Post on 12-Jul-2015
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Thoreau nos propene un"arte del paseo f
, que va mas alia del simple ejercicio fisicq I
para convertirse en una intensa actividad 1de los sentidos y del alnia del hombre 1
en profunda comunien con la Naturaleza. ·• 1
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Ip oe t a , ensa i st a) , na tural is ta
norteamericano Henry' David
Thoreau (1817-1862) es conae ido
sa bre to do p or su o bra Walden, el
r ela ta d e lo s dos alios qu.ePalo
vi'fJiendo en la caboJi~ que,ii mistt~o se( Jon s tn " yr fj un to a l lago UWlden,en el
co ra za n d e lo s bosques de
Massachusetts. Walden, verdadera
o il a a l a na tu ra le z a, 1 8 ; ha conuer ti do
e n u n c ld sic o y en un texto jrecu:f'sor
d el eco la gism o. E n Pasear, libra
prqfimdo y ent re teni do a l'm ismo
tiem po, Thoreau Baxe un canto al a~te
depasear y no s o f r e c e com o u na gu ia
p er sona l e n fa activid,ttd q ue , c om o I
ni7'1gzma atra, desJ?iert}Ilos sent idos y
el alma a «Ia ab so lu ta li be rt ad y estadq
s al oa je» de la Na tura lq z _a .
La p on ad a y con tr il .po r tada ., rep rodueen dos
fra gm en to s d e la o br a d e C ! T ro yo n
Cami ,l o en ellmgul!, 1844-46. New York,
MetrbpolitlUi Museum Q f Art.
•
1088765
NITRo/pas
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Henry David Thoreau
PASEAR
Traducci6n
de
Silvia Komet
LOS PEQUENOS LIBRO DE LA SABIDURfA
~.----
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Pasear
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almacenada 0rransrnitida en manera alguna ni por
niogiln medic, ya sea decrrico, qulmice,
mecanico, opricc, de grabaci6n 0 de
forocepia , s in permiso p revio
por escriro del editor.
Titulo original: Walkiflg.
O uisiera hablar a favor de la aturaleza,
...............a libertad absoluta y 10 agreste, en c
traposici6n ala libertad y la cultura meramen
civiles, considerar al ser humane como un h
tante, 0una parte integral de la Naturaleza,
gue como miembro de la sociedad. Qpisiera
cer una declaraci6n extremista, y SI es as! le
ria gran enfasis, porgue ya hay su£cientes
fensores de 1 a civilizaci6n: el sacerdote,
consejo escolar y cad a uno de vosotros os.o
pareis de ello,
En el transcurso de mi vida he conocido
10 a una 0 dos personas que comprendieran
arte de Caminar, 0 sea, de dar paseos, que
© 1994, Harper Collins Publishers, New York, USA.
© 1999, para la prescnte edicion,
Jose J . de Olariera, EditorA p ii tt td o 2 9 6 - 0 70 '8 0 P il Lm . 1I d e" MQ ll Qr c: II
R ss eru ad os to do s l os d ere cb os .
ISBN: 84-7651-679-7
Deposi to Legal: B-71? -1999Pre-impr esian: Ferrer Palma, S.L. - Palma
lmpreso en: Grafos, S.A_, Arre sobre papel> Barcelona
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vieran, par asi decirlo, el don de sauntering*, pa-
labra de origen admirable que deriva de «105
holgazanes que vagabundeaban par el pais en
la Edad Media y pedian limosna can el pretex-
to de dirigirse a la Sainte Terre», a Tierra Santa,
par 10 que los nifios exclamaban «AM va un
Sainte-Terrer» , el que se dirige a Tierra Santa.
Los que nunca van a Tierra Santa en sus cami-
natas, como pretenden, 0.0 son mas que meros
holgazanes 0 vagabundos; pero los que alli se
dirigen son autenticos paseantes, en el buen
sentido, como yo 10 entiendo. Algunos, sin em-
bargo, creen que la palabra deriva de los sans
terre, a sea, sin tierra ni hagar, 10 que, por con-
siguiente y tarnbien en el buen sentido, signifi-
caria sin hogar fijo pero «como en casax en to-
das partes. Puesto que este es el secreta de un
buen paseo. Puede que quien se queda sentado
en una casa todo el tiempo sea e1 vagabundo
mas grande que exista; pero el paseante, en el
buen sentido, no es mas vagabundo que el rio
* Saunter: Deambular, dar una vuelta 0 un paseo tran-guilamente. ( . de la T.)
serpenteante que busca con afan el camino m
corto al mar. Yo, no obstante, prefiero la prim
ra etimologia, seguramente la mas probable
Porque cad a pas eo es una especie de cruzada a
que algun Pedro el Ermitafio interior nos inv
ta a lanzarnos para reconquistar esta Tierr
Santa de manes de los infieles.
Es verdad, no somos mas que timoratos cr
zados; hoy en dia ni los caminantes acometemo
empresas tenaces e interrninables. Nuestras e
pediciones son s610 vueltas, y regresamos
anochecer al viejo calor de la lumbre del q
hemos partido. La mitad de la caminata consi
te en volver sobre nuestros pasos. Tal vez deb
riamos lanzarnos al mas corto de los paseos c
espiritu de imperecedera aventura, can idea
no regresar jamas, listos para enviar solo el c
razon embalsamado a nuestro desolado rein
Si estas preparado para dejar a tu padre y madr
hermano y hermana, mujer, hijos y amigos, y
volver a verlos ... Si has pagado tus deudas, h
cho tu testamento y dejado tus casas en orden
Si eres un hombre libre, entonces estas Iisto p
ra.echar a andar.
6 - I i ! ! ! i
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Pasando ahora a rni propia experiencia, mi
compai:i.ero y yo, porque a veces tengo un com-
panero, disfrutamos imagimindonos como ca-
balleros de una nueva -0 mejor dicho vieja-
orden, no una orden ecuestre, sino andante,
mucho mas antigua y honorable, creo,El
espi-ritu caballeresco y heroico queen unaepoca
era patrimonio del jinete, hoy en dia parece re-
sidir,o mejor dicho,haber recaldo en el Carni-
nante, no el Caballero, sino eI Caminante,
Errante. Es una especie de cuarto poder, al
margen de la Iglesia, el Estado y el Pueblo.
Nos parecia que erarnoscasi los unicos por
aqui que practicabamos este noble arte; aun-
que, para ser sincere, ala mayoria de mis veci-
nos -al menos si uno cree sus afirmaciones-
tambien les gustarfa dar un paseo de vez en
cuando, perc no pueden. No hay dinero que
pueda comprar el imperative tiernpo libre, la
independencia y la libertad, el capital deesta
profesi6n. S610 la gracia de Dios 10 proporcio-
na . .Para convertirse en un caminante hace fal-
ta una dispensa directa del Cielo ..Hay que na-
cer en la familia de los Caminantes. Ambulator
nascitur; non fit. Es cierto que algunos de m
conciudadanos recuerdan y me han descrito a
gunos paseos que hicieron hace diez aiios, e
los que hasta tuvieron Ia suerte de perderse e
el bosque durante media hora; pero se muy bie
que desde entonees se han limitado a! caminopublico, par mucho que pretendan pertenecer
esta clase selecta. Sin duda, se sintieron eleva
dos durante un instante como por la rerninis
cencia de una forma anterior de existeneia, e
la que induso eran habitantes de los bosques
proscritos.
Si no pasara almenos cuatro horas al dia -ypor 10 genera! suelen ser mas+: errando por lo
bosques, las montai:i.as y los campos, absoluta-
mente libre de todo compromise mundano, cre
que no podria conservar la salud ni el animo.
veces, cuando me acuerdo de tantos mecanicos
cornerciantes que estan en sus tiendas no s61
toda la maiiana sino tambien toda la tarde, sen
tados con las piernas cruzadas, como si estas e
tuvieran hechas para sentarse y no para estar d
pie 0 caminar, pienso que tiene merito que no
hayan suicidado hace mucho tiempo,
8 .~ ~.
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Yo, que no puedo estaren mi habitaci6n ni
un solo dia sin oxidarrne un poco, y que cuando
me escabullo para dar un paseo a las cuatro de La
tarde, en el Ultimo momenta, demasiado tarde
para salvar eldta, cuando las sombras de la no-
che ya han empezado a rnezclarse can La luz
diurna, me siento como si hubiese cometido un
pecado que tengo queexpiar, confieso que me
asombra la capacidad de aguante, par no men-
cionar la insensibilidad moral, de mis vecinos
que se encierran en tiendas y oficinas todo el dia
durante semanas, meses, y... aiios seguidos.
SiD duda, el temperamento y sabre todo la
edad tienen mucho que ver, A medida que el
hombre se hace mayor, aumenta su capacidad
para estarquieto y dedicarse a acrividades bajo
techo, Ai acercarse al creposculo de su vida, sus
habitos se hacen cada vez mas vespertinos, has-
ta que al fin s610 sale poco antes de la puesra de
sol para andar media hora, que es todo 10 que
necesita,
Pero la caminata de la que yo hablo DO tiene
nada que ver can hacer ejercicio, como suele de-cirse -como si se tratara de un enfermo que
toma su medicina a horas fijas, 0 alguien que
vanta pesas-, sino quees la empresa y la ave
tura del dia en S 1 . Si quereishacer ejercicio,
en busca de los rnanantiales de la vida. Pensa
en un hombre que Ievanta mancuernas pa
mantenerse sana, mientras en las lejanas prade
ras surgen a borborones los manantiales sin q
el vaya a buscarlos.
Es mas, hay que caminar como un camelIo
que, segun dicen, eselunico animal que rum
mientras camina. Una vez, un viajero le pid
a la criada de Wordsworth que le ensefiara
estudio de su amo, y esta le respondio: «Aq
esta su biblioteca, pew suestudio es al ai
Iibre».Cuando andamos, nos dirigimos can natura
lidad hacia los campos y los bosques. ~Qye ser
de nosotros si caminaramos solo par un jardin
una alameda? Hasta ciertas sectas filosoficas
como sus miembros no iban al bosque, sintiero
la necesidad de hacerselo traer. «Plantaron a
boledas y paseos de platanos», donde hacian s
subdiales ambulationesen patios abiertos. Naturalmente que es imitil dirigir nuestros pasos h
10 ,~ ! a " '
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cia el bosque si no nos llevan alii. Cuando veo
que he caminado mecanicarnente mil quinien-
tos metros por un bosque, sin estar alii en espi-
ritu, me alarmo. Durante rni paseo de 1 a tarde,
quisiera olvidar todas las ocupaciones matinales
y las obligaciones para con la sociedad. Pero a
veces no me resulta facil quitarme de encima la
aldea. Alguna idea de trabajo me da vueltas por
la cabeza y no estoy donde esta rni cuerpo, estoy
lejos de mis sentidos. Durante mis paseos, me
gustaria volver a mis sentidos. ~Para que estoy
en el bosque, si pienso en casas que no tienen
nada que ver con el? Dudo de rni y no puedo
evitar un escalofrio cuando me sorprendo tan
implicado incluso en 10 que llaman buenas
obras; porque es algo que a veces puede pasar.
Los alrededores me ofrecen infinidad de
buenos paseosj y aunque hace muchos afios que
salgo a caminar casi todos los dias, y a veces du-
rante varios was, todavia no los he agotado. Un
paisaje absolutamente nuevo es motivo de una
enorme felicidad que aun puedo sentir cualquier
tarde. Dos a tres horas de caminata pueden lle-varme a una zona tan desconocida como jarnas
esperaba encontrar. Una granja que no habra
vista nunca a veces es alga tan maravilloso como
los dominies del rey de Dahomey", De hecho
hay una especie de armonia aiin par desc~bri
entre las posibilidades del paisaje en un radio d
quince kilometres, 0 sea, dentro de los lirnit~de un paseo vespertino, y los setenta afios de vi
da hum ana. Uno nunca llegara a conocerla
fonda.Hayen dia, casi todo el llamado progreso
hurnano, como la construcci6n de casas y la ta
la de bosques y de toclos los grandes arboles
sencillamente deforma el paisaje y 1 0 hace cad
vez mas docil y ordinario. jUn pueblo que s
precie comenzaria par quemar sus ce~cas y re~
petar el bosque! He visto ~ercas semlcon~uml-
das par el fuego, los limites de la propiedad
perdidos en media de la pradera, y a algun ava
ro de este mundo con un agrimensor buscando
ellinde. Aunque el cielo se habia aposentado
su aired edor, no advertia el ir y venir de los an
geles porque s610 buscaba el viejo agujero d
• Nombre antiguo de Benin. ( . de la T.)
12 .~ ~ . 1
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una estaca en medic del paraiso. Volvi a rnirar,
y 10 vi en medio de una cienaga estigia rodeado
de diablos; sin duda habia reencontrado el Iin-
de -tres pequeiias piedras donde habia estado
clavada una estaca- y, al mirar de mas cerca, vi
que el Principe de las Tinieblas era su agri-
mensor.
Puedo. caminar ficilrnente quince veinte ,treinta kilometres, 0 los que sean, a partir de mi
puerta, sin pasa! delante de ninguna casa ni cru-
zar camino alguno salvo los rnarcados p O T los
zorro y visones; primero junto al rio, despues al
lado del arroyo y por Ultimo por la pradera y los
confines del bosque. Hay, par los alrededores,
hectareas sin habitanres, Desde muchas colinas
logro ver de lejos la civilizacion y las moradas
hurnanas. Los campesinos y sus labores no son
mucho mas visibles que las marmotas y sus rna-
drigueras, Me alegra ver que el ser humano y sus
asuntos, la Iglesia. el Estado y L a escuela, el tra-
fico y el comercio, la industria y la agriculrura, y
hasta 1a politica -10 mas alarmante de todo-
ocupan tan poco espacio en el paisaJe. La polfti-
ca es solo un terre no estrecho y mas estrecho
14 · 1 I i
aun ese camino distante que lleva a ella. A vece
se 10 sefialo al viajero. Si quereis if al rnundo d
la politica, seguid ese camino, seguid al comer-
ciante mientras as echa polvo en los ojos y os lle
vara directamente; pues ella tarnbien tiene sen
cillarnente un sitio, y no ocupa todo el espacio
Paso por alii como quien pasa par un campo de ju
dias para entrar en el bosque, y me olvido d
ella. AI cabo de media hora liego a una parte de l
superficie terrestre en la que ningun hombre es
ta de un ana a otro, y, por consiguiente, la poll-
rica no existe, ya que no es mas que el humo de
cigarro de un hombre.
La villa es ellugar al que llevan los carninos,
una especie de expansion de la carretera, como
ellago de un rio. Es el cuerpo cuyos brazos
piernas son los earninos, encrucijada, via publi-
ca y ordinaria de los viajeros. Segun Marco Te-
rencio Varr6n, la palabra latina villa junto can
via, 0 las mas antiguas ued y vella, derivan de
oebo, transportar, porque 1a villa es el lugar a
que se llevan y del que salen las cosas. Se deda
que los que se ganaban la vida transportando s
dedicaban a vellaturam facere. De dan de proce-
~. 1
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de tambien la palabra latina vilis, y nuestra «vil»
y «villano». Lo que indica 1asuerte de degene-
racion a la que son proclives los habitantes de
las villas. Estan agotado de viajar, aunque eUos
mismos no viajen, par el ajetreo de los que pa-san sin cesar por alli,
Algunos ni siquiera se mueven; otros andan
par los carninos; y unos pocos van a campo tra-
yes. Las carreteras estan hechas para los caballos
y los mercaderes. Yo no las usa demasiado, corn-
parativamente, porque no tengo prisa en llegar a
ninguna de las posadas, tiendas, caballerizas ni
cocheras a las que llevan. Soy un buen caballo
para viajar, pera, por propia decision, no uno de
silla. El paisajisra usa figuras human as para in-dicar un camino, pero la mia no le sirve para
ella. Yo ando par la misma naturaleza par la que
transitaban los antiguos profetas y poetas, Ma-
nu, Moises, Homero, Chaucer. Podeis llamarla
America, pero no 10 es. Ni America Vespucio,
ni Colon ni el resto fueron sus descubridores.
Hay una explicacion mas veroslmil en la mito-
logia que en cualquiera de las llarnadas histori asde America que he visto,
De momenta, par los alrededores, 1a mayo
parte de la tierra no es propiedad privada; e
paisaje no tiene dueno y el caminante disfruta
de cierta libertad. Pero posiblemente llegara u
dia en que la dividiran en los llamados campos
de recreo, en los que unos pocos dispondran d
un placer limitado y exclusive. Las cercas s
rnultiplicardn y las trampas del hombre yotros
artilugios inventados para confinar al ser hu
mano en los caminos «publicos» haran que ca
minar sobre la faz de la tierra de Dios sea inter-
pretado como la violaci6n de la propiedad d
algun caballero. Disfrutar de algo en exclusiv
es, por 10 general excluirse a uno mismo de di
frutarlo de verdad. Aprovechemos, pues, nuestras oportunidades antes de que lleguen lo
dias aciagos.
~Por que a veces es tan dificil decidu ad6n
de ir? Creo que hay un sutil magnetismo en l
naturaleza que, si cedemos a el inconsciente-
mente, nos lleva a donde corresponde. 0 e
indiferente hacia deride varnos. Existe un camino correcto: pera, por atolondramiento 0 es
16 .~ 1 i J ; . 1
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tupidez, somos proclives a tomar el equivocado.De buen grade cogeriamos el camino por el que
aun no hemos transitado en este mundo real y
que es el simbolo perfecto del sendero par el
que nos gusta viajar en el mundo interior e ideal.
Sin duda, a veces nos cuesta decidir el rumba
porgue todavia no tenemos una idea claramen-
te formada.
Cuando salgo de casa para dar un paseo sin
saber adonde me llevaran mis pasos, y me rindo
a que rni instinto decida par mi, me doy cuenta,
par muy enigrnatico y extrafio que parezca, de
que inevitablemente me encamino hacia el su-
doeste, hacia algun bosque en concreto, un pra-
do desierto a una celina. La aguja de mi bruju-la es inquieta, varia unos pocos grados y no
siempre sen ala directamente el suroeste, es ver-
dad, y tiene buenas razones para esta variacion,
pero siempre se fija entre el oeste y el sur-su-
roeste. El futuro, para mi, esta en esa direcci6n,
en que la tierra parece mas inagotable y rica. La
linea que delimitaria mi paseos no es una cir-
cunferencia, sino una parabola, 0 mejor dichouna de esas 6rbitas de cometas que son curvas
18 ·lll
sin retorno, en este caso abierta hacia el oeste
en la que mi casa ocuparia ellugar del sol. A ve
ces doy vueltas y mas vueltas durante un cuarto
de hora, hasta que decido, par milesima vez
que ire hacia el suroeste 0 el oeste. Hacia el es
te 5610 voy por obligaci6n; pero hacia el oest
par libre eleccion. Nada me llama hacia el hori-
zonte oriental, y me cuesta creer que pueda en
contrar bellos paisajes, 10 suficientemente
agrestes y libres. 0me entusiasrna la perspec-
tiva de ir en esa direccion; sin embargo, cre
que el bosque que veo sabre el horizonte occi
dental se extiende ininterrumpidamente hacia
crepusculo, y no hay ciudades ni pueblos de en
tidad suficiente para molestarme. Viva donde
viva, de este lado esta la ciudad, del otro la na
ruraleza, y eada vez me alejo mas de la ciudad
me retire a la naturaleza.
El oeste del que hablo es 5610 otro nombre
de 10 agreste; y 10 que me disponia a decir es qu
la conservacion del Mundo radiea en la Natura-
leza Salvaje. Todos los arboles proyectan sus fbras en busea de la Naturaleza. Las ciudades
•. 1
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importan a cualquier precio. Los hombres aran
y navegan para buscarla. Los tonicos y las cor-
tezas que anirnan a la humanidad provienen delbosque y del monte.
Creo en el bosque, en la pradera y en la noche
en la que crece el grana. Necesitamos una infu-
sion de abeto 0cipres en nuestro teoHay una di-
ferencia entre .comer y beber para tener energia y
hacerlo par SImple glotoneria. Los hotentotes
devoran can avidez la medula cruda del kudu y
otros antilopes como cosa natural. Algunos de
nuestros indigenas del norte comen la medula
del reno artico, asi como otras partes, incluida la
punta de los cuernos, siempre y cuando sea blan-
da. En esto, posiblemente, les han ganado par lamana a los cocineros de Paris. Toman 10 que por
10 general va a parar al fuego, algo probable-
mente mejor para el hombre que el vacuno en-
gordado en establo y el cerdo de matadero.
.ombrad,?~ .un acto salvaje cuyo espectaculonlOguna civilizacion pueda soportar ... como si
nos alimentaramos de medula cruda de annlope,
Hay algunos espacios que limitan can el can-to de los tordos del bosque a los que me gusta-
20 .
ria emigrar ... tierras salvajes que ningun colo
ha ocupado, a las que ya estoy, creo, aclimatad
Cummings, el cazador de Africa, nos dice q
la piel del antilope africano, asi como la de tod
los otros antflopes recien matados, exhala un pe
fume de arbol y hierba de 10 mas delicioso. M
gustaria que todos los hombres se parecieranantilope salvaje y fueran parte integral de la
turaleza, que su fragancia advirtiera suavemen
a nuestros sentidos de su presencia y nos reco
dara las regiones de la naturaleza que frecuent
No suelo sentir ganas de burlarrne si el abrigo
un trampero huele incluso a rata almizclera; p
ra mi, es un olor mas agradable que el que de
prenden las prendas de un comerciante a un erdito. Cuando me acerco a sus armarios y toco s
ropas, no me evocan las llanuras verdes ni
praderas florid as que han frecuentado, sino
lonjas y las bibliotecas polvorientas .
Una pie! curtida par el sol es alga mas q
respetable y quiza el color cetrino le sienta m
jar al hombre, al habitante de los bosques, q
el blanco. «jEl palido hombre blanco!» No msorprende que los africanos Ie tuvieran lastim
f I I ·
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Darwin el naturalista, dice: «Tln blanco banan-
dose junto a un tahitiano era como una planta
deseolorida par obra de un jardinero cornparada
con una de hermosa color verde OSCUlaque ere-
ciera can fuerza al aire Iibre»,
Ben jonson" exclama:
" ;Q ue c erc a d el b ie n estd 10 bello.'»
y yo afiadirfa:
" iQu t! c er ca d el b ie n estd 1 0 saluaje!»
La vida coincide con 10 agreste. La mas vivo
es 1 0 mas salvaje. La presencia de Ia naruraleza nosometida al hombre 10 renueva. Si uno avanzara
incesantemente y nunea dejara de esforzarse, si
madurara deprisa e hiciera infinitas exigencias a
la vida, siempre se encontraria en un pais nuevo a
en un territorio virgen, rodeado par la materia
prima de la vida, y treparia par los troncos pos-
trades de los arboles de los bosques primitives.
• Dramaturgo y poets ingles (1572-1637). ( . de la T.)
22 · i I i
Para ml, 1a esperanza y el futuro no estan
los jardines ni en los campos cultivados, en
pueblos ni en las ciudades, sino en los p.anta~
inaccesibles y rnovedizos. Al analizar rndebii
dad por alguna finca que queria comprar
otros tiempos, me day cuenta de que me atrai
exdusivamente unos pocos acres de cienaga i
sondable, un desaguadero natural en un extrem
del terreno. Esa era la joya que me deslumbraba
Los pantanos que rodean a mi pueblo natal h
contribuido mas a mi subsistencia que los hue
tos. Para mis ojos no hay parterres mas ricos q
los densos lechos de andromeda enana (Cass fJ
dra calyculata) que cubren estos pararnos suav
de la superficie de la tierra. La botanica no pu
de decirme rnucho mas que los nombres de l
arbustos que crecen alli -el alto arindano,
andromeda particular, el laurel enano, la azalea
el rododendro-, tad os ellos erguidos en el e
fagnal movedizo, Quisiera tener mi casa delan
de esta masa de oseuro matorral rojizo, sin pa
celas de flores ornamenrales, abetos trasplanta
dos, jardineras acicaladas ni send eros de gravilltener este terreno fertil frente a mi ventana
I ! ! : '
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unos poeos monticulos de tierra importada solo
para cubrir la arena que quedo amontonada al
cavar la bodega. ~Por que no poner mi casa, mi
sala, detnis de este terre no en lugar de detras de
un mezquino conjunro de euriosidades, sustitu-
to pobre de la aturaleza y el Arte que se llama
«mi jardfn de delante»? Lirnpiar y dejar la pro-
piedad decente una vez que se ha marchado el
carpintero yel albafiil es todo un esfuerzo, pero
se haee tanto para el rranseiinre como para el
morador. Un seta, para mi, nunca ha side un ob-
jero de estudio agradable, por muy bonito que
sea; los adornos m a s elaborados me cansan eo-
seguida y me di.sgustan. Llevad vuestros umbra-
les hasta el borde del pantano (aunque quiza nosea el mejor lugar para tener una bodega seca),
de modo que los ciudadanos no puedan acceder
por alli, Los jardines de delante no esran hechos
para entrar, sino, como mucho, para cruzarlos y
poder entrar por detra ..
Si, aunque me considereis perverse, si me
propusieran vivir en el vecindario de los jardines
mas bellos que el arte humano haya ccncebido 0
en un «Pamano Deprimente», sin duda elegiria
24 · t l f
este ultimo. jQye vanos han sido para mi tod
vuestros esfuerzos, eiudadanos!
Mi animo infaliblemente se levanta en p
porcion directa a un exterior monotone. jDa
me el oceano, el desierto a las extensiones s
vajes! En el desierto, el aire puco y la soled
compensan la falta de humedad y fertilidad.
viajero Burton dice al respecto: «La moral m
jora; uno se vuelve franco y cordial, hospitalar
y decidido ... En el de ierto, los licores fuer
estimulan solo la repugnancia. Hay un gozo
tenso en la mera existeneia animal». Quien
han viajado mucho par las estepas tartaras
cen: «Al regresar ala tierras cultivadas, la a
tacion, la perplejidad y el torbellino de 1a c1izaci6n nos oprirnia y sofocaba, como si
faltara el aire, y a cada memento pensabamo
que Ibamos a morir de asfixia». Cuando qui
recrearme, busco el bosque mas profundo,
pantano mas denso mas interminable, y, p
el ciudadano, el mas deprimente. Penetro e
pantano como en un Iugar sagrado, un San
Sanctorum. Alii esta la fuerza, 1a rnedula, dNaturaleza. E1 bosque virgen cubre el mantil
! I I
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y la misma tierra es buena para el hombre y pa-
ra los arboles. La salud humana requiere tanros
acres de pradera paraconremplar como carre-
tadas de estiercol su granja. Es la fuerte sustan-
cia de la que se alimenta, A un pueblo 1 0 salvan
tanto los bosques y panranos que 10 rodean co-
mo los hombres de bien que 10 habitan. Unacomunidad con un bosque primitive que se agi-
fa en 10 alto r orro bosque primitive que se pu-
dre por debajo, no solo es apropiada para el cul-
(iva. de grano y patatas, sino tambien para el
cultivo de poetas y fi16sofos par los siglos veni-
dews. En semejante suelo se criaron Homero,
Confucio y el resto, y de esa naruraleza salvaje
surge el Reformador que come langostas y midsilvestre.
Conservar los animales salvajes par 1 0 ge-
neral supone Ia creacion de un bosque en el
que habiten y at que recurran ...Lo mismo suce-
de para el hombre. Haee cien afios,en las calles
s~vendian cortezas extraidas de nuestros pro-
pios bosques. Creo que en el simple aspecto de
esos arboles pr irn itivos y a.speros habia unprincipia que curria y fartalecia las fibras del
26 .,
pensamiento humano. jAy, tiernblo por
epoca degenerada, en comparacion, de mi p
blo natal en que ya no se puede recoger
buen mouton de corteza gruesa ni producim
brea ni trementina!
Las naciones civilizadas -Grecia, Rom
Inglaterra- se han alimentado de los bosqprirnitivos que antiguamente se pudrieron d
de estan elias. Sobreviven en tanto Ia tierra
se agate ..jAy de la culrura humana! Pero se p
de esperar muy poco de un pueblo que agote
manto vegetal y se yea obligado a fabricar a
no can los huesos de sus antepasados. AlI
poeta se nutre solo de su grasa supedlua y e
losofo se ve reducido al tuetano de sus hues
{Donde esta la literatura que da expresion
Naturaleza? Estarfa representada par un p
capaz de poner a los vientosy arroyos a su se
cio para que hablaran por el; que clavara las
labras a su primitivo sentido, como los carnp
nos clavan en primavera lasestacas que la he
ha levantado; que extrajera las palabras siernque las usara y las trasplantara a su pagina co
~
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tierra adherida a las raices; cuyas palabras fuesen
tan verdaderas, frescas y naturales que parecieran
expandirse como los brotes al acercarse la pri-
mavera, aunque estuviesen semiasfIXiadas entre
do hojas enmohecidas de una biblioteca ... si,
florecer y fructificar alii, segun su especie, anual-
mente para ellector fiel, en armonia can la Na-turaleza que las rodea,
No conozco nioguna poesia que exprese ade-
cuadamente este anhelo por 10 Salvaje. Desde
este punto de vista, la mejor poesia es insustan-
cial. No s6 en que Iireratura encontrar, antigua 0
moderna, una expresion que satisfaga esta vi-
si6n de la aruraleza que conozco. Vereis que
exijo algo que ni el periodo neoclasico ni el isa-belino, que ninguna cultura en definitiva, pue-
den ofrecer, La mitologia es 10 que mas se acer-
ca. La mitologia griega, al menos, tiene sus
raices en una Naturaleza mucho mas fertil que
la literatura inglesa. La mitologia es el fruto que
produjo el Viejo Mundo antes de que su suelo
se ago tara antes de que la plaga echara a perder
la fantasia y la imaginacion, y que sigue produ-ciendo dondequiera que su prtstino vigor este
28 .llj
intacto. El resto de las lireraruras 00 duran m
que la sombra de los olrnos sobre nuestra cas
pero la mitologia es como el gran drago de
Islas Canarias, viejo como el genero humano
desaparezca 0 no, durara tanto como eli pu
los despojos de otras literaturas producen
mantillo en el que ella prospera.
Occideote se esta preparaodo para afiadir s
fibulas a las de Oriente. Los valles del Gange
del Nilo y del Rio ya han recogido sus cosecha
falta ver 10 que produciran los valles del Am
zonas, del Plata, del Orinoco, del San Lorenz
y del Misisipi. Tal vez, cuando con el correr ~
tiempo la libertad americana se haya convertid
en una ficci6n del pasado -como ya es, has
cierto punto, una ficci6n del presente+-,
poetas del mundo se inspiren en la mitologf
americana.
Ni los suefios mas fantasticos de los salvaj
son rnenos autenticos, aunque no correspon
dan al criterio general que domina entre
ingleses y americanos de hoy. 0 todas las ve
dades coinciden can el sentido cornun. Laturaleza tiene un lugar tanto para la clernatid
i i i -
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silvestre como para la col. Algunas expresiones
de 1a verdad son retrospectivas; otras, rnera-
men:~ sensa/as, como suele decirse; y otras,profetlcas. Algunos tipos de enfermedad, in-
c1uso,pueden profetizar form as de salud. Los
geologos han descu bierto que las figuras de
~erflentes, grifos, dragones voladores y otraslmagenes fantasticas de 1aheraldica tenian su. ,protO~lpO~n las formas de especies fosiles que
se exungUleron antes de la creaci6n de] hom-
b~e,y, por 10 tanto, «indican un conocimiento
dlfu~o y osc~o de un estado previo de exis-
tencia orgamca». Los hindues se imaginaban
que 1at ierra se apoyaba sabre un eIefante yel
elefante .sobre una tortuga, y la tortuga s'obreuna ~erp.le~te; y, aunque quiza sea una coinei-
dencia 510 importancia, no estaria de mas se-
fialar que ultimamenn- se ha descubierto en
Asia el fosil de una tortuga 10 suficieotemente
grande como para sostener a un elefante. Con-
fies,o que tengo cierta debilidad par estas 10-
c.retbIes fantasias que tra cienden el orden del
tiernpo y Ia evolucion. Son un recreo sublimepara el intelecro, A 1a perdiz Ie encantan los
30 . : O J
guisantes, pero no los que la acompafian en
cacerola.En sintesis, todo 10 buena es salvaje y libr
En un acorde musical, ya sea producido pOI u
instrumento 0 por la voz humana -tomemos,
por ejemplo, el sonido de una corneta en un
noche de verano-, hay algo que, par su salvjismo, y hablo sin ironia, me recuerda al grito
las fieras en sus bosques natales. Puedo enter
der gran parte de su desenfreno. Dadme hom
bres salvajes como amigos y vecinos, no ser
sumisos. La barbarie de los salvajes no e m
que un debil simbolo de la espantosa ferocida
coo la que se topan los hombres de bien y l
amantes.Me satisface que haya que damar a los cab
llos y a los novillos para convertirlos en esclav
de los hombres, y que los hombres mismos te
gan que pasar las mocedades antes ~e convetirse en miembros surnisos de la sociedad. S
duda, no todos son igual de civilizables; y, q
la mayorIa sean dociles par disposicion hereda
da, como los perras y las ovejas, no es raz6para damar la naturaleza de los dernas y red
'.
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eirlos al mismo nivel. Los hombres en general
se pareeen, pew se han creado varies tipos pa-
ra que pueda haber diversidad. Para casas sin
importancia, un hombre puede servir casi tan
bien como otro; pero para alga mas especial,
hay que considerar la excelencia individual.
Cualquiera puede tapar un agujero para impe-dir que entre el viento, pero no todos pueden
realizar una tarea tan especial como Ia realiza-
da por el autor de este ejemplo. Confucio dice:
"La piel del tigre y elleopardo, una vez curtida,
es como la del perro y la oveja», Pero no es el
papel de una autentica eultura damar a1 tigre,
ni hacer que una oveja se convierta en un ani-
mal feroz; y curtir sus pie1es para haeer zapatosno es el mejor usa que se Ies puede dar.
Tenemos una madre inmensa, salvaje y ru-
giente,.la Naturaleza, que seexriende a nuestro
alrededor can tal belleza y tal carifio par sus hi-
jos como el leopardo; y sin embargo, nos sepa-
ran demasiado pronto de su seno para pasar ala
sociedad, a esaculrura que es exclusivamenreuna interaccion del hombre can sus semejantes,
32
una especie de crianza endogimica que produ
ce, como mucho, una nableza inglesa, una civ
lizacion destin ada a llegar a su fin rapidarnente.
En la sociedad, en las mejores insrituciones
de los hombres, es facil detectar cierra precoci
dad. Cuando aun deberiamos ser ninos que er
cen, ya somas pequenos hombres. Dadme uforma de cultivo que traiga mucho abono de l
praderas y cave el suelo ... jno una que conf
unicamente en abonos que calientan, en herra
mientas perfeccionadas yen rnetodos de cultiv
No quisiera que todos los hombres ni tada
los aspectos del hornbreesruviesen cultivados
del mismo modo que no me gustarfa ver ca
acre de tierracultivado. Una parte puede dedcarse ala labranza, perc la mayor extension d
be reservarse a las praderas y al bosque, y no s
10 para utilizarlos de inrnediato, sino para q
preparen el humus del futuro distante por m
dio de la descomposiei6n anual de 1avegetacio
que albergan.
Aunque casi todos los hombres se sienteatraidos hacia la sociedad, hay unos pocos q
ii·
-- -_-_-=------
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se sienten profundamente atraidos por la Natu-
raleza. La reaccion de la mayoria de estes hacia
la aturaleza, a pesar de sus artes, me parece in-
ferior a la de los anirnales. j Q u e poco valorarnos
la belleza del paisaje! Nos han dicho que los
griegos llamaban al mundo kosmoJ, Belleza u
Orden, pero no sabemos muy bien por que 10hacian, y, como mucho, 10 consideramos un he-
cho filologico curioso,
En cuanto a mi, can respecto ala Naturaleza,
tengo la impresion de vivir como una especie
de habitante fronterizo, en los confine de un
mundo al que hago 5610 incursiones ocasionales
y efimeras, y rni patriotismo y lealtad hacia el
estado a cuyos terrirorios parezco retirarme sonlos de un bandolero. Con tal de llegar a una vi-
da que yo llamo natural, seguiria can gusto in-
cluso a un fuego fatuo por pantanos y cienagas
inimaginables, pero ni luna ni luciernaga alguna
me han mostrado el sendero que lleva hacia alli.
La Naturaleza es una personalidad tan vasta y
universal que siempre habra algiin rasgo que no
heroes visto. El andariego que reeorre los fami-Iiares campos que se extienden por los alrede-
34 .
dores de mi pueblo natal se encuentra a vece
con una tierra distinta de la que figura en los ti
tulos de propiedad, como si estuviera en algun
territorio lejano en los confines del Concord
real donde cesa su jurisdicci6n, y la idea que l
pal;bra Concord [concordia] sugiere deja ~e e
sugerida. Estas granjas cuyos plan?s yo rrusmo
he trazado estas estacas que yo mrsrno he cla
vado, aparecen difusamente i~moviles como
traves de la niebla; pero no existe proceso qU
mico que pueda fijarlas; se desvanecen ~e la su
perficie del cristal, y la imag.en que el pintor h
pintado sale confusa de debaJ~. El rnundo al qu
estamos acostumbrados no deja rastro, y no ten
dra aniversario.
La otra tarde fui a dar un paseo por la finca
Spaulding. Vi el sol crepus~ular iluminando u
majestuoso bo que de ploOS sabre ellado
opuesto. Los rayos dorados se filtraban ~or lo
pasillos que dejaban los :ir~oles, C.OID? sr fuer
una mansi6n sefiorial, Me ImpreslOno como
se tratara de una antigua familia, admirable
esplendida, que se hubiese i~stalado sin que y1 0 supiera en esa parte de la tierra que llaroamos
~ . 3
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Concord y tuviera al sol como criado: una fa-
milia que no frecue~taba la vida social'del pue-
blo y a la que no se iba a visitar, Divise su par-
que, el campo de recreo, al o tr o lado del
bosqu~, en el prad~ de anindanos de Spaulding.
~os pmos, a rnedida que crecian, les propor-
cionaban los gabletes ..La cas a no se vera a sim-
p!e ~ista; los arboles credan a craves de ella. No
se 51 escuche el ruido de unas risas ahogadas 0
n~. Paree.i.an descansar sabre los rayos de sol.
Tlenen hijos e hija . Esran perfectamente bien.
La huella de la carreta del granjero, que cruza
completamente la man ion, no los molesta en
10 mas minima, como tampoco el fondo enfan-
gada de un charco can el reflejo del cielo que sev: a veces. Nunca han aida hablar de Spaul-
dmg, y no saben que es vecino suyo, a pesar de
que yo 10 he aida silbar mientras atravesaba la
cas~ can su yunta. No hay nada que iguale la se-
renidad de sus vida. Su escudo de arrnas es un
sencillo liquen. La vi pintado en los pinos y 10
robI,es. Las buhardillas estaban en la copa de
los arboles. No hacian politica. No habia ruidode trabajo. No parecia que tejieran ni hilasen.
36 .G j
Sin embargo, 10 que si detecte cuando el vie
to se calm6 y se acallaron los ruidos, fue el s
surra musical mas suave y bonito que pued
imaginarse, como el zumbido distante de u
colmena en mayo ... Qpiza fuera el murmull
de sus perrsarnientos. No tenian pensamientos
ociosos, y nadie de fuera podia ver su trabajpues su Iaboriesidad noestaba encerrada com
en nudos y excrecencias.
Pero me cuesta recordarlos. Se desvanece
de mi mente irremediable mente, incluso aho
mientras trato de evocarlos y calmarme. S6
despues de un prolongado y serio esfuerzo p
acordarme de mis mejores pensamiento ,vuelv
a ser consciente de su presencia en este lugar.no hubiese familias como esra, creo que me i
de Concord.
En Nueva Inglaterra tenemos la costumbr
de decir que cada afio nos visitan menos pal
mas. Nuestros bosques no les brindan hayuc
ni bellotas. Del mismo modo, pareciera que
afto en ana cada vez rnenos ideas visitan a
hombres a medida que crecen, porque el bo
~.
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queciIlo de nuestra mente esta devastado, se ha
vendido para alimentar el fuego fatuo de la am-
bicion, 0 se ha enviado al aserradero y apenas
queda una ramita sobre la que puedan posarse.
Ya no anidan ni crian entre nosotros. En alguna
estacion mejor, quiza una sombra tenue atra-
viese el paisaje de la mente, impulsada por lasalas de algun pensamiento en su rnigracion ver-
nal U otonal, pero, al rnirar hacia arriba, no 10-
gramos detectar la esencia del pensamiento
mismo. Nuestros pensarnientos alados se con-
vierren en aves de corral. Ya no se elevan y solo
llegan ala grandeza de las especies de Shanghai
o la Coehinchina. jEstos grandiosos pensa-
mientos, estos grandiosos hombres de los que sehabla!
Nos abrazamos a la tierra ... [raramente alza-
mos vuelo! Creo que podrfarnos elevarnos un po-
co mas. AI menos podriamos trepar a un arbol,
Una vez deseubri el valor de subir a un arbol, Era
un gran pino blanco en 10 alto de una celina; y
aunque me Ilene de resina, valio la pena porgue
descubri en el horizonte rnontafias que nunca ha-
38 .
bra visto ... itierras y cielos nuevos! Si no me hu-
biera subido, podria haberme paseado durante
setenta aiios sin Ilegar a verlos jamss. Pero sobre
todo descubri a rn i alrededor -era final de ju
nio- unas delicadas y diminutas flore rajas d
forma c6nica, la flor fecunda del pino blanco qu
apunta al cielo y que solo se encuentra en las ramas mas altas. Me lleve el brote apical directa-
mente a 1 pueblo y se 10 ensefie a unos jurados £0
rasteros que paseaban por las calles -era semana
de audiencia-, a unos carnpesinos, a unos co
merciantes de madera, a unos lenadores y a uno
cazadores. adie hasta entonces habia vista nad
igual y se maravillaron como si una .esrrella hu
biese caido del cielo, jComo los arquitectos deantiguedad que acababan su obra rematando
punta de la columna con la misma perfecci6n qu
la empleada en las partes mas visibles de la base
La naturaleza ha dirigido desde el principle esa
diminutas flores del bosque hacia el cielo po
encima de nuestra cabeza, de modo que pase
.inadvertidas. Solo vemos las flores que estan
nuestros pies en los prados. Hace siglos que cad
verano los pinos abren sus delicadas flores en l
~.
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ramas mas altas del bosque, sabre todos los hijos
de la naturaleza, tanto blancos como pieles rajas
pero dificilrnente un carnpesino a un cazador las
haya vista jamas,
Par encima de todo, no podemos darnos el
lujo de no vivir en el presente. Bendito entrerodos los mortales quien no pierde ill un ins-
tante de la vida que pasa a su lado recordando el
pasado, A menos que nuestra filosofia oiga el
canto del galla en todos los corrales de nuestro
horizonte, siempre estara desfasada. Este canto
suele recordarnos que nuestros trabajos y foemas
de pensar estan cada vez mas oxidados y son ca-
da vez mas viejos. Su filosofia llega a una epoca
mas reciente que la nuestra, Hay alga en el que
haee pensar en un testamento mas nuevo, un
evangelic segun este momenta. No ha ido arras;
ha madrugado y mantenido su ventaja, y estar
donde esta el es estar oportunarnente, en pri-
mera linea del tiempo. Es una expresion de la
salud y sensatez de LaNaturaleza, una bravuco-
nada para el mundo entero, saludable como un
manantial que brota, como la nueva Fuente de
40 .'
las Musas, para celebrar este supremo instante
de tiernpo. Alii donde habita no se aprueban 1
yes para esclavos fugitives. ~01tien no ha tra
cionado a su arno muchas veces desde la ultim
vez que escucho esta nota?
El merito del canto de esta ave es la ausenci
de toda melancolia. Un cantante puede hacernos Ilorar 0 reir con facilidad., ~pero quien pue
de estirnularnos el puro gozo matinal? Cuando
un domingo estoy deprimido y triste andando
por las aceras espantosamente silenciosas,
quiza cuando me encuentro en una casa mo
tuoria, y escueho cerca 0 a 10 lejos el canto de u
gallo, pienso para rni rnisrno: «AI menos uno
nosotros esta bien», y repentinamente recuper
mi sana JU1ClO.
Un dla del pasado noviembre tuvimos
atardecer notable. Me paseaba par un prad
donde nace un arroyuelo, cuando el sol, jus
antes de ponerse despues de un dia frio y gr
par fin Ilego a una parte despejada del horizon
te y una especie de luz matinal de 10 mas sua
y brillante cayo sabre la hierba seca, los tronco
.
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~e los arboles dellado opuesto y sabre los folla-
Jes de los robles jovenes de la ladera de la colina. ,mientras nuestras sombras se alargaban sobre el
prad,o, hacia el este, como si fueramos simples
particulas de ~os rayos. Era una Iuz imposible de
rmagmar un instante antes, y eJ aire estaba tan
tibia y sereno que no faltaba nada para que eseprado fuera un paraiso. Cuando pensarnos que
no era un fen6meno unico que no volverfa a re-
petirse, sino que se repetiria eternamente un
nu~ero infinite de tardes para alegrar y tran-
quilizar a la Ultima criatura que carninara par
aquellugar, fue mas glorioso aun,
El sol se pone en alguna pradera distante, en
la que no se ve ninguna cas a, can toda la gloriay e~e.splendo~ que prodiga sabre las ciudades, y,
qUlza, como jarnas se ha puesto hasta hoy .... en
un lugar donde no hay mas que un halcon soli-
tario con l,as alas doradas par la Iuz crepuscular,
o donde solo una rata almizclera se asorna de su
mad~iguera y un arroyuelo de vetas negras en
medio de un pantano empieza a serpentear len-
tame~t~ alrededor de un tocon que se pudre.
Camlnabamas bajo una luz tan pura y cente-
42 .~
lleante que dora la hierba y las hojas marchitas,
una luz de un resplandor tan dulce y serena que
pense que nunea nos habiamos bafiado en e-
mejante caudal aurea, sin una onda, sin el mas
minima murmullo alrededor, La parte oeste de
todos los bosques y colinas brillaba como los al
rededores del Ellseo, y el sol detras de nosotrosparecia un bondadoso pastor llevandonos de re
greso a casa al atardecer. .
Es asi como paseamos en busca de la TIerra
Santa, hasta el dia en que el sol brille mas que
nunca y quiza ilumine nuestra mente y nuestro
corszon, y alumbre nuestra vida entera can l
majestuosa luz del despertar, tan tibia, serena
dorada como a orillas de un do en otofio,
iii· 4
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Un paseo de rnvrer no
E1viento se filtra con un quedo murmullo
traves de los postigos, 0 sopla con arercio
pelada suavidad sobre las ventanas. De vez e
cuando, suspira como un cefiro de verano ag
tando las hojas durante toda la santa noche. E
raton de campo se ha dormido en su abrigad
pasadizo subterraneo, el buho se ha instalad
en un arbol hueco en la profundidad de los pan
tanos; el conejo, la ardilla y el zorro, todo
ban puesto a cubierto. El perro guardian se h
tumbado tranquilo junto al hogar, y el ganado
ha quedado en silencio en el establo. La tier
misrna se ha dormido, como si fuera su primey no su ultimo sueno. Salvo algun ruido de
•
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calle 0 la puerta de la casa de madera que chirria
debilmeute interrumpienda el desconsuelo de
la naturaleza en su funcionarnienro nocturno ,el unico sonido despierto entre Venus y Marte
nos advierte de una distante caLidez interior, un
animo y fraternidad divines, donde los dioses se
reune n, pero que resulta desolador para los
hombres. Sin embargo, mientras duerme la tie-
rra, el aire esta despierto y se ha Ilenado de li-
gerfsirnos copos que caen, como si reinara una
Ceres boreal y arrojara su grana plateada sobre
todos los campos.
Dormimos, yal final despertamos a la inrno-
vil realidad de una manana de invierno. La nie-
ve yace tibia como el algodon y se acumula so-bre el alfeizar de la ventana; el marco hinchado
y los cristales helados reciben una debil luz pri-
vada que realza la acogedora comodidad inte-
rior. La quietud de la manana es irnpresionante.
EI suelo cruje bajo nuestros pies cuando nos
acercamos a la ventana a mirar un claro sobre
los campos. Vemos los techos bajo eI peso de Ia
nieve. De los aleros y las cercas cuelgan estalac-titas de hielo, y en el Jardin se alzan estalagrni-
46 · I i i
tas que cubren su corazon oculto ..Los arboles
los arbustos elevan sus brazos blancos al cielo;donde habia paredes y setos vemos forrnas fa
tasticas que retozan hacienda cabriolas par
sornbreado paisaje, como si Ia Naturaleza h
biera esparcido sus disenos hechos durante
noche como modelos para el artista,Abrimos la puerta en silencio, dejanclo q
caiga dentro la nieve amontonada, y salimos
enfrentarnos con el aire cortante. Las estrella
ya han perdido parte de su brillo, y una nieb
opaca y phimbea bordea el horizonte. Una t
nue luz bronceada sobre el este proclama la ll
gada del dia, mientrasel paisaje occidental au
permanece espectral y oscuro, envuelto en utenehrosa luz tartare a , como si fuera un rein
umbria.
Se oyen solo sonidos lnfernales: el canto
los gallas, el ladrido de los perras, hachazo
contra la madera, e 1 mugir de las vacas ... tod
parece venir del corral de Pluton, mas alia de
laguna Estigia, no porque evoquen melancoli
alguna, sino porque su bullicio crepuscularesdemasiado solernne y misterioso para la tierr
~.
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El rastro fresco de algun zorro 0 alguna nutria
en el huerto nos recuerda que la noche esta re-
pleta de acontecimientos, y la naturaleza pri-
mitiva aun sigue en marcha dejando huellas en
la nieve. Abrimos la verja y echamos a andar a
paso vivo par el solitario camino; la nieve seca y
quebradiza cruje bajo nuestros pies y nos esti-
mula el chirrido agudo del trineo de madera que
parte hacia el distante mercado, desde la puerta
matinal del granjero donde ha permanecido to-
do el verano sofiando entre las briznas de hier-
ba y los rastrojos, mientras vemos de lejos la luz
de la primera vela a traves de la ventanas neva-
das de la granja, como una palida estrella que
ernite su rayo solitario 0 una severa virtud re-zando sus maitines. Las volutas de humo de las
chimeneas empiezan a ascender una tras otra
entre los arboles y la nieve.
EI humo perezoso se eleva serpenteante
de alguna canada profunda,
e intima poco 0poco can el dia
demordndose en su viaje bacia el cielo,mientras el aire recio explora 01 alba.
48
Las espirales remolonas juguetean entre si,
sin proposito cierto, can lentitud,
como el amo adormllado, ohi debajo,
junto al hagar,
cuya mente tardia e indolence
aun no se ha lanzado a la corriente arrolladora
del nuevo dia, y ahara navegan muy lejos.Elleiiador va apaso certero
con intencianes de agitar el bacba matinal.
Pero primero, en e l o scuro amanecer,
enuta par doquier a su emtsarto
el humo explorador, ultimo peregrina,
que aha -ouelo del techo en plena madrugada,
para sentir el aire helado e informal' al dia.
Y wando atln flota agachado a ras del sue/a,sin reuntr corajepara desatrancar lapuerta,
yo ha bajado par el valle con el viento ligero,
y sabre la llanura despliega Sll espira]
auenturera,
en-oueloe la copa de los arboles, vaga colin
arriba,
y entibia las alas del pajaro matinal.
Yahora, acaso, divisa el dfa por los confines de
tierra
! J : . 4
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dude 1 0 alto del aire vigoroso
como una nube refulgente en la b6veda
celestial
y saluda a su amo inm6vil junto a su puerta.
Oimos el ruido de los granjeros cortando le-
na ala lejos, sabre la tierra helada, el ladrido delperro y el dado del gallo, a pesar de que el aire
gelida y tenue solo transporta las particulas mas
finas de sonido hasta nuestros oidos, can pe-
quefias y suaves vibraciones, como las alas del
mas pum y liviano de los liquidos que se caiman
enseguida cuando algun elemento grande se
hunde hacia el fonda. Los sonidos llegan claws
como campanadas, como si hubiera menos im-pedirnentos que en verano que los desvanecie-
ran y desgarraran. El paisaje es sonora, como la
madera seca; hasta los habituales ruidos rurales
son melodiosos, y el tintineo del hielo sabre los
arboles es suave y Ilquido. Hay la minima hu-
medad posible en la atmosfera, todo esta seco a
congelado, y es de una tenuidad yelasticidad
tan extremas que se convierte en una fuente de
placer. El cielo lejano y tenso parece converger
50 .
como las nave de una catedral, y el aire lustro
so centellea como si hubiera cristales de hie
flotando. Quienes han residido en Groenlandi
nos dicen que cuando hiela «el mar ahuma c
mo cuando se quema un campo de hierba, y
levanta una bruma a niebla llamada "humo h
lado", un humo cortante que suele producir ampollas en la can y las manos, muy pernicios
para la salud». Pero este frio pUla y estimulante
en cambia, es un elixir para los pulmones n
tanto una neblina helada como una calina cri
talizada de plena verano, refinada y purificad
par el frio.
El sol, por fin, se levanta a traves del bosqu
lejano, como si sonara debilrnente el cimbalo,derrite el aire can sus rayos, y la manana via
con pasos tan veloces que las distantes menta
nas occidentales ya se han tefiido de dorad
Mientras tanto, caminarnos deprisa sabre
nieve en polvo, templados par un calor inte
rior, disfrutando aun de un verariillo de
Martin en media de un creciente bienestar
los sentidos y la mente. Si nuestra vida se amodara mas a la naturaleza, probablemente n
-
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tendriarnos que protegernos del frio y el calor, y
Ia considerariamos nuestra protectora yamiga,
como las plantas y los cuadrupedos. Si alimen-
dramas nuestro cuerpo con elementos puros y
sencillos, y no can una dietaestimulante y ca-
Iorica, DO necesitariamos para e] frio mas forra-
je que una rarnita sin bojas, perc medrariamoscomo los arboles, a los que hasta el invierno les
parece templado para su crecimiento.
La maravillosa pureza de la naturaleza en es-
ta estaci6n es un hecho de L a mas placentero.
Todos los tocones podridos, las piedras y vallas
musgosas y las hojas muerras del otofio estan
ocultos debajo de un blanco manto de nleve, En
los campos desnudos yen los bosques rinti-neantes, se ve la virtud que perdura, En los lu-
gares mas frios y desolados, incluso la benevo-
lencia mas cilida encuentra apoyo. Un viento
frio y penetrante ahuyenta todo contagia y s610
puede resistirlo 10 virtuoso; par consiguiente,
respetamos como alga dotado de unaespecie de
testaruda inocencia, de firmeza puritana, todo
10 que encontramos en lugares frios e inhospi-tos, como las cumbres de las montafias. Todo 10
52 .~
dernas parece retirarse en busca de refugio, y
que queda fuera debe ser parte del marco origi
nal del universo, de un valor tan grande como
del mismo Dios. Respirar aire limpidoes vigo
rizante. Resulta clara su mayor pureza y delica
deza, y de buena gana nos quedariamos fuer
hasta tarde; asi los vientos tambien pueden 50
plar a . traves de nosotros como a traves de los aboles sin hojas y aclimatarnos a t invierno, com
si esperaramos apropiarnos de cierta virrud pu
rae inrnutable que nos beneficie en todas la
estaciones.
En la naturaleza hay un fuego subtewineo
adormilado que nunca desaparece, y que nin
gun frio puede congelar. Termina par derretirlas grancles nieves, y en enero esta oculto baj
una capa mas gruesa que en julio. En los wa
mas frios, se desplaza hacia alguna parte y
nieve se funde aLrededor de todos los arboles. E
fuego esta cubierto por la capa mas delgada e
el campo invernal de centeno, que brota a fina
les de otofio, y que ahara funcle rapidamente
nieve, Sentimos como nos calienta. En el in
viemo el calor simboliza toda 1a virtud, y pen
~. 5
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samosen un delgado riachuelo con sus piedras
desnudas brillando al sol y en los calidos ma-
nantiales del bosque can eI misrno anhelo que
las Iiebres y los tordos. EI vapor que se eleva de
los pantanos y las Lagunas nos resulta tan gueri-
do y familiar como el que sale de la tetera, to!te
fuego podrfa igualar al brillo del sol en un dia deinvierno, cuando el raton de campo se asoma
junto al rnuro yel para carbonero cecea en los
desfiladeros del bosque? EI calor proviene di-rectamente del sol, no 1 0 irradia la tierra como
en verano; y , cuando sentimos sus rayos sabre la
espalda mientras atravesarnos a pie algun valle
nevada, agradecemos esta benevolenciaespecial
y bendecimos al sol que nos ha seguido en estepaseo.
Este fuego subterraneo tiene su altar en el
pecho de cada hombre; puesen el dta mas frio y
en la colina mas indemente el viajero abriga en-
tre los pliegues de su capa un fuego mas tibio
queel que arde en ningun hogar. Un hombre sa-
no, en realidad, es el complemento de Iasesta-
ciones, y, en invierno, lleva el verano en su COIa-
zon, All1 esra el sur; lucia alli han migrado
todos los pajaros e insectos, y alrededor del tib
manantial de su pecho se reunen el tordo y
alondra ...
Al final, alllegar al comienzo del bosque
despues de dejar arras el pueblo,.entramos b
jo su proreccion, como si cruzaramos el umbr
y entrararnos en una casa roda revestida y llede nieve ..Sigue hermoso y calido, tan tibia
alegre como en verano. Nos detenemos en m
dia de los pinos, bajo una luz a cuadros, ti
lante, que se abre paso solo un poco par e
laberinto, y nos preguntamos si las ciudade
habnin aida alguna vez su sencilla historia,
la sensacion de que ningun viajero lo haex
plorado jamas, y par mas que la ci.encia revemaravillas todos los dias en todas partes,
quien no le gustadaescuchar sus anales? L
humildes pueblos de la llanura son su contr
bucion. Sacamos del bosque las tablas que n
cobijan y la lena que nos calienta. i O ! t e i
portantes son los arboles de hojas perennes
invierno,ese trozo de verano que no se desv
nece en todo el ana, la hierba que no se machita! As! de simple, can poco gasto de altitu
54 .• i i t ·
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es la diversidad de la superficie de la tierra.
~Qye seria de la vida hurnana sin bosques, sin
esas ciudades naturales? Desde la cumbre de
las moritafias parecen jardines de cesped recien
cortado, ~pero ad6nde iriamos a caminar si no
entre estas plantas mas altas?
En este claw umbroso cubierto de arbustosde un afio, vemos c6mo el polvo plateado yace
sabre todas las hojas y ram as secas, deposirado
en formas tan infiniras y lujosas que su misma
variedad expia la falta de color. Observad las
diminuras huellas de los ratones alrededor de
cada tronco y las huellas triangulares de los co-
nejos. Mientras un cielo puro y elastico esta sus-
pendido sobre toda la escena, como si las irnpu-rezas de la b6veda estival, refinadas y encogidas
por el casto frio del invierno, hubieran sido
aventadas de los cielos sabre la tierra.
En esra estacion, la naturaleza desbarata sus
distinciones de verano. El cielo parece esrar mas
cerca de la tierra. Los elementos son menos re-
servados y definidos. El agua se convierte en
hielo la lluvia en nieve. El dia es una noche es-
candinava. El invierno es un verano artico,
56 ."
Cuanto mas vivos son los seres que viven
la naturaleza, los animales cubiertos de pel
que sobreviven a las noches gelidas en med
de los campos y los bosques cubiertos de hiel
nieve ... iY ve salir el sol!
eLos pdramos sin comidaque bacen salir a JUS pardos babitantes.»
La ardilla gris y el canejo son rapidos y
guetones en los valles lejanos, incluso en la m
nana de un viernes frio. Aqui esta nuestra L
ponia y nuestro Labrador, n acaso pa
nuestros esquimale y knistenaux, indios Co
tillas de Perro", habitantes de Nueva Zemblade las islas Spitzberg, no tenemos al cortad
de hielo y al lefiador, el zorro, la rata almizc
ra y la nutria?
Aun asi, en medic del dia artico, quiza pod
mas seguir al verano hasta su refugio y co
prender un poco la vida conternporanea. 8i
* Los knistenaux (0 cree) y los Costillas de Perrodos tribus indias del Canada. (N. de la T.)
Ill·
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asomamos a los arroyuelos, en media de las pra-
deras beladas, puede que observernos las guari-
das submarinas de las larvas del frigano; sus
capsulas cilindricas, que la envuelven, hechas
de plumas, rarnitas, hierbas, hojas secas, casca-
ras y guijarros, se parecen en forma y color a los
restos de un naufragio diseminados par el fon-do. Ora flo tan sabre las piedras del fondo, ora
giran en dirninutos remolinos, caen par algun
salta de agua, viajan deprisa can la corriente 0 se
balancean de un lado a otro de una hoja a una
raiz. Mas tarde abandonanin sus habitaculos su-
mergidos y suhiran reptando por los tallos de las
plantas y ernergeran sobre la superficie como
mosquitos, como insecros perfectos que de aho-
ra en adelante volaran sabre el agua 0 sacrifice-
ran su corta vida en la llama de nuestras velas
nocturnas. En 10 profunda de aquel pequefio
valle, los arbustos se inclinan bajo su peso, y el
rajo de los sialidos contrasta can la tierra blan-
ca. Aqui tenemos las marcas de una rniriada de
patas que ya han estado en otras partes. El sol se
levanta con tanto orgullo sobre esta canada co-
mo sobre el valle del Sena a el Tiber, y parece la
residencia de un valor tan puro y autosuficien
como nunca se ha visto, que jamas ha conoci
la derrota ni el rniedo. Aqui reina la encillez
la pureza de una era prirnitiva, y una salud y u
esperanza muy alejadas de los pueblos y ciud
des. En la profundidad del bosque, complet
mente solos, mientras el viento sacude la niede los arboles y dejamos detras las (micas hu
Has hurnanas, vemos que nuestras reflexion
son mucho mas variadas que las de la vida de
ciudades. Los paros y trepatroncos son u
compafiia mas inspiradora que la de 1 0 estad
tas y los filosofos, y regresaremos a esta Ulti
como quien vuelve a una campania mas vulg
En este pequefio valle solitario, can su arrayu10 que £luye par la ladera, el hielo estriado y
cristales de todos los matices, donde Losabe
y pinabetes se elevan a ambos ladas, y los junc
y la avena silvestre crecen en media del r
chuelo, nuestra vida es mas serena y digna
conternplar.
A medida que avanza el dla, las laderas ref
jan el calor del sol, y olrnos una rnusica debil p
ro dulce alli donde £luyeel arroyuelo Iiberado
58 ii ,
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su cauriverio y se derriten los carambanos de
hielo sobre los arboles; vemos Yofrnos al pajaro
trepatroncos y a la perdiz. El viento del sur fun-
de la nieve al mediodia;. aparece el campo des-
nudo con su hierba y sus hojas marchitas, y el
aroma que exhala nos da el mismo vigor que
una comida fuerte.Entrernos en la cabana abandonada del Iena-
dor y veamos como ha pasado las largas noches
de invierno y los dias cortes y tormentosos.
Porque aqui el hombre ha vivido protegido por
la ladera sur y parece un sitio civilizado y publi-
co. Hacernos las mismas asociaciones que e 1
viajero cuando se detiene en las ruinas d e Pal-
mira0 Hecatornpolis ..
Qyiza han empezado aaparecer flares y pajaros que cantan, porque las
flores y las hierbas siguen los pasos del hombre.
Estos pinabetes susurraban par encima de su
cabeza, estos nogales americanos eran su com-
bustible y estes pinos resinosos encendian su
fuego; el riachuelo humeante en la hondonada
de alli, cuyo vapor insustancial y transparente
sigue ascendiendo con el rnismo ajetreo de
siempre, fue 5U pozo, aunque ahora este lejos.
60 -I I
Estas ramas de pinabete y la paja sabre la plata
forma elevada eran su cama; y bebia deeste pl
to roto, Pero es evidente que esta temporada
ha estado aqui, porque los aguadores han an
dado sabre este estante el verano pasado, E
cue ntro algunas ascuas, como si acabara
marcharse, dondecocia sus alubias, Mientrapor las neches fumaba en pip a, cuya cazole
sin boquilla esta tirada sobre las cenizas, co
versaba con su unico companero, si por casual
dad tenia alguno, sabre la profundidad que
dia siguiente tendrfa la nieve, que ya caia rap
da y copiosamente, 0 discutian si el ultimo ru
do era el chillido de un bubo, el crujido de u
rama a pura irnaginacion. Y a traves del anchhueco de la chimenea, cuando caia la noche i
vernal, antes de turnbarse sabre la paja, mirab
hacia arriba para ver la evolucion de la tormen
ta, y al ver las estrellas de la Silla de Casiope
brillando por encima de el, se dormia feliz.
jCuantos rastros han quedado que nos ay
dan a saber la hisroria del lefiador! Por este
c6n podernos adivinar el filo de su hacha; por
angulo del corte, S I tal6 el arbol sin cambiar
Ii·
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lado 0de mano; y par Ia curvarura de las astillas
podemos saber hacia donde cay6. Este rrozo de
madera tiene inscrita toda la historia del lena-
dor y del mundo. En este trozo de papel, que
contenia la sal oel azucar 0 que era quiza el ta-
co de su arma, leemos con inreres, sentados sa-
bre un tronco del bosque, el cotilleo de las ciu-clades de esas cabanas mas grandes, vacias y
abandon adas como esta, de las calles principa-
les y avenidas. El alero dellado sur de este te-
cho sencillo gotea, mienrras el herrerillo pia en
el pino y el tibia calor del sol sabre Ia puerta
tienealgo de benevolo y humano.
Tras dos estaciones, esta morada primitiva
no deforma el paisaje. Los pajaros ya recurren aella para construir sus nidos, y se pueden ver las
huellas de rnuchos cuadnlpedos que llegan has-
ta la puerta. De modo que durante mucho tiern-
po la naturaleza pasa por alto esta intromisi6n y
profanaci6n del hombre. El bosque todavia se
haceeco a1egre y confiado de los golpes del ha-
cha que 10 tum ban, y, mientras sean escasos,
acrecienta su salvajismo y todos los elementos se
esfuerzan en convertirlo en un ruido natural.
62 ' ! ' I i
Ahara nuestra senda empieza a ascende
gradualmente hacia la cumbre de este cerro a
to, desde cuya pared sur podemos observar
amplio terrirorio que alberga al bosque, el cam
po y el rio, y llega hasta las lejanas montafia
nevadas ..En esa direcci6n se divisa una delgad
espiral de humo que asciende par el bosqudesde alguna granja invisible, estandarte izad
sabre una vivienda rural. Seguramente sera u
lugar mas calido y templado, puesto que detec
tamos el vapor que surge de Ull rnananrial y qu
forma una nube sabre los arboles. i C 2 . g e fantas
rica relaci6n se establece entre el viajero qu
descubre esta columna eterea desde algun pro
montorio del bosque y quien esra sentaclo adebajo! El humo se eleva tan silenciosa y natu
ralmente como el vapor que exhalan las hojas
dibuja espirales can el mismo ajetreo que
ama de casa de debajo. Es un jeroglifico de
vida hurnana y sugiere casas mas intimas e ir
portantes que la cacerola que hierve, Allf don
de la fina columna de humo se aha par encim
del bosque, como una insignia, se ha asentad
la vida humana; asi comienza Roma, se est
i ! : '
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blecen las artes y se fundan imperios, tanto en
las praderas de America como en las estepas de
Asia.
Y ahora volvemos a bajar hasta el margen de
este lago del bosque, que yace en una hondona-
da de las colinas, como si fuera el zumo extrai-
do de estas y de las hojas que cada afio caen alli.Aunque sin entrada ill desembocadura a la vis-
ta, tiene su historia en la cadencia del oleaje, en
los cantos rodados de la orilla y en los pinos que
crecen junto al borde. A pesar de su sedentaris-
rna, no ha estado ocio 0, sino que, como Abu
Musa, enseria que «estar tranquilamente en ca-
sa es el camino celestial, y salir, el camino rnun-
dana». a obstante, mediante la evaporacion
viaja mas lejos que nadie. En verano es el ojo li-
quido de la tierra, un espejo en el seno de la na-
turaleza. Los pecados del bosque se lavan en el,
Mirad como el bosque forma un anfiteatro a su
alrededor, y el es su arena para todo 10 que tiene
de afable la naturaleza. Todos los arboles diri-
gen al viajero a sus orillas, todos los senderos 10
buscan los pajaros vuelan hacia alli, los cuadni-
pedos corren hacia el, hasta el terrene misrno se
64 .~
inclina bacia el1ago. Es el salon de la naturale-
za donde esta se sienta a acicalarse. Considerad
su silenciosa economia y orden; la forma en que
el sol, mediante la evaporaci6n, quita e 1 polvo
de la superficie todas las mananas, de modo que
surja una superficie fresca consta?temente; y, a
cabo de un ana, pese a todas las impurezas quese han acumulaclo dentro, reaparece su liquida
transparencia en primavera. En verano, u~a rnu
sica silenciosa parece recorrer la superficie, Pe-
ro ahara, una capa de nieve 10 oculta, salvo all
clonde el viento ha barrido el hielo de nuda,
las hojas secas se deslizan de un lado a otro vi-
rando y girando en sus pequeno.~ viajes. Una ~
ha encallado aqui, contra un gUlprro de la on-lla, una hoja seca de haya que todavfa se ~ece
como si fuera a zarpar de nuevo. Un patron de
barco talentoso, creo, podria trazar su curso des-
de que se cay6 del arbol. Aqui estan todos lo
elementos para el d.lculo. Su posicion actual, l
direccion del viento, el nivel del agua clellago
todo 10 que se necesite. En sus bordes y nerva-
duras lastimados esta enrollado su cuaderno d
bitacora.
"" 6
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os imaginamos en el interior de una easa
mas grande. La superficie de la laguna es nues-
tra mesa de pi no 0 nuestro suelo eubierto de
arena, y el bosque que se eleva abruptamente
desde la orilla son las paredes de L a cabana. Los
sedales que tirarnos para pescar Iucios a traves
del hielo son una preparacion culinaria masgrande, y las personas, sobre el suelo blanco, pa-
recen parte del mobiliario del bosque. Su acti-
vidad, a unos serecienros metros de distancia
sabre el hielo y Ia nieve, nos impresiona como
cuando leemos las haz afias historicas de Ale-
jandro. Pareeen dignos del paisaje, y tan tras-
eendentes como la conquista de un reino.
Hemos vuelto a vagar par los areas del bos-que, hasta que, desde su limite, olmos el dis-
tanre estampido del hielo de la bahia del rio,
como si 10 movieran mareas distintas y mas su-
tiles que las oceanicas, Para mi, tenia el extrafio
sonido del hagar, sobrecogedor como 1a voz de
un pariente noble y lejano. Un sol suave de ve-
rano hrilla sabre el bosque y ellago, y aunque
hay solo una hoja verde para muchas ram as, la
naturaleza disfruta de una salud serena. Cada
66 ·11 i
saniclo esta cargado de 1a misma misterios
tranquilidad de la salud, tanto ahara can el cr
jido de las ramas de enero, como can el sua
susurro del viento de julio.
Cuando el insnerno orla las ramas
Can su jantd.rtiea guirnalda,
Ypone ef manto de silencio
Sobre las hojas de ahi debajo;
Cuando el arroyo en su terraza
Se abre camino g01go teando,
Ye/ raton en su morada
Mordisquea el beno de la pradera;
Creo que el verano aun estd cerca,
Yaeeeha debajo,
Donde estd el mismo raton acurrucado
En el brezo del ana pasado .
Yaeaso elpara desde fa rama
Vuelua a trinar can suauidad.
La nieue es el manto del veranoCon el que if m ism o se cubre fa piel.
~.
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Bellas capullos engalanan los arboles
De los que cuelgan deslumbrantes frutos;
EI uiento del norte suspira una brisa estiual
para protegerlos de la belada penetrante.
Traedme buenos nuevas,
Que yo soy todo oidas,Para una serena eternidad
Que no teme alfrio.
El hie/o cruje inquieto
Sabre la superficie de la laguna.
Y los duendes bacen alegres cabriolas
En media del tumulto ensordecedor.
Me apresuro impaeiente hacia el valle.
Como si oyera excelentes nattcias
De un gran festival que celebra la naturaleza
Y que nopuedo perderme.
Retaza can mi uecino el bielo,
Yel temblor amable de coda nueva grieta
Se abre ueloz
Sabre el logojubiloso.
68 ·11
Junto con el grillo
Y las ramas del hogar
Resuenan en el sendera del bosque
Espo rdd ic os s on id o s familiares.
Antes de que caiga la noche emprenderemo
viaje sabre patines par el curso de este rio spenteante, tan lleno de novedades para quien
pasa los elias de invierno senrado al amor de
lumbre de la cabana, como si se marchara a
hielos polares con el capitan Parry 0 con Fra
klin. Seguir los meandros de su curso, que o
£luye entre colinas, ora se expande sabre bel
praderas, y forma una miriada de ensenadas
bahias dorninadas par pinos y pinabetes. L
rios fluyen por detras de los pueblos, y vem
todo desde una perspectiva nueva y mas salva
Los huertos y jardines llegan hasta el can u
franqueza y falta de pretensiones que no tien
cerca de la carretera. Es el exterior y la Front
de la tierra. 0 hay contrastes violentos q
ofend an nuestros ojos. La ultima cerca de
granja es una rarna de sauce que se balances
conserva aun su frescura, yaquI, a l fin, desap
.
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recen todas las cercas y ya no nos ruzamos can
ningun camino. Ahara podemos internarnos en
la region par el camino mas llano y retirado, y,
sin subir ninguna colina, ascendemos par am-
plias uperficies planas hasta las praderas de Las
tierras altas. El £lujr de un rio es un ejemplo
maravilloso de Laley de la obediencia; el sende-co para un hombre anhelante, el camino por el
que una bellota puede flotar segura con su car-
gao El rodo y la llovizna homenajean a las pe-
queiias cascadas ocasionales, cuyos precipicios
no cambian el paisaje y atraen al viajero de cual-
quier parte. Desde su remota interior, la co-
rriente 10 lleva por escalones anchos y fkiles, 0
por una suave pendiente, hacia el mar. Par 10
tanto, como cede rapido y constanremente a las
irregularidades del terreno, se asegura elcamino
mas facil.
Ahora nos acercamos al imperio de los peces;
no exi te ningun territorio de la naturaleza que
este completamente cerrado para el hombre en
rodos los rnomentos. uestros pies se deslizan
deprisa sobre profundidades insondables, donde
en verano nuestro sedal tienta a la mustela de
rio y al abadejo; y donde el majestuoso luc
aeeeha por los eorredores que forman los junco
Los pantanos profundos e impenetrables dond
vadean las garzas y se agacha el avetoro se hac
permeables a nuestros veloces zapatos, como
se hubieran instalado mil vias ferreas. De
impulse liegamos a la cabana de la rata almiclera, el colona mas antigua, y la vemos hu
bajo el hielo transparente, como un pez pelud
hacia su agujero en la orilla. Nos deslizamos
pidamente sabre praderas donde no haee much
«el segador afilo su guadafia», a traves de lech
de arandanos congelados que se mezclan can
hierba. Patinamos cerca de donde el mirlo,
papamoscas norteamericano y el tirana colgaro
sus nidos sobre el agua y los avis pones se inst
laron en el arce del pantano .. iCuantos alegr
pajaros cantores siguiendo al sol, han partid
de este nido de abedul plate ado y papo de card
En el borde exterior del pantano esta instalad
la aldea sobremarina que nadie ha penetrado
En este arbol hueco, el pato silvestre cria a
poliada, y se escabulle cada ilia a buscar alirne
to entre los helechos.
~
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En invierno, la naturaleza es un escaparate
de curiosidades, Ilene de especfmenes secos en
su posicion y orden naturales. Las praderas y
los bosques son un bortus siccus. Las hojas y las
hierbas estan perfectamente rigidas en el aire
sin tornillos ni pegamento, y los nidos de los
pajaros no estan sabre ramas artificiales, sinodonde elias los han construido. Vamos a pie eo-
juro a inspeccionar el trabajo del verano enel
espeso pantano, y vemos 10 que han crecido los
alisos, los sauces y los arces, testimonio de los
sales calienres, los rocios y iloviznas fertilizan-
res. Vemos los adelantos que han hecho las ra-
mas en el Iujuriante verano." mas adelan te es tas
yemas dormidas las ayudaran a elevarse un poco
mas hacia los cielos.
De vez en cuando vadeamos campos de nie-
ve, bajo cuyas profundidades el rio se pierde du-
rante un trecho y reaparece a la derecha a a la
izquierda, donde menos se 10 espera; aun sigue
su curso debajo, can un rumor ligero y esterro-
reo,como si tambien hubiera hibernado como el
050 Yla marmora, y nosotros hubierarnos segui-
do su debil huella de verano hasta clonde se
oeuIta, debajo de la nieve y el hielo. En un p
mer memento pensamos que los rios se vacia
seean en plena invierno, 0 que se congelan eo
pletamente hasta que la primavera los disuel
pero su volumen ni siquiera ha disrninuido, p
que solo un frio superficial se extiende so
ellos, Miles de manantiales que alimentanlagos y arroyos siguen fluyendo. S610 dejan
rnanar unos pocos rnanantiales superficiales
se ocupan de llenar los embalses profundo
Los pozos de la naturaleza estan debajo del h
10. Los arroyos de verano no se alirncntan
nieve derretida, tampoco el segador sacia su
solo conesto, Los arroyos estan creeidos cu
do la nieve se funde en primavera porque e 1
bajo de la naturaleza se ha demorado; e 1 agua
ha convertido en hielo y nieve, y las particul
son menos parejas y redondas, pOl'10 que no
cuentran su nivel tan pronto.
A 10 lejos, sobre el hielo, entre e 1 bosque
pinabetes y las colinas cubiertas de nieve, esta
pescador de lucios con los sedales en alguna e
senada rerirada, como un flnlandes, can los br
zos metidosen su capote; absorto en pensa
72 - i i i f l t ·
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rnientos nebulosos, niveos y escurridizos como
peces; el mismo es un pez sin aletas, un poco se-
parade de su cardurnen; silencioso y erecto, pa-
rece hecho como para estar envuelto en nubes y
nieves, como los pinos de la orilla, En estas es-
cenas silvestres, los hombres estan inrnoviles 0
se mueven lenta y pesadamente por e1paisaje, yhan sacrificado la anirnacion y vivacidad de los
pueblos por la callada sobriedad de la naturale-
za, Su presencia no hace menos salvaje el paisa-
je que el arrendajo a la rata almizclera, sino que
es parte de el, tal como estan representados los
nativos en los viajes de los primeros navegantes,
en Nootka Sound y en la costa noroeste, cu-
biertos de pieles antes de que un trozo de hierro
los tentara ala locuacidad. Pertenece a Ia fami-
lia natural del hombre, y esta plantado mas hon-
do y can mas raices en la naturaleza que los
habitantes de las ciudades. Acercaos a el y pre-
guntadle par su suerte, y vereis queel tarnbien
es un adorador de 10 invisible. Escuehad can
que sincera deferencia y tono reverente habla
del lucia dellago, al que nunea ha vista, su car-
dumen de lucios primitivo e ideal. Aun sigue
74 .~
conecrado a la orilla, como enganchado a un s
dal, y sin embargo recuerda Iaepoca en Ia q
pescaba a traves del hielo de la laguna, mienrra
los guisantes creclan en el huerto de su casa,
Mientras vagabamos, las nubes se han vuel
a reunir, y ahara unos copas de nieve disperse
empiezan a descender, Caen cada vez mas rapdo dejando fuera de III.vi.sta los objetos distan
tes. La nieve cae sabre todos los bosques y cam
pos, sin dejarse ni una grieta: junto al rio y
laguna, sobre la montana y el valle. En esre pa
cifico instante, los cuadrupedos estan recluido
en sus refugios y los pajaros, encaramados a su
ramas. No hay tanto ruido como c.uando hac
buen riernpo, pem todas las laderas, las psrede
grises y las cercas, el hielo Iustroso y las hoja
que hasta entonees no estaban enterradas,
ocuItan silenciosa y gradualmente, y se pierden
las huellas de los hombres y los animates. L
naturaleza reafirma su papel y barril.los rastro
del hombre can muy poco esfuerzo, He aqul co
mo Homero describi6 1 0 misrnor-Los copo
caen pesada y ripidamente en un dia de invier
no. Los vienroaestan adorm ecidos y la niev
II · 7
cae sin cesar cubriendo la cumbre de las menta-
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fias, las colinas, las llanuras donde crecen los lo-
tos y los campos cultivados. Cae tambien en las
ensenadas y en la orilla del mar espumoso, pero
las olas la derriten en silencio». La nieve empa-
reja todas las casas y las envuelve mas profun-
damente en el seno de la naturaleza, asi como enel lento verano la vegetacion trepa par la corni-
sa del temple y los rorreones del castillo, y la
ayuda a triunfar sabre el arte,
El aspero viento nocturne sopla par el bos-
que y nos advierte que volvamos sobre nuestros
pas as mientras el sol se oculta detras de la tor-
menta cada vez mas negra, y las aves buscan su
varal y el ganado, su establo.
Ei extenuada buey trabajador
se dettene cubierto de niece
y exige elfruto de su labor.
Aunque el invierno esta representado en el
almanaque como un anciano £rente a t viento y el
aguanieve arrastrando su capa preferimos con-
siderarlo un alegre leiiador, joven y de sangre
76 .~
caliente, tan entusiasta como el verano.
grandeza inexplorada de la torrnenta mantie~
al viajero animado, a bromea con nosotros
no que mantiene una dulce seriedad. En invie
no llevamos una vida mas interior. Tenemos
coraz6n ribio y jovial, como una cabana cubier
ra de nieve, con las puertas y ventanas semiocultas, pero de cuyas chirneneas surge alegre
mente el hurno. Las tormentas que impiden
salir aumentan 1a sensaci6n de comodidad
nuestra casa, y en los dias mas frios estamo
contentos de sentarnos junto a t hagar y ver
cielo par la chirnenea, de disfrutar de la v~
tranquila y serena que se puede tener eo un rm
con caldeado junto al fuego, rnientras escuchamas el mugido del ganado alii fuera 0 el ruid
del grana que se muele en algUn granero dis
tante durante toda la tarde. Sin duda, un medi
co talentoso podria deterrninar nuestro grad
de salud observando como estes ruidos sencillo
y naturales nos afectan. No gozam~s ~e un luj
oriental, sino boreal, alrededor de tibias estufa
y fuegos de Iefia, y miramos la sombra de la
motasen los rayos del sol.
fl· 7
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A veces nuestro destino se vuelve tan do-
mestico y familiarmente serio que puede hasta
ser cruel, considerando que durante tres meses
Ia suerte de la humanidad esta envuelta en pie-
les, La Revelacion Hebrea no tiene en cuenta
toda esta jubilosa nieve. ~No hay religion para
las zonas templadas y Frias? No conocemos es-critura alguna que registre la benignidad pura
de los dioses en una neche de invierno de Nue-
va Inglaterra. Jamas se han cantado sus alaban-
zas, s610 se ha menospreciado su turbulencia,
La mejor escritura, despues de todo, registra tan
solo una fe pobre. Sus santos viven en la reserva
y la austeridad. Dejemos que un hombre va-
liente y devoto pase un ana en los bosques deMaine 0Labrador, y veamos si el Antigua Tes-
tamento habla adecuadamente a su estado yex-
periencia desde el comienzo del invierno hasta
que se disuelven los hielos.
Ahora comienza la larga noche de invierno
alrededor del fogon del granjero, en la que los
pensamientos de los moradores viajan muy le-
jos, y los hombres son, por naturaleza y necesi-dad, compasivos y generosos can tad as las cria-
78 .
turas. Ahora, en la feliz resistencia al frlo,
granjero recoge su recompensa, piensa en
preparacion para el invierno y ve con ecuanim
dad par los cristales brillantes «la mansion
050 del norte», porgue ahora la tormenta ha p
sado,
La esfera eompleta y eterea,
descubrienda a la vista infinitos mundos,
brilla con uebemente intensidad; y toda
la boveda
titi/a su estrellado resplandor de polo a polo.
~.
LOS PEQ ~OS UBR05 DE LA SABI
1. Rillmles affaros, /It
2 . l'dlljml misticas ( E P O { { l m e d i e v a l ) . Ant de T.
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3. La sablduri« de l i nd io ame ruano . Ant. de J . B
4 . M ed ifllr;lJ ll, . R
5 . EI pt!/prill l ib ro de los dU/J. L. E
6. Ell ternura, r.t.
7 . P en samie nts s, .
B. UlllillgtilrtlS de mi. T
'I. C1l1 / l11J t ie a m a r dt l QIlJigslO
10. Las tres ~rpiraks.J.M
1 1. Z I!1 Iy liedallta, A. De
12. La til/a '110''-0, Rabi . de
13. Tao T e Kil lg.
1 4. Rubaiyt l / . O. K
15 . UII n um u al d e o i da , E
1 6. B rev e tra ta do d e In emotion, D . D e
1 7. E /lw nlm q ue p la nta bt; d rb oles, J ea n
lB . M,yrw mi st icas { s s.XV-Xl ' l 11 ) . Am. de T .1 9. Z eu a be ra , C . J o k
20 . iH a( (r e tierra, p a d r « tiela, E.5 . C ru ris - J , E
2 t. Lo s bells.ficior d~1altruisma, S.5. el Dala
22 . E I espiritll romdntu». [ d. d e C . G
23 . M01lual tiL 1/ 4 pmlllO$ meduinales, C
2 4 . P eq ue no t ra ta da de/ l~ C. B
2 5 . S n h id , ma o f ri (O I l' o , M a ria ma
26 . E I ta nto d el sD
27. Mfliiteminta. EI p a i s a j r d l' Homero . Ed. d e C .28 . Camillo dt vida, KC . Du rc
2 9 . P as ea r; H.D. T
JO . E n 1 '1( J} ro u ifl d e! m u n d e, Madre