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UNIVERSIDAD DE GRANADA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
DEPARTAMENTO DE LENGUA ESPAÑOLA
TESIS DOCTORAL
CATEGORIZACIÓN DE LOS CORTES SINTÁCTICOS EN LA ENTREVISTA SEMIDIRIGIDA. APROXIMACIÓN
SOCIOLINGÜÍSTICA (ESTUDIO DE LOS MATERIALES DEL CORPUS PRESEEA-
GRANADA)
AUTORA
FRANCISCA POSE FUREST
DIRECTORES
JUAN ANTONIO MOYA CORRAL ANTONIO BRIZ GÓMEZ
Granada, noviembre de 2011
Editor: Editorial de la Universidad de GranadaAutor: Francisca Pose FurestD.L.: GR 1230-2012ISBN: 978-84-695-1194-7
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AGRADECIMIENTOS Me gustaría aprovechar este espacio para mostrar mi agradecimiento a la profesora M.ª
Jesús Bedmar por su valiosa ayuda y por haber hecho posible que me adentrara en el
apasionante mundo de la investigación. Con ella aprendí la importancia del trabajo
minucioso y el rigor científico.
De una forma muy especial quiero agradecer a los profesores Juan Antonio Moya
Corral y Antonio Briz Gómez la dedicación que han mostrado en la dirección de este
trabajo. Ambos, de modo muy generoso, aceptaron hacerse cargo de esta investigación
y me han dirigido con sabiduría, paciencia, amabilidad y un trato inigualable.
Deseo también agradecer a mis amigos y a mi familia, especialmente a mis hermanos
y a mis hijos, la actitud de respeto que han mostrado ante la necesidad de aislamiento
que este trabajo me imponía. Quisiera mostrar mi más profundo agradecimiento a Juan
Antonio Juliá, mi marido, pues sin su ayuda y apoyo no habría sido posible dedicarme a
la elaboración de este trabajo.
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Dedico este trabajo a Jesús Pose y África Furest,
mis padres (in memoriam), y a Juan y Ernesto Juliá, mis hijos.
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ÍNDICE
CATEGORIZACIÓN DE LOS CORTES SINTÁCTICOS EN LA ENTREVISTA SEMIDIRIGIDA. APROXIMACIÓN
SOCIOLINGÜÍSTICA (ESTUDIO DE LOS MATERIALES DEL CORPUS PRESEEA-
GRANADA)
SÍMBOLOS, MARCAS Y ETIQUETAS DE TRANSCRISPCIÓN UTILIZADOS ……………………………………………
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INTRODUCCIÓN ………………………………………………………………...
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CAPÍTULO I. CONSIDERACIONES TEÓRICAS PRELIMINARES: SINTAXIS COLOQUIAL. ANACOLUTOS, CORTES O TRUNCAMIENTOS ……………………………. 21 1.1. SOBRE SINTAXIS COLOQUIAL: PROBLEMAS PREVIOS. CARACTERIZACIÓN. PRINCIPALES MANIFESTACIONES ………………………………………………………….. 21 1.1.1. Dificultades y precauciones en el análisis de la sintaxis coloquial ……… 21 1.1.2. Caracterización de la sintaxis coloquial ………………………………….. 23 1.1.2.1. Peculiaridades de la sintaxis coloquial española ………………………... 23 1.1.2.2. Revisión de la cuestión en el ámbito general ……………………………. 27 1.1.3. Rasgos sintácticos coloquiales relacionados con los truncamientos intencionales en el discurso oral ………………………... 29 1.1.3.1. La parcelación ……………………………………………………………. 30 1.1.3.2. El relato ………………………………………………………………….. 31 1.1.3.3. La unión abierta ………………………………………………………….. 32 1.1.3.4. Los elementos suprasegmentales: entonación y pausa ………………….. 33 1.1.3.5. El orden pragmático ……………………………………………………… 36 1.1.4. Decisión terminológica. Definición de acto truncado estratégico ………... 38 1.1.4.1. Anacoluto ………………………………………………………………... 38 1.1.4.1.1. El anacoluto, error gramatical …………………………………………. 38 1.1.4.1.2. El anacoluto como fenómeno de dislocación sintáctica ……………… 41 1.1.4.1.3. El anacoluto, enunciado oracional incorrecto / nuevo interés temático ……………………………………. 41 1.1.4.1.4. Anacoluto / construcción ……………………………. 44
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anacolútica, mecanismo propio de la lengua hablada 1.1.4.2. Terminología diversa para un mismo fenómeno ………………………... 45 1.1.4.2.1. La frase incompleta ……………………………………………………. 45 1.1.4.2.2. Enunciados oracionales inacabados ……………………………………. 46 1.1.4.3. Nuestra postura. Definición de acto truncado estratégico. Caracterización de otros tipos de estructuras truncadas ………………………………………………………………………….. 46 1.2. LOS ANACOLUTOS, CORTES O TRUNCAMIENTOS. EXPOSICIÓN DE DIFERENTES ENFOQUES SOBRE LA CUESTIÓN ………………………….. 52 1.2.1. El anacoluto como incorrección sintáctica ……………………………… 52 1.2.2. Un estudio monográfico ………………………………………………….. 54 1.2.2.1. El anacoluto como proceso de recuperación textual ……………………. 54 1.2.2.2. Descripción estructural. Tipología ……………………………………… 55 1.2.2.3. Causa fundamental del anacoluto ……………………………………… 60 1.2.3. Construcciones fragmentadas o incompletas ……………………………… 61 1.2.4. El anacoluto como fenómeno que afecta a la estructura global del enunciado ……………………………….. 63 1.2.5. Los truncamientos estratégicos como un tipo específico de reformulación de lo dicho ………………………….. 64 1.2.5.1. Intencionalidad del fenómeno ………………………………………….. 64 1.2.5.2. Distintas manifestaciones de la ruptura sintáctica como reflejo del fenómeno reformulativo ……………………. 65 1.2.5.2.1. Idas y venidas ………………………………………………………….. 65 1.2.5.2.2. Incidentes ……………………………………………………………… 65 1.2.5.2.3. Frases inacabadas ……………………………………………………… 66 1.2.5.2.4. Autocorrecciones ……………………………………………………… 67 1.2.5.2.5. Anacoluto ……………………………………………………………… 67 1.2.5.2.6. Incisos ………………………………………………………………... 68 1.2.5.3. El truncamiento intencional, un tipo específico de reformulación ……… 70 1.2.5.4. Actos truncados estratégicos: reelaboración e intencionalidad …………. 71 1.3. RESUMEN DEL CAPÍTULO …………………………………………….... 73 CAPÍTULO II. EL MATERIAL. LA ENTREVISTA SEMIDIRIGIDA. METODOLOGÍA UTILIZADA EN EL ANÁLISIS DEL MATERIAL ………………………………………………….. 75 2.1. INTRODUCCIÓN ………………………………………………………….. 75 2.2. EL CORPUS DE REFERENCIA. PRESEEA. EL PROYECTO ESCEGRA ……………………………………….. 2.2.1. El proyecto panhispánico PRESEEA ……………………………………… 76 2.2.1.1. Antecedentes ……………………………………………………………. 76 2.2.1.2. Finalidad y Metodología ………………………………………………... 77 2.2.2. El Proyecto coordinado. Estudio sociolingüístico del español de Las Palmas, Lérida, Granada, Madrid-Alcalá,
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Málaga, Sevilla y Valencia ……………………………………………………… 79 2.2.2.1. El proyecto ESCEGRA ………………………………………………….. 80 2.3. LOS TEXTOS DEL HABLA DE GRANADA: EL MATERIAL Y SU OBTENCIÓN ……………………………. 82 2.3.1. Parámetros de estudio: variables de pre- y post-estratificación ………….. 83 2.3.1.1. Las variables de pre-estratificación: edad, sexo y nivel educacional ……. 83 2.3.1.2. Las variables de post-estratificación ……………………………………. 85 2.3.2. La entrevista semidirigida ………………………………………………... 90 2.3.2.1. El género discursivo entrevista semidirigida y el registro coloquial …………………………………… 90 2.3.2.2. El cuestionario lingüístico: los temas recurrentes. Las tipologías textuales ……………………………………… 93 2.4. METODOLOGÍA EMPLEADA EN EL ANÁLISIS DEL MATERIAL ……………………………………………. 95 2.4.1. Presentación del material ………………………………………………….. 98 2.3. RESUMEN DEL CAPÍTULO ……………………………………………… 99 CAPÍTULO III. ESTRUCTURA FORMAL DE LOS TRUNCAMIENTOS INTENCIONALES. HACIA UNA DEFINICIÓN Y RECONOCIMIENTO DE LOS ACTOS TRUNCADOS ESTRATÉGICOS Y SUS TIPOS. UNIDADES DISCURSIVAS AFECTADAS ……………………… 101 3.1. INTRODUCCIÓN ………………………………………………………….. 101 3.2. CUESTIONES PREVIAS: LA ENUNCIACIÓN Y EL ENUNCIADO ……………………………………… 104 3.2.1. El enunciado, unidad discursiva ………………………………………….. 107 3.2.2. La independencia y la intencionalidad propias del enunciado ………….. 110 3.2.3. El enunciado, unidad de comunicación ……………………………………. 113 3.2.4. Valoración ………………………………………………………………...... 117 3.3. EL ACTO DE HABLA ……………………………………………………. 117 3.3.1. ¿Qué es el acto de habla? ………………………………………………….. 117 3.3.2. Referencia a la fuerza ilocutiva ……………………………………………. 118 3.3.3. Acto de habla frente a enunciado ………………………………………... 121 3.4. EL ACTO, UNIDAD DE HABLA Y UNIDAD DE SEGMENTACIÓN ………………………………….. 123 3.4.1. Propiedades del acto y criterios de reconocimiento. Consideraciones generales ……………………………………. 124 3.4.2. Subacto ……………………………………………………………………. 127 3.5. RECONOCIMIENTO DE LA ESTRUCTURA TRUNCADA. PROPUESTA DE LAS UNIDADES QUE COMPONEN EL TRUNCAMIENTO SINTÁCTICO ……………………. 130
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3.5.1. Delimitación de la estructura truncada ……………………………………. 132 3.5.2. Truncamientos internos y truncamientos externos. Caracterización y descripción de ambos tipos
………………………...
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3.5.3. Criterios de segmentación. Estructura truncada, truncamientos internos y externos ……………………….. 139 3.5.3.1. Criterio de aislabilidad ………………………………………………….. 139 3.5.3.1.1. Truncamientos internos ………………………………………………... 139 3.5.3.1.1.1. Truncamientos internos progresivos ………………………………... 139 3.5.3.1.1.2. Truncamientos internos regresivos ………………………………….. 141 3.5.3.1.2. Truncamientos externos ………………………………………………... 144 3.5.3.2. Criterio de identificabilidad ……………………………………………… 145 3.5.3.2.1. Truncamientos regresivos ……………………………………………… 150 3.5.3.2.2. Truncamientos progresivos ……………………………………………. 151 3.5.4. Fuerza ilocutiva ……………………………………………………………. 152 3.5.5. Curva melódica completa ………………………………………………...... 154 3.5.6. Índices lingüísticos segmentales ………………………………………….. 154 3.5.7. Estructuras múltiples ……………………………………………………… 156 3.6. RESUMEN DEL CAPÍTULO ……………………………………………… 158 CAPÍTULO IV. LA FUNCIÓN DE LOS ACTOS TRUNCADOS ESTRATÉGICOS ……………………………………….. 161 4.1. INTRODUCCIÓN ………………………………………………………….. 161 4.2. LA REFORMULACIÓN COMO MECANISMO FAVORECEDOR DEL CORTE SINTÁCTICO: CONCEPTO APLICADO AL FENÓMENO DEL TRUNCAMIENTO Y ELEMENTOS CONSTITUTIVOS ………………... 164 4.2.1. La reformulación como mecanismo de organización discursiva ………… 164 4.2.2. Elementos constitutivos del proceso reformulativo. Especial referencia a los elementos que integran los actos truncados estratégicos ……………………………………………………………. 166 4.2.2.1. Elementos constitutivos del proceso reformulativo ……………………… 166 4.2.2.2. Especial referencia a los elementos que integran los actos truncados estratégicos. El marcador de reformulación en los truncamientos ……………………………………………………………… 168 4.3. LAS FUNCIONES DE LOS ACTOS TRUNCADOS ESTRATÉGICOS SEGÚN EL TIPO DE REFORMULACIÓN …………………………………… 170 4.3.1. Doble vertiente del fenómeno de la reformulación: reformulación parafrástica y reformulación no parafrástica ……………………. 170 4.3.2. Reformulación parafrástica: identidad semántica y predicación de identidad ………………………………... 174 4.3.3. Actos truncados estratégicos parafrásticos. Tipología según la relación semántica existente entre sus términos ……………. 178
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4.3.3.1. Relación de expansión …………………………………………………. 178 4.3.3.1.1. Relación de precisión …………………………………………………. 179 4.3.3.1.2. Relación de explicación ………………………………………………... 180 4.3.3.2. Relación de reducción …………………………………………………. 181 4.3.3.3. Relación de variación ……………………………………………………. 182 4.3.4. Actos truncados estratégicos no parafrásticos. Tipología según el cambio de perspectiva del segmento reformulador respecto del segmento reformulado ……………………. 183 4.3.4.1. Anulación de la primera perspectiva enunciativa ……………………….. 184 4.3.4.2. Especificación de la nueva perspectiva adoptada por el hablante ………... 186 4.4. LA INTENCIONALIDAD DE LOS ACTOS TRUNCADOS. PROPUESTA CLASIFICATORIA ……………………. 189 4.4.1. Estrategias de producción y formulación del mensaje ……………………. 192 4.4.1.1. Reelaboración de los elementos que componen la primera parte del movimiento discursivo …………………………. 193 4.4.1.1.1. Reorganización …………...…………………………………………… 194 4.4.1.1.2. Modificación ………………………………………………………… 196 4.4.1.2. Precisión ……………………………………………………………….. 199 4.4.1.2.1. Precisión de lo dicho …………………………………………………. 200 4.4.1.2.2. Precisión del decir ……………………………………………………. 203 4.4.1.3. Explicación sobre la primera parte del movimiento discursivo ………….. 205 4.4.1.4. Movimientos informativos ……………………………………………… 210 4.4.1.4.1. Topicalización ……………………………………………………… 210 4.4.1.4.2. Movimientos informativos a la derecha ……………………………….. 212 4.4.1.5. Recapitulación de los elementos que componen la primera parte del movimiento discursivo …………………………. 213 4.4.2. Estrategias de atenuación / intensificación ……………………………… 215 4.4.2.1. Autoprotección ………………………………………………………….. 217 4.4.2.2. Atenuación para proteger la imagen del tú ……………………………… 224 4.4.2.3. Atenuación para proteger cualidades de terceros ……………………….. 225 4.4.2.4. Intensificación ………………………………………………………… 227 4.4. RESUMEN DEL CAPÍTULO …………………………………………….... 229 CAPÍTULO V. ANÁLISIS SOCIOLINGÜÍSTICO DE LOS ACTOS TRUNCADOS ESTRATÉGICOS ……………………………. 231 5.1. INTRODUCCIÓN ………………………………………………………….. 231 5.2. VARIACIÓN EN LA PRODUCCIÓN DE ACTOS TRUNCADOS ESTRATÉGICOS …………………………………..... 233 5.2.1. Función ……………………………………………………………………. 235 5.2.1.1. Estrategias de producción y formulación del mensaje vs. Estrategias de atenuación / intensificación ……………………… 235 5.2.1.1.1. Estrategias de producción y formulación del mensaje ………………... 236 5.2.1.1.2. Estrategias de atenuación / intensificación ……………………………. 241 5.2.2. Forma ……………………………………………………………………… 244
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5.2.3. Variables de estratificación: sexo, edad, y nivel de instrucción ………….. 247 5.2.4. Variable estilo: narrativo, descriptivo, argumentativo y expositivo ……… 251 5.3.RESUMEN ………………………………………………………………….. 267 CONCLUSIONES ……………………………………………………………….. 269 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ……………………………………………. 279 ANEXO I. EJEMPLOS NIVEL ALTO ………………………………………….. 289 ANEXO II. EJEMPLOS NIVEL MEDIO ………………………………………... 297 ANEXO III. EJEMPLOS NIVEL BAJO ………………………………………... 309
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SÍMBOLOS, MARCAS Y ETIQUETAS DE TRANSCRIPCIÓN UTILIZADOS
# Inicio y final de un acto1 ║ Marca el lugar en el que se produce el truncamiento. { Inicio de un subacto. } Fin de un subacto. Truncamiento interno = una caja Truncamiento externo =
dos cajas
Estructura
múltiple =
tres cajas
MARCAS Y ETIQUETAS DE TRANSCRIPCIÓN
Las marcas y etiquetas empleadas en la transliteración de los textos que componen el
corpus ESCEGRA son las recomendadas por el Proyecto PRESEEA (Moya, coord.
2009: 20-24)). En la muestra de ejemplos que ofrecemos en este trabajo, gran parte de
estas marcas y etiquetas han sido eliminadas para facilitar la lectura del ejemplo. De
este modo, solamente se han mantenido aquellas marcas y etiquetas que hemos
considerado necesarias para la interpretación del ejemplo. Las marcas empleadas son:
1 Los símbolos “#”, “{” y “}” son los empleados por Briz y el grupo Val.Es.Co. (2003) en la delimitación de actos y subactos.
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Tipo de secuencia discursiva
Tipo de secuencia discursiva
Tipo de secuencia discursiva
Tipo de secuencia discursiva
No es descuido del transcriptor
Interrupción de la palabra
Vacilación o duda
Apoyo discursivo
Apoyo discursivo
Apoyo discursivo
Apoyo discursivo
Alargamiento vocálico o consonántico
Pérdida de un sonido
Abandono voluntario de turno
Interrupción del turno
Interrupción y corrección de una palabra
Solapamiento discursivo
Risa
Ruido y tipo de ruido
: Tras la abreviatura del hablante al comienzo del turno
/ Pausa funcional
// Pausa breve
Pausa de un segundo o más
Fragmento ininteligible
Grabación interrumpida
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INTRODUCCIÓN
Este trabajo pretende contribuir al desarrollo de la sintaxis coloquial y, en concreto, al
análisis y explicación de un fenómeno muy frecuente –y paradójicamente poco
estudiado– en la lengua oral, que es el de los truncamientos sintácticos. Consideramos
que investigar estas cuestiones enriquece los estudios lingüísticos actuales, que como
sabemos, se centran en su mayoría en el análisis de corpus orales. Además, estimamos
que el enfoque llevado a cabo en el análisis de estas estructuras es novedoso, lo que
puede suponer un estímulo para futuras investigaciones.
De sobra es conocida la necesidad de estudio de la sintaxis coloquial proclamada por
numerosos lingüistas en los últimos tiempos. Ya, a finales de los años ochenta, en el
ámbito hispánico, investigadores como A. Narbona o A. M.ª Vigara manifestaron de
distintos modos la imposibilidad de aplicar los presupuestos gramaticales tradicionales
al estudio del registro oral. Hasta el momento, la lengua objeto de estudio era una
lengua artificial, creada ad hoc y todo lo que se apartaba de esta dirección era
considerado como desviación de la norma.
Se reclamaba por parte de los lingüistas la necesidad de enfrentarse al estudio de la
sintaxis coloquial y de emprender una ordenación y sistematización de los fenómenos
que la caracterizan. La gramática tradicional mostraba su insuficiencia para explicar
muchos de los fenómenos que se producían en lo oral. Se hacía necesario, pues, adoptar
una perspectiva pragmática para explicar determinadas cuestiones sintácticas, así como
establecer un sistema de unidades específico, diferente al oracional. (Briz, 2000 y Briz y
grupo Val.Es.Co., 2003).
Este trabajo es un intento de ofrecer respuesta a parte de esa demanda. Nuestro
objetivo primero consiste en identificar los actos truncados estratégicos en la entrevista
semidirigida, como género discursivo perteneciente a la lengua oral, toda vez que los
autores han manifestado la necesidad de estudio de esta faceta de la lengua. Aislada la
estructura, nos hemos propuesto demostrar su plena comunicatividad para lo cual
comprobamos que estos truncamientos actúan en función de determinados criterios
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pragmáticos y estrategias conversacionales. Nuestra intención es llevar a cabo una
categorización de los cortes intencionales que se producen en el discurso oral.
Delimitamos el objeto de estudio, siguiendo como base el esquema presentado por
Briz y el grupo Val.Es.Co. (2003, 39 y ss.) para referirse a los índices lingüísticos
suprasegmentales como delimitadores de actos. Los autores aluden a la diferencia
existente entre diversos tipos de actos, según el carácter de su delimitación prosódica.
Así, distinguen entre Estructuras acabadas que constituyen actos frente a Estructuras
aparentemente inacabadas que constituyen actos. Por supuesto nuestro interés se sitúa
en este segundo punto, ya que este es un trabajo sobre cortes sintácticos. Dentro de las
segundas, distinguen los autores entre actos estratégicos y actos no estratégicos. La
estructura apocopada de los actos estratégicos está determinada por la intencionalidad
del hablante. Pueden ser de dos tipos: actos suspendidos y actos truncados. En este caso
no resulta difícil para el interlocutor la reposición de los elementos no verbalizados
gracias al contexto. Los actos no estratégicos, por el contrario, no están producidos
sobre la base de una estrategia pragmática, sino que “responden simplemente a cambios
en la estructura sintáctica o semántica de la construcción, debidos a las características de
la construcción del mensaje en la conversación coloquial” (Sornicola 1981, apud Briz y
grupo Val.Es.Co., 2003: 44).
Siguiendo este esquema, vamos a partir de la siguiente distinción: estructuras
inacabadas que constituyen actos, frente a aquellas que, a pesar de presentar un corte, no
constituyen actos; dentro de las estructuras inacabadas que constituyen actos,
diferenciamos entre los estratégicos y aquellos que no lo son. Nuestro interés se centra
en los actos estratégicos, que pueden ser suspendidos o truncados, y más concretamente,
nuestro análisis tiene como objetivo el estudio de los actos truncados estratégicos.
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Un esquema2 de lo dicho hasta ahora quedaría así:
1. Estructuras aparentemente inacabadas que constituyen actos 1.1. Actos estratégicos 1.1.1. Actos suspendidos 1.1.2. Actos truncados 1.2. Actos no estratégicos 2. Estructuras inacabadas que no constituyen acto Analizamos aquellas estructuras que se han truncado en orden al cumplimiento de
una estrategia, de una finalidad pragmática. Los actos truncados no estratégicos (punto
1.2 del esquema) pueden deberse a factores externos al hablante, por ejemplo, alguien
que interviene –cualquiera de los participantes en la interacción o externos a ella–, roba
el turno, etc.; o pueden originarse también por factores internos, como una idea que se
cruza, un cambio de pensamiento, que hace que el mensaje quede incompleto y tome
otra dirección, etc. Briz y el grupo Val.Es.Co. consideran actos este tipo de estructuras
porque, el elemento no verbalizado es fácilmente recuperable por el contexto. Por tanto,
poseen las características del acto, pero no son objeto de nuestro análisis, porque no
están formulados estratégicamente, el truncamiento no es intencional.
Quedan excluidas de este estudio las estructuras inacabadas que no constituyen acto
(punto 2 del esquema) como son las repeticiones silábicas o de una palabra, o incluso, a
veces, repeticiones o variaciones sintagmáticas, o las vacilaciones, entendidas en
ocasiones como “pausas retardatarias” para pensar lo que se va a decir.
Así pues, nuestro estudio se encamina a la categorización de los actos estratégicos.
Ahora bien, dentro de estos, como ya indicábamos, hay que diferenciar entre
suspendidos y truncados. No detendremos nuestro análisis en los actos suspendidos.
Son actos y son estratégicos, pero se diferencian de los actos truncados en que carecen
de un segmento que “no se recupera[n] en el contexto lingüístico previo, sino
inferencialmente” (Briz y grupo Val.Es.Co., 2003: 43). Precisamente la carencia de ese
segmento es lo que nos aparta del análisis de esta estructura suspendida y lo que, a
nuestro parecer, la diferencia, desde el punto de vista estructural del acto truncado.
2 Este esquema está elaborado a partir de los realizados por Briz y el grupo Val.Es.Co. (2003) y M. Pérez (2003).
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Un ejemplo práctico, extraído del corpus3 que analizamos, nos ayudará a identificar
mejor el fenómeno cuyo análisis ocupará las páginas de este trabajo:
(1) I: Mi infancia/ bueno/ mi infancia estudié en la Caja de Ahorros/// que está cerca del ambulatorio// aquí en Granada// y tengo buenos recuerdos// sobre todo no de mucho estudiar// hacía atletismo// y la mayoría de las tardes las pasaba en el colegio corriendo// y calentando y/ entrenando/// y tengo buenos recuerdos […] E: ¿Y con tu hermana? I: Bueno mi hermana// mi hermana siempre ha estao ahí// mi hermana también estudió allí en la en el mismo colegio estábamos los dos// me lleva cuatro años y siempre he estao muy unio a ella// [GRANH1301] # // mi hermana también estudió allí en la # ║ # en el mismo colegio estábamos los dos// #
Como segundo objetivo, hemos llevado a cabo una aproximación sociolingüística
sobre la muestra elegida, teniendo en cuenta tres variables básicas: nivel de instrucción,
edad y sexo. Con este análisis sociolingüístico se observará si existe correlación entre el
uso de estas estructuras y las variables sociolingüísticas.
Para conseguir nuestros objetivos, hemos analizado 18 entrevistas que componen el
total del corpus PRESEEA- ESCEGRA4. La duración de cada entrevista tiene una
media de 45 minutos, lo que supone aproximadamente 13 horas de grabación.
De lo expuesto, puede deducirse que nuestra metodología tiene un doble carácter.
Por un lado, hemos aplicado un método cualitativo. Hemos observado, en palabras de
Narbona, el “código en acción”, hemos extraído los cortes sintácticos y los hemos
3 El corpus que nos sirve de base en esta investigación ha sido extraído del recopilado para el proyecto ESCEGRA (Estudio Sociolingüístico del Corpus del Español de Granada, Ref. HUM2007-65602-C07-04/FILO), coordinado por el profesor J. A. Moya Corral, del Departamento de Lengua Española de la Facultad de Filosofía y Letras de esta universidad. El proyecto ESCEGRA es parte integrante del proyecto Estudio sociolingüístico del español de Granada, Las Palmas, Lleida, Madrid-Alcalá, Málaga, Sevilla y Valencia (Ref. HUM2007-65602-C07-00), coordinado por el profesor. J.R. Gómez Molina de la Universidad de Valencia. Los dos proyectos, el de Granada y el coordinado están integrados en el macroproyecto PRESEEA. 4 Todo lo relativo al corpus PRESEEA-ESCEGRA puede consultarse en el capítulo II de este trabajo.
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clasificado atendiendo a la función y a la forma. Por otro, hemos realizado un estudio
cuantitativo al llevar a cabo el análisis sociolingüístico.
A partir de los datos que hemos recopilado, se han formulado determinadas hipótesis
que pretenden dar respuestas a las preguntas formuladas. En primer lugar, y para llevar
a cabo el cumplimiento de nuestro objetivo, categorizar determinados cortes sintáctico-
discursivos, planteamos la siguiente hipótesis: suponemos que los actos truncados
estratégicos son estructuras que comunican plenamente, precisamente porque son
estratégicas. Si demostramos la intencionalidad subyacente y productora del corte
sintáctico, el truncamiento será intencional y su comunicatividad quedará demostrada.
Además, planteamos la hipótesis de que esta unidad presenta una forma determinada,
por tanto, aislados sus constituyentes, procedemos a su clasificación desde el punto de
vista formal.
Por otro lado, suponemos que la mayor o menor presencia de actos truncados
estratégicos en la producción lingüística de un hablante puede estar relacionada con
determinadas variables sociolingüísticas5. Por ejemplo, un uso extremo de esta
estrategia, en detrimento de otras variables, podría guardar relación con el nivel de
instrucción6.
Hemos dividido el trabajo en cinco capítulos, un anexo y un apartado
correspondiente a conclusiones y bibliografía:
En el capítulo primero, se tratan cuestiones teóricas previas. Hemos repasado con A.
Narbona las principales dificultades que hay que salvar al intentar sistematizar los
fenómenos del español coloquial: la obtención del corpus y su transliteración. Hemos
notado también cómo el investigador de sintaxis coloquial debe abandonar la tradicional
idea de la oración como unidad máxima de estudio y fijar las unidades de habla
adecuadas para el análisis del texto oral y toda una serie de elementos que rodean al acto
comunicativo. Se exponen diferentes enfoques sobre la cuestión en torno a los actos 5 Esta cuestión quedó aplazada en Bedmar y Pose (2007a, 138), ya que la extensión de la muestra no permitía establecer resultados concluyentes. 6 J. Lindenfeld (1972), como nos informa A. Hidalgo (1997, 28) estudió la covariación entre la estructura sintáctica y el origen social, la estructura sintáctica y la estructura contextual, y la estructura sintáctica y la estructura social y contextual. Las conclusiones del autor apuntan a que en un contexto formal los hablantes de clases altas desde el punto de vista socioeconómico producen menos “construcciones incompletas”. En contextos informales, sin embargo, no existe diferencia entre niveles socioeconómicos en lo que a complejidad sintáctica se refiere.
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truncados estratégicos. Se revisa la cuestión en el ámbito general. Y, por último, se
realiza una breve revisión terminológica.
El capítulo segundo se centra en el material de estudio. Se trata el género discursivo
en el que se incluyen los ejemplos que son objeto de análisis, la entrevista semidirigida.
Asimismo, se hace referencia a la metodología utilizada en el análisis del material.
El capítulo tercero trata sobre el aspecto formal de los actos truncados estratégicos.
Insistimos en cuestiones como la enunciación y el enunciado, el acto de habla y los
constituyentes que componen el truncamiento sintáctico objeto de nuestro estudio.
Aislamos los constituyentes de la estructura desde el punto de vista formal y
procedemos a su clasificación.
En el capítulo cuarto se propone, la reformulación como fenómeno favorecedor del
truncamiento estratégico. Así, hemos comprobado el paralelismo existente, desde el
punto de vista estructural y funcional entre el proceso reformulativo general y el que se
produce en los actos truncados estratégicos. Hemos terminado este capítulo ofreciendo
la categorización funcional de nuestro objeto de estudio.
En el capítulo quinto, se lleva a cabo el estudio sociolingüístico de los actos
truncados estratégicos. Aquí hemos dado respuesta a la siguiente hipótesis: los actos
truncados estratégicos están sujetos a la variación, lo que pone de manifiesto que
estamos ante un fenómeno sociolingüístico, ya que encuentra relación con variables
independientes de estratificación como la edad, el sexo y el nivel de instrucción.
Finalmente, se presenta un anexo, que es una relación de todos los ejemplos
utilizados en la categorización y análisis sociolingüístico de los actos truncados
estratégicos, y se recogen las conclusiones del análisis.
Ya para terminar con estas páginas que sirven de introducción, queremos hacer
referencia a dos cuestiones que tradicionalmente han dificultado el estudio de la sintaxis
coloquial y en las que nosotros hemos puesto empeño en intentar salvar: por un lado, la
consideración de la lengua escrita como modelo perfecto al que debe aproximarse la
lengua hablada, y, por otro, la utilización de la lengua escrita para el estudio de la
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lengua oral. Y quizás, esa primera dificultad que señalamos sea la que plantee mayores
problemas. No resulta fácil desprenderse de años de formación basada exclusivamente
en la lengua escrita. Pero ese es el camino que debe seguir el investigador de sintaxis
coloquial: los fenómenos de lo oral son diferentes a los de la lengua escrita,
sencillamente porque sus necesidades son otras.
En cuanto a la utilización de la lengua escrita para el estudio de la lengua oral,
cuando se investigan los fenómenos que se producen en la lengua hablada, el estudioso
debe apartarse del texto escrito como modelo básico para el establecimiento de
conclusiones. Aún en el caso de reproducción de lo oral en lo escrito, nunca existe una
fidelidad absoluta. A. Narbona ya lo destacó así al referirse a la conocida obra de W.
Beinahuer y la utilización de ejemplos literarios como muestra del “estilo
conversacional cotidiano”, calificando ese modo de proceder de indirecto e insuficiente
(Narbona: 1994). El investigador que trata cuestiones de sintaxis coloquial no debe
llegar a la conclusión de que así se habla, porque así está reproducido tal fenómeno en
la lengua literaria, aunque esta haya intentado reflejar la lengua oral. Más bien, debe
observar el objeto de estudio en acción, establecer hipótesis y examinarlas de modo
crítico.
Esta investigación, que se inicia en estas páginas, se inscribe dentro de las corrientes
pragmáticas y de análisis del discurso. El material empleado en el desarrollo de esta
investigación está formado por un corpus oral. Hemos analizado este fenómeno de la
lengua, actos truncados estratégicos, utilizando una de las manifestaciones de la lengua
oral, la entrevista semidirigida.
20
21
CAPÍTULO I. CONSIDERACIONES TEÓRICAS PRELIMINARES: SINTAXIS COLOQUIAL. ANACOLUTOS, CORTES O
TRUNCAMIENTOS
1.1. SOBRE SINTAXIS COLOQUIAL: PROBLEMAS PREVIOS. CARACTERIZACIÓN. PRINCIPALES MANIFESTACIONES 1.1.1. Dificultades y precauciones en el análisis de la sintaxis coloquial
A. Narbona destacó en reiteradas ocasiones (1986, 1988) que la variedad del español
menos estudiada era precisamente la del español coloquial, hecho que resultaba
contradictorio, puesto que se trata de la variedad más utilizada.
La razón principal que justificaba esta laguna de estudio encontraba su fundamento
en el hecho de que la tradición hubiera tenido como referencia el texto escrito y la
oración como la unidad básica y máxima del análisis lingüístico. De hecho, Briz y el
grupo Val.Es.Co. (2003) establecen como antecedente histórico de la sintaxis coloquial
el debate surgido en torno a la definición del concepto de oración en el que se tomó
como punto de partida el replanteamiento de la clasificación de las oraciones
coordinadas y subordinadas. Lingüistas como A. Narbona, que habían participado en los
debates sintácticos suscitados en torno a estos temas, “vuelven los ojos hacia el lenguaje
hablado como posible base para la solución de los mencionados problemas”. El estudio
de la sintaxis coloquial “permitiría el desarrollo de la sintaxis oracional […]” (Briz y
grupo Val.Es.Co., 2003: 9).
Considerar la oración como unidad básica de estudio obliga o permite
descontextualizar las secuencias o bien, como señala el propio A. Narbona, impulsa a
“crearlas ad hoc en función de las explicaciones ideadas”. Con anterioridad, Gili Gaya
(1943) advirtió, a su modo, la inexactitud de los esquemas sintácticos presentados en las
aulas, creados expresamente, o “cuidadosamente entresacados de los autores o de la
conversación corriente”. El lingüista no rechazaba las reglas gramaticales, pero sí puso
de manifiesto la inexactitud entre estas y las reglas que rigen la conversación.
Todo ello permitía el estudio de la lengua como un código que nada tenía que ver
con la comunicación humana y provocó, en consecuencia, la no consideración de los
aspectos pragmáticos. Tropezamos así con un hecho paradójico, dado que la principal
función de la lengua es la comunicación.
22
La orientación inapropiada de las investigaciones fue otro de los motivos que
retrasaban la acometida del estudio de la sintaxis coloquial. El tratamiento dado a la
materia no era el más adecuado, si bien existían aproximaciones que iban dando idea de
un nuevo enfoque. Aquí tendrían cabida las inexactitudes con las que se abordaba el
texto oral. Este era considerado una manifestación del texto escrito, que no se sujetaba a
las estrictas reglas gramaticales, sin tener en consideración la falta de planificación, o
mejor, planificación sobre la marcha (Briz, 2001) que domina la lengua coloquial.
Por otro lado –destacó A. Narbona– que el español coloquial ha estado siempre más
estudiado en lo referente al léxico y a la fraseología que en la parte que corresponde a
la sintaxis, hecho del que daban buena fe los trabajos de geografía lingüística y
dialectología existentes en el panorama lingüístico. Al respecto, Vigara (1980) destacó
la mayor dificultad que presenta para el hablante el dominio sobre la sintaxis frente a la
simplicidad que ofrecen el léxico o la morfología, lo que, según la autora, se demuestra
en el manejo que sobre estos aspectos manifiesta el hablante.
Otro de los problemas con que tropezaba la acometida de esta tarea –estudio de la
sintaxis coloquial–, de especial trascendencia, es el que se refiere al corpus de base. Si
para estudiar el español coloquial se analiza el material extraído de textos literarios, aún
en el caso de máxima fidelidad a la oralidad, nunca quedará reflejado escrupulosamente
este registro.
La descripción de la sintaxis coloquial obliga a observar el “código en acción”, –en
palabras de A. Narbona (1994)–, “único modo de comprender y explicar cabalmente su
funcionamiento”. Pero tampoco se presentaba fácil el problema de la extracción y
organización del corpus, si bien, considera A. Narbona, en ese momento, que se ha
avanzado mucho con las grabaciones magnetofónicas: “Conversaciones libres
registradas con las debidas precauciones –y no necesariamente de modo “secreto”, esto
es, sin que los interlocutores estén advertidos– pueden reflejar con notable autenticidad
los usos reales, sin desvirtuar nada de lo que verdaderamente importa.
Afrontar el trabajo de descripción del español coloquial suponía de entrada un
obstáculo: la propia definición del término. En principio, lo coloquial se suele
caracterizar como “espontáneo”. La lengua coloquial según W. Beinhauer es “la que
brota natural y espontáneamente en la conversación diaria”. A juicio de A. Narbona, que
23
en 1994 esta definición siguiera utilizándose en los estudios sobre el español
conversacional era un indicio de que no se había avanzado mucho.
A. Narbona aconsejaba describir los fenómenos existentes en el habla y encuadrar
las observaciones realizadas con objeto de ir configurando esta sintaxis coloquial, pero
siempre con mucha cautela. Destacó el autor (1996: 223-246) una vez más que los
estudios sobre el español coloquial no conseguían superar ese aire “impresionista”.
Finalmente, el principal problema que se le plantea al lingüista en sintaxis coloquial
deriva de la variedad de recursos que rodean el acto comunicativo: pragmáticos,
prosódicos, paralingüísticos y extralingüísticos.
Solucionados estos problemas, se debe tratar de establecer las estrategias y los
principios que guían el uso de la lengua, y aislar las estructuras que dominan el registro
coloquial para poder realizar su descripción. Todo ello nos conducirá a un mejor
conocimiento de su funcionamiento.
1.1.2. Caracterización de la sintaxis coloquial 1.1.2.1. Peculiaridades de la sintaxis coloquial española La sintaxis coloquial, como ámbito específico de estudio, es para Briz y el grupo
Val.Es.Co. (2003, 8) una peculiaridad propia de la lingüística hispánica, que no
encontramos en otros ámbitos. Los autores atribuyen esto a factores internos y externos.
La influencia interna viene determinada por las discusiones suscitadas entre los
investigadores, durante la década de los ochenta, en torno a la definición del concepto
de oración y a la clasificación de las oraciones coordinadas y subordinadas. Estos
debates no lograron el consenso entre sus participantes y ello provocó que lingüistas
como A. Narbona propusieran como solución a estos problemas el estudio de la lengua
hablada, que, junto con el estudio de la sintaxis histórica, podría permitir el desarrollo
de la sintaxis oracional. (Grupo Val.Es.Co., 2003: 8 y 9).
La influencia externa se debe a la obra de W. Beinhauer, Spanische
Umgansgssprache (1929), que despertó en la lingüística hispánica el interés por el
estudio de la lengua hablada. De características similares, y anterior a esta, se encuentra
la obra de L. Spitzer, maestro de W. Beinhauer, referida al italiano, Italienische
Umgansgssprache (1914). Sin ánimos de restar méritos a El Español coloquial, de gran
valor para la época, el autor fundamenta todos los fenómenos de la lengua hablada en la
24
afectividad y en el especial carácter español. Esta idea subjetiva, que encuentra sus
raíces en el romanticismo alemán, se ha mantenido hasta nuestros días, impidiendo la
aplicación al estudio de la sintaxis coloquial de métodos apropiados (López Serena,
2007: 163-186). No obstante, determinados estudiosos han reivindicado la necesidad de
adecuación de dichos métodos y el abandono de criterios subjetivos como afectividad,
comodidad o expresividad para referirse a la sintaxis coloquial. Se imponía, pues, la
aplicación de criterios pragmáticos y la creación de un sistema de unidades apropiados
para el estudio de esta parcela de la lengua. (Briz y grupo Val.Es.Co., 2003: 7).
En general, se ha calificado el español coloquial como “sencillo, pobre y deficitario”,
pero también, de modo contrario, de “muy rico y complejo”. Igualmente se ha
caracterizado de “intuitivo e impresionista”. El problema surge cuando se equipara
lengua coloquial a lengua vulgar o a incorrección.
La sintaxis coloquial es, en palabras de A. Mª. Vigara, una “sintaxis dinámica, de
difícil interpretación por los moldes de la gramática tradicional, sólo teórica, de escasa
base real” (1980, 19). Para la autora, la principal característica del registro coloquial es
la expresividad y en función de esta queda fijado el aspecto sintáctico, si bien tampoco
este parece un criterio firme y sólido para explicar esa sintaxis.
Frente a la tipificación de la lengua coloquial como algo sencillo, Vigara (1980) pone
de manifiesto la complicada naturaleza de la sintaxis coloquial. Según la autora, basta
para ello observar cualquier conversación:
La observación a diario nos dará la razón: si no léxicamente, al menos un 30 por 100 de nuestra conversación está formada por frases complicadas en su sintaxis. Y esto es cierto. El léxico en el registro coloquial se convierte en algo más sencillo que en otro tipo de registros, sin embargo es la sintaxis la que se complica (1980, 14)
Opina A. M.ª Vigara que el hablante es capaz de modificar su propio léxico, su
fonética y sus variantes morfológicas y estima que de esta forma consigue enmascarar
su propio origen. Pero donde no manifiesta especial dominio es en la modificación
sintáctica. Esto es así, según la autora, porque a través de la sintaxis se refleja el
desarrollo de la idea y es más difícil ejercer control sobre este nivel de lengua.
Pese a los aparentes avances, el peso de la tradición se manifestaba como un muro a
veces insalvable. Así, vemos cómo A. Narbona aseguraba que la sintaxis coloquial es
25
menos cuidada que la culta e incluso que ello puede guardar relación con el estrato
sociolingüístico del hablante7. Es evidente que la sintaxis del coloquio no concuerda con
las normas descritas por las gramáticas, pero no debemos considerar estas normas como
modelo ideal. A pesar de lo dicho, asegura el autor lo siguiente:
Las palabras breve, simple, incompleta, pobre, descuidada, etc., aplicadas a la
frase coloquial, han de entenderse como nociones relativas y por contraste con el “otro” código, en el que –se dice– las secuencias son más largas, más complejas siempre acabadas y completas, etcétera. (1986, 241).
Defiende el lingüista que las relaciones entre constituyentes de las unidades son las
mismas en la lengua descrita por las gramáticas que las utilizadas en el registro
coloquial. Ahora bien, la diferencia se encuentra en que estas, que se presentan de forma
fragmentaria, utilizan otro tipo de mecanismos y otros nexos diferentes. Es decir, si hay
una relación de subordinación, así debe entenderse sea el nexo utilizado considerado
subordinante por las gramáticas o no. Esto le lleva a afirmar que no es adecuado decir
que en la lengua coloquial predomina el uso de la coordinación frente a la
subordinación, afirmación basada en el simple hecho de la utilización de la conjunción
y. Critica por ello el autor la tradicional caracterización de la sintaxis coloquial como
pobre o primitiva, fundamentada en el predominio de los mecanismos elementales de
articulación sintáctica (yuxtaposición y parataxis, fundamentalmente) y escaso uso de
estructuras oracionales “subordinadas” (1996, 228).
Por tanto, no podemos aceptar la idea defendida por algunos investigadores de que el
menor uso de nexos subordinantes conlleve una reducción del empleo de estas
relaciones, puesto que no se debe identificar una relación funcional en virtud de una
marca formal.
La relación entre los constituyentes oracionales puede “derivar de la conexión que
hablante y oyente establecen con facilidad entre los miembros” (1986, 265). El aspecto
pragmático, pues, es determinante en el establecimiento de dichas relaciones. Pero
además, el discurso oral utiliza el canal fónico / auditivo y pone en marcha multitud de
recursos prosódicos que “actúan como auténticos procedimientos internos de
organización de las secuencias y de estructuración del discurso” y “compensan” con
creces la carencia o escasez de elementos de engarce” (1996, 231). En definitiva, para
7 En el capítulo V de este trabajo realizamos un estudio sociolingüístico atendiendo a las variables de estratificación sexo, edad y nivel educacional. Aquí podremos contrastar si existe variación respecto del fenómeno que estudiamos y variables, como por ejemplo el nivel educacional.
26
este autor, la sintaxis coloquial es una técnica constructiva que responde a un tipo de
planificación específica.
M. Seco mostró su desacuerdo en calificar a la sintaxis coloquial como pobre o
deficitaria simplemente por el hecho de preferir una relación de yuxtaposición frente a
otra de subordinación8. El lingüista habla de la tendencia centrífuga de la lengua
coloquial según la cual “los elementos de la frase tienden a flotar separados unos de
otros, ajenos a una estructuración orgánica, liberados de un centro magnético que los
engarce en una oración unitaria” (1989, 370).
Se calificaba la sintaxis del coloquio como una sintaxis sin ataduras, favorecedora de
secuencias que van presentándose en el discurso a medida que acuden a la mente del
hablante. Dice A. Narbona: “Y tal ausencia de atadura posibilita el añadido de sucesivas
precisiones e incluso autocorrecciones” (1986, 244). Dicha flexibilidad sintáctica está
favorecida por una serie de recursos. Entre ellos, destaca el autor los siguientes:
recursos vivificadores (empleo constante del estilo directo); constantes enumeraciones;
repeticiones; pausa en sus tres dimensiones de uso: aparición inicial, posterior o bien
como elemento de recuperación de la construcción, etc.
A pesar de toda la complejidad vislumbrada en ese momento –décadas de los ochenta
y noventa–, y de la idea latente de separación de lo escrito / lo oral, no se dudaba en
calificar la sintaxis de la lengua coloquial, según A. Narbona, como poco elaborada, o
bien como “inmadura, primitiva, huidiza y proteica”. No obstante, y esta es la idea que
vale como conclusión de lo que llevamos dicho, los fenómenos coloquiales deben
estudiarse como tales y no como dislocaciones de esa sintaxis rígida y lineal que nos ha
servido de modelo de estudio de estructuras gramaticales. No hay que hablar de
incorrección respecto de la norma escrita. La tradición fija las estructuras gramaticales
como algo lineal, como estructuras expresamente creadas para el estudio abstracto de la
lengua, para el estudio en el aula, sin tener en cuenta aquellos fenómenos que se
producen en el habla. Este enfoque es el que había que modificar y el que podemos
decir que hoy en día está cambiando.
La sintaxis del coloquio da un giro a finales de la década de los noventa con A. Briz
y el grupo Val.Es.Co. Por una parte, se define con precisión la modalidad de uso
8 López Serena (2007, 210) califica esta actitud de Seco como de notable excepción.
27
registro coloquial (Briz, 1996), como máximo exponente de la lengua oral; por otra, se
alejan de la caracterización del español coloquial términos como expresividad,
economía, comodidad, fórmulas de iniciar y de rematar el diálogo (Briz, 1996, 1998 y
2001) para describir el español en la conversación. Los constantes fenómenos que se
manifiestan en la conversación deben ser caracterizados teniendo en cuenta principios
pragmáticos y la interacción que se produce entre los elementos que intervienen en la
comunicación. En estos momentos se destaca la necesidad de establecer los
instrumentos precisos para realizar el estudio del español coloquial de forma
sistemática. La falta de un modelo para llevar a cabo esta descripción convierte esta
tarea en una acometida difícil y complicada, pero no insalvable. Prueba de ello son los
logros obtenidos hasta el momento, logros a los que este trabajo pretende sumarse.
1.1.2.2. Revisión de la cuestión en el ámbito general Nos interesa en este momento analizar de qué modo se ha desarrollado el interés por la
lengua hablada en otros ámbitos distintos del hispánico. Desde la década de los noventa,
el estudio de la lengua hablada en Europa ha sufrido un desarrollo notable. Con
anterioridad, la lengua escrita era considerada la lengua de la cultura, de la educación,
en definitiva, el ideal normativo al que había que encaminar todos los esfuerzos. Sin
embargo, la lengua hablada, –pese a que ya Saussure en 1929 la declarara como objeto
de estudio de la lingüística–, seguía representando el modelo de lengua familiar, poco
culta e incluso descuidada.
Una vez manifiesta la necesidad de estudio de la lengua hablada, comienzan a surgir
investigaciones al respecto. Las reivindicaciones ahora apuntan hacia la carencia de
estudios sobre sintaxis coloquial. Este déficit se achaca a las dificultades que plantea
esta parcela de estudio frente a otros ámbitos.
Las características comentadas para la lengua hablada en español –en general y en
particular para la sintaxis coloquial–, resultarían aplicables a otras lenguas, ya que se
trata de aspectos de carácter universal, que nada tienen que ver con las lenguas
particulares. Así lo destaca López Serena (2007, 213), cuando se refiere a los
fenómenos característicos de la sintaxis coloquial:
28
Ninguno de estos rasgos construccionales es exclusivo del español. Se trata, de acuerdo con el marco teórico de Koch y Oesterreicher, […] de esquemas de verbalización universales, favorecidos por las características situacionales de la comunicación inmediata.
En el ámbito hispánico, ya a principios de la década de los ochenta, M. Seco destacó
que los rasgos del español coloquial “pueden extenderse sin miedo a toda lengua
coloquial, fuera de las fronteras de la nuestra.” (1983, 7).
A. López Serena compara el camino recorrido por la sintaxis coloquial en el ámbito
hispánico con el del mundo anglófono, si bien, hay que precisar que las investigaciones
en lengua inglesa se deciden por negar la simplicidad de la sintaxis coloquial antes que
las hispánicas. Así dice la autora:
De hecho, la investigación anglosajona ha recorrido el mismo camino que la hispánica. Tras las primeras afirmaciones sobre la escasa complejidad de la sintaxis de la lengua hablada, que le atribuían porcentajes menores de subordinación, que a la lengua escrita (cf. O´Donnell, 1974; Kroll, 1977; Chafe, 1982 y Tannen, 1982: 8, 10, entre otros, así como la revisión de los conceptos de coordinación y subordinación en Beaman, 1984), autores como Halliday (1979: 47) y Poole/Field (1976) negaron la simplicidad gramatical de lo hablado (cf. Beaman, 1984: 46) y se comenzó a defender la existencia de dos tipos de complejidad diferentes en una y otra modalidad comunicativa (Beaman, 1984: 78). (2007, 211 en nota 73 a pie de página).
En el ámbito francófono, en la década de los ochenta, surge también la necesidad de
estudio de la lengua hablada. Tradicionalmente, el francés hablado ha sido considerado
como el lugar que ha dado cabida a toda clase de faltas e incorrecciones. Los autores
reclaman, durante esa etapa la necesidad de deshacer esta concepción demostrando que
el francés hablado constituye un objeto de estudio científico.
Refiriéndose a las lenguas en general, M. Bakhtine afirmó, en su obra publicada a
finales de la década de los setenta, que el objeto de la lingüística, en tanto que
interacción verbal, es el discurso. Sin embargo, como señalan Roulet et al. (1991), esta
afirmación tan cierta solo es aplicada en casos aislados. Por el contrario, los ejemplos
utilizados para el estudio de la lengua hablada eran extraídos de obras literarias o
creados a propósito. Una vez más la tradición escriptista dejaba su huella. No obstante,
los autores, basándose en las teorías de Bakhtine, Sapir, filósofos anglosajones como
Austin, Searle y Grice, sociólogos americanos como Goffman, Sacks y Schegloff, los
sociolingüistas Sinclair y Coulthard, Stubbs, Labov y, por supuesto, Ducrot y
Anscombre, trabajan con modelos extraídos de conversaciones auténticas. Para Roulet
“auténtico” significa ““non fabriqué dans le cadre d´une description de linguiste”
29
conversations, entretiens et debats radiophonique, textes de presse, textes littéraires.”
(1991, 4). Teniendo como base un corpus oral, los autores muestran las tendencias
aplicadas en sintaxis coloquial, analizando diversos fenómenos del francés
contemporáneo, entre los que sobresalen las reformulaciones a las que está sometida la
lengua oral o el estudio realizado sobre los conectores pragmáticos.
Blanche-Benveniste (1997, 2) destacó que el interés que suscitan las lenguas
habladas en Europa a partir de la década de los ochenta se debió a varias razones como
son: el desarrollo de la técnica, que permitió almacenar y convertir en accesible el
estudio de los datos tanto de lengua hablada como de lengua escrita; la evolución de las
opiniones, que frenó prejuicios clásicos como considerar la lengua escrita el equivalente
de la lengua de cultura y la hablada el lugar en el que tenían cabida todas las
incorrecciones; y el desarrollo de dominios lingüísticos como la pragmática o la
enunciación, que facilitaron los instrumentos necesarios para enfrentarse al estudio de la
lengua hablada.
La autora es consciente del gran prejuicio que existía hasta ese momento en francés a
favor de la lengua escrita y en detrimento de la hablada:
Opposer la langue parlée à la langue écrite a longtemps été, pour le grand
public, une affaire de combat entre le bien et le mal: langue parlée spontanée, éventuellement pittoresque, mais à coup sûr fautive; langue écrite policée, témoignant, surtout grâce à l’ orthographe, de la vraie grammaire de la langue. La notion même de langue parlée est souvent encore liée aux versants négatifs de la langue: fautes, inachèvements, particularités des banlieues délinquantes, etc. (1997, 5).
1.1.3. Rasgos sintácticos coloquiales relacionados con los truncamientos intencionales en el discurso oral En las propuestas planteadas, los autores han coincidido en destacar una serie de
fenómenos que caracterizan la lengua coloquial y cuya presencia se manifiesta de forma
constante. La mayoría de estos, aunque denominados de diferentes formas o planteados
desde diversos puntos de vista, podríamos considerarlos similares, y a veces hasta
idénticos. Por ejemplo, lo que A. Narbona denominó construcciones supuestamente
suspendidas, inacabadas o incompletas, fue identificado por M. Seco o A. Mª. Vigara
como oraciones suspendidas, denominación esta última comúnmente aceptada.
Antes de pasar a la exposición de los diferentes enfoques que se han realizado en
torno a los cortes sintáctico-discursivos (§ 1.2.), haremos un somero recorrido por la
30
bibliografía existente acerca de las constantes de la sintaxis coloquial y veremos de qué
modo afectan o encuentra relación con el fenómeno objeto de nuestro estudio.
Agruparemos los fenómenos similares o aquellos que consideramos que comparten
rasgos bajo la misma etiqueta para facilitar su visión de conjunto y evitar de este modo
una extensión innecesaria9.
Estas constantes están vinculadas principalmente al principio que rige toda
conversación: la inmediatez (Briz, 2001). Existe una principal diferencia entre el
registro formal y el informal coloquial: el primero, el formal, no está sujeto a la
inmediatez que exige el segundo, el coloquial. La inmediatez, reflejo de la planificación
sobre la marcha, tantas veces referida para caracterizar lo coloquial, provoca un tipo de
sintaxis diferente a la descrita por las gramáticas y no sujeta a sus estrictas normas.
Destacamos, a continuación, aquellos rasgos de la sintaxis coloquial que guardan
relación con los cortes sintáctico-discursivos de carácter intencional.
1.1.3.1. La parcelación Briz (2001, 69) se refiere a la parcelación como un fenómeno constante en la lengua
coloquial. “Hay un continuo ir y venir10 en un intento de explicarlo todo con detalle, de
hacerse entender al instante”. El principal motivo de su empleo es hacerse comprender
rápidamente, preservar la comunicación y no perder el turno. Se lanzan los enunciados
que contienen los principales tópicos como a ráfagas. Se capta con ello la atención del
interlocutor. Ya habrá tiempo de ir dándole forma, limando esos enunciados. De aquí el
continuo ir y venir al que se refiere el autor.
El fenómeno de la parcelación está íntimamente ligado con el fenómeno
construccional objeto de este estudio. Las idas y venidas en torno a una idea unificada
favorecen la aparición de truncamientos, y más aún, reformular –causa principal de los
cortes sintácticos intencionales, como tendremos ocasión de comprobar– lleva implícita
la acción de “ir y venir”. Además, la parcelación, tal y como queda definida por A. Briz,
posee en sí misma una intención, que tiene como fin la preservación de la
comunicación, característica inherente a la intencionalidad de los cortes tratados en este
estudio.
9 Seguimos a Briz (2001, 67-82) en la agrupación e identificación de los fenómenos más frecuentes en sintaxis coloquial. 10 Este fenómeno ha sido identificado por Blanche-Benveniste (1997, 21) como allers et retours.
31
Cualquiera de los ejemplos que componen nuestro corpus serviría para ilustrar el
fenómeno de la parcelación. En el ejemplo de (1) observamos cómo el hablante corta la
emisión en curso y vuelve sobre el término capacho para explicarlo con exactitud. En
definitiva, hay una intencionalidad en esa vuelta sobre la idea que denota un intento de
hacerse comprender mejor. (1) I: ¡uh! allí a ver/ en mi casa no en tos las casas// allí to l mundo criaba sus marranos/ allí to l mundo compraba pues eso te digo en el mercao vendían marranos/ que los traían en// ¿tú sabes lo que es un capacho? E: sí I: pues/ en capachos/ lo traían// capachos que lo utilizaban pues es que más o menos era como/ el capacho era el el camión de de E = claro aquella época [GRANH21043] # // capachos que lo utilizaban pues #║ # es que más o menos era como/ el capacho era el el camión de de aquella época #
1.1.3.2. El relato La lengua coloquial manifiesta también una constante tendencia hacia el relato, así
denominado por A. Briz. Su presencia es continua en la secuencialización de la
conversación. Los relatos se presentan como historias frecuentemente dramatizadas que
se suceden en el transcurso de la interacción. Estructuralmente constituyen secuencias
de historia11, según las entiende Gallardo (1993). Se trata, en palabras de A. Narbona,
de recursos dramatizadores y vivificadores. Su utilización se produce
fundamentalmente a través del empleo constante del estilo directo, que lleva emparejado
el empleo de verbos de decir y el uso de las distintas voces del discurso o juego
polifónico (Briz, 2001: 82). A. Narbona ofrece al respecto el siguiente ejemplo12:
11 B. Gallardo (1993, 85 y ss.) distingue entre varios tipos de secuencias las de historia. Son, según la autora, actos de habla representativos y declarativos. Un hablante toma la palabra para relatar a los interlocutores, como algo verdadero, cosas que estos ignoran. Constituye la referencia de unos hechos situados en un espacio y un tiempo. El hablante asume el papel de contador de historia y el receptor, en función del principio de cortesía, debe asumir un papel pasivo y tratar de que su intervención durante el relato de la historia se limite a lo estrictamente necesario. 12 El material utilizado por Narbona en sus ejemplificaciones proviene en su mayor parte de la transcripción de unas grabaciones recogidas en Andalucía y que le fueron cedidas por su alumno, J. Fernández que realizó su tesis doctoral, sobre sintaxis coloquial.
32
Pero ahora, hija, yo querría que tú vieras, ahora es que no leo ni lo preciso,
porque es que cuando se puede un rato, como yo digo, que sería por las tardes, pues siempre tienes jerseys que hacer: una, mamá, hazme este punto, mamá, hazme la espalda para esto, y siempre tienes costura y cosas que te hacen falta y no puedes coger los libros. (1986, 244).
Mostramos un ejemplo de nuestro corpus en el que el empleo del relato a través del
estilo directo provoca la aparición de un corte sintáctico-discursivo y la consiguiente
reformulación de lo dicho
(2)
I: sí/ sí // aquello era y nosotros lo pasábamos mu bien/ nosotros nos íbamos a/ decíamos vamos a ir a robar naranjas// y era pues a quitarle las naranjas al que las vendía/ fíjate o sea que/ era tan tonto como aquello/ y nos lo pasábamos estupendo// que no era robar era bueno// aquello era pues eso a quitarle una naranja [GRANH21043] # / nosotros nos íbamos a/ #║ # decíamos vamos a ir a robar naranjas// #
El corte que se produce en este ejemplo da paso a un relato de la niñez. Con el
truncamiento y la reformulación a través del empleo del estilo directo, se actualiza la
acción pasada al utilizar este recurso vivificador que es el relato.
1.1.3.3. La unión abierta En la lengua coloquial, los enunciados se unen de forma abierta, sin fuertes lazos y ello
permite el continuo ir y venir al que hace referencia A. Briz. Este fenómeno es
denominado por el autor unión abierta, en realidad, consecuencia de la parcelación.
Ya hemos comentado (§1.2.1.) cómo A. Narbona se refería a la ausencia de ataduras,
característica de la sintaxis coloquial, que posibilitaba el añadido de sucesivas
precisiones e incluso autocorrecciones. El hecho de que la sintaxis en la conversación
coloquial se presente libre de ataduras no significa que no exista una perfecta trabazón
entre los enunciados, sino que los elementos empleados en el registro coloquial difieren
de los utilizados en el registro formal. La conexión entre los enunciados, en el registro
coloquial, se realiza a través de conectores pragmáticos y de elementos
suprasegmentales como la entonación o la pausa. (Estos enlaces fueron denominados
por S. Gili Gaya enlaces extraoracionales; son conectores pragmáticos como los
33
reguladores fáticos, conectores argumentativos, demarcativos, ordenadores de discurso:
y además, y aparte que, vaya, bueno, pues, quiero decir, etc.).
Encontramos una íntima relación entre esto que venimos diciendo y los
truncamientos analizados en este trabajo. Como podrá comprobarse más adelante, y
remitimos al ejemplo de (2), la regla general es la inexistencia de conectores entre los
segmentos que componen el fenómeno construccional del truncamiento. De este modo,
consideramos que es el propio corte sintáctico el que actúa como marca delimitadora
entre las partes que componen el truncamiento. Asimismo, las precisiones y
autocorrecciones referidas por A. Narbona, favorecidas por la ausencia de enlaces,
llevan aparejado el carácter reformulativo inherente a los cortes sintácticos
intencionales.
1.1.3.4. Los elementos suprasegmentales: entonación y pausa Como venimos notando, el habla coloquial se sirve de marcas específicas para señalar la
conexión entre enunciados y sus relaciones. Narbona (1996, 231) señala que la falta de
elementos de engarce en la sintaxis coloquial se suple con determinados recursos
prosódicos. Unida a esta función, destaca también la que desempeñan junto con los
esquemas semántico-sintácticos como organizadores de secuencia y estructuradores del
discurso.
Una de esas marcas específicas es la entonación. Para Narbona (1986, 256), este
recurso prosódico “soporta[n] buena parte de la estructura informativa”, de ahí la
atención prestada por los lingüistas a este elemento. Hidalgo (1997, 57) señala al
respecto lo siguiente:
Las reglas de jerarquización entonativa presentan, como se puede ver, ventajas
claras en el análisis del habla espontánea, donde tanto escasean las marcas sintácticas, léxicas o morfológicas que expliquen las relaciones entre las distintas partes del enunciado; en estos casos la organización interna parece indicarse sólo mediante lazos entonativos.
El punto de partida que sirve de base a A. Hidalgo para la descripción de las
relaciones entre enunciados es la existencia de tres grupos entonativos: grupos de
entonación sustantivos, grupos de entonación reguladores y grupos de entonación
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fragmentarios13. Los primeros son los únicos capaces de constituir enunciados y de
conllevar aporte informativo.
La altura melódica14 de las sílabas, que constituyen los grupos de entonación, junto
con la pausa, es uno de los índices de segmentación en el lenguaje oral. Al respecto,
existen dos lugares que hay que tener en cuenta: la altura tonal del punto de ataque, que
recae en la sílaba inicial del grupo de entonación, y la altura tonal de la sílaba final del
grupo de entonación. Este criterio de demarcación prosódica solo es aplicable al grupo
de entonación sustantivo. Señala A. Hidalgo que la altura tonal va disminuyendo de
forma progresiva a lo largo del grupo entonativo. Además, la altura tonal, en caso de
varios grupos entonativos, disminuye en orden a su presentación. Existe un intervalo de
carácter neutro entre los dos puntos tonales altos sucesivos pertenecientes a dos grupos
de entonación. Este denominado “principio de declinación” (Hidalgo, 1997: 55 y ss.),
según el autor “condiciona la unión entre el tema y el rema de un enunciado”. En cuanto
a la altura tonal de la sílaba final, informa sobre la relación que existe entre un grupo
entonativo con el siguiente. Cuando esta es baja, –añade el autor–, el grupo entonativo
que le sigue es autónomo. La entonación final alta manifiesta una relación calificada por
A. Hidalgo de “encajonamiento” con respecto al siguiente grupo entonativo. El
segmento primero se denomina señal (repère) y el siguiente señalado (repéré). (Danon-
Boileau et al.: 1991, 1992 y Morel-Rialland: 1992).
Por su lado, la pausa se presenta como un recurso capaz de suplir la función de las
conjunciones. Al respecto, A. Hidalgo destaca lo siguiente:
13 Los grupos de entonación reguladores distribuyen y organizan el flujo informativo. Estos grupos presentan las siguientes manifestaciones: a) Marcadores discursivos con función interpersonal. Representan la interacción entre hablante y oyente y la función fática, por ejemplo, mm, oh. Según el autor, constituyen turnos sin intervención, que son considerados “elementos potencialmente demarcativos de enunciados” (1997, 54). b) Marcadores discursivos con función textual: sirven de vínculo entre lo que antecede y lo que sigue, como, en consecuencia, pero. c) Marcadores discursivos con función cognitiva: son unidades que requieren algún “tipo de actividad mental por parte del hablante” (1997, 54), como veamos, no sé, yo qué sé, etc. La diferencia entre estas y las que desempeñan una función interpersonal y textual se encuentra en la mayor carga de significado. Los grupos de entonación fragmentarios quedan identificados por Hidalgo con las pausas oralizadas y las autointerrupciones. 14 Para el establecimiento de la demarcación prosódica en función de estos criterios, Hidalgo toma como modelo el fijado por el Grupo de la Sorbona (Hidalgo, 1997: 55, nota 47).
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Desde el punto de vista estrictamente sintáctico, se afirma que el empleo de la pausa está en razón inversa del uso que hace la lengua de los elementos conjuntivos (así, la ausencia de un elemento gramatical conjuntivo determina el aumento de la duración pausal). (Hidalgo, 1997: 49).
Resalta también el autor la función demarcativa de la pausa, pero hace hincapié en
que desempeña otras de carácter interactivo –dialógicas– como por ejemplo las
“interrupciones, solapamientos, finales de turno, finales de tópico, etc.”.
A. Briz distingue entre pausas lingüísticas pertinentes: silencios y pausas léxicas u
oralizadas, y pausas extralingüísticas o no pertinentes, que están determinadas por
factores externos al contenido enunciativo (por ejemplo, un silencio antes de una
respuesta). A. Narbona habla de la pausa según su posición en el enunciado o lo que él
denomina pausa en sus tres dimensiones de uso: aparición inicial, posterior o bien como
elemento de recuperación de la construcción. Esto lo ejemplifica del siguiente modo
Depende, depende de la cantidad Un imbécil es lo que es tu padre, un imbécil Tú, lo que pasa es que estás mosquea(d)o, estás mosquea(d)o por la conversación que
tuvieste con Gomero y yo al medio día, y si no, me apuesto yo contigo el pescuezo ahora mismo.
Resumiendo, la entonación tiene la capacidad de establecer los límites y la relación
jerárquica existente entre los distintos grupos de entonación y entre enunciados. Junto a
esta, la pausa desempeña un papel fundamental en la interacción.
En lo que atañe a los cortes sintáctico-discursivos, los elementos prosódicos
desempeñan dos funciones principales:
a) funcionan como elementos de engarce
b) delimitan las diferentes partes que componen el fenómeno.
Comprobamos –y remitimos a los ejemplos de (1) y (2)– en el análisis de nuestro
estudio que entre los segmentos que componen el truncamiento la regla general es la
presencia de pausa más o menos larga y reforzada o no con alargamientos vocálicos o
consonánticos y ruidos. Del mismo modo, entre los elementos que componen el
truncamiento sintáctico la inflexión tonal suele ser de carácter descendente o
continuativa.
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1.1.3.5. El orden pragmático El orden pragmático es otro de los fenómenos que caracterizan el registro coloquial.
Dentro del orden pragmático estudia Briz (2001, 77) las funciones informativas tópico y
foco (o, como él lo llama, realce informativo). Este mecanismo está basado en la
preponderancia del fenómeno informativo sobre el estrictamente sintáctico. Las
palabras, según el autor, se adelantan a modo de titulares y presentan la idea que se
pretende desarrollar a continuación. Interesa destacar la función conversacional que
concede A. Briz a este fenómeno informativo como mecanismo introductor de cambio
temático, utilizado también para la petición de toma de turno. No solo, como han puesto
de manifiesto los estudiosos del fenómeno de la topicalización, se presenta el tópico
como un elemento desgajado a la izquierda, sino también en posición central o a la
derecha. (Gutiérrez Ordóñez, 2000, Hidalgo Downing, 2003 y Padilla, 2008).
Narbona (1986, 256-259) se refiere a la topicalización como un elemento que, al
destacarse, pasa a ocupar el primer lugar del mensaje, desgajándose del resto de la
secuencia, “sea cual sea el papel estrictamente sintáctico que desempeñe”. Presentamos
un ejemplo del autor en el que el elemento topicalizado deja correferente –utilizamos
terminología de Gutiérrez Ordóñez (2000)– en el comento.
El pantalón / puede que sí lo compre
El término topicalizado puede pertenecer sintácticamente a una “cláusula integrada
sustantiva” (Narbona, 1986: 258) e incluso puede afectar a toda una cláusula.
Yo no sé esto / como lo van a arreglar Yo, porque no quiero engordar / si no, me comía…
El proceso topicalizador afecta igualmente a los mecanismos de interrogación hasta
el punto de que es frecuente que el elemento topicalizado quede al margen del esquema
melódico de la pregunta.
Tu hermano / ¿por dónde anda?
Analiza también el autor un fenómeno exclusivo del registro coloquial, que está
referido a la respuesta topicalizada con el infinitivo. Destaca además la voluntad
parceladora de estas secuencias. Esto es importante puesto que lo ponemos en relación
con su comunicatividad. Es decir, si existe intención parceladora por parte del hablante,
es porque conoce de antemano su intención comunicativa.
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P. – ¿Qué pasa? ¿qué no come mucho? R. – Comer, no come mucho, pero es que no bebe ni leche.
Nos interesa destacar dos cuestiones en la aportación hecha por A. Narbona al
concepto de tópico: la posición del elemento topicalizado y la importancia de la pausa.
1º) Los elementos topicalizados pueden ser uno o varios, pero habitualmente
ocuparán la primera parte de la secuencia.
2º) La pausa es un elemento imprescindible en la topicalización, reflejo de su parcial
desgajamiento del resto.
Los ejemplos presentados por A. Narbona muestran varios tópicos siempre al
principio de la secuencia. Cierto es que esta es la posición preferida por el elemento
topicalizado, pero no la única. Numerosos ejemplos así lo ilustran y ello puede verse en
Gutiérrez Ordóñez (2000) o Hidalgo Dwoning (2003), entre otros. En cuanto a la
obligatoriedad de pausa15 después del tópico, Gutiérrez Ordóñez (2000, 45) destacó su
carácter obligatorio de no mediar otras marcas.
Para A. Narbona, la asimetría es la clave de la distinción entre los esquemas
sintácticos y los semántico-informativos, característicos, estos últimos del registro
coloquial. Este orden pragmático y en concreto el fenómeno de la topicalización es
también causa que origina determinados cortes sintáctico-discursivos. Mostramos a
continuación un ejemplo16 de nuestro corpus en el que el fenómeno de la topicalización
ha provocado un truncamiento.
(3)
E: ¿Y ahora en qué consiste tu trabajo? I: Bueno// eso me pregunta mi madre/ ya no me lo pregunta me lo preguntaba oye/ y eso de analista de aplicaciones ¿qué es?/// bueno/ verás/ mi trabajo consiste yo ahora mismo soy jefe de de la sección de producción/// del centro de proceso de datos/ y la sección de producción se encarga/// de/ de emitir los productos finales que/ o de/ sí fundamentalmente de emitir los productos finales que// que llegan a los ciudadanos [GRANH2307]
15 La existencia o no de pausa es una cuestión que no puede determinarse, como es lógico, a partir del texto escrito. Solo la escucha atenta y la técnica pueden advertir de la presencia o no de este elemento prosódico. 16 El comentario de este ejemplo puede consultarse en el § 4.4.1.4.1.
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# bueno/ verás/ mi trabajo consiste ║ yo ahora mismo soy jefe de de la sección de producción/// del centro de proceso de datos/ #
1.1.4. Decisión terminológica. Definición de acto truncado estratégico Realizamos seguidamente un breve repaso por algunos de los términos empleados para
nombrar el fenómeno construccional que nos ocupa. Esta estructura no siempre ha sido
tratada del modo adecuado, ni con la denominación que se merece. Pero sobre todo,
conviene resaltar que, en la mayoría de los trabajos, el fenómeno ni siquiera ha sido
identificado.
En cuanto a la denominación, nuestra postura ha quedado clara desde la delimitación
del objeto de estudio: nos decantamos por el término actos truncados estratégicos. Este
es el que, a nuestro juicio, se ajusta con mayor precisión al tipo de estructura que
analizamos. Sin embargo, en la breve historia del estudio de la sintaxis coloquial, se ha
empleado una terminología que ha intentado aproximarse y definir determinadas
estructuras características de la lengua hablada y que, de un modo u otro, guardan cierta
relación con este fenómeno. Vamos a referirnos a denominaciones frecuentes en la
bibliografía con la que ha sido identificada principalmente esta estructura truncada:
anacoluto, frase incompleta o enunciado inacabado.
1.1.4.1. Anacoluto
1.1.4.1.1. El anacoluto, error gramatical
La tradición escriptista de las lenguas llevó a los investigadores a fijar una terminología
con connotaciones peyorativas, que tomaba como punto de referencia la lengua escrita.
En 1958 M. Muñoz Cortés, advirtiendo ya de la carencia de estudios detallados del
fenómeno17, analizó una serie de “errores sintácticos” que se producen, según el autor,
en la construcción oracional y que provocan desajustes entre lo pensado y lo dicho. El
criterio de corrección / incorrección rige este trabajo, cuyo objeto de estudio es
denominado por el autor anacoluto. M. Muñoz Cortés establece como causa del
17 Dice el autor: “No hay estudios detallados sobre los tipos de anacolutos en español…ofrezco algunos ejemplos. Ya son conocidos algunos casos, pero, de todas maneras, puede interesar su interpretación sobre todo para aquellos que han de ocuparse en la corrección de tales errores.” (Muñoz Cortés, 1958: 114).
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anacoluto el desconocimiento de la gramática o una desconexión por falta de atención
entre lo dicho con anterioridad y lo que se está diciendo.
Sin olvidar el deber de corregir esos errores, ofrece el autor algunos ejemplos de
construcciones sintácticas que favorecen el anacoluto:
- Oraciones clasificadas como adversativas restrictivas en las que, en el primer
miembro, se utiliza no solo y, en el segundo, y también en lugar de sino también. Este es
el ejemplo que ofrece M. Muñoz Cortés:
“Los empates del domingo anterior nos dieron la razón de que la clave del
futuro campeón se resolvería el anterior domingo, ya que al no ganar el Molinos NO SÓLO ha perdido sus aspiraciones de ser campeón Y TAMBIÉN al segundo puesto, pues éste será para los del Deportivo”.
Continúa el autor:
La construcción correcta sería: “no sólo…sino también las de tener el segundo
puesto”, empleando la adversativa restrictiva en vez de la simple copulación. (1958, 115).
- Errores provocados por la distancia que existe entre la oración principal y la
subordinada. Para el autor, en las oraciones de relativo, esto ocasiona que el pronombre
relativo, con frecuencia, haga referencia a dos elementos de la oración. M. Muñoz
Cortés propone evitar el error aconsejando la utilización del antecedente no demasiado
lejos del relativo. Veamos uno de los ejemplos empleados como representativo de este
“error”:
“Se están construyendo dos grandes neveras necesarias para el almacén de hielo
y también un local donde podrá depositarse el pescado sobrante de la venta diaria,
que conservará el pescado siempre fresco”.
El autor analiza así el ejemplo:
El que gramaticalmente puede referirse, y el lector advierte la falta, al pescado
sobrante o a la venta. Psicológicamente se refiere al local. Por ello conviene que en
la redacción no vaya demasiado separado el antecedente del relativo. Estos errores
son bien conocidos. (1958, 115).
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- La doble mención de la palabra regente. La doble mención es psicológica y
gramatical, según M. Muñoz Cortés. Aquí, los errores estarían representados por el uso
inadecuado de preposiciones con los verbos, lo que ocasiona, por ejemplo, el dequeísmo
/ queísmo. De hecho señala el autor que este fenómeno suele sucede con verbos como
pensar, opinar. Este es el ejemplo que ofrece el autor:
“El señor gobernador se reunió con los elementos representativos de la
población, que le expusieron la situación derivada primero de las heladas y luego
por la pertinaz sequía en la economía local”.
Este es el comentario al “error”:
El verbo derivar rige de. Pero el redactor de la nota, al añadir y luego, tiene una
mención a palabras sinónimas de derivar, tiene en su pensamiento la palabra
causar, no la escribe, pero concuerda el régimen con por en la mención psíquica de
causada, y en vez de de escribe por. (1958, 116).