12PF Clase 11b: Tercer y Ultimo Paso para la Victoria
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“3 Steps to Victory” Part 2, page 1
Curso Básico Bíblico
LAS 12 PIEDRAS FUNDAMENTALES
CLASE 11B: 3 PASOS PARA VENCER
(Paso 3)
© La Familia Internacional
Editado por http://audioconectate.net
Junio de 2011
“3 Steps to Victory” Part 2, page 2
Clase 11B-1 BÁSICA
Superar conflictos, 2ª parte
TRES PASOS PARA VENCER (2ª parte)
TERCER PASO: SIGUE ADELANTE
Ya estamos listos para el tercer paso: «Sigue adelante».
a) RECONOCE LO QUE TIENES QUE APRENDER Y MADURA
La vida es un proceso de aprendizaje constante. Aceptar a Jesús y Su don de
Salvación es apenas el comienzo, el primer paso que nos lleva a convertirnos en lo
que Dios quiere que seamos.
El proceso de aprendizaje es algo extraordinario. Nadie es perfecto. ¿En qué
consiste la vida? En no ser perfectos, sino en aprender y madurar.
Quizá una de las mejores formas de entender esto es echar un vistazo a la
ilustración alegórica que hizo Jesús en Juan 15. El pámpano o sarmiento de la vida
que es podado es el que lleva fruto.
Juan 15:1–7. Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el labrador. Todo
pámpano que en Mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo
limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra
que os he hablado. Permaneced en Mí, y Yo en vosotros. Como el pámpano no
puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco
vosotros, si no permanecéis en Mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que
permanece en Mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de Mí
nada podéis hacer. El que en Mí no permanece, será echado fuera como
pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. ) Si
permanecéis en Mí, y Mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
La experiencia es para nuestro desarrollo lo que el ejercicio para el cuerpo
¿Qué beneficios rinde el ejercicio al cuerpo? Lo fortalece. De modo que todas las
experiencias por las que pasamos, todas las pruebas y tribulaciones, cada cosa nueva
que se nos presenta, cada enseñanza que tomamos en el camino nos proporciona
experiencia. Y la experiencia es para la mente lo que el ejercicio para el cuerpo.
Todas las experiencias por las que pasamos, Dios las concibe para hacernos más
fuertes.
Aprende lo que te toque y sigue adelante
Concentrarse demasiado en los propios errores y defectos acarrea sus peligros.
Muchos cristianos se pasan largas horas empeñados en perfeccionarse. Algunos se
pasan la vida leyendo la Palabra, rezando y yendo a la iglesia con el solo objeto de
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perfeccionarse y auto superarse. Lo que han hecho es enrolarse en un curso de
superación personal.
No es eso lo que nos proponemos nosotros. Aunque todos tenemos cosas que
aprender y nos hace falta madurar espiritualmente —sobre todo si nuestras
debilidades están perjudicando a otros, hay que encararlas—, no queremos pasarnos
toda la vida resolviendo nuestros conflictos personales y superando los propios
pecados, fallos y debilidades. Reconoce lo que tengas que aprender y sigue adelante.
Es preferible invertir la mayor parte de nuestras energías en ayudar a los demás.
Las cargas pueden convertirse en puentes
Un biólogo cuenta que una vez vio a una hormiga transportar una brizna de
hierba que parecía una carga excesiva para ella. La hormiga llegó hasta una
grieta en el suelo que era demasiado amplia como para cruzarla. Se quedó un
rato como analizando la situación; luego puso el trocito de hierba sobre la
grieta y cruzó por encima de ella. Qué hermosa lección para toda la
humanidad. Las cargas que lleva a cuestas una persona pueden servirle de
puente para vadear obstáculos y progresar.
Si te caes, no te quedes ahí tendido
Una señora mayor resbaló y se cayó en una concurrida calle. Los transeúntes
se apresuraron a asistirla, pero ella se estaba incorporando por sus propios
medios.
—Gracias, estoy bien —les aseguró—. Siempre me caigo hacia adelante,
nunca hacia atrás.
De todos modos, aceptó el ofrecimiento de sentarse en una tienda cercana.
—Parece que soy propensa a besar el suelo de mi pueblo natal —comentó
con humor.
Evidentemente, sabía cómo tomarse los tumbos de la vida con una sonrisa. El
incidente me invitó a la reflexión. Físicamente, no todos logramos caer hacia
adelante cuando tropezamos; a veces es inevitable que caigamos hacia atrás.
Pero cuando la vida nos propina un fuerte golpe mental, podemos tratar de
tomarlo con valor a fin de caer hacia adelante, es decir, mirando al futuro en
vez de empantanarnos en el pasado. Aldous Huxley dijo: «La experiencia no es
lo que le sucede a un hombre; es lo que un hombre hace con lo que sucede».
Termina la carrera
Podemos extraer inspiración de la vida de John Stephen Akhwari, como la
cuenta Bud Greenspan en su libro 100 Greatest Moments in Olympic History
(Los 100 momentos más grandiosos de la historia de las Olimpíadas).
Cuando el ganador cruzó la línea de llegada en la maratón olímpica de
México de 1968, las autoridades pensaron que la carrera había concluido. Pero
una hora más tarde, John Stephen Akhwari, un maratonista de Tanzania, entró
al estadio. Ensangrentado y vendado a raíz de una caída, cojeaba
dolorosamente.
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Al dar la vuelta a la pista, la multitud comenzó a ovacionarlo. Al cruzar la
línea de llegada, por la aclamación de la multitud uno habría pensado que
Akhwari había sido el ganador.
Más tarde, cuando le preguntaron por qué no abandonó antes, él respondió:
—Es que usted no entiende. Mi país no me envió a México a empezar la
carrera, sino a terminarla.
Cuando la vida te deja maltrecho y golpeado, sigue adelante; tu Creador no
te envió aquí a empezar la carrera, sino a terminarla.
Sigue adelante a cualquier costo. Por muchos magullones que tengas, sigue
luchando. Por muchas veces que tropieces y caigas, sigue corriendo. Tus
heridas, golpes, rasguños y cicatrices son medallas de honor a los ojos del
Señor. Son señales de que tuviste la fe, el valor, la determinación y el empeño
para seguir adelante, por difícil que fuera. Puede que hayas caído, pero te
negaste a abandonar.
Al final de la carrera, podrás decir al igual que el apóstol Pablo: «He
peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo
demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez
justo, en aquel día» (2 Timoteo 4:7-8).
b) MANTÉN LOS OJOS PUESTOS EN JESÚS, NO EN TI MISMO.
Romanos 7:18a. Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien.
Gálatas 2:20. ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí.
Isaías 26:3. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
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Pon los ojos en Jesús. Piensa en el Señor. Jesús es tu mejor Amigo y Él es quien
puede ayudarte a conseguir la victoria, ya sea sobre tus debilidades o cualquier otro
obstáculo que se te presente en el camino.
Hebreos 12:1–3. Nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande
nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y
corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en
Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él
sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de
Dios. Considerad a Aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra Sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
Pedro caminó sobre el agua y casi se hunde cuando apartó su mirada del Señor
Mateo 14:28–32. Entonces le respondió Pedro, y dijo: «Señor, si eres Tú,
manda que yo vaya a Ti sobre las aguas». Y Él dijo: «Ven». Y descendiendo
Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte
viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: «¡Señor,
sálvame!» Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo:
«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?» Y cuando ellos subieron en la barca,
se calmó el viento.
Deja tu peso en Él
Aprendí a nadar cuando niño, pero no fue hasta el verano pasado que
aprendí a hacerlo bien. Durante 30 años pensé que debía luchar constantemente
para no hundirme.
Cierto día un experto nadador me observó unos minutos y luego exclamó:
«Deja de luchar contra el agua y confía en que no te hundirás. Utiliza tus
fuerzas para avanzar».
Seguí sus instrucciones y bastaron unos minutos para convencerme de que
tenía razón. Me extendí en el agua sin mover los brazos ni las piernas y para mi
asombro, el agua me sostenía. Luego comencé a nadar usando mis fuerzas para
avanzar. ¡Qué descubrimiento! ¿Por qué nadie me lo había dicho antes?
Hay tantas personas que luchan continuamente para tratar de ser cristianas,
cuando en realidad lo que deberían hacer es confiar en que el Señor las
sostendrá.
Por encima de la neblina
Hay una anécdota acerca de los pasajeros de un barco que navegaba por el
río San Lorenzo. Estaban airados porque a pesar de la densa neblina reinante,
la nave avanzaba a toda velocidad. Por fin fueron a quejarse al primer oficial.
«¡No se preocupen! —les dijo éste con una sonrisa—. La neblina está muy baja;
el capitán se encuentra por encima de ella y tiene buena visibilidad».
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¿Te ves inclinado a quejarte por la forma en que el Gran Capitán te
conduce? Confía en que Él ve el final del camino. Y luego afirma: «Solo Tú,
Señor... me haces vivir confiado».
c) CONFÍA EN QUE EL SEÑOR SABE LO QUE MÁS CONVIENE
Romanos 8:28. Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados.
Algo que puede ayudarte a aprender a ejercitar tus músculos espirituales es
tomar conciencia de que todo lo que sucede en nuestra vida tiene un propósito. El
Señor tiene algún motivo y siempre debemos procurar descubrirlo.
Cuando observas tu vida bajo ese prisma de Romanos 8:28 y tomas lo que te
sucede como la voz del Señor que quiere hablarte y quiere indicarte algo, se abre ante
ti toda una nueva forma de ver las cosas y estrecha mucho tu relación con el Señor. Si
te detienes, miras y escuchas, y le preguntas qué se propone enseñarte, te vuelves
mucho más consciente de Su presencia y percibes todas las vías concretas por las que
te conduce.
Cuando reconoces la forma tan estupenda en que el Señor se vale de todos los
pequeños sucesos de tu vida para hablarte, te da un enfoque más positivo. Por
ejemplo, si te enfermas, en vez de verlo como un impedimento, quejarte de tu suerte
y considerarlo como algo con lo que simplemente tienes que lidiar, procura buscar
todos los motivos positivos por los que puede haber sucedido.
A veces no es fácil descubrir lo que el Señor desea comunicarnos, pero si
persistimos y no dejamos de buscar las respuestas, Él es fiel en indicarnos que
siempre tiene un propósito.
Si aprendes a verle el lado bueno a todo lo que te sucede, tu vida se enriquece,
las enseñanzas que le saques se hacen más profundas, alcanzas una mayor paz
interior y percibes con facilidad la mano del Señor en los acontecimientos que te
afectan. Hacer frente a un aluvión de problemas, pruebas, batallas y tribulaciones
esperando que ocurra lo peor es muy distinto a ver esos mismos problemas, pruebas y
batallas con la expectativa y la ilusión de descubrir todo el provecho que sabes les
sacará el Señor.
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El fin de una amarga prueba
(Por Corrie Ten Boom en su libro, Father Ten Boom.)
Sucedió alrededor del año 1640. Un grupo de españoles viajaba por las
selvas de Sudamérica cuando uno de sus integrantes se vio gravemente
aquejado de la malaria. En poco tiempo, la fiebre lo había debilitado tanto que
ya no podía caminar.
Sus amigos no sabían qué hacer. Improvisaron una camilla hecha de ramas y
hojas e intentaron cargarlo en ella. El estado del enfermo y las dificultades que
entrañaba transportarlo se hicieron tales que finalmente decidieron colocarlo
junto a un estanque de agua a la sombra de un árbol de denso follaje. Allí lo
abandonaron.
Su situación parecía no tener esperanza alguna. Sus compañeros le habían
dejado algo de comida pero él no le prestó ninguna atención. ¡Agua! Era lo
único en que pensaba. Atormentado por una sed insaciable, se inclinó hacia el
agua. Lo embargó un sentimiento de desesperación al comprobar que tenía un
sabor amargo y desagradable.
Obligado por la continua fiebre que seguía quemando y consumiendo su
cuerpo, bebió una y otra vez. Entonces algo extraño comenzó a suceder. Cada
vez que bebía, la fiebre bajaba y los dolores eran menos intensos. Su debilitado
organismo recobraba fuerzas.
Aquella agua amarga le había restituido la salud. El árbol bajo el cual sus
compañeros lo habían dejado resultó ser una chinchona o árbol de quinina. Las
hojas y trozos de corteza habían caído al agua y la quinina se había disuelto en
ella. Además de producir la curación de aquel extenuado viajero, aquella
desgracia derivó en el descubrimiento de un remedio muy eficaz que ha
permitido salvar incontables vidas.
Así ocurre a menudo con quienes se ven obligados a pasar por pruebas
amargas y tenebrosas. Con qué facilidad nos rebelamos contra aquellas
circunstancias que nos causan sufrimiento y que no podemos alterar. Sin
embargo, a veces el Señor nos envía pruebas para sanarnos. Debemos creer en
Su amor y sabiduría. Pronto descubriremos que fue necesario soportar una
amarga píldora para poder curarnos.
No hay mal que por bien no venga (Humor)
Un hombre de manos muy torpes que desde hacía mucho tiempo pasaba
penurias por falta de trabajo encontró por fin un empleo en una tienda de
porcelanas. Llevaba apenas unos días trabajando cuando hizo trizas un gran
jarrón. Fue rápidamente requerido en la oficia del gerente, donde este le
informó que se le descontaría determinada cantidad semanal de su salario hasta
que cubriera completamente el importe del jarrón que acababa de destrozar.
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—¿Cuál era su precio? —preguntó el culpable.
—Trescientos dólares —respondió el gerente.
—¡Qué maravilla! —exclamó el primero—, estoy contentísimo. ¡Por fin he
hallado un trabajo estable!
d) Olvídate de ti mismo y ayuda a los demás. Emplea las enseñanzas que
recoges para ayudar a OTROS
El Señor nos deja pasar por experiencias difíciles para consolar y ayudar a los demás.
La mejor forma de olvidarte de tus propias desdichas es ayudar a alguien a superar las
suyas.
Concéntrate en apoyar a los demás. Procura la felicidad ajena antes que la tuya.
Pide al Señor que te ayude a amarlo a Él, lo cual a su vez te motivará a amar tanto a
los demás que te olvidarás de ti mismo y vivirás por Jesús y los demás.
Dicen que la terapia ocupacional es bastante eficaz, que viene bien estar
ocupado físicamente, trabajar con ahínco y olvidarse uno de sus propios problemas.
Hasta cierto punto es cierto, pero no deja de ser una solución parcial. ¿Por qué no
ponerse a trabajar en serio por Jesús, para favorecer a otras personas? Si te dedicas a
asistir a los demás, te llenas tanto del gozo que Él te da por hacerlos felices que te
olvidas de tu mal estado.
Recuerda también que lo que aprendes y el consuelo que recibes del Señor y de
otras personas te pone en condiciones de consolar a los demás. Nos compadecemos
más profundamente de alguien cuando nosotros mismos hemos pasado por momentos
difíciles. Si fuéramos todos tan justos y no tuviéramos ninguna de esas debilidades,
no podríamos ayudar mucho a nadie. No nos identificaríamos con los demás ni nos
compadeceríamos de ellos. Ni siquiera seríamos capaces de entenderlos. Emplea lo
que te ha tocado aprender para ayudar a otros a sobreponerse a sus momentos
difíciles.
2 Corintios 1:4. El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que
podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
Se salvó por salvar a otro
Se cuenta que Sundar Singh viajaba con un acompañante tibetano en un día
sumamente frío. Nevaba copiosamente, y a los dos hombres les resultaba muy
difícil avanzar, por estar casi congelados. Les costaba creer que pudieran
sobrevivir a terrible experiencia. De repente, llegaron al borde de un abrupto
precipicio y vieron allí a un hombre que había resbalado junto al borde y yacía
tendido, moribundo, sobre una saliente de roca cierta distancia más abajo.
Sundar le señaló a su compañero que deberían transportar al pobre hombre a
un lugar seguro. El tibetano se negó a colaborar, aduciendo que lo único que
podrían hacer sería tratar de salvarse ellos mismos, y continuó la marcha,
dejando atrás a Sundar. Luego de muchas dificultades el monje logró subir al
moribundo hasta la ladera de la montaña. Lo cargó sobre sus hombros e inició
la durísima marcha con su pesada carga a cuestas.
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A poco de reiniciada la travesía se topó con el cadáver de su acompañante
tibetano. Había muerto congelado. Sundar siguió adelante, sin desmayar, y
poco a poco el hombre agonizante, al entrar en calor por la fricción de su
propio cuerpo con el de su salvador, empezó a revivir. También el monje fue
entrando en calor a raíz de los esfuerzos que realizaba. Por fin llegaron a una
aldea y se pusieron a salvo. Con el corazón lleno de regocijo, Sundar recordó
entonces las palabras de Su Maestro: «Todo el que quiera salvar su vida, la
perderá, y todo el que pierda su vida por causa de Mí, este la salvará» (Mateo
16:25).
Llevar la carga
Cuando un aldeano tiene que llevar una carga muy pesada, lo que hace a
menudo es atarla a un extremo de un palo con una piedra de igual peso sujeta
al otro extremo. Luego, colocándose el palo sobre los hombros, le es posible
llevar su carga de la forma más fácil posible.
Es lo mismo que empacar nuestro equipaje de vacaciones en dos maletas
pequeñas en vez de una sola maleta grande a fin de distribuir equitativamente el
peso cuando las cargamos.
En la vida sucede lo mismo. Muchas personas han descubierto que la mejor
forma de lidiar con sus pesos y estorbos es ayudar a alguien a cargar con los
suyos. Al desviar su atención a los problemas ajenos, se les hace más fácil
olvidarse de los propios.
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e) AGUARDA PACIENTEMENTE AL SEÑOR
Has orado pidiendo ayuda. Has seguido los pasos anteriores. Confías, crees, luchas y
te esfuerzas por cambiar. Sin embargo, todavía te ves asediado por la misma prueba.
Puede que se trate de una debilidad que no logras superar. Quisieras dejar de fumar o
dominar tu mal genio. O tal vez necesitas curarte de una dolencia de larga data. O
quizá te hace falta otro empleo para hacer frente a tus compromisos económicos. Así
y todo, aunque has hecho todo lo que te hemos recomendado, todavía no se te dan las
cosas. ¿Qué pasa?
Es indudable que no siempre recibimos respuestas inmediatas. Eso no significa
necesariamente que estemos fallando en algo; bien puede ser que el Señor quiera
enseñarnos paciencia. Cuando Él demora la respuesta a una plegaria, pone a prueba
nuestra fe. La paciencia requiere fe, exige confiarle a Dios el resultado final.
Salmo 40:1. Pacientemente esperé al Señor, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Lamentaciones 3:26. Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor.
Hebreos 10:36. Os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
La paciencia es una de las enseñanzas que Dios nos imparte con más frecuencia
y, sin embargo, una de las virtudes que más escasean, pues pone a prueba nuestra fe y
nos lleva a acudir al Señor y a Su Palabra, a los cuales de otro modo quizá no
dedicaríamos tanto tiempo y atención. Al menos es uno de los medios de los que Dios
se vale para llamarnos la atención mientras aguardamos Sus respuestas.
Isaías 40:31. Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Santiago 5:10–11. Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de
paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos
por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y
habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.
Reza una sabia moraleja: «Algo inesperadamente prodigioso puede suceder en ese
margen de tiempo en que no nos damos por vencidos, sino que seguimos creyendo y
orando».
Siempre lo ha hecho (humor)
Una mañana, cuando William Howells y Mark Twain salían de la iglesia,
comenzó a llover con fuerza.
—¿Cree usted que parará? —preguntó Howells.
—Siempre lo ha hecho, ¿no? —respondió Twain.
Los atajos no siempre son lo más aconsejable
“3 Steps to Victory” Part 2, page 11
Jeffrey aspiraba a ser conductor de taxi en Londres. Parte de la prueba
consistía en estar familiarizado con las rutas más cortas entre dos sitios
determinados de la ciudad. Estudió los mapas hasta que se los sabía de
memoria, pero no aprobó la prueba.
Como respuesta a la pregunta sobre cuál era la forma más rápida de llegar
de un punto a otro, dio lo que habría sido sin duda la ruta más corta según el
mapa. No obstante, recorrerla habría supuesto conducir su taxi por una larga
escalinata y a través de un pasaje cuya anchura solo permitía el paso de
peatones.
Los atajos no siempre son lo que parecen. Aunque es lógico que uno se sienta
agradecido cuando una prueba ha terminado, debemos tener siempre en cuenta
que la mayoría de las cosas que valen algo nos llegan con paciencia y esfuerzo.
No te dejes engañar por los atajos de la vida.
Breve sinopsis del tercer paso: ¡Sigue adelante!
Hagamos una breve sinopsis del tercer paso: cómo seguir avanzando para salir del
«valle de las tribulaciones» y entrar en el «terreno montañoso de la victoria».
a) Reconoce lo aprendido y madura. La vida del cristiano es un proceso de
aprendizaje. Reconoce lo que debes aprender del trance que te ha tocado vivir.
Aunque no sea culpa tuya, de todos modos podría dejarte valiosas enseñanzas.
b) Mantén los ojos puestos en Jesús, no en ti mismo. Confía en que Jesús te
concederá las victorias que necesites.
c) Confía en que el Señor sabe lo que más conviene. «A los que aman a Dios, todas
las cosas les ayudan a bien». Si confías en que el Señor te ama y que no permitirá que
te pase nada que no termine redundando en tu bien, aunque no lo entiendas a primera
vista, disfrutarás de mayor paz.
d) Olvídate de ti mismo y ayuda a los demás. Dedicarte a ayudar a alguien bien
podría resolver tus propios problemas. Recuerda también que el Señor nos deja pasar
por ciertos aprietos para que podamos consolar y ayudar a los demás.
e) Aguarda pacientemente al Señor. El Señor siempre responde, pero Su calendario
en muchos casos difiere del nuestro. «Algo inesperadamente prodigioso puede
suceder en ese margen de tiempo en que no nos damos por vencidos, sino que
seguimos creyendo y orando».
“3 Steps to Victory” Part 2, page 12
SEGUNDO TRAMO: MOMENTOS DE QUIETUD: REFUGIO DE LA
TEMPESTAD
Momentos a solas con Jesús
Las tempestades de la vida nos sobrevienen de una u otra forma. Pruebas personales,
batallas espirituales, dificultades de orden físico. Es estupendo saber que hay un
refugio donde podemos hallar solaz, reposo, consuelo y orientación. Ese refugio se
halla en la presencia del Señor. Recuerda que Jesús nos dice:
Mateo 11:28–30. Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os
haré descansar. Llevad Mi yugo sobre vosotros, y aprended de Mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque Mi yugo es fácil, y ligera Mi carga.
Uno de los mejores recursos para llevar a la práctica estos tres pasos y superar
obstáculos antes que se nos presenten siquiera, es dedicar un poco de tiempo cada día
a morar en la presencia del Señor. Pasa tiempo todos los días orando a solas,
alabando al Señor y leyendo la Palabra. Pueden ser 10, 30 ó 60 minutos.
No es lo mismo que el tiempo de estudio; más bien es un rato de intimidad con
Jesús, un rato que pasas conversando con Él y escuchándolo. Asócialo con pasar
tiempo a solas con una persona amada, como lo haces con tu marido, tu esposa, tu
novio o novia.
El dador de fuerzas
Estos momentos de retiro y recogimiento espiritual te renovarán y te darán las fuerzas
para enfrentar lo que te toque en el camino.
Isaías 30:15. Así dijo el Señor Dios, el Santo de Israel: «En descanso y en
reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza».
Hebreos 4:9–10. Queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha
entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las
suyas.
Jesús es capaz de resolver todos tus problemas de un solo atisbo. Puede
oxigenarte todo el espíritu con una sola bocanada profunda. Puede aclararte los
pensamientos con una sola melodía de dulce música celestial. Puede llevarse todos
tus temores y enjugar todas tus lágrimas con un solo y breve momento de reposo, de
la perfecta paz que Él te da cuando tu pensamiento persevera en Él y solo en Él,
porque en Él has confiado. Una sola vislumbre de Jesús hace que todo valga la pena.
“3 Steps to Victory” Part 2, page 13
«Lo único que puedo hacer es estar tendido inmóvil»
Hudson Taylor (misionero inglés que laboró en la China, 1832-1905) estaba
tan endeble en los meses finales de su vida que escribió a un íntimo amigo
diciendo: «Estoy tan débil que no puedo trabajar; no puedo leer la Biblia; ni
siquiera puedo orar. Lo único que puedo hacer es estar tendido inmóvil en los
brazos de Dios, como un niñito, y confiar». Aquel portentoso evangelista,
dotado de un gran poder espiritual, llegó a tal punto de sufrimiento físico y
debilidad que todo lo que podía hacer era estar quieto y confiar. Eso mismo
espera Dios de ti, Su hijo amado, cuando desfallezcas ante los fieros embates de
la aflicción. No trates de ser fuerte. Simplemente, permanece quieto.
Belleza en lugar de cenizas
La Biblia promete que “a los que aman Dios todas las cosas les ayudan a bien”.
(Rom.8:28) No solamente algunas, ni la mayoría, ni muchas, sino todas. ¡Qué
promesa!
A veces es difícil creer que Dios pueda sacar algún provecho de las peores
tragedias y decepciones que sufrimos. Pero si lo amamos y procuramos complacerlo,
lo hará. ¿Cómo? En muchos caso por medio de lo que aprendemos en nuestros
momentos de desesperanza. La experiencia que adquirimos da profundidad a nuestra
relación con el Señor y a nuestra interacción con los demás. Además, nos permite
identificarnos con otras personas y comprenderlas mejor, a fin de que podamos
consolarlas en sus momentos difíciles. No obstante, en otras situaciones no vemos
con claridad los beneficios que puede habernos reportado cierta contrariedad. Es
posible que no lo entendamos del todo hasta que lleguemos al Cielo y veamos lo
ocurrido entre bambalinas en nuestra vida espiritual, lo cual no se nos hizo tan
patente cuando estábamos en la Tierra. De todos modos, puedes tener la certeza de
que si amas a Dios, algo bueno saldrá de los obstáculos con que te topes en la vida.
Intenta, pues, verle el lado bueno a cada situación, por desventajosa que pueda
parecer a simple vista. Eso requiere un esfuerzo considerable además de una dosis de
oración. No se logra de la noche a la mañana. Pero hará la mar de diferencia cuando
te enfrentes con problemas y escollos.
Lamentablemente, si no vemos nuestros desengaños, penas, pruebas,
enfermedades y demás dificultades bajo el prisma de Romanos 8:28, nos perdemos
las valiosas enseñanzas que el Señor se propone impartirnos y nos privamos de la paz
que se obtiene al confiar en esa singular promesa y principio.
Las pruebas equivalen a beneficios. Comprender esa sencilla ecuación y creer en
ella puede enriquecer nuestra existencia y darle un sentido más profundo y alegre.
Hay una diferencia enorme entre el efecto que tiene el afrontar los escollos y
tropiezos con miedo, esperando que suceda lo peor, y encarar los obstáculos con fe y
valor, seguros de que el Señor les sacará provecho y de que nos fortalecerán
espiritualmente.
***
“3 Steps to Victory” Part 2, page 14
Es natural que nos preguntemos por qué nos ocurren cosas malas. Conviene
recordar que Dios escribe derecho con renglones torcidos. Él siempre tiene un
propósito, aunque no siempre nos lo revele enseguida.
A veces se vale de enfermedades, aflicciones y contrariedades para llevarnos a
estrechar nuestra relación con Él y confiar más en Él. De lo contrario tendemos a
dejarnos llevar por la corriente. A veces nos suceden ciertas cosas con el único fin de
mantenernos humildes; en otras ocasiones para acercarnos a otras personas; en
algunos casos para forzarnos a rezar; en otros para enseñarnos a ser más cuidadosos y
proceder con más oración; otras más tienen por objeto poner a prueba nuestra fe. Hay
muchos motivos por los que Dios permite que pasemos tribulaciones, pero en última
instancia, todos cumplen el mismo propósito: acercarnos a Él y obligarnos a recurrir
más a Su poder, para que nos llenemos más del amor y el gozo que Él nos
proporciona.
<<Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo librará el Señor>>
(Salmo 34:19) Él permite esos sinsabores a modo de pruebas. Tienen por objeto
fortalecer nuestra fe y obtener una victoria aún más resonante de lo que parecía una
derrota.
Lo que debemos recordar constantemente es que todo lo que Dios hace, lo hace
con amor. Dios no va a permitir que a un hijo Suyo que lo ama le ocurra algo que no
sea para su bien.
Aunque es posible que sufras multitud de aflicciones y penalidades, el Señor dice
en el versículo citado que Él te librará de todas, cualquiera que sea su naturaleza o
cantidad.
David Brandt Berg
***
Aunque todas las naves que tengo en alta mar vuelvan a puerto con los mástiles
destrozados, confiaré en la Mano que nunca me ha abandonado, que cambió en bien
para mí lo que parecía mal. Y aunque rompa en llanto al ver mis sueños destruidos,
gritaré en las ruinas: <<¡Señor, en Ti confío!>>
Ella Wheeler Wilcox
***
Con mi desdicha aumenta mi ventura.
Cervantes
***
No ha habido médico que haya recetado un medicamento a su paciente ni con la
mitad del cuidado y precisión con que Dios dosifica cada una de nuestras pruebas.
Jamás deja que se excedan en un solo gramo.
“3 Steps to Victory” Part 2, page 15
12 Piedras Fundamentales – Suplemento de apuntes para la clase 11B
Tres pasos para vencer, 2ª parte
Superar conflictos, 2ª parte
Objetivo: ¡Conservar la victoria!
Versículos clave
Romanos 8:28. Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados.
1 Corintios 10:13. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana;
pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir,
sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
2 Corintios 1:4. El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que
podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
Lecturas recomendadas de la Biblia
PLEGARIA Y ALABANZA: ASISTENCIA PARA SUPERAR DEFECTOS
ESPIRITUALES
Jesús, te pido que me ayudes a obtener la victoria sobre estos pecados asediantes que
me han causado tantos problemas. No me siento digno de Tu perdón, pero te ruego
que perdones mis pecados, que extiendas Tu mano y me toques con Tu poder
milagroso a fin de librarme.
Pareciera que he librado esta batalla durante tanto tiempo. De tanto en tanto hago
algunos progresos y por épocas estoy un poco mejor, pero luego vuelvo a caer en mis
viejas debilidades, a tal punto que muchas veces parece que no tiene caso seguir
intentándolo, pues no logro nada. Luego siento el enorme peso de la condenación del
Enemigo, porque sé que mi pecado no proviene de Ti.
A pesar de mis pecados y faltas, sé que eres mi Amigo constante, mi Compañero, y
que siempre estás a mi lado; que me amas con amor eterno. Nunca me dejas ni me
abandonas ni me das la espalda, por muy indigno, pecaminoso y malvado que me
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sienta. Al rezar esta plegaria, invoco el versículo que dice que no es por obras de
justicia que yo haya hecho que Tú me has salvado, sino por Tu misericordia (Tito
3:5). ¡Necesito Tu ayuda! No puedo lograrlo por mi cuenta. Mi única esperanza,
Señor, eres Tú. Por fe te agradezco por responderme. ¡Te amo y te alabo!
MEDITACIÓN: SÉ COMO SAMUEL
Mensaje de Jesús
Necesito que seas como Samuel, que vivía y trabajaba en el tabernáculo. Él
escuchaba Mi voz y me amaba por sobre todas las cosas. Aunque las cosas no
siempre resultaban como él esperaba, y se enfrentó a numerosas pruebas, Yo lo
guardé y lo formé e hice de él el hombre que necesitaba que fuera.
A causa de su fidelidad a Mi Palabra y dado que me buscaba diligentemente, pude
hacer de su vida una bendición enorme para mucha gente por medio de las Palabras
Mías que transmitió y las cosas que hizo por Mí. Estuvo en el sitio oportuno en el
momento oportuno para ungir a Mis reyes escogidos y contribuyó a acercar al pueblo
a Mí. Todo ello fue posible a causa de la diligencia de Samuel para prestar oído a Mis
susurros.
Sé como Samuel. Sigue Mis susurros y conságrame tu corazón. Puede que ahora no
lo veas todo con claridad, al igual que los hombres y mujeres de la Biblia no siempre
sabían lo que les deparaba el futuro. Pero me siguieron y Yo cumplí con la parte que
me correspondía: protegerlos y bendecirlos aun en medio de dificultades y de grandes
retos.
Si no dejas de querer entregármelo todo, Yo te bendeciré. No podrás ver todo lo que
obro y digito detrás de las bambalinas, pero cuando sigues Mi voz y mantienes el
corazón recto ante Mí, estoy en condiciones de obrar grandes cosas por intermedio de
ti. Aunque no todo salga tan bien como quisieras y aunque haya más batallas y
dificultades a lo largo del camino, te ruego que recuerdes que estoy pegado a Tu lado.
No tienes más que levantar los ojos, dirigirme la mirada y clamar Mi nombre. Yo
entonces te prestaré toda la ayuda que necesites.
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LA PALABRA LLEVADA A LA PRÁCTICA: ¡TRES PASOS PARA VENCER!
Primer paso: Determinar las dificultades por las que se están pasando
a) Pregunta al Señor acerca de tu impedimento o el conflicto que vives.
b) Lee la Palabra.
c) Reconoce la guerra espiritual.
d) Asume la responsabilidad que te quepa.
e) Pide consejos de personas profundas en el Señor. Pide a otros que oren contigo.
Segundo paso: Dar con la solución
a) Ora y pide ayuda al Señor.
b) Confiesa tus pecados al Señor y, de ser necesario, a los demás.
c) Aborda el asunto con actitud firme y decidida. No te des por vencido.
d) Asume una actitud positiva.
e) Alaba al Señor. Sonríele a la vida.
Tercer paso: ¡Sigue adelante!
a) Reconoce lo que tienes que aprender y madura.
b) Fija la vista en Jesús, no en ti mismo.
c) Confía en que el Señor sabe lo que más conviene.
d) Olvídate de ti mismo y ayuda a los demás. Emplea las enseñanzas para ayudar a
otros.
e) Aguarda pacientemente al Señor.
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Suplemento
REFLEXIONES: APÓYATE EN ÉL
Confía en Él
Cierta vez, estando en la India, fui a una convención. Iba junto con varios
hermanos nativos y nos topamos con un arroyo que se presentaba bastante
profundo. Para vadearlo había un tablón atravesado de una orilla a otra, pero
no me atreví a cruzarlo.
—¿Por qué dudas? —me preguntaron—. Lo único que tienes que hacer es
atravesar el riachuelo por el tablón y en pocos segundos estarás del otro lado.
Este es el único arroyo que debemos cruzar para llegar a la convención.
Aún así, tenía mis dudas y respondí:
—Sí, pero no creo que el tablón resista sea lo bastante resistente como para
aguantar mi peso.
Dijeron:
—No hace falta preocuparse por eso. Cientos de personas han cruzado sin
traspiés antes que tú llegaras.
—Sí, tal vez —respondí—, pero yo soy más alto y pesado que las personas que
he visto atravesando este torrente y aunque el tablón las resista a ellas, tal vez
no me aguante a mí.
Para demostrarme la resistencia del tablón, dos hombres pesados cruzaron
juntos.
—Mira —dijeron—, nosotros dos somos más pesados que tú, y el tablón resistió
el peso de ambos.
—Está bien —dije—, lo intentaré.
Entonces comencé a cruzar muy lentamente y con mucha cautela, mientras ellos
se sonreían ante mi desconfianza. Cuando llegué al otro lado, comentaron:
—Te dijimos que era seguro. ¿Por qué no nos creíste desde el principio y
confiaste en que el tablón era seguro?
—Verán —les expliqué—, no fue la fuerza de mi fe lo que me ayudó a cruzar, ya
que como ustedes bien saben, mi fe era muy débil. Fue más bien la firmeza del
tablón, el objeto en el que ustedes me dijeron que depositara mi confianza.
(Juan 4:42; Hechos 16:31; 2 Timoteo 1:12).
Aguarda con paciencia la respuesta
—¿Por casualidad han hallado ustedes un pendiente de diamantes? Estoy
segura de que lo perdí anoche en el teatro —preguntó una mujer por teléfono
sin haberse identificado.
—Aún no, señora —respondió el gerente—, pero lo buscaremos
minuciosamente. Por favor, no cuelgue que ya le informaré el resultado de la
búsqueda.
Al volver al teléfono minutos después, el gerente dijo:
—¡Señora, le tengo buenas noticias! ¡Hemos hallado el pendiente!
Al no haber respuesta el gerente dijo:
—¡Aló! ¡Aló! —pero la señora que preguntaba por el pendiente perdido se
había cansado de esperar. El gerente intentó sin éxito rastrear la llamada.
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Muchos de los hijos de Dios son iguales a esa mujer. No esperan al Señor. La
respuesta a nuestras oraciones llegará en el momento apropiado. Su promesa es
infalible: «Clama a Mí, y Yo te responderé» (Jeremías 33: 3).
Las pruebas nos impulsan a aferrarnos a Él con mayor ahínco
La planta trepadora se aferra al roble en las tormentas más inclementes.
Aunque los rigores del clima arranquen al roble de raíz, los zarcillos seguirán
abrazados a él. Si la trepadora se encuentra del lado opuesto a la dirección del
viento, el gran roble le servirá de abrigo. Por el contrario, si queda expuesta al
vendaval, la fuerza de este la apretará más estrechamente contra el tronco.
En algunas de las tormentas que experimentamos en la vida, Dios interviene y
nos da abrigo; en otras nos deja al descubierto, para que seamos empujados
con más fuerza hacia Él.
Mantente por encima de los afanes de esta vida
Si va uno a la orilla de un pequeño arroyo y observa a las golondrinas que
vienen a bañarse en él, advierte que aunque sumergen sus cuerpecitos,
mantienen las alas fuera del agua y levantan vuelo sin que se les hayan mojado
siquiera. He ahí una enseñanza para nosotros. Aquí estamos, inmersos en los
afanes y asuntos de esta vida. No obstante, mantengamos las alas de la fe y el
amor fuera de este mundo para que, libres de todo impedimento, estemos listos
para levantar vuelo hacia el Cielo.
Un cristiano no se ve afectado por vivir en el mundo, sino cuando el mundo vive
en él.
(Juan 17:16–19; Gálatas 6:14; 1 Juan 2:15–17.)
Puedes tenerlo a Él
El Dr. S. D. Gordon cuenta de una señora cristiana ya entrada en años a la que había
empezado a fallarle la memoria. En una época se había memorizado gran parte de la
Biblia. En sus últimos años, solo podía recordar un preciado pasaje: «Porque yo sé a
Quien he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar hasta aquel día lo que
le he encomendado a Él» (Trad. Dir. Versión King James). A la larga, parte de aquel
versículo se le olvidó. Repetía quedamente: «Lo que le he encomendado a Él».
Finalmente, mientras pendía en la delgada línea divisoria que separa el mundo
espiritual del nuestro, sus seres queridos advirtieron que movía los labios. Acercaron
el oído para ver si necesitaba algo. La anciana repetía una y otra vez la única palabra
del texto que recordaba: «Él, Él, Él». Había olvidado toda la Biblia menos una
palabra. Pero esa Palabra encerraba toda la Biblia.
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PERMANECE EN CONTACTO CON LA FUENTE
Mensaje de Jesús
La fuerza espiritual proviene de Mí, de permanecer en Mí y en Mi Espíritu. Yo
soy quien la proporciona. La entrego a los que se apacientan con ganas de Mi
Palabra, los que la atesoran y extraen su alimento de ella. Ellos son Mis seguidores
auténticos: los que desean verdaderas fuerzas, los que tienen la fe para dejar las
demás cosas de lado y nutrirse de Mi Espíritu fortalecedor, que proviene de Mi
Palabra.
Requiere fe dejar otras cosas de lado y venir a Mí. Ese paso por sí solo infunde
fortaleza espiritual, pues equivale a confiar en Mí. Confía en Mí de todo corazón y no
te apoyes en tu propia prudencia. Reconóceme en todos tus caminos y Yo enderezaré
tus veredas.
Es muy fácil ocuparse con una cosa por aquí y otra por allá, pues siempre hay
mucho que hacer. No te olvides, sin embargo, de tomar ese tiempo conmigo, de
hacer esa conexión conmigo, de mantenerte en contacto conmigo, pues así puede fluir
Mi Espíritu. Cuando te haga falta, estará a tu disposición, lo tendrás contigo y te dará
las soluciones.
¡Mantente en contacto con la Fuente! Permíteme reabastecer en todo momento tus
reservas de fuerza espiritual. Tómate tiempo para venir a la fuente, para abrir tu
vasija y permitir que sea llenada. Atesora lo que más falta te hace. Absórbelo y deja
que se convierta en parte de tu mismo ser; hasta tal punto que no puedas hacer nada
sin ello. Sumérgete hasta tal grado en ello que te dé miedo moverte sin haberlo
recibido, tomar decisiones sin saber que estás sintonizado con Mi canal,
permaneciendo en el flujo de Mi cauce y dejando que este te guíe, te fortalezca, te
refresque y te mantenga cuerdo, feliz y realizado.
La verdadera inspiración proviene de la fuente de Mi luz, la cual irradia con
intensidad. Deseo que descienda profusamente sobre todo el que venga a ella, el que
la desee y sepa que la necesita. Saldrá de ti hacia los demás. Por tanto, alégrate de
estar sumergido en la corriente de Mi Espíritu. ¡Tengo océanos en los que puedes
nadar, los cuales no conoces! La única manera en que los puedes encontrar es
zambulléndote, nadando con todas tus fuerzas, y luego deslizándote y reposando
sobre Mí.
¡Deja que te llene! Permanece en Mí, y Yo en ti. Como el pámpano no puede llevar
fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; tú tampoco, si no permaneces en Mí.
Yo soy la Vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en Mí lleva mucho fruto.
Ya conoces la importancia de permanecer cerca de Mí. Sencillamente quiero
animarte a que te esfuerces por seguir haciendo eso mismo. Estoy a tu disposición y
te ayudaré. Sigue poniendo los ojos en Mí, apoyándote en Mí, poniendo tu mano en
la Mía y dejando que Yo te guíe. Tu fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de
Dios. Tienes la Palabra en abundancia. Emplea esa arma, ese instrumento.
Perfecciónate en su uso. Desarrolla tu habilidad para emplearla, ¡y te será de mucho
provecho!
Sigue confiando en Mí y Yo seguiré valiéndome de ti y ayudándote. Sigue
echando tus cargas sobre Mí, y Yo las llevaré. Te sustentaré. Te fortaleceré. Te
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sostendré. Seré tu auxilio en momentos de tribulación. Seré tu Consejero, tu
Consolador. Te ayudaré a sanar los corazones quebrantados, a vendar las heridas, a
verter el bálsamo tranquilizador de Mi amor y de Mi Espíritu.
Sigue dejando todo en Mis manos y permitiéndome que cumpla Mi perfecta
voluntad. Sigue sometiéndote. Sigue entregándote de lleno, y Yo seguiré
fortaleciéndote. Te guardaré y te ayudaré. Sigue aguardándome y confiando en Mí.
FIJARSE METAS
La vida se compone de múltiples decisiones, enseñanzas, experiencias, retos y
vaivenes. Pero eso es lo que torna la vida en algo tan satisfactorio y entretenido. Nos
encanta aprender y experimentar cosas nuevas, y al Señor le encanta que nos fijemos
metas. Pero recuerda que hay mucho que aprender y no podemos asimilarlo todo a la
misma vez. Así que no te desanimes ni te fijes metas tan altas que no resulten
inalcanzables.
La mejor forma de fijarse una meta es fraccionarla en tramos más asequibles de
menor envergadura. Una vez que se llega a una de ellas, enseguida podemos ir en pos
de la siguiente, y así sucesivamente. Aprender todo lo que tenemos que aprender
exige muchas pruebas, errores y batallas. Así que no te desanimes por todo el tiempo
que lleva. Tienes toda la vida por delante. ¡Y también la eternidad!
El solo hecho de que tengas que luchar no significa que no estés progresando. Es
más, así precisamente se crece y se madura: a base de lucha y de esfuerzo. Si no te
das por vencido y mantienes los ojos fijos en la meta, seguirás avanzando.
Algo que te ayudará a lograr tus metas es pasar más tiempo con el Señor. Puedes
hacerlo leyendo Su Palabra y escuchando Su voz en profecía. Luego simplemente haz
lo que Él te pida.
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PRUEBA DE LA CLASE 11B, «SUPERAR CONFLICTOS: TRES PASOS PARA VENCER, 2ª
PARTE», DE LAS 12 PIEDRAS FUNDAMENTALES
NOMBRE: FECHA:
1. En parte la victoria requiere olvidarse de uno mismo para concentrarse ¿en
qué? (Pista: Isaías 26:3)
2. ¿Qué dice Romanos 8:28?
3. ¿Cómo podrías valerte de uno de tus defectos en beneficio de otra persona?
(Pista: 2 Corintios 1:4)
4. Menciona un versículo sobre la paciencia.
5. ¿Qué pasos puedes dar o estás dando para librarte de distracciones o
interrupciones durante los ratos que pasas a solas con Jesús?
6. ¿Puedes contar una vivencia tuya o de otra persona en la que se haya cumplido
«Romanos 8:28», es decir, que una situación complicada terminó redundando
en bien?
7. ¿CUÁLES SON «LOS TRES PASOS PARA CONSEGUIR LA VICTORIA»?
1.
2.
3.
¿HUBO ALGO DE LA CLASE QUE NO ENTENDISTE BIEN O QUE TE SUSCITÓ
INTERROGANTES? DE SER ASÍ, EXPLÍCASELO A TU GUÍA.