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Cómo proteger y promover la nutriciónde madres y niños

Pautas para la formulación de políticas: Intervenciones prioritarias en materia de nutrición y enfoques transversalesen América Latina y el Caribe

IndicePautas para la formulación de políticas: Intervenciones prioritarias en materia de nutrición

y enfoques transversales.

Resumen de recomendaciones para la formulación de políticas para las intervenciones en

materia de nutrición.

Intervención prioritaria 1: Asegurar la nutrición de las madres, los lactantes y los niños

pequeños.

Intervención prioritaria 2: Promoción del crecimiento saludable.

Intervención prioritaria 3: Prevenir y tratarlas deficiencias de micronutrientes

Intervención prioritaria 4: Prevenir y tratar las enfermedades infecciosas

Intervención prioritaria 5: Promover la maternidad saludable

Intervención prioritaria 6: Lograr la seguridad alimentaria

Resumen de recomendaciones para la formulación de políticas para los

enfoques transversales

Enfoque transversal 1: Selección de beneficiarios

Enfoque transversal 2: Coordinación multisectorial

Enfoque transversal 3: Adopción de políticas y planificación

Enfoque transversal 4: Comunicación durante las emergencias

Enfoque transversal 5: Recursos humanos y capacitación

Enfoque transversal 6: Agua, saneamiento e higiene

Enfoque transversal 7: Control y evaluación

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Pautas PaRa la foRmulacIón de PolítIcas: InteRvencIones PRIoRItaRIas en mateRIa de nutRIcIón y enfoques tRansveRsales

En esta sección se describen las intervenciones prioritarias en materia de nutrición y los enfoques transversales que son fundamentales para promover y proteger el estado de nutrición de las madres y los niños, así como el capital humano del país a corto, mediano y largo plazo. Las ideas centrales de estas pautas son: (1) al formular las políticas, prestar atención especial a la “oportunidad crítica” que constituyen los primeros 1.000 días de la vida; (2) alinear las políticas con las recomendaciones internacionales más recientes sobre la nutrición; (3) coordinar las políticas y las intervenciones de sectores clave, para obtener siner-gias en las acciones; y (4) invertir los recursos asignados a la prevención de desastres y la gestión de emergencias de la manera más eficaz en función de los costos. Como lo muestra la Figura 2 de la sección de la Metodolo-gía para la elaboración de este conjunto de instrumentos, se pueden identificar tres entornos en los cuales se aplican estas intervenciones y enfoques en formas diversas:

1. Entornos estables, en los cuales se pueden aplicar inter-venciones que sirvan de base para que las comunidades vulnerables adquieran capacidad de largo plazo para re-cuperarse de las perturbaciones. Estas intervenciones deben diseñarse y ejecutarse como programas de desa-rrollo habituales y sostenibles, mucho antes de que se presente una posible crisis o emergencia.

2. Entornos en crisis, durante los cuales la aplicación efi-ciente de intervenciones que se inició durante perio-dos de estabilidad contribuye a generar una capacidad adicional de recuperación frente a las perturbaciones. Estas intervenciones deben formar parte de las políti-cas nacionales de desarrollo. Durante una crisis (como una crisis alimentaria o económica) o una emergencia (como un terremoto), estas intervenciones se pueden ampliar y extender rápidamente a los grupos de pobla-ción afectados, lo cual asegura que los más vulnerables estén protegidos de los efectos inmediatos y de largo plazo de una perturbación. Estas intervenciones deben integrarse a los planes de preparación para las crisis y su ejecución debe adaptarse para responder a las nece-sidades de la población en caso de una perturbación.

3. Entornos en emergencia, en los cuales deben existir intervenciones de corto plazo cuando la población en-frente una perturbación inesperada. Es importante que estas intervenciones se tengan en cuenta en los planes de preparación para las crisis y las emergencias y que se pongan en marcha rápidamente durante una crisis, una emergencia o una perturbación repentina.

Estas pautas para la formulación de políticas contienen recomendaciones sobre cómo se deben ejecutar las inter-venciones prioritarias en materia de nutrición y los enfo-ques transversales en situaciones estables, de crisis y de emergencia.

algunos recursos adicionales sobre cómo abordar la nutrición en los primeros 1.000 días de vida durante las emergencias y las crisis:

• Proyecto Esfera, Carta humanitaria y normas mínimas para la respuesta humanitaria.

• Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados, Manual para situaciones de emergencia.

• Grupo temático sobre nutrición del Comité Permanente entre Organismos, Guía práctica para la

nutrición en las situaciones de emergencia.

• Comité Internacional de la Cruz Roja. Nutrition manual for humanitarian action (manual de nutrición

para la acción humanitaria).

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InteRvencIones PRIoRItaRIas en mateRIa de nutRIcIón

Intervenciones Prioritarias de Nutrición

Asegurar la nutrición de las madres, los lactantes y los niños pequeños

• Promover las prácticas óptimas de lactancia materna: iniciación de la lactancia materna exclusiva en la hora siguiente al parto, lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, y, después de esa edad, prolongación de la lactancia materna con alimentación complementaria apropiada hasta los dos años o más.

• Exhortar a la adopción de prácticas apropiadas de alimentación complementaria desde los 6 meses. Los alimentos complementarios apropiados deben estar adaptados al nivel de desarrollo del niño; tener una alta densidad de nutrientes y una consistencia apropiada; servirse frecuen-temente; ser variados, fáciles de masticar y digerir y atractivos para los niños; ayudarles a hacer la transición a la dieta de la familia; ser preparados y servidos en condiciones higiénicas, y ser ofrecidos al niño de manera receptiva, con paciencia y voces de aliento.

• Asegurarse de que el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Mater-na esté disponible y se cumpla en todo momento.

• Ejecutar programas comunitarios de nutrición en los cuales se promuevan y apoyen las prácticas óptimas de alimentación de las madres, los lactantes y los niños pequeños.

Promover el crecimiento saludable

• Emprender actividades de control y promoción del crecimiento para prevenir la desnutrición por medio de la detección de trastornos del crecimiento y la mejora de las prácticas en el hogar o la búsqueda de atención para las enfermedades.

• Integrar un sistema de remisión para los casos de malnutrición aguda detectados por medio de las actividades de control y promoción del crecimiento y asegurar que los protocolos de tratamiento de la malnutrición aguda estén al día respecto a las últimas recomendaciones.

• Si las tasas de malnutrición aguda están por encima del 5%, ejecutar programas de tratamiento en la comunidad para los niños que tengan malnutrición aguda y no presenten complicaciones, mediante el suministro de alimentos terapéuticos listos para el consumo.

• Asegurar que en las actividades de control y promoción del crecimiento y los programas de trata-miento de la malnutrición aguda en la comunidad se integren las intervenciones y los productos más eficaces en función de los costos.

Prevenir y tratar las deficiencias de micronutrientes

• Promover el consumo de una dieta diversa rica en micronutrientes.• Cuando sea necesario, establecer programas de suministro de suplementos de micronutrientes

para deficiencias comunes, como estrategia de corto plazo para eliminar las deficiencias de mi-cronutrientes:

• Para los niños menores de 5 años: • vitamina A cuando la prevalencia de la deficiencia de esa vitamina sea superior al 20% hierro cuando la prevalencia de la anemia sea superior al 40%• Para las mujeres en edad fecunda, ácido fólico y hierro cuando la prevalencia de la anemia sea

superior al 20%.• Establecer programas de enriquecimiento de los alimentos, incluidos la yodación universal de la

sal y el enriquecimiento de los alimentos complementarios, como estrategia de largo plazo para eliminar las deficiencias de micronutrientes.

• Promover las prácticas óptimas de lactancia materna.• Proporcionar a todas las mujeres embarazadas suplementos diarios de ácido fólico y hierro al

menos por seis meses. • Proporcionar suplementos diarios de ácido fólico y hierro a las madres por tres meses después del

parto en los lugares en que la prevalencia de la anemia sea igual o superior al 40%. • Proporcionar tratamiento contra los parásitos intestinales a las mujeres embarazadas, los niños

en edad prescolar y los niños que asisten a la escuela en zonas en que el anquilostoma o los hel-mintos que se transmiten a través del suelo sean prevalentes.

EN TIEMPOS DE ESTABILIDADSíntesis de las pautas para la formulación de políticas: Intervenciones prioritarias en materia de nutrición

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Prevenir y tratar las enfermedades infecciosas

• Crear infraestructuras para asegurar el acceso al agua potable y la existencia de entornos higiéni-cos.

• Decidir si los servicios de salud deben aconsejar a las madres seropositivas que elijan entre ama-mantar a sus hijos y tomar un medicamento antirretrovírico o evitar la lactancia por completo.

• Promover el consumo de alimentos que remplacen a la leche materna sólo si son aceptables, factibles, de bajo precio, sostenibles y seguros.

• En el caso de los países que decidan promover la combinación de la lactancia con intervenciones basadas en la administración de un medicamento antirretrovírico preventivo y aquellos en los cuales se puedan conseguir estos medicamentos o esté previsto comenzar a ofrecerlos, recomen-dar que las mujeres seropositivas adopten la lactancia exclusiva por 6 meses y luego la combinen con alimentos complementarios al menos hasta que los niños cumplan un año.

• Utilizar las sales de rehidratación oral y los suplementos diarios de zinc para el tratamiento clíni-co de la diarrea aguda, tal como lo recomiendan la OMS y UNICEF.

• Adoptar programas vigorosos de control de la malaria y el dengue que reduzcan el número de lugares en los que se reproducen los vectores, mediante el fomento de la limpieza de los entor-nos y el hábito de dormir bajo mosquiteros cuando venga al caso, especialmente en el caso de las mujeres embarazadas y los niños pequeños.

• Promover y proteger la lactancia materna, y particularmente la lactancia exclusiva durante los primeros 6 meses de vida del bebé.

Promover la maternidad saludable

• Seguir las pautas de la OMS relativas al paquete de servicios de atención prenatal y de cuidados durante el puerperio.

• Promover la buena nutrición entre todas las jóvenes y mujeres en edad fecunda y el aumento de peso adecuado durante el embarazo.

• Hablar con todas las mujeres embarazadas sobre el plan de parto y proporcionar a cada una de ellas un estuche de elementos esenciales para un parto sin riesgos.

• Asegurar la disponibilidad de profesionales capacitados y de equipos esenciales.• Adoptar medidas de prevención de las infecciones cuando se prodiguen cuidados a las mujeres y a

los bebés inmediatamente después del parto. • Asegurarse de que haya un número suficiente de maletines obstétricos para el total de partos

previstos en cada una de las zonas.• Incorporar las intervenciones de maternidad sin riesgos a los planes de respuesta ante las emer-

gencias.

Lograr la seguridad alimentaria

• Establecer vínculos estrechos entre las políticas relativas a la agricultura, la seguridad alimen-taria, los mecanismos de protección social y la nutrición que se puedan tomar como base de un programa de comunicaciones sólido sobre la dieta materna y las prácticas críticas de alimenta-ción de los lactantes y los niños pequeños.

• Apoyar una producción agrícola diversificada destinada a mejorar la disponibilidad de alimentos que tengan una alta densidad de nutrientes, y sobre todo de aquellos de origen animal.

• Dirigir las acciones a las zonas geográficas más vulnerables y, dentro de ellas, a los hogares más vulnerables: los que sean pobres o no tengan un acceso seguro a los alimentos y los pequeños agricultores.

• Otorgar prioridad a las necesidades de las mujeres embarazadas y lactantes (si es apropiado, de las adolescentes) y de los lactantes y niños menores de 2 años.

• Fomentar la compra y el uso de productos producidos localmente, cuando sea posible.• Proporcionar transferencias de dinero en efectivo, cupones, alimentos o productos en especie a

las personas que no tengan un acceso seguro a los alimentos.• Cuando se ofrezcan productos alimentarios, asegurarse de que se ajusten a las necesidades nutri-

cionales de las mujeres y los niños pequeños.• Ubicar alimentos y materiales logísticos en las zonas de difícil acceso antes de las emergencias.

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Intervenciones Prioritarias de Nutrición

Asegurar la nutrición de las madres, los lactantes y los niños pequeños

• Intensificar y ampliar programas destinados a educar, alentar y apoyar a las madres y las familias para que adopten prácticas óptimas de alimentación de lactantes, incluida la prolongación de la lactancia materna.

• En el caso de los hogares en los cuales haya mujeres embarazadas o niños menores de dos años, considerar la posibilidad de complementar los ingresos de estos si tienen un acceso limitado a alimentos nutritivos de bajo costo, o suministrar a aquellos que están en riesgo de caer en situación de pobreza alimentos complementarios especializados si la disponibilidad es limitada.

Promover el crecimiento saludable

• Ampliar el alcance de los programas de tratamiento de la malnutrición aguda en la comunidad y fortalecerlos para asegurar la cobertura y un control más frecuente de los niños que sean más vulnerables. Estos programas constituyen una buena plataforma para ampliar el alcance de otros programas en los que se presten servicios sociales y de salud.

• Utilizar un sistema de alerta temprana para detectar y controlar las tasas de malnutrición aguda.

• Emplear los programas de control y promoción del crecimiento como plataformas para ofrecer intervenciones esenciales de nutrición, salud y protección social.

• Fortalecer las redes de remisión o iniciar programas de tratamiento de la malnutrición aguda en la comunidad para incluir a los niños con malnutrición aguda y aquellos que sean más vulnerables; por ejemplo, los que están perdiendo peso.

• Asegurar que exista una cadena para el suministro de los materiales que requieran los programas de tratamiento de la malnutrición aguda en la comunidad.

• Proporcionar raciones de alimentos complementarios a los niños pequeños que tengan malnutrición aguda moderada.

• Si la crisis es prolongada, hacer una detección sistemática de casos de desnutrición entre las mujeres embarazadas y que estén en el posparto, y remitirlas a programas de alimentación complementaria cuando sea necesario.

Prevenir y tratar las deficiencias de micronutrientes

• Ampliar y fortalecer los programas destinados a prevenir, realizar la detección sistemática de casos y tratar las deficiencias de micronutrientes, prestando atención a las mujeres y los niños cuya dieta sea de limitada calidad o que tengan escaso acceso a los servicios de salud.

• Vigilar la prevalencia de las deficiencias de micronutrientes en los grupos vulnerables para de-terminar si debe modificarse el protocolo de suministro de suplementos.

Prevenir y tratar las enfermedades infecciosas

• Ampliar y fortalecer los programas de control de las enfermedades infecciosas, especialmente en grupos de población vulnerables.

• Intensificar la promoción y protección de las prácticas óptimas de lactancia materna.• Asegurarse de que los programas de preparación para las emergencias tengan en cuenta el

tratamiento adecuado de las enfermedades infecciosas, incluido el suministro de tratamientos antirretrovíricos y de medicamentos antirretrovíricos preventivos, sucedáneos de la leche materna (en países que aconsejan a las madres seropositivas evitar la lactancia por completo) y condones.

• Mejorar la vigilancia de las enfermedades infecciosas y ampliar la cobertura de los programas en zonas en las que aumente la prevalencia.

Promover la maternidad saludable

• Identificar a las mujeres que están en las etapas avanzadas del embarazo y hablar con ellas sobre el plan de parto. Entregarle a cada una un estuche de elementos esenciales para un parto sin riesgos.

• Contemplar la posibilidad de hacer transferencias de dinero en efectivo o de entregar cupones a los hogares en los que las mujeres embarazadas no pueden pagar por unos servicios ni una dieta adecuados.

• Hacer transferencias de alimentos cuando no haya disponibilidad de alimentos nutritivos a precios asequibles.

Lograr la seguridad alimentaria

• Extender los programas dirigidos a complementar los ingresos por medio de transferencias de di-nero en efectivo, cupones o transferencias de alimentos, para permitir que los hogares compren una canasta de alimentos suficiente.

• Extender el suministro de suplementos de micronutrientes a las mujeres embarazadas y lactan-tes y los niños pequeños en los hogares que puedan estar afectados por una menor diversidad de la dieta o sean vulnerables a las deficiencias de micronutrientes.

EN TIEMOS DE CRISISSíntesis de las pautas para la formulación de políticas: Intervenciones prioritarias en materia de nutrición

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Intervenciones Prioritarias de Nutrición

Asegurar la nutrición de las madres, los lactantes y los niños pequeños

• Asegurar que las madres y las familias reciban apoyo adecuado, que incluya el suministro ininterrumpi-do de información y de un entorno seguro para practicar la alimentación óptima, incluida la prolonga-ción de la lactancia materna.

• Proporcionar, en aquellas situaciones en las cuales no se puede alimentar a los niños con leche materna, alimentos artificiales en la modalidad de preparados para lactantes listos para el consumo, siguiendo las recomendaciones de la OMS.

• Asegurar la disponibilidad de espacios seguros en los cuales las madres puedan amamantar. • Asegurar que las mujeres embarazadas y lactantes reciban cantidades adecuadas de líquidos y de ali-

mentos a fin de mantenerlas hidratadas y prolongar la lactancia materna, de modo que se satisfagan las necesidades nutricionales adicionales propias del embarazo y la lactancia.

• Proporcionar alimentos complementarios especializados a los niños de 6 a 24 meses de edad.

Promover el crecimiento saludable

• Intensificar las actividades de control y promoción del crecimiento y, en donde no existan, iniciar la detección sistemática rápida de casos de malnutrición aguda en niños y desnutrición en mujeres embarazadas y que estén en el posparto; dirigirlas especialmente a las mujeres y los niños alojados en albergues.

• Ampliar los programas de tratamiento de la malnutrición aguda en la comunidad o las remisiones por malnutrición aguda, asegurando el suministro de alimentos listos para el consumo para prevenir y tratar la malnutrición.

• Utilizar la información procedente de los programas de control y promoción del crecimiento o del sistema de control y alerta temprana como fundamento de las decisiones relativas a los programas de nutrición por un tiempo después de la emergencia; vigilar de cerca las tasas de malnutrición aguda moderada y grave, en particular entre las personas más pobres.

Prevenir y tratar las deficiencias de micronutrientes

• Cuando sea necesario, proporcionar raciones de alimentos enriquecidos, incluida la sal yodada.• Proporcionar a las mujeres embarazadas y lactantes un suplemento diario de múltiples

micronutrientes; continuar proporcionándoles suplementos de ácido fólico y hierro.• Proporcionar a los niños de 6 a 59 meses de edad un suplemento diario de múltiples micronutrientes

cuando no se estén suministrando raciones de alimentos enriquecidos; cuando sí se proporcionen, los niños de esa edad deben recibir dos dosis por semana.

• Continuar proporcionando un suplemento semestral de vitamina A.

Prevenir y tratar las enfermedades infecciosas

• Asegurarse de empacar los tratamientos antirretrovíricos, los medicamentos antirretrovíricos preven-tivos, los sucedáneos de la leche materna (si vienen al caso) y los condones en los estuches de res-puesta ante las emergencias, y de que los trabajadores sanitarios apliquen técnicas de seguridad para el manejo de la sangre y el control de las infecciones. Proporcionar un medicamento antirretrovírico tan pronto como sea factible.

• En entornos afectados por emergencias, recomendar la lactancia exclusiva a todas las madres. • Garantizar un acceso adecuado al agua potable y los alimentos inocuos, otorgando prioridad a las

madres y a los niños pequeños.• Ofrecer jabón en los baños de los albergues y promover el lavado periódico de las manos con jabón.• Estimular la preparación de alimentos por métodos higiénicos y controlar de cerca la inocuidad de los

alimentos en los albergues.• Intensificar las medidas de control de vectores y seguir las recomendaciones de la OMS relativas al

diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades infecciosas.

Promover la maternidad saludable

• Asociarse con otros sectores para proporcionar a las mujeres embarazadas y lactantes “refugios segu-ros”.

• Asegurarse de que las mujeres embarazadas y lactantes reciban raciones adicionales de alimentos y de agua no contaminada.

• Suministrar a las mujeres embarazadas mayores cantidades de ropa abrigada, si el clima así lo exige, al igual que ropa y mantas para el lactante.

• Seguir las recomendaciones de la OMS relativas al parto sin riesgos durante una emergencia, lo cual incluye asegurarse de que el lugar en el que nazca el bebé cuente con personal del sexo femenino y con una seguridad adecuada.

• Asegurarse de que se haya puesto en marcha un plan de evacuación para las mujeres que tengan com-plicaciones en el embarazo y para los bebés con problemas de salud.

Lograr la seguridad alimentaria

• Proporcionar rápidamente dinero en efectivo, cupones, dispensas del pago de ciertos derechos y ra-ciones de alimentos a las personas que atraviesen por dificultades, de modo que puedan satisfacer sus necesidades nutricionales diarias.

• Proporcionar agua potable y abordar específicamente la necesidad de continuar amamantando, con instrucciones específicas sobre el uso de los preparados para lactantes y la leche artificial.

• Asegurarse de que las familias que hayan perdido el acceso a su vivienda puedan usar instalaciones de cocina adecuadas e higiénicas.

EN TIEMPOS DE EMERGENCIASSíntesis de las pautas para la formulación de políticas: Intervenciones prioritarias en materia de nutrición

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Intervención prioritaria 1: Asegurar la nutrición de las madres, los lactantes y los niños pequeños

asegurar la nutrición de las madres, los lactantes y los niños peque-ños: síntesis de las recomendaciones

en tiempos de estabilidadb Promover las prácticas óptimas de lactancia materna: iniciación de la lactancia materna exclusiva en la hora

siguiente al parto, lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, y, después de esa edad, prolongación

de la lactancia materna con alimentación complementaria apropiada hasta los dos años o más.

b Exhortar a la adopción de prácticas apropiadas de alimentación complementaria desde los 6 meses. Los

alimentos complementarios apropiados deben estar adaptados al nivel de desarrollo del niño; tener una

alta densidad de nutrientes y una consistencia apropiada; servirse frecuentemente; ser variados, fáciles

de masticar y digerir y atractivos para los niños; ayudarles a hacer la transición a la dieta de la familia; ser

preparados y servidos en condiciones higiénicas, y ser ofrecidos al niño de manera receptiva, con paciencia

y voces de aliento.

b Asegurarse de que el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna esté

disponible y se cumpla en todo momento.

b Ejecutar programas comunitarios de nutrición en los cuales se promuevan y apoyen las prácticas óptimas de

alimentación de las madres, los lactantes y los niños pequeños.

en tiempos de crisis b Intensificar y ampliar programas destinados a educar, alentar y apoyar a las madres y las familias para que

adopten prácticas óptimas de alimentación de lactantes, incluida la prolongación de la lactancia materna.

b En el caso de los hogares en los cuales haya mujeres embarazadas o niños menores de dos años, considerar

la posibilidad de complementar los ingresos de estos si tienen un acceso limitado a alimentos nutritivos de

bajo costo, o suministrar a aquellos que están en riesgo de caer en situación de pobreza alimentos comple-

mentarios especializados si la disponibilidad es limitada.

en situaciones de emergencia b Asegurar que las madres y las familias reciban apoyo adecuado, que incluya el suministro ininterrumpido de

información y de un entorno seguro para practicar la alimentación óptima, incluida la prolongación de la

lactancia materna.

b Proporcionar, en aquellas situaciones en las cuales no se puede alimentar a los niños con leche materna,

alimentos artificiales en la modalidad de preparados para lactantes listos para el consumo, siguiendo las

recomendaciones de la OMS.

b Asegurar la disponibilidad de espacios seguros en los cuales las madres puedan amamantar.

b Asegurar que las mujeres embarazadas y lactantes reciban cantidades adecuadas de líquidos y de alimentos

a fin de mantenerlas hidratadas y prolongar la lactancia materna, de modo que se satisfagan las necesidades

nutricionales adicionales propias del embarazo y la lactancia.

b Proporcionar alimentos complementarios especializados a los niños de 6 a 24 meses de edad.

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Aunque las prácticas óptimas de alimentación de las ma-dres, los lactantes y los niños pequeños durante las crisis y las emergencias son esencialmente las mismas que se recomiendan en condiciones más estables, las difíciles cir-cunstancias que enfrentan las madres y los niños en épocas de inestabilidad pueden ser un obstáculo para iniciarlas y prolongarlas. El mal estado de salud física, nutricional o mental de la persona a cargo de un niño, derivado de traumas relacionados con la emergencia, puede trastor-nar los patrones eficaces de crianza y las interacciones entre la madre y el niño, lo que a su vez puede afectar la aplicación de las prácticas óptimas de alimentación de las madres, los lactantes y los niños pequeños o reducir la estimulación psicosocial que sustenta el crecimiento y el desarrollo saludables (1). Por consiguiente, se requieren intervenciones adicionales de apoyo destinadas a minimi-zar los efectos irreversibles que pueda tener una crisis en las relaciones de las madres con los niños.

La OMS y la Red de Nutrición en Emergencias han publi-cado pautas y principios detallados que abarcan aspectos técnicos de las intervenciones, consejos relativos a su eje-cución y recursos para el control y la evaluación de la nu-trición infantil durante las emergencias (2, 3). Estos son recursos fundamentales para elaborar estrategias relativas a las prácticas óptimas de alimentación de las madres, los lactantes y los niños pequeños e integrarlas a los planes y políticas nacionales para casos de emergencia. Sin em-bargo, la OMS hace hincapié en la importancia de adap-tar estas intervenciones a las necesidades específicas del contexto local y aplicarlas con flexibilidad, ya que obser-var prácticas óptimas de alimentación de las madres, los lactantes y los niños pequeños durante las emergencias es apenas un elemento de una gama más amplia de estrate-gias de supervivencia (2).

Existen datos cada vez más abundantes que indican que la edad, el peso y la situación en que esté una mujer en términos de su consumo de micronutrientes antes del em-barazo constituyen factores determinantes sólidos de su desenlace, y el estrés derivado de una crisis o emergencia puede exacerbar su efecto. Los embarazos en adolescen-tes, un problema preocupante en varios países de América Latina y el Caribe, también deben abordarse en las polí-ticas nacionales, ya que guardan relación con desenlaces adversos del parto tales como el parto prematuro, el bajo peso al nacer y la mortalidad neonatal (4). El peso de las mujeres también puede influir de modo significativo en su

salud y la del bebé: se ha detectado una relación entre el peso inferior al normal de la madre antes del embarazo y el bajo peso del bebé al nacer, y entre la obesidad de la madre durante el embarazo y un mayor uso de los servicios de salud y hospitalizaciones más prolongadas (5), los par-tos por cesárea, los fetos excesivamente grandes, la hiper-tensión en el embarazo, la diabetes, así como las anoma-lías congénitas y las anomalías cardiacas (6). La obesidad de la madre también eleva los riesgos a largo plazo para el feto. Los niños de madres obesas tienen el doble de pro-babilidades de llegar a ser obesos y de presentar diabetes de tipo 2 en el futuro. Por ultimo, el estado de una mujer en términos de su consumo de micronutrientes antes del embarazo también es importante, ya que una reserva ade-cuada de hierro puede reducir el riesgo de anemia durante el embarazo, y la deficiencia de ácido fólico durante las primeras semanas del embarazo se asocia con las anoma-lías congénitas del tubo neural. Durante el embarazo y la lactancia aumentan las nece-sidades de nutrientes de la mujer. Este aumento de las necesidades abarca las de energía, proteínas, vitaminas (por ejemplo, la vitamina A y el ácido fólico), minerales (por ejemplo, el yodo y el hierro) y agua. Como lo subra-yó hace poco la Biblioteca electrónica de documentación científica sobre medidas nutricionales (eLENA, por su sigla en inglés), el estado de nutrición de las mujeres antes y durante el embarazo desempeña un papel clave en el cre-cimiento y el desarrollo del feto. Un estudio de los datos más recientes por parte de la Cochrane Collaboration llegó a la conclusión de que brindar asesoría nutricional y suple-mentos equilibrados de energía y proteínas a las mujeres embarazadas puede mejorar el crecimiento del feto y re-ducir los riesgos de muerte fetal y neonatal (3).

Tener un buen estado de nutrición durante el embarazo le brindará a la mujer la energía y los nutrientes necesa-rios para permitirle al bebé desarrollarse bien en el útero, y suficiente fortaleza para enfrentar el parto, permitir la lactancia y asegurar de ese modo que la vida de su bebé tenga el mejor comienzo. Si una mujer embarazada no consume todos los nutrientes que necesita, se utilizarán las reservas de su cuerpo para satisfacer las necesidades de su bebé en crecimiento, lo que dejará debilitado a su cuerpo. La nutrición deficiente de la madre puede aca-rrear consecuencias indeseables para la madre y el hijo, entre ellas las complicaciones del embarazo, la anemia, las anomalías congénitas, el daño cerebral, el bajo peso al

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nacer y un mayor riesgo de muerte materna y de muerte del niño.

La lactancia también incrementa la presión sobre las re-servas de energía, lípidos, proteínas y otros nutrientes de la madre. Por lo tanto, las madres lactantes, al igual que las mujeres embarazadas, deben prestar atención al con-sumo adicional de calorías, vitaminas, minerales y agua, para reducir el riesgo de desnutrición materna. Es particu-larmente importante que las mujeres consuman suficientes líquidos para mantenerse bien hidratadas (7).

En épocas de estabilidad, las dos metas principales de los programas de nutrición materna consisten en establecer un estado de nutrición apropiado para las mujeres en edad fe-cunda y satisfacer las necesidades adicionales de nutrición de las mujeres embarazadas y lactantes. Con respecto a esto, la educación sobre la nutrición y la promoción de la buena nutrición constituyen una preocupación primordial, pero a menudo también se requiere un cambio social para promover dietas sólidas desde el punto de vista del con-tenido de nutrientes y una distribución equitativa de los alimentos (y los nutrientes) entre las personas de todos los sexos de un hogar. Se deben establecer prioridades apro-piadas en términos de políticas e inversiones destinadas a promover la disponibilidad de alimentos nutritivos de costo asequible, y en las zonas en las cuales los alimentos nutri-tivos no se puedan comprar a un precio bajo se pueden ne-

cesitar intervenciones. Las intervenciones que consisten en transferencias de dinero en efectivo pueden ser necesarias para los hogares que carecen de poder adquisitivo.

En épocas de crisis (por ejemplo, en casos de fallas del mercado, fluctuaciones de los precios de los alimentos, au-mento del desempleo, etcétera), puede haber un número mayor de hogares que no está en capacidad de satisfacer las necesidades nutricionales de las mujeres en edad fe-cunda y de los niños pequeños. La expansión de las pla-taformas que existen para ejecutar programas de salud y nutrición y otros tipos de programas sociales, incluidas las transferencias de alimentos o de dinero en efectivo, es cru-cial para apoyar al número creciente de hogares afectados.

En casos de emergencia, el suministro de alimentos es ne-cesario para los hogares cuyo acceso a ellos está en peligro. La mayor prioridad debe otorgarse a los niños de 6 a 24 meses, a las mujeres que están embarazadas o lactando y luego a las mujeres en edad fecunda. Los hogares en los cuales haya mujeres embarazadas o lactantes necesitarán raciones complementarias que reflejen las necesidades nu-tricionales adicionales propias del embarazo y la lactan-cia. La entrega de las raciones de alimentos no debe sus-penderse hasta que los mercados que los venden estén en funcionamiento y los hogares tengan acceso a los recursos y hayan reanudado las actividades que constituyen sus me-dios de vida.

1.1 Promoción de las prácticas óptimas de lactancia materna

La leche materna es la fuente ideal de nutrición para los lactantes y los niños pequeños, brinda protección contra las infecciones, es gratuita y es de fácil ac-ceso; todas estas son ventajas enormes que tienen consecuencias significativas en lo que atañe a sal-var vidas en los entornos que atraviesan por crisis y emergencias.

entre las recomendaciones internacionales sobre lac-tancia materna óptima (2) están: 1. La iniciación de la lactancia materna exclusiva en la

hora posterior al nacimiento. 2. La lactancia materna exclusiva por seis meses.3. La prolongación de la lactancia materna (junto con

alimentos complementarios apropiados para la edad y que tengan un alto contenido de nutrientes) hasta los dos años o más.

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Desde el terreno: El SalvadorEn normas claras se establece que durante las emergencias la donación de preparados artificiales para lactantes está prohi-bida. Se requiere que la persona a cargo del niño tenga una receta médica para poder recibir estos preparados.

Las intervenciones básicas destinadas a facilitar estas prác-ticas comprenden las políticas nacionales que promueven y protegen la lactancia materna, tales como la creación de hospitales acogedores para el bebé, la adopción del Có-digo Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna (http://www.who.int/nutrition/publica-tions/infantfeeding/9241541601/en/), y la expedición de legislación que fomente la existencia de lugares de trabajo que permitan la lactancia materna. Los “Diez pasos para el éxito en la lactancia materna” hacen énfasis en la nece-sidad de ayudar a las madres a iniciar la lactancia natural en la hora posterior al nacimiento y de mostrarles cómo deben amamantar. En épocas de crisis y emergencia, la promoción y protección de la lactancia materna requiere otorgarles prioridad a las madres que tengan niños peque-ños a la hora de asignar alojamientos, alimentos, seguri-dad, agua y saneamiento; habilitar a unas madres para que apoyen a otras; proporcionar espacios adecuados para la asesoría calificada sobre la lactancia, y ofrecer apoyo para el mantenimiento o el restablecimiento de la lactancia.

Muchos lactantes y niños pequeños dejan de lactar prema-turamente en tiempos de crisis y emergencia. Entre las po-sibles razones están la enfermedad o muerte de su madre, la separación de su madre y las prácticas culturales noci-vas. La interrupción prematura puede tener consecuencias perjudiciales; por lo tanto, es importante reconocer y pro-mover factores que estimulen la lactancia exitosa. Entre ellos están (2):

• La actitud. Se deben ofrecer educación y apoyo prácti-co para garantizar la iniciación exitosa. Se necesita un estímulo continuo para prolongar la lactancia durante las emergencias.

• La técnica. En las emergencias, las mujeres pueden resultar separadas de sus familias o de amigos que nor-malmente les brindan apoyo y orientación; por lo tan-to, se les debe ofrecer ayuda experta en instalaciones sanitarias o por medio de parteras tradicionales.

• La confianza. Solamente en casos muy graves, la salud o el estado de nutrición de la madre limita su capaci-dad para producir cantidades adecuadas de leche que tenga un contenido completo de nutrientes; sin em-bargo, si la mujer considera que su volumen de leche se ha reducido, esto puede llevarla a introducir en la dieta de su niño otros líquidos de manera prematura. Las madres necesitan que las apoyen y las tranquilicen diciéndoles que si el bebé sigue succionando la produc-ción de leche continuará normalmente.

• La frecuencia. Las circunstancias propias de las emer-gencias pueden modificar el papel y las responsabilida-des normales de la mujer y posteriormente interferir con su capacidad para amamantar cuando lo desee. En las actividades de socorro se debe considerar el impacto de una emergencia en las mujeres lactantes. Se deben adoptar estrategias para reducir su carga de trabajo, dotarlas de oportunidades para percibir ingre-sos trabajando desde su hogar y en general apoyar la lactancia frecuente y prolongada.

En la Sección 4.1 encontrará información sobre la lactan-cia en el contexto del VIH/sida.

- 10 -

1.2 Suministro de sucedáneos de la leche materna listos para el consumo cuando sean necesarios

El uso de sucedáneos de la leche materna en una emergen-cia conlleva riesgos elevados de desnutrición, enfermedad y muerte, y solo debe considerarse como último recurso cuando se han explorado plenamente otras opciones más seguras (7). Apoyar la lactancia materna es importante no solo durante la duración de una emergencia; también pu-ede tener efectos que duren toda la vida en la salud del niño y las decisiones futuras que tome la madre respecto a la alimentación (8). Si existe abundante oferta de pre-parados artificiales para lactantes o de leche en polvo, las madres que de otro modo habrían amamantado podrían comenzar a proporcionar este alimento artificial sin nece-sidad. La introducción de preparados artificiales también puede impedir la lactancia, ya que reduce la producción de leche materna y aumenta el riesgo de que falle y se detenga.

Alimentar a los lactantes y a los niños pequeños con pre-parados artificiales los expone a mayores riesgos de con-traer enfermedades y morir, especialmente de diarrea,

cuando el agua no contaminada es escasa, y porque a menudo las madres utilizan cantidades menores de leche en polvo, lo que se traduce en una mezcla diluida que no nutre lo suficiente. Para proteger a los niños durante las emergencias se requiere maximizar la lactancia materna exclusiva y minimizar el uso de sucedáneos de la leche materna (9). El suministro de suficientes líquidos y alimen-tos a las madres debe ser una prioridad, ya que hacerlo contribuye a proteger su salud y bienestar y el de sus hijos pequeños.

Sin embargo, si se requieren sucedáneos de la leche ma-terna, el tipo preferido es el preparado artificial listo para el consumo, para evitar todo riesgo relacionado con la re-constitución inadecuada del preparado en polvo, como el uso de agua contaminada o biberones sucios, la dilución exagerada o la reconstitución con demasiado polvo, todos ellos factores que podrían conducir a trastornos tan perju-diciales como la diarrea o la desnutrición.

Desde el terreno: HaitíDespués del terremoto de 2010 y durante la posterior crisis que representó el cólera se promovieron y apoyaron de modo

generalizado las prácticas óptimas de lactancia materna. Después de realizar una valoración cuidadosa se alimentó con

preparados artificiales para lactantes listos para el consumo a 8.787 huérfanos o niños cuyas madres no pudieron alimen-

tarlos con leche materna tras el terremoto.

La compra de los preparados se centralizó, en su distribución se aplicaron criterios estrictos y el Grupo temático sobre

nutrición que dirigían conjuntamente el Ministerio de Salud y UNICEF dio seguimiento a la operación. A los adultos a cargo

de lactantes que reunían los requisitos para recibir preparados artificiales se les enseñó cómo servirlos de modo seguro.

Durante el brote de cólera se intensificó la promoción de la lactancia materna mediante la asesoría individual y campañas

en los medios de comunicación.

(Estudio de caso correspondiente: La respuesta humanitaria al terremoto de 2010 y la nutrición infantil)

- 11 -

Las ofertas de donaciones bien intencionadas pero des-acertadas de “alimentos para bebés” y de biberones de-ben rechazarse. Si llegan, debe recibirlas un organismo asignado para hacerlo, preferiblemente en el punto de ingreso a la zona en emergencia, bajo la orientación de la entidad coordinadora de la alimentación de lactantes en emergencias. Los productos lácteos deshidratados solo de-ben distribuirse mezclándolos previamente con un alimen-to básico molido y no deben distribuirse como producto básico separado (10, 11). A fin de pedir cuentas a aquellos que efectúan las donaciones, es importante vigilar e in-formar sobre cualquier infracción del Código Internacional

de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna (12). Todo suministro de sucedáneos de la leche materna a lactantes y niños pequeños debe basarse en valoraciones meticulosas de las necesidades y realizarse exclusivamen-te bajo el estricto control y seguimiento de un médico y en condiciones higiénicas, de conformidad con el Código Internacional y las resoluciones posteriores de la Asamblea Mundial de la Salud correspondientes, y con las políticas y pautas de los organismos de ayuda humanitaria. No debe realizarse una distribución general de sucedáneos de la le-che materna (12).

Recomendaciones de la oms sobre el uso de sucedáneos de la leche ma-terna durante emergencias (2):

• La cantidad, la distribución y el uso de sucedáneos de la leche materna en sitios afectados por

emergencias deben estar sujetos a un control estricto.

• Un sucedáneo de la leche materna que sea adecuado desde el punto de vista de su valor nutritivo

debe estar disponible y proporcionarse en tazas exclusivamente a los lactantes que deben ser

alimentados con estos sucedáneos.

• En general, para los lactantes se requieren solamente cantidades limitadas de un sucedáneo de

la leche materna que sea adecuado desde el punto de vista de su valor nutritivo: el grupo al que

debe estar dirigido es el de menores de 6 meses que no tienen acceso a la leche materna.

• Aquellas personas responsables de alimentar a un niño con un sucedáneo de la leche materna

deben estar adecuadamente informadas y equipadas para asegurar que lo preparen y usen de una

manera segura.

• Alimentar a una minoría de los niños con un sucedáneo de la leche materna no debería interferir

con la protección y promoción de la lactancia materna para la mayoría.

• Las personas a cargo de lactantes que tienen que ser alimentados con un sucedáneo de la leche

materna deben recibir personalmente instrucciones sobre el uso apropiado y la alimentación se-

gura del niño. Sin embargo, esto no debe hacerse en presencia de madres y niños lactantes.

- 12 -

entre las opciones apropiadas se incluyen (8):

• Productos básicos típicos de la ayuda alimentaria que formen parte de raciones generales, com-

plementados con alimentos locales de bajo costo.

• Mezclas de cereales y legumbres enriquecidas con micronutrientes que se ofrezcan como parte de

un programa de raciones generales o de alimentación complementaria.

• Suplementos nutritivos que se basen en lípidos o alimentos complementarios listos para el con-

sumo.

• Alimentos adicionales ricos en nutrientes que formen parte de programas de alimentación com-

plementaria.

• Suplementos de micronutrientes (véase la Sección 3.5).

1.3 Suministro de alimentos complementarios o suplementos

Después de los 6 meses, la leche materna ya no es sufi-ciente para satisfacer todas las necesidades nutricionales de un lactante y promover su crecimiento y desarrollo óp-timos. Por consiguiente, de los 6 meses en adelante los niños requieren alimentos preparados higiénicamente, fá-ciles de comer y digerir, que complementen los nutrientes presentes en la leche materna. La OPS publicó Principios de orientación para la alimentación complementaria del niño amamantado (13), que proporciona orientación de-tallada sobre las conductas propias de una alimentación saludable; los métodos seguros de preparación y almace-namiento; la cantidad, la consistencia, el contenido de nutrientes y la densidad de los alimentos complementarios que sean apropiados para distintas edades; la frecuencia de alimentación; el enfoque de la alimentación y la ma-nera de realizarla durante las enfermedades y después de ellas. Esta orientación es pertinente en todas las condi-ciones.

El logro de una alimentación complementaria óptima en tiempos de estabilidad requiere la disponibilidad local ininterrumpida de alimentos nutritivos a un costo asequi-

ble, un conocimiento adecuado de las prácticas relativas a la preparación y entrega al niño de alimentos complemen-tarios (por ejemplo, la frecuencia, la cantidad, el enfoque de la alimentación, etcétera), con suficiente tiempo para que las personas a cargo las ejecuten, y un entorno so-cial que las facilite. Asegurar la disponibilidad y el acceso a alimentos apropiados es un asunto que debe abordarse mediante políticas gubernamentales, y para lograrlos se pueden requerir intervenciones, tales como transferencias de alimentos o dinero en efectivo.

En entornos que se encuentren en crisis y emergencia, puede resultar difícil para las personas a cargo de los ni-ños ofrecerles alimentos complementarios que contengan ingredientes disponibles en el entorno local y tengan una cantidad y una calidad suficientes de nutrientes. Cuando existan alimentos apropiados pero los hogares no estén en capacidad de comprarlos, se debe considerar la posibili-dad de otorgar transferencias de dinero en efectivo, para facilitar su acceso a ellos. Cuando no existan esos alimen-tos deberán considerarse suplementos o raciones especial-mente formulados.

- 13 -

Desde el terreno: HaitíDurante el terremoto se distribuyeron alimentos complementarios listos para el consumo y alimentos terapéuticos listos

para el consumo, a fin de prevenir y tratar la malnutrición. Casi 200.000 niños de 6 a 59 meses recibieron alimentación

complementaria general para la prevención de la malnutrición.

Los alimentos complementarios listos para el consumo y los alimentos terapéuticos listos para el consumo son producidos

por organizaciones locales a un costo aproximado de US$0,10 por dosis. Las conclusiones iniciales de un estudio continuo

indican que el uso de alimentos complementarios listos para el consumo en Haití reduce las deficiencias de micronutrien-

tes en los niños pequeños y mejora su estado de nutrición, lo cual tendrá en últimas un efecto positivo en el logro de los

hitos del desarrollo infantil.

(Estudio de caso correspondiente: Enfrentar la malnutrición con productos alimentarios locales listos para el consumo)

como los niños pequeños necesitan comer con mucha frecuencia, pue-de ser necesario realizar ajustes especiales en épocas de emergencia, como los siguientes (2):

• Increasing la disponibilidad y la conservación de combustibles.

• Proporcionar a las personas que estén a su cargo utensilios de cocina.

• Ofrecer meriendas que no tengan que cocinarse o requieran mínima cocción.

• Estimular la preparación y venta de meriendas que generen ingresos.

• Exhortar a los adultos a cargo a que se agrupen para preparar los alimentos.

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1.4 Información, educación y comunicación sobre prácticas óptimas de alimentación

La promoción de la alimentación complementaria es una intervención de salud pública singular en cuanto a que re-quiere, para ser eficaz, ofrecer a los adultos a cargo de niños un nivel de apoyo superior al que contemplan las recomendaciones generales. Todos los niños pueden ne-cesitar las mismas vacunas y los mismos antibióticos en caso de pulmonía, pero las recomendaciones relativas a la alimentación dependen de la forma en que se preparen los alimentos y de las preferencias y el apetito del niño en cuestión. Por ejemplo, una recomendación general de ofrecer tres comidas al día beneficia poco a una madre que proporciona alimentos aguados de escaso valor nutri-tivo en cada una de ellas. La promoción de las prácticas óptimas de alimentación de los lactantes y niños pequeños requiere un sistema para determinar cómo alimenta un adulto a un niño y ofrecer recomendaciones que aborden los problemas que este enfrente.

Para lograr esto existen varios enfoques posibles, entre ellos la asesoría durante las consultas en un centro de sa-lud a las que acuda el niño, los programas comunitarios, los grupos de apoyo y otros (véase la Intervención priorita-ria 2: Promover el crecimiento saludable). Para que todas

las prácticas relativas a la alimentación de los lactantes y niños pequeños puedan promoverse y aplicarse exitosa-mente en todos los entornos que enfrentan emergencias debe existir un sistema eficaz para interactuar con las per-sonas a cargo de ellos sobre los problemas de la alimenta-ción. Aunque la tendencia en los entornos que enfrentan emergencias pueda ser centrarse en atender las de natu-raleza médica, estas brindan una oportunidad para pro-porcionar consejos preventivos relativos a la salud pública a un público que busca información, especialmente cuan-do las mujeres y los niños se concentran en albergues. Se debe proporcionar información sobre las prácticas óptimas de alimentación de los lactantes y niños pequeños a las mujeres, los adultos que los cuidan y otros familiares, así como al personal de salud, los organismos internacionales y gubernamentales, las organizaciones sin fines de lucro y de socorro y los dirigentes religiosos y comunitarios. Es importante obtener aportes de la comunidad para deter-minar las prioridades, identificar los posibles obstáculos y planificar estrategias eficaces de entrega de las inter-venciones respectivas. La comunicación clara y frecuente entre los proveedores de servicios y los encargados del cui-dado de los niños es importante.

Desde el terreno: PanamáEl Ministerio de Salud ejecuta programas en apoyo de la lactancia materna y proporciona “Nutricereal” a los niños de 6 a 24 meses. El gobierno informó que en 2009 había aumentado en un 30% la lactancia materna exclusiva de los niños menores de 6 meses.

(Estudio de caso correspondiente: Análisis comparativo de los países frente a las recomendaciones interna-cionales)

- 15 -

encontrará más información sobre cómo integrar y ejecutar intervenciones rela-cionadas con la nutrición de las madres, los lactantes y los niños pequeños en estas fuentes:

• OPS. Principios de orientación para la alimentación complementaria del niño amamantado, 2003.

• Grupo temático sobre nutrición del Comité Permanente entre Organismos. Guía práctica para la

nutrición en las situaciones de emergencia, 2008.

• UNICEF. Curso sobre Nutrición en situaciones de emergencia, 2010. http://www.unicef.org/nutri-

tion/training/index.html

• Comité Internacional de la Cruz Roja. Nutrition Manual for Humanitaria Action.

- 16 -

Intervención prioritaria 2: Promover el crecimiento saludable

Promoción del crecimiento saludable: síntesis de las recomendaciones

en tiempos de estabilidadb Emprender actividades de control y promoción del crecimiento para prevenir la desnutrición por medio de la detección

de trastornos del crecimiento y la mejora de las prácticas en el hogar o la búsqueda de atención para las enfermedades.

b Integrar un sistema de remisión para los casos de malnutrición aguda detectados por medio de las actividades de con-

trol y promoción del crecimiento y asegurar que los protocolos de tratamiento de la malnutrición aguda estén al día

respecto a las últimas recomendaciones.

b Si las tasas de malnutrición aguda están por encima del 5%, ejecutar programas de tratamiento en la comunidad para los

niños que tengan malnutrición aguda y no presenten complicaciones, mediante el suministro de alimentos terapéuticos

listos para el consumo.

b Asegurar que en las actividades de control y promoción del crecimiento y los programas de tratamiento de la malnutri-

ción aguda en la comunidad se integren las intervenciones y los productos más eficaces en función de los costos.

en tiempos de crisis b Ampliar el alcance de los programas de tratamiento de la malnutrición aguda en la comunidad y fortalecerlos para

asegurar la cobertura y un control más frecuente de los niños que sean más vulnerables. Estos programas constituyen

una buena plataforma para ampliar el alcance de otros programas en los que se presten servicios sociales y de salud.

b Utilizar un sistema de alerta temprana para detectar y controlar las tasas de malnutrición aguda.

b Emplear los programas de control y promoción del crecimiento como plataformas para ofrecer intervenciones esenciales

de nutrición, salud y protección social.

b Fortalecer las redes de remisión o iniciar programas de tratamiento de la malnutrición aguda en la comunidad para

incluir a los niños con malnutrición aguda y aquellos que sean más vulnerables; por ejemplo, los que están perdiendo

peso.

b Asegurar que exista una cadena para el suministro de los materiales que requieran los programas de tratamiento de la

malnutrición aguda en la comunidad.

b Proporcionar raciones de alimentos complementarios a los niños pequeños que tengan malnutrición aguda moderada.

b Si la crisis es prolongada, hacer una detección sistemática de casos de desnutrición entre las mujeres embarazadas y

que estén en el posparto, y remitirlas a programas de alimentación complementaria cuando sea necesario.

en situaciones de emergencia b Intensificar las actividades de control y promoción del crecimiento y, en donde no existan, iniciar la detección sistemá-

tica rápida de casos de malnutrición aguda en niños y desnutrición en mujeres embarazadas y que estén en el posparto;

dirigirlas especialmente a las mujeres y los niños alojados en albergues.

b Ampliar los programas de tratamiento de la malnutrición aguda en la comunidad o las remisiones por malnutrición agu-

da, asegurando el suministro de alimentos listos para el consumo para prevenir y tratar la malnutrición.

b Utilizar la información procedente de los programas de control y promoción del crecimiento o del sistema de control y

alerta temprana como fundamento de las decisiones relativas a los programas de nutrición por un tiempo después de

la emergencia; vigilar de cerca las tasas de malnutrición aguda moderada y grave, en particular entre las personas más

pobres.

- 17 -

2.1 Tratamiento de la malnutrición aguda

Un aumento de las tasas de desnutrición de los niños, y sobre todo de la malnutrición aguda, es uno de los signos distintivos de una crisis o una emergencia. La malnutrición aguda (emaciación) refleja la naturaleza inadecuada de la nutrición reciente y por consiguiente las tasas aumentan cuando las condiciones de seguridad alimentaria se dete-rioran y se incrementa la prevalencia de distintas enfer-medades infecciosas. La malnutrición aguda es una causa importante de mortalidad en algunos países en desarrollo. Su diagnóstico se puede realizar por medio de las activida-des tradicionales de control y promoción del crecimiento en las cuales se pesa y mide a los niños, o utilizando una cinta métrica especial para medir el perímetro mesobra-quial, que tiene bandas de colores. Se puede entrenar a integrantes de la comunidad para que identifiquen los ca-sos de malnutrición aguda y los remitan para su tratamien-to. En acuerdos internacionales se han establecido límites para determinar los casos de malnutrición aguda modera-da y grave en los niños de 6 a 60 meses de edad (14):

• La malnutrición aguda moderada se define como la pun-tuación Z del peso para la estatura que está entre tres desviaciones estándar por debajo de la pauta de refe-rencia y dos desviaciones estándar por debajo de la pau-ta de referencia o como un perímetro mesobraquial de entre 11,5 cm y 12,5 cm, tomado con la cinta métrica especial.

• La malnutrición aguda grave se define como la puntua-ción Z del peso para la estatura inferior a 3 desviaciones estándar por debajo de la pauta de referencia o un pe-rímetro mesobraquial inferior a 11,5 cm, tomado con la cinta métrica especial.

Se determina que hay desnutrición en los adultos cuando el índice de masa corporal (IMC) está por debajo de los 18,5 kg/m2, pero esta medida no es apropiada para las mujeres em-barazadas y lactantes. Durante el embarazo y hasta por seis meses después del parto, el perímetro mesobraquial es el índice preferido para determinar el estado de nutrición. Aun-que no se han definido claramente los límites, varias organi-zaciones, entre ellas UNICEF, consideran que un perímetro mesobraquial inferior a 23cm en las mujeres embarazadas refleja un riesgo de desenlaces adversos en el parto. En las Normas mínimas del Proyecto Esfera se recomienda un límite de 21 cm para la identificación del riesgo nutricional en las mujeres embarazadas en épocas de emergencia (15).

En América Latina y el Caribe, el tratamiento de la mal-nutrición aguda grave en los niños se limita en su mayor parte al entorno hospitalario y el uso de leches terapéu-ticas. Normalmente este enfoque es costoso, ineficiente e ineficaz. Durante la última década se ha adoptado el enfoque denominado “tratamiento de la malnutrición agu-da en la comunidad”. Se trata de una estrategia integral que comprende los contactos con la comunidad, así como la detección sistemática de casos de malnutrición aguda, su remisión y su tratamiento dentro de ella (16, 17). Ha trasladado el tratamiento de la malnutrición aguda de las instalaciones sanitarias a la comunidad, lo que permite tratar a un número mayor de niños. Se ha mostrado que reduce considerablemente el costo, amplía el alcance del tratamiento y permite la identificación y el tratamiento más oportunos de los casos. Este enfoque se puede aplicar en entornos que estén en crisis o emergencia, y en entor-nos estables en los cuales la prevalencia de la malnutrición aguda lo requiera. Durante una actividad de tratamiento en la comunidad, los trabajadores sanitarios realizan de-tecciones sistemáticas periódicas durante las cuales miden el perímetro mesobraquial de todos los niños. Aquellos que tengan malnutrición aguda moderada sin complicaciones médicas se pueden tratar en la comunidad con asesoría sobre la dieta y alimentos complementarios listos para el consumo. Los casos de malnutrición aguda moderada se remiten a un centro de salud comunitario en el cual un trabajador capacitado puede valorar la presencia de com-plicaciones médicas. Si tienen malnutrición aguda grave sin complicaciones médicas se les puede dar tratamiento ambulatorio en la comunidad por medio de alimentos te-rapéuticos listos para el consumo. Si tienen malnutrición aguda grave con complicaciones médicas se les remite y hospitaliza en una institución de rehabilitación para su tra-tamiento, en el cual se emplean inicialmente leches tera-péuticas (por ejemplo, F-100 o F-50).

En la actualidad, la OMS no tiene recomendaciones sobre la composición de los alimentos complementarios que se usan para tratar a niños que sufran de malnutrición aguda moderada. Sin embargo, existe una cantidad creciente de estudios (16, 17) sobre la eficacia en condiciones ideales y en condiciones reales de los alimentos complementarios y terapéuticos listos para el consumo, que son pastas para untar especialmente formuladas con un alto contenido ca-

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Aunque existe la necesidad de programas para la atención y el tratamiento de la malnutrición aguda, para poder re-ducir la desnutrición en la región se deben establecer y apoyar programas a largo plazo que se centren en prevenir la desnutrición en los niños pequeños, a fin de abordar la malnutrición crónica prevaleciente en la mayoría de los

países, incluso en tiempos de estabilidad. El control y la promoción del crecimiento en la comunidad, que se tra-ta enseguida, ha sido una plataforma fundamental para la prevención en muchos países de América Latina y el Cari-be.

El control y la promoción del crecimiento se define como “una actividad preventiva y promocional en la que se em-plea el control del crecimiento (esto es, la medida y la interpretación del crecimiento) para facilitar la comunica-ción e interacción con el adulto a cargo del niño y generar acciones adecuadas para promover el crecimiento de los niños mediante: (1) una mayor conciencia del crecimiento

del niño por parte de la persona que lo cuida; (2) la mejora de las prácticas de cuidado infantil; (3) la mayor demanda de otros servicios, cuando se necesiten” (19). Ashworth y sus colegas describieron las cinco principales actividades relacionadas con el control y la promoción del crecimiento (20).

Desde el terreno: GuatemalaLa malnutrición aguda se convirtió en un problema importante en el país como resultado de la sequía causada por el fenómeno meteorológico que se conoce como El Niño. La principal estrategia para abordar el tema fue proporcionar atención completa para el tratamiento de la malnutrición aguda sin complicaciones en la comunidad, con la participación de una gama de actores. Los casos complicados se trataron en hospitales con preparados terapéuticos. Esto estuvo acompañado de la promoción en los medios de comunicación de la lactancia materna exclusiva y de la alimentación complementaria adecuada, así como de demostraciones culinarias sobre la forma de preparar gachas nutritivas con alimentos de origen local.

(Estudio de caso correspondiente: Guatemala: Gestión de emergencias)

2.2 Control y promoción del crecimiento

lórico, enriquecidas con micronutrientes, las cuales no re-quieren refrigeración o preparación y se pueden consumir directamente del paquete. Los alimentos complementa-rios listos para el consumo son similares a los alimentos terapéuticos listos para el consumo, pero contienen una cantidad menor de calorías y su propósito es actuar como complementos de la dieta del niño. Como ninguno de los dos está basado en agua las bacterias no pueden crecer en ellos, lo que los convierte en productos seguros, in-cluso en zonas en las cuales no existe refrigeración o las condiciones de higiene no son óptimas. Se pueden produ-cir en el entorno local utilizando equipos elementales con los controles de calidad apropiados, aunque esta actividad tendría que comenzar durante tiempos de estabilidad o extenderse por una crisis prolongada. En el ámbito ambulatorio, un niño recibe una cantidad de

sobrecitos de alimentos complementarios o terapéuticos listos para el consumo suficientes para la semana y tiene que regresar al centro de salud para el control periódico de las medidas antropométricas, la valoración médica, la asesoría y el alta médica. Numerosos países del mundo, entre ellos Haití, han elaborado un protocolo nacional para el tratamiento de la malnutrición aguda. La OMS, el PMA, el Comité permanente de nutrición de las Naciones Unidas y UNICEF expidieron una declaración conjunta so-bre el tratamiento de la malnutrición aguda grave en la comunidad (18).

- 19 -

En entornos estables, los programas de control y promo-ción del crecimiento se pueden usar como plataformas para proporcionar rápidamente o ampliar intervenciones esenciales de nutrición, salud y protección social. Los pro-gramas se ejecutan mensualmente en la comunidad y es-tán a cargo de promotores del crecimiento comunitarios especialmente capacitados. Estos promotores pueden ser trabajadores de la salud que formen parte de la comuni-dad o padres respetados por ella que estén supervisados por un trabajador de la salud (21, 22). La identificación local con el programa y la responsabilidad por este, que son cruciales para el éxito de los programas de control y promoción del crecimiento, estimulan el mantenimiento de patrones de crecimiento saludables y apoyan el diseño de acciones correctivas en el hogar y la comunidad, para

mejorar el entorno y permitir que fomente el crecimiento saludable (20). Aunque los programas de control y promo-ción del crecimiento se centran en establecer patrones de crecimiento saludable, si se identifican casos de malnu-trición aguda moderada o grave se debe remitir inmedia-tamente al niño a un programa para el tratamiento de la malnutrición aguda en la comunidad o a una instalación sa-nitaria. La infraestructura establecida para el control y la promoción del crecimiento se puede usar durante las crisis y emergencias para llegar a los hogares vulnerables que tengan mujeres embarazadas o en periodo de posparto y niños pequeños y tratarlos (véase el estudio de caso sobre el programa Atención Integral a la Niñez en la Comunidad, de Honduras).

Desde el terreno: NicaraguaDurante las emergencias, el personal de salud local entrenado determina rápida y sistemáticamente el estado de nutrición de los niños que se alojan en albergues, sigue los casos y efectúa la vigilancia. En los entornos estables, ese mismo personal proporciona asesoría continua a los residentes de comunidades extremadamen-te pobres por medio de “PROCOSAN”, el programa de salud y nutrición comunitaria. El programa ofrece un control continuo del crecimiento, educación para mejorar los hábitos de las mujeres embarazadas y los niños (con énfasis en los menores de 2 años), y promoción del consumo de alimentos nutritivos que sean aceptables desde el punto de vista cultural.

(Material de referencia: Análisis comparativo y tarjeta de puntaje de Nicaragua)

encontrará información adicional sobre la ejecución de programas de control y promoción del crecimiento en estas fuentes:

• UNICEF. Consulta de los expertos sobre supervisión del crecimiento y estrategias de promoción:

Orientación de programa para avanzar, 2008.

• FAO. Protecting and promoting good nutrition in crisis and recovery, 2005 (Protección y promoción

de la buena nutrición en situaciones de crisis y recuperación, 2005).

• Banco Mundial. Promoción del crecimiento para prevenir la desnutrición crónica: estrategias con

base comunitaria en Centro América, 2009.

• World Bank. Promoting healthy child growth and development: advances and opportunities for

community-based nutrition programs in Central America, 2009 (Promoción del crecimiento y el

desarrollo saludable de los niños: avances y oportunidades para los programas comunitarios de

nutrición en América Central, 2009).

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Intervención prioritaria 3: Prevenir y tratar las deficiencias de micronutrientes

Prevenir y tratar las deficiencias de micronutrientes: síntesis de las recomendacionesen tiempos de estabilidad b Promover el consumo de una dieta diversa rica en micronutrientes.

b Cuando sea necesario, establecer programas de suministro de suplementos de micronutrientes para deficiencias comu-

nes, como estrategia de corto plazo para eliminar las deficiencias de micronutrientes:

o Para los niños menores de 5 años: ,

• vitamina A cuando la prevalencia de la deficiencia de esa vitamina sea superior al 20%

• hierro cuando la prevalencia de la anemia sea superior al 40%

o Para las mujeres en edad fecunda, ácido fólico y hierro cuando la prevalencia de la anemia sea superior

al 20%.

b Establecer programas de enriquecimiento de los alimentos, incluidos la yodación universal de la sal y el enriquecimiento

de los alimentos complementarios, como estrategia de largo plazo para eliminar las deficiencias de micronutrientes.

b Promover las prácticas óptimas de lactancia materna.

b Proporcionar a todas las mujeres embarazadas suplementos diarios de ácido fólico y hierro al menos por seis meses.

b Proporcionar suplementos diarios de ácido fólico y hierro a las madres por tres meses después del parto en los lugares

en que la prevalencia de la anemia sea igual o superior al 40%.

b Proporcionar tratamiento contra los parásitos intestinales a las mujeres embarazadas, los niños en edad prescolar y los

niños que asisten a la escuela en zonas en que el anquilostoma o los helmintos que se transmiten a través del suelo sean

prevalentes.

en tiempos de crisis b Ampliar y fortalecer los programas destinados a prevenir, realizar la detección sistemática de casos y tratar las deficien-

cias de micronutrientes, prestando atención a las mujeres y los niños cuya dieta sea de limitada calidad o que tengan

escaso acceso a los servicios de salud.

b Vigilar la prevalencia de las deficiencias de micronutrientes en los grupos vulnerables para determinar si debe modifi-

carse el protocolo de suministro de suplementos.

en situaciones de emergencia b Cuando sea necesario, proporcionar raciones de alimentos enriquecidos, incluida la sal yodada.

b Proporcionar a las mujeres embarazadas y lactantes un suplemento diario de múltiples micronutrientes; continuar pro-

porcionándoles suplementos de ácido fólico y hierro.

b Proporcionar a los niños de 6 a 59 meses de edad un suplemento diario de múltiples micronutrientes cuando no se estén

suministrando raciones de alimentos enriquecidos; cuando sí se proporcionen, los niños de esa edad deben recibir dos

dosis por semana.

b Continuar proporcionando un suplemento semestral de vitamina A.

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Las mujeres embarazadas y lactantes y los niños pequeños son los grupos más vulnerables a las deficiencias de micro-nutrientes en tiempos de estabilidad y en los de crisis y emergencia. Durante los periodos de crecimiento y desa-rrollo rápido del niño, las necesidades de nutrientes de las madres y los niños pequeños aumentan y ellos son más sus-ceptibles a las consecuencias nocivas de las deficiencias. Por consiguiente, una categoría crítica de intervenciones busca prevenir y tratar las deficiencias de importantes vi-taminas y minerales durante los primeros 1.000 días de vida. Algunas intervenciones orientadas a reducir las defi-ciencias de micronutrientes, tales como la yodación de la sal y el tratamiento de los parásitos intestinales, pueden también beneficiar a otros segmentos de la población.

Las deficiencias de hierro, ácido fólico, vitamina A, yodo y zinc —que desempeñan papeles vitales en la promoción del crecimiento y el desarrollo cognitivo, así como en la reducción del riesgo de contraer enfermedades infeccio-sas— son las deficiencias de micronutrientes más comunes en los países de ingreso medio y bajo. Estas deficiencias

suelen presentarse cuando el acceso a los alimentos ricos en micronutrientes (por ejemplo, las frutas y las verduras y los alimentos enriquecidos) es limitado o las enferme-dades infecciosas elevan las necesidades de nutrientes e incrementan las pérdidas de estos. Por consiguiente, el riesgo de deficiencias de micronutrientes aumenta duran-te las crisis y las emergencias, ya que se pierden las cose-chas, los sistemas de entrega de alimentos y suministros se interrumpen y los medios de subsistencia se ven amenaza-dos; y este aumento a su vez intensifica la frecuencia de presentación de las enfermedades infecciosas que causan hipoabsorción de micronutrientes y pérdidas adicionales (23).

La ejecución de intervenciones dirigidas a prevenir y re-ducir las deficiencias de micronutrientes debe incluirse en las políticas habituales de salud y nutrición, así como en los planes de preparación para las crisis. Las acciones combinadas promoverán un estado de nutrición óptimo e incrementarán la capacidad de recuperación de los grupos vulnerables de la población.

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3.1 Suplementos de hierro y ácido fólico

Mujeres embarazadas: Las necesidades de hierro aumen-tan durante el embarazo y normalmente son difíciles de satisfacer exclusivamente por medio de la dieta; por lo tanto se recomienda suministrar suplementos de hierro a las mujeres embarazadas en prácticamente todos los con-textos. El suplemento también debe contener ácido fólico para reducir el riesgo de que el bebé presente anomalías congénitas del tubo neural, que pueden presentarse en las primeras semanas del embarazo si las reservas de ácido fólico de la mujer son bajas. Los suplementos de hierro y ácido fólico deben comenzar a proporcionarse tan pronto como se sospeche un embarazo y continuar a lo largo de este y más allá, si es necesario. Las nuevas pautas de la OMS están en proceso de impresión. Las actuales son las siguientes (24):

• En zonas en las cuales la prevalencia de la anemia du-rante el embarazo es inferior al 40%, deben proporcio-narse a diario 60 mg de hierro y 400 µg de ácido fólico por seis meses durante el embarazo.

• En zonas en las cuales la prevalencia de la anemia du-rante el embarazo es igual o superior al 40%, debe pro-porcionarse la misma dosis por seis meses durante el embarazo y continuarla por tres meses después del par-to (puerperio).

Mujeres en edad fecunda: Hace poco la OMS expidió las siguientes pautas sobre el suministro semanal de suple-mentos de hierro y ácido fólico (25): en grupos en los cu-ales la prevalencia de la anemia sea superior al 20% de las mujeres en edad fecunda, no existan programas masivos de enriquecimiento de los alimentos básicos con hierro y ácido fólico y sea improbable que se pongan en marcha en uno o dos años, las mujeres en edad fecunda deben recibir suplementos semanales de 60 mg de hierro (sulfato fer-roso) y 2800 µg de ácido fólico. La incorporación del ácido fólico al suplemento reduce el riesgo de que el feto tenga anomalías congénitas del tubo neural.

Las siguientes pautas se aplican a los programas habituales y también deben reforzarse en tiempos de emergencia o crisis. Los suplementos de hierro y ácido fólico que tienen por objeto asegurar que las reservas de hierro de una mu-jer estén completas son particularmente importantes, porque las anomalías congénitas del tubo neural, que el hierro puede prevenir, se presentan precisamente durante las primeras semanas de la gestación. La OMS ha actualiza-do su recomendación sobre el suministro de suplementos de hierro en zonas en las cuales la malaria es endémica y ahora recomienda un enfoque a tres flancos para combatir

la anemia ferropénica: (1) aumento del consumo de hier-ro; (2) control de las infecciones, incluidos los programas para el control de la malaria; y (3) mejora del estado de nutrición, mediante la prevención y el control de otras de-ficiencias de nutrientes, como la de vitamina B12, la de ácido fólico y la de vitamina A (23). Los suplementos de hi-erro y ácido fólico deben integrarse al paquete de medici-nas esenciales que se proporciona en situaciones de emer-gencia a las mujeres y los niños que han perdido el acceso a estos suplementos como resultado de una perturbación.

Recomendaciones relativas al suministro de suplementos de hierro y ácido fólico a las mujeres

En lugares en los cuales la dieta no incluya alimentos en-riquecidos o la prevalencia de la anemia en los niños de aproximadamente 1 año sea superior al 40%, se deben su-ministrar suplementos de hierro a todos los niños de 6 a 23 meses, en dosis diarias de 2 mg/kg de peso corporal. Se han recibido informes sobre la aparición de manchas en los

dientes tras el suministro de algunas soluciones que con-tienen hierro; sin embargo, una buena higiene bucal y el uso de carbonato ferroso, que no es soluble y se obtiene en forma de suspensión, o de una solución de edetato férrico, pueden prevenir ese problema (26).

Recomendación relativa al suministro de suplementos de hierro a los niños

3.2 Tratamiento contra los parásitos

El tratamiento contra los parásitos es un componente im-portante de las estrategias destinadas a reducir las de-ficiencias de micronutrientes, y en particular la anemia. Una gran proporción de la población del mundo, especial-mente los niños y las mujeres embarazadas, sufre de hel-mintosis (24, 27); los helmintos infestan aproximadamente a 1.000 millones de personas en todo el mundo, de las cuales aproximadamente 44 millones son mujeres em-

barazadas. Los helmintos exacerban los niveles de anemia y retraso del crecimiento y retardan tanto el desarrollo físico como el cognitivo, incluso cuando la infestación es leve. Además, si las madres padecen de helmintosis, esta contribuye a su deficiencia de hierro. El tratamiento anti-helmíntico no solo mejora el estado de nutrición, sino que puede mejorar la reacción a las vacunas. Las siguientes son las pautas recomendadas para realizarlo (27):

Recomendaciones para las mujeres embarazadas

• En zonas donde la prevalencia de la helmintosis esté entre un 20% y un 30%, o incluso más, propor-

cionar tratamiento antihelmíntico una vez durante el segundo trimestre del embarazo.

• En zonas donde la prevalencia de la helmintosis sea superior al 50%, repetir el tratamiento anti-

helmíntico en el tercer trimestre del embarazo.

Recomendaciones para los niños en edad prescolar y escolar

• Si la prevalencia de helmintos que se transmiten a través del suelo entre los niños en edad escolar

es del 20% o más, todos los niños (en edad prescolar y escolar) deben recibir tratamiento una vez

al año; si es del 50% o más, el tratamiento debe proporcionarse dos veces al año.

• Como no existen datos sobre el uso de medicamentos antihelmínticos en niños menores de 12

meses, ellos no deben recibir tratamiento (a menos que así lo indique un médico en un entorno

clínico).

• El Albendazol y el Mebendazol son inocuos para los niños de 12 meses o más.

• En el caso de los niños de menos de 3 años, las tabletas deben romperse, machacarse entre dos

cucharas y agregarles agua para facilitar su administración. Nunca se debe obligar a un niño a

tomar una tableta de antihelmínticos.

• A los niños de menos de 5 años solo se les deben administrar comprimidos de antihelmínticos que

sean masticables y se deben preferir los que tengan buen sabor.

- 24 -

3.3 Suplementos de vitamina A

Desde el terreno: NicaraguaSe suministran medicamentos antihelmínticos y vitamina A a los niños, dependiendo de su historia clínica, y a las mujeres embarazadas se les suministran suplementos de hierro y ácido fólico tanto en los alber-gues durante las emergencias como en las jornadas de salud infantil en periodos de mayor estabilidad. Con estas actividades el país también busca fortalecer la educación de las personas que están a cargo de los niños, a fin de prevenir la transmisión de los helmintos del niño al adulto.(Referencia: Análisis comparativo de los países y tarjeta de puntaje de Nicaragua)

La vitamina A desempeña un papel importante para la vis-ta, el crecimiento, el desarrollo físico y la función inmu-nitaria. La deficiencia de vitamina A es la principal causa de ceguera evitable en los niños y eleva los riesgos de que

contraigan enfermedades y mueran a causa de infecciones graves. En las mujeres embarazadas, causa ceguera noc-turna y puede aumentar el riesgo de mortalidad materna.

Desde el terreno: hacer frente a la deficiencia de vitamina A

Colombia, El Salvador y Guatemala han reducido de modo tan sig-nificativo la prevalencia de la deficiencia de vitamina A en los niños menores de 5 años que el suministro a gran escala de megadosis de suplementos de vitamina A ya no es necesario. La elevada cobertura del suministro habitual de cápsulas de vitamina A y de azúcar enri-quecido con esa vitamina han contribuido al éxito de los programas de esos países.

(Referencia: Análisis comparativo de los países y tarjeta de puntaje de los países)

- 25 -

Recomendaciones para las mujeres embarazadas o que se encuentren en el puerperio (28)

• El suministro de suplementos de vitamina A durante el embarazo como parte de los cuidados pre-

natales habituales no se recomienda.

• En zonas en las cuales la deficiencia de vitamina A es un problema grave de salud pública (esto es,

donde la prevalencia de la ceguera nocturna sea del 5% o más en las mujeres embarazadas o del

5% o más en los niños de 24 a 59 meses de edad), se deben suministrar 10.000 UI diarias o hasta

25.000 UI semanales por un mínimo de 12 semanas del embarazo, hasta el parto.

• El suministro de suplementos de vitamina A para mujeres que se encuentran en el puerperio no se

recomienda como intervención de salud pública destinada a prevenir la morbimortalidad materna

Recomendaciones para los niños menores de 6 meses (29, 30)

• Por lo general los bebés nacen con reservas bajas de vitamina A. La leche materna de las mujeres

bien alimentadas es rica en esa vitamina y es la mejor fuente para los bebés. Por consiguiente,

se exhorta a las mujeres a alimentarlos exclusivamente con leche materna durante los primeros

seis meses del puerperio. La mayor concentración de vitamina A en la leche materna se presenta

durante los primeros 21 días del puerperio.

• El suministro de suplementos de vitamina A no se recomienda para los recién nacidos y los lac-

tantes de 1 a 5 meses de edad como intervención de salud pública destinada a prevenir la morbi-

mortalidad infantil.

Recomendación para los niños de 6 a 59 meses de edad (31): en aque-

llos entornos donde la deficiencia de vitamina A sea un problema de salud pública —esto es, en grupos

en los cuales la prevalencia de la deficiencia de vitamina A (retinol sérico de 0,70 µmol/L o menos)

sea del 20% o más en los lactantes y los niños de 6 a 59 meses de edad, o en los cuales la prevalencia

de la ceguera nocturna sea del 1% o más en niños de 24 a 59 meses— se recomienda el suministro de

suplementos de vitamina A para los lactantes y los niños de 6 a 59 meses como intervención de salud

pública destinada a reducir la morbimortalidad infantil. Los lactantes de 6 a 11 meses de edad deben

recibir una sola dosis de 100.000 UI, y los de 12 a 59 meses deben recibir una dosis de 200.000 UI cada

cuatro o seis meses.

La OMS expidió las siguientes pautas sobre el suministro a varios subgrupos de suplementos de vitamina A:

- 26 -

3.4 Yodación de la sal y suplementos de yodo

El trastorno por carencia de yodo, que puede iniciarse in utero, es la causa más prevalente, y aun así fácilmente evitable, de retardo mental; también puede poner en peli-gro la supervivencia misma del niño. El periodo más crítico para la prevención de ese trastorno es el que va del segun-do semestre del embarazo al tercer año posterior al naci-miento (32), aunque es posible que se presente a cualquier edad. La deficiencia grave de yodo durante el embarazo puede conducir a abortos espontáneos, mortinatalidad y

anomalías congénitas tales como el cretinismo, una forma irreversible de retardo mental que afecta a quienes viven en zonas con deficiencias de yodo. Los niños que padecen de trastorno por carencia de yodo pueden tener retraso del crecimiento, apatía, retardo mental y ser incapaces de moverse, hablar u oír normalmente. Sin embargo, es de mayor importancia la menos visible pero más difundida deficiencia de las funciones mentales, que reduce la capa-cidad intelectual en el hogar, la escuela y el trabajo.

Han surgido datos nuevos que revelan que las mujeres embarazadas y lactantes, así como los niños menores de 2 años —los grupos más vulnerables a la deficiencia de yodo—pueden no estar cubiertos adecuadamente por la yodación de la sal en aquellos lugares en los que la yoda-ción de la sal no es realmente universal. El comité conjun-to de la OMS y UNICEF sobre políticas de salud recomienda la yodación universal de la sal como una estrategia inocua,

sostenible y eficaz en función de los costos para asegurar un consumo suficiente de yodo por parte de todas las per-sonas, especialmente en emergencias. Si no existe acceso a la sal yodada en tales situaciones, es preciso aumentar el consumo de este nutriente por medio de suplementos (33). En el Cuadro 1 aparecen las recomendaciones para las mujeres embarazadas y lactantes, las mujeres en edad fecunda y los niños de 7 a 24 meses de edad.

Desde el terreno: sal yodada en las raciones de alimentos

Dominica, Haití y Honduras distribuyen sal yodada como parte de las raciones de alimentos que se les entregan a las familias afectadas por emergencias.

(Referencia: Análisis comparativo de los países y tarjeta de puntaje de los países)

cuadro 1: recomendaciones relativas a los suplementos de yodo (32)

- 27 -

3.5 Suplementos de múltiples micronutrientes

Durante una crisis o una emergencia pueden surgir fácil-mente deficiencias de micronutrientes, o empeorar si ya existen en el grupo de población afectado. Una forma de satisfacer las necesidades de micronutrientes es el sumi-nistro de cantidades adecuadas de raciones de alimentos enriquecidos. Sin embargo, estos alimentos pueden no sa-tisfacer completamente las necesidades de los subgrupos cuyo estado de nutrición es vulnerable: la distribución de alimentos dentro de un hogar puede no beneficiar a muje-res embarazadas y lactantes o a los niños pequeños, o es posible que los niños no consuman cantidades suficientes de alimentos enriquecidos como para satisfacer sus nece-sidades de micronutrientes. Por lo tanto, la OMS, el PMA y UNICEF crearon una fórmula diaria que tiene múltiples micronutrientes y satisface las necesidades de consumo diario recomendado de nutrientes de esos grupos vulnera-

bles durante las emergencias. Los suplementos de múlti-ples micronutrientes se suministran a menudo en forma de polvo que viene en sobrecitos individuales; en ocasiones se les llama micronutrientes en polvo, “sprinkles”, “chispi-tas” o “estrellitas” y pueden emplearse tanto en entornos estables como afectados por emergencias para prevenir o reducir las deficiencias de micronutrientes. Los micro-nutrientes en polvo se pueden agregar fácilmente a los alimentos preparados en el hogar antes de servirlos y por lo general los beneficiarios los aceptan, ya que no tienen sabor y sus efectos secundarios son muy escasos. Estos su-plementos deben proporcionarse siguiendo las recomenda-ciones y el calendario que reproducimos enseguida hasta que concluya la emergencia y se haya restablecido el acce-so a los alimentos ricos en micronutrientes (23).

Recomendaciones para mujeres embarazadas y lactantes

• Las mujeres embarazadas y lactantes deben recibir un suplemento que les proporcione el consumo

diario recomendado de micronutrientes, reciban o no raciones de alimentos enriquecidos.

• Si ya se proporcionan suplementos de hierro y ácido fólico, deben continuarse.

Recomendaciones para niños de 6 a 59 meses de edad

• Cuando no se estén suministrando raciones de alimentos enriquecidos, los niños de 6 a 59 meses

de edad deben recibir una dosis diaria de suplementos de micronutrientes.

• Cuando se estén suministrando raciones de alimentos enriquecidos, los niños de 6 a 59 meses de

edad deben recibir dos dosis semanales de suplementos de micronutrientes.

• Se deben continuar suministrando megadosis de suplementos de vitamina A para los niños de 6 a

59 meses de edad cada seis meses.

- 28 -

Desde el terreno: HaitíLos sobres de micronutrientes en polvo “Bebé Vayan” se distribuyeron ampliamente entre los niños de 6 a 59 meses de edad en los centros acogedores para el bebé y junto con las raciones de alimentos para emergen-cias, después del terremoto. El PMA incluye la distribución de micronutrientes en polvo en su programa de salud maternoinfantil.

si requiere información adicional sobre formas de ejecutar programas de control de las deficiencias de micronutrientes, consulte estas fuentes:

• OMS, página virtual sobre nutrición: http://www.who.int/nutrition/topics/micronutrients/en/in-

dex.html

• OMS, Sistema de Información Nutricional sobre Vitaminas y Minerales http://www.who.int/vmnis/

es/index.html

• Comité Permanente de Nutrición de las Naciones Unidas. Module 6 – Measuring malnutrition:

individual assessment of acute malnutrition (Módulo 6: Medición de la malnutrición: valoración

individual) http://www.unscn.org/layout/modules/htp/pdf/mod6_measuring_malnutrition-fact_

sheet.pdf

• OMS, PMA y UNICEF. Preventing and controlling micronutrient deficiencies in populations affected

by an emergency: multiple vitamin and mineral supplements for pregnant and lactating women,

and for children aged 6 to 59 months, 2007. (Prevención y control de las deficiencias de micro-

nutrientes en poblaciones afectadas por una emergencia: suplementos de múltiples vitaminas y

minerales para mujeres embarazadas y lactantes y para niños de 6 a 59 meses, 2007).

- 29 -

Intervención prioritaria 4: Prevenir y tratar las enfermedades infecciosas

Prevenir y tratar las enfermedades infecciosas: síntesis de las recomendaciones

en tiempos de estabilidad

b Crear infraestructuras para asegurar el acceso al agua potable y la existencia de entornos higiénicos.

b Decidir si los servicios de salud deben aconsejar a las madres seropositivas que elijan entre amamantar a sus hijos y tomar

un medicamento antirretrovírico o evitar la lactancia por completo.

b Promover el consumo de alimentos que remplacen a la leche materna sólo si son aceptables, factibles, de bajo precio,

sostenibles y seguros.

b En el caso de los países que decidan promover la combinación de la lactancia con intervenciones basadas en la adminis-

tración de un medicamento antirretrovírico preventivo y aquellos en los cuales se puedan conseguir estos medicamentos o

esté previsto comenzar a ofrecerlos, recomendar que las mujeres seropositivas adopten la lactancia exclusiva por 6 meses

y luego la combinen con alimentos complementarios al menos hasta que los niños cumplan un año.

b Utilizar las sales de rehidratación oral y los suplementos diarios de zinc para el tratamiento clínico de la diarrea aguda,

tal como lo recomiendan la OMS y UNICEF.

b Adoptar programas vigorosos de control de la malaria y el dengue que reduzcan el número de lugares en los que se repro-

ducen los vectores, mediante el fomento de la limpieza de los entornos y el hábito de dormir bajo mosquiteros cuando

venga al caso, especialmente en el caso de las mujeres embarazadas y los niños pequeños.

b Promover y proteger la lactancia materna, y particularmente la lactancia exclusiva durante los primeros 6 meses de vida

del bebé.

en tiempos de crisis b Ampliar y fortalecer los programas de control de las enfermedades infecciosas, especialmente en grupos de población

vulnerables.

b Intensificar la promoción y protección de las prácticas óptimas de lactancia materna.

b Asegurarse de que los programas de preparación para las emergencias tengan en cuenta el tratamiento adecuado de las

enfermedades infecciosas, incluido el suministro de tratamientos antirretrovíricos y de medicamentos antirretrovíricos

preventivos, sucedáneos de la leche materna (en países que aconsejan a las madres seropositivas evitar la lactancia por

completo) y condones.

b Mejorar la vigilancia de las enfermedades infecciosas y ampliar la cobertura de los programas en zonas en las que aumente

la prevalencia.

en situaciones de emergencia

b Asegurarse de empacar los tratamientos antirretrovíricos, los medicamentos antirretrovíricos preventivos, los sucedáneos

de la leche materna (si vienen al caso) y los condones en los estuches de respuesta ante las emergencias, y de que los

trabajadores sanitarios apliquen técnicas de seguridad para el manejo de la sangre y el control de las infecciones. Propor-

cionar un medicamento antirretrovírico tan pronto como sea factible.

b En entornos afectados por emergencias, recomendar la lactancia exclusiva a todas las madres.

b Garantizar un acceso adecuado al agua potable y los alimentos inocuos, otorgando prioridad a las madres y a los niños

pequeños.

b Ofrecer jabón en los baños de los albergues y promover el lavado periódico de las manos con jabón.

b Estimular la preparación de alimentos por métodos higiénicos y controlar de cerca la inocuidad de los alimentos en los

albergues.

b Intensificar las medidas de control de vectores y seguir las recomendaciones de la OMS relativas al diagnóstico y el trata-

miento de las enfermedades infecciosas.

- 30 -

El círculo vicioso entre las enfermedades infecciosas y la malnutrición es muy conocido: la enfermedad infecciosa predispone a la persona a padecer de desnutrición y la desnutrición predispone a la persona a contraer la enfer-medad infecciosa. Por consiguiente, para poder proteger el estado de nutrición de los niños durante los primeros 1.000 días de vida es necesario evitar las infecciones y mejorar la calidad de la alimentación de los lactantes y los niños pequeños. Es importante recalcar que la lactancia materna es la medida preventiva más eficaz para proteger a los niños. Los niños que se alimentan de leche mater-na (lactancia exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y lactancia combinada con alimentos complementa-

rios de los 6 a los 23 meses) son menos susceptibles de sufrir enfermedades, especialmente diarrea y pulmonía. Aunque los hijos de madres seropositivas que se alimentan de leche materna corren el riesgo de contraer el VIH, las intervenciones basadas en antirretrovíricos (tratamiento antirretrovírico para las madres infectadas por el VIH y medicamento antirretrovírico preventivo para las madres o los lactantes y niños pequeños cuando éstas no sean se-ropositivas) pueden disminuir el riesgo de infección al me-nos de un 1%. Esto hace posible que los niños expuestos al VIH disfruten de los beneficios de la lactancia, que puede salvarles la vida, tanto como los que no lo están.

Una buena nutrición es indispensable para la salud y la supervivencia de las personas que viven con el VIH o el sida. Ellas tienen mayores necesidades nutricionales y las infecciones concomitantes frecuentes como la diarrea y la tuberculosis a menudo empeoran su estado de nutrición. En 2010, UNAIDS calculó que 1,86 millones de personas son seropositivas o tienen sida en la región de América Latina y el Caribe (34, 35), y que dos tercios viven en cinco países: Argentina, Colombia, Haití, México y Brasil. Las subregio-nes del Caribe y América Central tienen tasas de prevalen-cia del VIH más altas que América del Sur. En países como las Bahamas, Belice y Haití, la prevalencia es hasta del

3,1%, el 2,3% y el 1,9%, respectivamente (36, 37). Según un estudio realizado por la Organización Panamericana de la Salud en 2012, todos los países de la región de América Latina y el Caribe tienen políticas que exigen el suministro gratuito de tratamientos antirretrovíricos a las personas que los necesiten, como un derecho humano básico. En este estudio se concluyó que el 63% de las personas que viven con el VIH o el sida y necesitan tratamiento lo están recibiendo, razón por la cual esta región tiene la tasa de cobertura de tratamientos antirretrovíricos más alta de to-das las regiones en vía de desarrollo del mundo (38).

Las iniciativas destinadas a prevenir la transmisión del vi-rus de la madre al niño son particularmente importantes para la protección del estado de nutrición de las mujeres embarazadas y lactantes y de los niños menores de 2 años, en el contexto del VIH y el sida. Estas iniciativas abarcan: • Administrar tratamientos antirretrovíricos o medica-

mento antirretrovírico preventivo a las madres o a los niños durante el embarazo y la lactancia para evitar la transmisión del virus de madre a hijo.

• Promover prácticas seguras de alimentación para lac-tantes y niños pequeños que estén expuestos al VIH.

4.1 El VIH/sida y la prevención de la transmisión de la madre al niño

Desde el terreno: HondurasDurante las emergencias, la prevención del VIH y del sida, junto con el cuidado de los pacientes, son de gran importancia: se identifica a las personas seropositivas para prestarles la atención de la salud adecuada, se empacan condones en sus estuches de artículos de aseo personal y los profesionales de la salud reciben ca-pacitación para poder asesorar a las madres sobre las maneras de evitar la transmisión del virus a sus hijos.

- 31 -

Recomendaciones para las madres seropositivas

• En 2010, la OMS publicó nuevas pautas para prevenir la transmisión del VIH de la madre al niño

(39, 40) en las que recomienda que las autoridades nacionales decidan si los servicios de salud

deben aconsejar a las madres serpositivas que escojan entre amamantar a sus hijos y recibir un

medicamento antirretrovírico o evitar la lactancia materna por completo.

• Si se cuenta con medicamentos antirretrovíricos, en aquellos países en los que se decida aconsejar

a las madres que combinen la lactancia con las intervenciones basadas en ellos, los servicios de

salud deben recomendar a las madres seropositivas la lactancia exclusiva durante los primeros 6

meses de vida del bebé y la combinación de la lactancia con alimentos complementarios hasta

que este cumpla los 12 meses. A partir de ese momento, la madre debe suspender la lactancia

de manera gradual apenas pueda proporcionar al bebé una dieta sana que le aporte los nutrientes

adecuados sin los beneficios de la leche materna. En los casos en que los medicamentos antirre-

trovíricos no estén disponibles cuando se les necesite, se debe aconsejar a las madres seropositi-

vas la lactancia exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y la continuación de la lactancia a

partir de ese momento, a menos que las circunstancias sociales y el entorno sean seguros y apoyen

el consumo de alimentos que la sustituyan (41).

• Se sigue recomendando evitar el consumo de alimentos que sustituyan a la leche materna, a me-

nos que sean aceptables, factibles, de bajo costo, sostenibles e inocuos (42).

Es importante que los países sigan aplicando las interven-

ciones destinadas a prevenir y tratar el contagio del VIH

y el sida durante una emergencia o crisis, especialmente

en aquellos que tienen las prevalencias más altas del VIH

y el sida. Deben asegurarse de que la distribución de tra-

tamientos antirretrovíricos, medicamento antirretrovírico

preventivo, sucedáneos de la leche materna y condones

forme parte de todos los programas de preparación para

las emergencias. Estos programas también deben contener

las medidas necesarias para asegurar que los trabajadores

de salud apliquen técnicas de seguridad para el manejo de

la sangre y el control de las infecciones.

Es posible que durante las emergencias sea necesario re-

considerar las políticas nacionales sobre alimentación in-

fantil, ya que a menudo no se cuenta con agua potable ni

saneamiento adecuado, lo cual convierte el consumo de

alimentos que remplacen a la leche materna en una prác-

tica más peligrosa. En esas condiciones, los beneficios de

la lactancia por parte de las madres seropositivas pueden

ser superiores a los riesgos, incluso si no reciben un medi-

camento antirretrovírico (40). Las autoridades nacionales

deben contemplar esta posibilidad e incluir en los planes

de capacitación y preparación para las emergencias pautas

claras para el personal de salud sobre las recomendaciones

que deben dar a las madres seropositivas en tales eventos.

También deben procurar suministrar un medicamento anti-

rretrovírico tan pronto como sea factible (41).

Para obtener más información sobre cómo prevenir la transmisión del vIH y del sida de la madre al niño, y sobre la alimentación del lactante y del niño pequeño en el contexto de programas contra el vIH y el sida, consulte las siguientes fuentes:

• OMS. Guidelines on HIV and Infant Feeding, 2010 (pautas sobre el VIH y la alimentación infantil, 2010).

• OPS. Guía clínica para la eliminación de la transmisión maternoinfantil del VIH y de la sífilis congénita en América Latina y

el Caribe, 2010.

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4.2 La malaria y el dengue

La malaria y el dengue son enfermedades cuyo vector de transmisión es la hembra de un mosquito. La infección por dengue se presenta con mayor frecuencia en niños meno-res de 15 años, pero también pueden infectarse las muje-res embarazadas. Aún no se sabe exactamente cuál es el efecto de la infección por dengue en estas mujeres y en sus fetos(43). Sin embargo, las mujeres embarazadas son particularmente susceptibles a contraer la malaria, lo cual aumenta sus riesgos de anemia grave, aborto espontáneo, mortinatalidad, parto prematuro o bajo peso al nacer, una de las causas principales de la malnutrición y la mortalidad infantil.

Los desastres naturales, en particular los que ocasionan grandes desplazamientos de agua, tales como las lluvias torrenciales, las inundaciones o los huracanes, pueden au-mentar la transmisión tanto del dengue como de la mala-ria debido al incremento de los puntos de reproducción de vectores (es decir, las aguas estancadas). Los recipien-tes artificiales que se utilizan cuando se interrumpen los servicios básicos de abastecimiento de agua y eliminación de desechos también pueden servir de puntos de repro-ducción de los vectores. Otros factores, como una mayor exposición a los mosquitos por dormir al aire libre, el des-plazamiento de las personas de zonas en las que la malaria no es endémica a zonas en las que lo es, el hacinamiento

y los cambios en el hábitat que fomentan la proliferación de mosquitos (como los desprendimientos de tierra, la de-forestación, la construcción de embalses y el desvío de cauces de agua) también pueden aumentar el riesgo de que se presenten brotes de malaria. Una pausa en la rea-lización de actividades de control de la enfermedad o el debilitamiento de la infraestructura de salud pública pue-de incrementar aún más la morbimortalidad asociada a es-tas enfermedades en situaciones de emergencia (44). Por consiguiente, es importante que los equipos encargados de diseñar planes de preparación para los desastres tengan en cuenta la adopción de medidas de control de los vectores al formular planes para el abastecimiento de agua y sanea-miento durante las emergencias, y que incluyan las reco-mendaciones de la OMS sobre diagnóstico y tratamiento en sus planes de atención médica durante estos eventos (45). La prevención de la malaria y del dengue depende del con-trol de los mosquitos o de la interrupción del contacto de los seres humanos con el vector mediante programas de manejo integrado de vectores (46, 47). Cuando la perso-na ya está infectada, el oportuno reconocimiento de los síntomas, la precisión del diagnóstico y la prontitud del tratamiento pueden disminuir considerablemente el riesgo de desarrollar la forma más grave de la enfermedad y de morir.

Desde el terreno: El SalvadorLos albergues se fumigan antes de abrir sus puertas. Cada centro de salud tiene un programa de control de vectores. Se han puesto en marcha protocolos estandarizados que contienen programas de capacitación y comunicación eficaces creados por el Ministerio de Salud.

Para obtener más información sobre cómo ejecutar programas de prevención y tratamiento de la malaria y el dengue, consulte las siguientes fuentes:

• OMS. Directrices para el tratamiento de la malaria, 2010.

(incluye recomendaciones basadas en los resultados de estudios sobre el tratamiento de los casos,

incluida una sección sobre emergencias complejas y epidemias).

• OMS. Dengue: Guías para el diagnóstico, tratamiento, prevención y control, 2009.

• OMS. Planificación de la movilización y comunicación social para la prevención y el control del

dengue: guía paso a paso (Estrategia de comunicación para el impacto conductual).

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4.3 La diarrea

En situaciones de emergencia puede presentarse un au-mento de la incidencia de la diarrea debido al acceso li-mitado a servicios como la electricidad, el agua no con-taminada y los baños. Es muy probable que los hábitos de higiene también se vean interrumpidos y que cambien los patrones de demanda de los servicios de salud. Las infec-ciones se propagan por medio de los alimentos o el agua potable contaminados, o de una persona a otra, como re-sultado de la higiene deficiente.

La diarrea grave ocasiona la pérdida de líquidos y puede poner en peligro la vida del que la sufre. Sigue siendo la causa principal de muerte entre los lactantes y niños pe-queños en países de ingreso medio y bajo (48) y puede debilitar de manera considerable el estado de nutrición de las personas, especialmente de aquellas que ya pade-cen malnutrición o que tienen una actividad inmunitaria deficiente. Los programas de control de la diarrea deben formar parte de los servicios de salud en entornos esta-bles. El agua no contaminada, un saneamiento y una hi-giene adecuados y la lactancia materna son medidas cuya eficacia en la prevención de la diarrea ya se ha demostra-

do. La OMS recomienda la combinación de una solución de rehidratación oral de baja osmolaridad con suplementos de zinc para el tratamiento de la diarrea en los niños. El personal de salud debe recibir capacitación sobre el pro-tocolo de administración de esta combinación y sobre su promoción, y se deben poner estos productos a disposición del público en los centros de salud y los canales privados de distribución de la industria farmacéutica.

Por consiguiente, la adopción de medidas de prevención es fundamental si se desea descartar los brotes de diarrea en situaciones precarias. Las personas afectadas por una cri-sis o una emergencia deben tener acceso a agua potable y alimentos inocuos. Siempre debe haber jabón en los baños de los albergues. Se deben promover ampliamente hábitos como el de lavarse las manos frecuentemente con jabón, especialmente después de ir al baño, y cambiar a los niños pequeños antes y después de preparar los alimentos. Tal como se analiza en la sección 6.4, se debe fomentar la aplicación de métodos higiénicos de preparación de los ali-mentos y vigilar este proceso muy de cerca en el contexto de los albergues.

Recomendaciones para el tratamiento de la diarreaLa OMS y UNICEF recomiendan dos tratamientos eficaces simples para el manejo clínico de la diarrea aguda (49, 50):

• Usar sales de rehidratación oral de baja concentración.

• Proporcionar suplementos diarios de zinc durante un periodo de 10 a 14 días, en dosis de 10 mg al día en niños

menores de 6 meses y de 20 mg al día en niños mayores de 6 meses.

Desde el campo: HaitíDesde 2010 se incorporan suplementos de zinc al tratamiento de la diarrea y de casos de cólera en niños. Tam-bién se ofrece alimentación complementaria a los niños que salen de los centros de tratamiento del cólera para prevenir la malnutrición.(Referencia: Estudio de caso: La respuesta humanitaria al terremoto de 2010 y la nutrición infantil)

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si requiere información adicional sobre cómo ejecutar programas para la prevención y el control de la diarrea:

• OMS/UNICEF. Declaración conjunta de la OMS y el UNICEF: tratamiento clínico de la diarrea aguda,

2004.

La rehidratación oral es un enfoque de tratamiento relati-vamente simple y muy conocido. Se ha descubierto que el consumo de suplementos de zinc disminuye la duración y la gravedad de los episodios de diarrea, reduce la probab-ilidad de que se presenten infecciones posteriores durante dos o tres meses y disminuye la mortalidad asociada a la diarrea en un 23% (51). Los suplementos de zinc aportan

beneficios a los niños con diarrea, ya que es un micronu-triente fundamental para el crecimiento, el funcionamien-to del sistema inmunitario y el transporte del agua y los electrolitos a través de los intestinos. El zinc también es importante para el crecimiento y desarrollo normal, tanto de los niños que tienen diarrea como de los sanos.

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Intervención prioritaria 5: Promover la maternidad saludable

Promover la maternidad saludable: síntesis de las recomendacionesen tiempos de estabilidadb Seguir las pautas de la OMS relativas al paquete de servicios de atención prenatal y de cuidados durante el

puerperio.

b Promover la buena nutrición entre todas las jóvenes y mujeres en edad fecunda y el aumento de peso ad-

ecuado durante el embarazo.

b Hablar con todas las mujeres embarazadas sobre el plan de parto y proporcionar a cada una de ellas un

estuche de elementos esenciales para un parto sin riesgos.

b Asegurar la disponibilidad de profesionales capacitados y de equipos esenciales.

b Adoptar medidas de prevención de las infecciones cuando se prodiguen cuidados a las mujeres y a los bebés

inmediatamente después del parto.

en tiempos de crisis

b Asegurarse de que haya número suficiente de maletines obstétricos para el total de partos previstos en cada

una de las zonas.

b Incorporar las intervenciones de maternidad sin riesgos a los planes de respuesta ante las emergencias.

b Identificar a las mujeres que están en las etapas avanzadas del embarazo y hablar con ellas sobre el plan de

parto. Entregarle a cada una un estuche de elementos esenciales para un parto sin riesgos.

b Contemplar la posibilidad de hacer transferencias de dinero en efectivo o de entregar cupones a los hogares

en los que las mujeres embarazadas no pueden pagar por unos servicios ni una dieta adecuados.

b Hacer transferencias de alimentos cuando no haya disponibilidad de alimentos nutritivos a precios ase-

quibles.

en situaciones de emergencia b Asociarse con otros sectores para proporcionar a las mujeres embarazadas y lactantes “refugios seguros”.

b Asegurarse de que las mujeres embarazadas y lactantes reciban raciones adicionales de alimentos y de agua

no contaminada.

b Suministrar a las mujeres embarazadas mayores cantidades de ropa abrigada, si el clima así lo exige, al

igual que ropa y mantas para el lactante.

b Seguir las recomendaciones de la OMS relativas al parto sin riesgos durante una emergencia, lo cual incluye

asegurarse de que el lugar en el que nazca el bebé cuente con personal del sexo femenino y con una seguri-

dad adecuada.

b Asegurarse de que se haya puesto en marcha un plan de evacuación para las mujeres que tengan complica-

ciones en el embarazo y para los bebés con problemas de salud.

- 36 -

La malnutrición puede ser tanto una causa como una consecuen-

cia de la morbilidad materna. Una madre mal nutrida retrasa

el crecimiento del feto, lo cual puede ocasionar el bajo peso al

nacer del bebé (menos de 2,5 kg), que ya corre un mayor riesgo

de sufrir de muchas de las causas de la morbilidad y la mortalidad

infantil (52). El trabajo de parto obstruido es común entre las

mujeres jóvenes y desnutridas que no tienen pelvis bien desarro-

lladas, y entre las mujeres adultas de baja estatura, debido a la

desnutrición que padecieron durante la niñez, ya que una pelvis

angosta puede obstruir el paso del feto. Como se analizó en la

sección 3.1, la anemia ferropénica es un problema de alta pre-

valencia entre las mujeres embarazadas, que también contribu-

ye a la hemorragia obstétrica. Dos aspectos importantes de una

maternidad sin riesgos, tanto en tiempos de estabilidad como en

épocas de crisis o emergencia, son asegurarse de que todas las

jóvenes y mujeres en edad fecunda tengan un buen estado de

nutrición (que, por definición, implica asegurar la nutrición apro-

piada de las niñas), y garantizar una nutrición óptima durante el

embarazo.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas calcula que en una

emergencia o en una situación en la que los afectados se convier-

tan en refugiados, es probable que una de cada cinco mujeres en

edad fecunda esté embarazada (53). Las mujeres y sus bebés son

especialmente vulnerables en este tipo de situaciones debido al

acceso limitado a los servicios de salud, que puede combinarse

con la malnutrición, lesiones, enfermedades, trauma o exposi-

ción a la violencia. Es fundamental asegurarse de que la materni-

dad sea una experiencia lo más segura posible en situaciones de

crisis, prestando servicios de atención prenatal y proporcionando

atención a las madres y a los recién nacidos durante el parto

y el puerperio, para evitar problemas a corto plazo y posibles

complicaciones durante el periodo perinatal que puedan ser de

largo plazo.

Sin embargo, la prestación del paquete completo de servicios de

atención prenatal y de cuidados especiales durante el parto y el

puerperio en medio de una emergencia o una crisis puede ser un

desafío. Las alteraciones de la infraestructura de los servicios de

comunicaciones y de transporte causadas por el mal tiempo, los

terremotos u otros desastres naturales, puede impedir el acceso

de las mujeres a los servicios de atención obstétrica de urgen-

cia que podrían salvarles la vida. Esta situación trae, a menudo,

consecuencias graves para la madre y el niño. Los encargados de

las primeras actividades de respuesta deben recibir capacitación

sobre la manera de tratar las urgencias obstétricas durante el

tiempo que duren estos acontecimientos, incluyendo el despla-

zamiento de las pacientes a hospitales especializados que estén

debidamente equipados para manejar emergencias en las que se

requiera una intervención quirúrgica.

Los gobiernos deben orientar sus intervenciones a las mujeres

embarazadas en épocas de tensión e incorporar las prácticas de

maternidad sin riesgos a la planificación de su respuesta ante las

emergencias. Deben poner en marcha mecanismos que garanti-

cen que las mujeres embarazadas y las que acaban de dar a luz

sigan teniendo un acceso oportuno a los servicios y que puedan

remitirse con facilidad a las instituciones sanitarias adecuadas en

caso de que se presenten complicaciones obstétricas. La OMS re-

comienda que se emprendan las siguientes acciones prioritarias

durante una emergencia: (1) asegurarse de que los suministros

esenciales (que vienen en estuches de emergencia) les lleguen a

las mujeres embarazadas lo más pronto posible; (2) asegurar la

disponibilidad de profesionales que tengan a mano los equipos

esenciales y (3) crear un plan de evacuación para mujeres que

tengan embarazos complicados y para niños recién nacidos con

problemas de salud (54).

5.1 Atención prenatal

Muchos de los problemas de salud a los que se enfrentan las mu-

jeres embarazadas pueden prevenirse, detectarse y tratarse du-

rante consultas con trabajadores sanitarios calificados. La OMS

recomienda un mínimo de cuatro citas de control prenatal y ha

publicado varios estándares y pautas que contienen las interven-

ciones prenatales clave (55-58). El control del aumento de peso

durante el embarazo es de gran importancia, ya que la desnu-

trición y la sobrealimentación durante este periodo pueden influ-

ir de manera negativa en la morbimortalidad materna e infantil.

La desnutrición que se presenta antes o durante el embarazo

puede ser responsable del bajo peso al nacer de los bebés (menos

de 2,5 kg), que ya corren un mayor riesgo de sufrir de muchas de

las causas de la morbimortalidad infantil (52). Por otra parte, con

el aumento excesivo de peso durante el embarazo es mayor el

riesgo de sufrir de diabetes gravídica, de complicaciones durante

el parto y de sobrepeso durante el puerperio. Las recomendacio-

nes de la Junta de Alimentos y Nutrición del Instituto de Medicina

de los Estados Unidos relativas al aumento total de peso durante

el embarazo (59) se presentan en el cuadro 2.

- 37 -

la oms publicó las siguientes directrices de atención prenatal para ga-rantizar un embarazo seguro en épocas de emergencia (54):

• Asegurarse de que haya cantidades suficientes de estuches con elementos esenciales para el número de partos previstos en cada zona.

• Identificar a las mujeres que se encuentren en las etapas avanzadas del embarazo y hablar con ellas sobre aspectos específicos del plan de parto, tales como el lugar en donde van a dar a luz, cómo reconocer los signos de peligro y adónde acudir en busca de ayuda. Entregarle a cada mujer un estuche de elementos esenciales para un parto sin riesgos.

• Mantener un registro de las mujeres embarazadas, junto con las fechas prevista del parto, el número de nacimientos y el de defunciones.

• Suministrar a las mujeres información sobre el lugar en el que pueden encontrar parteras debida-mente capacitadas y sobre las instituciones sanitarias a las cuales pueden remitirse sus casos.

• Administrar dos dosis de vacuna antitetánica a todas las mujeres embarazadas.

• Asegurarse de que las mujeres embarazadas reciban mayores cantidades de ropa abrigada, si el clima así lo exige, y suministrarles ropa y mantas para el bebé.

• Asegurarse de que las mujeres embarazadas y lactantes reciban raciones adicionales de alimentos y de agua potable y de que los productos químicos que usan para purificar el agua sean seguros para ellas si los usan de acuerdo con las instrucciones.

Desde el terreno: NicaraguaEl “Programa Amor” ofrece una amplia gama de servicios a las mujeres mediante visitas domiciliarias en las que se les

imparte instrucción en temas como alimentación sana, evaluación del estado de nutrición y la prueba voluntaria de SIDA.

Las parteras controlan los avances del embarazo de las mujeres en “casas maternas”. Se elabora un plan de parto y

brigadas especiales transportan a las mujeres embarazadas al hospital o centro de salud más cercano cuando se presentan

complicaciones.

Referencia: Análisis comparativo de los países

Cuadro 2. Recomendaciones para el aumento de peso en el embarazo

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5.2 Parto sin riesgo

La mayoría de las pautas de la OMS mencionadas también incluyen directrices para la aplicación de intervenciones clave del paquete de servicios que deben prestarse para garantizar una maternidad sin riesgos (55-58). Un elemen-to importante y novedoso es la Lista de verificación para un parto sin riesgos, preparada por la OMS, que resume en 29 puntos las causas principales de mortalidad mater-na y neonatal y que se publicará a finales del 2012. Las siguientes son algunas de las recomendaciones específicas de la OMS para garantizar un parto sin riesgos durante una emergencia (54):• Asegurarse de que el lugar en el que se realice el parto

cuente con personal del sexo femenino y con una seguri-dad adecuada.

• Mantener caliente durante el tiempo frío el lugar en el que vaya a nacer el bebé.

• Planificar la remisión de la mujer embarazada a un cen-tro que preste el nivel adecuado de atención en caso de que se presenten complicaciones, cuando la probabilidad

de que haya problemas sea alta (como es el caso de una mujer que tuvo anteriormente un parto por cesárea), o si no existe en la región un centro médico del nivel re-querido.

• Asegurarse de que la mujer reciba durante el parto líqui-dos y alimentos que no estén contaminados (la carne debe cocinarse bien), y de no dejarla sola en ningún mo-mento.

• Reducir los riesgos de contraer infecciones adoptando medidas de prevención mientras se examina a la mujer y se le brindan cuidados durante el trabajo de parto e in-mediatamente después de éste. Asegurarse de que haya un suministro adecuado de agua limpia, guantes y desin-fectantes para el lavado de las manos antes de recibir al bebé y cortarle el cordón umbilical.

• Utilizar instrumentos limpios y, de ser posible, estériles, para cortar el cordón umbilical y revisar la herida con-stantemente por si se presenta un sangrado.

Desde el terreno: El SalvadorEl país aprobó una ley mediante la cual se garantiza el acceso de las mujeres al servicio de asistencia calificada durante el parto. Además, los hospitales crearon las “salas de espera materna”, en las que las mujeres embarazadas que viven en zonas remotas pueden permanecer al acercarse su fecha prevista de parto.

Las pautas de la OMS (55-58) también incluyen recomen-daciones para la prestación de un paquete de servicios de atención a la madre y al bebé durante el puerperio en “circunstancias normales”. En situaciones de emergencia, la OMS recomienda aplicar las siguientes intervenciones después del parto, que son las mismas que se recomiendan en circunstancias normales (59):

• Mantener abrigado al bebé, asegurándose de que esté seco y de se mantenga cerca del cuerpo de la madre.

• Promover, proteger y apoyar el inicio oportuno de la lactancia materna (durante la primera hora de vida del bebé) y la lactancia materna exclusiva tanto de día como de noche.

• Observar de cerca a la madre y al bebé durante un mínimo

de 12 horas, prestando especial atención a la respiración de los bebés prematuros, por si se presentan problemas.

5.3 Cuidados a la madre y al recién nacido durante el puerperio

- 39 -

5.4 Espacios seguros

Los espacios seguros son tiendas o albergues especiales creados dentro de los campamentos para refugiados o des-plazados internos, en los que las madres de niños menores de 2 años pueden encontrar un lugar seguro donde des-cansar, comer y recibir apoyo (60). Las circunstancias di-fíciles y a veces traumáticas mencionadas, que tienen que enfrentar las madres y los niños en épocas de emergencia, pueden interferir con las prácticas de alimentación de los

lactantes. Las madres traumatizadas y deprimidas pueden tener dificultades para responder a las necesidades de sus bebés o niños pequeños y necesitan apoyo mental y emo-cional especial. Entre las intervenciones básicas destinadas a facilitar la lactancia o a reiniciarla después de haberse suspendido se incluyen darles apoyo prioritario a las ma-dres que tengan niños pequeños y proveer un espacio espe-cífico para la asesoría especializada en lactancia materna.

Los grupos de población afectados por los desastres que decidan regresar al lugar donde antes tenían sus hogares o los se alojen en asentamientos comunales provisionales

necesitan tener un acceso seguro y equitativo a servicios esenciales como los espacios seguros y acogedores para el bebé (61-62).

Desde el terreno: HaitíDespués del terremoto ocurrido en 2010, se crearon “centros seguros y acogedores para el bebé” en todas las zonas afectadas, con el fin de ofrecer a las madres un espacio seguro en el cual pudieran amamantar a sus bebés, y donde se pudiera ofrecer asesoría sobre la aliment-ación del lactante y el niño pequeño, y distribuir preparados artificiales para lactantes entre los huérfanos más pequeños y los niños cuyas madres no hubieran podido amamantarlos. Casi unas 50.000 madres recibieron servicios en estos centros, en los que un 83% de las madres que asistían practicaban la lactancia exclusiva.

(Referencia: Estudio de caso práctico: La respuesta humanitaria al terremoto de 2010 y la nu-trición infantil).

- 40 -

Para obtener más información sobre la adopción de programas de maternidad sin riesgos, consulte las siguientes fuentes:

• Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño, OMS y Universidad Aga Khan. Inter-

venciones, productos y directrices esenciales para la salud reproductiva, de la madre, el recién

nacido y el niño, 2011.

• OMS. Pregnancy, childbirth, postpartum and newborn care: A guide for essential practice, 2006.

• OMS. Key steps for maternal and newborn health in humanitarian crisis, sin fecha.

En los primeros días de una emergencia, es importante

establecer vínculos inmediatos con otros sectores, como

los de salud reproductiva, para proporcionar a las mujeres

embarazadas y lactantes espacios seguros. Estos espacios

deben ser áreas de fácil acceso en las cuales se les brinden

privacidad, seguridad y cobijo, además de acceso al agua.

Se debe ofrecer atención básica de apoyo a las madres

lactantes y a sus bebés, y se debe estimular el apoyo de

unas madres por parte de otras (63).

Recomendaciones relativas a la provisión de espacios seguros

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Intervención prioritaria 6: Lograr la seguridad alimentaria

lograr la seguridad alimentaria: síntesis de las recomendacionesen tiempos de estabilidad b Establecer vínculos estrechos entre las políticas relativas a la agricultura, la seguridad alimentaria, los

mecanismos de protección social y la nutrición que se puedan tomar como base de un programa de comu-

nicaciones sólido sobre la dieta materna y las prácticas críticas de alimentación de los lactantes y los niños

pequeños.

b Apoyar una producción agrícola diversificada destinada a mejorar la disponibilidad de alimentos que tengan

una alta densidad de nutrientes, y sobre todo de aquellos de origen animal.

b Dirigir las acciones a las zonas geográficas más vulnerables y, dentro de ellas, a los hogares más vulnerables:

los que sean pobres o no tengan un acceso seguro a los alimentos y los pequeños agricultores.

b Otorgar prioridad a las necesidades de las mujeres embarazadas y lactantes (si es apropiado, de las adoles-

centes) y de los lactantes y niños menores de 2 años.

b Fomentar la compra y el uso de productos producidos localmente, cuando sea posible.

b Proporcionar transferencias de dinero en efectivo, cupones, alimentos o productos en especie a las personas

que no tengan un acceso seguro a los alimentos.

b Cuando se ofrezcan productos alimentarios, asegurarse de que se ajusten a las necesidades nutricionales de

las mujeres y los niños pequeños.

b Ubicar alimentos y materiales logísticos en las zonas de difícil acceso antes de las emergencias.

en tiempos de crisis b Extender los programas dirigidos a complementar los ingresos por medio de transferencias de dinero en

efectivo, cupones o transferencias de alimentos, para permitir que los hogares compren una canasta de

alimentos suficiente.

b Extender el suministro de suplementos de micronutrientes a las mujeres embarazadas y lactantes y los

niños pequeños en los hogares que puedan estar afectados por una menor diversidad de la dieta o sean

vulnerables a las deficiencias de micronutrientes.

en situaciones de emergencia b Proporcionar rápidamente dinero en efectivo, cupones, dispensas del pago de ciertos derechos y raciones

de alimentos a las personas que atraviesen por dificultades, de modo que puedan satisfacer sus necesidades

nutricionales diarias.

b Proporcionar agua potable y abordar específicamente la necesidad de continuar amamantando, con instruc-

ciones específicas sobre el uso de los preparados para lactantes y la leche artificial.

b Asegurarse de que las familias que hayan perdido el acceso a su vivienda puedan usar instalaciones de co-

cina adecuadas e higiénicas.

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La FAO define la “seguridad alimentaria” como una si-tuación en la cual “todas las personas tienen en todo momento acceso a alimentos suficientes, seguros y nu-tritivos para llevar una vida saludable y activa”. La se-guridad alimentaria se cimienta en tres pilares:

1. Disponibilidad de alimentos: existen cantidades sufi-cientes de alimentos nutritivos constantemente.

2. Acceso a los alimentos: las personas tienen suficientes recursos para obtener alimentos que sean apropiados desde el punto de vista cultural para tener una dieta nutritiva.

3. Uso de los alimentos: los alimentos se usan de una ma-nera apropiada que se basa en conocimientos sobre la nutrición y los cuidados básicos y en la disponibilidad de agua y saneamiento adecuados.

Las crisis ejercen presión sobre los medios de subsistencia y la capacidad adquisitiva y pueden limitar el acceso de los hogares a alimentos adecuados y nutritivos. Las emergencias trastornan de maneras aún más graves los medios de subsistencia, los mercados y los servicios.

Pueden trastornar tanto el acceso como la disponibilidad de alimentos.

Cuando se presentan crisis o emergencias, las personas pueden perder activos o verse obligadas a venderlos, o pueden perder sus medios de subsistencia, lo cual las deja todavía más vulnerables a las perturbaciones posteriores. Esto lleva a que las familias y las personas se hundan todavía más en la pobreza y reduce su capacidad para regresar a la actividad productiva una vez que pasa la crisis.

Dependiendo de las circunstancias y de los recursos que existan, asegurar la seguridad alimentaria puede consistir en la distribución de dinero, cupones o alimentos o en la realización de otras transferencias en especie. Las respuestas que se escojan deben buscar, como mínimo, satisfacer las necesidades de corto plazo, evitar causar perjuicios y reducir la necesidad de que la población afectada adopte estrategias posiblemente nocivas para enfrentar la crisis. Si es posible, pueden contribuir a restablecer la seguridad alimentaria a más largo plazo y a reducir la vulnerabilidad (60).

6.1 Transferencias en entornos en crisis

Uno de los rasgos distintivos de los entornos en crisis es la presión que ejercen sobre la capacidad adquisitiva de amplios sectores de la población. Las transferencias, que se establecen mediante medidas de protección social, pueden actuar directamente para restablecer una parte de ese poder adquisitivo y proteger los medios de subsistencia. Pueden ayudar a las personas, los hogares y las comunidades a:

• Mantener su acceso a los alimentos y la energía, así como a los servicios de salud y educación que son cruciales para salvaguardar el capital humano;

• Evitar la adopción de estrategias que tengan consecuencias negativas para enfrentar la crisis;

• Mantener el equilibrio social, y, en ocasiones,• Superar la pobreza y obtener medios de subsistencia

productivos.

Toma tiempo diseñar buenos mecanismos de protección social, y por lo tanto estos deben planificarse y ejecutarse antes de que se presenten las crisis. El programa que se escoja depende del contexto específico y puede incluir transferencias directas (por ejemplo, transferencias de dinero en efectivo, de cupones y de productos en especie como los alimentos), así como transferencias indirectas (por ejemplo, las dispensas del pago de ciertos derechos y los subsidios).

Las transferencias de dinero en efectivo, los cupones y las transferencias en especie pueden contribuir a restablecer el poder adquisitivo. En aquellos entornos donde los mercados de alimentos funcionan bien puede ser adecuado suministrar dinero en efectivo para mejorar el poder adquisitivo y podría tener el beneficio adicional de ayudar a sostener la economía local. Además, las transferencias de dinero en efectivo tienen las ventajas de tener los costos

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si requiere más información sobre cómo ejecutar programas de protec-ción social, consulte las siguientes fuentes:

• Banco Mundial. Safety nets how-to: a toolkit for practitioners. www.worldbank.org/safetynets/

howto (Contiene un enlace para descargar el documento en español en formato de PDF).

• Banco Mundial. Protección y promoción: Diseño y aplicación de políticas de protección social efi-

caces, 2008.

• PMA. Dimensión nutricional de las redes de protección social en Centroamérica y la República

Dominicana, 2010.

administrativos más bajos y de poder ejecutarse con un grado muy bueno de rendición de cuentas. En el sector de protección social existen abundantes experiencias de las cuales se puede aprender sobre la determinación de los instrumentos, los métodos de selección de beneficiarios, los métodos de pago y aspectos semejantes. La mayoría de los países de ingreso medio y un número creciente de los países de bajos ingresos tienen uno o más programas de transferencias de dinero en efectivo dirigidos a reducir la pobreza que se pueden usar como base para extender el nivel de beneficios, la cobertura o ambas cosas.

Cuando los hogares están sometidos a presiones para reducir sus gastos en la canasta de alimentos puede deteriorarse la calidad de su dieta, y en particular la diversidad de esta y el consumo de vitaminas y minerales (micronutrientes) mediante el consumo de alimentos. Por esta razón, además de las transferencias destinadas a apoyar el poder adquisitivo, es conveniente proporcionar simultáneamente suplementos de micronutrientes a las

personas en los primeros 1.000 días de vida, para prevenir deficiencias que puedan llevar a una mayor morbilidad, mortalidad y disminución de la capacidad cognitiva, que conducen a una menor productividad en la edad adulta. Las recomendaciones relativas al suministro apropiado de suplementos de micronutrientes y de alimentos complementarios se comentan en detalle en las Intervenciones prioritarias 1, 2 y 3.

Están disponibles varios recursos y conjuntos de instrumentos útiles que proporcionan más orientación sobre las actividades de protección social en tiempos de normalidad, y durante las crisis y las emergencias, como los que producen el Banco Mundial y el PMA. Además, varios países de América Latina y el Caribe, entre ellos México y Brasil, están a la vanguardia del diseño de programas de protección social que han demostrado ser exitosos en lo que atañe a la protección del estado de nutrición de las madres y los niños pequeños (96-98).

- 44 -

6.2 Transferencias en casos de emergencia

Dependiendo de las circunstancias y de los recursos que existan, lograr la seguridad alimentaria durante una emer-gencia puede consistir en la distribución de dinero, cu-pones o raciones de alimentos, o en la transferencia de productos en especie. Las respuestas que se escojan de-ben buscar, como mínimo, satisfacer las necesidades de corto plazo, evitar causar perjuicios y reducir la necesidad de que la población afectada adopte estrategias posible-mente nocivas para enfrentar la crisis, y contribuir a resta-blecer la seguridad alimentaria a más largo plazo.

En aquellos lugares en los cuales los mercados funcionan y los hogares viven independientemente, el dinero en efec-tivo o los cupones todavía pueden ser instrumentos ap-ropiados para realizar transferencias y se les emplea con una frecuencia cada vez mayor en todas las modalidades de pago (efectivo distribuido en sobres, cuentas bancar-ias, operaciones bancarias por teléfono celular, etcétera). Cuando los mercados están demasiado trastornados y los alimentos escasean, o cuando hogares que no están rela-cionados se agrupan como sucede en los campamentos, se puede necesitar suministrar alimentos en especie. Puede presentarse una mezcla o darse un proceso de transición —por ejemplo, proporcionar albergue y alimentos inicial-mente en los campamentos apenas acaba de ocurrir el de-sastre y, tan pronto como sea factible, brindar apoyo para la reparación o construcción de las viviendas, a menudo

por medio de cupones o dinero en efectivo. Cuando el transporte y los mercados se restablezcan y las personas comiencen a retirarse de los campamentos y regresar a viviendas privadas, las transferencias de dinero en efecti-vo para contribuir a la compra de alimentos pueden resul-tar útiles por un periodo suficientemente largo como para permitir el restablecimiento de los medios de subsistencia.

Cuando se proporcione ayuda alimentaria deben tenerse en cuenta temas relacionados con el almacenamiento, la distribución, la manipulación y la preparación de los ali-mentos, porque a menudo los sistemas alimentarios nor-males sufren trastornos y de todos modos se debe con-tinuar entregando, preparando y consumiendo alimentos. Durante las emergencias son comunes las enfermedades causadas por los alimentos, debido a la higiene inadecuada y la infraestructura deficiente. Existe un vínculo muy claro entre inocuidad de los alimentos y desnutrición, pues la manipulación inadecuada de los alimentos es una causa de diarrea y otras dolencias gastrointestinales (61). Aunque durante las emergencias se prefiere distribuir alimentos secos que los beneficiarios llevan a sus hogares, almacenan y preparan, puede ser necesario distribuir comidas cocina-das en circunstancias excepcionales (por ejemplo, cuando el acceso al agua no contaminada o el combustible para cocinar es extremadamente limitado o cuando la seguri-dad de los beneficiarios está en peligro) (62).

Desde el terreno: PanamáSe preparan raciones de alimentos básicos secos y empacados que se aprovisionan para distribuirlos entre las familias. También se almacenan en la capital cocinas móviles, filtros para agua y otros suministros de modo que estén listos para enviarlos cuando se requieran.

(Referencia: Análisis comparativo de los países)

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Recomendaciones relacionadas con el uso de raciones de alimentos en entornos en emergencia

• En situaciones en las cuales no se pueden satisfacer las necesidades nutricionales de la población

en general por medio de canales más típicos como los mercados y las transferencias de dinero en

efectivo, debe proporcionarse una ración general. La ración debe adaptarse a las necesidades del

destinatario, o proporcionar alimentos complementarios adicionales que satisfagan las mayores

necesidades de nutrientes de las mujeres embarazadas y lactantes.

• En el caso de los niños de 12 a 24 meses de edad se sugieren los productos básicos típicos de la

ayuda alimentaria, y lo ideal es que sean alimentos de procedencia local. Si la malnutrición ya es

un problema subyacente en la población, esta ración también debe incluir suplementos especiales

que tengan una alta densidad de nutrientes. En todas las situaciones se debe prestar atención al

valor nutritivo de la ración que se distribuya para los lactantes y los niños pequeños, cuyas nece-

sidades particulares de nutrientes podrían no ser satisfechas por la ración general (8).

• En aquellas situaciones en las que se cuenta con alimentos complementarios pero no existen sufi-

cientes alimentos para elaborar raciones generales, se debe considerar a las mujeres embaraza-

das y lactantes y a los niños pequeños como grupos destinatarios prioritarios, dadas sus mayores

necesidades de calorías y nutrientes, su mayor susceptibilidad a la desnutrición y las probabili-

dades de que esta acarree daños físicos y cognitivos irreversibles.

• Las raciones de alimentos deben ser balanceadas, sabrosas y aceptables desde el punto de vista

cultural. Se deben proporcionar alimentos conocidos y mantener hábitos alimenticios tradiciona-

les sanos. Los alimentos básicos no deben cambiarse simplemente porque sean fáciles de conse-

guir sustitutos que no son conocidos (63).

• La canasta de alimentos debe comprender una fuente de alimento básico (un cereal), una fuente

adicional de energía (grasas y aceites), una fuente de proteínas (legumbres, mezclas de alimen-

tos, carnes y pescado), sal yodada y condimentos (especias). Cuando sea posible deben incluirse

alimentos frescos en la canasta para proporcionar micronutrientes esenciales (63).

• La ración general de alimentos recomendada para situaciones de emergencia es de 2.100 Kcal/

día, y del total de la energía un 10% debe provenir de las proteínas y un 17% de las grasas (61, 8);

sin embargo, deben tenerse en cuenta la temperatura del ambiente, el estado de nutrición, la

distribución demográfica, el nivel de actividad física y las oportunidades de valerse por sí mismos

que tengan los beneficiarios, los cuales pueden indicar que se debe aumentar el contenido de

energía o nutrientes (63). Si la salud o el estado de nutrición de la población es muy deficiente

deben ajustarse hacia arriba las necesidades de energía en 100 o 200 Kcal (61).

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si requiere información adicional sobre cómo proporcionar transferen-cias durante las emergencias, consulte estas fuentes:

• Harvey et al. Delivering Money – Cash Transfer Mechanisms in Emergencies (envíos de dinero:

mecanismos para la transferencia de efectivo en emergencias). Save the Children Fund, 2010.

http://policy-practice.oxfam.org.uk/publications/delivering-money-cash-transfer-mechanisms-

in-emergencies-112500

• Pelham L., Clay, E., Braunholz, T. Natural Disasters: What is the Role for Social Safety Nets? (De-

sastres naturales: ¿Cuál es el papel de los mecanismos de protección social?) Banco Mundial, Fe-

brero de 2011.

http://siteresources.worldbank.org/SOCIALPROTECTION/Resources/SP-Discussion-papers/Safety-

Nets-DP/1102.pdf

6.3 La ubicación de alimentos y recursos logísticos en los lugares antes de una crisis

La ubicación anticipada de alimentos es un aspecto clave para asegurar la entrega oportuna de los alimen-tos y los bienes esenciales, tales como estuches de artículos para la higiene, en situaciones de emergen-cia. Los alimentos deben ubicarse cerca de regiones que sean propensas a emergencias, para asegurar que se les puedan suministrar a las víctimas en épocas de necesidad, incluso si la infraestructura de transporte ha sufrido trastornos.

Se recomienda nombrar un coordinador de ali-mentación y nutrición (o varios) para que estén a car-go de los aspectos logísticos de la compra, el alma-cenamiento y la distribución de la ayuda alimentaria durante las emergencias. Deben establecerse méto-dos claros de entrega y distribución, para reducir el

riesgo de desviaciones de los alimentos (60) y todos los arreglos para su distribución a los beneficiarios de-ben acordarse entre el gobierno, los organismos de las Naciones Unidas y las organizaciones no guberna-mentales, previa consulta con los beneficiarios y en particular con los comités de mujeres (63). El coordi-nador de alimentación y nutrición debe asegurar que las respuestas relacionadas con la ayuda alimentaria se coordinen con otros servicios y sectores y que los programas de alimentación se coordinen, controlen y evalúen de modo eficaz. Por lo general el PMA y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Re-fugiados comparten la responsabilidad de ayudar a los países a satisfacer las necesidades de alimentos y nu-trientes de los grupos afectados por emergencias.

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Desde el terreno: Santa LucíaSanta Lucía tiene un modelo interesante de asociación público-privada para re-alizar la ubicación anticipada de alimentos y estuches con artículos sanitarios: el gobierno contrata a una compañía local para que almacene y proporcione bienes esenciales si se presenta una emergencia.

6.4 Cocinas

Las personas afectadas por emergencias que regresan a sus hogares o que se alojan en asentamientos comuna-les temporales requieren un acceso seguro y equitativo a utensilios e instalaciones esenciales para preparar alimen-tos (60). Asegurar el acceso no solo a los alimentos sino a elementos distintos de ellos como el combustible para cocinar, los utensilios, el transporte y los recipientes en que se almacenan los alimentos ayuda a mantener las pre-ferencias culturales y la independencia de los hogares, lo que promueve la seguridad alimentaria (63). Se han creado o adaptado algunos suministros de cocina (estuches indi-viduales y estufas que consumen una cantidad menor de combustible) específicamente para el uso durante emer-gencias, y otras medidas pueden ser tan sencillas como proporcionar utensilios para servir las comidas o acceso a fregaderos o estufas comunales para prepararlas. Tam-

bién se deben suministrar recipientes o bolsas apropiados, para que las raciones de alimentos se puedan almacenar de modo seguro e higiénico.

El tiempo necesario para preparar los alimentos y las impli-caciones para el medio ambiente deben tenerse en cuenta al planificar qué alimentos deben incluirse en las raciones. El tipo de alimentos que se incluya en las raciones, las instalaciones para cocinarlos y los métodos de preparación de comidas en los albergues deben tener como propósito ahorrar combustible y limitar el impacto ambiental de la preparación de alimentos (61, 63). También se deben to-mar medidas para el suministro de combustible, la gestión de los recursos naturales ubicados alrededor de las zonas en las cuales se encuentran los albergues y el control de su uso.

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enfoques tRansveRsales

EN TIEMPOS DE ESTABILIDADSíntesis de las pautas para la formulación de políticas: Enfoques transversales

Enfoques transversales

Selección de beneficiarios

• Identificar y hacer los trazados de los focos de vulnerabilidad utilizando una gama de criterios: la pobreza, la propensión a los desastres, la existencia de un grupo marginado, el aislamiento geográfico, etcétera.

• Definir los grupos beneficiarios de acuerdo con los diferentes ámbitos de intervención que se vayan a ejecutar.

• Definir la estrategia de selección de beneficiarios, incluidas las categorías y los criterios de inclusión, las condiciones, los enfoques y los agentes apropiados para realizar la selección.

• Establecer al nivel de la comunidad y de los organismos un sistema para identificar a las familias vulnerables y determinar las acciones dirigidas a reducir su vulnerabilidad.

• Asegurar que la estrategia de selección de beneficiarios no los cubra de estigma a los beneficiarios.

Coordinación multisectorial

• Establecer un mecanismo completo de coordinación de la acción humanitaria para dirigir las funciones de preparación, respuesta, liderazgo, determinación de políticas, defensa de los intereses del programa, gestión de la información y financiamiento de la acción humanitaria.

• Establecer “grupos temáticos” operativos o subcomités por áreas técnicas (tales como la salud, la nutrición, el agua y el saneamiento) para evitar las duplicaciones y los vacíos y asegurar que existan una coordinación y un liderazgo claros para cada una.

• Incluir a una gama amplia de organizaciones y actores en los mecanismos de coordinación de la acción humanitaria, entre ellos a instituciones gubernamentales y no gubernamentales, grupos religiosos o humanitarios y aliados bilaterales y multilaterales.

Adopción de políticas y planificación

• Convertir a la lucha contra la desnutrición en una alta prioridad y centrarse en la nutrición óptima durante los primeros 1.000 días de vida por medio de la educación y la defensa de este objetivo entre los altos funcionarios encargados de formular políticas.

• Conseguir a expertos en nutrición que repasen las políticas y los planes vigentes para asegu-rar que estén al día en lo que atañe a las recomendaciones y prácticas óptimas internacio-nales, y que la nutrición se haya incorporado a las actividades de planificación de la prepa-ración para crisis y emergencias.

• Indicar a los encargados de las primeras acciones de respuesta a nivel local que deben tra-ducir los planes centrales en acciones descentralizadas que lleguen a los que más las necesi-ten.

• Preparar una estrategia de retirada o plan de transición orientado a ayudar a las personas a volver a condiciones de estabilidad después de la perturbación y a generar capacidad de recuperación.

Comunicación durante las emergencias

• Elaborar un plan completo de comunicación para las crisis y las emergencias con el fin de informar al público de modo eficiente sobre la situación y lo que se debe hacer tanto al nivel central como al descentralizado, y para rendir cuentas al público.

• Incluir en la planificación múltiples canales de comunicación: redes de telefonía alámbrica e inalámbrica, redes tradicionales de televisión y de televisión por satélite, radio, redes de telefonía celular, Internet, redes sociales y redes interpersonales.

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Recursos humanos y capacitación

• Diseñar o adaptar una estrategia de capacitación, currículos y materiales, y asegurarse de incluir en ellos la protección de la nutrición durante los primeros 1.000 días de vida, tenien-do en cuenta los recursos de capacitación que han producido los organismos de la ONU y otras organizaciones respetadas.

• Integrar la nutrición a los currículos de capacitación para la respuesta ante crisis y emergen-cias dirigidos a trabajadores de todos los niveles.

• Asegurar que el personal clave tome cursos de capacitación sobre conceptos básicos relati-vos a la ayuda humanitaria, el tratamiento de la desnutrición y la respuesta ante las crisis y emergencias.

Agua, saneamiento e higiene

• Invertir recursos en infraestructura de agua potable, saneamiento e higiene, especialmen-te en las zonas periurbanas y las que son propensas a los desastres, a fin de minimizar los efectos de las deficientes condiciones de higiene y evitar epidemias que afecten a toda la población.

• Asegurar que los planes para crisis y emergencias incluyan secciones sobre agua, saneamien-to e higiene y cumplan las prácticas óptimas internacionales que se derivan de las pautas de la OMS y del Centro del Agua, la Ingeniería y el Desarrollo (WEDC, por su sigla en inglés).

• Promover buenas prácticas sobre agua, saneamiento e higiene que se adapten a las caracte-rísticas culturales específicas.

• Mantener una reserva de agua limpia para satisfacer las necesidades básicas de la fase ini-cial de una emergencia en las zonas más remotas propensas a los desastres.

Control y evaluación

• Diseñar sistemas de alerta temprana basados en prácticas óptimas internacionales que le permitan al gobierno predecir las crisis y sus efectos.

• Diseñar respuestas que puedan aplicarse cuando los indicadores de la seguridad alimentaria y del estado de nutrición estén por debajo de los valores límite para situaciones de crisis y emergencia.

• Crear un sistema de control y evaluación para las crisis y emergencias mediante el cual se pueda evaluar la eficacia de las actividades de respuesta humanitaria, facilitar el aprendiza-je y fomentar la rendición de cuentas.

• Vincular el sistema de control y evaluación a los sistemas gubernamentales de información sobre la gestión.

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Enfoques transversales

Selección de beneficiarios • Seleccionar a los beneficiarios sobre la base de sus necesidades nutricionales, especial-mente a las mujeres embarazadas y lactantes y a los niños menores de 2 años, si los recursos son limitados.

• Otorgar prioridad a otros grupos vulnerables, incluidos los niños de 2 a 5 años de edad, a las personas que tengan discapacidades, a los adultos mayores y a aquellos que viven en las zonas de difícil acceso.

Coordinación multisectorial

• Intensificar los mecanismos de coordinación y asegurar que las funciones esenciales operen bien y estén listas para activarse.

• Lograr que los mecanismos de coordinación generen información compartida sobre la situación, así como una estrategia, enfoques y planes de ejecución comunes.

Adopción de políticas y planificación

• Intensificar los vínculos con los sistemas vigentes de protección social, para abordar las necesidades de alimentación y nutrición de las personas que viven en la pobreza crónica o la sufren temporalmente.

• Expandir los sistemas y programas que abordan la inseguridad alimentaria y nutricio-nal, haciendo hincapié en la satisfacción de las necesidades de las madres y los niños.

• Asegurar que los planes de respuesta ante las emergencias estén al día y que los recur-sos estén disponibles para darlos a conocer rápidamente.

Comunicación durante las emergencias

• Ejecutar el plan de comunicación, dirigiéndolo a la población afectada, para propor-cionarle información sobre cómo debe buscar ayuda y qué debe hacer.

• Controlar la situación y poner a prueba constantemente la eficacia del sistema de comunicación obteniendo reacciones periódicas desde el terreno y recogiendo datos.

Recursos humanos y capacitación

• Proporcionar cursos de actualización al personal que trabaja en la respuesta ante crisis y emergencias, para asegurar que sus destrezas y conocimientos estén al día, sobre todo en lo que atañe a la nutrición.

• Pedir que el personal capacitado colabore en la ampliación del alcance de los progra-mas, ponga en marcha campañas de comunicación y educación y participe en activida-des de vigilancia y control.

Agua, saneamiento e higiene

• Fortalecer la infraestructura de agua potable, saneamiento e higiene en las zonas más vulnerables a las perturbaciones, donde la población viva en condiciones de pobreza extrema, como las periurbanas y las rurales.

• Extender el alcance de los programas destinados a educar a la población sobre las prácticas que debe seguir para prevenir las enfermedades causadas por el consumo de aguas contaminadas.

• Promover la lactancia exclusiva y prácticas apropiadas de higiene relacionadas con la alimentación complementaria.

Control y evaluación • Activar los sistemas de alerta temprana e intensificar la vigilancia, especialmente en zonas vulnerables.

• Controlar de cerca la seguridad alimentaria y el estado de nutrición de las madres y los niños pequeños en zonas vulnerables (como el campo y las zonas periurbanas), y brindar la ayuda necesaria según la información recogida.

• Evaluar frecuentemente el impacto que producen estos programas y enviar los resul-tados de la evaluación a los encargados de su planificación para que puedan mejorarse las estrategias.

EN TIEMPOS DE CRISISSíntesis de las pautas para la formulación de políticas: Enfoques transversales

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EN TIEMPO DE EMERGENCIASíntesis de las pautas para la formulación de políticas: Enfoques transversales

Enfoques transversales

Selección de beneficiarios • Establecer a lo largo de la emergencia un proceso continuo de selección de beneficiarios que sea claro y aceptable para aquellos que se incluyan.

• Buscar un equilibrio entre los errores de inclusión y los de exclusión, a fin de minimizar el daño a las personas afectadas.

• Considerar la posibilidad de realizar distribuciones generalizadas durante desastres de aparición repentina si todos los hogares han sufrido pérdidas similares o en aquellos lugares en los cuales no sea posible realizar una selección de beneficiarios.

Coordinación multisectorial

• Activar los mecanismos de coordinación para asegurar una respuesta eficiente a la emergencia. • Asegurar que estos mecanismos desempeñen sus funciones fundamentales, compartan informa-

ción de manera eficaz y colaboren en la ejecución de las acciones de respuesta.

Adopción de políticas y planificación

• Dar seguimiento a las acciones de los encargados de las primeras acciones de respuesta y mante-ner comunicación con ellos para adaptar la ejecución de las políticas y los planes a la situación.

• Evaluar la situación antes de clausurar un programa o hacer la transición a una fase nueva, para obtener pruebas de mejoras o identificar a actores apropiados para asumir la responsabilidad.

• Comunicar la estrategia de salida a los grupos de población afectados durante las primeras eta-pas de la ejecución del programa para elevar las probabilidades de una recuperación sostenida.

Comunicación durante las emergencias

• Dar a conocer rápidamente el plan de comunicación para emergencias, mantener una comunica-ción abierta con el público para asegurar la calma y el orden, y suministrar información clara y práctica sobre qué hacer y cómo buscar ayuda.

• Asegurar que el sistema de comunicación permite la comunicación de doble vía, para recoger y analizar la información procedente del terreno y reaccionar a ella a medida que cambie la naturaleza de la emergencia.

• Una vez que concluya la emergencia, continuar la comunicación relacionada con la recuperación y la prevención de una recaída.

• Evaluar los puntos fuertes y las debilidades de las actividades de comunicación al público duran-te el evento y después de él, y adaptar el plan teniendo esa evaluación en cuenta.

Recursos humanos y capacitación

• Proporcionar capacitación, apoyo y supervisión continuos al personal que trabaje en la respuesta a una emergencia y durante y después de ella.

• Hacer un inventario de los puntos fuertes y de las deficiencias de destrezas para adaptar la capacitación después de una emergencia.

Agua, saneamiento e higiene

• Promover la lactancia exclusiva para los niños menores de 6 meses y prácticas apropiadas de higiene relacionadas con la alimentación complementaria.

• Proporcionar niveles adecuados de agua potable no contaminada otorgando prioridad a los niños pequeños y las mujeres embarazadas y lactantes, en vista de sus mayores necesidades de agua.

• Si las fuentes locales de agua se han visto afectadas, distribuir productos o tecnologías para su purificación.

• Asegurar que la población tenga acceso a instalaciones de saneamiento adecuadas y pueda mantener una buena higiene.

• Verificar la incidencia de las enfermedades causadas por el consumo de aguas contaminadas, y sobre todo de la diarrea y las enfermedades infecciosas.

Control y evaluación • Intensificar la vigilancia de la situación mediante el uso de sistemas de alerta temprana y respuesta, para detectar y responder con prontitud a los brotes de enfermedades y de malnutri-ción.

• Controlar y evaluar la respuesta a la emergencia, principalmente para medir los dos indicado-res básicos fundamentales que se utilizan en salud pública para determinar la gravedad de una emergencia: el estado de nutrición de los niños menores de 5 años y la tasa de mortalidad de la población.

• Asegurarse de que la información clave proveniente del terreno se incorpore a los sistemas gubernamentales de información sobre la gestión, para facilitar su análisis y divulgación.

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Enfoque transversal 1: Selección de beneficiarios

Selección de beneficiarios: síntesis de las recomendaciones

en tiempos de estabilidadb Identificar y hacer los trazados de los focos de vulnerabilidad utilizando una gama de criterios: la pobreza, la

propensión a los desastres, la existencia de un grupo marginado, el aislamiento geográfico, etcétera.

b Definir los grupos beneficiarios de acuerdo con los diferentes ámbitos de intervención que se vayan a ejecutar.

b Definir la estrategia de selección de beneficiarios, incluidas las categorías y los criterios de inclusión, las condi-

ciones, los enfoques y los agentes apropiados para realizar la selección.

b Establecer al nivel de la comunidad y de los organismos un sistema para identificar a las familias vulnerables y

determinar las acciones dirigidas a reducir su vulnerabilidad.

b Asegurar que la estrategia de selección de beneficiarios no los cubra de estigma a los beneficiarios.

en tiempos de crisis b Seleccionar a los beneficiarios sobre la base de sus necesidades nutricionales, especialmente a las mujeres

embarazadas y lactantes y a los niños menores de 2 años, si los recursos son limitados.

b Otorgar prioridad a otros grupos vulnerables, incluidos los niños de 2 a 5 años de edad, a las personas que

tengan discapacidades, a los adultos mayores y a aquellos que viven en las zonas de difícil acceso.

en situaciones de emergencia b Establecer a lo largo de la emergencia un proceso continuo de selección de beneficiarios que sea claro y acept-

able para aquellos que se incluyan.

b Buscar un equilibrio entre los errores de inclusión y los de exclusión, a fin de minimizar el daño a las personas

afectadas.

b Considerar la posibilidad de realizar distribuciones generalizadas durante desastres de aparición repentina si

todos los hogares han sufrido pérdidas similares o en aquellos lugares en los cuales no sea posible realizar una

selección de beneficiarios.

Cuando los recursos de un programa sean limitados puede ser necesario realizar una selección de beneficiarios para maximizar su eficacia. Esto se aplica a los tres tipos de entorno: los tiempos de estabilidad, los de crisis y los de emergencia, aunque puede haber matices distintos en cada uno. En los tiempos de estabilidad, los programas pueden centrar sus recursos en los pobres y los más vulnerables. Diseñar sistemas de selección de beneficiarios puede ser una tarea compleja pero eficaz en función de los costos, especialmente cuando se pueda aplicar el mismo sistema de selección para múltiples programas. Se deben tener en cuenta tanto los errores de inclusión como los de exclusión en el diseño y la ejecución. El sistema de selección de beneficiarios debe ser dinámico: permitir que los nuevos hogares o aquellos que acaban de caer en la pobreza ten-

gan acceso a los programas y excluir a aquellos que ya no reúnan los requisitos (96). Algunos sistemas de selección también se pueden usar velozmente como plataforma para la extensión rápida de las intervenciones durante las crisis y las emergencias, aunque en estas últimas los criterios de selección pueden cambiar para tener en cuenta que la emergencia misma ha modificado la situación de muchas personas y que aquellos que antes no necesitaban ayuda pueden haber resultado muy afectados y ahora pueden re-querirla.

Los programas deben definir a los grupos de acuerdo con los diferentes ámbitos de intervención que se vayan a eje-cutar. Por ejemplo, las intervenciones relativas a la nutri-ción y la salud se pueden dirigir específicamente a las per-

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sonas que estén dentro del periodo crítico de los primeros 1.000 días; los de protección social y complemento de los ingresos se pueden concentrar en aquellos cuyos ingresos sean insuficientes para lograr la seguridad alimentaria; y las intervenciones sobre agua, saneamiento e higiene pue-den destinarse a aquellos que tienen escaso acceso a ser-vicios de ese tipo, tales como los que viven en las zonas periurbanas. En algunos casos los grupos beneficiarios se traslaparán de modo significativo. Por tanto, podrían lo-grarse grados de eficiencia importantes si se concibe un solo mecanismo operativo que se pueda utilizar para múl-tiples intervenciones.

La respuesta ante las emergencias debe buscar proteger a todos los segmentos de la población que resulten afec-tados. Si los recursos son limitados, se recomienda que la selección de beneficiarios se base en las necesidades nu-tricionales, lo cual, según este documento, significa cen-trarse en las mujeres embarazadas y lactantes y los niños menores de 2 años. Pero los niños menores de 5 años, las personas que tengan discapacidades, los adultos mayores y aquellos que viven en las zonas de difícil acceso también son grupos vulnerables en épocas de emergencia o crisis. Además, los desastres naturales tienden a afectar de modo desproporcionado a los pobres. Las catástrofes causan el mayor número de muertes entre las personas pobres que viven en las zonas de alto riesgo, que ocupan viviendas cu-yas estructuras no son sólidas y que cultivan sus productos en laderas empinadas y cerca de los lechos de los ríos. La vulnerabilidad es un componente importante de su pobre-za (66). Es esencial entender los determinantes políticos y socioeconómicos de la vulnerabilidad y diseñar métodos para llegar a las poblaciones más vulnerables (67). Sin em-

bargo, la selección de beneficiarios no debe empeorar el estigma que ya experimentan las personas vulnerables.

La selección de beneficiarios debe ser un proceso continuo y no algo que se realiza exclusivamente durante la fase inicial de una emergencia. Encontrar el equilibrio entre la exclusión de algunas personas (los errores de exclusión pueden poner vidas en peligro) e incluir a demasiadas (los errores de inclusión pueden ocasionar trastornos o desper-dicios de recursos) es algo complejo (61); además, normal-mente los esfuerzos por reducir los errores incrementan los costos. En emergencias graves, los errores de inclu-sión pueden resultar más aceptables que los de exclusión. Las distribuciones generalizadas pueden ser apropiadas en desastres de aparición repentina, en los cuales todos los hogares hayan sufrido pérdidas similares o no sea posible realizar una evaluación detallada para determinar a los beneficiarios debido a la carencia de acceso.

La selección de las personas que tomarán las decisiones sobre determinación de los beneficiarios debe basarse en su imparcialidad, capacidad y disposición a rendir cuentas. Los “agentes de selección” pueden incluir a personas ma-yores de la comunidad, comités de socorro elegidos local-mente, organizaciones de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales locales, instituciones de los gobiernos locales u organizaciones no gubernamentales internacio-nales. Se recomienda encarecidamente escoger a mujeres como agentes de selección, en vista de que pueden pre-sentarse problemas relativos a la seguridad. Los enfoques de selección deben ser claros y las personas que tomarán las decisiones deben ser aceptadas por los destinatarios (68).

Desde el terreno: HondurasInmediatamente después del huracán Mitch, las voluntarias de la comunidad que participan en el programa Atención Integral a la Niñez en la Comunidad y se conocen como “monitoras” resultaron muy útiles para la selección eficiente de beneficiarios, ya que sabían cuáles eran las familias más necesitadas.

(Referencia: Estudio de caso de Honduras “Voluntarias de las comunidades promueven servicios de salud infantil y nu-trición tras el Huracán Mitch”)

si requiere más información sobre cómo dirigir las intervenciones a los más vulnerables du-rante épocas de estabilidad, crisis y emergencias, consulte las siguientes fuentes:

• Grosh M. et al. Banco Mundial. Protección y promoción: Diseño y aplicación de políticas de protección social eficaces, 2008.

• El Proyecto Esfera. Carta humanitaria y normas mínimas para la respuesta humanitaria, 2011.

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Enfoque transversal 2: Coordinación multisectorial

coordinación multisectorial: síntesis de las recomendaciones en tiempos de estabilidad b Establecer un mecanismo completo de coordinación de la acción humanitaria para dirigir las funciones de

preparación, respuesta, liderazgo, determinación de políticas, defensa de los intereses del programa, ges-

tión de la información y financiamiento de la acción humanitaria.

b Establecer “grupos temáticos” operativos o subcomités por áreas técnicas (tales como la salud, la nutrición,

el agua y el saneamiento) para evitar las duplicaciones y los vacíos y asegurar que existan una coordinación

y un liderazgo claros para cada una.

b Incluir a una gama amplia de organizaciones y actores en los mecanismos de coordinación de la acción huma-

nitaria, entre ellos a instituciones gubernamentales y no gubernamentales, grupos religiosos o humanitarios

y aliados bilaterales y multilaterales.

en tiempos de crisis b Intensificar los mecanismos de coordinación y asegurar que las funciones esenciales operen bien y estén

listas para activarse.

b Lograr que los mecanismos de coordinación generen información compartida sobre la situación, así como una

estrategia, enfoques y planes de ejecución comunes.

en tiempos de emergencia b Activar los mecanismos de coordinación para asegurar una respuesta eficiente a la emergencia.

b Asegurar que estos mecanismos desempeñen sus funciones fundamentales, compartan información de ma-

nera eficaz y colaboren en la ejecución de las acciones de respuesta.

Desde el terreno: GuatemalaEn 2009, “El Niño” causó una prolongada época sin lluvias que tuvo como resultado la inseguridad ali-mentaria y un aumento del número de casos de malnutrición aguda. Como respuesta, el gobierno formó la “Red humanitaria” con organismos de las Naciones Unidas y organizaciones sin fines de lucro. La red estableció rápidamente mecanismos para desplegar a más de 200 profesionales de la salud y la nutrición, identificar los casos de malnutrición aguda en los niños, conseguir suministros para tratarlos, proporcionar a las familias educación y —en cuanto se detectaran señales de peligro— promover las prácticas óptimas de lactancia materna y alimentación complementaria. Gracias a esto se trató a 1.000 niños que presentaban malnutrición aguda grave y se salvaron las vidas de otros 4.000 niños menores de 5 años.

(Referencia: Estudio de caso: La gestión de las emergencias)

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La coordinación multisectorial tiene como fin hacer más eficaz la respuesta humanitaria asegurando una mayor pre-visibilidad, rendición de cuentas y trabajo conjunto. La respuesta a emergencias de naturaleza humanitaria puede proceder de una gama de organizaciones y actores, entre ellos los gobiernos, el sistema de las Naciones Unidas, las organizaciones no gubernamentales internacionales y loca-les, el movimiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja y es-pecialistas en los distintos aspectos de una respuesta huma-nitaria, tales como las operaciones de búsqueda y rescate.

Las funciones fundamentales de los mecanismos completos de coordinación incluyen: preparación, respuesta, liderazgo, así como la determinación de políticas, defensa de los intere-ses del programa, gestión de la información y financiamiento de la acción humanitaria (63). Estas funciones contribuyen a lograr lo siguiente:

• Generar información compartida sobre la situación: asegurar que las evaluaciones de las necesidades se coor-dinen, consoliden, analicen y comuniquen, por ejemplo, por medio de informes sobre la situación y mapas.

• Generar enfoques comunes: obtener acuerdos entre los actores operativos clave sobre dilemas que se plantean al adoptar políticas, como la mejor manera de apoyar a los grupos vulnerables o la conveniencia de establecer coor-dinación con fuerzas militares locales o internacionales y la manera de hacerlo.

• Generar una estrategia y un plan de ejecución comu-nes: asegurar que la movilización de recursos y el finan-ciamiento se manejen de una manera común. Esto tam-bién implica asegurar que se establezcan los mecanismos de coordinación apropiados. Entre estos mecanismos están el “enfoque de grupos temáticos”, en virtud del cual se agrupa a organismos que tienen los mismos inte-reses operativos, tales como la salud, el agua y el sanea-miento. Este enfoque ayuda a evitar que surjan vacíos y duplicaciones y asegura que exista claridad sobre qué organización está a cargo de cada sector en cada uno de los países, con la correspondiente responsabilidad y ren-dición de cuentas, que haga las veces de aliado confiable de los gobiernos.

En los casos de crisis humanitaria, cuando la capacidad de los países no es suficiente para responder a cabalidad a las necesidades de la población, los gobiernos pueden solicitar la ayuda de las Naciones Unidas. La ONU ha estable-cido grupos temáticos de determinados sectores, a fin de coordinar las actividades de los organismos y organizacio-nes que prestan ayuda humanitaria. Cada uno tiene un organismo que está a cargo a nivel mundial, y que a su vez puede delegar la coordinación en un país a otro organismo.

UNICEF es el organismo que está a cargo del Grupo temático mundial sobre nutrición. Las atribuciones de este gru-po consisten en cubrir lo relativo a la planificación para imprevistos, el diseño de estrategias, los mecanismos de coordinación, la determinación de las necesidades, la movilización de recursos, la inclusión de temas que tienen un alcance transversal (como la edad, la diversidad, el género, etcétera), la sujeción a normas técnicas y a las directrices que contienen las políticas, la vigilancia y la comunicación, la capacitación y el desarrollo de destrezas. (Véanse las páginas virtuales http://oneresponse.info/globalclusters/nutrition/Pages/default.aspx y http://www.unicef.org/emerg/index_33296.html.)

GRuPo temÁtIco mundIal soBRe nutRIcIón

si requiere información adicional sobre cómo coordinar las acciones multisectoriales durante las crisis y las emergencias consulte las siguientes fuentes:

• El Proyecto Esfera. Carta humanitaria y normas mínimas para la respuesta humanitaria, 2011.

• Equipo de las Naciones Unidas de evaluación y coordinación en casos de desastres. Manual de UNDAC.

• Sitio virtual de la Oficina para la coordinación de asuntos humanitarios de la ONU (OCHA): http://

www.unocha.org/what-we-do/coordination/response/overview.

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Enfoque transversal 3: Adopción de políticas y planificación

Adopción de políticas y planificación: síntesis de las recomendaciones

en tiempos de estabilidadb Convertir a la lucha contra la desnutrición en una alta prioridad y centrarse en la nutrición óptima durante

los primeros 1.000 días de vida por medio de la educación y la defensa de este objetivo entre los altos fun-

cionarios encargados de formular políticas.

b Conseguir a expertos en nutrición que repasen las políticas y los planes vigentes para asegurar que estén al

día en lo que atañe a las recomendaciones y prácticas óptimas internacionales, y que la nutrición se haya

incorporado a las actividades de planificación de la preparación para crisis y emergencias.

b Indicar a los encargados de las primeras acciones de respuesta a nivel local que deben traducir los planes

centrales en acciones descentralizadas que lleguen a los que más las necesiten.

b Preparar una estrategia de retirada o plan de transición orientado a ayudar a las personas a volver a condi-

ciones de estabilidad después de la perturbación y a generar capacidad de recuperación.

en tiempos de crisis b Intensificar los vínculos con los sistemas vigentes de protección social, para abordar las necesidades de ali-

mentación y nutrición de las personas que viven en la pobreza crónica o la sufren temporalmente.

b Expandir los sistemas y programas que abordan la inseguridad alimentaria y nutricional, haciendo hincapié

en la satisfacción de las necesidades de las madres y los niños.

b Asegurar que los planes de respuesta ante las emergencias estén al día y que los recursos estén disponibles

para darlos a conocer rápidamente.

en situaciones de emergencia b Dar seguimiento a las acciones de los encargados de las primeras acciones de respuesta y mantener comuni-

cación con ellos para adaptar la ejecución de las políticas y los planes a la situación.

b Evaluar la situación antes de clausurar un programa o hacer la transición a una fase nueva, para obtener

pruebas de mejoras o identificar a actores apropiados para asumir la responsabilidad.

b Comunicar la estrategia de salida a los grupos de población afectados durante las primeras etapas de la eje-

cución del programa para elevar las probabilidades de una recuperación sostenida.

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3.2 Planificación de la estrategia de salida

Por lo general, durante las emergencias, y en menor grado durante las crisis, los gobiernos y los donantes cuentan con planes de preparación para suministrar alimentos y suple-mentos a los grupos afectados por un periodo definido pos-terior a la emergencia. Sin embargo, tienden a estar me-nos preparados en lo que respecta a planificar la forma de ayudar a los grupos afectados a hacer la transición durante el periodo posterior a la emergencia. No siempre propor-

cionan apoyo transitorio a los segmentos que fueron pro-fundamente afectados y pueden necesitar apoyo adicional a largo plazo después de la respuesta inmediata. Cuando una situación de crisis provoca la pérdida de la vivienda o los medios de subsistencia de una familia, la muerte de un familiar o su pérdida debido a que se haya visto obligado a desplazarse a otro lugar en busca de trabajo, esa familia requerirá ayuda de más largo plazo.

3.1 Incorporar la nutrición a las actividades de planifica-ción de la preparación para crisis y emergencias

La lucha contra la desnutrición debe ser una alta priori-dad para los funcionarios encargados de formular políticas y para los donantes, de acuerdo con un informe reciente del Consenso de Copenhague (69). Se han diseñado varios manuales, planes y directrices que buscan asegurar que la nutrición siga siendo un tema central en los planes de preparación para las emergencias, de gestión de crisis humanitarias, y de recuperación después de los desastres y las emergencias. Los recursos que ofrecen actualmente grupos como el Proyecto Esfera (61), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) (63), Save the Children (70), UNICEF (71), la Ofi-cina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) (72) y otros, contienen orientaciones muy úti-les; sin embargo, no se centran en la nutrición durante los primeros 1.000 días de vida, un periodo que ahora se sabe que requiere especial atención. Alimentación de los lac-tantes y niño/as pequeñolas en emergencias es una guía operativa para el personal de socorro en casos de emer-gencia y para los administradores de programas que pre-paró el Grupo Medular para la Alimentación de Lactantes y Niños Pequeños en Emergencias, integrado por UNICEF, la OMS, ACNUR, el PMA, la Red Internacional de Acción para la Alimentación del Bebé y la Asociación de Ginebra (IBFAN-GIFA), CARE USA, Fondation Terre des Hommes y la Red de Nutrición en Emergencias. Esta guía se acerca más a la meta de proporcionar directrices concisas, prác-ticas, y que no sean técnicas sobre la manera de asegurar

la alimentación apropiada de lactantes y niños pequeños en emergencias (8).

A pesar de las directrices programáticas y técnicas que existen, el reto al que se enfrentan los funcionarios encar-gados de formular políticas de gestión de las emergencias sigue siendo cómo integrar la nutrición —que tradicional-mente ha sido un programa vertical del ministerio de salud o protección social— a sus planes y políticas. El primer paso es incluir a más especialistas en nutrición en los equi-pos y comités de planificación para las emergencias. Ade-más debe emprenderse un proceso de repaso de los planes y políticas vigentes que esté a cargo de expertos en nu-trición y tenga como fin asegurar que reflejen las últimas prácticas óptimas. Es probable que los cambios que se pro-pongan tengan implicaciones presupuestarias y requieran el apoyo de altos funcionarios encargados de formular las políticas. Esto hace necesario que se realicen actividades continuas de defensa de este objetivo y de educación so-bre la importancia de centrarse en la nutrición durante el periodo de los primeros 1.000 días de vida y sobre los be-neficios específicos que arroja dirigir las intervenciones a ese grupo durante y después de las emergencias, incluidos los beneficios económicos. También es fundamental indi-car a los encargados de las primeras acciones de respues-ta a nivel local que deben traducir las políticas del nivel central en acciones descentralizadas que lleguen a los que más las necesiten.

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Desde el terreno: ColombiaEl nuevo programa presidencial “Cero a Siempre” otorga prioridad a los prime-ros 1.000 día de vida. Se integran los temas de nutrición, educación, deportes y cultura en una política que los abarca a todos.

Es importante preparar un plan de retirada o transición en

el cual se trace una ruta de regreso a la subsistencia nor-

mal e independiente propia de la época previa a la emer-

gencia y se dote de capacidad de recuperación ante las

posibles perturbaciones recurrentes a las personas y las

familias. Las estrategias de salida y transición deben con-

siderarse desde el comienzo, sobre todo en los aspectos en

los cuales la respuesta tenga implicaciones a largo plazo,

como el suministro de bienes y servicios. El plan de retira-

da variará dependiendo de factores como la duración del

programa de emergencia, la naturaleza de la emergencia

o crisis, la forma en que se esté ejecutando el programa,

las condiciones previas a la emergencia y otros aspectos

semejantes.

Antes de clausurar un programa o hacer la transición a

una nueva fase de este debe realizarse una evaluación

destinada a obtener pruebas de mejoras o indicar que hay

actores que están en mejores condiciones para asumir la

responsabilidad. Los programas pueden concluir cuando ya

no se necesite apoyo externo, cuando las comunidades lo-

cales o las autoridades nacionales asuman la responsabili-

dad por la prestación de los servicios, o cuando se puedan

ejecutar programas plurianuales de ayuda para el desarro-

llo que presten apoyo continuo para la recuperación. Es

preciso contar con parámetros de referencia para deter-

minar cuándo se han alcanzado los criterios de retirada y

controlar los avances hacia el logro de esos parámetros. En

el caso de las transferencias de alimentos, dinero en efec-

tivo y cupones, esto puede significar establecer vínculos

con programas de protección social vigentes o con medidas

de protección social de más largo plazo, o hacer gestiones

ante los gobiernos y los donantes para establecer sistemas

destinados a abordar la inseguridad alimentaria crónica

(61). Por último, deben existir una estrategia para asegu-

rar la sostenibilidad del impacto y personas que se hagan

responsables de los programas después de la retirada (62).

- 59 -

Recomendaciones relativas a las estrategias de salida

• Preparar desde el comienzo una estrategia de salida para el programa y un plan para ofrecer apoyo a más largo plazo, después de la emergencia. Se debe planificar una estrategia de salida con partes interesadas clave, desde la etapa de diseño. En la planificación, la ejecución y el control deben participar partes inte-resadas locales, tales como los gobiernos, las autoridades locales, las comunidades y los beneficiarios. Esta participación ayudará a asegurar la pertinencia y la sostenibilidad.

• Incluir componentes importantes de una estrategia de salida, tales como el calendario de retirada, las ac-tividades requeridas, el control y la evaluación y las estrategias de sostenibilidad. Los criterios de retirada determinan cuándo las personas y las comunidades deben ir saliendo del programa, y entre ellos pueden estar la edad, la condición fisiológica y el estado de nutrición.

• Comunicar la estrategia de salida a los grupos de población afectados durante las primeras etapas de la eje-cución del programa puede elevar las probabilidades de una recuperación sostenida. Los criterios de inicio y retirada y los indicadores de desempeño relativos a los niños y las mujeres embarazadas y lactantes deben establecerse con claridad y comunicarse a los beneficiarios.

• Clausurar un programa de alimentación complementaria con beneficiarios definidos cuando se llenen los siguientes criterios (73):

bLa distribución general de alimentos es adecuada (satisface las necesidades de nutrición contempladas en los planes).

bLa prevalencia de la malnutrición aguda es inferior al 10% y no existen factores agravantes.

bLas medidas de control de las enfermedades infecciosas son eficaces.

bNo se prevé un deterioro del estado de nutrición (por ejemplo, un deterioro estacional).

bToda mejora en los datos sobre nutrición (por ejemplo, la disminución de la prevalencia de la mal-nutrición aguda) se interpreta en el contexto de la información sobre la seguridad alimentaria. Una mejora en el estado de nutrición puede indicar una intervención de salud o alimentación eficaz; sin embargo, no significa necesariamente que la población haya tenido acceso a alimentos producidos por ella misma (74).

bLa inseguridad alimentaria transitoria en los programas de ayuda alimentaria para emergencias en las zonas urbanas se resuelve en un plazo corto (por ejemplo, en un año).

Para lograr la sostenibilidad se requiere fortalecer la ca-

pacidad de una gama de partes interesadas. Trabajar con

instituciones locales es esencial para lograr un impacto y

alcanzar la sostenibilidad. Todas las actividades que eje-

cuten los integrantes de grupos temáticos internacionales

deben reducirse gradualmente, a medida que el gobierno

asuma una responsabilidad mayor por la ejecución y coor-

dinación del programa (75).

si requiere más información sobre cómo diseñar y actualizar las políticas y los planes para las crisis y emergencias, consulte las siguientes fuentes:

• ACNUR, UNICEF y OMS. Food and nutrition needs in emergencies, 2003 (necesidades de alimentos y nutrición en emergencias, 2003).

• El Proyecto Esfera. Carta humanitaria y normas mínimas para la respuesta humanitaria, 2011.

• Save the Children. Child Care Toolkit for Emergency and Post-Emergency Response, 2009 (conjunto de instru-mentos sobre el cuidado de niños durante la respuesta a las emergencias y los periodos posteriores a ellas).

• Grupo temático sobre nutrición del Comité Permanente entre Organismos. Guía práctica para la nutrición en las

situaciones de emergencia, 2008.

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Enfoque transversal 4: Comunicación durante las emergencias

comunicación durante las emergencias: síntesis de las recomendaciones

en tiempos de estabilidad

b Elaborar un plan completo de comunicación para las crisis y las emergencias con el fin de informar al público

de modo eficiente sobre la situación y lo que se debe hacer tanto al nivel central como al descentralizado, y

para rendir cuentas al público.

b Incluir en la planificación múltiples canales de comunicación: redes de telefonía alámbrica e inalámbrica,

redes tradicionales de televisión y de televisión por satélite, radio, redes de telefonía celular, Internet, redes

sociales y redes interpersonales.

en tiempos de crisis b Ejecutar el plan de comunicación, dirigiéndolo a la población afectada, para proporcionarle información sobre

cómo debe buscar ayuda y qué debe hacer.

b Controlar la situación y poner a prueba constantemente la eficacia del sistema de comunicación obteniendo

reacciones periódicas desde el terreno y recogiendo datos.

en situaciones de emergencia b Dar a conocer rápidamente el plan de comunicación para emergencias, mantener una comunicación abierta

con el público para asegurar la calma y el orden, y suministrar información clara y práctica sobre qué hacer y

cómo buscar ayuda.

b Asegurar que el sistema de comunicación permite la comunicación de doble vía, para recoger y analizar la

información procedente del terreno y reaccionar a ella a medida que cambie la naturaleza de la emergencia.

b Una vez que concluya la emergencia, continuar la comunicación relacionada con la recuperación y la preven-

ción de una recaída.

b Evaluar los puntos fuertes y las debilidades de las actividades de comunicación al público durante el evento y

después de él, y adaptar el plan teniendo esa evaluación en cuenta.

Mantener una comunicación abierta con el público durante

una crisis o emergencia es esencial para asegurar la calma

y el orden y mitigar los problemas que pueden surgir si las

personas no saben qué deben hacer o dónde pueden ob-

tener ayuda. Es fundamental recoger y analizar de modo

eficiente la información procedente del terreno y reaccio-

nar a ella. El público requiere información clara y práctica

sobre los pasos que puede dar para protegerse y la forma

de solicitar ayuda. La comunicación abierta permite a las

personas afectadas definir la rendición de cuentas y exi-

girla partiendo de sus propias expectativas y estándares

(76, 77). Las formas en las cuales los grupos afectados han

utilizado las redes sociales y la comunicación mediante ce-

lular durante desastres recientes (como el terremoto de

2010 en Haití) subrayan la necesidad que tiene el público

de recibir información oportuna. Los canales de comuni-

cación que deben formar parte de un plan de comunica-

ción para las crisis o emergencias incluyen las redes de

telefonía alámbrica e inalámbrica, las redes tradicionales

de televisión y las de televisión por satélite, la radio, las

redes de telefonía celular y, cada vez con más frecuencia,

la Internet. Sin embargo, no se deben olvidar las redes

establecidas de proveedores de servicios de salud, sobre

todo del nivel comunitario.

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La OMS ha publicado prácticas óptimas para la comuni-cación al público durante emergencias sanitarias (por ejemplo, un brote de una enfermedad) principalmente por los medios masivos de comunicación, que también son pertinentes para las comunicaciones sobre la salud y la nutrición durante otras emergencias o crisis. Las cinco prácticas óptimas esenciales para una comunicación eficaz de un brote de una enfermedad son: generar confianza, anunciarlo pronto, ser transparente, respetar las preocu-paciones del público y planificar con antelación (76-78). Estas prácticas se tratan en más detalle en la Guía para planificar la comunicación en casos de brotes epidémicos de la OMS, cuyo fin es ayudar a las autoridades nacionales a fortalecer sus actividades de planificación y preparación. En ella se recomiendan los siguientes siete pasos para pla-nificar (77):1. La evaluación: evaluar la capacidad actual de comu-

nicación al público y los estudios disponibles sobre la comunidad, incluidos los aspectos demográficos, la tasa de alfabetización, los idiomas que se hablan y los antecedentes socioeconómicos y culturales.

2. La coordinación: identificar socios probables para las actividades de comunicación al público y diseñar un mecanismo de coordinación de las comunicaciones.

3. La transparencia: establecer una política nacional o directrices sobre los anuncios al público y la divulga-ción constante de información en caso de que se sos-

peche una emergencia o se verifique que tuvo lugar.4. La vigilancia: diseñar un sistema para reunir constan-

temente durante el brote información sobre los cono-cimientos del público, las actitudes y las conductas relativas a los riesgos de contraer enfermedades infec-ciosas, las intervenciones y las organizaciones involu-cradas.

5. La evaluación de la comunicación: asegurar que exis-ta un mecanismo de evaluación para identificar los puntos fuertes y las debilidades del sistema de comu-nicación al público durante los eventos relacionados con enfermedades infecciosas y después de ellos.

6. La elaboración de un plan para la comunicación en situaciones de emergencia: partiendo de los pasos anteriores, preparar un plan escrito de comunicación para las emergencias o los brotes de enfermedades.

7. La capacitación: asegurar la preparación mediante el establecimiento de un programa de capacitación sobre comunicación de riesgos, incluidas las simulaciones y ejercicios destinados a poner a prueba el plan de co-municación al público en caso de emergencias y sus componentes.

Una descripción similar pero todavía más detallada apa-rece en la estrategia paso a paso para la comunicación de riesgos de la OPS, cuyo fin es ayudar a los encargados de la planificación a prepararse para las emergencias de salud (79).

Si requiere más información sobre cómo planificar las comunicaciones y em-prenderlas durante las crisis y las emergencias, consulte estas fuentes:

• OPS. Guía para la elaboración de la estrategia de comunicación de riesgos: de la teoría a la acción,

2011.

• OMS. Comunicación efectiva durante emergencias de salud pública, 2005.

Desde el terreno: Santa LucíaLa isla usa en la actualidad una guía de información sobre desastres que produjo en 2005 la Agencia del Caribe para la Respuesta en Emergencias por Desastres. El país tiene un Plan Nacional de Telecomunicaciones que se centra en las distintas responsabilidades de los organismos clave y en la importancia de asegurar la divulgación oportuna y precisa de información al público en general.

(Referencia: Resultados del Análisis comparativo de los países)

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Enfoque transversal 5: Recursos humanos y capacitación

Recursos humanos y capacitación: síntesis de las recomendaciones

en tiempos de estabilidad

b Diseñar o adaptar una estrategia de capacitación, currículos y materiales, y asegurarse de incluir en ellos la

protección de la nutrición durante los primeros 1.000 días de vida, teniendo en cuenta los recursos de capaci-

tación que han producido los organismos de la ONU y otras organizaciones respetadas.

b Integrar la nutrición a los currículos de capacitación para la respuesta ante crisis y emergencias dirigidos a

trabajadores de todos los niveles.

b Asegurar que el personal clave tome cursos de capacitación sobre conceptos básicos relativos a la ayuda hu-

manitaria, el tratamiento de la desnutrición y la respuesta ante las crisis y emergencias.

en tiempos de crisis b Proporcionar cursos de actualización al personal que trabaja en la respuesta ante crisis y emergencias, para

asegurar que sus destrezas y conocimientos estén al día, sobre todo en lo que atañe a la nutrición.

b Pedir que el personal capacitado colabore en la ampliación del alcance de los programas, ponga en marcha

campañas de comunicación y educación y participe en actividades de vigilancia y control.

en situaciones de emergencia b Proporcionar capacitación, apoyo y supervisión continuos al personal que trabaje en la respuesta a una emer-

gencia y durante y después de ella.

b Hacer un inventario de los puntos fuertes y de las deficiencias de destrezas para adaptar la capacitación des-

pués de una emergencia.

Los recursos humanos son posiblemente el insumo más decisivo en la preparación para emergencias. Contar con el personal correcto que tenga la capacitación correcta durante una emergencia e inmediatamente después pue-de marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Pero el personal que trabaja en la respuesta ante emergencias rara vez recibe indicaciones o capacitación sobre la im-portancia de proteger el estado de nutrición de los grupos más vulnerables. Con el objeto de abordar esta carencia de perfeccionamiento de los recursos humanos en este ámbito decisivo, varias organizaciones han preparado los materiales de capacitación que se describen enseguida.

El Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá y UNICEF prepararon un curso virtual de cinco meses sobre nutrición y salud durante las emergencias para profesio-

nales y técnicos que desempeñan papeles importantes en situaciones de emergencia (80).

La Red de Nutrición en Emergencias colabora con otros or-ganismos para facilitar reuniones y cursos de capacitación que contribuyan al aprendizaje de lecciones y la dotación de mayor capacidad a personas y organismos que trabajan en los campos de la nutrición durante emergencias y la seguridad alimentaria. La Red también se ha asociado con Nutrition Works para diseñar programas de capacitación en el trabajo y previa al empleo en los países, financiados por la Oficina de Asistencia al Exterior en Casos de Desastre del gobierno de los Estados Unidos. Además, con el apoyo del Centro para la Salud y el Desarrollo Internacional de Uni-versity College London, se propone prestar capacitación profesional regional respaldada por la Oficina de Asistencia

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Desde el terreno: Panamá y El Salvador Panamá, por intermedio de SINAPROC, ha adquirido conocimientos téc-nicos internacionales sobre mecanismos de respuesta rápida, especial-mente en emergencias. Ha prestado apoyo a otros países necesitados, como Haití, la República Dominicana y Costa Rica.

El Salvador creó centros de capacitación dentro de la Dirección Ge-neral de Protección Civil. En coordinación con OCHA, se proporciona capacitación a partes interesadas clave de los niveles central, regional y municipal.

(Referencia: Resultados del Análisis comparativo de los países)

al Exterior en Casos de Desastre (81, 82). La Red también ha preparado cursos de capacitación sobre intervenciones relacionadas con la nutrición durante las crisis (83).

UNICEF ofrece cursos de capacitación en línea que cubren conceptos básicos sobre ayuda humanitaria, desnutrición y respuesta ante emergencias que incluyen la valoración del estado de nutrición y los micronutrientes. Tienen como fin aumentar el acceso a información contenida en los mó-dulos clave del paquete de capacitación armonizada en nutrición para emergencias (que en inglés se conoce como HTP) para fortalecer los conocimientos técnicos de las per-sonas que trabajan en el ámbito de la nutrición en situa-ciones de emergencia o aspiran a trabajar en él (84).

Organizaciones tales como el Comité Internacional de la Cruz Roja (85) y la Oficina para la Coordinación de Asun-tos Humanitarios de la ONU (OCHA) (86) tienen una expe-riencia considerable en la capacitación de profesionales y voluntarios de todo el mundo sobre temas tales como la forma de hacer frente a emergencias, la legislación inter-nacional sobre temas humanitarios y los primeros auxilios. El Comité Internacional de la Cruz Roja tiene un manual sobre nutrición para todos los trabajadores de programas humanitarios que se dedican a la nutrición (87). El Pro-yecto Esfera también tiene un curso de capacitación para formar a instructores (61).

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Enfoque transversal 6: Agua, saneamiento e higiene

agua, saneamiento e higiene: síntesis de las recomendaciones

en tiempos de estabilidad

b Invertir recursos en infraestructura de agua potable, saneamiento e higiene, especialmente en las zonas periurbanas y

las que son propensas a los desastres, a fin de minimizar los efectos de las deficientes condiciones de higiene y evitar

epidemias que afecten a toda la población.

b Asegurar que los planes para crisis y emergencias incluyan secciones sobre agua, saneamiento e higiene y cumplan las

prácticas óptimas internacionales que se derivan de las pautas de la OMS y del Centro del Agua, la Ingeniería y el Desa-

rrollo (WEDC, por su sigla en inglés).

b Promover buenas prácticas sobre agua, saneamiento e higiene que se adapten a las características culturales específicas.

b Mantener una reserva de agua limpia para satisfacer las necesidades básicas de la fase inicial de una emergencia en las

zonas más remotas propensas a los desastres.

en tiempos de crisis b Fortalecer la infraestructura de agua potable, saneamiento e higiene en las zonas más vulnerables a las perturbaciones,

donde la población viva en condiciones de pobreza extrema, como las periurbanas y las rurales.

b Extender el alcance de los programas destinados a educar a la población sobre las prácticas que debe seguir para pre-

venir las enfermedades causadas por el consumo de aguas contaminadas.

b Promover la lactancia exclusiva y prácticas apropiadas de higiene relacionadas con la alimentación complementaria.

en situaciones de emergencia b Promover la lactancia exclusiva para los niños menores de 6 meses y prácticas apropiadas de higiene relacionadas con

la alimentación complementaria.

b Proporcionar niveles adecuados de agua potable no contaminada otorgando prioridad a los niños pequeños y las mujeres

embarazadas y lactantes, en vista de sus mayores necesidades de agua.

b Si las fuentes locales de agua se han visto afectadas, distribuir productos o tecnologías para su purificación.

b Asegurar que la población tenga acceso a instalaciones de saneamiento adecuadas y pueda mantener una buena higiene.

b Verificar la incidencia de las enfermedades causadas por el consumo de aguas contaminadas, y sobre todo de la diarrea

y las enfermedades infecciosas.

El suministro de agua no contaminada junto con ins-talaciones y recomendaciones apropiadas sobre sa-neamiento e higiene constituye una base decisiva que las comunidades necesitan para reducir su vulnerabi-lidad a los problemas de salud y nutrición en tiempos de estabilidad y soportar las crisis y emergencias sin que aumenten las consecuencias funestas. Promover y suministrar infraestructura apropiada de agua, sa-neamiento e higiene, así como las prácticas corres-pondientes, es esencial para el desarrollo sostenible y tiene sentido desde las perspectivas económica y

de desarrollo humano. El acceso inadecuado al agua no contaminada y a instalaciones apropiadas de sa-neamiento, así como las prácticas de higiene defi-cientes, pueden tener una miríada de efectos nega-tivos. Estos se derivan principalmente de una mayor prevalencia de las enfermedades que impiden a los niños, y sobre todo a las niñas, ejercer su derecho a la educación, reducen la productividad e impiden el desarrollo de las economías nacionales, las cuales padecen los efectos de la mayor carga que deben so-portar los sistemas de salud.

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Desde el terreno: Panamá La actual estrategia del país sobre agua, saneamiento e higiene en emergencias se basa en las prácticas óptimas internacionales que se esbozan en las normas del Proyecto Esfera. Entre las características dignas de mención de la estrategia está la promoción del uso de bombas individuales de agua durante las emergencias.

(Referencia: Resultados del Análisis comparativo de los países)

El agua y el saneamiento son factores determinantes fun-damentales de la supervivencia durante una crisis prolon-gada que, por ejemplo, puede relacionarse con una sequía y durante las etapas iniciales de una emergencia, cuan-do el acceso a las instalaciones que proporcionan agua y saneamiento podría interrumpirse. El acceso deficiente o inadecuado a esas instalaciones y la incapacidad para mantener una buena higiene dejan a las personas propen-sas a las enfermedades que se contraen al consumir agua contaminada, sobre todo a la diarrea y las enfermedades infecciosas (61). Es fundamental ofrecer a las personas una gama de formas de lograr que las fuentes disponibles de agua sean seguras para el consumo humano: el filtrado, la cloración, la desinfección solar o la práctica de her-virla. Otras medidas relativas al agua, el saneamiento y la higiene dependen de las circunstancias de la crisis o emergencia.

En situaciones de emergencia extrema podría no haber su-ficiente agua para satisfacer las necesidades básicas. En tales casos tiene una importancia crítica proporcionar una

cantidad mínima de agua potable no contaminada como para que la persona sobreviva, sobre todo a los niños, que son más vulnerables a las enfermedades que se derivan del consumo de agua contaminada, y a las mujeres embara-zadas y lactantes, que requieren cantidades mayores de agua. Aunque no existen pautas específicas sobre las ne-cesidades de agua de las mujeres embarazadas y lactantes y de los niños pequeños en el contexto de los entornos en emergencia, el Instituto de Medicina de los Estados Unidos (89) tiene las siguientes recomendaciones específicas so-bre el consumo de agua en circunstancias normales:

• Niños de 6 a 12 meses: 0,8 litro por día.• Niños de entre 12 y 24 meses: 1,3 litros por día.• Mujeres embarazadas: 3 litros por día. • Mujeres lactantes: 3,8 litros por día.

Los grupos de población que tienen el menor acceso a la infraestructura de agua, saneamiento e higiene también son a menudo aquellos más vulnerables a las crisis: los que viven en condiciones de extrema pobreza en los países en desarrollo, como las personas que viven en las zonas pe-riurbanas y en las rurales. Es importante tomar medidas en tiempos de estabilidad para corregir esta situación, en

particular teniendo en cuenta las actuales proyecciones. Según la FAO, una tercera parte de la población del mundo vive en países en los cuales no hay suficiente agua o la ca-lidad del agua se ha deteriorado; se prevé que para 2025 esta proporción habrá aumentado a dos terceras partes (88).

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si requiere más información sobre cómo ejecutar intervenciones relaciona-das con el agua, el saneamiento y la higiene, consulte estas fuentes:

• OMS Sitio virtual sobre agua, saneamiento y salud: http://www.who.int/water_sanitation_health/

en.

• El Proyecto Esfera. Carta humanitaria y normas mínimas para la respuesta humanitaria, 2011.

• OMS y el Centro del Agua, la Ingeniería y el Desarrollo (WEDC). Technical notes on drinking water,

sanitation and hygiene in emergencies. How much water is needed in emergencies? (Notas técnicas

sobre el agua potable, el saneamiento y la higiene en emergencias: ¿cuánta agua se necesita en

emergencias?), 2011.

Las pautas de la OMS y WEDC sobre agua potable, sa-neamiento e higiene en situaciones de emergencia (90) indican:

• La cantidad de agua que se requiere depende de fac-tores como el clima, la fisiología individual, las normas socioculturales y el tipo de alimento. Como pauta ge-neral, el Proyecto Esfera recomienda un total de entre 5,5 y 9 litros: o Supervivencia básica: 2,5 a 3 litros por persona

por día.o Prácticas básicas de higiene: 2 a 6 litros por perso-

na por día.o Preparación básica de alimentos: 3 a 6 litros por

persona por día.

• El tipo de servicio de saneamiento que se proporcione tiene un gran impacto en las necesidades de agua. Los servicios que se basan en el agua, como los inodoros que se descargan mediante agua, requieren un volu-men alto de ese líquido (hasta 7 litros por persona por cada uso) (90).

• El aprovisionamiento mínimo de recipientes de agua para el hogar que se sugiere es dos recipientes de en-tre 10 y 20 litros para recoger agua, más uno de 20 litros para almacenarla por cada hogar de cinco perso-nas (90).

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Enfoque transversal 7: Control y evaluación

control y evaluación: síntesis de las recomendaciones

en tiempos de estabilidad

b Diseñar sistemas de alerta temprana basados en prácticas óptimas internacionales que le permitan al go-

bierno predecir las crisis y sus efectos.

b Diseñar respuestas que puedan aplicarse cuando los indicadores de la seguridad alimentaria y del estado de

nutrición estén por debajo de los valores límite para situaciones de crisis y emergencia.

b Crear un sistema de control y evaluación para las crisis y emergencias mediante el cual se pueda evaluar

la eficacia de las actividades de respuesta humanitaria, facilitar el aprendizaje y fomentar la rendición de

cuentas.

b Vincular el sistema de control y evaluación a los sistemas gubernamentales de información sobre la gestión.

en tiempos de crisis b Activar los sistemas de alerta temprana e intensificar la vigilancia, especialmente en zonas vulnerables.

b Controlar de cerca la seguridad alimentaria y el estado de nutrición de las madres y los niños pequeños en

zonas vulnerables (como el campo y las zonas periurbanas), y brindar la ayuda necesaria según la informa-

ción recogida.

b Evaluar frecuentemente el impacto que producen estos programas y enviar los resultados de la evaluación

a los encargados de su planificación para que puedan mejorarse las estrategias.

en situaciones de emergencia b Intensificar la vigilancia de la situación mediante el uso de sistemas de alerta temprana y respuesta, para

detectar y responder con prontitud a los brotes de enfermedades y de malnutrición.

b Controlar y evaluar la respuesta a la emergencia, principalmente para medir los dos indicadores básicos

fundamentales que se utilizan en salud pública para determinar la gravedad de una emergencia: el estado

de nutrición de los niños menores de 5 años y la tasa de mortalidad de la población.

b Asegurarse de que la información clave proveniente del terreno se incorpore a los sistemas gubernamentales

de información sobre la gestión, para facilitar su análisis y divulgación.

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7.1 Los sistemas de vigilancia y alerta temprana

Los sistemas de vigilancia destinados a predecir el momen-to en el que pueden presentarse las crisis y emergencias, así como su magnitud y gravedad, los cuales están vincu-lados a respuestas predeterminadas, son aspectos funda-mentales del proceso de preparación para las emergencias. Varias organizaciones y organismos han creado sistemas para detectar condiciones asociadas a la aparición de de-sastres o crisis. La Red de Sistemas de Alerta Temprana de Hambruna (91) es una iniciativa que colabora con aliados internacionales, regionales y nacionales a los cuales pro-porciona información oportuna y rigurosa relativa a alertas tempranas y condiciones de vulnerabilidad en relación con los temas de seguridad alimentaria que van surgiendo y evolucionando en diferentes partes del mundo. Esta ini-

ciativa analiza la información relativa al estado del tiem-po, el cambio climático, la agricultura, los mercados, los sistemas de comercio y los precios de los alimentos, con el fin de identificar los factores que puedan amenazar las condiciones de seguridad alimentaria. De igual manera, el Sistema Mundial de Información y Alerta sobre la Alimen-tación y la Agricultura, una iniciativa respaldada por la Or-ganización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (92), vigila continuamente la situación mun-dial de oferta y demanda de alimentos, y publica informes como Perspectivas Alimentarias, Perspectivas de Cosechas y Situación Alimentaria, así como resúmenes informativos por países.

Generalmente se crean sistemas de alerta temprana y re-spuesta en la etapa crítica de una emergencia para detec-tar y responder con prontitud a los brotes de enfermedad que se presenten en el grupo de población afectado, con

el fin de evitar el incremento de las tasas de morbimortali-dad. En 2009, la OMS organizó un taller técnico y publicó un informe que concluye con recomendaciones sobre los sistemas de alerta temprana y respuesta (93).

Desde el terreno: Panamá Como parte de su Sistema de Vigilancia, el Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC) utiliza una plataforma internacional que elabora mapas de las zonas que corren mayor riesgo de sufrir desastres. Mediante un sistema sencillo de vigilancia se obtiene información en la cual se basan las decisiones sobre cuándo se debe suspender la ayuda de emergencia.

(Referencia: Resultados del Análisis comparativo de los países)

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Para obtener más información sobre el diseño y ejecución de sistemas de control y evalua-ción para épocas de crisis y emergencias, puede consultar las siguientes fuentes:

• Página virtual de la Red de Sistemas de Alerta Temprana de Hambruna: www.fews.net

• OMS. Early warning surveillance and response in emergencies, 2009 (vigilancia de las alertas tempranas

y respuesta ante emergencias, 2009).

• Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Survey toolkit for nutritional assessment, 2012

(conjunto de instrumentos para la valoración nutricional). http://www.micronutrient.org/nutritiontoo-

lkit/index.htm.

• Standardized Monitoring and Assessment of Relief and Transitions (metodología SMART). http://www.

smartmethodology.org.

• Programa Mundial de Alimentos. Monitoring and evaluation (M&E) guidelines (pautas para el control y la

evaluación). http://www.wfp.org/content/monitoring-and-evaluation-guidelines.

7.2 El control y la evaluación

El control es un proceso continuo mediante el cual se reco-ge y analiza información para poder determinar con mayor precisión cómo está funcionando un programa respecto a los productos previstos y facilitar la aplicación de inter-venciones correctivas destinadas a subsanar las fallas de-tectadas. El control de situaciones mide el cambio o la ausencia del mismo en una circunstancia o conjunto de cir-cunstancias y también abarca el seguimiento dentro de un contexto más amplio. El control del desempeño, por otra parte, mide los avances que se han hecho en la obtención de resultados concretos previstos en el plan de ejecución.

La evaluación es una valoración sistemática y objetiva que busca determinar el valor o trascendencia de una inter-vención, estrategia o política. Se usa para determinar la eficacia de una intervención con el fin de decidir si cumple las metas fijadas, calcular sus resultados o su impacto y hacer un análisis de la relación entre sus costos y sus be-neficios.

Aparte de los sistemas que predicen las crisis y sus efec-tos, es fundamental controlar y evaluar el estado de una situación de crisis o de emergencia y la eficacia de las ac-tividades de respuesta humanitaria. El aprendizaje de lec-ciones y la rendición de cuentas son los dos objetivos pri-mordiales del control y la evaluación, que son dos aspectos definidos de la planificación y ejecución de programas, ambos con la capacidad de influir de manera significativa

en el proceso de toma de decisiones (93). Los programas que cuentan con sistemas sólidos de control y evaluación aprovechan la retroinformación que reciben para mejorar la productividad, la eficacia y el impacto del programa. Desafortunadamente pocos programas de respuesta ante crisis y emergencias de América Latina y el Caribe tienen componentes sólidos de control y evaluación.

Se han diseñado varios instrumentos y metodologías des-tinados a facilitar los procesos de control y evaluación en situaciones de emergencia. La metodología SMART (una si-gla que significa determinación de la mortalidad, el estado nutricional y la seguridad alimentaria en situaciones de crisis) (94) se basa en los dos indicadores de salud pública de gran importancia que se utilizan para evaluar la grave-dad de una crisis: el estado de nutrición de los niños meno-res de 5 años y la tasa de mortalidad de la población. Este método simplifica la recolección de datos de alta calidad y la elaboración de informes con la ayuda de un manual y un software que lo acompañan. Todos los materiales que forman parte de este método, entre ellos el software y los programas de capacitación, pueden descargarse de la pá-gina electrónica de SMART. El PMA también diseñó pautas exhaustivas, conformadas por 14 módulos, que suministran consejos claros sobre el diseño, puesta en marcha y eva-luación de los procesos de control y evaluación (95).

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