Pero no una cruz descarnada y fría, sino con el cuerpo de Cristo, Dios hecho hombre, que por...

Post on 18-Apr-2015

7 views 0 download

Transcript of Pero no una cruz descarnada y fría, sino con el cuerpo de Cristo, Dios hecho hombre, que por...

Pero no una cruz descarnada y fría,

sino con el cuerpo de Cristo, Dios hecho hombre, que por nosotros murió para darnos vida.

La cruz ya no es signo de tortura o de resignación, sino que teniendo a Cristo clavado en ella, se ha transformado en signo de reconciliación, de amor y de perdón. Al mirar y rezar a la cruz, sintamos el inmenso amor de Jesús y nuestro gran agradecimiento. Por eso adoramos la Cruz.

Automático

De Ti viene la vida,

Oh Cruz fiel, el más noble de todos los árboles,

Ningún bosque ha producido jamás otro igual

¡Oh Cruz! Te adoramos.

De Ti viene la vida,

Hacer CLICK

Seguimos los pasos que narra el evangelista san Juan, cuyo evangelio se lee en la celebración litúrgica de este día.

Comienza hoy el relato de la Pasión, después de la “cena”, saliendo Jesús con sus discípulos hacia el huerto de los olivos.

Judas, que conoce el sitio, llega con los soldados de los pontífices y fariseos.

Jesús les pregunta: a quién buscan. Y ellos responden que a Jesús Nazareno.

Y retroceden ante la palabra poderosa de Jesús: “Yo soy”.

Con el “permiso” de Jesús, los soldados le cogen preso.

Pedro corta la oreja de un criado del pontífice; pero Jesús le manda que no use la espada.

Los soldados llevaron a Jesús primero a casa de Anás, el suegro de Caifás, donde después

llevarían a Jesús.

Un discípulo de Jesús era conocido de la casa y solicitó a la portera que dejase entrar a Pedro.

Primero una criada y luego otros que se estaban calentando en el patio acusaron a Pedro de ser

discípulo de Jesús.

Él lo negó varias veces hasta que cantó el gallo.

Pilato, saliendo fuera, quiere desentenderse; pero los judíos le acusan como malhechor y piden la muerte.

Por la mañana temprano llevaron a Jesús al pretorio de Pilato.

Pilato, dentro del pretorio, pregunta a Jesús: “¿Eres rey?” Y Jesús contesta afirmativamente acentuando y explicando que su reino no es de este mundo.

Añade que es “testigo de la verdad”.

Pilato, que no quiere conocer la verdad, por querer desentenderse del caso, les propone a los judíos soltar a Jesús por motivo de la pascua; pero los judíos prefieren a Barrabás.

Pilato, quizá por querer complacer sólo en parte a los judíos, manda azotar a Jesús.

Era un tormento terrible.

Los soldados romanos, por su parte, añadieron las burlas y el terrible tormento de la corona de espinas.

Entonces Pilato sacó a Jesús fuera y lo presentó a los judíos diciendo: “Aquí lo tenéis”.

Los judíos clamaban: “Crucifícale”.

Jesús no le contestó a Pilato sobre su procedencia; pero le dijo que no tendría poder sobre Él si no se le hubiera dado de lo alto.

pero los judíos le gritaron: “Si sueltas a ése, no eres amigo del Cesar, pues quiere hacerse rey”.

Pilato no quería condenarle;

Aquí aparece la cobardía de Pilato que teme perder el favor del césar, y ordena la crucifixión para Jesús.

La abraza con amor, porque ahí van nuestros pecados y nos los quiere redimir.

Para que sepamos llevar las cruces de cada día siguiéndole a Él.

Salió Jesús con la cruz hacia el Calvario. Otros dos iban a ser crucificados con Jesús, a su derecha y a su izquierda.

Pilato mandó hacer una tablilla, que luego pondrían sobre la cruz: “Jesús nazareno rey de los judíos”. A los judíos no les gustaba eso, pues

querían que pusiese que Él, Jesús, lo había dicho.

Al llegar al Calvario, crucificaron a Jesús y a los otros dos a sus lados.

Los soldados, como era costumbre, se repartieron los vestidos; pero como la túnica era sin costura, echaron a suertes sobre ella.

Allí esta la madre de Jesús con su discípulo Juan y unas pocas mujeres. Jesús dice a su madre: “Ahí tienes a tu hijo”. Y luego le dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Juan la llevó a su casa, que es como decir que haría las veces de madre.

Y también de todos nosotros.

Más tarde Jesús dijo: “Tengo sed”. Podemos contemplar su grandísima sed material y espiritual. Le dieron vinagre que sólo gustó.

Después dijo Jesús: “Todo está cumplido”. “E inclinando la cabeza. entregó el espíritu”.

Los soldados solían quebrar las piernas de los moribundos para que terminasen de morir; pero viendo que Jesús había muerto, un soldado le traspasó el costado con una lanza. San Juan lo testifica.

José de Arimatea, que era discípulo clandestino, pidió permiso a Pilato para

llevarse el cuerpo de Jesús.

Llegó también Nicodemo con los ungüentos necesarios para la sepultura.

Había un sepulcro nuevo cerca y en él pusieron el cuerpo de Jesús.

Ante Jesucristo ensangrentado y muerto por nosotros, le pidamos perdón y piedad.

Oh Cristo ensangrentado, transido de dolor,

Automático

de espinas coronado,

¿Quiénes se han ensañado en tu divina faz?

Tu pagas mis pecados. Piedad, Señor, piedad.

Las tres son de la tarde, el sol se oscureció.

Vinieron las tinieblas, la tierra retembló.

Oh Madre desolada, murió tu hijo ya.

Vengo a llorar contigo. Piedad, Señor, piedad.

Madero del Calvario, Jesús de ti pendió,

extiende a todo el mundo

Que reine en todas partes

Cuando de Ti me aparte

AMÉN