seguida por el distinto tipo de

    cpula "debe" en la conclusin. Por ejemplo:

  • Todo dolor es (o: todos los estados dolorosos son) malo (s).

    La inanicin es dolorosa.

    Por lo tanto: Hay que aliviar la inanicin.

    Sera una inferencia vlida si la conclusin fuera "La inanicin es mala", pero decir que

    algo es bueno o malo no es lo mismo que decir que se debe producir o se debe suprimir.

    Si decimos que X se debe producir o se debe hacer, implicamos que X no es el caso, no

    es un hecho, ahora; estamos hablando acerca de la posibilidad, y de la urgencia, de hacer

    que algo sea el caso, sea un hecho. Y si decimos que X se debe suprimir, estamos

    hablando de la posibilidad de hacer que un hecho existente deje de ser. Un llamado a la

    accin no puede ser simplemente una consecuencia lgica de enunciados de hecho.

    Esta lnea de pensamiento nos lleva a una clase distinta de teora, el Prescriptivismo, que

    se concentra en el carcter prctico del idioma de los valores. Decir "Debes irte a la

    cama" no es exactamente una orden ("Vete a la cama"), pero se aproxima a una orden.

    Es consejo, recomendacin, apremio. Los juicios de valor no son enunciados de lo que

    ocurre; tampoco son simplemente expresiones de lo que siente el que habla. Son

    exhortaciones al que escucha, y pretenden afectar la accin. Las antiguas teoras, tanto

    subjetivistas como rectamente racionalistas, comparaban el juicio de valor con los

    enunciados de hecho. La teora expresiva comparaba los juicios de valor con

    exclamaciones. La teora prescriptiva compara los juicios de valor con rdenes.

    Por lo que hace a la palabra "debe", sta parece bastante plausible y, en realidad, no es

    nada nuevo. Kant, racionalista del siglo XVIII, habl de los juicios morales de "debe" como

    "imperativos"; distingui entre, el "imperativo categrico" de la moral y los "imperativos

    hipotticos" de la prudencia y la habilidad. Una teora ms antigua an (la del Derecho

    Natural) comparaba los principios morales con leyes, que son rdenes generalizadas; y

    en el Antiguo Testamento, los principios morales fundamentales son llamados

    "Mandamientos" y se expresan en el modo imperativo ('"Honrars a tu padre y a tu

    madre"; "No hurtars").

    La teora prescriptiva, como ha sido planteada por el profesor Har, tambin toma en

    cuenta ampliamente el carcter racional de las prescripciones morales. Har, resucitando

    un elemento clave de la teora kantiana de la tica, ha subrayado un rasgo de

    universalidad que, en su opinin, caracteriza todos los juicios de valor que contienen la

    palabra "debe". Semejante juicio moral difiere de una orden propiamente dicha, afirma

  • Har, precisamente porque se le puede universalizar. Una orden va dirigida normalmente

    a una persona o grupo en particular. Una prescripcin moral va ms all; aunque puede

    decir directamente que una persona en particular est obligada a hacer esto o aquello,

    implica que todos y cada uno, en una situacin exactamente igual, estaran igualmente

    obligados.

    Qu decir de los trminos de valor, aparte de "debe"? Los adjetivos "justo" e "injusto" se

    Pueden amalgamar a "debe" y "no debe". Una accin justa es una que se debe hacer,

    una accin injusta es una que no se debe hacer. Sin embargo, "bueno" y "malo" son un

    tanto distintos. No tienen tan obvia fuerza descriptiva. Las palabras "justo" e "injusto",

    como "debe" y "no debe", se aplican comnmente a acciones. "Bueno" y "malo" se aplican

    comnmente a personas y cosas. Hablamos de un buen cuchillo, de un buen, automvil,

    de un buen equipo de futbol, de un buen hombre. La teora prescriptiva sostiene que las

    palabras "bueno" y "malo" no se emplean para hacer algo que se aproxime a una orden,

    sino en cambio para recomendar y contra-recomendar, e interpreta esto como una re-

    comendacin al elegir. Decir "Un Roveres un buen auto" es como decir "Si deseas un

    auto, escoge un Rover." Cuando empleamos la palabra "bueno" presuponemos un

    consenso general sobre las normas que deben aplicarse a la satisfaccin de unaclase

    particular de deseo: para un cuchillo, filo; para un auto, una gama de cosas que incluyen

    seguridad, economa y comodidad. Decir que un Rover es un buen auto es recomendar

    su eleccin por la razn de que satisface las normas que casi todos tienen en mente

    cuando piensan en un automvil. As, la versin de la teora prescriptiva admite a la vez el

    carcter prctico y el carcter racional de la palabra "bueno".

    Esto conviene bastante cuando hablamos de cosas que empleamos: automviles,

    cuchillos, etc. Pero, conviene cuando llamamos buena a una persona? Supngase que

    yo hablo acerca de mi amigo Juan, que ha sido tan servicial y bondadoso para conmigo y

    para otros cuando estuvimos en dificultades. Puedo decir, resumiendo: "Es un hombre

    realmente bueno". Con esta observacin no quiero decir: "Si desean un hombre, escojan

    a Juan", como si estuviese dirigindome a alguien que anduviera en busca de marido.

    Cuando alabamos a los seres humanos como moralmente buenos, no estamos hablando

    de su uso ni de su funcin. Desde luego, podemos hablar acerca de los seres humanos

    como buenos y a menudo lo hacemosen relacin con una funcin. Yo puedo decir de

    un poltico que sera un buen primer ministro, como puedo decir de una pieza de pao que

    servira para una buena vela mayor. Es considerable razonar que ambos enunciados

    tienen el mismo tipo de significado: "Si se quiere un nuevo primer ministro (vela principal)

  • escojan a tal poltico (pieza de tela)" Tambin puedo emplear la expresin "hombre

    bueno" en relacin con las funciones. Por ejemplo, si estamos seleccionando un equipo

    de cricket, yo puedo decir "Juan Prez es un buen hombre", dando a entender con ello un

    buen jugador de cricket, de modo que tambin aqu mi observacin se puede interpretar

    como la recomendacin de escoger a Juan Prez para el equipo. Pero cuando hablamos

    de bondad moral, cuando digo que Juan es un hombre bueno por causa de su bondad, mi

    recomendacin no se refiere a una funcin y no puede interpretarse como el consejo de

    escoger a Juan para una funcin.

    Har trata la diferencia entre los sentidos funcional y moral de "bueno" tratando al

    segundo como consejo para emulacin, no para eleccin: decir que Juan es un hombre

    bueno es pedir a quienes nos escuchen que tomen a Juan como modelo para sus propias

    acciones. Pero esta sugestin tiene sus dificultades. Podemos recomendar unos estilos

    de vida moralmente distintos que no se combinan fcilmente entre s,' caso en el cual

    nuestra recomendacin no puede ser bien interpretada como un consejo a todos para que

    los tomen como modelos para imitarlos. Por ejemplo, podemos considerar moralmente

    recomendables los esfuerzos de un Albert Schweitzer al dedicarse a la atencin mdica

    de quienes sufran de lepra en un pas atrasado. Tambin podemos considerar

    recomendables los esfuerzos de Winston Churchill al alentar a susconciudadanos y. a sus

    aliados a mantener una larga guerra contra una monstruosa tirana. Pero casi es

    imposible que una persona combine los dos estilos de vida, el de Schweitzer y el de

    Churchill. Asimismo, yo puedo saber que algunas personas son constitucionalmente

    incapaces de ser mdicos, pero ello no me impedira decirles, como a otros, que Albert

    Schweitzer fue un hombre excepcionalmente bueno por lo que hizo con los leprosos. No

    hay duda de que esto es interpretar en un sentido demasiado estrecho la idea de que

    elogiar a Schweitzer es pedir a quienes nos escuchan que lo imiten: la imitacin puede

    ser, sencillamente, de su preocupacin prctica por las personas necesitadas. Pero aun

    reconociendo ello, me parece que la teora prescriptiva exagera la fuerza prctica de tal

    recomendacin y descuida otro aspecto de ella.

    Para ver cul es este otro aspecto, volvamos a uno de nuestros ejemplos anteriores.

    Podemos hablar de un buen equipo de futbol, as como de un buen jugador. Un buen

    jugador, como un buen automvil, se recomienda de acuerdo con su funcin, y el juicio de

    que es un buen ejemplo de su especie puede, en algunas circunstancias (como cuando

    nos dirigimos a alguien que est seleccionando un equipo de futbol), interpretarse en el

    sentido de "si deseas otro miembro de tu equipo de ftbol, escoge a este jugador". Pero

  • en otras circunstancias, podemos llamar buen jugador a un hombre sin sugerir en lo ms

    mnimo que quien nos escucha est seleccionando un equipo o pueda hacerlo en el

    futuro. De manera similar, esto nopuede ser lo que signific cuando nuestros dos donados

    al futbol convinieron, antes, en que Everton era un buen equipo. No pretendan de "Si

    quieres un equipo de futbol, escoge al Everton No usamos equipos de futbol, como s

    usamos automviles y cuchillos. Los seguimos y, si son buenos los admiramos. Si se nos

    dice que Everton es buen equipo de futbol, o que su centro delantero es un buen jugador,

    podemos suponer que esto implica que si queremos ver un partido de ftbol, debemos

    escoger uno en que juegue Everton, especialmente con su centro delantero. Pero la

    evaluacin de Everton o del centro delantero como buenos no consiste en dar consejo.

    Antes bien, expresa admiracin.

    Estos ejemplos son cuasi-estticos, y me parece a m que la evaluacin esttica es

    expresin de sentimiento ms que de dar consejo. Sin embargo, tal expresin de

    sentimiento no es como una exclamacin casi involuntaria, como lo sugiere la teora

    expresiva. El sentimiento que refleja se basa, frecuentemente, en normas (un equipo de

    futbol es admirado si es rpido, tiene un buen trabajo de conjunto y toma la iniciativa al

    atacar), y cuando tal es el caso, el sentimiento es el, que, puedo yo esperar,

    comparten otras muchas personas, aunque no necesariamente todas.

    La antigua analoga entre tica y esttica no era completamente errnea. La evaluacin

    moral de una persona tiene algo en comn con la evaluacin esttica, especialmente la

    que se basa en normas. Decir que alguien es un hombre moralmente buenoes expresar

    admiracin por l: por sus rasgos de carcter y hbitos de accin (es decir, porque posee

    y practica virtudes como bondad, honradez, modestia, valor, etc.), y tambin es implicar

    que nuestros sentimientos de admiracin sern compartidos por todos o por casi todos.

    El fruto de esta discusin es que los juicios de valor difieren de los enunciados de hecho,

    al pertenecer a modos pragmticos antes que descriptivos del lenguaje. No describen

    el mundo; prescriben accin o expresan reaccin. Esto no es decir que sean irracionales o

    no racionales. Si se aproximan los automviles y yo digo "No atravieses la calle ahora", mi

    consejo es totalmente racional. Las prescripciones y evaluaciones que se basan en razo-

    nes, y que pueden aplicarse generalmente a una clase de casos y a la mayora de las

    personas, apropiadamente son llamadas racionales. No son como caprichos arbitrarios ni

    corazonadas impredecibles.

  • A estas alturas, espero haber puesto en claro que el enfoque lingstico a los problemas

    filosficos no es intil ni trivial. Cuando la teora subjetivista se limit a una simple

    definicin de los trminos de valor, como si describera sentimientos de aprobacin, esto

    fue, en realidad, trivializar la fuerza del naturalismo: Yo rechac la teora por motivo de

    que sus implicaciones lgicas iban contra las implicaciones lgicas del uso normal de los

    trminos de valor. Pero aun cuando tal era motivo suficiente para rechazar el subjetivismo

    como teora del significado de los trminos de valor, nos dejaba con una sensacin de

    incomodidad. El' naturalismo, como lo describimos en el captulo u, claramente tiene, una

    fuerza persuasiva que no se disipa por la refutacin de una teora superficial como el

    subjetivismo. La refutacin mostr que al hacer juicios morales no significamos ni

    tratamos de declarar que tenemos ciertos sentimientos. No obstante, si se dice que

    nuestro significado es objetivista, declarando que acciones y situaciones poseen en

    realidad una calidad "no natural" o trascendental de justicia o bondad, por qu hemos de

    suponer que tenemos derecho a decir tales cosas? Posiblemente se nos ha hecho, con

    engao, emplear expresiones objetivistas que no tienen base alguna. Tal vez nuestros

    pensamientos y modos de expresin ordinarios sean ilusorios. La fuerza de esta objecin

    desaparece cuando decimos que no es posible defender de esta manera la teora

    subjetivista, porque sta afirma revelarnos lo que queremos decir, no lo que tenemos

    derecho a implicar. Hasta tal punto, los ejercicios lingsticos de la teora subjetivista son

    realmente triviales.

    La teora expresiva fue muy poco ms convincente, porque su versin de la funcin del

    lenguaje evaluativo tambin era demasiado sencilla. Pero la teora expresiva s tena la

    ventaja de apartarse del modo del lenguaje descriptivo, o enunciador de hechos, hacia un

    modo ms pragmtico. Sin embargo, el objeto de semejante paso surge ms claramente

    en la teora prescriptiva, que no slo se basa en la analoga del lenguaje imperativo sino

    que tambin toma en cuenta el carcter racional de gran parte del lenguaje evaluativo.

    Acepta los rasgos persuasivos tanto del racionalismo como del naturalismo; mientras evita

    hasta un grado considerable (no dir que totalmente) las objeciones que se les hacen en

    su forma tradicional. Ha logrado hacer este progreso porque, en gran parte, ha enfocado

    el uso y las implicaciones lgicas del idioma.