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5/11/2018 Ong Walter - Oralidad Y Escritura - slidepdf.com
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WALTER j. ONG
ORALIDADY ESCRITURA'Tecnologias de '{a palahra
Traducci6n de
FONDO DE CUL TURA ECONOMICA
Mexico
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Primera ediciou en ingles, 1982
Primers edicion en espafiol (FCE, Mexico), 1987
Tercera reirnpresion (I:CE, Argentina), 2006
Disefio de tapa; Carlos Haces
Titulo original;Ora li ty a n d L . it m Il Y . T h e T e dmo !' !f "z in g o f t he Wo rd
(I) 1982, Walter J. Ong, publicado par Methuen & Co. Ltd., Londres
ISBN 0.41P1JS0-7
D.R. ~ 1987, FONDO DE CULTURA ECON6MICA S.A. DE C.V.
D . R . «) 1996, FONDO DE CULTURA ECON6M1CA
Av. Picacho Ajusco 227; 14200 Mexico, D. F.
EI Salvador 5665; 1414 Buenos Aires
fondo@fce.com.ar / www.fce.com.ar,,\
I SBN 950-5 57 -17 0 -4
Forocopiar l ibros esta penado par Icy.
Prohibida su reproduccion total a parcial par cualquier medio
de impresion a digital , en forma identica, extractada 0
rnodif icada, en castellano 0en cualquier otro idiorna, s in la
autorizacion express de la editorial.~". . .r
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IMPRESO EN ARGENT INA · PRINTED INARcr,NnN,1
Hecho eldeposi to que rnarca la ley 11.723
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PREFACIO DE LA EDICION EN INGLES
Resulta ficil apreciar que vivirnos en una cpoca de carnbio social raudo
y radical. Es mucho menos sencillo comprcnder el hecho de que tal.earn-
bio afectara inevitablemente las caracteristicas de aquellas disciplinas aca-
dernicas que rcflejan nucstra sociedad y a la vez ayudan a moldearla.
Sin embargo, clio en ninguna parte es mas manifiesto que en el cam-
po principal de 1 0 que, en terminos generales, puede llamarse estudios
litcrarios. Aqui, entre gran nurnero -de.estudiantes de todos los nive-
les de educacion , ha venido a ser fundamental el desgaste de las hipote-
sis y las suposiciones que apoyan las disciplinas literarias en su forma
tradicional. Los modos y las caregorlas heredados del pasado ya no 'pa-
recen ajustarse a la realidad experirncntada pOl' una nueva generacion.
New Accents tiene el propos ito de ser una reapuesta positiva a la inicia-
tiva brindada por tal situacion. Cada volumen de la serie procurara esti-
mular el proceso de cambio antes que resist irse a el, y extender antes
que afianzar las fronteras que actualmente definen la Iiteratura y su ana'lisis acadernico ,
Algunos importantcs campos de interes surgen aI punta. En diversas
partes del mundo se han creado nuevos rnetodos de anal isis cuyas con-
c1usiones revelan las limitaciones del cnfoque anglonorteamericano que
heredamos. Se han propucsto nuevos conceptos de formas y modes l it e-
rarios; se difunden nuevas ideas sabre la naturaleza misrna de la litera,
tura y de como cSla se comunica: prosperan nuevas opiniones acerca
del papd de la literatura en relacion con la sociedad. New Accents aspira-
ra a exponer y eomentar las mas notables de elias.
En la amplia esfera del estudio de la comunicacion hurnana se ha he-
eho h i ncapie cada vez mayor en la naturaleza y la Iuncion de los 'nue-
vas medios electronicos de cornunicacion. New Aecenls intcntari idenrificar
y analiz.ar el de safio que estes presentan a nuest ros rnodos tradicionales
de respucsta crftica.E1 mismo interes pOl' la comunicacion indica que la seric debe ocu-
parse tambien de aquellos campos de investigacion antropologicos y so-
ciol6gicos mas amplios que han cornenzado a incorporar' cl escu-
drifiamiento de la natur aleza del artc misrno y de SLJ relacion con
nuestro modo de vida en todos sus aspectos. Ello requer ira, en ultimo
caso , que se fijc la atenci6n en algunas de las actividades que hasta la
fecha fueron excluidas de los reinos prestigiosos de la cultura en nuestra
soeiedad. La inquietante redisrribucion de val ores que ella entrafia y la
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PREFACIO
desconcerranre naturaleza de las presiones que sc conjugan para llevarla
a cabo constituyen dos campos que New Accents procurara explorar.
Por ultirno, como sugiere el titulo, un aspecto de New Accents se esta-
blecera fir~emente en los enfoqucs conternporaneos dellenguaje, y una
preocupacion continua de la serie sera examinar el grado hasta el eual
las ramas pertinentes de los estudios Iinguisticos consiguen ilurninar de-
t~rminados a.mbitos espedfieamente litcrarios. Los volurnenes que sos-
ttcnen ~st~ mte~es. en particular no supondran , con rode, ningunreconocumento tccmco previo de parte de sus lectores, y trataran de re-
pasar los aspectos lingufst icos relacionados can el tema de que se trate,
antes que ernbarcarse en cuestiones reoricas generales.
Cada volurnen de la serie intentara una exposicion objet iva de las ten-
dencias significativas en su campo hasta la actualidad, asi como tarnbien
una puntualizaci6n de las opiniones propias del autor sobre la cuestion,
Cada uno terminara can una bibliografia informativa, como gufa para
in:es~igaciones ulteriores. Asirnismo, aunque cada volumen se ocupara
principal rnente de los temas refercntes a sus propios intereses espccffi-
cos, podemos esperar que se escuche como se establece una especie de
conversacion entre elias; conversacion cuyos acentos acaso insirnien eI
discurso caracterist ico del futuro.
TERENCE HAWKES
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RECONOCIMIENTOS
Anthony C. Daly y Claude Pavur fueron muy generasos al leer y co-
mcntar sobrc los borradores de cste libra, y el autor desea darles las
gracias.
EI autor y el editor. quisieran agradecer a la Biblioteca Britanica el
permiso de reproducir la ilustracion I, port ada de TJv. B o i c e N a me d th e G a ue r-
nour de sir Thomas Elyot. .
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I.,
INTRODUCCION
En afios recientes, se han descubierto eiertas diferencias fundamcntales
entre las rnaneras de manejar el conocimiento y Ia cxpresidn verbal enlas culturas ora1es primarias (sin conocimiento alguno de la escrirura)
yen las culturas afeetadas profundamente por el uso dela escritura. Las
implicaciones de los nuevos descubrimientos son sorprendentes. Muchas
de las caracterfsticas que hemos dado por sentadas en el pensamiento
y·la expresion dentro de la Iiteratura, la filosofia y la ciencia, y aun en
el diseurso oralentre personas que sabcn leer, no son esrrictarnente in-
herentes ala existencia humana como tal, sino que seoriginaron debido
a los recursos que la tecnologia de la escritura pone a disposicion de la
conciencia humana. Hemos tenido que corrcgir nuestra comprension de
la identidad humana.EI tema del presente libro son las diferencias entre la oralidady el co-
'nocimiento de la escritura. 0, mas bien, yen vista de que los lectores
de este u otro libro eualquiera, par definicion conocen 1aeultura escrita
desde dentro , c J tema es, en primer lugar, elpensarniento y su expresion
verbal en la cultura oral, la eual nos resulta ajena y a veces extravagan
tc; y, en segundo, cl pensamiento y la expresion plasmados por escrito
desde el punto de vista de su aparicion a partir de la oralidad y surela-
cion con la misma.La materia de este libro no es ninguna "escuela" de interpretacion.
No existe "escuela" alguna de oralidad y escritura; nada que viniera
a ser el equivalente del formalismo, la nueva crftica, eI estructuralismo
o el "deconstruccionismo"; aunque la conciencia dela corrclacion entre
oraIidad y escritura puede influir en 1 0 heeho en estas, asi como otras va-
rias "escuelas" 0 "movimientos" a traves de las humanidades y las cien-
cias sociales, EI conocimiento de los contrastes y las relaciones entre la
oralidad y la escritura normalmente no genera apasionados apegos a las
teorfas; antes bien, [omenta la rellexicn sobre diversos aspectos de la con-
dicion humana, dernasiados para poder enurnerarse complctamente al-
guna vez, Este libro 'se dara a la tarea de analizar uri mirnero razonable
de dichos aspectos. Un estudio exhaustive requerirfa muchos volumenes,
Resulta util abordar de rnanera sincronica 1aoralidad y el conocimiento
dela cscritura, mediante la eomparacion de las culturas orales y las cali-graficas (es decir, can escritura) que coexisten en un espacio dado de tiern-
po. Pero es absolutamcnte indispensable enfocarlos tambien 'diacronica
o historicamente par rnedio de la comparaci6n de pcriodos sucesivos. La
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12 INTRODUCCION
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sociedad humana se forme prirnero can la ayuda del lenguaje oral ; apron-
dio a leer en una etapa muy posterior de su historia y al principia solo
eiertos grupos podfan hacerlo. El h om o s a pi en s existe desde hace 30 mil
y 50 mil aiios. EI escrito mas antiguo data de apenas haec 6 mil afios.
EI exam en diacronico de la oralidad, de la escritura y de Jas diversas eta-
pas en la evolucion de una: a la otra establece un marco de refcrencia
dentro del eual es posible lie gar a una mejor comprension no solo de Ia
cultura oral pristina y de la posterior de la escritura, sino tarnbien de
la' cultura de la irnprenta, que conduce Ia escritura a un nuevo pun toculminantc, y de la cul tura elcctronica, que sc basa tanto en la escritura
como en la irnpresion. Dentro de esta estructura diacronica, el pasado
y el presente; Homero y la television, pueden ilurninarse recfprocamente.
Empero, la iluminacion no se produce facilmente. La comprensi6n
de las rebciones entre oral idad y escritura y de Jas impl icaciones de las
rnismas no es cuestion de una psicohistoria 0 de una fenomenologfa ins-
tantancas. Requiere arnplios -incluso vastos-« conocirnicntos, pensa-
miento concienzudo y formulacion cuidadosa. No solo son profundae y
complejas las cuestiones, sino que tam bien compromcten nuestros pro-
pies prejuicios. Nosotros -los lectores de libros tales como este- est a -
mos tan habituados a leer que nos resul ta muy dificil concebir un universe
oral de cornunicacion 0pensamiento, salvo como una variante de un uni-
verso que se plasma por escrito. Este libro procurara superar hasta cier-
to punto nuestros prejuicios y abrir nuevos caminos de .comprension.
Esta obra se concentra en las relaciones entre la oralidad y la escritura,
La capacidad de leer cornenzo con la escritura pem, desde luego en una
fase posterior, abarca tarnbien la irnpresion. Por cl io , el presente libro
se refiere someramente a la impresion y a la escritura. Tambien hace
alguna breve mencion a la elaboracion electronica de la palabra y del
pensamiento , como en la radio, la television y VIa satel ire. Nuestra com-
prension de las diferencias entre la oralidad y la escritura nacio apenas
en la era electronica , no antes. Los contrastes entre los medics electroni-
cos de cornunicacion y la impresion nos han sensibil izado frente a la dis-
paridad anterior entre la escritura y la oralidad. La era electronica tam bien
es la era de la "oralidad secundaria"', la oralidad de los telefonos, la ra-
dio y Ja television, que depende de la escritura y la irnpresion para suexistencia,
.EI cambio de la oralidad a la escritura, Y de ahf a la e1aboraci6n elec-
tronica, cornprometen las cstructuras social, econ6mica, politica, religiosa ,
y otras. Todas elias, sin embargo, s610 tienen un interes indirecto para
el presente libro, que mas bien trata las diferencias de "mentalidad" en-
tre las culturas orales y Jas que tienen conocimiento de la escritura.
Hasta la fecha, casi todo el trabajo que com para las culturas orales
con las caligraficas ha confrontado la oralidad con la escritura alfabetica
antes que con otros sistemas de cscritura (cuneiforme, caracteres chinos,
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INTRODuccr6N
. .. ones la escritura maya, etcetera) y se ha ocupado del aI-
el silabario PP 'do en Occidente (el alfaheto tarnbien csta asenradofabcto como es usa . C ) E t braO· t orno en la India el Sureste Asiatico a orca. n 1;5 a 0
en nen e, c '. d l saber exi t te aunque.i'n se ira los cursos principales e sa er exis en, .
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a di d I alfabeto y a culturas que no seencuentran en OCCI entc.turas istmtas e
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W.J.O.
Uniuers idad de Saint Louis
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1. LA ORALIDAD DEL LENGUAJE
LA C ....I'ACIDAI) DE LEER Y EL PA5ADO ORAL
EN LAS decadas pasadas cl mundo erudite ha despcrtado nuevamerue al
caracter oral dellenguajc y a algunas de las implicaciones mas profun-
das de los conlrastes entre oralidad y escritura, Antropologos, sociologos
y psicologos han escrito sobre su trabajo de campo en sociedades orales.
Los historiadores culturales han ahondado mas y mas en la prehistoria,
cs dccir, la existencia human a antes de que la escritura hiciera posible
que la forma verbal quedase plasmada. Ferdinand de Saussurc
(1857-1913), cl padre de la lingiiistica moderna,IIam61a atencion sobre
la primada del habla oral, que apuntala toda cornunicacion verbal, asi
como sobre la tendencia persistente, auh entre hombres de letras, de con-
.siderar la escritura como la forma basica dellenguaje. La escritura, apun-
to , posee sirnultaneamente "utilidad, defectos y peligros" (1959, pp.
23-24). Con iodo, concibio la escritura como una clase de complcmento
para el habla .oral, no como transformadora de la art iculacion (Saussu-
re, 1959, pp, 23-24). .A partir de Saussure, la lingufstica ha elaborado estudios sumarnente
complejos de fonologfa, la manera como eI lcnguaje se halla incrustado
en el sonido. Un contemporaneo de Saussure, el ingles Henry Sweet
(1845-1912), habla insist ido previamente en que las palabras se cornpo-
nell no de letras sino de unidades funeionales de sonido 0 fonemas. No
obstante, a pesar de toda su atenei6n a los sonidos del habla, hasta fe-
chas muy recientes las escuelas modernas de lingiiist ica han atendido so-
lo de manera incidental -si es que 10han heche siquiera+- las rnaneras
como la oralidad primaria, la de las culturas a las cuales no ha lIegado
la escritura, contrasta con esta ultima (Sampson, 191)0) Los cstructura-
Iistas han analizado la tradicion oral en detaIle, pero par 10 general sin
contrastarla explicirarnente con cornposiciones escritas (Maranda y Ma-
randa, 1971). Hay una bibliografia extensa sobre diferr:ncias entre ellen-
guaje escrito y el hablado, que compara el lenguaje escrito y el habladode personas que saben leer y escribir (Gurnperz, Kaltrnann y O'Con-
nor, 1982 0 1983, bibliografla). Estas no son las difcreneias que con-
ciernen fundamentalmente al presente estudio. La «ralidad aqui tratada
es esencialrnente la oralidad primaria, la de personas que desconocen
por complete la escritura. .'
Dc manera reciente, s in embargo, la l inguisrica apJicada y la sociolin-
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16 LA ORALIDAD DEL LENGUAJE
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gufstica han estado comparando cada vez mas la dinarnica de la articu-
lacion oral primaria con Iade laexpresi6n verbal escrita. EI reciente libro
deJack Goody, The Domestication of the Savage Mind (1977), YIa anrologfa
anterior de trabajos suyos y de otros, Literacy in Traditional Societies (1968),
proporcionan descripciones y analisis inapreciables de los cambios en es-
tructuras mentales y sociales que son inherentes al uso de la escritura ..
Chaytor , mucho antes (1945), Ong (1958b, 1967b), McLuhan (1962),
Haugen (1966), Chafe (1982), Tannen (1980a) yotros,aportan mas da-
tos y analisis Iingulsticos y culturales. EI estudio cxpertamcnte enfocadode Foley (1980b) incluye una bibliografia extensa,
EImagna despcrtar al contrastc entre modos oralcs y escritos de pen-
sarniento y expresi6n tuvo lugar no en fa Jinguistica, descriptiva 0cultu-
ral, sino en losestudios literarios, partiendo claramente del trabajo de
Milman Parry (1920-1935) sobre el texto de la lliada y la Odisea, lIevado
a su terrninacion , despues de la muerte prernatura de Parry, por Albert
B. Lord, y cornplementado por la obra posterior de Eric A. Havelock
y otros, Publicaciones de lingiifstica aplicada y sociolingiiistica que ver-
san sobre los contrastes entre la oralidad y la escritura, en teoria 0me-
diante trabajo de campo, regularrnente citan estas obras as! como otras
rclacionadas con ellas (Parry, 1971; Lord, 1960; Havelock, 1963; McLu-
han, 1962; Okpewho, 1979; etcetera).
Antes de abordar los descubrimientos de Parry en detalle, sera con'
veniente preparar el campo aqul, planteando el interrogante de por queelmundo erudito tuvo que volver a despertar al caracter oral dellengua-
je. Parcceria includiblemente obvio que e1lenguaje es un fen6meno oral.
Los seres human os se comunican de innumerables rnaneras, valiendose
de todos sus sentidos: eI tacto, eI gusto, el olfato y. particularmente la
vista, adem as del oido (Ong, 1967b, pp. 1-9). Cierta comunicacion no
verbal es sumarnente rica: la gesticulaci6n, por ejemplo. Sin embargo,
en un sentido profundo e1lenguaje, sonido articulado, es capital. No so-
lo la comunicacion , sino el pensamiento rnismo, se relaciona de un mo-
do entcrarnente propio con el sonido. Todos hernos ofdo decir que una
imagen equivale a mil palabras. Pero si esta declaracion es cierta, tpor
que tiene que ser un dicho? Porque una imagen equivale a mil palabras
s610en circunstancias especiales, y esras cornunrnente incluyen un con-
texto de palabras dentro del cual se situa aquella.
.Dondequiera que haya seres humanos, tendran un lenguaje, y en ca-da caso uno que existe 'basicamente como habiado y ofdo en el mundo
del sonido (Siensema, 1955). No obstante la riqueza de la gesticulaci6n, ,
loscornplejos lenguajes gestualcs son sustitutos del habla y dependen de
sistemas orales del"rnismo, incluso cuando son empleados por los sordos
de nacimiento (Kroeber, 1972; Mallery, 1972; Stokoe, 1972). Eo cfecto ,
ellenguaje es tan abrumadoramente oral que, de entre las muchas miles
de lenguas -posibJemente decenas ciemiles- habladas en el curso de
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LA ORALlDAD DEL Lf.NGUAJE 17
la historia del hombre, solo alrededor de 106 nunca han sido plasmadas
por escrito en un grado suficiente para haber producido literatura, y la
mayoria de elias no han lIegado en absolute a la escritura , S61078 de
las 3 mil lenguas que existen aproximadamente hoy en dia poseen una
litcratura (Edmonson, 1971, pp. 323, 332). Hasta ahora no hay modo
de calcular cuantas lenguas han desaparecido 0se han transmulad~ en
otras antes de haber progresado su escritura. Incluso ac.tual~ente, cleo-
tos de lenguas en uso activo no se escr-iben nunc~: nadie ha Id~ado una
manera efectiva de hacerlo. La condici6n oral basica dellenguaJe es per-
manente.No nos interesan aquf los Ilamados "Ienguajes" de cornputadora.' que
se asemejan a lenguas hurnanas (ingles, sanscrito , malayalam, cl dialec-
to de Pekin, twi 0 indio shoshon , etcetera) en ciertos aspectos, pero que
siempre seran totalmente distinros de las Jenguas humanas por ~ua~to
no se originan en el subconsciente sino de modo directo en la COnClenCla.
Las reglas dellenguaje de computadora (su "gramatica") se forrnulan
prirnero y se utilizan despues. Las" reglas" gramatieales de los lengua-
jes hurnanos naturales se emplean primero y solo pueden ser fOI"l.TIuladas
a partir del uso y establecidas explicitamente en palabras con dificultad
y.nunca de manera integra. . .La escritura, consignacion de la palabra en cl cspacio, extiende la po-
tencialidad dellenguaje casi ilimitadamente; da una nueva estructura al
pensamiento y en el proceso convierte ciertos dialectos en "grafolectQs"(Haugen, 1966; Hirsch, 1977, pp. 43-48). U~'gl~~folecto es ~na len$lla
transdialectal formada por una profunda dedicacion ala escritura. Esta
otorga a un grafolecto un poder muy p~r encima .del~e cu~lqu~er dialec-
to meramente oral. EI grafoIecto conocldo como mgles oficial nene ~cc,e·
so para su uso a un vocabulario registrado de por 10menos. un.millen
y medic de palabras, de las cuales se conoce~ no s610 I~s slgmficados
actuales sino .tambien cientos de miles de acepciones antenores. Un sen-
cillo dialecto oral por 10regular dispondra de unos cuantos miles de pa-
labras, y sus hablantes virtualmente no tendran conocirniento alguno de
la historia semantica real de cualquiera de elias. .
Sin embargo, en todos los maravillosos rnundos que descubre la es-
critura , todavia Ies es inherente y en ellos vive la palabra hablada. To-
dos los textos escritos tienen que estar rclacionados de alguna manera ,
directa 0 indirectamente, con eI mundo del sonido, el ambiente nat~raldel Jenguaje, para transrnitir sus significados. ':Lee~" un texto quiere
decir convertirlo en sonidos, en voz alta 0 en la imaginacion, silaba por
silaba en la lectura lenta 0 a grandes rasgos en Ia rapida, acost:,mbrada
en las cultur'as altamente tecno16gicas. La escritura nunca puede pres-
cindir de la oralidad. Adaptando un termino empleado con ,prop~sit?s
un poco difereme porJurij Lorman (1977, pp. 21, 4~-61; veas,e,~Slrnls-
rno Champagne, 1977-1978), podemos llamar a la escntura un sistema
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18 LA ORAL!I)AD DEL LENGUAJE
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secundario de modelado", que depende de un sistema primario ante-
rior: la lengua hablada. La expresi6n oral cs capaz de existir, y casi siem-
pre ha cxistido , sin ninguna escritura en absoluto; empero, nunca ha
habido escritura sin oralidad.
No obstante, a pesar de las rakes orales de toda articulacion verbal,
durante siglos el analisis cientffico y l iterario de la lengua y la Iiteratura
ha evitado, hasta afios muy recientes, la oral idad. Los textos han clama-
do atencion de rnancra tan impcriosa que generalmente se ha tendido
a considerar las creaciones orales como variantes de las producciones cs-critas; 0 bien como indignas del estudio cspecializado serio. Apenas en
fechas recientes hernos ernpezado a lamentar nuestra torpeza a este
respecto (Finnegan, 1977, pp. 1-7).
Salvo en las decadas recientes, los estudios lingilfsticos se concentra-
ron en los textos escritos antes que en la oraJidad por una razon que re-
sulta faeil comprender: la relacion del estudio mismo con la escritura.
Todo pensamiento , incluso cI de las cul turas orales prirnarias, es hasta
cierto punto analf tico: divide sus elementos en varios eomponentes. Sin
embargo, el exam en abstractamente explicative, ordenador y consecuti-
YO de fenornenos 0 verdades reconocidas resulta imposible sin la escritu-
ra y Ia Iectura. Los seres humanos de las culturas orales primaries, aquellas
que no conocen la escritura en ninguna forma, aprenden mucho, poseen
y practican gran sabidurfa, pero no "estudian".
Aprenden· por medio del entrenamiento -aeompafiapdo a cazadoresexperimentados, por ejemplo-; par discipulado, que es una especie de
aprendizaje; escuchando; por repeticion de 10 que oyen; mediante el do"
minio de los proverbios y de las maneras de combinadas y reunirlos; por
asirnilacion de otros elementos formularios; por participacion en una es-
pecie de memoria corporativa; y no mediante el estudio en sentido estricto.
Cuando el estudio , en la acepcion rigurosa de un extenso anal is is con-
secutivo, se hace posible con la incorporacion de la escritura, a menudo
una de las primeras cosas que exarninan los que saben Jeer es la lengua
misma y sus usos. EI habla es inseparable de nuestra conciencia; ha fas-
cinado a los seres humanos y provocado reflcxion seria acerea de sf rnis-
rna desde las fases mas remotas de la conciencia, mucho antes de que
la escritura l legara a exist ir. Los proverbios procedentes de todo eI muri-
do son ricos en observaciones acerea deeste fcnomeno abrurnadorarnen-
te o humano del habla en su forma oral congenita, acerca de sus poderes,
sus atractivos, sus peligros. EJ mismo embeleso con el habla oral conti-
.mia sin merrua durante siglos despues de entrar en usa la escritura .:
En Occidente, entre los antiguos griegos, la fascinacion se manifesto
en la elaboracion del arte minueiosamente e1aborado y vasto de la retori-
ca, la materia acadernica mas cornpleta de toda la cul tura occidental du-
rante dos mil afios. En el original griego, lechnlrhltoriki, "arte de hablar"
(por 10 cormin abreviado a solo rhltorikl), en esencia se referfa aJ diseurso
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LA ORALIDAD DEL LENGUAjE 19
oral, aunque siendo un "arte" 0 ciencia sistematizado 0 reflexive -por
ejemplo, en eI A rte Retorica de Arist6teles-, la rerorica era y tuvo que ser
un producto de la escritura. Rhilon·kl, 0ret6rica, significaba basicarnen-
te cI discurso publico 0la oratoria que, aun en las culturas tipograficas
y con escritura, durante siglos siguio siendo irref lexivamente, en la rna-
yorfa de los casos, el paradigm a de todo discurso, incluso el de la escritu-
ra (Ong, 1967b, pp. 58-63; Ong, 1971, pp. 27-28). As! pues, desde el
principia Ia cscritura no redujo la oralidad sino que la intensif ied, posi-
bilitando la organizaci6n de los' Iprincipios" 0cornponcntes de la arato-ria en un "arte" cientif ico , un cuerpo de explicacien ordenado en forma
consecutiva que mostraba como y por que la oratoria lograba y.podfa
ser dirigida a obtener s~s diversos efectos especificos. .
No obstante, era dificil que los discursos -u otras producciones ora-
les cualesquiera- estudiados como parte de la retorica, pudieran ser las
alocuciones rnientras estas eran reeitadas oralmente. Despues de pronun-
ciar el discurso, no quedaba nada de eJ . para el analisis, Lo que se em-
plcaba para eI "estudio" tenia que ser eI texto de los discursos que se
habfan puesto por escrito , comunmente despues de su declamacion y por
1 0 regular rnucho mas tarde (en el mundo antiguo nadie, salvo los ora-
dorcs vergonzosarnentc incompetentes, solfa hablar con base en un rcxto
preparado de antemano palabra por palabra; Ong, 1967b, pp. 56-58).
De esta manera, aun los discursos compuestos oralmente se estudiaban
no como tales, sino como textos escritos,
Por otra parte, adernas de la transcripcion de las producciones orales
tales como los discursos, con el tiempo la cscritura produjo cornposicio-
nes rigurosamente escr itas , dest inadas a su asimilacion a part ir de la su-
perficie escrita. Tales composiciones reforzaron aun mas la atenci6n a
los textos , pues las composieioncs propiamente escritas se originaron so-
10 como textos, aunque muchas de elias por 10 corruin fueran escuchadas
y no lefdas en silencio, desde las historias Tito Livio hast a la Comed ia
de Dante y obras posteriores (Nelson, 1976-1977; Bauml, 1980; Goldin,
1973; Cormier, 1974; Ahern, 1982).
(Duo ··I.lTERATUHA ORAr.··?
La conccntraei6n de los especialistas en los textos tuvo consecuencias ideo-
logicas. Con la atcncion enfocada en los textos, con frccuencia prosiguie-
ron a suponer, a menu do sin reflexion alguna, que la articulacion verbal
oral era en escncia identica a la expresion verbal escrita can la que nor-
malmente trabajaban, y que las form as artisticas orales en eI fondo solo
eran textos, salvo en el hecho de que no estaban asentadas por escrito.
Se extendio la impresion de que, aparte del discurso (gobernado por re-
glas retcricas escritas), las forrnas artisticas orales eran fundarnentalmente
desmafiadas e indignas de exam en serio.
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20 LA ORALlDAD DEL LENGUAJE
No todos, sin embargo, se rigieron pOl' cstas suposiciones. A partir
de mediados del siglo XVI, se intensific6 un sentido de las complejas rc-
laciones entre la escritura y el habla (Cohen, 1977). Empero, el dominic
inexorable de los textos en la mente de los eruditos se haec evidente en
el hecho de que hasta hoy dia aun no se formulan conceptos que ayuden
a cornprender eficazmente, y menos aiin con elegancia, el arte oral co-
mo tal, sin la rcferencia (consciente 0inconsciente) a la escritura. Ello
es cierto a pesar de que las form as artfsticas orales que se produjeron
durante las decenas de miles de afios anteriores a la escritura obviamen-te no tenfan ninguna concxi6n en absoluto can esta ultima. Tenemos ter-
mino "Iiteratura", que basicamente significa "escritos" (en latin l i teratura,
de l i tera, let ra del alfabeto), para cubrir un cuerpo dado de material es-
crito -literatura inglesa, l iteraturainfantil -e-, pero no contamos con nin-
guna palabra 0concepto sirnilarrnente satisfactoria para referirn?s a una
herencia meramente oral, como las historias, proverbios, p leganas yex-
presiones de formula orales tradicionales (Chadwick, 1932-1940, pasimm),
u otras producciones ,?rales de, digamos, los lakota sioux de Norteame-
rica, los mande del Africa occidental 0 los griegos homericos.
Segtin se apunt6 parrafos arras, l lama "oralidad primaria" ala oral i-
dad de una cultura que carece de todo conocirniento de la escritura 0
de Ia irnpresion. Es "primaria" par el contraste can la "oralidad secun-
daria " de la actual cultura de alta tecnologfa, en la cual se mantiene una
nueva oralidad mediante el tclefono, la radio, la television y otros apara-
'05 elcctronicos que para su existencia y funcionamient'o dependen de
la escritura y la impresion. Hoy en dfa la cultura oral primaria casi no
cxiste en sentido cstricto puesto que toda cultura conoce la escritura y
tiene alguna experiencia de sus efectos. No obstante, en grades variables
muchas cul turas y subculturas, aun en un arnbiente altamente tecnol6-
gico, conservan gran parte del molde mental de la oralidad primaria.
La tradicion meramente oral, u oralidad primaria, no es facil de con-
cebir can precision y sentido. La escritura haec que las" palabras" pa-
rezcan sernejantes a las casas porque concebirnos las palabras como rnarcas
visibles que sefialan las palabras a los decodificadores: podemos ver y
tocar tales "palabras" inscritas en text os y l ibros. Las palabras escritas
constituyen remanentes. La tradiei6n oral no posee este caracter de per-
maneneia. Cuando una historia oral rclatada a menudo no es narrada de
hecho, 10 unico que de ella existe en ciertos seres humanos es e J potencial
de contarla. Nosotros (los que leemos texros como este) por 10 general es.-
tarnos tan habituados ala lectura que rara vez nos sentimos bien en una
situacion en la eual la articulaci6n verbal tenga tan poca semejanza con
una cosa, como sucede en la tradici6n oral. Par ello -aunque ya con una
frecuencia ligeramcnte reducida-, en eI pasado la crf tica engendr6
conceptos tan monstruosos como el de "Iiteratura oral". Este terrnino
sencillamente absurdo sigue circulando hoy en dla aun entre los erudi-
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LA ORALlDAD DEL LENGUA.lE 2 1
tos, cada vez mas agudamente conscie ntes de la manera vergonzosa co-
rno rcvcla nucstra incapacidad para represcntar ante nuestro propio
espiritu una hereneia de material organizado en forma verbal salvo co-
mo ciert a variante de la esc ri tura , aunque no tenga nada en absolute
que ver COl] esta ultima. EI titulo de la gran Colecci6n Milman Parry
de Lite raiura Oral en la Universidad de Harvard es un monumento al
estado de lunciencia de una generaeion anterior de eruditos, que no al
de sus drlensores recientes.
Podria at guirse (como 10 hace Finnegan, 1977, p. 16) que el.termi,no
"Iiteratura", aunque creado principalmente para las obras escritas, solo
se ha extendido para abarcar otros fenornenos afines como la narraei6n
oral t radicional en las culturas que no t ienen conocirnicntos de la cseri-
rura, Muchos terrninos originahnente especificos han sido gcneralizados
de esta manera. Sill embargo, los conceptos tiencn la peculiaridad de
conservar sus etirnologfas para siernpre. Los elementos a partir de los
cuales se (;ompone un terrnino, por regIa general, acaso s iernpre , subsis-
ten de algiin modo en los significados ulteriores, tal Vel: en la oscuridad
pero a menudo COil fuerza y aun irrcductiblcmente. Aden~a~, como ~e
vera en detalle mas adelante , la eseritura representa una actividad part 1-
cularmentc imperialista y exelusivista que t iende a incorporar otros ele-
mentos aun sin la ayuda de las etimologfas.
Aunque las palabras estan fundadas en el habla oral, la escritura las
cncicrr<1 t irfiuicamcntc para sicmpre en un campo visual. Una pl'r~()T1;1
que sepa leer y a la que se le pida pensar en la expresion "no obstante",
par regia general (y tengo graves sospcchas de ~ue siemp,re) se had. al-
guna imagen al menos vag~ de la palabra escrrt a, y sera enteramente
incapaz de pensar alguna vez en la expresion "no obstante" durante,
digarnos, 60 segundos sin rcferirsc a las letras sino sdlo al sonido. Es de-
eir, una persona que ha aprendido a leer no puede recuperar plenamen-
te el sentido de 10 que la palabra significa para la gente que s610 se
comuniea de manera oral. En vista de esta prepondcrancia del conoci-
miento de la escritura, pareee absolut arne nte imposible emplcar cl ter-
mino "Iiteratura" para incluir Ia tradic~6n y la representacion oralcs sin
rcducir de algiin modo, sutil pero irremediablementc, a CSI<IS a var iantes
de la escritura.
Considcrar la tradicion oral 0 una hercneia de rcpresentacion, gene-ros y estilos orales como "literatura oral" es alga parecido a pensar en
los caballos como autornoviles sin ruedas. Desdc luego, es posible inten-
tarlo. Imagfnese eseribien'do un tratado sabre caballos (para la genre que
nunea ha vista ninguno) que cornience con el concepto, no del caballo,
s ino de "autom6vil", basandose en la experiencia directa de los Iectores
con los automoviles, Proeede a profundizar sobre los cabal los., refirien-
dose siernpre a ellos como "automoviles sin ruedas"; explica a los lee to-
res muy acosturnbrados al autom6vil, que nunca han visto un caballo,
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22 LA ORALlDAD DEL LENGUAJE
todos los puntos de diferencia, en un esfuerzo por extirpar toda nocion
de "automovil" al concepto "automovil sin ruedas"; a fin de dotar al
termino de un significado estrictaruente equino. En vez de ruedas, los
aurornoviles sin rucdas tienen ufias agrandadas llarnadas cascos; en lu-
gar de faros 0quizas espejos retrovisores, ojos; a cambio de una capa
de laca, algo llamado pelo; en vez de gasolina como combustible, heno;
y aS I succsivamcntc. Al final, los caballos solo se cornponen de 10 que
no son. Sin irnportar cuan precisa y minuciosa sea tal descripcion por omi-
sion, los lcCtOI'CSonductores de autornoviles que nunca han visto un ca-ballo y que s610oyen hablar de "autom6viles sin rucdas" con seguridad
senevadan un extraiio concepto de un caballo. Sucede10misrno con aque-
llos que hablan de la "litcratura oral", es decir, de la "escritura oral".
No es posible descr ibir un fenomeno prirnario comenzando con otro se-
cundario posterior y reducir poco a poco las diferencias sin producir una
deformacion grave e inoperantc. En efecto, haciendo las cosas al reves
-colocando el carro delante del caballo-, resulta absolutarnente impo-
sible descubrir las verdaderas diferencias.
Aunque el tennino "prealfabeti'smo" resulta en sfritil ya veces nece-
sario, si se emplea de modo irreflexivo tarnbien plantea problemas igua-
les a los del termino "Titeratura oral", aunque no tan dogmaticos.
"Prealfabetismo' , revel a la oralidad -el "sistema primario de
modelado"- como una desviacion anacr6nica del "sistema secundario
de modelado" que Ie sigui6.De acuerdo con los terminos "Iiteratura oral" y "prealfabetismo" ,
tarnbien oimos mencionar eI "texto" de una expresion oral. "Texto",
de una raiz que significa "tejer", es, en terrninos absolutes, etimol6gi-
camente mas compatible con la expresion oral que "literatura", la cual
se refiere a las letras en cuanto a 5U origen ( l i terae) del alfabeto. EI dis"
curso oral por 1 0 general seha considerado, aun en medios orales, como
un tejido 0cosido: rhapsoidein, "cantar", en griego basicamente signilica
"coser canciones". Pero en realidad cuando los que saben leer utilizan
hoy en dfa el termino "texto" para referirse a la producci6n oral, pien-
san en el por analogfa con la escritura. En el vocabulario del lector, el
•'texto" de una narracion hccha pOI' una persona de una cultura oral
primaria represcnta una der ivacion regresiva: otra vez el caballo como
autornovil sin ruedas.
. Dada la vasta diferencia entre el habla y laescritura, ique puede ha-
cerse para idear una alternativa al terrnino "Iiteratura oral" anacroni-
co y contradictorio en sfmismo? Adaptando una proposicion hecha por
Northrop Frye para la poesia epica, en The Anatomy of Criticism (1957,
pp. 24B-250 , 293-303), podemos referirnos a todo arte exclusivamcnte
oral como "epica", que tiene la misma raiz del protoindoeuropeo, toekiu,
como la palabra latina vo x y su equivalerue ingles, uoice, y que por 10 tan-
to se basa firmemente en 10vocal, 10 oral. Asi pues, las producciones
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'.- .~ . ,·u.. .. ..
LA ORALIDAD DEL LENGUAJE 23
oralcs se apreciar,an como "vocalizaciones", 0 sea, 10que son. Sin em-
bargo, el significado mas usual del termino epica -poesia cpica (oral;
ueas« Bynum, 1967)- interferiria de alguna manera con un significado
generico atribuido a todas las creaciones orales. "Vocalizaciones" pare·
cetener demasiadas asociaciones competidoras, aunque si alguien 10cree
10 suficientemente boyante para botarlo, ciertamente apoyare los esfuer-
zos por mantenerlo a flote. Empero, aun nos cncontrariamos sin un ter-
mino mas generico que abarcase tanto eI arte exclusivarnente oral como
la litcratura. En este caso continuare una practica corrurnentre las per-
sonas informadas y rccurrire, cuando sea precise, a circunlocuciones que
se expliquen pOI'sf mismas: "formas artfsticas exclusivarnente orales",
"formas artfsticas verbales " (que comprcnderfan tanto las orales como
las compucstas pOI'escrito, y todo 10 que hubiera entre una y otra) y de
tipos semejantes.
En la actualidad, cl termino "literatura oral" afortunadamcnte esta
perdiendo terreno, pero es muy posible que toda batalla librada para eli-
minarlo del todo nunca se gane por completo. Para la mayoria de los
que pueden leer, la consideracion de las palabras como separadas dema-
nera integra de la escritura sencillamente representa una tarea dernasia-
do ardua para emprenderla, aunque 10 requiera el trabajo lingufstico 0
antropologico especializado. Las palabras siguen llegandole a uno por
escrito, sin irnportar 10que sehaga. Por otra parte, la separaci6n de las
palabras de la escritura resulta psicologicamente peligrosa, pues eI senti-do de dominio sobre la lengua que tienen losque leen esta estrecharnen-
te vinculado con las transformaciones visuales de la misma: sin los
diccionarios, las reglas gramaticalcs escritas, la puntuaci6n y todo el res-
to del mecanisme que convierte laspalabras en algo cuyo significado puede
averiguarse, icomo podran vivir los que !cen? Aquellos que utilizan Ull
grafolecto como eI ingles oficial tienen acceso a vocabularios cientos de
veces mas extensos de 10que puede abarcar cualquier lcngua oral. En
un mundo tan linguistico, los diccionarios son esenciales, Resulta des-
moralizador recordarnos que no existe diccionario alguno en la mente;
que el aparato lexicogd.fico constituye un agregado muy tardfo a la len-
gua corno tal; que todas las lenguas posccn gramaticas elaboradas y que
crearon sus variaciones sin ayuda alguna de la escritura; asirnismo, que
fuera de las culturas de tccnologfa relativamente avanzada , la mayorfa
de los usuarios de las Icnguas siempre han podido arreglarselas bastantebien sin transformaciones visuales algunas del sonido vocal.
Las culturas orales producen, efcctivarncnte, representaciones verba-
les pujantes y hermosas de gran valor artistico y hurnano, las cuales pier-
den incluso la posibilidad de existir una vez que la escritura ha tornado
posesi6n de la psique. No obstante, sin la escritura la conciencia hurna-
na no puede alcanzar su potencial mas pleno , no puede producir otras
creaciones intensas y hermosas. En esre sentido, la oralidad debe y esta
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b Jo O (. :: ' : . J ~
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24 LA ORALiDAD OEL LENGUAJE
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destinada a producir la cscritura. El conocirniento de esta ultima, como
se vera mas adelante, es absolutamcnte mencster para el desarrollo no
solo de la ciencia sino t arnbien de la historia, la filosofia, la interpreta-
cion explicativa de la Jiteratura y de todo arte; asimismo , para esclarecer
la lengua misma (incluyendo el habla oral). Casi no queda cultura oral
o predorninantemente oral en el rnundo de hoy que de algun modo no
tenga conciencia del vasto conjunto de poderes etcrnamente inaccesible
sin la escritura , Esta conciencia representa una extrema zozobra para
las personas que permanecen en la oralidad primaria, que desean convehernencia conocer l a esc ri tura, pero que saben muy bien que introdu-
cirse en cl emocionante mundo de esta ultima significa dejar arras mu-
cho de 10 que es sugerentc y profundarnente amado en el rnundo oral
anterior. Tenemos que morir para seguir viviendo.
POl' fortuna eJ conocimiento de la escritura, pese a que devora sus propios
antecedentes orales y, a monos que se cncaucc con cuidado y aunque
destruye la memoria de estos, tarribier; es infinitamente adaptable. Del
misrno modo puede restituirles su memoria. Es posibJc ernplcar el cono-
cimiento de la cscritura con el objeto de reconstituir para nosotros rn is-
rnos la conciencia humana prisrina (totalmente agrafa}, par 10 menos para
recobrar en su mayor parte -aunque no totaJmente- esta conciencia
(nunca logramos olvidar 10 bastante nuestro prcsente conocido para re-
construir en su totalidad cualquier pasado). Esta reconstruccion puede
resulrar en una mejor comprensi6n de la importancia del mismo conoci-
miento de la escritura para la Iormacion de la concicncia humana y has-
ta llegar a las culturas altamentc teenol6gicas. Tal entendimiento, tanto
de ia oralidad como de la escritura, es 10 que este libro, por neccsidad
una obra escrita y no una representacion oral, procura alcanzar en al-
glrn grado.
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II. EL DESCUBRIMIENTO MODERNO DE
CUL TURAS ORALES PRIMARIAS
UNA CONCIENCIA T fM I'RANA DE I .A TRADICI ()N ORAL
ELNUI-:VO despertar , en afios recientes, ala oralidad del habia, no ocu-
r rio sin antecedentes. Varies siglos antes de Cristo, cl autor seudonirno
del libro del Antigua Testamento que se conoce pOl ' su nom deplume he-
breo , Qoheleth ("prcdicador' :): 0 pOI' su equiv alente griego, Eclesi,~s-
'te~, aludc claramentc a la tradicion oral en la que se basa SIl escrito: Y
cuanto mas sabio fue el Predicador , tanto mas enseii6 sabiduria al pue-
blo; c hizo cscuchar c hizo escudrifiar , y compuso muchos provcrbios.
Procure cl Prcdicador hallar palabras agradables y escritura recta, pala-
bras de vcr-dad." (Eclcsiastcs, 12: 9-10).
"Escritura recta." _L as personas lctradas, desde los coleccionistas me-
dicvales de llorilcgios hasta Erasmo (1466-1536) 0 Vicesimus Koox
(1752- t 821) y otros, han seguido reuniendo en tcxtos 10 dicho por I~ tra-dici6n oral, aunque resulta significativo que, a mas tardar a pa~·tIl· del
rncdioevo y la epoca de Erasrno , pOI' 10 menos en la cultura oCClde~~al
la mayoria de ello s no reccgieron 10 dicho direcramcnte pOI' ]a exprc s ron
hablada sino que 10 tomaron de otros escritos. EI romanticismo se carac-
tel·izo pOl' el interes en el pas ado remota y la cultura popular. Desde e n-
tonces, cicntos de coleccionist as, comenzando por J ames McPherson
(1736-1796) en Escocia, Thomas Percy (1729-1811) en Inglaterra , los
hennanos Grimm: Jacob (1785-1863) y Wilhelm (1786-1859) en Alerna-
nia , 0 FrancisJarn~s Child (1825-1896) en Estados Unidos, han rehecho
en forma mas 0 menos direcr a algunas partes de la tradicion oral, cua-
sioral o semioral , otorgandoles una nueva resperahilidad. Para el inicio
de nuestro siglo , que ya esta envejeciendo, el erudite escoces Andrew
Lang (1844-1912) y otros habian desvirt uado bastantc la opinion ~e ~ue
el folklore oral representaba soiamentc los desechos de una ~~t~logla Itt:-raria "superior": juicio producido naturalrnente par el prejuicto caligra-
fico y tipografico trarado en cl capitulo anterior. .
Los antiguos linguistas se habian resist ido a la idea de .la distincion
entre las lenguas hablada y escrita. A pesar de sus nuevas incursiones
en la oralidad, 0 tal vez debido a elias, Saussurc -al igual que Edward
Sapir, C. Hockett y Leonard Bloomlield- sostiene la opinion de que
la escritura sirnplernente represent a en forma visible la lengua hablada
(1959, pp. 23-24).EI Cfrculo Linguist ico de Praga, especialmenteJ. Va-
25
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26 CULTURAS ORALES PRiMARIAS
chek y Ernst Pulgram, advirtio cierta diferencia entre la lcngua escrita
y la habJada, aunque, al concentrarse en los universales linguisticos an-
tes que en los factores de desarrollo, hizo poco uso de Jadistincion (Goody,1977, p. 77).
LA CU£STION HOMERICA
Dadas una conciencia de larga data entre los letrados de la tradicion oral,
y la demostracion , pOI'Lang y otros, de que las culturas exdusivamente
orales podrian producir complicadas formas artisticas verbales, {que hay
de nuevo en nuestra cornprension moderna de la oralidad?
'.. La nueva interpretacion evolucion6 pOl' varios caminos, pero acaso
pueda seguirse mejor en la historia de la "cuesti6n hornerica ". Durante
mas de dos milenios, los estudiosos se han entregado al estudio de Ho-
mero, con variadas rnezclas de pcnetracion, informacion erronea y pre-
juicio, consciente e inconsciente. En ninguna parte se manifiestan en un
contexte mas rico los contrastes entre oralidad y conocimiento de la es-
critu ra, 0 los puntos debiles de la mente caligdfica 0 tipografica irre-flexiva.
La "cucstion hornerica " como tal se origino en la critica superior de
Homero en eI siglo XIX, que habia madurado junto con la crltica superior
de la Biblia, pel'Ocuyas raices se remontaban hasta la antiguedad clasi-
ca. (ViaS.! ' Adam Parry, 1971, referencia fundamental a 10 largo de las
siguienres paginas.) Los hombres de letras de la antiguedad clasica occi-
dental una que otra vez habian revelado cierta conciencia de que la Ilia-
da y la Odisea diferian de una poesia griega distinta y de que sus orlgenes
eran oscuros, Cicer6n sugirio que el texto existente de los dos poernas
hornericos era una revision de Pisfstrato a la obra de Homero (misma
que Ciceron concebia, sin embargo, COmoun texto); y Josefo propuso
incluso que Homero no sabia escribir, cosa que hizo a fin de argumentar
que la cultura hebrea era superior a la cultura gricga mas antigua pues
aquella conocia la escritura, antes que para explicar algo del estilo u orras
caracterfsticas en las obras hornericas.
Desde el principio, profundas inhibiciones han interferido en nucstra
vision de 10 que en realidad son los poemas hornericos. Desde la anrigue-dad hasta el presente, Ja Iliada y la Odisea corminmente han sido conside-
radas como los poernas seculares mas inspirados, mas puros y m a sejemplarcs de la herencia occidental. Para explicar su excelencia recono-
cida, cada era se ha inclinado a interpretarlos como una mejor rcaliza-
cion de 10 que, segun ella, hacian 0 pretendfan hacer sus poetas, A pesar
de que el romanticismo habia dado una nueva interpretacion a 10 "pri-
mitivo": como una etapa favorable antes que lamentable de la cultura,
los crudites y los lectores por 10 general tendlan aun a atribuir a la poe-
CULTVRAS ORALES PRIMARIAS 27
sla primitiva cualidades que su propia epoca encontraba fundamental-
mente atractivas. Mas que cualquier otro investigador anterior, el
clasicista estadunidcnse Milman Parry (1902-1935) lagro socavar esta
patriotcrfa cultural, a lin de penetrar en la poesia hornerica "primitiva"
en las condiciones propias de la misrna, aunque estas sc oponian a la
opinion aceptada de 10 que debian ser la poesfa y los poetas.
Algunos trabajos anteriores habfan presagiado vagamente el de Parry
en 10 referente a que la adulaci6n general de los poernas homericos a me-
nuda estuvo acompaiiada de cierta inquietud. Can frecuencia se consi-
deraba que los poemas no cuadraban del todo. En el siglo XVII. Francois
Hedelin, Abbe d'Aubignac et de Meirnac (1604-1776), en un espiritu
mas de retorica polemica que de crudicion verdadera, acuso a la lliada
y la Odista de tener tramas mal delincadas, de pobreza en la descripcion
de sus personajes y de ser etica y teologicamente despreciables; prosigue
para al'gumentar que nunca existio un Homero y que las epopeyas a eJ
atribuidas sereducian a colecciones de rapsodias de otros. El erudite cla-
sico Richard Bentley (1662-1742), famoso pOI'demostrar que las llama-
das Epistolas de F a w n s eran falsificadas y por ocasionar demanera indirectala satira antitipogrMica de Swift, Th e Ba t tl e oj t h e Bo o ks , opine que en rea-
lidad existio un hombre llamado Hornero, pero que los diversos cantos
que "escribi6" no fueron reunidos en los poem as epicos hasta poco mas
o menos 500 afios despues, en tiernpos de Pisistrato. EI filosofo italiano
de la historia, Giambattista Vico (1668-1744), creyo que no habia exis-
tide nirigun HOmeI'D, sino que las epopeyas homericas de algUn modo
represcntaban las creaciones de todo un pueblo.
Robert Wood (ca. 1717-1771), diplomatico y arqucologo ingles, quien
cuidadosamenle identific6 algunos de los sitios meneionados en la Il iada
y la Odisea, al parecer fue el primero cuyas conjeturas se aproxirnaron
a 10 que Parry finalmente demostr6. Wood opinaba que Homero no sa-
bra leer y que la capacidad de la memoria fue 1 0 que leperrnitio producir
esa poesia. Wood sugiere extraordinariarnente que la memoria desern-
pefio un papel bastante diferente en la cultura oral del que tuvo en la
letrada. Aunque Wood no pudo explicar cxactamente como Iunciono la
rnnernotecnia de Homero, sf propene que cl ethos del verso hornerico era
popular antes que culto. Juan Jacobo Rousseau (1821, pp. 163-164), ci-
lando a Perc Hardouin (ninguno es rnencionado pOl'Adam Parry), ere-yo muy probable que Homero y sus conternporaneos entre los griegos
no hubieran conocido la cscritura. Rousseau sfcorisidera como un pro-
blema, sin embargo, el mcnsaje sobre un diptico que, en el canto VI de
la Iliada, Belerofonte llevo al rey de Licia. Pero no hay evidcncia-de que
los "signos" sobre el dfptico, que pedfan la ejecucion del propio Bolero-
fonte, forrnasen una verdadera escritura (viase mas adelarue, pp. 88-89).
De heche, en el relato homerico parecen mas bien como una especie de
ideogramas toscos.
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28 CULTlJRAS ORALES PRIMARIAS
EI siglo XIX presencia eI desarrollo de las teorias hornericas de los 1Ia-
mados Analistas, iniciadas por Friedrich August Wolf (17 59- I824) con
su Prolegomena de 1795. Los analistas interpretaban los textos de la Iliada
y la Odisea como combinaciones de poem as 0 fragmentos anteriores, y
sc propusieron determinar. por anilisis cmiles eran los trozos y como ha-
bian sido integrados, Sin embargo, como apunta Adam Parry (1971, pagi-
nas xiv-xvii), los Analistas supusieron que los trozos que se reunian eran sirn-
plemcnte textos, ya que no se les habia ocurrido otra posibi lidad . Era
ine~itable que a los Analistasles siguieran , a principios del siglo xx, losUnitarios, pOl' 10 regular literarios piadosos, sectaries inseguros que se
afc rraban a eualquie r cosa y que sostcnian que la IHada y Ja Odisea esta-
ban tan bien estructuradas, eran tan congruentes en la rcpresentacion
de los personajes y, en general, eran manifestaciones artisticas tan cJevadas,
que resultaba imposible que fueran obra de una sucesion desordena-
~a de redactores, sino que deblan ser la creacion de u n solo hombre.
Esta era la opinion mas 0 menos prevaleciente cuando Parry era estu-
diante y comenzaba a formar sus propios juicios.
EL DESCUBRIMIENTO DE MILMAN PARKY
Como muchos trabajos intelectuales innovadores, el de Milman Parry
surgi6 de introspccciones tan profundus y s61idas que resultaron diffciles
de expresar. EI hijo de Parry, el fal1ecido Adam Parry (1971, pp. ix.i.xii),
deline6 extraordinariamentc la fascinante evolucion del pensamiento de
su padre, desde su tesis de maestrfa en la Universidad de California en
Berkeley, a principios de los afios veinte, hast a su rnuerte prematura en
1935.
No todos los elementos en la concepcion global de Parry eran entera-
mente nuevos. EI axiorna fundamental que rigi6 su pensamicnto a partir
de principios de los afios veinte , "Ia dependencia, en la seleccion de pa-
labras y las formas de las palabras en la construcci6n del verso en hexa-
metro [compuesta oralmenteJ" de los poem as homericos (Adam Parry,
1971, p. xix), fuc anticipado en la obra de J . E. Ellendt y H. Diintzer.
Otros factorcs de Ja introspeccion original de Parry tam bien habian sido
previstos. Arnold van Gennep habla advert ida una estructuracion for-mularia en la poesia de las culturas orales de la epoca moderna, y M.
Murko habia reconocido la ausencia de una memoria exacta, palabra
pOl' palabra, en la poesia oral de tales culturas, Mas importante aun,
Marcel Jousse, clerigo y erudito jesu ita criado en un arnbiente carnpesi-
no residualmente oral en Francia y que paso la mayor parte de su vida
adulta en el Medio Oriente, absorbiendo su cultura oral habia estable-
cido una diferencia clara entre la produccion oral en talesculturas y toda
composicion cscri ta. Jousse (1925) habia Ham ado oerbomoteur a las cultu-
CULTURAS ORALI~S PRIMARIAS 29
ras orales y las estructuras de personalidad que estas provocaban; larncn-
tablerncnrc, Ia obra de Jousse no se ha traducido al inglcs: (vease Ong,
1967b, pp, 30, 147-143, 335-336). La concepci6n de Milman Parry in-
cluyo y fundi6 todas estas y or ras ideas para proporcionar una explica-
cion demostrable de 10 que fue la poesia homerica y de como fue
conformada por las condiciones en las cuales fue producida.
A pesar de que la concepcion de Parry fuc anticipada hasta cicrto
punto por estos eruditos anteriores, le corresponde por entero pues cuando
sur'gio por' primera vez en su mente a princi pios de los afios veinte delpresente siglo, aparenternente no estaba enterado siquiera de la existen-
cia de cualquiera de los invcsrigadores rncncionados en el parrafo ante-
rior (Adam Parry, 1971, p. xxii). Sin duda , par supucsto , sutiles
influencias de la cpoca, que habian sido irnportantes para estudiosos an-
teriores, tambien 10 habian sido para el.
Como 10maduro y demostr6 en su tesis doctoral de Paris (Milman
Parry, 1928), el descuhrirnienro de Parry puede expresal'se de est a rna-
nera: virtualrnente todo aspecto caracteristico de la pocsia homerica se
debe a la economia que Ie impusieron los metodos orales de composi-
cion ..Estos pueden reconstruirse mediante un analisis cuidadoso del verso
mismo, una vez que se prescinde de las suposiciones acerca de la expre-
sion y los procesos de pensamiento , profundamcnte arraigadas en la psi-
que por rnuchas generaciones de cultura cscrita. Este descubrimiento fuerevolucionario en los circulos lite rarios y tendria rcpcrcusioncs ext raor-
dinarias en otros campos de la historia cultural y psiquica.
c:Cuales SOil algunas de las implicaciones mas trascendentes de este
hallazgo, y particularmente del empleo que Parry dio al axioma apunta-
do anteriorrnente: "La dependcncia en la seleccion de palabras y las for-
mas de las palabras en la construccion del verso en hcxametro"? Dilntzer
habra observado que los epitetos homericos aplicados al vino eran todos
rnetricamente distintos y que el uso de un epiteto dado no estaba deter-
minado tanto pOl' su significado preciso como pOl' l as necesidades metr i-
cas del pasaje en el cual aparecia (Adam Parry, 1971, p. xx) , La aposicion
del epiteto hornerico ha sido devota y desmesuradamcntc exagerada. EI
poeta oral contaba con un abundante repertorio de epitetos, 10 bastante
variados para proporcionar uno para cualquier necesidad metrica que
pudiera surgir conforme desarrollaba su relato (de rnanera distinta encada narracion , pues los poetas orales, como se demostrara, normalmente
no se concentran en la retenci6n palabra por palabra de sus versos).
Ahora bien, resulta evidente que; de uno u otro modo, .las necesida-
des metricas dcterrninan la selecci6n de palabras hecha par todo poeta
que componc en rnetrica. Sin embargo, el supuesto generalizado fue que
los terminos metricos apropiados de algun modo venian a la imagina-
ci6n poetica de manera fluida e imprcvisible en su mayor parte rclacio-
nada solamente con el "genio" (es decir , con una habilidad en esencia
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}O CUI..IT~}\S ORALES PRIMARIAS
inexplicable). No se csperaba que los poetas, segiin su idealizacion por
las culturas caligraficas y aiin mas pOl' las tipograficas, util izaran mate-
riales prefabricados. Si un poeta Ilegaba a repetir trozos de poem as ante-
riorcs, sc esperaba que los transformara a su propio "estilo". Ciertas
practicas, es verdad, contradecian esta hip6tesis, sobre todo eI usa de
l ibros de frases que surninistraban forrnas corrientes de cxpresar las co-
sas a aquellos que cscribian poesfa posclasica en latfn. Floreclan los li-
. bros de Irases en latfn, en particular despues de que la invencion de
la irnprenta volvio facilmcntc reproducibles las recopilaciones, y siguie-ron prosperando hasta muy avanzado cI siglo XIX, cuando cl uso del Gra-
dus ad Parnassum estaba rnuy difundido entre los colcgiales (Ong, 1967b,
pp. 85:86; 1971, pp. 77, 261-263 ; 1977 , PI' . 166, 178) . EI Gradus proper-
cionaba locuciones adjetivales y otras de los poetas clasicos del lat in, con
todas las sflabas largas y cortas convenicntemente marcadas para cl ajuste
ruetrico, de modo que cl aspirante a poet a podia arrnar un poem a ba-
sandose en el Gradus asf como los muchachos ensamblan una estructura
can un jucgo de rnccanos. La disposicion general podfa SCI' de su propia
invencion, peru todas las partes exist fan antes de que el apareciera.
Esta clase de procedimientc, sin embargo, se consideraba como tole-
rable s610 en los prineipiantes. AI pacta diestro le correspondfa crear sus
propias frases en metrica. Se podfan aceptarpensamientos comuncs, pe-
ro no un lenguaje trillado. En An Essay on Cri tic ism (1711)t Alexander
Pope contaba can que el "ingenio" del poeta garantizara que, cuando
trataba "10 que se pensaba a menudo", 10hiciera de tal manera que los
lectores 10 encontrasen "nunca tan bien expresado". La manera de ex-
pOllcr la verdad rcconocida tenia que ser original. Poco despues de Po-
pe, la epoca del rornant icismo exigio mas originalidad aun, Para el
rornantico extrerno , el poeta perfecto dcbia SCI' ideal mente como Dios
mismo y cre ar ex nihilo: euanto mejor fuera el 0 ella, rnenos previsible
resultaba todo y cualquier cosa en eI poema. S610 los principiantcs 0los
poetas permanentemente malos utilizaban elementos prefabricados.
Segun el consenso de los siglos, Homero no era un poeta principiante
ni un mal poeta. Acaso fucra incluso un "genia" de nacimiento, que
nunca habfa pasado por ninguna etapa prirnaria sino que supo volar desde
el momento cuando salio del cascaron (como el preeoz Mwindo, heme
de la epopeya Nyanga, el "pequeno que aperias nacido, camino"). En
todo caso, el Homero de la Iliada y la Odisea era considerado un poeta
consurnado, excelso. Sin embargo, crnpezaba a decirse que mentalmen-'
te habfa recurrido a algun genero de l ibro de frases. EI anal isis detallado
del tipo que hacia Milman Parry mostro que repetia formula tras formu-
la. EI significado del tennino griego "cantar", rhapsiYidtin, "coser un can-
to" (rhaptein, coser; {jide, canto), resulto nefasto. Homero unio partes
prefabricadas. En lugar de un creador, se tenia a un obrcro de linea de
montaje.
CULTURAS ORALES PRIMARIAS 31
Esta idea resulto particularmcnte amenazadora para los Ictrados de
grandes vuelos, pues los letrados so~ alec~i?nados para, en principio, no
utilizar nunca lugares comunes. tComo VIVlr con cl heche de que los poe-
mas homericos paredan cada vez mas estar compuestos de discs, 0 de
elementos muy scmejantes a ellos? En resumen, a medida que avanzaba
cl trabajo de Parry y que era continuado por estudiosos posteriorcs, se
hizo evidente que s610 una dirninuta fraccion de las palabras en la Il iada
y la Odisea no representaba partes de formulas y, hasta cierto punta, de
formulas abrurnadorarnente predecibles.
Adernas, las for'mulas unificadas se agrupaban alrededor de temas
igualmente un iforrnes , tales c?mo eI consejo, la r~union de~ ~jhcit~, el
dcsaffo, eI saqueo de los vencidos, eI escudo del heme, y ast mtermma-
blemente (Lord, 1960, pp. 68-98). Un repertor io de temas similares se
hal la en la narracion oral y dernas discurso oral pOl' todo eI mundo. (La
narrativa y otros tratados eseritos tambien emplean temas, par necesi-
dad, pero estes son infinitamente mas variados y menos monot?r~os.)
Como mejor se expl icaba ellenguaje entero de los poemas homericos,
can su curiosa mezcla de pcculiaridades e6licas y jonicasternpranas y
tardlas, era no como una supcrposicion de varios textos, sino como una
lengua creada a traves de los afios pOI' los poetas epicos, los cuales util i-
zaban antiguas expresioncs fijas que guardaban 0refundian principal-
mente por rnotivos metricos. Despues de ser moldeadas y v~e1las a
moldear siglos antes, las dos epopeyas fueron puestas pOI' cscrito en el
nuevo alfabeto griego al rededor de 700-650 a. de C., las primeras com-
posiciones extensas que se consignaran en este alfabeto (Havelock, 1963,
p. 115). Su lengua no era un griego que se hubiera hablado nunca en
la vida cot idiana, sino un lenguaje perfil ado especialrnente a traves del
uso de los poetas que generaci6n tras generacion aprendian cl uno. del
otro. (Los rastros de un lenguaje distintivo equipa:able son cono<:_ldos
aun hoy ell dfa; por ejemplo, en las formulas peculiarcs que todavia se
hallan en cI ingles crnpleado para los cuentos de hadas). .
iC6mo era posible que una poesfa tan descaradamente ~orrnular1a,
tan lIena de partes prcfabricadas, con todo fuera tan buena? Milman Parry
enfrento decididarnente esta interrogante. De nada servia negar el he-
cho conocido ya, de que los pocmas hornericos apreciaban y de alguna
ma~era sacaban partido de 10que a los lectores posteriores se les habiaeducado en principia a despreciar, 0sea, la Frase dada, la formula, el
calif icarivo esperado: para decirlo de manera mas contundentc, el lugar
comun ,
Algunas de estas implicaciones mas amplias fueron tratad~s /nas tar-
de con mayor detalle por Eric A. Havelock (19b::.l). Los gnegos de la
edad de Homero valoraban los lugarescomunes porque no solo los poe-
tas sino todo el rnundo intelectual oral 0 el mundo del pensarniento de-
pendia de Ia constitucion forrnularia del pensamiento. En una cultura
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32 CUI,TURAS ORALES PR1MAR1AS
oral, el conocimicnto, una vcz adquirido, tenia que repetirse constante-
mente 0 se perdfa: los patrones de pensamiento formularios y fijos eran
escnciales para la sabiduria y una administracion eficaz. Sin embargo,
para la epoca de Platon (.!427?·347 a. de C.) habia sobrevcnido un cam-
bia: los griegos por fin habfan interior-izado efectivarnente la escritura
10 cual t omo varios siglos despues del desarrollo del alfabeto griego alre-
dedor de 720-700 a. de C. (Havelock, 1963, p. 49, citando a Rhys Car-
penter). La nueva manera de almacenar el conocimiento no consistfa en
formulas mnernotecnicas sino en el tcxto escrito. Ella libero a la mentepara eI pensamicnto mas abstracto yoriginal. Havelock rnuestra que Pla-
ton en esencia (aunque no conscienternentc-dcl todo) excluyo a los poe-
tas de su republica ideal porque el rnismo se hallaba en un mundo
intclectual nuevo, formado caligd.fieamente, en eI cual la for 'mula'o eI
lugar cor ru ir i , queridos por rodos los poet as tradicionales , resultaban an-
ticuados y contraproducentes.
Todas elias reprcsentan conclusiones inquietantcs para una cultura
occidental que se ha identificado Intirnarnente con Homero, como parte
de una anrigucdad griega idcalizada. Prueban que la Grecia homerica
cultivaba, como una virtud poetica e intelecrual, 10 q ue nosotros hernos
considerado como un vicio, y muestran que la relacion entre la Grecia
homerica y todo 10 que sirnbolizo la filosofia despues de Platen de hecho
era, por arrnonica y continua que pareciera en la superficie, profunda-
mente antagonica, aunque con frecuencia en un nivel inconscicnte antes
que conscientc. EI conflicto atormentaba cl propio inconscicnte de PIa-
ton. En e J Fedro y su Carla VII, Plaron cxpresa sevcras reservas acerca de
la escritura, como una manera inhumana y rnecanica de procesar el co.
nocimiento , insensible a las dudas y destructora de la memoria, aunque,
como ahora sabemos, el pcnsamiento filosofico por eI que luchaba Pla-
ton depcndla totalmente de la escritura . No es de extrafiarsc que las im-
plicaciones aquf presentes se hubieran rcsistido par tanto tiempo a salir
a la superficie. La irnportancia de la antigua civilizacion griega para el
mundo entero comenzaba a apareccr bajo una luz completamente nue-
va: marco eI punto en la historia humana cuando el conocirniento de la
escritura alfaberica, profundamente inreriorizado, por primera vez cho-
co de frente con la oralidad. A pesar de la inquicrud de Platen, en ese
tiernpo ni tl ni nadic estaba 0 podfa cstar claramente consciente de queeso era 10 que estaba sucediendo.
EI concepto de Parry sobre la formula fue desarrollado en el analisis
del hexametro griego. Pucsto que otros 10 han trarado y ampliado, inc-
vitablernente se han originado diversas eontroversias respecto a como
abarca r, extender 0 adaptar l a def in ic i6n (viase Adam Parry, 1971, p.
xxviii, n. I). Un motivo de ello es que el concepto de Parry encierra un
estrato mas profundo de significado, no inmediatamente aparente en so
definicion de la formula: "grupo de palabras que se em pica regularmen-
CULTURAS ORALES PRIMARIAS
te en las mismas condiciones metricas para expresar una idea esencial
dada" (Adam Parry, 1971, p. 272). Dicho estrato fue explorado de rna-
nera mas inrensiva por David E. Bynum en T he D ae mo n in th e W oo d (1 97 8,
pp. 11-18, Y passim). Bynum apunta que las" 'ideas .ese~ciales' de ~a~~y
rara vez son enteramente tan simples como puede indicar la concision
de la definicion de Parry 0 la brevedad usual de las formulas mismas,
el convencionalismo del estilo epico 0 la trivialidad en la rcferencia lexi-
cogd.fica de la mayor parte de las f6rmulas" (1978, p. 13). Bynum d.is-
t inguc entre elementos "formularios" y "frases estrictamente formularies
(repetidas con exactitud)" ( c J r . Adam Parry, 1971, p. xxxiii, n , I). Aun-
que.estas ultimas caracterizan la poesfa oral (Lord, 1960, pp. 33-65), en
ella ocurren y se repiten en grupos (en uno de los casas de Bynum, por
ejemplo, e leoados arbo les prescncian la a g it ac io n p ro v oc a da p o r e l a ce rc a mi en to
de un leTTQr { ji cogueTTe ro; 1978, p. 18). Las agrupaciones constituyen los prin-
cipios de organizacion de las formulas, de modo que la "idea esencial"
no csta sujeta a una expresion directa y clara, sino antes bien representa
una espccie de conjunto fieticio mantenido uriido en gran rnedida en el
inconseiente.
EI notable libro de Bynum se concentra en gran part,e alrededor de
la ficci6n elemental que eI llama el patron de los "Dos Arboles" y que
identifica en la narracion oral y la iconografia de todo eI rnundo, desde
la antigucdad mesopotami~a y mediterranca hasta la narra,ci6n oral en
la Yugoslavia rnoderna, el Africa del Centro y otros lugares. En todas par-
tes, "los conceptos de separacion, dad iva y un peligro irnprevisible " se
agrupan alrededor de un arbol (el arbol verde) y "las ideas de un~fica-
cion, recornpensa, reciprocidad" se rcuncn alrededor del otro (el arbol
seco, madera cort ada}; 1978, p. 145. EI interes de Bynum en esta y otra
"Ticcion elemental" caracterfsticarnente oral nos ayuda a establecer al-
gunas diferencias, mas claras de las que previamente f~~ron ~os~bles,
entre la organizacion narrativa oral y la de la narracion cahgrafico-
tipogrifica.
Tales diferencias seran cstudiadas en este libro sobre bases diferentes
de las de Bynum, pero asociadas con ellas. Foley (1980a) ha rnostrado
que la constitucion exacta de una f6rmula oral y su funcionamiento.de-
penden de la tradicion dentro de la cual se utilice, pero que hay suficien-
tc materia de fundamento cormin en todas las tradiciones para hacer validoel concepto , A menos que se indique claramente 10 c ontrario , aquf com-
prendere formula, formulario y forrnulaico como refcrencias del todo ge-
nericas a [rases 0 expresioncs fijas repetidas mas 0 menos exactarnente
(como proverbios) en verso 0en prosa, las cuales, como se vera mas a~~-
lame, en la cultura oral tienen una funci6n innegablemente mas decisi-
va y penetrante que cualquiera que puedan desernpefiar en una que
conozca la esc ri tura , J a impresion 0 la electronica (efr. Adam Parry, 1971,
pagina XXXIII, n. I).
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34 CULTURAS ORALES J'RIMARIAS ,..
, EI pensamicnlO y Ja cxpresion forrnulaicos oralcs galopan en 10 pro- ...•..
lundo de la concicncia y del inconsciente, y no se esfurnan tan pronto
como alguien acostumbrado a ellos torna una pluma. Finnegan (1977,
p. 70), aparcnternenre con cierto asornbro, comenta la observacion de
Opland de que, cuando los poet as xhosa aprcnden a escribir , su poesfa J '.cscrita tam bien se caractcriza pOl' uri. estilo formulaico. De hecho serfa
surnarncntc sorprcndente si pudieran manejar cualquier otro, cn parti- t : . ' .
cular porque este distingue no solo la poesia sino, mas 0 rnenos , todo
pensumicnro y expresion en la cultura oral primaria. Scgun parccc, la
primera poesia cscrita de todas partes , aI principio consistc necesariamente
en una imitacion pOl' escrito de la produccion oral. Originalmente, la
mente no c_u~nta con recursos propiarncnte caligraficos, Se garabatean en
una superficie las palabras que se suponc se proriuncian en voz alta en
alguna situacion verbal factible , S610 muy gradualmerHe la escritura se
convierte en una cornpos icion pO t· c scrito, en un tipo de discurs o +-poetico
u otl"O- que se arrn a sin la sensacion de que quien escribc efectivamente
es~a habland~ en voz alta (como es muy posiblc que 10 hayan hecho los Iprrrncros escritores). Como sc apunta mas adelante , Clanchy explica co- !mo au n Eadmer de Canterbury, del siglo XI, parece considerar la pro- 4 :ducci6r. por escrito como "dictar a sf rnismo " (1979, p. 218). Los habitos 'lorales de pensamiento y cxpresion , incluso el empleo generalizado de elc- j'menros formulaicos, sosterridos en el uso en gran parte por la instruc- ..
ci6n de la antigua retorica clasica, todavia caracterizaron el estilo de la '.,:
prosa de easi todo tipo en la Inglaterra de los Tudor unos dos mil afios . ~ . l . ' . :dcsp,u,cs de la campan~ de PlatcSn contra los poe las orales (Ong, 1971,
pp. 23-47 ). Ell el mgles fueron extenninados efectivamente, en su ma-
yor parte, aperias con el romanticismo, dos siglos mas tarde. Muchas
culr ur as rnodcrnas que han conocido la escri tu ra desde haec siglos, pem
que jarnas la interiorizaron por completo, como la eultura anibiga y al-
gunas o tr as del medit er raneo (I I . gr . la griega; Tannen, 1980a), atin de-
penden en gran medida del pensarniento y la expresion formulaicos. J ahlilGilJr<ir~ ha hecho una profesi6n de proporcioriar produetos formularios
o ra le s I Ill I! re sOs a nort carner icanos i ns trui dos, qui enes encuen rr anor ig i-
n~lcs I~ls f rases. que parecen pro~erbios, los cuales , segun un amigo liba-
nes 1'1110, los ciucladanos de BeIrut considcran lugarcs comuncs.
"~'.-
OBRA~ I'OSTERIORES
<?Iaro esra, ~uchas de I~s conclusiones y los inter'eses de Milman Parry
lucro.n modlficados en cierto modo por la investigacian posterior (vease,
por ejemplo, S toltz y Shannon, J 976) , pe ro el mensaje fundamental ace rca
~e la oralidad y sus implicaciones para las estructuras poericas y la cstc-
nca ha resulrado revolucionario para los buenos cstudios horner-icos y tam-
CULTURAS ORALES PRIMARIAS 35
bien para otros, desde la antropologia hasta la historia literaria. Adam
Parry (1971, pp. xlivlxxx) describio algunos de los efecros inmediatos de
la revoluci6n producida por su padre. Holoka (1973) y Haymes (1973)
regis traron muchos mas en sus inapreciablcs inves tigaciones bibliografl-
cas, Aunque se ha atacado y enmendado la obra de Parry en algunos
de sus deralles, las pocas reacciones totalmente contrarias a su trabajo
ya fueron dejadas de Jado simplcmcnte , en su mayor parte, como pro-
. ducros de la mentalidad caligrafico-tipogrMica irreflexiva quc al princi-
pio difieult6 toda cornprension real de 10 que Parry deda y que su obra
rnisma ha hecho ya obsoleta.
Los cruditos aiin cstan estudiando y sopesando las implicaciones mas
importantes de los descubrirnicntos y de las ideas de Parry. En u n prin-
cipio Whitman (1958) los complcmento con su ambicioso esbozo de la
[liada como estructurada por la tendcncia formulaica de repetir al final
de un episodic elementos del principio del mismo; segrin el analisis de
Whitman la epopeya esti construida como una caja china; es dccir cajas
dentro de cajas. Para cornprender la oralidad contrastada can cl conexi-
rniento de la cscritura , sill embargo, las innovaciones mas significativas
que sucedieron a las de Parry fueron aportadas por Albert B. Lord y Eric
A. Havelock, En The Singer of Tales (1960), Lord amplio y complete la
obra de Parry con esmero convinccnte, resefiando largos trabajos de cam-
po y grabacioncs exterisas de los relatos orales de cantantes epicos servo-
cwalas y de prolongadas entrevistas con ellos. T'iernpo atras, Francis
Magoun y aquellos que estudiaron con Cl y can Lord en Harvard, sobre
todo Robert Creed y Jess Bessinger, ya estaban aplicanclo las ideas de
Parry al analisis de la antigua pocsia inglesa (Foley. 1980b, p. 490).
EI Preface to Plato (j 9(3), de Havelock, ext endiu los dcscubrirnicnros
de Parry y de Lord, acerca de la oralidad en la narracion epica oral a
toda la cultura griega antigua oral, y demostr6 de manera contundente
c6mo los inicios de la filosofia griega estuvicron relacionados con la es-
tructuracion del pensamicnto originada por la escritura, La exclusion de
los poetas de su Republica, en efecto, represento el repudio de Platen
al pensarniento prfstino ell el estilo oral, paratactico y acumulativo per-
petuado por Homero , en- f avor del analis is incis ivo 0l a di se cc ion del mun-
do y del pensamiento rnismo posibilitados por la incorporacion del alfabeto
en la psiquc griega. En un estudio mas rccicntc, O rig l'n s o f W e ste rn L it e-racy (1976), Havelock atribuye el predominio del pensamiento analitico
griego a la introduccion de vocales en el alfabcto. EI alfabeto original,
inventado por pueblos semiticos, consistia unicamenle en consonantes
y algunas semivocales. AI introducir las vocales, los griegos alcanzaron
un nuevo grado de transcripci6n visual, analitica y abstracta del esquivo
mundo del sonido. Este logro presagiaba sus posteriores hazafias inte-
lcctuales de la abstraccion y las llevo a la practica.
EI curso del trabajo empezado por Parry todavia espera ser incorpora-
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36 CULTURAS ORALES PRIMARIAS
'.
do en la investigacion de los muchos campos con los que puede unirse
facilmente. Pero ya se han establecido algunos enlaces import antes. Por
ejemplo, en su magist ral yjuiciosa obra sobre The Epic inAfrica (1979),
Isidore Okpewho aplicalos conceptos y los analisis de Parry (en este ca-
so, como fueron c1aborados en la obra de Lord) a las formas arristicas
orales de culturas muy distint as de las europeas, de modo que la epope-
ya africana y la antigua epopeya griega aport an datos que ayudan a com-
prenderlas mejor entre sf. Joseph C.Miller (1980) t rata la tradicion oral
y la historia africanas. Eugene Eoyang (1977) rnuestra como el pasar por
alto la psicodinarnica de la oral idad ha conducido a conceptos erroneos
de la narracion china antigua, y otros autores, reunidos por Plaks (1977),
arralizan los antecedentes fonnularios de la narracion literaria china. Zwet-
"tler aborda la poesia arabe clasica (1977). Bruce Rosenberg (1970) estu-
dia la supervivencia de la antigua oralidad en los prcdicadores populares
nortearnericanos. En homenaje a Lord, John Miles Foley (1981) rcune
nuevos estudios sobre la oralidad de los Balcanes, Nigeria y Nuevo Me-
xico, y del mundo antiguo hasta la actualidad. Asimismo , otros trabajos
especializados cornicnzan a salir a Ia luz ,
Los antropologos han entrado mas direcrarnentc en la materia de la
oralidad. Recurriendo no solo a Parry, Lord y Havelock, sino tambien
ala obra de otros, incluso mis pr imeros anal isis sobre el efecto de la irn-
presion en los procesos de pensamiento del sig lo XVI (Ong, 1958b; cita-
do por Goody de una reirnpresion de 1974), Jack Goody (1977) ha
mostrado convincentemente como los cambios hasta la fecha clasificados
COmo evolucioncs de la magia a la cicncia; del Ilamado est ado de con-
ciencia "prelogico" a uno cada vez mas "racional"; 0del pensamiento
"salvaje" de Levi-Strauss al pensamiento domcst icado, pueden expl i-
carse de manera mas escueta y coherente como cambios de la oralidad '~.
a diversos estados del conocirnicnto de la escritura, Propuse anteriormente ,.
(1967b, p. 189) que muchos de los contrastes a menudo establecidos en-. L
tre perspectivas "occidentales" y otras, parecen reducibles a difcrencias ~.'."
entre cI conocimienro profundarnente interiorizado de la cscritura y los
estados de conciencia mas 0 menos residualmente orales, La rnuy cono-
cida obra del fallecido Marshall McLuhan (1962, 1964) rambien da gran
import ancia a los conrrastcs entre Dido y ojo, entre 10 oral y 10 textual,
Ilamando la atencion sobre la conciencia anricipadamente aguda de Ja-mes Joyce de las polaridadcs entre el oldo y el ojo, y relacionando con
tales polaridades un gqn conjunto de investigacion erudita , de otro mo-
do muy divergence, reunido por el vasto saber eclect ico de McLuhan y
por sus asornbrosas introspecciones, McLuhan atrajo el interes no solo
de los eruditos (Eisenstein, 1979, pp. x-xi, xvii), sino tambien de perso-
nas ocupadas en los medics de cornunicacion , de autoridades en los ne-
gocios y del publico entendido en general, en gran parte debido a la
fascinacion provocada por sus rnuchas declaraciones gnomicas 0 profeti-
. . . .:,'I. : ' .. ,
c . .._I~~ j;J. I} j , . " , _
t .,r · · ' · l(
CUL TURAS ORALES PRIMARIAS 37
.~
cas, dcrnasiado simples para 3llgunos lectores, pero con Irecuencia pro"
fundamente esclarecedoras. El las !lam6 "sondeos". Por regia general
pasaba prontamente de un "sondeo" a 011'0, sin preocuparse mucho, tal
vez nada, por dar una explicacion minuciosa de tipo "lineal" (cs decir,
analltico). Su lema gn6mico principal, "c1 medic es el mensaje", mani-
festo su aguda conciencia de la importancia de la evolueion desde la o~a-
lidad a traves de la escritura y desde la imprenta hasta los medics
electrOnicos. Pocas personas han tenido un efecto tan vivif icante como
Marshall McLuhan sobre tantas mentes distintas, incluyendo a los que
no estaban de acuerdo con el, 0 cretan que no 10 estaban.
No obstante, aunque la atericion a los complicados contrastes entre
Ia oralidad y el conocimiento de la escritura aumenta ~n algunos d~c~-
los, aun es poco comun en rnuchos campos donde pudiera resul~ar util.
POI'ejernplo, los estados de conciencia temprano y tardfo queJuhanJay-
nes (1977) describe y relaciona con los cambios neurofisi?logicos de la
mente bicameral, tam bien pareeen prestarse en gran medida a una des-
cripeion mucho mas sencilla y co~probable, en ~u~cion del paso de I.a
oral idad al conocimiento de la escntura. Jaynes distirigue un estado prI-
mitivo de concicncia en el cual el cerebro era intensamente "bicameral"
y el hernisfcrio derecho produda "voces" incontrolables atribuidas a los
dioses y que el hernisferio Izquierdo transformaba en habla. Las "vo-
ces" comenzaron a perder su eficacia entre los afios 2000 y 1000 a. de C.
Este periodo, como se observara, esta dividido precisamente ~or la inven
cion del alfabeto alrededor del afio 1500 a. de C., yJaynes considcra que la
escritura contribuy6 a causar la desinlegracion del cstado bicameral
originario. La Ilioda le proporciona ejemplos del est ad? bicameral en ~us
personajes ineonscientes de sf. Jaynes estirna qu~ la Odisea fue cread~ cien
afios despues de la Iliada, y cree que el astute Odiseo represent~ una Irrup-
cion en la mente moderna consciente de sf, libre ya del goblerno de las
"voces". Sinimportar 10que se piense de las reorfas de Jaynes, no po-
demos menos que impresionarnos con la semcjanza entre ~as caracteris-
ticas de Ja psiquc tcmprana 0 "bicameral:', como cs descn~a por Jaynes
-falta de introspeccion, de proeza analitica, de preocupacion por la vo-
luntad como tal de un sentido de Ia diferencia entre el pasado y cl
futuro-, y los r;sgos de la psique en las culturas orales, no s~lo d~1 pa-
sado sino aun hoy en dfa. Los efectos de est ados orales de conc~encla so~extrafios a la mente que conoce la escritura y lIegan a producir comph-
eadas explicaciones que pueden resultar superf luas. Es ~osible que e.les-
tado bicameral signifique simplemente oralidad. La cuestion de la orahdad
y del estado bicameral quizi requiera mas investigacion.
~":'7"-..', ......."'It.•·,... , Q o : "
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III. ALGUNAS PSICODINAMICAS DE LAORALIDAD
LA PALABRA ARTICULADA COMO PODER Y ACCrON
c :OMO resu_ltado de las obras .resenadas anteriormente, y de otras que sc
Clt.aran rnas z delante, es posible generalizar un poco sobre la psicod ina-
rruca d,elas cult~ra.s orales primarias, es decir, de las culturas orales que
no ternan conocirrucnto de la escritura. Por razones de brevedad, cuan-
do el eon,tcxl~ manlenga claro el significado, me refer-ire a Ias culturasorales prrrnarras simplemente como culturas orales.
, Las pe~sonas enteramente letradas solo con gran dificultad pueden ima-
gI?arSe como es una cultura oral primaria, 0 sea una cultura sin conoci-
rruento alguno de la, escritura 0aun de la posibilidad de Ilcgar a ella.
Tr~lemos de concebir una cultura en la cual nadie haya nunca tratado
de 1J_I?a~~ralgo en letra impresa. En una cultura oral primaria, la ex-
p~esl~n .co?sultar en un escrito ' es una frase sin sentido: no tendria
nlIl~n significado concebiblc. Sin la escritura, las palabras como tales
n? trerien una presencia visual, aunque los objetos que rcpresentan sean
visualcs, Las palabras son sonidos. Tal vez se l as "Harne" a I 'I" "p' a rnerrrorra ,
se as ,evoque . ero no hay donde buscar para "verlas". No tienen
foco,m hucll.a ~un~ rnetafora visual, que muestra la dependencia de la
escntura), III siqurera una trayectoria. Las palabras son acoritecirnicn-tos, hechos.
Para averiguar que es una cultura oral primaria y cual es la indole
'd~ nucstl'~ problema con refercncia a tal cultura, serfa conveniente refle-
xronar prrrnero sobre la naturalez~_'deJ, sonido mismo como tal (Ong,
196_7b, pp, 111-138). T~da sensacion trene lugar en eI tiernpo, -pero e J
sOnJ~o guarda una relaCI?n especial con eI tiernpo, distinta de Ja de los
de~as campos que se regrstran en la percepcion humana. EI sonido solo
exrste cuand,o abandon a la existencia. No es simplemente pcrccedero si-
no, c? esencia, evanescente, y seIepercibe de csta manera. Cuando pro-
nuncio la paJabra "permanencia", para cuando llego a ,,_ '"" "h dei , . ncnclaperma-. a ejado de exisur y forzosamcnte sc ha perdido,
No, exrste ~anera dc, detener el sonido y contencrlo , Pucdo detener
~na camara cmematografica y fijar un cuadro sobre la pantalla S' _
Iizo el movimiento del sonido no tengo nada: solo el silcnc)'o : I_paraid b I " nmgun so-moen a so uto. Toda sensacion tiene Jugar en el tiempo "
. . , pero mngunotro campo sensorial scresrste totalmente a una accion inrn '1' d
bili ., OVIlza ora,una esta Irzacion, en esta forma precisa La vision pued t I
. e cap ar e mo-
,:',
...~/i" , 1 : ' - , .
;.i~ ,....
38
i' I
PSICODlNAMICAS DE LA ORALIDAD 39
vimicnto, pero tam bien la inrnovilidad. En efecto, prefiere esta ultima,
pues para examinar algo rninuciosamcnte por medio de la vista, prefcri-
rnos que este inrnovi l. A mcnudo reducimos el movimiento a una serie
de tornas lijas, para apreciar mejor que 10 compone. No hay equivalente
a una toma fija para el sonido. Un oscilograma es mudo. Seubica fuera
del mundo del sonido.
Para cualquiera que tiene una idea de 10 que son las palabras en una
cultura oral prirnar ia, 0 en una cultura no muy distante de la oralidad
prirnaria, no resulta sorprendente que el terrnino hebreo dabar signifique"palabra" y "suceso". Malinowski (1.923, pp. 451, 470-481) ha com-
probado que entre los pueblos" primitivos" (orales) la lengua es por 10
general un modo de accion y no solo una contrasefia del pensamiento,
aunque tuvo dificultades para explicar sus conceptos (Sampson, 1980,
pp. 223-226), puesto que la comprension de la psicodinarnica deIa orali-
dad era virtualmente inexistente en 1923, Tampoco resulta asombroso
que los pueblos oraJes pOI'1 0 cormin, y acaso gcneralmentc, consideren
que las palabras poseen un g.-an poder. El sonido no puede manifestarse
sin intcrcesion del poder. Un cazador puede ver, oler, saborear y tocar
un bufalo cuando este esta completamente inerte, incluso muerto, pero
sioye un bufalo, mas levale estar alerta: algo esta sucediendo. En este
sentido, todo sonido, y en especial la enunciacion oral, "que se origina
en el interior de los organismos vivos, es "dimimico".
El hccho de que los pueblos orales comunrnente, y con coda probabi-
lidad en todo el mundo, consideren que las palabras entraiian un poten-
cial magico esra clararnente vinculado, al menos de manera inconsciente,
con su sentido de la palabra como, por neresidad, hablada, fonada y,
por 10 tanto, accionada por un poder. La gente que esta muy habituada
a la letra escrita se olvida de pensar en las palabras como primordial-
mente orales, como sucesos, y en consecuencia como animadas necesa-
riamente par un poder; para ellas, las palabras antes bien tienden a
asirnilarse a las casas, "aHi afuera" sobre una superficie plana, Tales
"cosas" no se asocian tan facilmente a Ja magia, porque no son accio-
nes, sino quI':estan muertas en un sentido radical, aunque sujetas ala
resurreccion dinarnica (Ong, ,1977, pp,230-271),
Los pueblos orales corminrnente consideran que los nombres (una clase
de palabras) confieren poder sobre las casas, Las explicaciones para el
heche de que Adan ponga nombres a los animales, en Genesis 2: 20,
normalmente llaman una atenci6n condescendiente sobre esta creencia
arcaica supuestamente pintoresca. Tal conviccion es de hecho mucho me-
nos pintoresca de 10 que parece a la gente caligrafica y ripografica irre-
Ilcxiva. Prirnero que nada , los nombres efectivamente dan poder a los
seres humanos sobre 10 que estan nominando: sin aprender un vasto aco-
pia de nornbres, uno queda simplemente incapacitado para cornprender,
por ejernplo, la qulrnica, y para practicar la ingenieda qufmica. Lo mis-
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40 PSICODINAMICAS 01:: LA ORALIDAD
~
mo sucede con todo elconocimiento inrelectual de otro ripe. En segundo
lugar, la genre caligrafica y tipografica tiende a pcnsar en los nombres
como marbetes, ctiqueras escritas 0 irnpresas imaginal'iarnente, adheri-
das a un objeto nominado. La gentc oral no tiene sentido dc un nornbre
como una etiqueta, pues no tiene nocion de un nombre como algo que
puede visualizarsc. Las represenraciones escritas 0 impresas de las pala-
bras pueden ser rotulos: la rnisma condici6n no puede aplicarse a las pa-
labras habladas, reales.
. " . : - ' : .
UNO SASE 1.0 QUE I 'UEDE KECORDAR: MN~:MOTECN[A Y F(' lHMlJI.AS
i' ../.:'~~ ;.~
.. '.\ . " .
En una culrura oral, la rcstriccionde las palabras al sonido determina no
s610los modos de expresi6n sino tambien los procesos de pcnsamiento.
Uno sabe 10 que puede recordar. Cuando decimos que conocernos la
geometria de Eudides, no queremos decir que en ese momenta tenemos
presentes cada uno de sus teorernas y comprobacioncs, sino antes bien
quc podcmos traerlos a la memoria con facilidad , Podernos.recordarlos.
EI teorerna "Uno sabe 10que puede recordar" tarnbien se ~justa a una
cultura oral, Perc, ,:c6mo recuerdan las personas en una cultura oral?
Los conocimientos organizados que estudian los leu-ados hoy en dia pa-
ra "saberlos", es decir, para recordarlos, sehan reunido y puesto a su
disposicion pOI' escrito con muy pocas excepeiones, si,i(is hay. Estc escl caso no s610de la geomctrfa euclidiana sino tam bien de la historia de
la revoluci6n nortcamericana 0incluso los promedios de bateo 0los re-
glamentos de transite. .
Una cultura oral 110 dispone de textos. lComo reiine material organi-
zado para rccordarlo? Es10mismo como preguntar: "(.que sabe 0 puede
saber de una manera organizada?"
Sup6ngase que una persona en una cultura oral ernprendiese analizar
un complejo problema especffico y finalmente lograra articular una 50-
lucien que en sf fuera relativarnente cornplicada, consistente, digamos,
en unos cuantos cicntcs de palabras. ~C6mo conserva para el recuerdo
posterior la articulaci6n verbal tan esrneradamcntc c1aborada? Con la
auscncia total de toda escritura, no hay nada Iuera del pcnsador, ningun
texto, que Iefacilitc producir el mismo curso de pensamiento otra vez,
o aun verificar si10ha hecho 0no. Las aides-memoire, como las varas con
rnuescas 0 la serie de objetos cuidadosamente dispuestos, no recobran
pOI'sfmisrnas una complieada serie de aserciones, iComo, de hecho, po-
dria arrnarse inicialmente una extensa solucion analitica? Un interlocu-
tor resulta virtualmente eseneial: es difieil hablar con uno mismo durante
horas sin interrupcion. En una cultura oral, eI pensamiento sostenido
eS!<lvinculado con la cornunicacion.
Sin embargo, aun con un oyente para estimular y cirnentar el pensa-
: . ' : ~ " ' ' ' '-:L~
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PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD
miento, las porciones y fragrnentos del mismo no pueden conservarse en
apuntes garabateados. iComo sehace posible traer a la memoria aque-
lloque scha preparado tan cuidadosarnentc? La unica respuesta es: pensar
cosas memorables. En una cultura oral primaria, para resolver eficaz-
mente el problema de retener y rccobrar el pcnsamiento cuidadosamen-
te articulado, el proceso habra de seguir las pautas mncmotecnicas,
formuladas para la pronta repetici6n oral. EI pensamiento debe origi-
narse segun pautas equilibradas e intensamente rftrnicas, con repeticio-
nes 0 antftesis, alteraciones y asonancias, expresiones calificativas y detipo formulario, marcos ternaticos comunes (Ia asamblea, el banquete,
el duelo , el "ayudantc" del heroe , y asf succsivamente), proverbios que
todo mundo escuche constanternente , de rnanera que vcngan a Jamente
con facilidad, y que ellos mismos sean modelados para la retenci6n y la
pronta repetici6n, 0 con otra forma mncmotecnica. EJpensamiento se-
rio esta entrelazado con sistemas de memoria. Las necesidades mncmo-
tecnicas determinan induso la sintaxis (Havelock, 1963, pp. 87-96,
131-132, 294-296).EI pensamiento extenso de bases orales, aunque no en verso formal,
tiende a ser surnamente ritmico, pues el ritrno ayuda a la memoria, in-
c1uso fisiol6gicamente. Jousse (1978) ha sefialado el nexo fntimo entre
normas orales rftmicas, el proceso de la respjracion, la gcsticulacion y
la simetrfa bilateral del cuerpo hurnano, en los antiguos Targumes ara-
meos y helenicos, y pOI'ella tambien en elhebreo antiguo. Entre los grie-gos de la antiguedad, Hesiodo , intermediario entre la Grecia hornerica
oral y e1 conoeimiento griego plenamcnte desarrollado de la escritura,
recit6 material cuasi filos6fico scglin los modclos formulaicos de verso
que 10integraban en la cultura oral de la que el habfa surgido (Have-
lock, 1963, pp. 97-98, 294-301).Las formulas ayudan a aplicar el discurso ritmieo y tambien sirven
de recurso mnemotecnico , por derecho propio, como expresiones fijas
que circulan de boca en boca y de oido en oido: "Divide y venceras'";
"EI error es humano, el perd6n es divino"; "Mejor es el enojo que la
risa: porque con la tristeza del rostro se enmendara cl corazorr' (Ede-
siastes, 7:3); "Fuerte como un roble": "Echa ala naturaleza al trote
y regresara al galope": Las expresiones fijas, a menudo ritmicamente
equilibradas, de este y otros tipos, ocasionalmente pueden hallarse im-
presas, de hecho pueden "consultarse" en libros de refranes, pero en
las culturas orales no sonocasionales, Son incesantes. Forman la sustan-
cia del pensamiento mismo. EI pensamiento, en cualquier manifestaci6n
extensa, es imposible sin elias, pues en elias consiste.
Cuanto mas complicado seael pcnsamientomodeladooralmente, mas pro-
bable sera que 10 caractericen expresiones fijasempleadas habilmentc. Esto
es comun en todo cl mundo para las culturas orales en general, desde las
de laGrecia hornerica hasta las de la actualidad. Asimismo, eJ P r e f a c e to P l a t o
41
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'.,
42 PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD
de Ha~elock (1963) y obras de ficcion como la novela No L o n g e r at East (1961),
de Chinua Achebe, que sc basa directamcnte en la tradici6n oral ibo en el
Afri~a occidental , pr~porcionan ejemplos abundantes de las normas de pen-
sa:mento de pcrsonajes educados oralmente, que se manejan en estas cs-
trras .orales mnemotecnicarnente Iabradas, mientras los hablantes
reflcxionan, con gran intcl igencia y erudici6n, sobre las situaciones en
las clla~es se encucntran participando , En las culturas orales, la Icy mis-
rna esta encerrada en refranes y proverbios Iorrnulaicos que no repre-
senta~ meros adornos de la jurisprudencia , sino que ellos misrnosconstrt uyen la Icy. A menudo se recurre a un juez de una cultura oral
p.ara q~~ repi~a proverbios pertincntes a partir de los cuales puede dedu-
CII' decisiones justas para los casos sornetidos a Iit igio formal ante el (Ong
1978, p. 5). '
En una cultura oral, el analisis de algo en terminos no mnemotecni-
(~s, no n_ormativos ni formulativos, aunque fuera posible, serfa una per-
dida dc tiempo, pues t~1pensamiento, una vez formulado, nunca podrfa
recupcrarsc ~on eficacia ~Iguna; pcro S 1 serfa posible hacerlo con la ayu-
da ~e la escrrtura: No sena un saber duradero sino simplemente un pen-
sarruento ef imcro, por complejo que fuera. En las culturas orales extensas
norrnas y. f6rmulas fijas com un ales cumplen algunos de los ;ropositos
d~ la escntura en las cultu ras caligraficas; sin embargo, al hacerlo deter-
rmnan, ~Iar~ esta , el modo de pensamiento adecuado, la manera como
I~ eX1?ene~cla se ord~na intclectualmente. En una, culturaoral, la expe-rrencia es intelectualizada .mnemotecnicamente. Este cs un motivo por
el cual, pa~a un SaIl.A:gtl stin de Hipona (343-430 d.C.), asi como para
otros eru~ltos que vrvrerori en una cultura con algunos conocimientos
de la escrrtura pero que aun conservaba muchas huellas de la tradici6n
oral, la memoria cobro lama irnportancia cuando abordo Ios poderes de
la mente .
. Desde luego, toda exp resion y todo pensarniento es formulaico hasta
cierto punto en cl sentido de que toda palabra y todo concepto cornunica-
do en una palabra constituye un.a especie de f6rmula, una rnanera fija
de pr~ces~r los datos de la cxperrencra, de determinar eI modo comola
experiencra y ~arefl ex ion se organizan irrtelectualrnente , yde actuar co-
mo una especie de aparato mnernotecnico. Exprcsar la experiencia con
palabras (10 cual significa transforrnarla por 10 menos en cierta medida
qu~ no falsific~r1a) pucde producir su recuerdo. Las formulas que ca.-ac:
t~nzan la oral idad .son mas complicadas, sin embargo, que las palabras
aisladas, aunque algunas sean relativarncnte sencillas: el "camino d I
ballenas" ~el poeta de Beowulf es una formula (metaforica) para eI ~ n : :en un sentido en que no 10 es el termino "mar".
,. ,
I,
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~~
PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD 43
OTRAS CAItACTERisTICAS DEL I'~:NSAM[ENTO
Y LA EXPREsrON DE COND1CION ORAL
La conciencia del fundamento rnnernotecnico del pensamiento y la ex-
presion en las culturas orales prim arias abre el camino a la comprension
de otras caracteristicas del pensamiento y la expresion de condici6n oral ,
adcmas de su organizacion formulaica. Las caracteristicas abordadas aquf
son algunas de las que distinguen el pensamiento y la cxpresion de con-
dicion oral del pensamiento y la expresion de condici6n caligrafica yti-
pognl.fica; es decir, caracterfsticas que sin duda pareceran sorprendentes
a aquel los educados en culturas con conocimiento de la escr i tura y la im-
presion. Esta enurneracion dc caracterlsticas no se presenta como exclu-
siva 0 concluyente, sino como sugerente, pues es rnenester mucho mas
irabajo y ref lexi6n para ahondar la comprension del pensarniento de con-
dici6n oral (y, de alli, la del pensamiento de condici6n caligrafica, tipo-
grafica y electronica).
.En una cultura oral pr imaria, eI pensamiento y la expresion tienden
a ser de las siguientcs clases,
< i) Acumulativas antes que subordinadas
Un ejemplo eonocido del estilo oral aditivo es 1a narraci6n del Genesis
I: 1-5, que de heeho constituye un texto, pero que guarda una organiza-
ci6n oral reconocibJe. La version de Douay (1610), producida en una
cultura con huellas aun considerables, de la rradicion oral se cine de mu-
chas maneras al original hebrco aditivo (como mediado a traves del la-
tin, con base en el cual se produjo la version de Douay):
In the beginning God created heaven and earth. And the earth was void and
empty, and darkness was upon the face of the deep; and the spirit of God
moved over the waters. And God said: Be light made. And light was made.
And God saw the light that it was good; and he divided the light from the
darkness. And he cal led the light Day, and the darkness Night; and there was
evening and morning one day.
[AI principio Dios cre6 el cielo y la tierra. Y la t ierra era inforrne y vacia,
y las rinieblas cubrfan la superficie del abismo; yel espiritu de Dios secernia
sabre las aguas. Y Dios dijo: Hagasc la luz. Y sehizo la luz. Y Dios vio que[a luz era buena; y separo la luz de las tinicblas. Y llama a la luz dia, y a
las rinieblas neche: y hubo tarde y manana, un dla.]
Hay nuevc "and" introductores. Con una sensibilidad mas rrioldeada
por la escritura y la impresion, la New American Bible (1970) traduce:
In the beginning, when God created the heavens and the earth, the earth was
.~«., .
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44 PS ICODlNAMICAS DE LA ORALJDAD
a formless wasteland, and darkness covered thc abyss, while a mighty wind
s.wept over the waters. Then God said, "Let there be light", and there was
light. God saw how good the light was. God then separated the light from
the darknes s. God ca ll ed the l ight "day" and the darknes s he cal led" night" .
Thus evening came, and morning followcd the first clay.
[En e lpr incipio c reo Dios los cielos y la t ier ra . Y la ti er ra es raba desordenuda
y vacia, y las tinicblas estaban sobre la haz del abismo, y cl Espiritu de Dios
se movia sobrc la haz de las ago a s. Y dijo Dim: sea la luz ; y fue la Iuz. Y
vio Dios que la luz era buena y aparto Dios la luz de las rin ieblas. Y Ilarno
Dios II la 11Iz Dia, y a las rinieblas llarno Neche: y Iue Ill. tarde y la mananaun dia.)
,.• " ; • c
~~...~:..
: i ~
Hay dos "and" introductores, cada uno sumergido en una oracion
c?mpuesta. La version de Douay transcribe el hebreo we 0 wa (and)
simplemente como "and" [y]. La New American 10 intcrpreta como and,
when [cuando], then. [enronces], thus [por ende], 0 while [mientrasJ, a fin
de que la narracion fluya con Ia subordinacion razonada y analf tica que
caracteriza la escritura (Chafe, 1982) y que parece mas natural en los
le:t?S dc1 siglo x~. L~s cstructuras orales a menudo acuden ala prag-
manca (la converuencra del hablante; Sherzer, 1974, habla de dilatadas
produecioncs orales piibiicas entre los curia, incomprensibles para sus
oyentes). Las estructuras caligraficas estan mas pendicntes de la sin taxis
(Ia 0~ganizaei6n. del dise~rso rnisrno), como 10 ha sefialado Given (1979).
E.Idiscurso escnto despliega una grarnatica mas elaborada y fija que eIdiscurso oral, pues, para transmitir significado, dependc mas solo de la
estructura lingiifstica, dado que carece de los conrcxros existenciales pic-
nos norrnales que rodean el discurso oral y ayudan a determinar el signi-
f icado en este, de manera un poco independiente de la gramatica.
Serfa un error pensar que la version de Douay simplemente esta "mas
cerca ' del original hoy en dia que la New American. Se cine mas en cuan-
to que traduce we 0 tua siernpre con la rnisrna palabra, pcI'D da una irn-
presion remota, arcaica y aun pintoresca a la sensibilidad actual. Las
personas que pertenecen a culturas orales 0 a culturas con huellas muy
~arcadas de la tradicion oral, incluso la que produjo la Biblia, no apre-·.
Clan cste tipo de expresi6n como tan arcaico 0 pintoresco. Lo percibcn
como natural y normal, algo as! como Ia version New American nos pare-
ee natural y normal a nosotros,
Otros ejemplos de la estructura aditiva pueden hallarse a traves del
mundo en Ia narracion oral primaria, de Ia cual ahora tenemos una ex-
rcnsa colcccion en grabaciones (oeas« Foley, 1980b, para un catalogo de
algunas de elias). '
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(ii) Acumulatiuas antes que anali ticas
Esta caracterfstica esni estrechamente l igada a la dependencia de las for-,.. . ~.
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PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD
mulas para pracricar la memoria. Los elementos del pen.samient? y de
la cxpresion de condicion oral no tienden tanto a ser entidades simples
sino grupos de entidades, tales como terminos , locuciones u oraciones
paralelos; terminos, locuoioncs u oraciones antiteticos; 0epitetos. La tra-
dicion popular oral preficre, especialmente en cI discurso formal, no al
soldado, sino al valiente soldado; no ala princesa, sino a la hermosa prin-
cesa: no al roble , sino al fuerte roble. De esta manera, Ia cxpresion oral
lleva una carga de cpitetos y otro bagaje forrnulario que Ia alta escritura
rechaza por pesada y tedicsamente redundante, debido a su peso acu-
mulativo (Ong, 1977, pp. 188-212).Los lugares comunes en las den unci as politicas de rnuchas culturas
en vias de desarrollo de baja tecnologia -enemigo del pueblo, capital is-
tas rraficantes de guerras-, que parecen csnipidos a las personas muy
instruidas, const ituyen elementos formularios esenciales de la huel la de
los proeesos orales de pensamiento. Una de las muchas indicaciones de
las importantes, aunque esten subyacentes, muestras de la tradici6n oral
en la cultura de la Union Sovietica es (0 fue haee algunos afios, cuando
yo la descubri) la insistencia en hablar siernpre de "Ia Gloriosa Revolu-
ci6n del 26 de Octubre"; en este caso, la formula adjetival representa
una estabilizacirin obligatoria, como 10 fueron las formulas adjetivales
homericas: "e! sabio Nestor" 0 "e! ingenioso Odiseo", 0como solia serlo
"e] glorioso Cuatro de Julio" en los g[·upos aislados, do~de las hu~ll~s
de la tradicion oral eran comuncs, aun en los Estados Unidos de pnncl-pios del siglo xx. La Union Sovietica todavfa anuncia cada afio los epi-
tetos oficiales para varios loci classici de la historia soviet ica.
Es muy posible que una cultura oral pregunte en un accrtijo por que
los robles son fuertes, pero 10 hace a fin de asegurar que asi son, para
guardar intacto el agregado, y realmente no para poner en tela de juicio
o en duda el atributo. (Para ejemplos tornados directamente de la c.ultu-
ra oral de los luba en Zaire, oease Faik-Nzuji , 1970.) Las expresiones
t radicionales en las culturas orales no deben scr desarrnadas: reunirlas
a 10 largo de generaciones represento una ardua labor, y no existe un
lugar fucra de la mente para conservarlas, As! pues, los soldados scran
siempre valientes; las princesas, herrnosas; y los robles, fuertes. No sc
pretende decir que no pueda haber otros cpitetos para los soldados, para
las princesas 0 los robles, aun epitetos contrarios, perc estos tambien son
comunes: eI soldado bravucon , la princesa triste, tambien pueden for-mal' parte del aparato. Lo establecido para los epitetos rambien se aplica
a otras formulas. Una vez que se ha cristal izado una expresion formula-
ria mas vale mantenerla intacta. Sin un sistema de escritura, el pensa-
miento que divide en partes -es decir, el analisis-e- represent a un
procedimiento muy arriesgado. Como Levi-Strauss 10 expreso atinada-
mente en una aserci6n surnaria, "el pcnsamiento salvaje [i.e, oral] tota-
liza" (1966, p. 245),
45
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46 PS[CODINAM[CAS DE LA ORALIDAD
(iii) Redundantes (I "copiosos "
EI pcnsamicnto requicre cierta continuidad. La escritura establcce en el
texto una "lfnea" de conrinuidad fuera de la mente. Si una distraccion
confunde 0 borra de ~amente el eontexto del cual surge el material que
estoy leyendo, cs posible recupcrarlo rcpasando selectivamente eI texto
anterior. La vuel ta arras puede ser del todo fortuita, meramente ad hoc.
La mente concentra sus energfas propias en adelantarse, porque aquello
a .10 que vuelve y~c: in~n6vi.1 fuera de ella, en fragmentos siernpre dispo-
nibles sobre la pagma mscrrta. En el discurso oral Ia situacion es distin-tao Fuera de la mente no hay nada a que volver pues el enunciado oral
desaparcce en cuanto es art iculado. Por 10 tanto , la mente debe avanzar
con mayor lentitud, conservando cerca del foco de atenci6n mucho de
10 qU? ya ha rratado. La rcdundancia, la repericion de 10 apenas dicho,
mannene eficazmente tanto al hablante como al oyenre en la misrna
sintonla.
Daqo que la.redundancia caracteriza cl pensamiento y la lengua ora-
I~s, en un sentido profundo resulta mas natural a estes que el caracter
lineal escueto. EI pensamiento y eI habla escuetarnente lineales 0analiti-
cos re~resentan UJ~a~rea~~on artificial, estru~turada por la tecnologfa de
la es~ntura. La elirninacion de la redundancia en una escala signifieati-
va exrge un~ tecnologia que ahorre t iempo: laescritura, que impone cierto
trpo dIe t ension a la psiq~e al irnpedir que la expresion caiga en sus pau.
las mas n~tur:les. La pSlque pucde acornodarse ala tension' en partc por-
que Ia cahgra~l~ es un proceso ffsicarnenre muy lento , pOI' 10 regular mas
o rnenos la .deClma parte de la velocidad del habla oral (Chafe, 1982).
Con la cscrrtura, la mente esta obl igada a entrar en una pauta mas len-
t a, que le da la oportunidad de interrurnpir y reorganizar sus proccsos
mas norrnalcs y redundantes.
La redundancia es favorecida tambien pOI' las condiciones Ilsicas de
la expresion oral ante uri publ ico nurneroso don de de heeho es mas mar-
cad a que en la mayor parte de una conversacion frente a frente. No to-
dos los. integrarues de un publico grande enticnde cada palabra
I~ronunclada por.un hablante, aunque csto solo se deba a problemas acus-
tICOS. Es convellle.nte que cI orador diga 10 mismo , 0 algo equivalente,
dos ~ tres ve.ces. S. s: Ie cscapa a uno eI "no solo ... ", cs posible suplirlo
P?r mferc.ncla del "SlIlO tarnbien ... " Hasta que la amplificaci6n electro-
nI:a redujo los problemas aciisticos a un grado mfnimo, los oradores pu-
blicos tan recientes , COInO pOl' ejcmplo William Jennings Bryan
(1~60-J925), conservaban la antigua redundancia en sus discursos pu-
bl tco~ y la f uerza de la cost urnbre hizo que se explayaran en sus escritos.
En ciertos npos de sustitutos acusticos de la cornunicacion verbal oral
la redundancia alcanza dimensioncs fantasiicas , como sueede en el len-
guaje africano de tarn bores. Cornunicar algo pOI' medio de los tam bores
PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD .47
pOl' 10 regular cxige un numero de palabras aproxirnadarnente ocho ve-
Gesmayor que las que necesitaria la lengua hablada. (Ong, 1977, p. lOt).
La nccesidad del orador de scguir adelante rnicntras busca en la men-
te que decir a con ti nuac ion, t arnb ien p ropic ia la redundancia. En 1a re-
citacion oral, aunque una pausa puede ser efectiva, la vacilacion siernpre
resulta torpe. POI' 10 tanto es mejor repetir algo, si es posible con habili-
dad, antes que simplernente dejar de hablar mientras se busca la sigu.iente
idea. Las cul turas orales est imulan la fluidez, el exceso, la verbosidad.
Los retoricos l Iamarian a esto copia. Siguieron alentandola, por una es·
pecie de inadvertencia, cuando habian modulado la retorica de un artedel discurso publico a un arte de la escritura. Los primeros textos escri-
tos a traves de la Edad Media y el Renacimiento, a mcnudo son relle-
nados.. COil la "amplificaci6n", exasperantemente redundantes segiin
criterios modernos. La preocupacion por Ia copia siguio siendo intensa
en la cultura occidental mientras mantuvo tantas huellas de la tradicion
oral, 10 cual sucedio aproximadamente hasta la epoca del Rornanticis-
mo, 0 incluso mas tarde, Thomas Babington Macaulay (1800-1859) es
uno de los muchos empalagosos victorianos ternpranos cuyas pleonasti-
cas composiciones escritas aiin se leen de manera muy parecid~ a como
sonarfa un discurso exuberante y compuesto para ser pronunciado, co-
mo sucede tambien muy frecuentemente con los escritos de Winston Chur-
chill (1874-1965).
(iv) Conscrvadoras y tradicionaltstas
Dado que en una cul tura oral primaria el conoeimiento conceptuado que
no se repite en voz alta desaparece pronto, las sociedades orales .deben
dedicar gran cncrgia a repetir una y otra vez 10 que se ha aprendido ar-
duarnente a traves de los siglos. Esta necesidad cstablece una configura-
cion altarnente tradicionalista 0conservadora de la mente que, con buena
razon, rep rime la experimentacion intclectuaL EI conocimiento es p~e-
cioso y dificil de obtener , y la sociedad respeta mucho a aquellos aneta-
nos yancianas sabios que se espccializan en conservarlo, que. conocen
y pueden contar las historias de los dias de antafio. AI alrnacenar el sa-
ber fucra de Ja mente, la escritura y aun mas la impresi6n degradan las
figuras de sabidurfa de los ancianos, repetidores del pasado, en prove-
cho de los descubridores mas jovenes de algo nuevo.
Dcsde luego, la cscritura es conservadora de sus propios est ilos. Poco
despues de su pr imera aparicion, sirvio para congeJar los co?igos jurldi-
cos de la Sumeria temprana (Oppenheim, 1964 p ..232) . Sin embargo,
al asumir funciones tradicicnalistas, cl texto libera la mente de las tareas
conservadoras, es decir , de su trabajo de memoria, y as! Iepcrmite ocu-
parse de la especulacion nueva (Havelock, 1963, pp. 254-305). En dec-
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48 PSICOJ) (NAMICAS DE LA ORALIDAD
. 1. , "
to, las huellas de la tradicion oral de una cultura caligrafica dada puedcn
calcularse hasta cicrto punta basandose en la carga mnemotecniea que
lc deja a la mente, es decir , en la cantidad de memorizaci6n que rcquie-
ren los procedimientos cducativos de la cultura (Goody, 1968a, pp. 13-14).
Claro esta, las culturas orales no carecen de una originalidad de ca-
racter propio. La originalidad narrativa no radiea en inventar historias
nuevas, sino en lograr una rcciprocidad particular con este publico en
este memento: en cada narracion, el relate debe introducirsc de manera
singular en una situacion iinica, pues en las culturas orales debe persua-
dirsc, a mcnudo encrgicamente, a un publico a responder. Empero, losnarradores tam bien incJuyen elementos nuevos en historias viejas (Goody,
1977, pp. 29-30). En la tradicion oral, habra tantas variantes mcnores
de un rnito como repeticiones del m i srno , y el nurnero de repcticiones
puede aurnentarse indefinidarnente. Los poerrias de alabanza a los jefes
inviran ala irriciativa , al tener que hacer interactuar las viejas formulas
y temas con las nuevas situaciones polfticas, a menudo cornplicadas. No
obstante las formulas y los temas son reorganizados antes que reernpla-
zados por material nuevo.
Las practicas religiosas, y con elias las cosrnologfas y las crecneias pro-
fundamente arraigadas, tam bien carnbian en las culturas orales. Decep-
cionados con los resultados pracricosdel culto en un temple dado cuando
las curas SOn escasas , los l ideres irnpetuosos -Goody los llama los "in-
telcctuales " de Ia sociedad oral (.1977, p. 30)- inventan nuevos santua-
rios y, can el los, IlUCVOS universos eonceptuales. Sin embargo, estes
nuevos universes y los dernas carnbios que muestran cierta originalidad
llegan a cxistir en una econornfa intelectual esencialmcntc formulaica y
tematica. Poe as veces, si acaso, son divulgados por su novedad, sino que
se prcscntari como ajustados a las tradicioncs de los antepasados.
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(v) Cerca del mundo humane v ita l
. En ausencia de catcgorfas analfticas complejas que dependan de la cscri-
tura para estructurar el saber a cierta distancia de la cxperiencia vivida ,
las culturas orales deben conceptualizar y expresar en forma verbal to-
dos sus conocimicntos, con refcrencia mas 0 rnenos estrecha con el rnun-
do vital humano, asirnilando eJ mundo objetivo ajeno a la aeei6nreciproca, conocida y mas inmediata, de los seres hurnanos. Una cultu-
ra caligrafica (de escritura) y, aun mas, una cultura tipografica (de irn-
presion) pueden apartar y en cierto modo ineluso desnaturalizar al
hombre, especificando tales cosas como los nombres de los Ifderes y las
divisiones polfticas en una lista ahstracta y neutra enteramente despro-
vista de un contexte de acci6n humana. Una cultura oral no dispone de
vehfculo alguno tan neutro como una l ist a, En la ultima mitad del sc--,
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I 'SICODINAMICAS DE LA ORAL/DAD 49
gundo canto, la Iliada presenta eI famoso catalogo de las nav~s -~as
de cuatrocientos versos-, que compila los nombres de los caudillos grie-
gos y las regiones que gobernaban; empero, esto sucede en un co~t:xto
total de accion humana: los nombrcs de personas y lugares particrpan
en los hechos (Havelock, 1963, pp. 176-180). El sitio normal y muy pro-
bablemente cl iinico en la Grecia hornerica donde podia encontrarse este
tipo de informacion politica en forma verbal era una narr~cion 0 g:nca-
logfa, que no es una lista neutra sino un relata que describe rclaciones
personales (cJr. Goody y Watt, 1968, .p. 32). Las culturas.o:ales conocen
unas cuantas estadisticas 0 hechos divorciados de la actividad humana
o cuasi bumana.
Asirnismo, una cultura oral no posee nada que corresponda a rnanua- .
les de operaci6n para los oficios (de hecho tales tratados son muy poco
comunes y siernpre elementales aun en culturas caligraficas, y solo lie-
gan a aparecer realrnente una vez que la impresi6n se haintegrado .c?n-
siderablemcnte; Ong 1967b, pp. 28-29, 234, 258) . Los oficios se adquirian
pOl' aprendizaje (como todavia sucede en gran me~ida inclus~ e~ cultu-
ras de alta tecnologia), 0 sea a partir de.la observacion y la pracuca, con
s610 una rnfnirna explicacion verbal. La articulaci6n verbal maxima de
asuntos tales como los procedirnientos de navegacion decisivos para la
cultura hornerica no se hubieran encontrado en 10 absoluto en una des-
cripci6n abstracta al estilo de un manual, sino en cas~s t.~les como el si-
guiente pasaje de la Iliada, I, 141-144, donde la descripcion abstracta esincrustada en una narracion que contiene 6rdenes especlficas para la ac-
cion humana 0 relaeiones de actos particulares:
Ahora, ea, echemos una negra nave al mar divino, reunarnos l~s conve~ie~tes
remeros, cmbarquemos vfctimas para una hccatornbe y a la mrsma Criscida,
la de hermosas mejillas, y sea capitan cualquiera de los jcfes."
(Citado por Havelock.J 963, p. 81; vease tam bien ibid., pp. 174-1 ?5) .
La cult ura oral primaria se preocupa poco por conservar el conocuruen-
. to de las artes como un cuerpo autosuficiente y abstracto .
(vi) De matices agonlsticos
Muchas, tal vez todas las culturas orales 0que conservan regustos oralesdan a los instruidos una impresi6n extraordinariamente agonistica en su
expresion verbal y de hecho en su estilo de vida. La escritura propicia
ab stracciones que separan eI saber del lugar donde los seres humanos
luchan unos contra otros. Aparta al que sabe de 10 sabido. Al mantener
• Hnmero, La lliada, Ed. Julio Palli Bonet , trad. L. Segala, Bruguera Libra Ctasico,
Edirorial Bruguera, S. A.. Barcelona, 1979, pp. 40-41 .
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50 PSICOOINAMICAS DE LA ORALIDAD
incrustado cI conocimiento en el mundo vital humano, la oralidad 10 si-
tua dcntro de un contexto de lucha. Los proverbios y acertijos no seem-
plean simplemente para almacenar los conocimientos, sino para
compromcter a orros en cl cornbate verbal e intelectual: un proverbio
o acertijo desafia a los oyentes a superarlo con otro mas oportuno a con-
tradictorio (Abrahams, 1968; 1972). En las.narraciones, la fanfarrone-
ria sabre la proeza personal 0 las Irases hirientes del rival figuran
regulannentc en los enfrcntarnientos entre los pcrsonajes: en la Iliada,
en Beouiulf, a 10 largo del romance europeo medieval, en The Mioindo Epic
y otros inriumerables relates africanos (Okpewho, 1979; Obicchina, 1975),
en la Biblia, como entre David y Goliat (I Samuel 17: 43-47). Comunes
en las sociedades orales de todo el mundo, los insultos reciprocos tienen
un nombre espedfico en la lingufstica: flyting (0 fliling). Crecidos en una
cultura todavia predominantemente oral, ciertos jovenes negros de los
Estados Unidos, el Caribe y otras partes practican 10 que se conoce in-
distintamente como "dnzC7lS", "Joning", "sounding", etcetera, competencia
que consiste en superar al rival en insultos a su madre. EI dozens no es
un verdadero combate sino una manifestacion artfstica, al igual que las
demas agresiones verbalcs estilizadas de otras culturas.
No solo en cI uso dado al saber, sino tarnbien en la celebracion de
la conducta fisica, las culturas orales se revelan como agonfsticamente
prograrnadas. La descripcion entusiasta de violencia flsicaa menudo ca-
racteriza la narracion oral. Enla Iliada, por ejemplo, los cantos VIII y X
par 10 menos compiten con los programas de television y cine mas sensa-
cionales de la actualidad, en cuanto al despliegue de violencia, y los supe-ran can mucho en 10 refercnte al detalle exquisitamentc sangricnto,
que puedc ser menos repulsivo cuando cs descrito verbalmente que
al preseritarse en forma visual. La representacion de violencia fisica
extrema, fundamental para muchas epopeyas orales y otros generos ora-
les, y subyacente a traves de gran parte del uso temprano de la escritura,
se reducc paulatinamente 0 bien ocupa lugar secundario en la narracion
literaria posterior. Sobrevive en las baladas medievales, pero ya'cs obje-
to de la burla de Thomas Nashe en Th e Un j or l !i .r l al e T r a oe l er (1594). AI
avanzar la narracion iltcraria hacia la novela scria; can cI tiempo dirige
el foco de atencion mas y mas hacia las crisis internas, apartandolo de
las meramente exteriores.
POI'supuesto, las penalidades fisicas cornunes y pcrsistentes de la vi-da en much as sociedades lempranas explican en parte la gran dosis de
violencia en las primcras formas artisticas vcrbales. La ignorancia de las
causas ffsicas de la enfermedad y el desastre tarnbien pueden fomentar
tensiones personales. Dado que la enfermedad 0 el desastre son origina-
dos pOI'algo, es posible suporier la malevolencia personal de otro ser hu-
mano -un hechicero, una bruja- en lugar de motives Iisicos, y aSI
aurncntar las hostilidades personales Sin embargo, la violencia en las
PSICOOINAMICAS DE LA ORALIDAD 51
manifestaciones artisticas orales tambien esra relacionada con la estrue-
tura de la oralidad misma. Cuando toda cornunicacion verbal debe scr
pOI'palabras directas, participantes en la dinarnica de ida y vuclta del
sonido, las relaciones interpersonales ocupan un lugar destacado en 10
referente a la atracci6n y, aiin mas, a los antagonismos.
EI otro lado de los insultos agonfsticos 0 la vituperacion en las cuhu-
ras oralcs 0 que conservan regustos orales es la expresion ampulosa de
alaba,?za que sehalla en todas partes en relacion coo laoralidad. Esmuy
conocida en los poem as orales de encomio africanos, estudiados extensa-
mente, de la actualidad (Finnegan, 1970; Opland, 1975),asfcomo a travesde toda la tradicion ret6rica occidental que conserva huellas de la tradi-
ci6n oral, desdc la antigiiedad clasica hasta el siglo xvrn. "Vcngo a en-
tcrrar a Cesar, no a e1ogiarlo", exclama Marco Antonio en su diseurso
funerario enJufio Cesar (v,II. 79), de Shakespeare, y luego procede a ala-
bar a Cesar segun las norrnas ret6ricas de encomio que fueron inculca-
das a todos los colegiales del Renacimiento y que Erasmo ernpleo de
manera tan ingeniosa en suEfogio de fa locum. La alabanza ampulosa en
la antigua tradicidn retorica de rcgustos orales da una irnprcsion de fai-
sa, pornposa y comicamente presuntuosa a las personas de culturas con
gran tradicion escrita. No obstante, el c1ogioacompafia al mundo oral,
agonfstico e intensamente polarizado, del bien y del mal , la virtud y el
vicio, los villanos y los heroes.
La dinamica agonfstica de los procesos de pensamiento y la expresion
orales ha sido esencial para el desarrollo de la cultura occidental, donde
fue institucionalizada por cl "arte" rctorica y por su prima hcrrnana: la
dialectica de Socrates y Platen que proporcionaron a la articulacion ver-
bal oral agonistica una base cientffica elaborada con ayuda 'de la escritu-
ra. Se ahondara mas sobre esto en las siguientes paginas.
(vii) Empdticas y participantes antes que obJefivamente apartadas
Para una cultura oral, aprender 0saber significa lograr una identifica-
cion comunitaria, empatica y estrecha con 10sabido (Havelock, 1963,
pp. 145-146), identificarse con el. La escritura scpara al que sabe de 10
sabido y asf establece las condiciones para la "objetividad" en el sentido
de una disociaci6n 0alejamiento personales. La "objetividad" que Ho-mero y otros oradores poseen esla reforzada por la expresi6n forrnulati-
va: la reacci6n del individuo no seexpresa simplemente como individual
o "subjetiva", sino como encasillada en la reaccion, el "alma" comuni-
taria. Bajo la influencia de la escritura, a despecho de su protesta contra
ella, Plat6n excluyo a los poetas de su Republica, pues estudiarlos signi-
ficaba en esencia aprender a reaccionar can el "alma", sentirse identifi-
cado con Aquiles u Odiseo (Havelock, 1963, pp. 197-233). Al tratarotro
t
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.. . , ~ 52 I 'SICODINAMICAS DE LA ORALIDAD
ambiente oral primario mas de dos mil afios despues, los editore~ de T~eMwindo Epic (1971, p. 37) llarnan la atenci6n sabre una rnarcada identi-
f icacion similar de Candi Rureke , el cantor de la epopeya -y a traves
de C t, de sus oyentcs- can el 'heroe Mwindo , identificaci6n que de he-
cho afecta la gramatica de la narracion, de modo que de cuando en cuando
cl narrador se desl iza a la prirnera persona al describir las aceiones del
hcroe. EI narrador, el publico y cl personaje cstan tan unidos que Rure-
ke hace que el personaje epico Mwindo misrno se dirija alos que esran
poniendo par escrito las palabras de Rureke: "Tu, el que escribe, iavan-
za!" a bien, "Oh t u . , el que escribe , ves que ya parto". Enla percepcion
del narrador y de su publico, el heroe del relato oral asimila al mundo
oral incluso a los que la transcriben y que estan quit.indole su carac-
ter oral y volviendolo texto ,
f
(viii) HomeoJIa.ticas
A diferencia de las sociedades can grafia, las orales pueden caracterizar-
se como horneostaticas (Goody y Watt, 1963, pp. 31-34). Es dccir , las
sociedades orales viven intensamcnte en un prescnte que guarda el equi-
l ibrio u homeostasis desprendiendose de los recuerdos que ya no t ienen
pertinencia actual.
Las fuerzas que gobiernan la homeostasis pucden percibirse median-te la rellexi6n sobre la natur.aleza de las palabras en un marco oral pri-
mario. Las culturas de la imprenta han inventado los diccionarios, en
los cuales pueden registrarse, en dcfiniciones formales, los diversos sig-
nificados de una palabr'a scgun los textos donde aparezca. As! se sabe
que las palabras tienen diversos cstratos de significado, rnuchos de los
cuales resultan bast ante alejados de las acepciones actuales corrientes.
Los diccionarios seiialan las discrepancias semanticas.
Por supuesto , las culturas orales no cuentan con diccionarios y t icnen
pocas discrcpancias semanticas: EI significado de cada palabra es con-
trolado por 10que Goody y Watt (1968, p. 29) Haman "ratificacion se-
mantica directa", es decir, par las situaciones reales en las cuales se utiliza
la palabra aqui y ahora. EI pensamiento oral es indiferente a las defini-
ciones (Luria, 1976, pp. 43-99), Las palabras s610 adquieren sus signifi-
cados de su siempre presente ambiente real, que no consiste simplemcnte,
como en un diccionario, .en otras palabras, sino que tambien incluye ges-.
tos, modulaciones vocalcs, expresi6n facial y todo el marco humano y
existencial dentro del eual se produce siempre la palabra real y hablada.
Las acepciones de palabras surgcn eontinuamente del presente; aunquc,
claro esta, significados anteriores han moldeado el actual en muchas y
variadas formas no perceptibles ya.
Es cierto que las manifestaciones artfsticas orales, tales como la epo-
. o ! . - .
PS ICODINAMICAS DE LA ORALIDAI) 53
peya, retienen algunas palabras en form as y sentidos arcaicos. Pero tam-
bien conscrvan tales palabras mediante el usc actual; no el uso actual
del discurso aldeano cornun, sino el de los poetas epicos en su sentido
mas general, que eonservan formas arcaicas en su vocabulario especial.
Estas practicas son parte de la vida social habitual y de este modo se co-
nocen las forrnas arcaicas, aunque limitadas a la actividad poetica. EI
recuerdo del ant iguo significado de viejos terminoa ticnen de esta mane-
ra eierta durabilidad, aunque no infinita.
Cuando las generaciones pasan y e1 objeto 0la instituci6n a la que
haec rcferencia 1a palabra arcaica ya no forma parte de la expericncia
actual y vivida , aunque la voz se haya eonservado, su significado por
10 cornun se altern simplernerite 0 desaparece. Los tambores hablantes
africanos, como se utilizan, por ejemplo, entre los lokele en Zaire orien-
tal, se expresan can formulas complicadas que conservan ciertas pala-
bras arcaicas que los tarnborileros lokele pueden pronunciar, pero cuyo
significado ya no conocen (Carrington, 1974, pp. 41-42; Ong, 1977,
pp. 94-95). Cualquier cosa a la que sc hayan referido estas palabras, ha de-
saparecido de la experiencia cotidiana lokele y el termino que perdura
ha quedado vacio. Las rimas y los juegos transmitidos oralrnente de una
genera cion de nifios a la siguiente, incluso en la cultura de alta tecnolo-
gia, contienen palabras sirrrilares que han perdido sus significados origi-
nales de refercncia y de hecho resultan sflabas sin sentido. Pueden
encontrarse muchos ejemplos de tal sobreviviencia de terrninos vaciosen Opie y Opie (1952), que como conocedores de la escr it ura desde
luego logran recuperar y comunicar los significados original mente de los
terminos pcrdidos a quicnes los utilizan oralmente en la actualidad.
Goody y Watt (1968, pp. 31-33) citan a Laura Bohannan, Emrys Pe-
ters y Godfrey, y Monica Wilson con ejcmplos sorprendenres de homcos-
tasis de las culturas orales en la transmisi6n de genealogfas. En afios
recientes se ha notado que, entre el pueblo tiv de Nigeria, las genealo-
gfas utilizadas en forma oral para resolver pleitos judiciales difieren eon-
siderablemente de las genealogfas registradas par. escrito en forma
rninuciosa par los inglescs cuarenta afios antes (debido ala irnportancia
que entonces tenfan tambien en los pleitos judiciales). Los tiv posterio-
res sefialaron que utilizan las misrnas genealogfas como cuarenta afios
antes, y que el registro anterior escrito estaba equivocado. Lo que suce-
dio fue que las genealoglas postcriores habfan sido ajustadas a las nue-
vas rclaciones sociales entre los tiv: eran iguales en cuanto segufan
funcionando de igual manera para regular el mundo real. La integridad
del pas ado estaba subordinada a la del presente. "
Goody y Watt (1968, p. 33) relatan un caso aiin mas irnpresionante-
mente detallado de "amnesia estructural " entre los gonja en Ghana. Los
registros escritos hechos por los ingleses a prineipios del siglo xx mues-
tran que la tradiei6n oral gonja presentaba cntonces a NdewuraJakpa,
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54 PSICODINAMJCAS DE LA ORALJOAD
fundador del estado de Gonja, como padre de siete hijos, cada uno de
los cualcs era soberano de una de las sietc divisiones territorialcs del es-
tado. Para cuando los mitos del estado fueron reunidos otra vez, sesenta
afios mas tarde, dos de las siete divisiones habian desaparecido, una por
asimilacion a otra y la segunda en virtud de un cambia de frontera. E,n
estos mitos posteriores, Ndcwura Jakpa teriia cinco hijos, y no se hacia
menci6n de las dos divisiones suprimidas. Los gonja aun estaban en ~on-
tacto con su pasado , cran ten aces en cuanto a est a relaci6n en sus rmtos,
pero la parte del pasado con ninguna pertinencia ma.nifiestamente ~er-
ceptible can el presente habia simplemcnte desaparecio. E1 prcsente im-
ponia su propia econornia a los recucrdos pa,sados. Packard (1980,
p. 157) obscrva que Claude Levi-Strauss, T. O. Reldel.man, Edmund Leach
y otros han sefialado que las tradiciones orales reflejan los .v~ores cU,l tu-
rales contemponineos de una sociedad antes que una cunosldad ociosa
acerca del pasado. Encuentra que 10 anterior se manifiesta en los bash~,
como rambien 10 confirrna Harms (1980, p. 178) en cuando a los bobangi .
Es precise advcrtir las impljcaciones que esto tiene para las !?enealo-
glas orales. Un recitador de Africa occidental, u o.t ro gcnealogls ta oral
narra aquellas genealogias que sus oyentes estan dispuestos a escuc~ar.
Si conoce algunas que ya no le piden, se suprimen de su rep,e:torl~ y
can el ticmpo desaparecen. Las genealogias de vencedores pol iticos tie-
nen, desde luego, mas probabilidad de sobrevivir que las de los perdedores.
Henige (1980, p. 255), al estudiar las Iistas de reyes gand~ 1 1 myor?, ad-vierte que el "modo oral. .. pcrrnite que se olviden parte~ mC?,nVenlen:es
del pasado ' deb ida a "las exigencias del presente contmuo . Aderna~,
los narradores orales habiles varian deliberadamcnte sus relates tradi-
cionales, porque parte de su habilidad radica en la capacidad ~c acorno-
darse a nuevas publicos y nuevas situaciones 0simplemcntc de Juguetear.
Un recitador de Africa occidental cmpleado por una familia real (Ok-
pewho , 1979, pp, 25-26, 247, nota 33; p. 248, nota 36) adapt~ra su na-
rraci6n para lisonjear a sus patrones. Las culturas orales est irnulan cl
triunfalismo, que en la actualidad por 1 0 regular tiende un poco a desa-
pareccr a medida que las sociedades que ~iguna vez fueron orales se vuel-
ven mas y mas dadas a la palabra escnta.
(ix) Situacionales a71les que abstractas
Todo pensamiento conceptual cs hasta cierto punt? abstracto. Un l~r-
mino tan "concreto" como "arbol" no se refiere slmplemente a un ar-
bol "concreto" linico, sino que es una abstraccion , tomada, arrancada
de ia realidad individual y perceptible; alude a un concepto que no es
ni este ni aquel arbol sino que puede aplicarse a cualquicr arbol. Cada
objeto individual que llamarnos "arbol" es de hecho "concreto", sim-
PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD
plemente el mismo, no "abstracto" en absoluto, aunque eI termino que
emplearnos para el objeto aislado es abstracto en si mismo. No obstante,
s i todo pensamiento conceptual es hast a cierto punta abstracto , algunos
usos de los conceptos son mas abstractos que otros.
Las culturas orales t ienden a util izar los conceptos en marcos de refe-
rencia situacionales y operacionales abstractos en el sentido de que se
mantienen cerca del mundo humane vital . Existe una extensa bibliogra-
ITaque trata este fenomenc. Havelock (1978a) rnostr6 que los gricgos
prcsocraticos conccblan la just icia de una rnanera opcracional antes queformal ; Anne Amory Parry (1973), ya fallccida, estableci6 en gran parte
la misrna proposici6n respecto al epiteto amymsn que Homero aplic6 a Egis-
to: el epiteto no significa "Iibre de culpa", refinada abstracci6n con la
cuallos letrados han traducido el termino, sino "hermoso a la manera
que es hermoso un guerrero dispuesto a luchar".
Ninguna obra sobre el pensamiento operacional resul ta mas fructife-
ra para el presentc prop6sito que Cognitive Development: Its Cultural and So-
cial Foundations, de A. R. Luria (1976). A sugerencia del distinguido
psicologo sovietico Lev Vygotsky, Luria realize un extenso trabajo de
campo con analfabetos (es decir, orales) y con personas call ciertos cono-
cimientos de la escritura en las zonas mas rernotas de Uzbekistan (la tie-
rra natal de Avicena) y Kirghizia, en la Union Sovietica, durante los afios
1931-1932, Ellibro de Luria apenas fue publicado en 1974, en la edici6n
rusa original, cuarenta y dos afios despues de cornpletarse la investiga-ci6n, y la traducci6n at ingles apareci6 dos afios mas tarde.
EI trabajo de Luria aporta consideraciones mas adecuadas en punto
al pensarnicnto que opera por principios orales que las teorias de Lucien
Levy-Bruhl (1923), quien consideraba que el pensarniento "primitivo"
(de hecho de bases orales) era "prel6gico" y magico en el sentido de que
se fundaba en sistemas de creencia antes que en la realidad practica; 0
que las proposiciones de los adversarios de Levy-Bruhl, como por ejem-
plo Franz Boas (no George Boas, como err6neamente apareccn en Lu-
ria, 1976, p. 8), quicn mantenia que los pueblos primitives pensaban
como nosotros, aunquc utilizaban un marco de categorias distinto.
Dentro de una compl icada cstructura de tcoria marxista, Luria abor-,
da en cicrta rnedida Icm3S ajenos a las consecuencias directas del
conocimiento de la escritura, tales como "Ia econornia individualista no
reglamentada, centrada en la agricultura" y "los principios de la colec-
tivizaci6n" (1976, p. 14), Yno codifica sus descubrimientos de modo sis-
temitico y explfcito desde el punto de vista de las diferencias entre oralidad
y conocimicnto de la escritura, No obstante el complejo andarniaje mar-
xista, el estudio de Luria de hecho establece claramente las diferencias
entre oralidad y conocimiento de la escritura. Ident if ica a las personas
que entrevista sobre una escala que se extiende desde el analfabetisll}o
hasta diversos nivelcs de ciertos conocimientos de la escritura, y sus da-
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56 PS ICODlNAMICAS DE LA ORALIDAD
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tos eneajan claramente en las distintas clases de procesos inrelectuales
basados en principios oralcs en oposicion a los que funcionan con princi-
pios caligraficos. Los contrasres que se revelan entre los ilerrados (con
mucho la mayoria de sus cntrevistados) y aquellos que sabian leer son
notables y ciertamente significativos (a menudo Luria apunta este hecho
de manera explfcita), y muestran 10que confirrna tarnbien el trabajo apor-
tado y citado por Carothers (1959): s610 se requiere cicr~o gra~o de co-
nocimiento de la escritura para obrar una asombrosa difcrencia en los
procesos de pensamierito.Luria y sus colaboradores reunieron datos en el curso de largas con-
versaciones con los cntrevistados en el ambiente relajado de una casa de
te , present ando las preguntas para la encuesta misma de manera infor-
mal, como algo parecido a los acert ijos con los cuales los s.ujetos estaban
familiarizados, Asi pues, se hicieron todos.Jos esfuerzos posibles por adap-
tar las prcguntas a los entrevistados en su propio medio,. quienes no e~an
personajes principales en sus sociedades, pem todo indicaba que.tenlan
una capacidad normal de inteligencia y eran bastantc representatlvos de
su cult ura. Entre los descubr imientos de Luria, los siguienres resultan
de especial interes para nuestro estudio.
(1) Los individuos analfabetos (orates) ident if icaban las l iguras geo-
rnetr icas asignandoles los nombrcs de objetos, y nunca de manera abs-
tracta como cfrculos, cuadrados, etcetera. Al circuio podia llarnarselc
plato, cernedor, cubcta, reloj 0 luna; un cuadrado se design~ba con es-
pejo, pucrta, casa ° tabla para sccar albaricoqucs. Los entrevistados por
Luria identilicaban los dibujos como represcntaciones de cosas rcales que
conocfan. Nunca recurrieron a circulus 0 cuadrados abstractos , sino an-
tes bien a objetos concretos. Los estudiantcs de la escuela de maestros,
por otra parte, con ciertos conocimientos de la escritura, identif icaban
las figuras gcometricas con palabras de gcometria: circulos, cuadrados,
triarigulos , y asf sucesivamente (1976, pp. 32-39). Se les habia c.nsefiado
a dar respuestas de sal6n de clases, no a dar respuestas de la VIda real.
(2) A los entrcvistados se les mostraron cuatro dibujos de un objeto
cada uno, de los cuales trcs pertenedan a una categoria y el cuarto a
otra; dcspucs se les pidio agrupar los que eran semcjantcs, pod!an colo-
carse en el mismo grupo °designarse con una palabra. Una sene :on5Is-
tia en dibujos de los objctos martillo, s ierra , tronco, hachuela, Los analfabetos
consideraban invariablcmente el grupo no en terminos de categorias (tres
h~lTamientas el tronco no es una herramienta), sino desde cl punta de
vista de situacioncs practicas -"pensamiento situacional"-, sin advertir
en absoluto que la clasif icacion "herramicnta" correspondfa a todos los
dibujos rnenos al del t ronco , Si uno trabaja con herramientas y ve un
tronco, se picnsa en aplicarle la herramienta, no en mantenerla aparte
de aquel lo para 10que fue hecha, en eierto cxtrafio juego intelectual: Un
campesino analfabeto de 15 afios de edad: "Todos se parecen. La sierra
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PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD
corta el tronco y la hachuela 10 parte en pedacitos. Si hay que sacar un
dibujo, yo escogerfa el de la haehucla. No es tan util como una sierra"
(1976, p. 56). Al indicarle que e1 rnartillo , la sierra y la hachucla son
todas herrarnienras, desccha la clasif icacion por categoria y persiste en
el pensamiento situacional: "Sf, pem aunque tengamos herramientas,
de todos modos necesitamos la madera; si no, no podemos construir na-
da" (ibid). Al preguntarle por que otra persona habia excluido uno de
los dibujos en otra serie de cuatro , que el consideraba inseparable, repli-
co: "Probablemente esa c1ase de pensamiento la Ileva en la sangre."Par contraste , un indiviuo de 18 aiios de cdad que habia cursado cs-
tudios en una escuela aldeana unicamente durante dos afios , no 5610cla-
sifico una serie similar en terrninos de categorfas, sino insistio en que
la clasif icaci6n puesta en tela de juicio era la correcta (1976, p. 74). Un
obrcro que a duras penas podia leer, de 56 afios, mezclo los agrupamien-
tos situacicnales y los categorizados, aunque predominaban estes ulti-
mos. Dada la serie hacha, hachuela, hoz, que debfa completar la serie sierra,
e spi g a, t r on co, eI obrero la complete con la sierra -"Todos son aperos"-;
sin embargo recol lsidero y afiadio respecto a la espiga:" Seria posible se-
gada con la hoz" (1976, p. 72). La clasificacion abstracta no resultaba
del todo satisfactoria.
En ciertos puntas de su anal is is, Luria intent6 ensefiar a los entrevis-
tados que eran analfabetos algunos principios de la clasificacion abstrac-
tao Empero, su comprensi6n nunca fue clara y, cuando efectivamente
volvfan a resolver un problema ellos mismos, regresaban al pensamiento
situacional antes que al clasificatorio (1976, p. 67). Estaban convencidos -
de que el pensamiento que no fuera operacional, 0 sea c1 de categorfas,
resul taba poco importante, sin interes y trivial (1976, pp. 54-55). Viene
a nuestra memoria la relacion de Malinowski (1923, p. 502) de como
los" primitivos" (pueblos orales) tienen palabras para la fauna y la flora
que lcs son utiles en su vida, pero tratan otras cosas de la selva como
un fondo generalizado e insignifieante: "Eso 5610 es maleza". "S610
un animal que ·vuela."
(3) Sabcmos que la 16gica formal fue creaci6n de la cultura griega des-
pues de haber asimilado la tccnologfa de la escritura al fabet ica y asf hizo
parte perrnancnte de sus recursos intelectuales al t ipo de pensamiento
que posibil itaba la cscritura al fabet ica. A la luz de cstc conoeimiento,los experimentos de Luria con las reacciones de analfabetas al razona-
rniento formalmente silogfstico e ilativo resultan particularrnente revela-
dores, En resumen, sus analfabetas cntrevistados no parecianoperar en
absolute con procedirnientos deductivos formales, 10cual no es 10m'ismo
como decir que no pod fan pensar 0 que su pensarn iento no estaba regido
par la logica, sino solo que no adecuaban su razonamicnto a forrnas 16-
gieas puras, las cuales consideraban aparentemenre poco interesantes.
(Por que debian serlo? Los sigolisrnos estan relacionados con el pensa-
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58 PS]CODlNAMICAS DE LA ORALlDAD
miento, pero en asuntos pract ices nadie acuia de acuerdo con silogismos
expresados de rnanera formal,
Los metales preciosos no se oxidan . El or o es un metal precioso. (St: oxida 0 no
se oxula? Las respuestas tlpicas a esta pregunta incluian: "iSe oxidan 0
no seoxidan los metales preciosos? iSe oxida 0no seoxida el oro?" (cam-
pesino, 18 afios de edad); "EI metal precioso se oxida, Elora prccioso
se oxida" (campesino analfabeta de 34 afios) (1976, p. 104). En el Lejano
NOTte , donde hay nieoe, todos los 0505 son blancos. Nooaya Zembla s e enc uen t ra
en el Ll'jano Nort e y all!' siempr« hay nieue. ( 'De qui color son los osos? He aqufuna respuesta tfpica: "No 10 se. Yo he visto un oso negro. Nunca he
vista otros ... Cada region tiene sus propios animales" (1976, pp. 108-109).
Se sabe de que color son los osos rnirandolos. iA quien se Ie ocurre resol-
ver pOl ' razonamiento , en la vida pract ica, el color de un 050 polar? Ade-
mas, iPuedo estar segura de que usted sabe, sin lugar a dudas, que todos
los 0505 son blancos en una tierra donde hay nieve? Al presentarle el si-
logisrno pOI' segunda vez ill presidente de una granja colectiva, un hom-
bre de 45 aiios que apenas sabfa leer, logra responder: "Por 10que Ud ,
dice, todos debieran ser blancos" (1976, p. 114). La frase: "Por 10que
Ud. dice" parece indicar una conciencia de las estructuras intelectualcs
form ales. Poco conocimiento de la escritura tiene grandes repercusiones.
POI'otra parte, ~I eonocimiento l imitadode la escritura del presidente le
permite coriducirse mas a sus anchas en el mundo humano vital de rela-
ciones person ales directas que en un mundo de abstracciones' puras: "Por
10 que Ud. dice ... " Es 5U responsabilidad, no la mia, si la respuesta
sale asi.
Refiriendose al t rabajo de Michael Cole y Sylvia Scribner en Liberia
(1973), James Fernandez (1980) sefialo que un silogismo esta contenido
cn sf mismo; sus conclusiones se derivan solo de sus prernisas. Apunta
que las personas sin educaci6n academica no conocen esta regla especial
de procedimiento y en su interpretacion de aseveraciones dadas, en un
silogismo as! como en otros razonamientos tienden mas bien a ir mas
alia de las declaraciones mismas, como suele hacerse norrnalrnente en
situaciones de la vida real a en acertijos (cornunes a todas las culturas
orales). Yo agregarfa la observaci6n de que el silogismo es, por 10 tanto,
como un texto: fijo, separado, aislado. Este hecho drarnatiza la basc ca-
l igd.lica de Ia logica. EI acertijo corresponde al mundo oral . Para resol-
ver un acertijo se requiere astucia: se recurre a los conocimientos, a
menudo profundarnen te subconscientes , mas aJla de las palabras rnismas
del acertijo.
(4) En cl trabajo de campo de Luria, los entrevistados oponfan resis-
tencia cuando se les pedia delinir incluso los objetos mas concretos. "Trate
de explicarrne que es un arboL" "iPor que tengo que hacerlo? Todo
mundo sabe 10 q ue es un arbol; no neccsita que yo se 10 diga", replied
un campcsino analfabeto de 22 aDOSde edad (1976, p. 86). iPara que
".';.
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1 i !II
~ ~ ~. J
PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD 59
d.elinir, SI un marco de la vida real resul t a in:'nitamenle mas sat isfacto-
no que una definicion? Fundamentalmente, e1 campesino tenia razon,
No hay manera de rcfutar al mundo de la oralidad primaria, Lo unico
que pucde haccrse es alejarsc de ei para entrar en c J conocimienro dela escritura,
"iC6mo definirfa un arbol en dos palabras?" "iEn dos palabras?Mal~zano, Olmo, Alamo." "Supongamos que fuera a un lugardonde no
hubiera autornoviles. ~Como describirfa Ud. un automovil?", "Si fuera
les diria que los carniones tiencn cuatro paras, asientos adelante para
que la gent~ sc siente en ellos, un techo para dar sombra y un motor.
Pero, para 11' al grano del asunto, dirfa; Si se suben en un autornovil y
vall de pasco, 10 comprobaran." Al responder, eI entrevistado enurnera
a!gun~s caractcrfsticas, pero en ultima instancia regresa a Jaexperiencia
situacional personal (1976, p. 87).
Por c~I1traste,. un emplcado de 30 afios, que sabe leer y trabaja en
una gra.IlJa c~lectlv?; "Se produce en una fabrica. En una jornada pue-
de cubrir la ~l.stallcla que a un caballo le tornar fa diez dfas .. . asf de rapi-
do corre. Utiliza fuego y vapor. Primero tenemos que encender el fuego
para que el agua sc caliente y salga humo; el vapor Ie da el impulso a
la maquina ... No se 5i haya agua en un autornovil, seguramente sf, pero
no nada mas necesita agua; tarnbien necesita fuego" (1976, p. 90). A
pesar de no estar bien informado, hizo el intcnto de definir un autorno-
vil, Sin embargo su definicion no es una descripci6n n it idament e en fo -
cada en la a~ariencia visual -este t ipo de descripcion rebasa la capacidad
del pcnsanuenro oral-, sino una explicacion desde el punto de vista de
sus operaciones.
~5) Los analfabetos entrevistados pOI' Luria tuvicron dificultades para
a.rtlcu~ar un auto-analisis. Este requiere cierta supresion del pensamiento
sltuaclonal .. ~ecesita un aislamiento del sf , al rededor del cual gira todo
cI mundo V1VIdopor cada individuo; la elirn inacion del niicleo de cada
situacion dc csa circunstancia en una medida tal quc permita el exarnen
y la descripcion del centro, del yo. Luria hacfa sus prcguntas s610 des-
pues de cxtensas conversaciones acerca de las caracterfsticas de las per-
sonas y sus diferencias individuales (1976, p. 148). Se le pregunto a un
analfabero de 38 an os de cdad, provcniente de una zona de pastoreo en
las rnontafias (1976, p. 150): ''r:Que clase de persona es usted; como es
su caracter-; cuales son sus cualidades y dcfectos? iComo se describirfa
a sf mismo?" "Vine aquf de Uch-Kurgan; era muy pobre. Ahora.esroy
casado y tengo h~jos." "Serfa bueno tener un poco mas de tierra y poder
sernbrar algo de trigo." Los factores externos dominan la atencion , '"iY
cuales SOnsus defcctos?" "Este ana sernbre un pud de trigo; y paulati-
namente vamos corrigiendo las deficiencias." Mas situaciones externas.
"Bueno, la gente es diferente: tranquila, arrebatada, 0 a veces tiene ma-
la memoria. (.Que piensa de sf mismo?" "Nos port amos bien; si fuera-
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IllOS gente mala nadie nos respetarfa." (1976, p. 15.) La auto·eva1~acion ~ ~ ~ rsc ajusta como una apreciaci6n de grupo ("nos") y luego se rnaneja des- -, i
de cl punto de vista de las reacciones esperadas de los demas. Otro hom- ~~:
bre , un campesino dc 36 afios, al preguniarsele que tipo de persona =,
era, respondi6 con una esponlaneidad conmovedora y direcra: "tQuc , : : , ; !puedo dcc i r de mi propio co razon? iComo puedo habla r de mi earaete~? ~':.,:.:II
Pregunteselo a otros; ellos pueden hablarle de mf. Yo no puedo decir
nada de mi"" EI j uicio corresponde al individuo de fuera, no de denrro. ~.: . l i
Estos son algunos eJ'emplos de los muchos que da Luria, pero resul-tan representativos. Uno podrfa arguir que las rcspucstas no Iucron op- . ; . ' , 1 ,
timas, porque los entrevistados no estaban acostumbrados a que se les hicie- .
era este tipo de preguntas, sin importar cuan habilmente haya podido Luria ~,:
integrarlasen marcos parecidos a los accrtijos. Sin embargo, la [alta de 5 1cosrumbre es 10 importante precisamente: es obvio que una cul tura oral ·~IIno maneja conceptos tales como figuras geometricas, categorizaci6n por ,~
~~Iabstracci6n, procesos de razonarniento Iorrnalmente l6gicos, definicio- , .,.~
nes, o.aun descripciones globales 0 auto-analisis articulados, rodo 10 cual r' [no se deriva s610 del pensamiento rnisrno , sino del pensamiento moldea- h l l 'do por textos. Las preguntas de Luria son preguntas de salon de clases 1 iasociadas con eI uso de textos y. en efecto, sc asemejan estrechamente ~'Iro son identicas a las preguntas de las pruebas usualcs de inteligencia for- J ' . ,muladas por personas instruidas. Son legftimas, pero provicnen de un ; t lmundo no com partido par In persona oral. '
Las rcacciones del sujeto indican que tal vez sea imposiblc elaborar r\i. un exarnen por cscrito (0 incluso una prucba oral) concebidos por perso- ~ ~ . ; . I , Inas que han hecho cstudios, quc valore can precision las habilidadcs in- do'
~ltclcctuales naturales de las personas pertenecientes a una cultura ....
predominantemente oral . Gladwin (1970, p. 219) apunta que los islefios t;de Pulawat , en el Pacifico del Sur, respetan a sus navegantes, los cuales f"~t ienen que ser sumamente inteligentcs para desempefiarse bien en su di- ¥~~If icil act ividad, mas no porque los considcrcn "inteligentes", sino tan 56 - ·~t l10 porque son buenos navegantes. AI pedirle su opinion acerca de un : ' ~ : . ' . i : . 1nuevo director dc la escuela de la aldea, un africano del Centro coritesto ila Carrington (1974, p. 61): "Vcarnos un poco como baila". La gente Ide una cultura oral considera la inteligencia no como deducida de com- 4
plejos interrogantes de libro de texto,sino scgiin su situacion en contcx- ,;tos funcionales. ~,
.Atosigar a estudiantes a a cualquier otro can preguntas analiticas de .. ~
este tipo aparece en una fase muy avanz~da ~el conoeimi~nlo de la escri- l~ ttura. De hecho tales preguntas resultan inexistentes no solo en las cul tu- ·I"t·ras orales , s i~o tambien en las que con~ccn la escrilur~. Las prcguntas de :~:~ .':'
exarnen escrrto comcnzaron a generaltzarse (en Occidente) mucho des- ;: .. ,,: .
pues de que la impresion hubo surtido sus efectos sobre la conciencia, .: i l · - ,miles de afios despues de la invenci6n de la palabra eseritura. EI latin :"~ f'·
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60 PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD PSICODINAM1CA$ DE LA ORALJ I)AD 61
clasico no cuenta con ninguna palabra para "examen", tal como hoy
en dia 10 "pl ·esentamos" y tratarnos de "aprobarlo" en la escuela. Has-
ta hace unas cuantas gcneraciones en Occiderite , y tal vez en la mayor
parte del mundo actual, la practica academica exige que los estudiantes
",·eeiten" en clase, es decir , que repitan oralmente ante el maestro los
conceptos (f6rmulas: la herencia oral) aprendidos de memoria a traves
de la instruccion en el salon de clases 0de los Iibros de texto (Ong, 1967b,
pp. 53-76).
Los defensores de las pruebas de inteligencia necesitan reconocer quelas prcguntas comunes en ese tipo de exarnenes estan adaptadas a un tipo
especial de conciencia, profundamentc condicionada por c 1 conocirniento
de la escritura y la impresi6n: una "conciencia moderna" (Berger, 1978).
Por 10 regular, puede esperarse que de una persona sumamente inteli-
gente de una cultura oral 0 de una cultura que conserva huellas de
la tradicion oral reaccione al tipo de preguntas hecho por Luria como
de hecho 10 hicieron muchos de los sujetos, respondiendo no al interro-
gante mismo, aparenternente sin sentido, sino tratando de evaluar todo
el contcxto incomprensible (Ia mente oral totaliza): "iPor que me hace
esta pregunta estripida? iQue pretende? (Vias!! tambien Ong, 1978,
p. 4.) 'iQue arbol?" iRealmente espera que respond a a eso, si el y
todos los dernas hernos visto miles de arboles? Puedo resolver acert ijos.
Pero esto no es ningiin acertijo. iSe trata de un juego?" Por supuesto
que cs un juego, pero la persona oral no esta familiarizada con las rc-
glas. Las personas que hacen estos cornentarios han escuchado infinidad
de veces (desde la infancia) este tipo de preguntas, han vivido bajo una
barrera pero no se percatan de que est an aplicando reglas especiales.
En una sociedad con cierto eonocimiento de la escritura, como la de
los entrevistados por Luria, los anal fabetos pueden haberse relacionado
-yde hecho asf suele suceder- con otras personas cuyo pensamicnto
ha sido organizado por la escritura. Habran ofdo leer a alguien compo-
siciones escritas, por ejemplo, 0 escuchado conversaciones que solo pue-
den ser entabladas por los que saben leer. Uno de los meritcs del trabajo
de Luria es que rnuestra que tal relacion ocasional con la organizacion
del conocirniento por Ia escritura no tiene, al menos segtin 10 revelado
por sus casos, un efecto perceptib le en los analfabetos. La escritura debe
interiorizarse personalrnente para que afecte los procesos de pensamiento.
Las personas que han interiorizado la escritu ra no s610 escriben, sino
tambien hablan can la influencia de aquella, 10eual significa que organi-
zan, en medidas variables, aun su expresion oral segun pautas verbales
y de pensarniento que no conocerian a menos que supieran escribir: Da-
do que no obedecen cstas norrnas, los que saben leer hanjuzgado ingenua
la organizacion oral del pensamiento. EI pensamiento oral , no obstante,
puede ser bastante complicado y reflexivo, a su manera propia. Los na-
rradores navajos de cuentos folkloricos sobre animales pueden dar deta-. ,
"I
. .. . ~~-. ._ -. I
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62 PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD
Iladas explicaciones de los diversos significados de los relates, a fin de
lograr una comprensi6n de la complejidad de la vida hurnana, desde 10
fisiol6gico hasta 10psicol6gico y 10 moral, y descubren perfectarnente ca-
sas tales como incongrucncias fisicas (par ejemplo, coyotes can esferas
de ambar en lugar de ojos) y la necesidad de interpretar sirnbolicamente
los elementos de las historias. (Toelke, 1976, p. 156). Avcnturarsc a afir-
mar que los pueblos orales son en esencia no inteligentes, que sus proce-
sos mentales son "primitivos", es el tipo de especulacion que durante
siglos condujo a los eruditos a inferir erroneament<: que, puesto que I~spoemas hornericos eran tan perfectos, debfan ser baslC3mente compost-
ciones escritas.
Tampoco debemos imaginarnos que cl pensamiento que funciona con
principios orales es "preI6gico" 0"ilogico" en un sentido sirnplista, co-
mo pOI'ejernplo que la gente de una cultura oral no comprendc las r~la-
ciones causales. Sabe muy bien que, si uno empuja con fuerza un objeto
rnovil, dieha fuerza 10 irnpulsa a moverse. Lo cierto es que no pueden
organizar concatenaciones complejas de causas del tipo analitico de las
secuencias lineales, las cuales s610pueden desarr ollarse con la ayuda de
texros, Las secucncias largas que producen, como las genealoglas, no son
analiticas sino acurnulativas. Sin embargo, las culturas orales pueden crear
organizacioncs de pensamiento y experiencia~ asombrosamente, cornple-
jas, inteligentes y bellas. Para comprender como 10 logran, sera necesa-
rio exponer algunas de las operaciones de la memoria oral.
LA MEMORlZAC10N ORAL
. .La capacidad de la memoria verbal es, comprensiblementc,una valiosa
cualidad en las culturas orales. Empero , el modo como funciona la me-
moria verbal en las forrnas artfsticas orales es bastante diferente de 10
que comunrncnte se pensaba en el pasado. En una cultura que conoce
la escritura, eI aprendizaje de memoria, palabra pOI' palabra, por 10ge-
neral se logra basandose en un texto, al cual la persona recurre tan .a
mcnudo como sea nccesario para pcrfeccionar y poner a prueba eI dorni-
nio literal. En tiernpos pasados, era cormin que quicnes sabian leer su-
pusieran que el aprendizaje de memoria en una cultura oral por 10regular
alcanzaba el misrno objetivo de una repeticion total, palabra por pala-
bra. No quedaba claro como era posible comprobar tal repeticicn antes
de la invencion de las grabaciones de sonido, puesto que, al no haber
cscritura, la unica manera de probar la repeticion fie! de pasajes largos
serfa la recitacion sirnultanea de los rnismos por dos 0 mas personas en
conjunto. Era imposible comparar las declamaciones con las anteriores.
Sin embargo, rara vez se intento investigar la recitacion simultanea en
culturas orales. Los conocedores se conformaban simplemente con su-
PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD
poner que la prodigiosa memoria oral de algun modo funcionaba de acuer-
do con su propio modelo textual palabra par palabra,
Para una determinacion mas rcalista de las caractcrfsticas de la memo-
ria verbal en las culturas orales primarias, la obra de Milman Parry y Al-
belt Lord result6 otra vez revolucionaria. El trabajo de Parry conlos poemas
homericos encauzo [acuestion. Parry mostr6 que la Iltada y la Odisea eran
creaciones basicamente orales, cualesquiera que fueran las circunstancias
que hubieran deterrninado el ponerlas pOI' escrito. A primera vista, este
descubrimiento pareda confirmar la suposicion del aprendizajc de me-moria palabra por palabra. La Iliada y la Odisea eran rigurosamente me-
tricas. ienmo podia un rapsoda narrar, cuando se Ie pedia hare rio,
un relate que consisria en miles de versos dactflicos en hexarnctros,
a menos que los hubier a aprendido de memoria palabra par pala-
bra? Los escolarizados que pucden recitar Jargas obras metricas las han
aprendido palabra por palabra basandose en textos. Parry (1928, en
Parry, 1971), sin embargo, prepare el terreno para un nuevo enfoque
que pudiera explicar satisfactoriamente tal produccion sin recurrir a la
rnemorizacion palabra por palabra. Como ya se mencion6 en el capitu-
102, dernostro que los hexamctros no se componfan sirnplernente de uni-
dades de palabras, sino de formulas, grupos de palabras para abordar
los elementos tradicionalcs, moldeada cada una para ajustarse al verso
del hexametro. El poeta disponia de un extenso vocabulario de locucio-
nes "hexamctradas". Con el, podia producir interminablernente versos
metr icos y precisos, sicrnpre que estuviera tratando elementos tradi-
cionales.
En los poem as homericos , por 10 tanto, el poeta contaba con epftetos
y verbos para Odiseo, Hector, Atenea, Apolo y los otros personajes, que
se ajustaban exactamente en cl metro cuando, por ejemplo, habra que
presentar a cualquiera de ellos diciendo algo. M~lephl polymltis Odysseus
(Asf dijo cl astuto Odisco) 0prostphl polymll is Odysseus (asf se expreso el
astute Odiseo) aparece 72 veces en los poemas (Milman Parry, 197'1, '
:..p. 51). Odiseo es polymrtis (astu to) no solo par ser este ti po de personaje,
sino tam bien porque sin cl cpfteto polymllis no serfa posiblc integrarlo
facilmcnte en el metro. Como sc apunto antes, la justeza de estes y
otros epftetos horncricos ha sido dcvotarncnte exagerada. El poeta dis-
ponia de otras miles de formulas rnetricas de funcionamiento semejante
que podian adaptarse a sus variables necesidades metricas casi en cual-
quier situacion, persona, cosa 0 accion, En efecto, la mayorfa de las pa-
labras en la Iliada y la Odisea se presentan como partes de f6rmulasidentificables. ..,
La obra de Parry mostro que las formulas metricamcnte dispuestas
gobernaban Ia composicion de la antigua epopeya griega y que era posi-
ble cambiarlas de un lugar a otro con bastante facilidad, sin interferir
con Ja tram a 0 e1 tono del poema. iAlternarfan los rapsodas las f6rnlU-
63
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64 PS ICODINAMICAS DE LA ORALIDAD
las, de modo que las vcrsiones pcrsonales mctricamente regulares de la
misma historia se diferenciaban en las palabras? ,::0 era la epopeya me-
morizada palabra por palabra, de manera que se repetfa igual en cada
interpretacion? Puesto que todos los poetas hornericos anteriores a la
escritura habian muerto hada mas de dos mil afios, no podia grabarse-
les para obtener una prueba directa. Empero, pod ian obtencrse versio-
nes directas de los poctas narrativos vivos de la Yugoslavia moderna, un
pais contiguo y, en parte, sobrepuesto ala ant igua Grecia. Parry encon-
tro que tales poetas creaban narraciones epicas orales para las que nohabra texto escrito. Sus poemas narratives, como los de Homen), eran
rnetricos y formulaicos, aunque el metro de los versos era diferente del
antiguo hexametro dactilico griego. Lord continuo y am plio la obra de
Parry reuniendo Ia ~xtensa coleccion de grabaciones orales de poetas na-
rrativos yugoslavos de la actualidad, que ahora se encuentra en la Co-
leccion ParTY de la Universidad de Harvard.
La mayoria de estos poetas narratives eslavos modernos del Sur -a
decir verdad los mejores de ellos- son analfabetos, Lord descubrio que
aprender a leer y escribir incapacita al poeta oral: introduce en su mente
el concepto de un texto que gobierna la narracion y por 10 tanto interfie-
re en los procesos orales de composicion, los cuales no tienen ninguna
relacion can textos sino que consisten en "Ia remembranza de cantos es-
cuchados" (Peabody, 1975, p. 216).
EI reeuerdo que tienen los poetas oralcs de los cantos que han escu-
chado cs inmediato: no era "nada raro" encontrar a un bardo yugosla.
vo que cantaba "entre diez y vcinte versos de diez sf labas por minuto "
(Lord, 1960, p. 17). La cornparacion de las canciones grabadas revela ,
sin embargo, quc, a pesar de ser metricamentc regulates, nunca se can-
taban dos veces del mismo modo. Basicarnente se rcpctian las mismas
formulas y ternas, perc eran hilados 0 "poetizados" de modo dist into
en cada interpretacion, incluso por c1 mismo pocta, segun la reacci6n
del publico, la disposicion del poeta 0 la ocasion, asi como otros factores
sociales y psicologicos.
Las grabaciones de las entrevistas hechas a los bardos del siglo xx se
agregaban a las grabaciones de sus narraciones. Por estas entrevistas y
por la observaci6n directa sabernos Como se hace un bardo: escuchando
durante meses y afios a otros bardos, quienes nunca cuentan el mismo
relate de la misrna manera sino que utilizan una y otra vez las formulas
habituales cuando se trata de los ternas acosturnbrados. Por supucsto,
las formulas pueden variar un poco (10 mismo succde can los ternas) y
la manera de cantar 0 ".hilar" narraciones que tenga un poeta dado va-
riara considerablemente de la de otro. Ciertos giros de las frases seran
idiosincrasicas. Pero, en esencia, los elementos, ternas y formulas y su
uso corresponde a una tradici6n clararnente ident if icable. La original i-
dad no consiste en la introducci6n de elementos nuevos, sino en la adap-
PSICODINAMICAS DE LA ORALlDAI)
racion eficaz de los materiales tradicionales a cada situacion a publico unico
e individual.
Las proezas de la memoria de estos bard as orales son notables, pero
diferentes de las relacionadas con la memorizacion de textos. Los ins-
truidos por 10 regular sc sorprenden al averiguar que el bardo que habra
de recontar la historia que ha escuchado s610 una vez , a rnenudo prefiere
esperar un dia mas 0 menos despues de ofrla, antes de repetirla eI rnis-
mo. Al aprender de memoria un texto escrito , el aplazarniento de su re-
citacion por 10 general debilita cI rccuerdo. Uri poeta oral no tiene quever can textos ni con un marco textual . Necesita tiempo para pcrrnit irle
ala historia adentrarse en su acervo propio de tcmas y formulas, tiernpo
para idcntificarse con el relata. AI recordar y recontar la historia, no ha
"aprendido de memoria", en n ingun sentido literal, la disposici6n me-
trica de la version del otro interprete -version hace mucho desapareci-
da para siernpre cuando el nuevo cantar rnedita sobre la historia para
su propia interpretaci6n- (Lord, 1960, pp. 20-29). Los elementos fijos
en la memoria del bardo constituycn un caudal de ternas y formulas a
part ir de los cuales todo t ipo de historias pucden const ruirse de diver'sas
maneras.
Uno de los descubrimientos massignificarivos en la obra de Lord fue
que, aunque los rapsodas saben bien que des interpl"etes distintos nunca
entonan el mismocanto cxactamente de igual manera, un poeta alegara
que es capaz de producir su propia version de un canto verso por verso
y palabra par palabra en cualquier momento, y , de hecho, "exactamen-
te igual dentro de veinte ai'ios" (Lord, 1960, P. 27). Sin embargo, cuan-
do se graban y compal 'an sus supuestas interpretaciones identicas nunca
resultan iguales, aunque los relates sean versiones reconocibles de la mis-
ma historia. "Palabra por palabra y verso por verso", como dice Lord
(1960, p. 28), es simplernente una rnariera enfarica de decir "parecidos~'.
"Verso", obviamentc, cs un concepto basado en textos, e incluso el con-
cepto de "palabra" como entidad separada, dis tinta del discurrir del dis-
curso, parece basarse de alguna mancra en eI texto. Goody (1977, p. 115)
sefiala que un idiorna enteramente oral que dispone de un tcrminc para
"habla" en general, para una unidad r itrnica de una eanci6n, para un
enunciado 0 para un terna, quiza no cuente con ninguna voz adecuada
para una "palabra" como una carcgoria aislada, una "parte" del ha-
bla, como en: "Esta ult ima frase consta de veintiseis palabras." lDe ve-
ras? Tal vez contiene veintiocho. Si no se sabe escribir, ise basan una
palabra 0dos en el concepto de texto? EI scntido de las palabras aisladas
COmoconceptos signifieativamente separados es propiciado por laescri-
tu:a, la eual, en este easo y en tantos otros, es divisoria, separadora. (Los
primeros manuscritos no t ienden a separar claramente las palabras unas
de otras , s ino a cscribirlas juntas.)
Resulta significative que los poctas anal fabetos de la cul tura de la Yu-
65
1I
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66 l 'S[ (~OJ) lNAM[CAS DE LA ORAUDAD
goslavia moderna, donde la escritura es COS,l comun, tengan y manifies-
ten actinides rcspccro a la escrirura (Lord, 1960, p. 28). Admiran d
conoc imiento de la cscr itura y creen que una persona que sepa leer puede
hacer aun mejor 10 que ellos hacen, cs dccir, recrear un canto extenso des"
pues de cscucharlo una sola vez. Esto es precisamcnte 10 que no puc·
den h acer los que saben leer: si pueden hacerlo, sera. con dificultad. Asl
como los instruidos atribuyen a los cantorcs e l l : ' una cultura oral logros que
irnplican insrruccion, asf ellos atribuyen a los que salx-n leer logl'OS quc co-
rrespnnrlen a una culrura oral.
Lord (1960) habia mostrado ya la posibilidad de aplicar el anal isis oral-
formulaico al inglcs antiguo (Beowulf), y orros han sefialado vatias rna-
neras en las cuales los rnctodos oral-formularies ayudan a expl icar la pro-
d ucc io n o ra l con huellas de la t r a d ic i r in oral en 1£ 1Edad Media europea,
en aleman, frances, portugues y ol rox idiolllilS (vease Foley, .1980b ). El
trabajo de campo realizado en todo el rnundo ha corroborado y amplia-
do los estudios rcalizados por Parry y, mueho mas extcnsarnente , por
Lord en Yugoslavia. Por ejemplo, Goody (1977, p. 118-119) scfiala co-
mo , entre los lo-dagaa de Ghana del None, la plcgaria a Bagre -5e-
mcjante al padre nuestro entre los crisrianos-> es "alga que rodo mundo
'sabe ' ", pero las repeticiones del rczo de ninguna mancra result an las
mismas. La plegaria solo tiene "apl'oxirnadarnenle una docena de ver-
sos"', y si se conoce el idiorua , COmO Goody, y se pronuncia la Frase in-
troductora de la plegaria, cl oyente tal vez siga con c I estribillo, corrigiendo
cu a f qu ier error que el 0 ella descubr an . No obstante, la grabacion rn u es-
tra que las palahras de la plcgal'ia pueden variar considerablemente de
una rer.it acion ala siguiente, incluso cuando son del rn i srno individuo
ode sujeros que corrcgir an a otro si su version no eorresponde a l que
cllos estan producicndo (en esc momenta).
Los hallazgos de Goody y los de ot ros (Opland, 1975; 1976)
ponen de manificsto que los pueblos orales en ocasiones sf procuran
la repet icion palabra pOl' pa labra de poe mas U or ras forrnas de arte
oral es . .:Que exito t iene n? La mayoria de las veces es mi'nimo segun cri-
rerios de escritura. De Sudafrica , Opland '097fi, p. 114) ref ie re esfue r-
zos sinccros porIa repct icion palahra pOI·palabra y sus resultados: "Segitrl
mis d.lculos aproxirnados cu alqu ier poeta de la comunidad re pet ira el
pO(;1TIa por 10 menos Call 60 % de correlacion can otras versiones." £1
exito diflcilmcntc iguala la arnbicion en cstc caso. EI porcentaje de 60%de exactitud mcreccria una calificacion bastante baja en una rccit acion
de salon de clases de un lex to, 0 en la interpretacion pOl' parte dc un
actor del Iibreto de una obra.
M uchos ejcrn plos de "memorizacion" de la pocsia oral cirados como
prueba de una "cornposicion anterior" del poera, como los que da Fin'
negan (1977, p. 76·82), no parecen tener mayor precision palabra po['
palabra. De hccho, Finnegan describe s610 una "est reeha semejanza, que
.,
~I
I 'SICOD1NAM1CAS DE LA ORAUDAD 67
. t,
en algunos lugares Ilega a SCI' repeticion palabra por palabra" (1977,
p. 76) Y "mucho mas l'cpeticion verbal y verso pOl' verso de 10 que pudiera
csperarse de la analogfa yugoslava" (1977, p. 78; sobre el valor de estas
comparaciones yel significado ambiguo de "poesfa oral" en Finnegan,
uease Foley, 1979)_
Trabajos recientes, sin embargo, han revel ado algunos ejernplos de
una mcmorizacion palabra por palabra mas exacta entre los pueblos ora-
les. Uno de elias es un caso de articulacion verbal ritual entre los euna,
[rent e a la costa de Panama, aportado por Joel Sherzer (1982). En 1970,
Shcrzcr grabo una larga formula magica para el rita de la pubert ad, que
un especialista en el rita de la pubcrtad fernenina cstaba ensefiando a
otros especialistas de su tipo. Volvi6 en 1979 con una transcripcirin que
habra hecho de la formula y descubri6 que el mismo hombre era capaz
de reproducirla palabra por: palabra y fonema pOI ' foncma. Aunque Sher-
zcr no cspecilica cuan exteudida 0 durable es la formula de repericion
exacta en cuestion dentro de cualquier grupo dado de expertos en for-
mulas durante un pcriodo dado, el caso que describe es sin duda de re-
produccidn palabra pOl' palabra. (Todos los ejernplos a los que hace
rcfcrcncia Shcrzer , 1982, nota 3, citando a Finnegan, 1977, como ya se
ha indicado antes, reaultan arnbiguos, en el mejor de los casos y, por
10 tanto, no son com parables con su propia prueba),
Otros dos e jcmplos, comparables con el de Sherzcr, muestran la re-
produccicn palabra po r palabra de elementos orales fomentada no pOl'
un marco ritual, sino por rest ricciones Iinguisticas 0 musicales especia-
les. Uno provicne de la pocsla somali clasica, cuyas norruas do_:cscansion
son aparenternente mas complejas y rigidas que las de la antigua epope-
ya griega, par 10 que no se puede variar tan facilmente cllenguaje. John
William Johnson apunta que los poetas orales somalies "aprenden las
reglas metricas de manera I11UY similar, tal vez identica, a aquella con
la que aprenden la gramatica misrna" (1979b, p. 118; oease tam bien
Johnson, 19790.). Sin embargo, no pueden explicar cuales son las reglas
de la rnetr ica y tam poco cuales son las de la grarnatica sornalf. Los poe-
tas somalies normal men te no crean e int erpretan al misrno ticmpo ; su
proceso crcador cs en privado , palabra pOI' palabra, y mas tarde recitan
su obra ellos mismos en publico 0lc cnsefian a otro para que la declame.
Esto constit uye nucvarnente u n ejemplo claro de la mcmorizacion oral,
palahra pOI' palabra. Aparentcmente queda pOI' investigarse todavia laestabilidad de la articulacion verbal a traves de un periodo dado (varies
afios, una decada, etcetera).
El segundo case rriuestra como la rruisica puede constituir una restric-
cion para fijar uria narracion oral literal. De su intcnso trabajo de cam-
po que realize en el J apon , Eric Rutledge (1981) describe una tradici6n
japonesa que perdura hasta nucstros dias, aunque disminuida, en la cual
una narraci6n oral, E l c ue nto d el Heik«, es cantada con acornpafiarnicnto
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68 PSICODINAMICAS DE LA ORALlDAD
musica l, con unas cuantas secc ioncs de "voz blanca" sin acornpaf iamiento
instrumental y otros inrerludios s610 instrumentales. La narracion y el
acornpaiiamiento musical son memorizados par aprendices que desde pe-
quefios comienzan su adiestrarn iento con un maestro oral. Los maestros
(no quedan rnuchos) se encargan de entrenar a sus discipulos en la rcci-
tacion del canto palabra par palabra mediante una preparacion rigurosa
a traves de varios afios, y logran resultados notables, aunque ellos mis-
mas efecnian carnbios en sus propias recitaciones, cam bios de los cuales
no se percatan. Ciertos rnovirnientos de la narracion son mas propensos
al error que otros. En algunos puntos, la rmisica estabiliza pOl' completo
el texto , pero en otros engendra errores del mismo t i po que se encuentra
en cl copiado de manuscritos , tales como los producidos pOl' "sallas"
(un copis ta 0int erprete oral amite 10 que esta entre u n pasaje de u na
frase final y otro pasaje posterior de la misma Irase inicial).
Una vez mas, tenemos aqui una especie de rcpeticion palabra por pa-
labra adquirida par entrenarniento no del todo invariable, pero digna
de rneucion,
A pt:~ar de que en estes casas la produccion de poesia oral 0 de otra
articulacion verbal oral pOl' medio de una mcmorizacion adquirida cons-
cienternente noes igual a la practica formulaica oral de la Grecia home-
rica, de la modcrna Yugoslavia a de un sinrnimero de otras tradiciones,
la mernorizacion palabra pOl' palabra aparentemente no libra en absolu-
to los procesos intelectuales orales de la dependencia dc las formulas, si-no que quiza la incrernente. En el caso de la poesfa oral somali, Francesco
Antinucci ha mostrado quc esta no posce restricciones rnerarnentc me-
tricas y fonologicas, sino tambien sintacticas, En otras palabras , en los
versos de los poem as aparecen solo ciertas estructuras sintacticas especi-
ficas: en algunos' casos presentados pOI' Antinucci, solo dos tipos de es-
tructuras sintacticas entre los cientos posibles (1979, p. 148). Esto
indudablernente es una cornposicion formulaica en toda su extension, pues
las formulas mas que nada constituyen " restricciones", y aqui estarnos
tratando can formulas sintacticas (que tambien se encuentran en la or-
ganizacion de los poem as con los cuales trabajaron Parry y Lord). Ru-
tledge (1981) apunta el caracter formulaico del material en los cantos
Heike , que de heche son tan formulaicos que contienen muchas pala-
bras arcaicas cuyos significados los maestros no conocen siquiera. Sher-
zer (1982) tam bien llama la atencion particularmente sobre el hecho deque las manifestaciones. que encuentra recitadas palabra por palabra se
cornponen de elementos [ormulaicos semejantes a los de las presentacio-
nes orales del tipo poetico cornun no literal. Sugiere que nos imagine-
mos un continuo entre el usa "fijo" y cl uso "flexible" de los elementos
forrnulaicos. En ocasiones, estes se emplean en un csfuerzo por est able-
eel' una similitud palabra pOI' palabra; en otras, acruan para poner en
pract ica cierta adaptabil idad 0variac ion (aunque los que utilizan los ele-
i. r
I
. . ..
PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD 69
mentes forrnulaicos, como 10 ha mostrado Lord, generalmente pucdan
considerar como un uso "fijo" 10 que de hecho es "flexible" a variable).
La sugerencia de Sherzer indiscutiblernente es atinada.
La rnemorizacion 'Oral merece mayor y mas profundo anal isis, espe·
cialmente en 10 que atafie al rito, Los ejemplos palabra por palabra de
Sherzer provienen del rita, y Rutledge insimia en su ensayo y declara
explfcitamente en una carta dirigida a rni(22 de enero de 1982) que el
marco de los cantos Heike es ritual. Chafe (1982), al tratar especifica-
mente la lengua de los seneca, sugiere que ellenguaje ritual, al cornpa-
rarse con el coloquial , es como la escritura en el sentido de que "posee
una permanencia que no tiene el lenguaje eoloquial. EI misrno rito oral
es presentado una y otra vez: no palabra pOI' palabra, sin duda, pero
sf con un contenido, estilo y cstructura formulaica que se mantienen cons-
tantes de una ejecucion a la siguiente ". Queda poco lugar a duda, en
conjunto, respecto a que, en las culturas orales en general, la mayor parte
de la recitacion oral tiende hacia el extrema flexible del continuo, inclu-
so en el rite, Aun en las culturas que conocen y dependen de la escritu-
ra, pero que retienen un eontacto activo con la oralidad prfstina, es decir,
que conservan una huella considerable de la tradicion oral, la cxpresion
ritual rnisrna a menudc no cs del tiro de repeticion exacta. "Haced esto
en memoria de mf", dijo jesus en la Ultima Cena (Lucas 22:19). Los
cristianos celebran la Eucaristfa como el acto principal del culto , porque
asf lo indico Jesus. Sin embargo, las palabras esenciales que, por ser deJesus, los cristianos repiten al curnplir la disposicion (0 sea, las palabras
"Esto es rni cuerpo ... ; este vasa es ... mi sangre ... "), no aparccen for-
muladas de la rnisrna manera en los dos pasajes donde son citadas en
el Nuevo Testamento. La antigua Iglesia cristiana recordaba en forma
oral y pretextual, incluso en sus rites puestos por escrito, y au n en los
puntos precisos donde se requerfa que la cita fuera mas fiel.
A menudo se hacen declaraciones acerca de la memorizacion oral pa-
labra pOI' palabra de los himnos vedicos en la India, que al parecer son
totalmente independientes de la escritura. Tales ascveraciones, hasta don-
de yo se, nunca han sid a evaluadas a la vista de los ballazgos de Parry
y Lord y otros relacionados con la "mernorizacion " oral. Los Vedas son
colecciones antiguas y extensas que datan probablernente de los aiios 1500
y 900 a 500 a. de C.;el margen que debe concederse a las posibles fechas
rnuestra 10 vagos que son los conractos actuales con los marcos originalesen los cuales nacicron los himnos, las plegarias y las formulas liturgicas
que componen estas colecciones. Las refercncias habituales que aun se citan
hoy en dfa para dar testimonio de la memorizacion palabra par palabra de
los Vedas, provienen de 1906 01927 (Kiparsky, 1976, pp. 99-100), antes
de qu~ se cornpletara cualquicra de las obras de Parry (1954), Bright,
(1981), antes de las publicaciones de Lord (1960) y Havelock (1963). En Th e
Dest iny o f th e V ed a in India (1965), el dist inguido experto f rances en estudios
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PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD 7 1
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de la India y traductor del Rig-Veda, Louis Renou, ni siquiera alude al ripo
de interrogantes que surgen a raiz del trabajo de Parry.
No hay duda de que la transmision oral Iue import ante en la historia
de los Vedas (Renou, 1965, pp. 25-26 -No. 26- y notas, pp. 83-84).
Los maestros 0 gunls brahmanes y sus discipulos dedicaban un esfuerzn
intense a la memorizacion palabra por palabra, incluso entrecruzando
las palabras de diversas maneras a fin de asegurar el dominic oral de
sus posicioncs en relacion recfproca (Basham, 1963, p. 164), aunquc de-
terminar si este ultimo proccdimiento se utilizaba antes de aparecer un
texto parece un problema insoluble. Como resultado de los estudios re-cientes sobre la memoria oral, no obstante, se plantean problemas res-
pecto a las maneras como el recuerdo de los Vedas funcionaba de hecho
dentro de un marco meramente oral (si tal marco fue para los Vedas al-
guna vez totalmente independiente de los textos). Sin un texto , leomo
era posible que se fijara palabra por palabra un himno dado -por no
mencionar la totalidad de himnos de las colecciones- a traves de tantas
generaciones? Las afirmaciones -hechas de buena fe par personas
r~rales- de que las versiones son iguales, palabra por palabra, pueden
estar totalmente alejadas de la realidad, como ya hemos visto. Las afir-
maciones -con frecuencia hcchas por personas escolarizadas- de que
textos tan extensos seconservaban palabra por palabra a traves de gene-
raciones en una sociedad totalmente oral ya no pueden aceptarse s610
por su valor nominal, sin comprobaci6n. iQUCfue conservado? iLa pri-
mera recitacion de un poemapor su crcador? iComo pudo repetirlo la
segunda vez y cerciorarse de haberlo hecho palabra por palabra? lUna
version elaborada por un gran maestro? Es posible. Pero el que 10 haya
elaborado en su version propia indica cierta alteraci6n en la tradicion,
y sugiere que muy probablcrnente se introdujcra, a sabiendas 0no, mas
variaciones por boca de otro gran maestro poderoso.
En realidad los textos vedicos -cn los que basarnos eI conocimiento
de los Vedas hoy en dfa- tiencn una historia cornpleja y muchas va-
riantes, 10 cual parece indicar que no es muy probable que seoriginaran
en una tradicion oral de reproduccion exacta. En efecto, la estructura
formulaica y ternatica de los Vedas, notable aun en traducciones, los rc-
laciona con otras rnanifestaciones orales que conocemos, y sefiala que
justifican estudios ulteriores COil respecto a 10 que sc ha descubierto rc-
cienternente acerca de los elementos formulaicos, los elementos ternati-cos y la rnnemotecnica 'oral. La obra de Peabody (1975) ya rccornienda
expllcitarnente dicha investigacion en su analisis de las relaciones entre
la tradicion indoeuropea mas antigua y la versificacion griega. Por ejern-
plo, el cxceso de redundancia 0 51.1 ausencia· en los Vedas podria indicar
en sfmisrnos el grado hasta el cual obedecen a su origen en alguna medi-
da oral (vias!! Peabody, 1975, p. 173).
En todos los cases (ya fueran de reproduccion exacta 0 no) la rnemo-
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rizacion esta sujet a ala variacion producida por presioncs sociales direc-
tas. Los narradores cuentan 10 que pide 0va a tolerar eI publico. Cuando
seagota el mercado para un libro impreso , las irnprentas dejan de fun-
cionar, pero es posible que queden miles de ejernplarcs. Cuando desapa-
rece totalrnentc el mercado para una gcncalogfa oral, igual suerte corre
la genealogia misma. COmOse apunt6 arriba (pp. 47-48), las gencalo-
gfas de los vencedores tiendcn a sobrevivir (y a ser mejoradas); las de
los derrotados suelen desaparecer (0 reciben un tratamiento nuevo). La
intcraccion en vivo con el publico puede interferir dinarnicamente en la
estabilidad verbal: las expectativas del publico ayudan a fijar los temasy las formulas. Hace unos cuantos afios, tales expectativas me fueron
impuestas por una sobrina mla, aun una niiia muy pequefia, 10bastante
para guardar una disposicion mental clararnente oral (aunque infiltrada
por la escritura a su alrededor). Le cstaba contando la historia de Los
t res cochin i tos : "Sopl6 y resopl6, soplo y resoplo, soplo y rcsoplo." Cathy
objet6 la formula que util ice, Conoda el cuento, y rni formula no era
10que ella esperaba. "Soplo y resopl6, w(}plO y sopl6, soplo y resopI6",
corrigi6 molesta. Cambie las palabras de la narracion acatando la peri-
cion del publico sobre 10 que se habia dicho antes, como acostumbraban
hacerlo otros narradores oralcs.
Finalmente, debe advertirse que la memoria oral difiere significativa-
mente de la memoria textual en e1 sentido de que la memoria oral tiene
un gran componente somatico. Peabody (1975, p. 197)ha observado que
"En todo e1 mundo y en todas las epocas ... la composicion tradicional
ha estado relacionada con la actividad manual. Los aborigenes de Aus-
tralia y otras regiones a menudo hacen figuras de hiles al misrno tiempo
que hacen canciones. Otros pueblos manipulan cuencas en hilos. La ma-
yor parte de las descripciones de bardos inc1uyen instrurnentos de cuer-
das ° tambores". (Viase tarnbien Lord, 1960; Havelock, 1978a,
pp. 220-222;Biebuycky Mateene, 1971,portada.) A estoscasaspucdenagre·
garse otros cjemplos de actividad manual, como los adernanes, con fre-
cuencia complicados y estilizados Scheub, (1977), y otros rnovimientos
corporales, como rnecerse 0 bailar. EI Talmud, pese a ser un texto, es
aun rccitado en Israel por los judios ortodoxos que siguen conservando
una gran tradicion oral; yo rnisrno los he visto hacerlo con un balanceo
hacia adelante y arras del torso.
La palabra oral, como hemos notado, nunca existe dentro de un con-
texto sirnplemente verbal, como sucede con la palabra escrita. Las pala-
bras habladas siernpre constituyen modificaciones de una situacion
existencial, total, que invariablemente envuelve el cuerpo. La actividad
corporal, mas alla de la simple articulacion vocal, no esgratuita ni idea-
da por medio de la comunicaci6n oral, sino natural e incluso inevitable.
En la articulaci6n verbal oral, particularmente en publico, Ia inrnovili-
dad absoluta es en S I misma un gesto poderoso.
..... ---- ....---
72 PS1CQDlNAMICAS DE LA ORAUDAD ~
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Esru.o DE VIDA VERBOMOTOR
Gran pane de la descr ipcion anterior de la oralidad puede utilizarsc pa-
ra identificar 10 que puede llarnarse cul turas "vcrbomotoras "', es decir,
culturas en las cuales, por contraste con las de alta tecnologfa, las vias
de accion y las actitudes hacia distintos asunros dependen mucho mas
del uso efectivo de las palabras y por 10 tanto de la interaccion humana;
y mucho menos del estimulo no verbal (por 10 regular de tipo predomi-
nantemente visual ) del mundo "objetivo" de las cosas. Jousse (1925) em-
pleaba su terrnino uerbomoteur para referirse principalmente a las antiguas
culturas hebrca y aramea as! como las cercanas a elIas , que tenian cierto
conocirniento de la escritura pero que en su estilo de vida segufan man-
teniendo la tradicion fundamentalmente oral y que, en vez de regirse por
los objetos, se inclinaban por la palabra. En este libro, ampliamos su
acepcion para incluir a todas las culturas que conservan huellas de su
tradicion oral en una medida que les perrnita seguir prestando a la pala-
bra -antes que a los objetos- una ateuciori considerable en un contex-
to de interaccion personal (el contexte de tipo oral). Por supuesto, debe
advertirse que las palabras y los objetos nunca estan separados del todo:
las palabras represcntan los objetos, y la percepcion de los objetos esta
en parte condicionada por las reservas de palabras en las cuales se in-
crustan las percepciones. La naturalcza no "enuncia" hechos: estes se
prescntan solo dentro de los cnunciados producidos por los seres hurna-
nos para referirse al tejido sin hilos de la realidad que los circunda.
Las culturas que aquf llamamos verbomotoras probablemente den la
irnpresion al hombre tecnol6gico de conceder demasiada importancia al
habla misma, de sobrevaluar la ret6rica e indudablemente de pract icar-
la en cxccso , En las culturas orales primarias, incluso los negocios no
son negocios: son fundamentalmente rct6rica. La compra de cualquier
cosa en un sow. 0 bazar del Oriente Medio no es una simple transaccion
econ6mica, como 10 scrfa en Woolworth y como una cul tura altamentc
tecnol6gica probablementc supone que es 10 normal. Antes bien, consiste
en una serie de maniobras verbales (y somaticas), un duelo cortes, una
contienda de ingenio, una operaci6n de agonfstica oral.
En las culturas oralcs , pcdir informacion por 10 cornun se interpreta
como una inreraccion (Malinowski, J923, pp. 451,470-481), como ago-
nfsiica , y, en lugar de dar una respuesta directa, con frecuencia se eva-de. Es ilustradora la historia de un visitante en el condado de Cork,
Irlanda, region particularmente oral en un pais donde todos los sectores
conservan grandes rnuestras de la tradici6n oral. .EI forastero vio a un
habitantc de Cork recargado en la ofieina de correos. Se acerco a el, toco
con los nudillos en el rnuro de la oficina de correos, junto al hombro del
sujeto, y pregunto: "lEs esra la oficina de correos?" Ellugarefio com-
prcndio muy bien. Contemp16 al que 10 interrogaba con un aire de tran-
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73SICQDINAMICAS DE LA ORALlDAD
quilidad y mostrando gran interes: "Es una esta~'p~lla 10 ~ue esta
buscando, ino?" Para el , la pregunta no estaba solicitandole inforrna-
cion, sino que su intclocutor esraba t ratando de lograr alg? de ~I, por
10 tanto hizo 10 mismo, para vel' que succdla. Segun la mitologia, los
originarios de Cork, reaccionan de esre modo ante todas las pregu.ntas
que sc les hacen. Siempre responden a una pregunta haciendo otra. Siern-
pre hay que estar en alert a oral. .
La oral idad prima ria propicia estructuras de personal idad que en cier-
tos aspectos son mas comunitarias y exteriorizadas, y rnenos introspecti-
vas de las comunes entre los escolarizados. La comunicaci6n oral une
ala gente en grupos. Escribir y leer SOil actividades solitarias ~~c hacen
ala psique concentrarse sobre si rnisrna. Un maestro que se dirige a un
salon que e J percibe y que se percibe a si mismo como un grupo estre-
chamente unido, descubre que, si lc pide tomar los libros de texto y leer
un pasaje dado, la unidad del grupo desaparece al entrar cada persona
en suomundo particular. Sobre estas bases, un ejemplo del contraste en-
tre la oralidad y la escritura es aport ado por Carother (1959) cuando. afir-rna que los pueblos orales por 10 general exteriorizan un comportamlent.o
esquizoide , mieritras los escolarizados 10 intcriorizan y a menud~ mam-
fiestan sus tendencias (perdida de contacto con el entorno) me~lante ~I
ensirnismamiento psiquico en un mundo de suefios personal (sis tcrnati-
zacion alucinatoria csquizofrcnica); la gente oral regularmenre expresa
sus tcndcncias esquizoidcs mediante una extrema confusion externa~ lacual con frecuencia conduce a acciones violentas , incluyendo la mutila-
cion de 51 rnisrno y de otros. Esra conducta es 10 bastante cornun para
haber dado origen a terminos cspecialcs en ingles para sena~arlas: ber-
serk, pOI' cl anti guo guerrel'o escandinavo, 0 ~e~ consl~erarse invulnera-
ble por haber caido presa de un estado frenetico; 0 bien amok,. ~alabra
proveniente del sudestc asiat ico, para designar la locura hornicida.
EL PAPE!. tNTEU,CTUAL m: LAS CRANDES !'lGURAS HEROtCAS
y DE 1.0 FANT'\STlCO
La tradicion heroica de la cultu ra oral prirnaria y de la cultura escolari-
zada ternprana -que aun conservaba muchas caracteris ticas de la tra?i-
cion oral- esta relacionada con el est ilo de vida agonist ico , pero se expl ica
mcjor y de manera mas contundente desde el punto de ~ista de las n.ece-
sidades de los procesos intelectuales orales. La memona oral funciona
eficazmente con los grandes personajes cuyas proezas sean gloriosas, me-
rnorables y, por 10 cormi n, publ icas. Asi, 1a estructu~a i~telectua! ~e su
naturaleza engendra figuras de dimensiones extraordlI~anas, es de.C1~,~-
guras heroicas: y no por razones romanticas 0 reflexivamcnte ~ldactI-
cas, sino por motivos mucho mas elementales: para orgamzar la
l 'SlCOlJJN '\MlCAS OE LA ORALlDI \[ ) 75
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74 I 'SICODINAMICAS DE LA ORALIDAD
experiencia en una especie de forma memorable permancntcmcnte. Las
personal idades incoloras no pueden sobrevivi r a la mnernotecnica oral .
A f in de asegurar eI peso y la ca lidad de notab les , las f iguras heroicas t icn -
den a ser genericas: el sabio Nestor, el agucrrido Aquilcs , e l astuto Odi-
seo, cI omnicornpetente Mwindo ("e1-pequciio-apenas-nacido-camin6-",
Kdbtiuoa-kenda, su pr incipa l epi te to ) . La rnisrna est ruc tu ra mnemotecn i-
ca 0 intelectual St" impone aun ahf donde los marcos orales persist en en
las culturas que conocen la escritura, como en el relato de cuentos de
hadas para nifios: la abrumadoramente inocente Caperucita Roja; el lo-bo increfblernente malvado; eI tal lo increfblcmente alto que Jack ti ene
que escalar , pues las figuras no hurnanas tarnbien adquieren dirnensio-
nes heroicas. En cste caso , los personajes fantasticos agregan otro recur-
so mnernotecnico: resulta mas facil acordarse del Cfclope que de un
monstruo de dos ojos ; 0del Cancerbero que de un perro ordinario de
una cabeza (vease Yates, 1966, pp. 9-11, 65-67). Asimismo, las agru-
paciones nurner icas formular ias son mnerno tecnicamcnte ut iles: los sie-
tecon tra Tcbas, las t res gracias , las t res Moiras y as! sucesivarnente. Todo
esto no pretende negar que otras tendencias, adem as de la mera utilidad
mnerno tecn ica, p roduzcan f iguras y agrupaciones heroicas. La teorfa psi -
coanalitica puede explicar muchas de ellas, Pero en una estructura
intelectua l o ra l, Ia ut il idad rnnerno tecnica representa una condici6n sine
qua non y, sin importar cuales sean las otras tenclenci as , SiDuna forma-
cion mnernotecnica adecuada de la articulacion verbal, las figuras no so-breviviran. .
A medida que la escr itura y Iina lmcnte la imprenta modifican de rna-
nera gradual las antiguas estructuras intclcctuales orales, la narraci6n
se basa cada vez menos en las grandes figuras hasta que, uno s tres siglos
despues de la invencion de la impren ta , puede f lui r faci lmente en el rnundo
vital humano ordinario que caracteriza a la novela. Aqui, en lugar del
heroe, con el tiempo encontramos incluso al anti-heroe, el cual (en lugar
de afrontar al enemigo) constan temente pone pies en polvorosa y huye,
como el protagonista en Carre Conf:jo de John Updike. Lo heroico y 10
maravi lloso desempefiaron una funci6n especifica en la organizaci6n del
conocimiento en el mundo oral. Con cI control de la informacion y la
memoria establccido por la escritura y, de manera mas intensa, por la
imprenta, no se neccsita un he roe en la antigua acepci6n para plasmar
e r conocirniento en una historia. La s ituaci6n no ticne nada que vcr canuna putativa "perdida: de ideales".
LA INTERIORIOAD DEL SONIDO
Al tratar algunas psicodinamicas de la oralidad , hasta ahora hemos estu-
diado principalmente una caracteristica del sonido mrsmo: su relacion
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con el tiempo ... su fugacidad. EI sonido cobra vida s610cuando est a de-
jando de exisrir. Otras pcculiaridades del sonido tarnbi en detcrminan 0
influyen en la psicodinamica oral . La mas import ante es la relacion tin i-
ca del oido con la interioridad, cuando se Ie comp ara con el resto de los
sentidos. Esta relaci6n es importante debido a la interioridad de la con-
ciencia hur~ana y de la comunicaci6n humana rn isma, aunque aqui s610
puedo considerar!a sumariamente. Examino el asunto de manera mas
t;0Il_1plctay con mayor profundidad en The Presence of the Word (1967b,
Indice), al cual puede rernitirse el lector interesado.
Cuando se analiza el int erior fisico de un objeto como eso como inte-rior, ningun sentido funciona de manera tan directa como' el oido. EI
sen t ido humano de la vista se adapta mejor a la luz reflejada d ifusarnen-
te par las sup:rfi.cies. (EI reflejo difuso, por ejemplo de una pagina irn-
presa a un palsaJe, contrasta can el reflejo de imagcnes, como el de un
e.spejo.) Una fuente de luz , como cl fuego, puede ser lIamat ivo, pero op-ncarncnte resulta desconcertante: cl ojo no log!"a "fijarse" en nada den-
tro del fuego. De igual mariera, un objeto traslucido , como por ejemplo
el alabastro, provoca curiosidad, porque, aunque no es una fuente de
I~z: el ojo tamp.oco puede "fijarse" en Cl. La profundidad pucde ser per-cibida por el ojo, pero de manera mas satisfactoria como una serie de
supe.rficies: los troncos de los arboles en una arboleda, por cjemplo, 0
las si llas en un auditorio. EI ojo no percibe un interior estrictamentc co-
~o tal: d~ntro de un cuarto, las paredes que ve sigllen siendo superfi-
cies exterrorcs.EI gusto y el olfato no sirven de gran ayuda para regis trar la interiori-
da~ o.exter ior idad. EI tac to SI, aunque este destruye pareialmentc la in-
tenofl~ad e~ el proceso de perc ibi rla. Si deseo descubr ir por cl tac io si
una ca~a csta vacia 0llena, tengo que hacer un agujero en ella para in-
troducir una mana 0 un dedo: esto significa que la caja esta abierta en
esa medida, en esa mediria menos un interior.
EI oldo puede registrar la interioridad sin violarla, Puedo dar u nos
golpe~itos a u~a caja para averiguar si esta vacia 0 lIena, 0 a una pared
para mdagar S l e s hucca 0s61ida en su interior. 0puedo tirar una mo-
ncda al sudo para dctenninar si cs de plata 0de plorno.
Todos los sonidos registran las estructuras inreriores de 10que los pro-
duce. Un violin lIeno de hormig6n no sonara como un violin normal.
Un saxof6n suena distinto de una [laura: esta estructurado de otra rna-
~era .en su interior. Y, fundamentalmente, la V07. humana prov iene delmterror del organismo humano , que produce las resonancias de la misma,
La vista afsla; eI ofdo urie,Mientras la vista sin ia a l observador fuera
de 10 que esta mirando, a di stancia, el sonido envuclve al oyentc. Como
observa Merlcau-Ponty (1961), la vista divide. La vista lIega a un ser.'
humano de una sola direcci6n ala vez: para cont ernplar una habitacion
o un paisaje, debo mover los oj os de una pane a otra, Sin embargo. cuan- .
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PSICODINAMICAS DE LA ORALJDAD
do oigo, pcrcibo el sonido que provienc sirnul taneamente de tOdas direc-
ciones: me hallo en el centro de rni mundo auditive, el eual me cnvuelve,
ubicandome en una especie de miclco de sensacion y existencia. Este efecto
de concentraci6n que t iene cl ofdo es 10 que la reproduccion sonora de
alta fidelidad explota con gran complejidad. Es posiblc sumergirse en cl
ofdo , en el sonido. No hay manera de surnergirse de igual modo en la
vista.
Por eontrastc con la vista (el sentido divisorio), cl oido es, por 10 tan-
to, un sentido unif icador. Un ideal visual tfpico es la claridad y el carrie-
ter distintivo, diferenciar (Ia campafia de Descartes para Jaclaridad y
diferenciaci6n produjo una intensificaci6n de la vista en el aparato sen-
sorio humane; Ong, J967b, pp. 63, 221). EI ideal auditivo , en cambio,
es Ia arrnonfa , el conjuntar.
La interioridad y la armonia son caracterfsticas de la conciencia hu-
mana. La conciencia de cada scr hurn ano esta totalmcnte interiorizada,
conocida poria persona des de el interior e inaccesible a otro individuo
cualquiera directamente desde cl interior. EI que diga "yo" quiere decir
algo distinto de 10 que quiera significar otra persona. Lo que para rni
es "yo", es s610 "tu" para ti. Asirnismo , este "yo" reune la experieneia
en sf rnismo integrandola. EI eonocimiento es, en ultimo termino, no urt
fen6meno que fracciona sino que unifica, que busca la arrnonia, Sin ella,
una eondici6n interior, la psique puedc cnfcrmar.
Debe advert irse que los concept os "interior" y "exterior'" no son rna-tern aticos y no pueden difcrcnciarse matematicarncntc. Son conceptos
de fundarnentos existenciales, basados en la experiencia del propio cuer-
po, que es tanto mi interior (no pido que dejen pat ear rni cuerpo sino
que dejcn de palcarrnc)como miexterior(en ciert a manera, puedo "sen-
tirrne " dentro de mi cuerpo). EI cuerpo integra una Frontera entre mf
rnismo y todo 10 dernas. Lo que quiero decir por "interior" y "exte-
rior" puede cornuriicarse s610 por alusi6n a la experiencia de tener un
cucrpo. Las tentativas de definir "interior" y "exterior" resultan inevi-
tablemente tautol6gicas: "interior" se define como "en" , que sedefinc
con "enlre", que se define con" adentro", y asf vueltas y vueltas alre-
dedor del circulo tautol6gico. Lo misrno sucede COil la palabra "exte-
rior". Cuando nos referimos al "interior" y al "exterior", incluso en
cl caso de objetos f isicos, nos referimos a nuest ro sentido de nosotros rnis-
rnos: yo estoy aquf dentro y todo 10 dernas esta Juera . Por medio de laspalabras "interior" y "exterior", nos rcferimos a nuestra propia expe-
riencia de tener un cuervo (Ong, 1967b, pp. 117-122, 176-179,228 Y231)
y analizamos los otros objetos en relaci6n con esta experiencia,
En una cultura oral primaria, donde la existencia de la palabra radica
solo en eJ sonido, sin referencia alguna 0 eualquier texto visualrnente per-
ceptible y sin tcner idea siquiera de que tal texto pueda existir , la feno-
menologfa del sonido penetra profundamente en la expericncia que rienen
PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD
los seres humanos de Ia existencia, como es procesada poria palabra ha-
blada, pues la manera como se experiment a la palabra es siempre tras-
cendental en la vida psiquica, La acci6n concentradora del oido (el campo
del sonido, no se despliega frente a mf, sino que me envuelve) afecta la
percepci6n que el hombre tiene del cosmos. Para las culturas orales, el
cosmos es un suceso progresivo can eI hombre en el centro. El hombre
es elu.mbilicus mundi, el ombligo del mundo (Eliade , 1958, pp. 231-235, ss.).
S610 despues de la imprenta y el extenso usa de los mapas que esta
puso en practica, cuando los seres hurnanos piensan enel cosmos, c 1 uni-
verso 0 el "mundo", se imaginan fundamental mente algo dispuesto an-
te sus ojos, como en un moderno atlas irnpreso , una vasta superficie 0
conjunto de superficies (Ia vista prescnta superficies) lista para SCI' "ex-
plorada". EI antiguo mundo oral conoci6 unos cuantos "exploradores",
pero muchos viandantes, errantes, viajeros, aventureros y peregrines.
Como podra advertirse, la mayoria de las caracterfsticas de! pensa-
mien to y la cxpresi6n que funciona con pautas orales tratadas anterior-
mente en este capitulo estan muy Intimamente relacionadas con las
virtudes del oido , que unifica, centraliza e interioriza los sonidos perci-
bidos por los sercs hurnanos. Una organizaci6n verbal dominada por cI
sonido esta en consonancia con tendencias acumulat ivas (armoniosas) an-
tes que can inclinaciones anal iticas y divisorias (l as cuales ll egarlan con
la palabra escrita, visualizada: la vista es un sentido que separa por par-
res). Tambicn est a en consonancia con cl holismo conservador (el pre-sente horneostatico que debe mantenerse intacto, las expresiones
forrnularias que deben mantenerse intactas); con el pensamiento situa-
cional (nuevarnentc holfstico , con la acci6n hurnana en el centro) antes
que el pcnsamiento abstracto; con cierta organizaci6n humanistica del
saber acerca de las acciones de seres hurnanos y antropom6rf ieos, perso-
nas inter iorizadas, antes que acerca de cuestiones irnpersonales.
Las denorninaciones ut ilizadas aqui para describir el mundo oral pri-
mario seran utiles otra vez, mas adelante , para referir 10 que Ie sucedi6
. a la conciencia hurnana cuando la escritura y la irnprenta redujeron el
mundo oral-auditive a un mundo de paginas visualizadas.
LA ORAUDAD. 1.-\ COMUNIDAD Y LO SAGRAI)()
PUCSIO que, en su constituci6n fisica como sonido, la palabra hablada
provicne del interior hurnano y hace que los seres hurnanos sc comuni-
quen entre sf como interiores conscientes, como personas, la palabra ha-
blada haec que los seres humanos formen grupos estrechamente unidos.
Cuando un orador se dirige a un publico, sus oyentes por 10 regular for-
man una unidad, entre sf y con el orador. Si este le pide al auditorio
leer un volante que se les haya entrcgado, la uni6n de los prescntes se
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78PSICODINAMICAS DE LA ORALIDAD
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vera destruida al cntrar cada lector en su propio mundo privado de lee-
tura, para restablccerse s610 cuando se rcanude nuevamente el discurso
oral. ~a escritura y 10 impreso aislan. No existe un nombre 0concepro
colectlvo para los lectores que correspond a a "auditorio". La lectura "co-
lectiva" -es.t~ revista es lefda por dos millones de lectores- represenra
una abstracclon muy forzada. Para imaginarnos a los lectores como un
gru~o unido, tenemos que seguir Ilamandolos "auditorio", COmo si en
realidad fueran oyentes. La palabra hablada tam bien crea unidadcs en
gran cscala: es probable que los pafses en los cuales se hablan dos 0mas
idio.mas tengan graves problemas para establecer 0 guardar la unidad
n.aclonal, c~mo succde hoy en dfa en el Canada, Belgica a muchas na-crones en VIas de desarrollo ...
La fuerza de la palabra oral para interiorizar se relaciona de una ma-
nera. espec.ial con 10 sagrado, con las preocupaciones fundamentales de
~aexistcncia, E.n la ~ayorla de las rcl igioncs, la palabra hablada es parte
I~tegral en l~ vIda. ritual y devota. Con el tiempo, en las religiones mun-
dlal~s mas d,fund,das, tam bien se crean text as sagrados en los cuales el
sentido ~e.~o sa~n:~esta unido tambien a Ja palabra escrita. Can todo,
una tradicion religiosa apoyada en los textos puede continuar de muchas
maneras la confirmaci6n de la prirnacfa de 10 oral . En eI cristianisrno
p.or cjemp!o, la ~iblia se lee en voz al ta en las ceremonias l iturgicas, pues
sle~pre sc co~sldera que Dios "habla" a los seres hurnanos, y no les
escribe. EI caracter oral del marco conceptual en el texto bfbl ico incJuso
en las secciones epistolares, re.s~lta abn.lloador (Ong, 1967b, pp. 1'76-191).
La voz hebrea dabar , que signilica "palabra", tarnbien quiere decir suceso,
y por. eride se refiere directamente a la palabra hablada. Esta siernpre
consutuyc un suceso , un rnovirniento en cI t iernpo al cual le fal ta com-
pletamente la q~iet~d .pr~pia de un objeto de la palabra escrita 0impre-
sa. En la teologia tnnltana, la Scgunda Persona de Dios es la Palabra
y el equivale~te h.umano para la Palabra en este caso no es la palabr~
hurnana escrrta, smo la palabra hurnana hablada. Dios Padre "habla"
a ~u Hijo: no Ie escribe. Jesus, la Palabra de Dios, no deja nada por es-
crito pese a que sabia leer y escribir (Lucas 4: 1 6). "La fe es por ofr",
(Icc111 os. en Romanos 10: J 7). "La letra mata, mas eI espfritu [el aJiento,
que Ul1II1l3 la palabra habladaJ vivifica " (2 Corintios 3:6)..~
LAS l'AI..AIlRAS NO SON SIGNOS
Jacques Derrida ha sefialado que "no hay signo lingufstico anterior a
la escritura" (197G, p. 14). Sin embargo, si se advierte la referencia oral
del ~exto escrito , tampoco existe un "signo" lillgufstico despues de la
escritura. Aunq~: desencadena potenciales inimaginados de la palabra,
una represcntacion textual, visual, de una palabra no es una verdadera
PSICODINAMICAS DE LA ORALlDAI)
palabra, sino un "sistema secundario de modelado" (ef t . Lotman, 1977).
EI pensamicnto esta integrado en el habla y no en los textos, todos los
cuales adquieren su significado mediante la referencia del sfrnbolo visi-
ble con el mundo del sonido. Lo que el lector ve sobre esta pagina no
son palabras reales, sino sfmbolos codificados por medio de los cuales
un ser humano apropiadamente inforrnado puede evocar en su concien-
cia palabras reales, con sonido real 0 imaginario. Es irnposible que una
grafia sea mas que marcas en una superficie, a menos que un ser hurna-
no consciente la ut il ice COmo dave para palabras enunciadas, reales 0
irnaginarias, directa 0 indirectamente.
A la gente de una cultura cal igrafica y ripografica le parece convin-
cente pensar en la palabra, en esencia un sonido, como un "signo", por-
que "signo" se refiere fundamentalmente a a1go percibido de manera
visual. Signum, que nos dio la palabra "signo", significaba el estandarte
quc una unidad del ejercito romano llevaba en alto como identificacion
visual; etimol6gicamente, el "objeto al que se sigue" (rafz protoindoeu-
ropea, sekw- seguir). A pesar de que los romanos conocfan el alfabeto,
este signum nO era una palabra escrita con letras sino una especie de en-
sefia 0imagen dibujada, como un aguila, por ejemplo.
EI emplco de nornbres escritos con letras como rnarbetes 0tftulos tar-
d6 mucho en difundirse, pues siguieron conservandose las huellas de la
oralidad primaria, como se vera, durante siglos despues de la invenci6n
de la escritura e incluso de Ia imprenta. En fecha tan reciente como el
Renacimiento curopeo, los alquimistas que sabian leer y que ut ilizaban
ctiquetas para sus frascos y cajas, tendfan a poner en los rnarbetes no
un nombre cscrito , sino signos iconograficos, como los diversos signos
del zodiaco; y los tenderos no identificaban sus locales con palabras es-
critas con letras, sino con sfmbolos iconognificos como la rama de hiedra
para una taberna, el cil indro azul y rojo del barbero, las tres esferas del
prestarnista. (Sobre la rotulacion iconografica, v i a s e Yates, 1966.) Estes
rnarbetcs 0 etiquetas no nornbran en absoluto aquello a 10 que se refie-
ren: las palabras "rama de hiedra " no equivalen al tcrmino "taberna";
el vocablo "percha" no corresponde ala expresion "barbero". Los nom-
brcs todavia eran palabras que avanzaban a traves del tiempo; asirnis-
mo, estos sfrnbolos inrnoviles , no articulados, eran algo distinto; eran
"signos", y las palabras no 10 son. .
Nuestra complacencia al pensar en las palabras como signos se debeala propensi6n -quizas incipiente en las culturas orales pero m~y pr~-
nunciadas en las cul turas cal igraficas y aun mas marcada en las npogra-
ficas y electr6nicas- a reducir toda sensaci6n y, en realidad, toda
experiencia hurnana 0 equivalentes visuales. EI sonid.o ~s un suc~:o e~
el tiempo, y "ei ticmpo avanza", inexorablernente, sui mterrupcion TIl
division. El t iempo es supuestamente dominado si 10 tratarnos en forma
espacial en un calendario 0sobre la caratula de un reloj, donde podemos
80 J'SICODINAMICAS m: LA ORALJI)AD
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conseguir que parezca dividido en unidades separadas una junto a la otra.
No obstante, esto tarnbien falsifica el tiernpo. EI tiernpo real no tiene nin-
guna divisi6n en absoluto, avanza incxorablemente: ala medianoche,
el ayer no pas6 con un tae al hoy. Nadie puede indicar el punto exacto
de la medianoche y, si no es precise, ic6rno puede ser la rnedianoehe?
Tampoco sentimos el hoy como junto al ayer, como se le represcnra ell
un calcndario. Reducido al espacio, el tiempo pareee mas controlado;
pero s610 10parece, pues el tiernpo real, indivisible, nos conduce a la muer-
te real. (Esto no pretende negar que el reduccionismo espacial sea muy
util y tecnol6gicamente necesario , sino solo que sus logros son intelec-tualmente Iimirados, y puedcn rcsultar erigaf iosos. ) De igual mancra, re-
ducimos el sonido a configuraciones de oscil6grafo y a. o ridas d~ ciertas
"longitudes", que pueden ser utilizadas por una persona sorda quien
posiblemente no tenga ningun conocimicnto de 10 que es la exper icncia
del sonido. a bien reducimos el sonido a una grafla y a la mas radical
. de todas las graffas, el alfabeto.
No' es tan probable que el hombre oral piense en las palabras como
"signos", fcn6menos visualcs inm6viles. Homero se refiere a elias regu-
la rrnente como "pa labras aladas", 10 cual sugiere fugacidad, poder y li-
bertad: las palabras cstan en constante movimicnto, p ero volando, 10 cual
constituye una manifestaci6n poderosa del movimienro y que eleva del
mundo ordinario, burdo , pesado y "objetivo" al que vuela.
Al objetar a.J uan Jacobo Rousseau, Derrida por supue~to esta en 10
corrccto cuando rechaza la crcencia de que la escritura no es mas que
una eventualidad de Ja palabra hablada (Derr ida, 1976, p. 7). Sin em-
bargo, tratar de construir una 16gica de la escritura sin investigar a fon-
do Ja oralidad a partir de la cual surgi6 y en la cual esra basada permanence
e inevitablemente , significa limitar la comprensi6n, aunque al mismo
tiempo produzca efcctos extraordinariamente interesantes y rambien , a
veces, psicodelicos, 0 sea, producidos por deforrnaciones sensorias, Nucs-
tra liberacion del prejuicio caligrafico y tipografico en la comprensi6n
del Icnguaje probablemente resulte mas dificil de 10 que cualquiera de
nosotros pueda irnaginarse: mucho mas dificil, scgun parece, que la "de-
. c oustrcccion " de la literatura, pues esta ,.deconsrruccion " sigue siendo
una actividad literaria. Se hablara mas sobre este problema al tratar la
internalizacion de la tecnologia en el siguiente capitulo.
IV. LA ESCRITURA REESTRUCTURA
LA CONCIENCIA
EL NUEVO MUNIX) DEL DlSCURSO AUTONOMO
UNA COMPR.£NSION mas profunda de la oralidad prist.ina 0 prirnaria nos ca-
pac ita para entcnder mejor el nuevo mundo de la escritura, 10 que en
realidad es y 10 que de hecho son los seres hurnanos funcionalmente es-
colarizados: seres cuyos procesos de pensamiento no se originan en po-
deres mcramente naturales, sino en estes podcres seglin sean
estructurados, directa 0 indirectamente , por la tecnologfa de la escritu-
ra. Sin la escritura, cl pensamiento escolarizado no pensaria ni podria
pensar como 10 haec, no 5610 cuando esta ocupado en escribir, sino in-
cluso normalmente cuando articula sus pensarnientos de manera oral.
Mas que cualquier otra invencion particular, la escritura ha transforrna.
do la conciencia hurnana ,
La escritura estableceIo que 5C ha lIamado un lenguaje "Iibre de con-texros" (Hirsch, 1977, pp. 21-23, 26) 0 un discurso "aut6nomo"Olson,
(.1980a) que no puede ponerse en duda ni cuestionarse directarnente, como
cl habla oral, porque el discurso escrito est a separado de su autor.
Las culturas orales conocen una especie de discurso aut6nomo en las
formulas rituales fijas (Olson, 1980a, pp. 187-194; Chafe, 1982), as! co-
mo en frascs adiv inatori as 0profecfas, en las cuales la persona misma
que las en u ncia sc considera no la fuentc sino solo el conducto. El oraculo
. de' Delfos no era responsable de sus profecias. pues se las tenia
porIa voz del dios. La escr itura , y mas aun la impresi6n, posee algo de
esta cualidad adivinatoria. Como el oraculo 0 el profeta, el libro trans-
mite una enunciaci6n de una fuente, aqucl que rcalmente "dijo" 0 es-
cribi6 eI libro. EI autor podria ser cuestionado s6lo si fuera posible
comunicarse con Cl 0 ella, pero es imposiblc encontrar al escritor en un
libro. No hay manera de refutal' un texto directamente. Despues de una
irnpugnacion generalizada y devastadora, dice exactarnente 10 mismo que
antes . .Este es un motive por el cual "ellibro dice" en eI habla popular
es equlvalente a "es cierto": Tambien es una raz6n porIa cuallos libros
se han quemado. Un texto que maniliesta 10 que el rnundo entcro sabe
que es falso expresara Ia falsedad eternamcnte, siernpre que esc texto exis-
tao Los escrito s son inherentemente irrefutables.
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8 2F_<,CRITURA Y CONCIENCIA
I~SCRITURA Y CONCIENCIA 83
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PIATON. lA F.SCIUTURA Y LASCOMPUTADORAS
La mayoria de las person,lS se sorpre[~de~l , y much~s se mol~stall al aV,e-
riguar que en csencia, las mismas obJeclones comunmente Impugnadas
hoy en dia' contra las computadoras fueron dirigidas pOl' Plat~n contra
la escritura, en el Fedro (274-277) y en la Septima .Carta. La escntura, sc-
gun Platen hace dccir a Socrates en el Fedro, es inhumane al prete~d~r
establecer fuera del pensamiento 10 que en realidad s610 puede existir
dentro de el. Es un objeto, un producto manufacturado. Desde lueg~,
10 rnisrno se dice de las computadoras. En segun~o lugar, afirma eI.~~-crates de Platon , la escritura destruye la memoria. L?s que la utilicen
se haran olvidadizos al depender de un recurso exterior pOI' 10 que les
falta en rccursos internos. La escritura debilita el pensamlento. Hoy en
dia los padres, y otros ademas de elias, ternen que las ca~culadoras de, I d biera ser el re-
bolsillo proporcionen un recursO cxterno para 0que. e . "
curso interno de las rablas de multiplicaciolles. aprendldas. de memona.
Las calculadoras debilitan eI pcnsamiento, Ieq~ltan ellrabaJo que 10man-
t iene en forma. En tercer lugar, un texto escrito no produce re.spuestas.
Si uno le pide a una persona que explique sus palabras, es poslble obte-
ncr una explicaci6n; si uno se lu pide a un texto , no se recibe n:d~a~
cambio salvo las mismas palabras, a menudo estupidas. que pro 0
, I ' . d d I omputado-ron la pregunta en uri principio. En a cntlca mo erna e a,:
I
· biecic "Basura cntra basura sale. En cuartora , se hace a rrnsrna 0 Jeclon. , '. .I gar y de acuerdo con la mentalidad agonlStlca de las culturas ora1cs,
e~ S6~rates de Platon tambien imputa a la escrilura el hecho de que la
palabra escrita no puede defenderse corno es capaz ~e hacerlo.la palabra
hablada natural: cl habla y cl pensamiento rcales srernpre cxisten ~sen-
cialrnente en un eontexto de ida y vuelta entre personas. _L~ escr~tura
. f era de d'lcho contexte en un mundo irreal y artifiCIal ... lguales paslva; u I '
que las eomputadoras. . .' . -A fort iori , la irnprcnt a puedc recibir las misruas acusaClOnes. p,.-que
llos a quienes molestan los reeclos de ~lat6n en .cua~to a la escntura~
iolestaran au n mas al saber que la Imprenta lI1spJ1-aba u.na desconse n . . 1r : ,S ar-Iianza semcjante cuanclo comenzaba a mtro~uC1rse. "ller~~l.no ~u
.: f 'en de hecho promovi6 la impresion de los clasicos latmos,Cia lCO, qUI . 1'1 h
b.' gunlcl'to' en 1477 que ya la "abundanCla de I )ros ace me-
tam len ar ", 29 31) d -
nos estudiosos a los hombres" {citado en Lowry, 1.979, pp .. - : es-rruye la memoria y debilita el pensamiento demaslado rrabajo (una v~z
, la queja de la compuladora de bolsillo). degradando al hombre 0
~~~'ujer sabios en proveeho de la sinopsis de bolsillo. POl' supuest? Q[r~s
consideraban la imprenta como un nivelador deseable que volvia sabio
a todo rnundo (Lowry, 1979, pp. 31-32). . .
Un dcfecto del argumento de Platen es que, para manlfestar s~s ?bJe-
. s las I)USOpOl' eSCI'ito ; es decir, el mismo dcfecto de las optnlO
nes
Clone, ,
ji1. 'i
.~,
que se pronuncian contra la imprenta y, para expresarlas de modo mas
efectivo, las ponen en letra impresa. La misma ineongruencia en los ata-
~ues contra las computadoras se expresa en que, para hacerlos mas efec-
nvos, aq~el los que los rcalizan escogen articulos 0 l ibros impresos can
ba~e en crntas procesadas en terminalcs de computadora. La escritura,
la imprcnta y [a complltad?ra son, todas elias, lorm as de tecrrolog iz.ar la
palabra, Una vez tecnologizada, no puede crit icarse de manera efectiva
10que ~a tccnologia ha hecho con ella sin recurrir a la tecnologia mas
corn pleja de que se disponga. Ademas, la nueva recnologia no sc ernplca
solo para hacer la critica: de heche, da la existencia a esta. EI pensamien-'" filosoficam,e~tc anaHtic~ de PJat6n, como se ha visto (Havelock, 1963),
lllclus~ su criuca a la escruura , rue posible solo debido a los efectos que
la escrrtura comenzaba a surt ir sabre los procesos mentales.
E~ real idad, como Havelock demuestra de manera excelente (1963),
la episternologfa .entcra de Plat6n fue inadvcrtidarnenre un rechazo 1'1'0-
grarnado del antrguo mundo vital oral, variable, calido y de intcraccion
personal propio de una cultura oral (representada pOl' los poetas, a qu ie-
n~s n~ admitfa. en su Republ ica). EI termino idea, forma, tiene princi .
plO~visuales, .vlene de la misrna raiz que cl Iatfn video, vel', y de ahi, sus
derivados en Ingles tales como vision [vision], visible I visible 1 a videotape.~a. forma pl.at6nica era Ia forma eoncebida pOI' analogfa con la forma
.VISible. Las Ideas plat6nicas no tienen voz; son inmoviles; faltas de toda
calidez; no implican intcraccion sino que estan aisladas; no integran una
parte del mundo vital humano en absoluto, sino que se cncucntran to-talmente pOI' encima y mas alia del misrno. POI' supuesto , Plat on no co-
nocia de ninguna manera las fuerzas inconscicntes que obraban sobre
su psique para producir esta reaccion , 0 sobre-rcaccion, de una persona
que sabe leer ante la oral idad persistcnte y retardadora.
Tales consideraciones nos ponen sobre aviso respeeto a las paradojas
que determinan las rclaciones entre la palabra hablada original y todas
s~s trans formaciones tecnol6gicas. La causa de las exaspcrantcs involu-
Clones en este caso es, claro esta, que la inteligencia resulta inexorable-
m~~te reflexiva, de manera que incluso los instrumentos exterrios que
u t iliza para llevar a cabo sus operaciones, lIegan a r e interiorizarse", 0
sea, a formal' parte de su propio proceso reflexive.
Una de las paradojas mas sorprendentes inhercnres a la escritu ra es
su estrecha asociacion con la rnuerte. Esta es insinuada en la acusacion
platoriica de que la escritura es inhumana, sernejante a un objeto , y des-
tructora de Ia memoria. Tarnbien es muy evidente en un sinmirnero de
referencias a la escritura (0 a la imprenta) quc pueden hallarse en los
diccionarios irnpresos de ciras, cksde 2 Corintios 3:6, "La letra mala,
mas cI cspiritu vivifica", y la mencion que Horacio haec de sus tres li-
bros de Odas COIllOun "monI1JJlento" (Odes, iii.3DI), presagiando su pro-
pia muerte, hasta, y mas alia, de 10 dicho pOI' Henry Vaughan a Sir
,.
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I
8 4 ESCRITURA Y CONCIENCIA ESCRITURA Y CONCIENCIA 85
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Thomas Bodley en el sentido de que, en la Bibliotcc(l de Bod]eyana. de
Oxford, "cada libro es tu epitafio". En Pippa Passes, Robert Browning
llama la atcnci6n ala practica, difundida aun ,h~y en dia, d.e mtr.oduCir
flores frescas para que se marchiten entre las pagmas de loshbros Im~re-
50S: "jadedyd/ow blossoms / twixt page and page" ["entre pagma ~ pagma!
Flores amarillas marchitas"]. La flor muerta, en otro uernpo viva, es el
equivalente psiquico del texto verbal. La.paradoja radica en_ cI hecho de
que la mortalidad del texto , su apartamlento del mund~ :'Ital humane
vivo, su rigida estabilidad visual, aseguran su perdurabilidad y su po-
tencial para ser resucitado denrro de ilimitados contextos VIVOS por un
mirnero virtual mente infinite de lectores VIVOS (Ong, 1977, pp , 230-271).
LA F_5(;RITURAES UNATECN01.QGiA
Platen consideraba la escritura como una tecnologfa externa y ajena, 10
misrno que muchas personas hoy en dia ~iensan de la c0l'I_lputadora. Pues-
to que en la actualidad ya hemos intenonzado la escntura de mane.ra
tan profunda y heche de ella una parte tan ,imp?rt.ante d~ nosotros mis-
mos, aSI como la epoca de Plat6n no la habia asimilado aun ple~amente
(Havelock, 1963), nos parece dincil considerarla una tecnoIO~la; como
por 10 regular 10 h acemos can la imprent~ y la comp~~adora. SI.n embar-
go, la escri tura (y particularmente la escnlUra a lf ,:bet lca) .const J~uye unatecnologfa que necesita herramientas y otro equipo: estilos, pmcel.es 0
plumas; superficies cuidadosamcnte preparadas, .como el papel , ple~es
de animales, tablas de madera; asi como tintas a pmturas, y mucho mas.
Clanchy (1979, pp. 88-11 ~) trata el asunt~ det~lla_damcnt:: ~ent~o del
contexte medieval de Occidente, en cl capitulo int itulado La tec?olo-
gfa de la escritura". En cierto modo, de las tres tecnologfas, la e~cntura
es la mas radical. Inicio 10 que la imprenta y las computadoras solo con-
tinuan: la reducci6n del sonido dinamico al espacio inm6vil; la sep,:,-r~-
ci6n de Ia palabra del presente vivo, el unico lugar donde pueden.ex,stlr
las palabras habladas. .POI' contraste con el habla natural, oral, la escntura es completamen-
te artificial. No hay rnanera de escribir "naturalmente". El habla oral
es del todo naturaJ para los seres hurnanos en eI sentido de que, en toda
cultura, el que no este fisiol6gica 0 psicol6gicament~ afectado, aprendea hablar. EI habJa creala vida consciente, pero aSCIende hasta la con-
ciencia desde profundidades inconscientes, aunque desde luego con la
cooperaci6n voluntaria e involuntaria de la s?ciedad. Las regl~s gram a-
ricales se hallan en el inconsciente en el sentido de que es poslble saber
c6mo aplicarlas e incluso c6mo establecer otras nuevas aunque no se puede
explicar que son.La escritura 0 grafia difiere como tal del habla en el sentido de que
no surge inevitablemente del inconsciente. El proceso de poner por es-
crito .una lengua hablada cs regido por reglas ideadas conscientemente,
definibles: por ejemplo, cierto pictograma representara una palabra es-
pecffica dada, 0 a represenrara un fonema, b otro, y asi sucesivamenre ,
(Esto ~d pretende negar que la situaci6n de escritor-lector creada pOI'
la escruura afecta profundamente los procesos inconscientes que dete r-
minan la composici6n escrita una vez que se han aprendido las reglas
explicitas y conscientes. Trataremos este punto mas adelante.)
Afirmar que la escritura es artificial no significa condenarla sino elo-
giarla. Como otras creaciones artificiales y, en efecto, mas que cualquierot ra, tiene un valor inestimable y de hecho esencial para la rcalizacion
de aptitudes hurnanas mas prenas, interiores. Las tecnologias no son so-
lo recursos exterrios, sino tam bien transforrnaciones interiores de la con-
ciencia, y mucho mas cuando afectan la palabra. Tales transfo rmaciones
pueden resultar estimulantes. La escritura da vigor a la conciencia. La
alienacion de un medio natural puede beneficiarnos y, de hecho, en mu-
chos sentidos resulta esencial para una vida humana plena. Para vivir
y comprender to ta lmente, no necesi tamos 5610 la proximidad, sino tam-
bien la distancia. Y esto es 10 que la escritura aporta a la conciencia co-
mo nada mas puede hacerlo.
Las rccnologias son artificiales, pero, -otra paradoja- 10 artificial cs
natural para los seres humanos. Inter iorizada adecuadamente la tecno-
logia no degrada Ia vid~ human a sino por 10 contrario, la mejora. La
orquesta moderna, por ejemplo, constituye el resultado de una compleja
tecnologfa. Un violin es un instrumento, 0sea, una herramienta. Un
organo es una enorme maqu ina, con Fuentes de poder -bombas, Iue-
lies, generadores electricos-s- ubicadas totalmente fuera de su opcrador.
La part itura de Beethoven para su Quinta Sinfonfa consiste en instruc-
ciones muy cuidadosas para tecnicos altamente calificados, que especifi-
can exactarnente como deben utilizar sus herrarnieruas. Legato: no qui te
eI dedo de una teela antes de hacer sonar Ja siguiente. Staccato: toque la
nota y quite cl dedo de inmediato. Y asf sucesivamente. Como bien sa-
ben los musicologos, no tiene sentido oponerse a las cornposiciones elec-
tr6nicas como The Wild Bill! de Morton Subotnik porque los sonidos sean
produc!dos por aparatos mecanicos. iD6nde cree usted que se originan
los soriidos de un 6rgano? iO de un violin 0ineluso de un silbato? El
hecho es que, al cmplear aparatos mecanicos, un violinista 0 un organ is-t~ pueden expresar algo intensamente humano que no seria pos ib le sin
dicho aparato. Para Jograr tal expresi6n, pOl' supuesto , el violinista u or-
ganista tiene que haber interiorizado la tecnologfa, haber hecho dela he-
rrarnienta 0 de la maquina una scgunda naruraleza, una parte psicologica
de sf mismo. Esto requiere afios de "practica", de aprender como 10-
grar que la herrarnienta haga 10 que puede hacer. Tal adaptacion de una
herramienta a uno mismo, 0 aprcndizaje de una habil idad'tecnologica,
86 ESCRITURA Y CONClENCIA ESCRITURA Y CONCIENCIA 87
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diflcilrnentc pucde SCI' deshurnanizadora. £1 uso de una tecnologia puede
enriqueccr la psique humana, desarrollar el espiritu humane, intcnsifi-
car su vida interior. La escritura es una tccnologfa interiorizada aun mas
profundamente que la ejecuci6n de music a instrumental. No obstante,
para comprcnder que es la escritura -10 cual significa comprenderla en
relaci6n con su pasado, can la oralidad-, debe aceprarse sin reservas
eI hecho de que sc trata de una tecnologia.
iQUE 1 :5LA "ESCR[TURA" 0 "GRAFf A"?
La escritura, en el sentido estricto de la palabra, la tecnologia que ha
moldeado e impulsado la actividad intelecrual del hombre moderno, re-
presenta un adelanto muy tardio en la historia del hombre. EI Hom o s a tn e ns
!leva tal vez unos 50 mil afios sabre la tierra (Leakey y Lewin, 1979,
pp. 141 Y 168). La prirnera grafia, 0 verdadera escritura, que conoccmos
aparecio POI'prirnera vez entre los sumerios en Mesopotamia apcnas alrede-
dor del afio 3500 a. de C. (Diringer, 1953; Gclb, 1963).Antes de csto, los sercs humanos habfan dibujado durante innumera-
bles rnilenios. Asirnisrno, diversas sociedades utilizaban diferentes recursos
para ayudar a la memoria 0aides-mimoire: una vara con muescas, hileras
de guijarros, 0 bien como los cquipos de los Incas (una vara con cuerdas
a las que se araban otras cuerdas), los calendarios de los indios nortea-
mericanos de las llanuras, quienes dividfan el tiernpo pol' invie rnos y asf
sucesivamente. Sin embargo, una grafia es algo mas que un simple re-
curso para ayudar a la memoria. Incluso cuando es pictogd.flca, una gra-
lIa es alga mas que dibujos. Los dibujos representan objctos. Un dibujo
de un hombre, una casa y un arbol en sf mismo no expresa nada. (Si se
proporciona el c6digo 0 el conjunto de reglas adecuado, cs posible que
10haga; pero un c6digo no puede represcntarse con imageries, a menos
que sea con la ayuda de otro sistema no codificable en la ilustracion. En
ultimo termino, los c6digos deben explicarse con algo mas que dibujos;
es decir, con palabras 0dentro de un contexte humane total , comprensi- ~
ble a los seres humunos.) Una grana en el sentido de una escritura real, r~como es entcndida aquf, no consiste s610en imageries, en representacio- l'ncs de cosas, sino en la representaci6n de un e n u nc i ad o , de palabras quc ."',
I
alguien dice 0 que se suponc que dice. ·.f/
. Por supuesto , es posible considerar como "escritura" cualquier mar- · rca scmi6tica, es dccirjcualquier marca visible 0 sensoria que un indivi- _ j ,duo haec y a la cualle atribuye un significado. Par 10tanto, un simple ..,'rasgufio en una piedra 0 una rnuesca en una vara, interprctables s610'1;;
par quien los produjo, podr ia ser "escritura". Si esto es 10que se pre- . 1 . ;rende dar a entcnder pur "escritura", su antiguedad es comparable, tal
vez, a la del habla. No obstante, las investigaciones de la escritura que
la definen COmocualquicr rnarca visible 0 sensoria eon un significado
'.-, '
determinado, la integran en la conducta meramente biol6gica. iCuando
seconvierte en "escritura" la huella de un pie 0 un deposito de heces
u orina (empleados por muchas especies de animales como cornunica-
ci6n; Wilson, 1975, pp. 228-229)? EI uso del termino "escritura" con
este sentido mas amplio, para incluir toda marca scmi6tica, hacc trivial
su significado. La irrupci6n decisiva y unica en los nuevos mundos del
saber no selogro dentro de la conciencia humana al inventarse la simple
marca semiotica, sino al concebirse un sistema codificado de signos visi-
bles por media del cual un escritor podia deterrninar las palabras cxactas
que cllector generaria a partir del texto. Esto es 10que hoy en dia llama-mOS"escritura" en su acepci6n mas estricta.
En este sentido global de escritura 0 grana, las rnarcas codificarlas vi-
sibles integran las palabras de rnanera total, de modo que las estructuras
y referencias sutilrnente intrincadas que se desarrollan en eI oido pueden
ser captadas en forma visible exactamcnte en su complejidad especifica
y, por ello misrno, pueden producir estructuras y referencias todavia mas
sutilcs, superando con rnucho las posibilidades de la articulacion oral.
En este sentido ordinario, la escritura, era y es la mas trascendental de
todas las invcnciones tecnol6gicas humarias. No constiruye un mero apen-
dice del habla. Pucsto que traslada el habla del munelo oral y auditivo
a un nuevo mundo sensorio , el de la vista, transforrna el habla y tam-
bien eI pcnsamiento. Las muescas en las varas y otras aides-memotre con-
ducen hacia la escrit ura, pero no reestructuran el mundo vital humane
como 10hace la verdadera escritura.
Los sistemas de vcrdadera escritura pueden desarrollarse , y normal-
rnerrte 10 hacen, de manera paulatina a partir de un uso mas elemental
de los recursos para ayudar a la memoria. Existen etapas intermedias.
En algunos sistemas codificados, eI que cscribe solo pucdc producir apro-
ximadamente 10que el lector com prerrdcra , comO en la tccnica creada
por los vai en Liberia (Scribner y Cole, J 978) 0 incluso en los antiguos
jeroglHicos egipcios. EI control mas riguroso es el logrado por el alfabe-
to, aunque aun este nunea sea totalmente perfecto en todos los casos.
Si cscribo la palabra read , pudiera significar lin participio pasado (pro-
nunciado para rimar con red), e indicarIa que el documento sobre cl cual
la escribf ya fue revisado: 0 es posible que sea un imperative (pronuncia-
do para riruar con reed), c indicarfa que habra que revisarlo. Incluso con
el alfabeto, en ocasiones se necesita un contexte extra-textual, aunque5610en casos excepcionales: ~Cllan excepcionales? Dependcra de la me-
dida en que se haya adaptado el alfabeto a una lengua dada.
MUCHAS GRAFiAS I'ERO sOLO UN AI.FAflETO
En eI mundo se han creado todo tipo de grafias cuya evoluci6n ha sido
indcpendiente de las demas (Diringer, 1953; Diringer, 1960; Gelb, 1963);
88 ESCRITURA Y CONCIENCIA
.~. . . ..~.
.ESCRITURA Y CONCIENCIA 89
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la escritura cuncifonne mesopotarnica, 3500 a. de C. (las fechas aproxima-
da s fueron to rnadas de Diringer, 1962); los jerogHficos egipcios, 3QOO
a.C. (tal vez con un poco de influencia de la escritura cuneiforme); la es-
critura minoica 0micenica "Lineal B", 1200 a. de C.; la escritura del valle
del Indo, 3000-2400 a.C.;la escritura china, 1500 a.C.; la escritura ma-
ya, 50 d.C.; la escritura azteca, 1400 d.C.Las grafias tienen antecedentes cornplejos. La mayoria de ellas, tal
vez todas, derivan directa 0indirectamente de cierto t ipo de escritura
pictografica 0, quizas en algunos casos, en un nivel aun mas elemental,
del uso de simbolos. Se supone que la grafia cuneiforme de los sumerios ,
la primera de todas las que se conocen (ca. 3500 a. de C,), se origin6, par-
cialmente al menos, a partir de un sistema para regist rar transacciones
econ6micas utilizando simbolos de arcilla encerrados en pequej ios reci-
pientes 0bulas, huecos pero totalmcnte rapados, como SI se tratara de un
pericarpio, y hendiduras en la parte externa que rcpresentaban los simbo-
los del interior (Schmandt-Besscrat, 1978). Par 10 tanto, los slmbolos en
d exterior de la bula =-digamos, siete hendiduras- lIevaban con cllos, dcntro
de la bula, la prueba de 1 0 que representaban -digamos siete pequefios
artefactos de arcilla can figuras dist intas para representar vacas, ovejas u
otras casas aun no descifrables+-, como si las palabras siempre se formula-
ran acompaiiadas por sus signilicados concretes. EI marco econ6mico de
tal uso precaligrafico de simbolos pudiera ayudar a asociadas con la escri-
tura, pues se sabe que la primera grafia cuneiforme, de la misma region delas bulas, cualesquiera que sean sus antecedentes exactos, servia principal-
mente para objetivos cconomicos y administrativos coridianos en las socieda-
des urbanas.
La urbanizaci6n proporcion6 el incentive para crear un metodo de regis-
tro. El usc de la escritura para creaciones de la imaginaci6n, como por ejern-
pia las palabras habladas en cuentos 0 l irica, es decir, el uso de la escritura
para producir literatura en cl sentido mas especifico del terrnino, aparece
bastante tarde en la historia de la grafia.
Las imagenes pueden servir simplerncnte de aides-memeire, 0 puede con-
ferirselcs un codigo que les permita representar en forma mas 0rnenos
exacta palabras especificas, con diversas rclaciones gramaticales entre sf.
La escritura china de caracteres aun hoy en dia se compone bisicamente
de dibujos, pero estilizados y codificados de complicadas maneras, que
sin duda la convierten en el sistema de escritura mas complejo que el
mundo ha conocido. La comunicaci6n pictografica, tal como la encon-
trada entre los pr irneros indfgenas americanos y en muchos otros (Mac-
kay, 1978, p. 32), no evolucion6 a una grafia real porque eI c6digo se
mantuvo dernasiado vago. Las representacioncs pictograficas de diver-
sos objetos servian como una especie de memorandum aleg6rico a los
grupos que traraban ciertos tcmas restringidos, los cuales ayudaban a
determinar de antemano c6mo se relacionaban entre sf estas imagenes
11
especificas. No obstante, y aun en esos casos, el significado deseado no
resultaba del todo claro.
A . d I .partir e os pictogramas (e l dibujo de un arbol reprcscnra la pala-
bra para ':arbol"), las grafias crearon otros ripos de sirnbolos, Uno de
ell os cs el.ldeograma, en el cual el significado es un concepto no repre-
s~ntado dlrecta~ente por el ~ibujo, sino establecido par un c6digo: por
cjcmplo, en el pictograrna chino, un dibujo estilizado de ODS arboles no
represent.a.las palabras "dos arboles" sino la palabra "bosque"; las fi -
guras cstilizadas de una mujcr y un nino, uno junto al otro , simbolizan
~apalabra "bueno", y as! sucesivamcntc. La palabra hablada para mu-Jer es ny ; para nino, dzu: para bueno, huu: la etimologfa pict6rica, como
en este caso, no necesarramenre t.iene relacion con la etimologfa fonerni-
c~. Los que escriben el chino se relacionan COilsu lengua de manera muy
diferenre de aquellos que la hablan sin saber escribirla. En un sentido
especial, .Ias cifras como 1, 2, 3, son ideograrnas interlingiilsticos (aun-
que. no plc.to?ramas): represcntan el mismo conccpro, pew no el mismo
sonido en Idlo~as que cucnt an con palabras enterarnente distintas para
1, 2, 3. Ade~as, aun d~ntro del lexico de una Icngua dada, los signos 1,
2, 3 Y srguientes en cierto modo estan vinculados indirectamente con
el conccpto antes que con la palabra: las palabras corrcspondientes al
1 ( " " ) 2 ("d ") , Iuno y os estan en azadas con los conceptos "10." Y"20.",
pero no con las palahras "primero" y "segundo".
Otro til;l0 de pictograma es la "escrirura ['cbus" (el dibujo de la plan-
ra de un pi e [ s o l e ] pudiera representar tarnbien , en ingles, el pez Hamada
s o le ; . r~ ) le ,.en cl sent ido ":~6Io"; 0 soul (alma] por su asociaci6n con cl cuerpo;
los dibujos .de un molino [mill], un pasco [wa lk ] una [lave [ k r y J en este
orden, pudicran representar la palabra "Milwaukee"). Dado que en es-
te punto el ~Imbolo represenra principlamente un sonido, un "rebus"
es una ~specle de ~onograma (simbolo de un sonido), pcro s610 de mane-
ra mediata: eI sonido no es designado pOl' un signa abstracto codificado
(como una letra del alfabeto), .sino por cl dibujo de una de las varias co-
sas que sign ifica.
Todos los sistemas pictograficos, incluso con ideogram as "cscritura
rebus", requieren un rnirnero exasperante de simbolos. EI chino es el mas
amplio, complejo y rico; el diccionario Kanyi del chino incluye en 1716
a. de C. 40545 caracreres. Ningun chino a sinologo los conoce todos,
y nadie los ha conocido. Pocos chinos que sabcn escr ibir pueden anotart~das las palabras chinas habladas que enrienden. Llegar a conocer con
cierta profundidad cI sistema chino de escritura por 10general toma unos
vell1~e.afios. La elaboracion de dicha grana exige mucho tiernpo y resul-
ta elitista. No cabe duda que los caractcres seran rccmplazados por el
al fabeto ro~ano en c~anto todos los habitantes de la Republica Popular
China dorninen la ~Isma lcngua china ("dialecto"), el mandarin que
actual mente se enscna en todas partes. Para hi literatura, la perd ida sera
"" . . . . _ , . : ;
ESCRITURA Y CONCIENCIA ESCRITURA Y CQNCIENCIA 91
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.!."
enorme , pero no tan enorme como una rnaquina de escribir china can
mas de 40 mil caracteres.
La venraja de uri sistema fundamentalmente pictografico radica en
que las personas que hablan diferentes "dialectos" chinos (en realidad,
diferenres lenguas chinas mutuamente incomprensibles, aunque en esencia
con la misma estructura) y no pueden en tender cI habla de los dernas,
sf pueden leer sus escrituras. Producen sonidos distintos del mismo ca-
racter (dibujo), en cierto modo con un frances, un luba, un vietnamita
y un ingles sabran 10 que cada quicn quiere decir con las cifras arabi-
gas 1,2,3, ctcetera, pero no rcconoceran un mirnero pronunciado por uno
de -los otros. (No obstante, los signos chinos son basicarnente dibujos,
aunque exquisitamente esrilizados, 10 que- no sucede con 1, 2 y 3). .'
Algunas lenguas se escriben con silabarios, en los cuales cada signo
rep re sen ta una consonan te y un sonido vocal siguicnte. Asi pues, eI sila-
bario Katakana del japones tiene cinco sirnbolos distintos para ka, ke,
ki, ko, ku, respectivamente; otros cinco para rna, me, mi, mo, mu, y asf
sucesivamente_ Resulta que la lcnguajaponesa esta constituida en tal rna-
nera que puede utilizar una escr itura silabica: s us palabras se componen
de partes que siernpre consisten en un sonido consonante seguido por
uno vocal ico (n funciona como cuas i-silaba} , sin grupos de consonantes
(como en pitchfork, equipment). Por sus muchos tipos difcrentes de silabas
y las frecuentes agrupaciones de consoriantes, el ingles no podria redu-
cirse eficazrnente a un silabario , Algunos silabarios son menos dcsarro-
llados que cl japones_ En el de los vai de Nigeria, por ejemplo, no existe
una eorrespondencia total mente equivalente entre los simbolos visuales
y las unidades de sonido. La escritura s610 proporciona una especie de
mapa de la enunciaci6n que registra, y que es muy diffcil de leer, incluso
por alguien que eonozca muy bien la escr itura (Scribner y Cole, 1973,
pagina 456).Muchos sistemas de cscrituras en realidad son sistemas hfbridos que
mezclan dos 0mas principios. EI sistema japones cs hibrido (adcmas de
un silabario, emplea caracte.res chinos, pronunciados a su propia mane-
ra, distinla del chino); el sistema corcano es hfbrido (aparte del hangul,
un alfabeto real, quizas el mas cficaz de todos, utiliza caractcrcs chinos
pronunciados a JU manera particular); cI ant iguo sisrema jerogli fico egipcio
era hfbr ido (algunos sfmbolos cran pictogramas; otros, ideogramas; otros
"rebus"); la escritura de caractcres china es en sl misma hfbrida (mez-cia de picrogramas, ideograrnas, "rebus" y varias combinacioncs, a rne-
nudo de complcjidad, riqueza cultural y belleza poetica extraordinarias).
En efecro , debido a la tendeneia de las graflas de crnpczar con pictogra-
mas y pasar a ideogram as y "rebus", la rnayorfa de los sistemas de es-
critura, men os cI alfabeto , tal vez sea hasta cierto punto hfbrida. Incluso
la escritura alfabetica se vuelve hibrida cuando escribe I en lugar de uno.
£1 hecho mas notable respcclO al alfabeto sin duda es que se invento
1(. ·
solo una vez. Fue creado por un pueblo 0 pueblos semiticos alrededor
del af io 1500 a. de C., en la misma zona geogd.fica general donde apa-
recio la primera de todas las graffas, la escritura cuneiforme, pero dos
milcnios mas tarde que esta, (Diringer, 1962, pp. 12J-122, trata las dos
variantes del alfabeto original, el sernitico del Norte y cl semi ti co del Sur. )
Todo alfabeto en el mundo -hebreo, ugarftico, griego, romano, cirfli-
co, arabigo , tamil, malayalam, coreano- se deriva en una forma u otra
de la creacion semitica original, aunque, como en la grafia ugaritica y
corcana, la imagen flsica de las letras 110 siernpre este relacionado con
Ia sernitica.EI hebreo y otras lenguas semfticas, como cI arabc, hasta la fceha no
rienen letras para las vocales. Un peri6dico 0 libra hebreo solo publica,
rodavla en la actualidad, las consonantes (y las Ilarnadas scrni-vocales
U I y [w I que en realidad son las form as consonantes de Ii] y [u]: si siguiera-
rnos la costumhre hebrca en el ingles, escribiriamos e imprimiriamos
"cnsI~ls' : por "consonants". La letra aleC adaptada por los antiguos griegos
para indicar la vocal alfa, que sc convirtio en nuestra "a" romana, no es
una vocal sino una consonante en el hcbrco y otros alfabetos semiticos, y
representa una oclusion de la glotis (el sonido producido entre los dos soni-
dos vocalicos de la palabra huh-uh, que en ingles signilica "no"), En una
etapa tardia de la historia del alfabeto hebreo, se agregaron "puntos" vo-
calicos -puntitos y rayas abajo 0 arriba de las letras para sefialar la vocal
apropiada- a muchos textos, a menudo en consideracion a aquellos que
no hablaban muy bien el idioma, y hoy en dfa en Israel, cstos "puntas"
se afiaden a las palahras para los nifios pequefios que estan aprendicndo
a leer -nl<'is 0 men os hasta eI tercer grado. Las lenguas se organizan
en muehas rnaneras distintas , y las s ernfticas estan constituidas de tal modo
que resultan Iaciles de leer cuando las palabas se escribcn solo con las-
consonantes.
Este modo de escribir -s610 con las consonantes y serni-conscnanrcs
(y co III 0 enyoll, w)- ha conducido a algunos Jinguistas [Gclb, 1963; Ha-
velock, 1963, p. 129) a llamar "silabario", 0quiz a s ilabar io " reduc i-
do" 0 sin vocales, a 10 que ot r os lingi.iistas designan "alfabelo hebrco".
No obstante, en cierta manera parece absurdo considerar la Ictra hebrea
beth (b ) como una sflaba cuando en realidad representa s610 el fonerna
Ib], a l cual eI lector tiene que agrcgar cI sonido vocalico que requieren
la palabra y el contexte. Adcmas, cuando se utilizan los puntos vocali-
cos, estos se afiaden a las Ierras (arriba a abajo de la Ifnea) asf como las
vocales se unen a nuestras consonantes. Adcrnas, Jos israeljes y arabes
modernos -que en otros asuntos t ienen tantas divergencias- gencral-
mente coinciden en que ambos escriben las letras de un alfabeto. A fin
de comprender el desarrollo de la escr itura a partir de la oralidad,
parece al menos inobjetable pensar en la grafia semftica s610 como
un a1fabeto compues to de consonan te s (y serni -vocale s] a1 cual los lec tores,
.92 ESCRITURA Y CONCIENCIA ESCRITURA Y CONCIENCIA 93
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al leer, simple y sencillamente agregan las vocales apropiadas.
Sin embargo, una vcz dicho todo 10 anterior acerca del alfabcto semi-
r ico , sehaec evidente que los griegos lograron algo de primordial inpor-
tancia psicol6gica al crear el primer alfabeto completo co~ vocales.
Havelock (1976) opina que esta transformaci6n decisiva, cas! total: de
la palabra -del sonido a la imagen- dio a la antigua cultura gnega
eI predominio intelectual sobre otras culturas de la antiguedad. Ellcctor
de laescritura sernitica tenia que recurrir a datos no tcxtuales adernas
de los textuales: tenia que hablar lalengua que Ida a fin de saber cuales
vocales agregar entre las consonantes. La cscritura semitica aun se ha-Ilaba bien inrncrsa en eI mundo vital humane no textual. EI alfabcto vo-
calico griego estaba mucho mas remoto de ese mundo (como 10 estarfan·
las ideas de Plat6n). Analizaba 'el sonido de rnanera mas abstracta, co-
mo componentes puramente espaciales. Era posible emplearlo para es-
cribir 0 leer palabras incluso de Ienguas desconocidas (con algunas
inexactitudes debidas a las diferencias Ioneticas entre las Icnguas). Los
nifios podian aprender eI alfabeto griego aunque fueran muy pequefios
y tuvieran un vocabulario limitado. (Acaba de descubrirse que deben
agregarse "puntos" vocalicos a la grafia consonante hebrea usual para
hacerla comprensible a los nifios israelies que cursan aproximadamente
el tercer grado.) EI alfabeto griego curnplia una funcion de democratiza-
ci6n en el sentido de que para todos resultaba facil aprcnderlo. Tambienera un medio de internacionalizaci6n pues Iacilitaba una manera de pro-
cesar incluso las lenguas extranjeras. Esre logro griego de analizar abs-
tractamente cl evasive mundo del sonido en equivalentes visuales (no en
forma perfecta por supuesto , pero de heeho si de manera global) presa-
giaba y aportaba los medias para sus ulteriores hazafias anallticas.
Aparenternente, la estructura de la lengua griega, el hecho de que no
se basara en un sistema como eI sernirico, que perrniria omisi6n de las
vocales en la cseritura, result6 una ventaja intclectual quiza fortuita, pe-
ro decisiva. Kerckhovc (1981) senala que, mas que otros sistemas de es-
cr it ura, el alfabeto completamente fonerico favorece la aetividad del
hcmisferio Izquierdo en eI cerebro y asi que, por motivos neurofisiologi-
cos, propicia el pensamiento abstracto y analitico.
La razon por la cual el alfabeto se invent6 tan tarde y el porque fue
inventado s610una vez puedcn comprenderse si reflexionamos sobre la
naturaleza del sonido. Puesto que el alfabeto funciona con el sonido enS I de manera mas directa que Jas otras grafias, redueicndolo a equivalen-
tes espaeiales (yen unidades mas pequefias, analfticas y manejables que
un siiabario), en lugar de un simbolo para el sonido ba, hay dos, b mas a.
Como ya se explic6 anteriormente, el sonido cobra vida s610cuando
esta dejando de existir. No puedo tener una palabra en toda su exten-
sion en un solo momento: al dccir "existencia", para cuando !lego a
"-teneia", "exis-" ha dcsaparccido , EIalfabeto implica otro tipo de cir-
cunstancias: que una palabra es una cosa, no un suceso; que csta pre-
sente en toda su extension y que es posible dividirlo en elementos
pequenos, los cuales incluso pueden escribirse de una manera y pronun-
ciarse a la inversa: "p-a-r-t" pueden pronunciarse "trap". Si se graba
Ia palabra pari en una cinta sonora y csta sehace retroceder, no seescu-
chas trap sino un sonida totalrnente distinto, ni pari ni trap. Un cuadro
de, digamos, un pajaro, no reduce el sonido al espacio, pues rcprcsenta
un objeto, no una palabra. Es cI cquivalcnte de un nurnero indctcrmina-
do de palabras, segtin la lcngua empleada para interpretarlo: oiseau, ucce-
llo, pajaro, Vogel, sae, tori , bird.En cierto modo, representa las pa1abras como si fueran cosas, objetos
inertes, marcas inm6viles para la asimilaci6n por medio de la vista. Los
"rebus" 0fonograrnas, que ocurren irregularmcnte en algunas escritu-
ras pictograficas, representan el sonido de una palabra mediante la ima-
gen de otra (Ia planta del pie ["sole"] como representaci6n del alma ["soul"]
por su relacion con el cucrpo, segtin eI ejemplo ficticio utilizado
anteriormente). Sin embargo, el "rebus" (fonograma), aunque puede
representar varias cosas, sigue siendo la imagen de una de e!las. EI alfa-
beto, aunque probablemente se derive de pictogramas, ha perdido todo
vinculo con las eosas como tales. Representa al sonido misrno como una
cosa, transformando cl mundo fugaz del sonida en eI mundo silencioso
y cuasi-permanente del cspacio,
El alfabeto fonetico, inventado por los antiguos semitas y perfeccio-
nado por los antiguos griegos, es con mucho el mas flexible de todos lossistemas de eseritura en la reducci6n del sonido a una forma visible. Quiza
tarnbien sea elmenos estetico de tados los sistemas import antes de escri-
tura: es posible delinearlo atractivamente, pero nunea con la belleza de
los caracteres chinos. Es una grafia democratizadora, que todos pueden
aprender facilmente. La escritura china de caracteres, como otros rnu-
chos sistemas, es intrinsecamente elitista: dorninarla totalmente requie-
rededicacion continua. La capacidad democratrizadora del alfabeto puede
observarse en Corea del Sur. En los libros y peri6dicos coreanos, cl texto
consiste en una mezcla de palabras escritas alfabeticarnente y cicntos de
caracteres chinos distintos. Sin embargo todos los letreros publicos siem-
pre se escriben unicamenre con eI alfabeto, el cual casi todo murido pue-
de leer puesro que l1egaa dominarsc totalmente en los primeros gradas
de la eseucla elemental; mientras los 1 800 han, 0caracteres chinos, que
seneeesitan como rnfnirno adem as del alfabeto, para leer la mayor parte
de laliteratura en corcano, par 10 comtin no seaprenden en su totalidad
antes de finalizar la escue!a secundaria. ,
Tal vez ellogro mas notable en Iahistoria del a1fabeto sehaya realiza-
do en Corea, donde, en 1443 d. de C., eI fey Sejong de la dinastia Vi
decreta que se ereara un alfabeto para el idiorna coreano. Hasta esa cpa-
ca, el coreano s610se cscribia con caracteres chinos, cuidadosamente adap-
94 ESCRITURA Y CONCIENCIA ESCRITURA Y CONCft:NCfA 95
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tados para ajustars e al vocabulario del coreano (c influir reciprocamente
en este), lcngua que no tiene ninguna relaci6n con eI chino (aunquc con-
tenga muchas palabras prcstadas de este, en su mayor parte tan adapta-
das al coreano que resultan incomprcnsibles para cualquier chino). Miles
y miles de coreanos-e-todos los que sabian escribir- habran pasado 0
cstaban dedicando la mayor parte de sus vidas al dominio de la compli-
cad a caligrafia chino-coreana. Por tanto, era poco probable que acogie-
ran con agrado un sistema nuevo de escritura que dejara en desuso sus
habilidades tan afanosamente adquiridas. Sin embargo, la dinastia Yi
era poderosa, y el decreta de Sejong, al hacer [rente a la extensa resis-tcncia con Ia cual se contaba anticipadamente, indica que el ego del mo-
narca era igualmente poderoso. La aplicacion del alfabeto a una lengua
dada gencralmente torn a rnuchos afios, incluso gencraciones. EI grupo
de crudites de Sejong creo el alfabeto coreano en tres afios, un logro ma-
gistral, virtualrnente perfecto en su adaptacion a [a Ionetica coreana y
esteticamente discfiado para producir una gr'af1a alfabetica con algo de
la apariencia de un texto en caracteres chinos. No obstante, era de pre-
verse la acogida a este notable logro: cI alfabeto solo se utilizaba con pro-
positos practices, vulgares, no eruditos, Los escritores "serios"
continuaban usando la escritura china de caracteres, la cual habian apren-
dido can tanto trabajo. La literatura seria era elir is ta y queria que se le
considerara como tal. Solo en el siglo xx. con la mayor democratizacion
de Corea, cI alfabeto alcanzo su predominio actual (aun menos que total).
EI. COMIENZO [)~:L CONOCIMJENTO DE LA ESCIUT\JItA
Cuando una grana totalmente desarrollada de cualquier tipo, alfabctico
u otro, irrumpe pOI' primcra vez en una sociedad particular, al principio
1 0 hace necesariamente en scctorcs restringidos y con variados efectos
e implicaciones. POl' 10 regular, la escritura se considera en un principio
como instrumento de un poder secrete y magico (Goody, 1968b, p: 236).
Las huellas de esta antigua actitud ante la escritura todavia lIegan a rna-
nifestarse en la etimologia: la grammary!! 0 gramatica del ingles de los si-
glos XII y XVI, que se referia a la sabiduria adquirida en los libros, llcgo
a significar el saber oculto 0 magico y, a traves de una forma dialectal
escocesa, surge en nuestro vocabulario ingles actual como glamor (poder
de seduccion). G lamor g i rl s I"muchachas seductoras"J en realidad son gram-
m a r g ir ls I"rnuchachas gramaticales"J . EI alfabeto futhark 0 runico de la
Europa medieval del Norte se asociaba comunmente con la magia. Los
fragrnentos escritos se emplean como amuletos magicos (Goody, 1968b,
pr. 201-203), pero tarnbien pueden valorarse simplernente por la mara-
villosa permanencia que otorgan a las palabras. EI novelista nigeriano
Chinua Achebe describe c6mo en una aldea ibo el unico hombre que sa-
"
bia leer acumulaba en su casa todo fragrnento de material irnpreso que
encontraba: periodicos, cartoncs, recibos (Achcbe, 1961, pp. 120-121).
Todo Ie parccfa demasiado importante para desecharse.
Algunas sociedades que tienen un conocimiento limitado de Ja escri-
tura la han considerado peligrusa para el lector no avezado, pOl' 1 0 cual
necesitan una figura sernejante aJ guru para medial' entre el lector y el
rexto (Goody y Watt, 1968, p. 13). EI conocimiento de Ia cscritura pue-
de restringirse a grupos cspecialcs, como el clero (Tambiah, 1968,
pp. 113-114). Puede considerars e que los text os ticnen un valor religios o in-
rrinscco: los anal fabetos se benefician frotando el libro contra su frente,o de hacer girar rapirlamente molinillos de oraciones con textus que
no saben leer (Goody, 1968a, pp. 15-16). Los monjes tibetanos acostum-
braban sentarse en las orillas de los arroyos para" imprimir paginas de
hechizos y f6rmula~ en la superficie del agua can bloques de madera gra-
bados " (Goody, 1968a, p. 16, citando a R. B. Eckvall). Los "cultos de
carga" aun en boga en algunas islas del Pacffico del Sur son muy cono-
cidos: los analfabctos o scmi-analfabetos creen que los papeles cornercia-
les -pedidos, facturas de embarque , rccibos y ot ros por eI estilo- que
saben que figuran en las operaciones de embarque , son instrumentos ma-
gicos para hacer lIegar por el mar los barcos y la carga, y practican va-
rios ritos, que comprcnden la rnanipulacion de los textos escritos con la
esperanza de que la carga aparezca para tamar poses ion de ella y usarla
(Meggitt, 1968, pp. 300-309). En la antigua cultura griega, Havelock
descubre una tendencia general del conocimiento lirnitado de la escritu-
ra que puede aplicarse a otras muchas cult u ras: al poco tiempo de la in-
troduccion de la escritur a, se desarrolla un "oficio de escribir " (Have-
lock, 1963; ifr. Havelock y Herschell, 1978). En esta etapa, la escritura cs
un oficio ejcrcido por quienes s aben escribir, a quienes otros contratan para
esoribir una carta 0 documento, igual que cuando contrataban un alba-
nil para construir una casa 0 un carpintero para fabricar un barco. Tal
era la situacion en los reinos de Africa occidental, como Mali, dcsde la
Edad Media hasta cntrado eI siglo xx (Wilks, 1968; Goody, 1068b). En
tal fase de la escritura como ofieio, no habfa necesidad de que un indivi-
duo supicra mas de la lectura y la escritura que de otra actividad cual-
quiera, Solo en la epoca de Platon en la antigua Grecia, nuts de tres siglos
despucs de la introduccion del alfabeto griego, se trasccndio csta etapa
y la escritura finalmente fue difundida entre la poblacion griega e inte-
riorizada 10 suficiente para afectar los procesos de pensamiento de una
manera general (Havelock, 1963).
Las propiedades fisicas de los primeros matcriales para escrihir esti-
mulaban la conservacion de la cultura de la escritura (vias!! Clan-
chy, 1979, pp. 88-115, sabre "The teennology of writing"). En lugar del
pape l hecho a maqu ina de supe rf ic ie uni fo rme y Ins bo li grafos rel at ivamen te
durables, el escriror antiguo conraha con un equipo tecnol6gico mas di-
"r ,~
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II~I
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Iicil de rnanejar. Sus superficies para cscribir eran ladril los de arcilla hu-
meda , piclcs de animalcs (pergamino, vitela) raspadas para quitarles la
grasa yel pelo, a menudo alisadas con piedra p6mez y blanqueadas con
yeso, frecuenternente reprocesados mediante la eliminacion de un texto
anterior (palimpsestos). 0 bien, disponia de la corteza de arboles, el pa·
piro (mejor que la mayoria de las superficies, pero aun aspero segun los
criterios de la alta tecnologfa), hojas secas u otra vegetaci6n, cera aplica-
da en capas a tablillas de madera, a menudo unidos para formar dipticos
usados en un cintur6n (estas tablillas de cera se utilizaban para hacer
apuntcs y, cuando se deseaba usarlas nuevamente , bastaba con ' al isar la
cera) , varas de madera (Clanchy, 1979, p. 95), y otras superficies de ma-
dera y piedra de diferentes tipos. No habia papelerias en la esquina que
vcndieran cuadernos, No habia papel. Como herramicntas de inscrip-
ci6n, los escribientes tenfan varias clases de estilos, p lumas de ganso, que
habia que hender y aguzar una y otra vez con 10 que aun llamarnos "cor-
lapluJJ lils", pinceles (panicularmente en Asia oriental ), u otros diversos
insrrumeruos para grabar las superficies 0extender las t int as 0 pinturns.
Las. intas Ifquidas se mezclaban de diversas maneras y se preparaban
para el uso en cuernos bovines huecos (trnteros de cuerno) 0 en otros
recepraculos resisrentes a! acido; asimisrno, por 10 cornun en el Asia orien-
tal, los pinceles se mojaban y rerocaban en bloqucs de t intas, secos, co-
mo se hace en la pintura de acuarcla.
Se nccesitaban habil idades rnecanicas especiales para rnanipular tales
materiales de escritura , y no todos los "escritores" las tenfan adecuada-
mente desarrolladas para dedicarse a esta actividad durante mucho tiern-
po. El pape l h izo l a escr it ur a fisicamente mas facil, Sin embargo, cI papel
-fabricado en China probablernente en el siglo II a. de C. y extendido
por los arabes hasta el Oriente Medio aproxirnadamenre en el siglo VIII
de Ia era cristiana- se fabrico por primera vez en Europa apenas en el
siglo XII.
Los arcaicos habitos mentales orales de pcnsar en voz alta propician
el dictado, pero lam bien 10 hacia cl estado de la tecnologia de la escritu-
ra , En cI acto fisico de escribir, afirrna en la Edad Media el ingles Orde-
ric Viralis, "todo cl cuerpo participa " (Clanchy, 1979, p. 90). A traves
de la Edad Media europea, los autores a menudo contrataban amanuen-
ses. Por supuesto , la composici6n por escrito -Ia hilaci6n escrita de los
pensamientos, panicularmente en eomposiciones mas breves- se prac-ticaba en cicrta rnedidadesde la anriguedad; sin embargo , en las distin-
tas culturas su empleo en obras literarias y otros escritos extensos liege
a generalizarse en disrinras epocas. No era muy conocida aun en la In-
gl arer ra de l siglo XI; y cuando se aplieaba, incluso en estc periodo tan
tardio, podia llevarse a cabo en un marco psicol6gico tan oral que nOS
resul te dif ic il de imaginar. En el siglo xt, Eadmer de St. Albans afirrna
que, al cscr ib ir , tenia la irnpresion de estar dictandose aSI rnisrno
(~Ianehy, 19_79, p. 218): Santo Tomas de Aquino, que escribia sus pro-
I}lOS manuscr is to s, o rgaruza su Swnma llieologlca con una est ructura casi oral:
cada apart ado a "cuesti6n" ernpieza can una relacion de objeeiones COntra
c I punto de vista que sera adoptado por el autor ; luego expone su opi-
ni6n, y finah~lentc re~p~nde alas objeciones en orden. De igual manera,
un poet a annguo escr ib ia un poema imaginandose su declarnacion frente
a un publico. Casi ninguno de los novelist as actualcs escriben una nove-
la imaginand_ose su :'~clamaci6n en voz alta, aunque se preocupen par
dade un mauz exquisuo a los efectos sonoros de las palabras. £1 conoci-
miento avanzado de la escritura prop icia la composici6n verdaderarncn-
te cscrita, en la cual el autor componcun texto que es precisarnente un
tt:~to, concentra su~ palabras sobre cl papel, Esto proporciona al pensa-
micnto perfiles dist inros de los que posee eI pensarniento que se produce
oralmcntc, Mas adelante discurirernos (rnejor dicho , escribircmos) con
mas dcralles sobre los importantes efectos que tiene cl conocimiento de
la cscritura en los procesos del pensar.
D~:.A MEMORIA A l.OS REGISTROS ESCRITOS
Mucha despucs de que una cultura comienza a utilizar la escritura es
'posiblc que todavfa no se conITe mucho en ell a. Una persona cscolarizada
de nuest ros dfas por 10 genera! supone que los escritos riencn mayor fuerzaque las palabras habladas como evidencia de una situacion pasada haec
mucho, es!)ectalmen~e en la sala de justicia. Las culr uras mas ant iguas
que conoci an l a escr it ur a pero no la habian interiorizado de modo tan
completo , a menudo cons ideraban exactamente 10 contrario , EI grade
de crcdibilidad atribuido a los registros escritos indudablcrnenre variaba
de una cultura a otra, pero el minucioso estudio hist6rico de casos parti-
cula:es hecho por Clanchy del uso de Ia escritura para prop6sitos ad-
mtnlstra.tlVDS practices en la Inglaterra de los siglus xt y xu (1979),
proporciona una clara muestra de la medida en que cllcnguajc oral pue-
de aun subsisrir en ellenguaje escriio, incluso en un medio administrative.
En el periodo que analiza, Clanchy descubre que los' "docurnentos
no inspiraban confianza en seguida" (Clanchy, ]979, p. 230). Fue pre-
ciso persuadir a la gente de que la cscritura mejoraba 10 bas tante los vic-
jos rnetodos oralcs para just ificar todos los gastos y fastidiosas tecnicasque implicaba. Antes del usa de documentos, corminmente se utiliz aba
el test imonio coleetivo oral para fij ar, por ejemplo, Ia edad de los here-
dcros feudales. Para poner f in a una disputa en 1127, tocante a si los.dere-
chos de aduana del puerto de Sandwich correspond fan a la Abadia de
?an Agustin en Canterbu ryo ala Iglesia de Cristo, se eligi6 unjurado
rntcgrado por doce hombres de Dover y doce de Sandwich, "personas
mayo res, maduras y sabias que dieran un buen testimonio". Cada
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98 ESCRITURA Y CONCIENCIA ESCRITURA Y CONCLENCIA 99
vive coti~ianarnellte dentro de un marco de riempo cornputado, reforza-
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uno de ellos declare que, scgiin "he sabido por mis antepasados, y he
visto y oido desde mi juventud", los tributos pertenedan a la Iglesia de
Cristo (Clanchy, 1979, pp. 232-233). Estaban acordandose piibfi camen-
te de 10 que otros habian recordado antes que ellos.
Los testigos eran p r im a f ac ie mas creibles que los textos, por·que era
posible cucstionarlos y obligarlos a defender sus afi rm aciones , micntras
can los textos csto no podia hacerse (esta, como se rccordara, fuc prcci-
sarnentc una de las objeciones de Platen contra la escritura). Los meto-
dos notarialcs para dar val idez a los documentos sc comprornetcn a
inlegmr los rnecanismos de autentieidad en los textos escritos. Sill ~m-bargo, se desarrollan tnrd iarncnte en las (;ulcuras que conocen la csc rt t u-
ra y rnucho mas tarde en Inglaterra que en Iral ia (Clanchy, 1979,
pp. 235-236). Los docurncntos cscru os mismos a menudo sc autenticaban
no por escrito sino mediante objctos sirnb61icos coruo un cuch illo , liga-
do al documento par una corrca de pergumino: (Clanchy, 1979, p. 24).
En cfecto , los objetos simb61icos solos podfan servir de instrumentos pa-
ra la t ransfcrcncia de propicdades. En ca J 130, Thomas de M usch arnps
traspasc sus propiedades de Hetherslaw a los monjes de Durham ofre-
ciendo su espada sobrc un altar (Clanchy, 1979, p. 25). Incluso despues
del DrlTflfJday Book" (1085- J 086) y del aumento consiguicn te en la docu-
menracion escrita , la historia acerca del conde Wancnne muestra como
el antiguo sistema oral del pcnsamiento au n pcrsistia: ante los jucccs,
en proccdirnientos qu o warranto bajo Eduardo I (su rcino eomprende los
anos 1272-130fi), el condcWarrenne no presento una cedula sino "una
antigua y oxidada espacla", hacicndo protestas de que sus antcpasados
habian venido can Guillermo el Conquistador para ocupar Inglatcrra por
rnedio de la cspada , y que cl defenderia sus tierras can ella. Clanchy se-
flala (1979, pp. 21-22) que la historia rcsulta algo dudosa debido a cicr-
tas incongrucncias, pero seilala tambicn que su persistcncia da fe de un
sistema anterior de pcnsarnieuto falniliarizado con el valor testimonial
de Ins obsequies simbolicos.Las pl:irneras cedulas que certifican la posesion de tierra en Inglate-
rra originalrnente ni siqu icra se fcchaban (1979, pp. 231, 236-241), tal
vez por toda una varied ad de motives. Segun CJanchy, acaso eI de rna-
. yor peso haya sido que el "fechar obligaba al que e~cribfa a exprcsar
una opinion respecto a su lugar en el tiempo" (1979, p. 238), 10 cual
Ie exigia clegir un punto de referencia. c:Cual punto? c:Habia de ubicard dor.l~menLO COil refcrencia a la crcaciun del rnurrdo? ,~A l a crucilixi6n?
iAI nacimiento de Cristo? Los papas fechaban los documentus cle esta
mancra, a partir del nacimiento de Cristo; sin embargo, c:resultaba pre-
sunt uoso fcchar un docurncnto secular· del mismo modo que 1 0 hacian
los papas? Hoy en d ia , en las culturas de alta tecnologia, rodo rrru ndo
do par millones de calendarios imprcsos, relojes de pared y de pulso. En
la Inglaterra del siglo XII, no habla relojes de pared ni de pulso ni ca-
lcndarios para la pared 0 c 1 escr itor io .
Antes de que la escritura se inrerior-izara profundamente mediante la
imprenta, la gente no consideraba que estuviera situada, en todo mo-
mcnro de Sus vidas, dentro de un tiempo computadu abstracto de cual-
quier tipo. Parecc poco probable que Ia mayorfa de las personas en la
Eu ropa occidental del rncdievo 0 incluso del Rcriaciru icnto huhiera S(I-
bido habituulmente en que afio vivian, a partir del nacimiento de Cristoo d: otm, !?~rlto eualquiera en eI pasado. (Por que ten fan que saberlo?
La indecision en cuanto al punto desde eI cual deb ian haccrsc los calcu-
los cornprucba la trivialidad de la cucsti6n. En una cultura sin peri6di-
cos Ll orro material fechado regularmente que dejara una huclla en la
couciencia , ~qlJe scntido rcndria para la mayorfa de las personas saber
en que afio vivlan?EI nurnero abstracto del calcndario no estarfa relacio-
uado con nada en la vida real. La mayorfa de las personas no sabra -y
nurica trataba siquicra de descubrir- en que afio habfa nacido.
Asirnismo, las cedulas se acornpafiaban invariablemente de alguna rna-
neru con los obsequies simbolicos, como cuch illos 0 cspadas. Estos po-
dian identificarse por su apariencia. Y, en efecto , era muy cornun que
las cedulas se falsificaran para darles la apariencia (por equivocada que
Iuera) que una corte consideraba apropiada (Clanchy, 1979, p. 24·9, ci-
tarido a P. H. Sawyer). "Los falsificadores", sefiala Clanchy,no eran"dcscarriados ocasionales en las periferias de la priiu ica l egal" s ino" ex -
pcrtos arraigados en el centro de la cuitura litcraria c int~lectllal del si-
glo XII". De las 164 cedulas existentes de Eduardo e l Con fe sor , sin duda
44 son Ialsificadas, s6lo 64 son incucstionablemenre autcnt icas , y no
puede dcterminarse si cI resto son legales 0 no.
Los CHores comprobables que se derivan de los procedimientos cco-
nomicos y juridicos aun radicalmente orales referidos pOl' Clanchy son
minimos porque eI pas ado mas extenso era en su mayor parte inaccesi-
blc a la conciencia. "La vcrdad rccordada era ... flexible y est aba III dia "
(Clanchy, J979, p. 233). Como se ha visto en los casas de la Nigeria y
Ghana rnodernas (Goody y Walt, 1968, pp. 31-34), en una cconornla
oral de pcnsamiento , los asu nt o s del pasado que no t uvieran cierta rela-
cion con el presente por 10 regular caian en el olvido. La ley de la cos-
turnbre , sin vinculos con u n material caido en dcsuso, estaba
automaticarnente sicmpre al dia y por 10 tanto era actual, heche que,
paradojicamcntc, haec que la ley de la costurnbre parezca inevitable y
por cllo muy vieja ( c J T . Clanchy, 1979, p. 233). Las personas cuya vision
~c 1 mundo ha sido rnoldeada por un grado elevado de escolarizacion ,
trenen qll~ rccordar que en las culturas funcionalmcnte orales el pasado
no sc ;conSIder<! como un (c;r reno categori zac lo , i lc rib ill ado can "hechos"
100 £SCRITURA Y CONCIENCIA..·····t t l.
ESCRJTURA Y CONCJENCIA 101
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' . " [
o partes de informacion cuestionables y verificablcs. ~l pa.sado es dOI11~-
nio de los antepasados, Fuente resonante de una conClenCla renovador a
de la existencia actual, que en sf misrna tam poco COnStl,tuyeu~ ter~eno
categorizado Ellenguaje oral no conoce las listas, las graficaS IIIlas ilus-
rraciones. . .I I . , . IGoody (1977, pp. 52-111) examina en deta!le la sigm Ic~clOnIDt.ecc-
tual de los cuadros y los listados, de los cuales el ealendano constuuye
un ejemplo. La escritura hace posiblc tal aparato. En efecto, la cscntura
en cierto sentido fue inventada principalmente para elaborar algo pare-
cido al listado: la mayor parte, per mucho, de la cscritura mas telI~pranaque conocernos. la graffa cuneiforrnc de -]05 s~merios -cuyas pnme~a.s
manifestaciones datan aproxirnadamente del ano 3500 a. deC.- se utili- ~"
zaba para hacer cuentas. Las culturas orales pri~arias por 10gener~l co-
locan su equivalente de los listados en las narracrones, como el catalogo
de navies y capitancs en la Iliada (ii. 461-879): no se trata de un recuento 'j
cxacto sino de un despliegue operative en un relato acerca de una gue- ~
rra. E~ el texto de la Tora, que puso por escrito fonnas de ~e~sar a~n ~
basicarnente orales, el equivalente de la geograf[a (cl esta~lecltnlento .e '0.,
larelacion entre un lugar y otro) se integra en una narracion f~rn;ulana i-de accioncs (Nurneros, 33: 1655.): "Y partidos del desierto de Sinai, asen- "
taron en Kibroth-hataava. Y partidos de Kibroth-.hataav~ asent~!'on e~ . ! ~Haserot. Y partidos de Haseroth , asent.arort en Ritma..; ,y aSIS~CCSI- ~
vamcnte , en rnuchos versos mas. Incluso las genealogfas que provienen
de una rradicion de caracterfstic;\~ marcadamcnte orates rcsultan , de he-
cho, gcncralmente narrativas. En lugar de una recitaci~n de nombres,
encontramos una secuencia de "engendr6", de allrmaclOnCSde 10que
alguien hizo: "e Irad engendr6 a Mehujael, y Meh.ujae1engendro ~Mct-
hujael , y Mcthujael engcndro a Lamech" (~enesls, 4: 1.8). Est~ 010 de,:
. ion provicne en parte de la tendencla oral a utilizar formulas,aglegac . ilibri (I .en parte del gusto mnemotccnico oral de aprovcchar el equi I ~IOT~'I:~i.?
peticion de sujelo-predieado-objeto produce un esquema q~e act I 'l ,.{
recuerdo, 10que una mera sccuencia de nornbres no tendna), ~n parte ;';:
de la propension oral a la redundancia (cada persona se menciona dos -'{
veces, como eI que engendra y como cl engendrado), y en parte de la f~costumbre oral de narrar antes que simplemente yuxtaponer (las perso-
lias no seencuentran inmoviles, como cuando la policia alinea a I~s de- ~:,
lineuentes uno junto al otro para idcntificarlos, sino que estan haClendo l 4 :algo, a saber: engendrando). . ;!Estos pasajes biblicos son, clare esia, registros escruos, pero nac~n de " :
una sensibilidad y tradici6n constituidas ora!mente. No se les cot1Sldera).
como cosas, sino como reconstituciones de sucesos en el riempo- Las.se- # ':
cuencias presentadas oralmente siempre son inciden~es en el tiempo, Im-> I
posibles de " examinar", porque no se presentan visualmente sino ~ue~J
son, antes bien, articulaciones senoras. En una cultura oral pnmana ~ f . : · . 1
. p~, .'. .c _ •. ••'c
en una cultura con caracteristicas orales muy marcadas, incluso las ge-
ncalogias no resultan "listas" de datos sino mas bien la "memoria de
caneiones cantadas". Los textos parecen eosas, inrnovilizados en el es-
pacio visual, sujetos a 10 que Goody llama un "analisis a la inversa"
(1977, pp. 49.-50). Goody muestra en detalle como, cuando los antropo-
logos exponen sabre una superficie escrita 0 impresa listas de varios art i-
cuIos hallados en los mitos orales (tribus, regiones de la tierra, tipos de
viento, y asf succsivamente), en realidad deforman el mundo menta! en
elcuallos mitos tienen su existencia propia. La satisfaccion que propor-
cionan los mitos en esencia no es "coherente" de un modo tabular.Par supuesto , las Iistas del tipo tratado por Goody son titiles si tene-
mos una concieneia reflexiva de la deformacion que inevitablcmente pro-
ducen. La presentacion visual del materia! articulado de rnanera verbal
en eI espacio posee su propia economia particular, sus propias Jeyes de
movimiento y estructura. En las diversas grafias del mundo, los textos
seleen divergentemente de derecha a izquierda, de arriba hacia abajo,
o en todas estas forrnas a! rnisrno ticrnpo, como en la escritura bustrofe-'
don, pem en ninglin lugar, hasta donde se sabe, de abajo haeia arriba.
Los textos asimilan el enuneiado a! cuerpo humane. Introducen un COn-
cepto para "cabezas" en las aeumulaciones del saber: "capItulo" sede-
riva de caput en latin, que significa "cabeza" (del cuerpo humano). Las
paginas no s610tiencn "cabezas", sino tarnbien "pies", para las notas
de pie de pagilla. Las referencias remiten a 10 que sc encuentra "arriba"
y "abajo" en un texto cuando se quiere especificar algo varias paginas
atras 0 adelante. La significacion de 10 vertical y 10horizontal en los tex-
tos merece un estudio formal. Kerckhove (1981, pp. 10-11 en ~'pruebas")
sugiere que el notable crccimiento del hemisferio izquierdo detcrmino cl
rumbo en la ternprana escritura griega, primero de derecha a izquierda;
luego can el movirniento bustrofedon (del tipo "arado de buey": una li-
nea haeia la dereeha y Iuego un giro en la siguiente linea, hacia la iz-
quierda; las lctras se invierten segiin la direccion de Ia lfnea); al estilo
stoichedon (lfneas verticales), y finalmente a un mov im ic n-
to definitivo de izquierda a derecha sobre una lfnea horizontal. Todo es-
to conforma un mundo de distribuciones bastante distinto de cualquier
manifcstaci6n de la sensibilidad oral, que no tiene manera de operar con
"cabezas" u organizaci6n verbal lineal. En todo el mundo, el alfabeto,
este reduetor despiadadarnente eficaz del sonido a! espacio, esta obliga-do a prestar servicio directo para establecer las nuevas secuencias defini-
das en eI espacio: los artfculos se marcan a, b, c, y as! sucesivamente,
para indicar su orden, y aun los poemas, en los pr'imeros dias de Iii.escri-
tura, se cornponen siguiendo el orden del alfabeto con la primera letra
de la prirnera palabra de las lineas sucesivas. EI alfabeto como simple
serie de letras constituye un VInculo fundamental entre la mnemotecnia
oral y la escolarizada: pO I' 1 0 generalla secuencia, de las letras del alfabe-
102 ESCRITURA Y CONCIENCIA
ESCRlTURA Y CONCJENCIA
e~~mplo, gene~almcnte requieren que la voz se eleve un poco. La tradi-
103
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In sc apr-cnde de memoria de manera oral y luego se utiJiza para la recu-
peraci6n, en gran medida visual, de material, a manera de indices.
Las gralicas, que no solo disponen los elementos del pensamiento en
una linea clasilicatoria sino simultaneamente en ordenes horizon tales Y
varios en zig-zag, representan un marco de pensamiento mas apart ado
aun que los listados en relacion can los procesos intelectuales oralcs que,
se supone, tales grilicas representan. EI extenso uso de listados y parti-
cularmellte de graficas, tan comlin en nuestras culturas de avanzada tee-
nologia, es resultado no solo de la escritura, sino de la profunda
interiorizileion de 10 impreso (Ong, 1958b, pp. 307-318 et passim), la cual
pone en pd.ctica el uso de list as de palabras, csquematicas y fijas, y otras
aplieaciones informativas del espacio neutral, mucho mas alia de cual-
quier posihilidad en una cultura con conocirniento de la escritura.
ALGUNAS DlNAMICAS DE LA TEXTUALIDAD
La eondiei6n de las palabras en un texto es totalmentc distinta de su con-
dici6n en eI discurso hablado. Aunque sc refieran a sonidos y no tengan
sentido a men os que puedan relacionarse -externarnente 0 en la
imaginaei6n- con los sonidos 0, mas precisamente, los fonemas que co-
dific:;an, las palabras escritas quedan aisladas del contexte mas pleno dentro
del eual las palabras habladas cobran vida. La palabra en su arnbiente
oral natural forma parte de un presente existencial real. La articulaci6n
hablada es dirigida por una persona real y con vida a otra persona real
y con vida u otras personas realcs y con vida, en un memento especffieo
dentro de un marco rcal, que siempre incluye mas que las moras pala-
bras. Las palabras habladas siempre consisten en modilicaciones de una
situaci6n total mas que verbaL Nunea surgen solas, ell un mero contex-
to de palabras.Sin embargo, las palabras se encuentran solas en un tex to. Es mas,
al componer un texto, al "escribir" algo, el que produce el enunciado
por escrito tambien esta solo, La escritura es una operacion solipsista.
Estoy cscribicndo un libro que espero sea leido por cientos de miles de
personas, de manera que debo aislarme de todos. Mientras escribo el
presente libro, he dejado dicho que no estoy durante horas y dias, de
modo que nadie, incluso pel'soll as que probablemente leeran ellibro, puc-
da intcrrurnpir rni soledad.
En un texto incluso las palabras que estan ahi carecen de sus cualida-
des foneticas plenas. En el habla oral, una palabra debe producirse con
una u otra entonaci6n 0 tono de voz: energica, excitada, sosegada, irri-
tada, resignada 0 como sea. Es imposible pronunciar oralmente una pa-
Iabra sin entonaci6n alguna, En un rexto , la puntuaci6n puede sefialar
el tono en un grado mrnimo: un signo de interrogacion 0una coma, por
. ~ I
cion ~: la escruura, adoptada y adaptada pOI' experimentados crfticos,
tambicn puede aportar algunos indicios cxtratextuales de las entonacio-
nes, ~unque n~ totalrnente. Los actores pasan horas diciendo c6mo pro-
nunciar en reabdad.las palabras del texto que t ienen frente a sI ,Un pasaje
dado puede ser recitado por un actor con gran sonoridad; por otro, con
un susurro.
No s610 los lectores, sino tambien el escritor, carecen del contexte ex-
lratextual. La [alta de un contexto cornprobab le es 10 que norrnalmente
h,, :ce ,m,U1.:homas p:n~sa la actividad de la escritura que una presenta-
CIO~ ;~al ante un publico real. "£1 publico del escritor siempre cs imagi-
narro (Ong_; 1977, pp, 53-81), El escritor debe crear un papcl que pueda
ser des~~penado por los lectores ausentes y a menudo desconocidos. Aun
al escribir a un amigo intirno , tengo que crear una disposicion animica
para e~,a la cual el d~be ~moldars~, EI lector tarnbien tiene que crear
al escrrtor. Cua~do rrn amigo lea 011 carta, es posible que me encuentre
en un est a do de ammo enteramente distinto de cuando la escribl, En efec-
to, es I l l U ? , posi~1c que h~ya yo muerto. Para ql'~ un texto cornunique
su l"I_lensaje,.no unporta SI el autor esta muerto 0 vivo. La mayorfa de
los 1,lbl:oseXI~;enles hoy en, db fueron es.critos por personas mucrtas ya,
La articulacion hablada solo es producida por los vivos,
Incl~so e~ un diario personal dirigido a I l l . rnismo, t engo que crear
al destinatario. De hecho, el diario requiere en cicrta forma de la in-
vencio~ maxi~la de la persona qu~ habla y ~~aquella ala eual se dirige.I~a escrttura slemprc. es una especle de imitaei6n del habla; yen un dia-
na, P?r 10 tanto, Iinjo estar hablando conrnigo mismo. Pero nunca ha-
blo aSI cuando me refiero a rni mismo , Ni podrfa hacerlo sin la escritura
0, de hecho, sin la imprenta. EI diario personal es una forma literaria
muy tardfa, de h~eho desconoeida hasta el siglo XV[[ (Boerner, 1969). La
clase de ar~ob~mlenLOs verbales solipsist as que implica son un producto
de la concrencra como ha sido moldeada por la cultura de 1 0 impreso
iY _para cual "y?" es_wy escr~bielldo? iEI yo de ahora? iComo ereo qu~
~ere ~entro de diez anos? iComc espero ser? iPara mi mismo c6mo me
lDla?mo 0 como espero que los dernas me imaginen? Preguntas tales co-
mo estas pueden colmar y colmar de angustias a los redactorcs de diaries
y CO.llhast ante frecuencia eonducen ala inter rupcion de los diaries. El
escritor no pucde vivir ya can su ficcion ,
Las formas, en I~s c,uales .los leetores son imaginados reprcscnta la parte
oculta de la hl.stona literaria; la parte superior es la historia de los gcne-
ros ~ cl manejo ~e los personajes y la trarria. Los prirneros sistemas de
escritura propo~elOnan rccursos allector para situarse imaginariamente.
Prcsenta marerial fi losofico en dialogos, como los del Socrates de Plat6n
que cl. lec~or puede imaginarse estar escuchando. 0debe figurarse qu~
los episodios son contados a un publico vivo durante un periodo de dlas.(.t
[
.104 ESCRITURA Y CONCIENCIA
Mas tarde, en la Edad Media, la escritura presenta textos filosoficos y
£SCRITURA Y CONCIENCIA'
nos separadas, en segmenros significativos. Empero , las palabras escri-
105
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EIdislanciamiento que produce la escritura da lugar a ~na nueva ~l~se ~ l .de precision en la articulaci6ri verbal , al apar~~rla del nco pcr~ ca.otlco . $ ~ . ,contexte existencial de gran parte de la expresl?n oral. ~as reaJ~zaCl,ones -.~:
orales pueden ser impresionantes en su grandllocu:~cla y sabiduria de , ~ · t ,la comunidad, ya sean prolijas, comO en la narracron for~al" a br;ves .~~~
y apotegmaticas, como en los proverbios. CO.n todo, la,sablduna esta re>~;~i
lacionada con un contexto social total y relatlv~m.ente inviolable. EI,I:~..M . ', ~ ·guaje y el pensamiento que se produccn no se dist ingucn pur su precISIon , l ' , : l .analitica. . i , . · tPar 'upuesto todo lenguaje y pensamiento es hasta cierto punto ana-I' " t . ' .
s , . . " rme'I,· . descompone el continuo compacta de la experiencia, la eno , .,J ..IUCO. , '. "f loreciente y ruidosa confusi6n" de Wil liam James, en partes mas 0me-..·. ;'U,!!'
~~~~!~~. ' ~~
leo16gicos a manera de objeciones y respu~stas, de manera que ellect,or
de imazi d bat total BoccacclO y Chaucer present an al lec-pue e imagmarse un e e '. , .'
fi .. d h b y rnujeres contandose historias unos ator gropos ICtlCIOS e am res .
otros es dccir, un relata principal, de modo que el lector puc~~ slmula~, " I fit q enenPn-
que forma parte del grupo oyente. Pero, lqulen e cue a a. U .
de a nd P reju dice, L e R ou ge et le n air 0 A da m B ed e? Los novehstas del siglo
XIX repiten tfmidamente "querido lector" una ~ otra v~z, par~ ~ecor-
darse a si misrnos que no estan contando una historia SlOOescribiendo
un rclato en el cual tanto el autor como ellector tiencn dificultades paraubicarse. La psicodinamica de Ja escritura madur6 muy lentamentc en
la narracion. ,
.yc6mo ha de comprendcrse al lector de Finn~gans 'Wake? S~lo como
un 'lector. Pero de una especie imaginaria espec~al. La mayona de I.os
lectores en ingles no pueden 0no quieren converu.rse e.n l~ clase especial
de lector que Joyce exige, Algunos toman cursos uruversuanos para apren-
der como imaginarse a SI mismos , a fa Joyce. A pesar de que su tcxto
cs muy oral en el sentido de que se le : bien en V ? Z alta, la.voz ,Y ~u oyen-te no caben en ningtin marco conccbible de la VIda real, sino umc,amente
en el marco imaginario de F i n rMgan s' Wa ke , que 5610resulta conceblble par
la escritura y 10 impreso que 10 han precedido. F in ne ga ns ' W a ke es, u.na
obra cscrita, pero dest inada ala impresion: cO,nsu o~tografia y US?S idio-
sincrasicos de las palabras, serf~ virtualmente lmt:0slble repr~duc~rla co~
precision mediante coptas·escntas a mana. Aqu~ no hay mImeSIS en.sentido aristotcliano, salvo ir6nicamente. La escrrtura es d~ ~,echo la tie-
rra fertil de la ironia, y cuanto mas perdurable sea l ,a t~adlclon de?a e~·
critura (y de 10 impreso), mas vigoroso sera el creClmlcnto de la iroma
(Ong, 1971, pp. 272-302).
DISTANCIA. PREClSI6N, "CRAFOLECTOS" Y MAGNOS VOCABULARIOS
.,..ras agudizan eI analisis, pues se exige mas de las palabras individuales.
Para darse a enterider claramente sin adernanes, sin expresion facial , sin
enronacion, sin un oycnte real, uno tiene que preyer juiciosamente to-
des los posibles significados que u n enunciado puede tcner para cual-
quier lector posible en cualquier situacion concebible, y se debe haccr
que el lenguaje funcione a fin de expresarse con c1aridad par si rnisrno ,
sin contexte existencial alguno. La necesidad de esta exquisite [ormali-
dad haec de la escritu ra la penosa labor que corminrnente es.
Lo queGoody (1977, p. 128) llama "amiJisis ala inversa " perrniteen la eseritura el iminar incongruencias (Goody, 1977, pp. 49-50), elcgir
palabras con una sclecci6n reflexiva que dota a los pcnsarnientos y
las palabras de nuevos recursos de discriminacion.' En una cultura oral , el
Ilujo dc las palabras, el correspondiente flujo de pensamiento, la copia
defcndida en Europa por los retoricos desde la Antigiiedad clasica hasta
eI Renacimicnto, tiendc a manejar las discrepancias falseandolas -en
este caso, la etimologfa resulta reveladora: gl()ssa, lengua, producirlas "con
la lengua". En la escritura, las palabras, una vez "articuladas", exteriori-
zadas, plasmadas en la supcrficie, puedcn eliminarse, borrarsc, cambiarse .
No existe ningUlI equivalente de esto en una produccion oral, ninguna rna-
nera de borrar una palabra pronunciada: las correccioncs no elimi-
nan un desacierto ° un error, sino meramente 10 cornplementan con ne-
gaciones y enmiendas. El bricolage 0 creacion a partir de elementos
heter6clitos que Levi-Strauss (1966 y 1970) considera caracrerfstico de las
norrnas de pensamieruos "primitivas" 0 "salvajes" puede considerarse
aqui como producto de la situaci6n intelectual oral. En la presentacion
oral, las correcciones suelen resulrar contraproducentes, hacer poco con-
vincente al orador. Por eso se las reduce al rninimo 0 se las evita del to-
do. Al escr ibir , las correcciones pucden scr enormernente provechosas,
pues lcomo sabra el lector que se han hecho siquiera?
Par supuesto , una vez que la sensibilidad, producida caligraficamen-
te, para [a precision y la exactitud analities es intcriorizada, puede re-
troalimcntarse a su vez en cI habla, y eso es 10 que sucede. Aunque cl
pensarniento de Platen se expresaba en forma de dialogo , su exquisita
precision se debe a los cfectos de la escritura en los procesos intelectua-
les, pues los dialogos de hecho son textos escritos. A traves de un texto
escriro prescnrado en forma de dialogo , avanzan de manera dialectica
hacia cl esclarecirniento analit ico de temas que Socrates y Platen here-
daron de manera mas "totalizada", ajena al analisis, narrativa yoraL
En T he G r ee k C on ce pt o f ju stice: F rom Its S ha do w in H om er to Its S ub sta nc e
i n P l at o (I 978a), Havelock analiza el movimiento que la obra dc Platen
Hev6 a su culminacion , Nada de la concentracion anal ltica de Plat6n so-
bre un concepto abstracto de la justicia puede hallarse en ninguna de
las culturas meramente orales en que se conocen. Asirnisrno, la devasta-
I!
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106 ESCRITURA Y CONCIENCIA ESCRITURA Y CONCIENCIA 107
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dora precision sabre los ternas y las debilidades de sus adversaries en los
discursos de Cicerun es la obra de una mente escolarizada , aunque sabe-
mos que Cieer6n no escribia sus discursos antes de pronunciarlos ; los
textos que han llegado hasta nosotros fueron escritos dcspues de pronun-
ciarlos (Ong, 1967b, pp_ 56-57)_ Los debates orales refinadarnente ana-
liricos cle las univcrsidades medievales y de la tradici6n escolastica
posterior, hasta entrada el presente siglo (Ong, 1981, pp. 137-138), fue-
ron el producto dc espiritus forjados por la cscr itura , la lectura y cl eo-
mentario de textos, oralmente y por escrito.
Mediante la separacion del conocedor y 10 eonoc ido (Have lock, 1963),
la escritura posib ili ta una introspeccion cada vez mas art iculada, 10 cual
abre la psique como nurica antes, no solo frente al mundo objetivo exter-
no (bastante distinto de ella misma), sino tambien ante el yo interior,
al cual se contrapone el mundo objetivo. La escritura hace posibles las '0
grandcs tradiciones reJigiosas introspecrivas como el budismo, el judais-
mo , el cristianismo y el Islam. Todas ellas poseen textos sagrados. Los
antiguos griegos y romanos conocian la escritura y la utilizaban, parti-
cularrnente los griegos, para elaborar el conocimiento filosofico y cientf-
fico. Sin embargo, no produjeron textos sagrados com parables con los
Vedas, la Biblia 0el Coran , y su religion no logr6 establecerse en los
niches de la psique que la cscritura les habra abierto. Sc volvio solo un
recurso literar io y arcaico -de clases provilegiadas- para escritores co-
mo Ovidio, y un sistema de usos extcrnos, carente de un significado per-
sonal predorninante. .
En una lcngua, la escritura crea codigos distintos de los c6digos
o ral es de esa lcngua. Ba sil Be rnstei n (1974, pp. 134-135, 176, 181, 197-198),
haec una distinci6n entre cl "c6digo lingufst ico restr ingido"
o "Tenguaje publico" de los dialectos inglcses de las clases bajas en Gran
Bretaiia, y el "codigo lingiiistico elaborado" 0 "Ienguaje privado" de
los dialectos de clase media yalta. Walt Wolfram (1972) habia notado
con antcrioridad diferencias como las de Bernstein, entre cl ingles esta-
dounidense cormin. El codigo linguisrico restringido puede ser al men os
iguahncnte expresivo y preciso que el elabor ado, dentro de: contcxtos fa-
miliares y compartidos por el hablante y el oyente. Sin embargo, si se
ex ige exprcs iv idad en un con texte dcsconoc ido , cl c6d igo lingu ls tico cl a-
borado no basta; un c6digo lingi.ifstico elaborado resulta estrictamente
necesario. EI restringido evidcntemente es de origen y uso en gran me- ~
dido. orales y -como sucede por regIa general con el pensarniento y la
expresion orales=- opera en relaci6n con eI contexte, cerca del mundo
vital humane: el grupo que Bernstein descubrio utilizando este codigo
estaba forrnado por rnensajeros sin educacion primaria. Su manera de
expresarse tiene caracter isticas de f6rmula y no coordina los pcnsamien-
tos mediante una subordinacion cuidadosa sino "como cuentas en un
marco" (1974, p_ 134): sin duda la disposiei6n fonnularia y acumulati-·
v.a d: 1£1cultu ra or~L EI codiga elaborado se forma con la ayuda irnpres-
cmdlb~e de la e scrJ tura y, para su completa realizacirin, de 10 irnpreso
Los rnJ:mbr~s del s:rup~ q~e Bernstein descub~i6 utilizanelo e ste codigo
proven. l~n d~ I~s sels. principales escuelas ptiblicas que proporcionan la
educacion m~s .mtell~1Va en lectura y escritura de la Gran Bretaiia (1974
p, ~3), Lo~ codlgos !mgiifsticos "restringidos" y "elaborados" de Bern~
stem pcdrlan reclaslficarse como" basados en el lenguaje or I" "b _d " a y asaos en texto~ ,_respectivamente. Olson (1977) mucstra como la oralidad
atribuyc el significado pr'ineipalrncnte al contexto, rnientras quc la escri-
tura 10 conecntra en la lengua rnisrna.
La :scritura y 10 impreso producen clases especiales de dialectos. La
mayan a de. las lenguas nunca se han puesto por cscrito en absoluto, co-
mo se ha vis ta (sufra, p. 7), No obstante ciertas lenguas 0 mas correc-
ta~ente, cicrtos dla lectos, han pract icado extensarnente la escritura , En
parses co~o Ingl ater ra, Alernani a 0 Italia (donde conOuyen una gran can-
tidad de dlalec,tOs), un ler.lguaje regional se desarrollo por escrito mas que
todos I~s demas por ~~ouvos cconornicos, politicos, re!igiasos u otros, y
can ~l uempo s.e volvio una lengua nacional En lnglaterra este proceso
se dio con el dialecto del inglcs londinense de c1ase alta- en Alernania
con el ~Ito aleman (el que se habla desde las tie r ras alt;s hasta c I sur):
en ltal~a, con el t<:,5cano. Aunque es verdad que en el fondo tad os ellos
cran dia lcctos reglO~lales 0 de clases, su status como lenguas nacional es
e,ontroladas por escruo ha hccho de ellos tipos de dialectos 0 idiornas dis-
tintos de aquellos que no se escriben en gran escala, Segiin sefiala Gux-
~an (1970, pp. 7 7 3 ~ 776), una Icngua nacional escrita tuvo que haberse
aislado de su base dialectal originaria, descartar ciertas forrnas dialecra-
les y tam bien ~r-~ar ,ciertas peculiariddes sintacticas. Haugen (1966,
pp - 50-7,1) bautizo atinadamente como "grafolccto" a este ripo de len-gua oficial escri ta .
Un grafolecto rnoderno como el "ingles" (por utiiizar cl terrnino sim-
p.le que. corrni nmerrte se ernplea para referirse a cste I,grafolecto ' ' ) ha
sido rcformado desde haec siglos, prirnero y con mayor intensidad
aparenteme:,t~, por la c~~cillerfa de Enrique V (Richardson, 1980); ;
luego por teoricos, gramaucos y lexicografos norrnativos, entre otros. Se
ha plasmado arnpliarnente en la escritura, en la imprenta y ahora en corn-
puta~oras, de modo que quicnes conocen eI "grafolceto" hoy en dfa pue-
den f~;J!mentc establecer contacto no solo con millones de personas, sino
tarnbien Can el pensamiento de siglos pasados, pucs los otros dialecros
del ingles -como sucede con miles de lenguas extranjeras- son inter-
pret~dos en el grafolecto: En este sentido, el grafolecto incluye todos los
demas dlalectos: los explica como ell o s mismos no pueden explicarse. EI
grafolecto l leva cI sello de los mill ones de intelectos que 10 han utilizado
para co~partir su conciencia unos con otros, En el se ha forjado un vo-
cabulano extenso de una magnitud imposible para una lengua oral. EII
II
108 ESCRITURA Y CONCIENCIA
Webster's Thi rd New International Dict ionary (1971) declara en el prefacio
que a las 450 mil palabras que incluye podia baber agregado un nurnero
ESCRITURA Y CONClENCIA 109
INFLUENCIAS RECiPROCAS; LA REH)RICA Y LOS "I"()P1COS
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"muchas veces " mayor. Si suponemos que "muchas veces" debe sign i-
Iicar por 10 menos tres, y si redondeamos las cifras, podernos conduir
que los editores disponen de un registro aproxirnado de un millen y me-
dio de palabras impresas en el inglcs. Las lenguas y los dialectos oralcs
pueden arreglarselas tal vez can cinco mil palabras a menos.
La riqueza lexica de los grafolectos cornicnza con la escritu ra, pero
su abundancia se debe a la impresion , ya que los recursos de un grafo-
lecto rnoderno se encuentran principal mente en los diccionarios. Existen
listas lirnitadas de palabras de varios tipos que datan desde los inicios
m i srnos de la historia de la escritura (Goody, 1977, pp. 74-111); sin em-
bargo, antes del cstablccirniento definitive de la imprenta, los diccioria-
rios 110 se ocupan de haccr una surna global de las palabras usadas en
cualquier Icngua. Resulra facil comprender el po rque si se considera 10
que implicarfa reproducir a mano solo unas cuantas docenas de copias
rel ar ivarnente f iel es del Webster's Third 0 incluso del mucho mas reduci-
do Webster's New Collegiate Dictionary. Los diccionarios de este tipo se en-
cuentran a afios Iuz de distancia del mundo de las culturas oralcs. Nada
ilusrra de mancra mas impresionante como la escriturn y 10 irnpreso al-
reran los estados de la conciencia,
Donde existe un grafolecto, la grarnatica y el uso "correcto" general-
mente se interpretan como la gramatica y el uso del grafolecto mismo,
sin tornar en consideracion los de otros dialcctos. Las bases scnsorialesdel concepto mismo de orden son principal mente visualcs (Ong, 1967b,
pp. 108, 136-137), Yel heche de que eI grafolccto sea escrito 0, afort i or i ,
impreso, hace que sc Je at r ibuya un podcr normativo especial para man-
tener a la lengua en orden. Sin embargo, cuando adernas del grafolecto
otros dialectos de un idioma dado difieren de la gramatica de esre , no
son incorrcctos: sirnplemcnte ut ilizan una gramatica distinta, pues la len-
gua es una estructura, y resulta imposible ernplear una lengua sin gra-
matica. En vista de 10 anterior, hoy en dia los linguistas par 10 cornun
insisten en que todos los dialectos son iguales en el scntido de que ningu-
no posee una grarnatica intrInsecamente mas "correeta" que la de otros.
No obstante Hirsch (1977, pp. 43-50) establece, ademas, que en un sen-
tido profundo ningun dialecto, par ejernplo, del ingles, aleman a iralia-
no, . cuenta con algo aun remotarnenre parecido a los recursos del
grafolecto. Resulta didacticarnentc equivocado reiterar que, si los otrosdialectos no son" incorrectos'", no irnporta quc las personas que los ha-
blan aprendan 0 no el grafolecto, cuyos recursos corespondcn a una mag-
nitud completamente d i st int a.
t
II
En occidente , dos tendencies part iculares de la mayor irnportancia tu-
vieron su origen en la oralidad y la eseritura y dejaron sent ir su efecto
en la influencia mutua entre una y otra: se t rat a de la re torica acadernica
y el l atin culto .
En su volumen III de fa Oxford History oj English Literature, C. s . Le-wis advierte que la "ret6rica constituye la barrera mas grande entre no-
50tr05 y nuestros antcpasados" (1954, p. 60). Lewis honra la magnitud
del lema negandose a tratarlo , a pesar de su abrurnadora importancia
para la cultura de todas las epocas, pOI " 1 0 men os hasta la del Romanti-
cismo (Ong, 1971, pp. 1-22, 255-283). En sus albores, el cstudio de la
rerorica, que dominaba en todas las culturas occidentales, hasta esa epo-
ca, corist ituyo la parte modular de la educacion y la cult ura de la Anti-
gua Grecia, donde eI estudio de la "filosofia", representada pOI' Socrates,
Plat6n "y Aristoteles -y pese a toda su fecundidad subsiguiente->- era
un elernento relativamenle menor en el conjunto de la cultura , que nun-
ca pudo cornpcrir can la retorica ni en el mimero de sus adcptos ni en
sus efcctos socialcs inmediatos (Marrow, 1956, pp. J 94-205), como indi-
ca la infortunada suertc de Socrates.
La ret6rica era, en su raiz , el arte de hablar en publico, del discurso
oral, de la pcrsuacion (retorica forense y deliberariva} 0 la dernostracion
(rctorica "epidfctica"). EI griego rethor tiene Ia misma raiz dcllatin ora-
tor: "orador". En las teorias elaboradas par Havelock (1963) pareceriaevidente que, en un sentido muy profundo, Ia tradicion ret6rica rcprc-
sentaba cl antiguo mundo oral y la tradici6n filosofica, las nuevas es-
tructuras caligraficas del pensamiento. AI igual que Plat6n, C. S. Lewis
de hecho volvia inconscientemente la cspalda al antiguo mundo oral. A
rravcs de los siglos, hasta la epoca del Romanticismo (cuando eI ejercicio
de la ret6rica fue desviado, definitiva aunque no totalmcnte , de la pre-
sentacion oral a la escritu ra}, el interes explfcito 0 aun irnplicito en el
estudio y lapractica forrnales de la retorica es una mucstra de la medida
en que siguen presentes las huellas de or alidad primaria en una cultura
dada (Ong, 1971, pp. 23-103).
Los griegos hornericos y pre-homericos, como los pueblos orales en
general, practicaban el discurso publico can gran habilidad mucho antes
de que sus facultades fueran reducidas a un "ane", es decir , a un con-
junto dc principios cientificos de organizaci6n gradual, que explicabany prornovian los fundamentos de la persuasion verbal. Tal "arte" se pre-
senta en El arte de la retotica (Technerhelorike) de Aristotcles. Las culturas
orales, como se ha visto , no pueden tener "artes" de este tipo cicntifica-
mente organizado. Nadie podia ni pue-de sirnplemente recitar de impro-
viso un tratado corno El arte de fa retor ica de Aristotelcs., como tcndria que
haccrlo alguien perteneciente a una cultura oral si· este tipo de conoci-
.1
110 ESCRITURA Y CONCIENCIA
rnie nto fuera a ponerse en priictica. Las produccioncs orales cxtensas si-
guen norrnas mas acumulativas y menos anal iticas, El "arte" de la
ESCRITURA Y CONC1ENC[A 111
lJamarse los "lugares cornunes analiticos". En segundo lugar, los l o ci c om -
munes 0 lugares cornunes se rcfcrfan a colecciones de refranes (en reali-
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retor-ica, aunque relacionado con el discurso oral, era, al igual que otras
"artes", producto de la esc ritura.
Las personas de una cultura de tecnologla avanzada , que se percatan
de la gran cantidad de tratados que versan sobre rerorica, desde la anti-
giiedad clasica hasta la Edad Media, eI Renacirnicnto y el Siglo de las
Luccs (v. g r. Kennedy, 1980; Murphy, 1974; Howell, 1956, 1971), d~1
interes universal y obsesivo por eI tema a traves de las epocas y la canu-
dad de tiernpo dedicada a su estudio, dc su teflllinoJogia vasta e intrin-
cada para clasi ficar los cientos de figuras del lenguaje en griego y latin=-aruinomasia 0pronominatio, paradiastole 0 dist inct io, anti-categoric 0accusatio
concertatiua, etc., etc., etc.- (Lanham, 1968; Sonnino, 1968), probable-
mente opinen: "jQuc perdida de tiernpo!" sin embargo, para sus pr i-
meres descubridores 0 inventores, los sofistas de la Grecia del siglo v ,
la retorica era algo m aravilloso pues daba una razon de ser a 10 que mas
apreciaban, la presentaci6n oral eficaz y a menudo espectatul~r; alg? que
habia formado una parte caracteristicamente humana de la exrstencra del
hombre durante epocas, pcro que -antes de la escritura-e- no hubiera
podido prepararse 0 explicarse de modo tan reflexive.
La retor ica conservaba gran parte de la antigua sensibilidad oral para
el pcnsarniento y la expresion , comobiisicamentc agonisr.icos y formula-
rios. Esto se rnanifiesta claramcnte en la ensefianza retorica sobre los "t6-
picas" (Ong, 1967b, pp. 56~87; 1971, pp, 147-187; Howell, 1956, Indice ).
Can su herencia agonfstica, el aleccionamiento retorico suponfa que cl
objctivo de casi todo discurso era probar a refutal' un punto contra algu-
na opinion conrraria. El desarrollo de un terna era considcrado como un
proceso de "invencion", es decir, de hall ar en los argumentos que otros
habian explotado siernprc, aqucllos que fueran aplicables en cuestio n .
Sc suponfa que estes argumentos se encontraban (segl1l1 Quintiliano) en
los "l6picos (Iopoi en griego, loci en latin), y a menudo se designaban
como los foci communes 0 lugares cornunes, pues se crcia que proporcio-
nahan argurnentos cornunes para todo tipo de asuntos, .
Par 10 me nos desdc los tiempos de Quintiliano, los loci communes se 10-
terpretaban en dos scntidos distintos. En primer lugar, se referfan a los
"fllndamentos" de la argurnentaci6n, que en la terrninologia de hoy se
les llamarfa "diyisiones principales", a saber: definicion, causa, efecto,
oposiciones, semejanza:s, y asi sucesivarnente (la clasificacion variaba enextension scgun el autor}, Si se queria una "demo~traci6n" -nosotros
simplcmentc le llamarlamos elaboracion del pensamiento- sobre cual-
quicr terna, como la lealtad , el mal, la culpabilidad de un criminal acu-
sado , la amistad, la guerra 0 10 que fuera, siernpre podia encontrarse
algo que decir mediante la definicion, la atcncion a las causas, los efec-
ros, las oposicioncs y to do 10 deruas. Estas divisiones principales pucden
.~
. ' ,
1,.
dad, formulas) sobre varios t6picos -como la lealtad, la decadcncia, la
amistad 0 10 que fuera- que pod Ian integrarse en eI propio discurso 0
escrito. En este sentido, los loci communes pucden Ilamarse "lugares co-
munes acumulativos". Tanto los lugares cornuncs analiricos como los
acurnulativos, claro estii, mantenian viva la antigua sensibilidad oral para
el pcnsarniento y la expresi6n esencialmente compuestos de materiales
formularies, 0 bien convencionales, heredados del pasado, La anterior
no explica la totalidad de la compleja doctrina, ella misma parte inte-
grante del am plio arte de la retorica.
La retorica, por supucsto, cs en escncia antitcuca (Durand, 1960,
pp. 451, 453-459), pucsel orador habla hacicndo frente a adversaries pOl'
10 menos implicados, la oratoria posee rakes profundarncnte agonlsticas
(Ong, 1967b, pp. 192-222; 1981, pp, 119-148), El desarrollo de Ja vasta
tradicion retorica fue caracterfstico de Occidente y estuvo relacionado
-como causa 0efecto, 0ambos- con la tendencia entre los griegos y
sus epfgonos culturales de dar maxima import ancia a las oposiciones (en
el mu ndo mentaJ yen el extramental) en contraposicion con los hindues
y los chinos, que doctrinariamente rcducian su valor (Lloyd, 1966; Oli-
ver , 197]) .
Desde la antiguedad griega, el prcdorninio de la retor ica en Jos fun-
darncntos acadernicos produjo, en todo el mundo escolarizado, la irn-
presion, real aunque a mcnudo vaga, de que la oratoria era el paradigrna
de toda expresion verbal, y rnantuvo muy en alto cl nivel agonistico del
discurso mediante crirerios actuates. La poesia m i srna con frccucncia se
comparaba call la oratoria "epidfctica" y se consideraba que estaba re-
lacionada fundamentalmente con la alabanza 0 la censura (como sucede
can rnucha poesia oral, e incluso cscrita, nu n hoy en dia).
Entrada c J siglo XIX, la mayor parte del estilo literario en Occidcnte
fue delineado -de una u otra manera- par la rerorica acadernica, 1.:011
una excepcion notable : el estilo literario de las escritoras. Entre las rnu-
jeres que publicaban sus escritos (como 10h icieron rnuchas de elias a partir
.del s ig!o XVII), casi ninguna habia recibido tal entrenamiento. En la epo-
ca medieval y tiempo despues, la educacion de las muchachas era a me-
nudo inrensiva y producia adrninistradoras eficientes de hogares que a
veces comprendian de cincucnta a ochenta personas -10cual ya era una
absorbente tarea- (Markham, 1675, titulo); sin embargo, csta educa-cion no se adquiria en instituciones acadernicas, las cuales enscfiahan re-
torica y todas las dernas materias en latin, Cuando algunas uiujeres
cornenzaron a asistir a las escuelas durante cl siglo XV I , las muchachas
no asistian a las principales, con ensefianza del latin, sino a los institutes
mas nuevos, que utilizaban el idioma vulgar y cuya ensefianza era de
tipo pract ice (comercio y asuntos dornesticos), rnicntras los colegios mas
.-, .'~
112 ESCRITURA Y C()NCIENCfA
antiguos ~con una instruccion basada en cl latin-e- eran para los hom-
ESCRITURA Y CONCT.ENCIA
Por basarse en 10 acadernico, terrene total mente mas culino -salvo
113
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bres que aspiraban a ser clerigos, abogados, medicos, diplomaticos y otros
servidcres publicos. Las escritoras sin duda recihian la influencia de las
obras que habian leido y que pertenecfan a la tradicion retorica acade-
mica basada en el latin; no obstante, elias misrnas norrnalmcnte se ex-
presaban con un lenguaje distinto , mucho rnenos oratorio, 10 cua l tuvo
mucho que vcr COil el surgimiento de la novcla.
IN I' ! . .uP -NCIAS REC iI 'ROCAS ; LAS LENGUAS CULTAS
La otra gran influencia que en Occidente hizo scntir su efecto en la es-
trecha relacion entre cscrituras y oralidad fue cl Iatin cul to, resultado di-
rectc de Ia escritura. Alrededor de los afios 550 y 700 d. de C., el Iatin
h: blade como lengua vernacula en varias partes de Europa habra evolu-
ci. inado en las prirneras manifestaciones del italiano, cI espa fio l , eI cata-
bill, cl frances, y las orras lenguas romance. Para el afio 700 d. de C.,
las personas que hablaban cstos derivados del latin ya no entendian el
antiguo latin escrito, inteligible, quiza, para algunos de sus bisabuelos,
Su lengua hablada se habfa alejado demasiado de sus origcnes. Empero,
la educacion y con ella la mayor parte del discurso oficial de la Iglesia
o el Estado, continuaban produciendose en latin. En realidad no habia
alternativa. Europa represent aba un crnbrollo de cienros.de idiomas y
dialectos, la mayorfa de los cuales no se escribe hasta la fecha. Las tribusque hablaban innurnerables dialectos gerrnanicos y eslavos, y lenguas no
indoeuropeas aun mas exoticas -COmO d magiar, el finlandes y el turco-
penetraban en Europa occidental. No habfa rnanera de traducir las obras
~Iiterilrias, cientffieas, filosoficas, rnedicas a tcol6gicas- enscfiadas en
las universidades, al enjarnbre de dialectos vcrnaculos orales que a me-
nudo resultaban muy distintos y rnutuarnente ininteligibles entre pobla-
ciones separadas qu iza solo por cincuenta rnillas. Basta que uno u otro
d ia le ct o I legaba a dorninar 10 ba st an te por motivos econorn icos 0 de o tro
t ipo para ganar nuevos hablantes incluso de otras regiones dialectales
(como el dialecro de la region central del Este en Inglatcrra, 0 eI Hoell-
deutsch en Alernania), el unico sistema practice era cnsefiar el latin alli-
mitado nurncro de muchachos que iban ala es cuc la , As! pues, otrora
uri. a lengua materna, el latfn se volvi6 una lengua escolar exclusivamen-
te , h ablada no 5610 en·el aula sino tarn bien en todas las esferas scgun ,
las prernisas de la escucla (al menos en principia, porquc de hecho no
siempre ocurr ia as!). Por dictado de los estatutos escolares, el latin se
habra convertido en lat in cuI to, una lengua dominada cornpletamente
por la escritura, mientras los nuevos idiornas vernaculos romances deriva-
mil del Iarfn del mismo modo que siernpre se desarrollaban las lenguas:
oralrnentc. EI latin sufrio una division entre el sonido y la vista .
ca sos tan extrafios que no vale Ia pena mencionar-, ellatfn culto tenia
otro aspecto eli cornun con la retorica, adem as de su origen clasico. Por
mucho mas de mil afios, estuvo vinculado con eI sexo, una lengua escri-
ta y hab lada unicamcnte pOI' varones, aprendida fuera del hogar en un
medio tribal que de hecho era la esfera del rita masculine de la puber-
tad, con todo y casrigos ffsicos y otras clases de penitencias impuestas
deliberadarnente (Ong, 1971, pp. 113-141; 1981, pp, 119-148). No te-
nia vinculo directo alguno con eI inconscicnte de nadie, del tipo que siern-
pre tienen las lenguas maternas, aprendidas en la infancia.El Iatfn culto se relacionaha con la oralidad y cI conocimicnto de la
escritura, sin embargo, de maneras parad6jicas. POl' una parte, como
se acaba de notar, era una lengua dominada por la escritur-a. De los rni-
Hones que la hablaron durante los siguientes 1 400 afios, todos ellos po-
dfan tam bien escribirla. No habia hablantes rneramente orales. No
obstante, eI dominic escrito del latin culto no impedla una afinidad con
Ia oralidad. Paradojicarnente, cI aspecto textual -que mantenia al latin
ar rai gado en l a anti gii edad c las ica -e- conservaba, en consecuenci a, t arnb ien
sus rakes de oralidad, pues eI ideal clasico de la educacion no habia sido
producir a un e sc rit or ef ica z s ino al rhe to r , a lo ra to r , al orador. La grama-
rica del latin culto provenia de este antiguo mundo oral y tam bien su
vocabulario basico, aunque, como sucede con todas las lenguas vivas,
incorporo miles de palabras nuevas a truves de los siglos.
Falto de los balbuceos infantiles, aislado de la mas tierna edad de lainfancia, donde se hallan las rakes pslquicas mas profundas del lcngua-
je, sin ser primer lengua para ninguno de quienes 10 hablaban , p ronun-
ciado en toda Europa de modos a menudo mutuarnente ininteligibles,
pero escrito sicmpre de la misma manera , cl Iatfn culto constituia una
ejemplificacion sorprendente del poder de la escritura para aislar el dis-
curso y de la productividad inigualada de tal aislarniento. La escritura,
como sc ha visto antes, sirve para separar y distanciar al conocedor de
10 conocido y, por ende, para establecer la objetividad. Sc ha sugerido
(Ong, 1977, pp. 24-29) que el Iatin culto produce tina objetividad aiin
mayor mediante la instauraci6n del conocimiento en un medio apartado
de las profundidades cargadas de ernociones de nuestra lengua materna,
reduciendo de este modo la interferencia del mundo vital humane y po-
sibilitando cI reino extraordinariarnente abstracto del es colasticismo me-
dieval y de Ia nueva ciencia matematica moderna que sigui6 a la
experiencia escolastica. Sin el latin culto, parece que la ciencia moderna
se hubiera puesto en marcha con mayor dificultad, si es que se puso en
marcha. La ciencia moderna crecio en suelo latino, pues los filosofos y
cient ff icos, hasta el tiernpo de Sir Isaac Newton, corminmente escribfan
y elaboraban sus pensamientos abstractos en latfn.
La influencia reciproca entre una lengua como ellatfn culto, domina-
-.
'I.. '
114 ESCRITURA Y CONClENCIA
da por la cscritura, y los divcrsos dialectos verriaculos (lengua rnaternas)
ESCRlTURA Y CONClENCIA 115
bra. A pesar de que el humanismo del Renacimiento invcnto cl moder-
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plernente "traducir" un idiom a como ellatfn cui to a otros como los ver-
naculos. La traduccion era transformaci6n. La influencia reciproca
producia todo tipo de resultados especiales. Bauml (1980, p . 264) llama
la atenci6n, pOl' ejemplo , sabre algunos de los efectos causados wando
las rnetaforas de un latin conscientementc rnt~laf{Jt'ic() se trasladaban a
lenguas materrias rnenos metaforizadas.
Durante este periodo, otras lenguas masculinas dorninadas por la es-
critura se desarrollaronen Europa y Asia,
dondeconsiderables
pobla-
cioncs escolar-izadas querfan compartir una herencia intelectual cornun.
Contemporaneos del latin culto eran e1 hebrco rabinico, c1 arrlbe clasico ,
c1 sanscritc y cl chino clasico, con el griego bizantino como scxta lengua,
definitivamente una lengua rnucho menos culta pues cl griego vernaculo
mantcnia un estrecho contacto con ella (Ong, 1977, pp. 28-34), Todas
estas lenguas ya no se usaban como lenguas maternas (es decir, en el
sentido directo, 0sea que las madres y,l no las utilizaban para erial' a
los nifios]. No eran primeros idiomas para ningun individuo, se centro-
laban unicamente por la escritura, eran hablados 5610 por hombres (con
algunas cxcepcioncs sin irnportancia, aunque quiza habra mas en el caso
del chino clasico que en los otros), y los hablaban s610 los que sabfan
escribirlos y quienes de heche los habfan aprendido originalrnente me-
diante el uso de la escritura. Tales lenguas ya no existen , y hoy en dfa
resulta dificil cornprender su antigua fuerza. Todos los idiom as utiliza-dos para el discurso culto en la actualidad tam bien son lenguas matcrnas
(0, en el caso del arabe , estan integrando las lenguas maternas cada vez
mas a elias). Nada muestra de manera mas convincente que esta desa-
parici6n de la lengua dominada por Ia escritura , como csta ultima esta
perdiendo irremediablernente su antiguo monopolio de poder (aunque
no su imporrancia) en el mundo actual.
LA I 'ERSI STENCIA I )E LA ORALIDAD
Como indican las relaciones paradojicas de la oralidad y la escritura en
la retorica y el latin culto, la transici6n de la oralidad a la escritura fue
lenta (Ong, 1967b, pp. 53-87; 1971, pp. 23-48). En la Edad Media, los
tcxros sc utilizaban mucho mas que en la antigua Grecia y Roma, losprofesores disertaban sabre textos en las universidadcs, y sin embargo
nurica ponian a prueba por escrito los conocimientos 0 la habilidad inte-
lectual, sino siernpre por medio del debate oral, costurnbre que sigui6
pract icandose de manera cada vez mas disminuidas hasta el siglo XIX 1)
Y que hoy en dia aun sobrcvive como vestigio en la sustentaci6n de la
resis doctoral, en los lugares (cada vez rnenos) donde esto se acostum- ,.
.>
no sa~e~ textual y dirigi6 el desarrollo de Ia impresi6n con tipos, tambien
presto OId~s otra vez a la antiguedad y aSI irnbuyo nueva vida a la orali-
dad, El estll,o del ingJcs utilizado en el periodo de los Tudor (Ong, 1971,
pp. 2347) ~ incluso mucho mas t arde, conservaba rnuchas ca ra ct er is ti ca s
del lengu,aJe oral en su uso de epfteros , equil ibrio, ant itesis, est ructuras
for~T1uja,nas y. e lementos de lugares cornuncs. Lo mismo succdla can losesulos literarios europeos en general.
En ~a A nt~guedad claxica occidental, se daba por sentado que un tex-
to cscrito valioso dcbia y merecfa leerse en voz alta, y la practica de le erlos textos en voz alta continuo, cormrrnerrte con muchas variaciones a
t r aves d~1 s i~lo XI,X (Balogh, 1926), Esta practica tuvo un [uer-te inn~jo
en cl cstiio Iiterario desde Ia Antigucdad hasta tiempos bast ante recien-
tes (Balogh, 1,926; Crosby, 1936; Nelson, 1976-1977; Ahern, 1982). Afio-
:';Uldo t,o~~vla ~a antrgua oraJidad, el siglo XI X CI'l!O concursos de
oratorra que intcntaban volver a un estado prfstino los textos irnpre-
sos empleando una esmerada habilidad para memorizar los textos pala-
bra po~ palabra, y recirarlas de tal manera que sonaran como
produccioncs ora les, improvisadas (Howell , 1971, pp, 144-256). Dickens
lela extractos escogidos de sus novel as sobre la tribuna del orador. Los
farnosos M cG u ffe y ' : R ea de rs , publicados en Estados Unidos con aproxi-
madamentc 120 millones de ejemplares entre 1836 y 1920, eran concebi-
dos com~ seleccioncs de lecturas auxiliarcs, no para mejorar la
cornprension de la.lectura (10 que idealizamos hoy en dla) sino para lalectu~'a declamatona, oral. Los M. cGu. ff e y ' s se especializaban en pasajes li-
terarios donde el sonido cobrara irnportancia fundamental y versaran so -
bre ~ randc s. he roe s (per sonaj es con una g ran inl luenc ia o ral ). P roporci ona-
ban intcrrninables pronunciaciones orales y ej er ci ci os para la re~p ira ci 6n(LYI1Il,1973, pp. 16 y 20).
La ret6rica rnisrna lue trasladandosc, gradual pero Illcvitabkllll!lltc,
del mu??o oral al rnundo de 13 c scritura, Desde la Antigiiedad clasica ,
las hablltdades verbales aprendidas en la retor ica se practicaban no s610
en la oratoria ~i~o tamb:en en 1a cscritura. Para el siglo XV I los l ibros
d.e texto de retonca comunmcnte pasaban por alto, de las tradicionales
c~nc~ partes de la rctorica (invenci6n, disposici6n, estilo, memoria y re-
cl,taclOn), la cuarra, la memoria, que no era aplicable a la escritura. Ta01-
bien reducfan al minimo la ultima parte, la recitaci6n (Howell, 1956,
pp. 146-270, etcetera). Por 10 general realizaban estos cambios con es-paciosas explicacioncs 0 bien sin explicaci6n alguna. Hoy en dia , cuan-
do los program as de estudios incluyen la ret6rica como materia, por 10
regular esto solo significa el cstudio de como escribir correctamcntc. Pc-
ro nadie lanz6 nunea delibcradamente un programs para dar esta nueva
orientacion a la ret6rica: el "arte" simplerncnte sigui6 el rumbo de la
conciencia, alejandose de una economfa oral hacia una escrita, La ten-
i~!f
~ f : [ J ·~;~ ' :~ - :V,
•,.:!
116 ESCRITURA Y CONCIENCIA
dcncia culmina antes de que se notara que alga estaba sucediendo, y en
ese memento la retorica ya no fuc la materia que en otros tiempos habia
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abarcado todo: Ia educacion ya no podfa desc ribir se como esencialmente
retorica, como se habia hecho en epocas anteriores. Las tres grandes rna-
terias: la !ectura, la escritura y la aritrnetica, que representaban una edu-
cacion -tearica, cornercial y dornestica+- en esencia ajena a la retorica,
fuerou sustituyendo paulatinamente ala cnscfianza tradicional, heroica
y agonfstica, de bases orales , que por 10 general habra preparado a los
jovenes del pasado para la cnsefianza y el servicio publico y profesional,
eclesiastico 0 politico. En el proceso, con forme la retorica y cllatfn iban
de sal ida, l as mujeres entraban cad a vez , n a s en el terrene academico,
que rarnbien oricntaba mas y mas bacia el corncrcio (Ong, 1967b, pagi-
nas 241-255).
".. . :-~.o , ! • •
.,.
. .V. LO IMPRESO, EL ESPACIO Y LO CONCLUIDO
EL PREDOM1N10 D"!. ofDO CEDE A!. DE LA VISTA
AUNQUE r:STE libro se ocupa principalmenre de la cultu ra oral y los cam-
bios en eI pensamicnto y la expresi6n producidos par la escritura , debe
dcdicanin poco de atcncion a 10 impreso pues rcfuerza y transforrna los
ef ectos de la escrit ura en el pcnsamiento y laexpresion, Dado que eI giro
del l enguaje ora l al escrito es en esencia un cambio de sonido al espacio vi-
sual, en este caso los efecros de la imprcsion sobre cl uso del espacio visual
pueden SCI' el punto central de atencion, aunque no el unico pues no s610
hace resa lt ar l a rel acion entre 10 irnpreso y la escrirura, sino tam b ien la rcla-
cion entre 10 impreso y la oralidad, que seguia presente en la escritura y Ia
primera cultura de 10 impreso. Es mas, rnientras todos los efectos de 10 im-
preso no se reducen a aquellos que tiene sobre cl uso·de espac io visual , mu-
chos de los otros de hecho estan I'elacionados de varias rnaneras call estcultimo.
En una obrade estas dimensiones no es posible cnurnerar siquicra
todos los efectos de la impresion. Incluso una ojeada superficial a los dosvohirncnes de Elizabeth Eisenstein , The Pri71ting Press as an Agent oj Change
(1979), hace muy patente cuan diversificados y vastos han sido los resul-
tados particulares de la impresinn , Eisenstein explica detalladamente como
la impresion hizo del Renacimicnto italiano un Rcnacimiento europeo
permanente; produjo la Reforma protesrante y rcorient6 la practica reli-
g iosa catdl ica ; a fecto cI desarrollo del capitalismo moderno; hizo posible
que la Europa occidental explorara el mundo; carnbio la vida familiar
y la polftica; difundio e1 conocimiento como nunea antes; hizo del alfa-
betisrno universal un objetivo formal; volvi6 posible el surgimiento de
las cicncias modernas; y dio nuevas faeetas a Ia vida social e intelectual .
En The Gutenberg Galaxy (1962) y Understanding Media (1964), Marshall
Mcl.uhan ha lIarnado la arencion sobre muchos de los modes mas sutiles
can los cuales 10 impreso ha afectado la conciencia, como tambien 10 ha-
ce George Steiner en Language and Silence (1967) y COmo yo 10 intento en
otros estudios (Ong, 1958b; 1967b; 1971; 1977). Aquf nos irrteresan par-
ticularmentc estos efectos mas sutiles de 10 impreso sobre la conciencia,
antes que sus consecuencias sociales mas evidentcs.
Durante miles de afios, los seres humanos han impr imido dibujos con
superficies tal ladas de diversas mancras , y a partir de los siglos VI: y VlU chi-
nos, corcanos y japoneses imprimfan tcxtcs primero Con bloques de rna-
1.17
118 1.0 IMi'RESO, EL ESPACIO Y LO CONCLUIDO
dera tallados en relieve (Carter, 1955). Sin embargo, el avance decisive
en la historia de la irnprenta fue la invcnci6n de la impresion tipografica
LO IMPRESO. EL ESPACIO Y to CONCLUroO 119
como el siglo XII en Inglatcrra, incluso la revision de las cucntas Finan-
cieras escritas todavfa se hacia oralmente, mediante su lcctura en VOl.
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alfabetica en la Europa del siglo xv. La escritura alfabetica habra divi-
dido la palabra en los equivalenres espacialcs de las unidades foneticas
(en principio, aunque las letras nunca funcionaron como indicadores en-
teramcnte foncticos). Sin embargo, las letras ut ilizadas en la escritura
no exisren antes del texto en el cual apurece n. Con la impresion tipogra-
fica alfahet ica , Ias cosas cambian. Las palabras se cornporien de unida-
des (tipos) que existen como tales anles que las palabras a las que daran
forma. La imprcsion sugiere, muchu mas de 10 que jarnas 10 hizo la es-
critura, que las palabras son ("Ilsas.
Al igual que cl alfabeto , la iruprcsion iipogrrifica alfabetica fue una
invencion unica (Ong, 1967b, y las referencias ahf citadas). Los chinos
conocfan el r ipo rnovible, pero no tenfan alfabeto, s610 caracteres basic a-
mente pictograficos. Antes de mediados del siglo xv los corcanos y tur-
cos ulgures tcnian ya aJfabeto y uti li zaban tipos movibles , pero estes III
llevaban Ictras separadas sino palabras entcras. La impresi6n tipografi-
ca alfabctica, en la cual cada letra era vaciada en un pcdazo separado
de metal , 0 tipo, constity6 un adelanto psicol6gico de la mayor irnpor-
rancia. Marco profundamcnte la palabra rnisma en el proceso de manu-
factura y la convirtio en una especie de rnercancia. La prirnera lfnea de
montaje, tccnica de ruanufactura que en una serie de pasos establecidos
produce identi cos obje t os cornplejos compues tos de par tes. recmplazables,
no ser i a para fabr icar estufas, zapatos 0 arrnas, sino para elabcrar el Ii-
bro impreso. A fines del siglo XV[I[ Ia Revolucion Industrial aplic6 a otras
manufacturas las tccnicas de partes reernplazables que los impresores apli-
caban desde hacia trescientos afios, Pcse a las conjeturas de muchos cs-
tructuralistas scrnioticos, Iue la impresi6n, no la cscritura, Ia que de heche
reific6 la palabra y, can ella, la actividad intclectual (Orig, 1968b, pagi-
nas 306-3 J 13). '
Mas que la visi611, el oklo habia dominado de m a ncra signifiGHiva
cl Illu,~do intclcctual de la Antiguedad , induso mucho despues de que
la cscrrtura fucra profundarncntc interiorizada. La culrura del manus-
crito en Occidente perrnaneci6 siernpre marginal mente oral. Ambrosio
de Mil.i n capto l a disposici6n anterior' en su CommeTllary on Luke (iv, 5);
"La vista cs a rnenudo cngafiada, cl oido sirve de garantfa." En Occi-
denre , durante todo el Reriacim ieruo la producci6n verbal mas e nsefia-
da fue la oraci6n y qucdo implfcit amentc como el paradigma basico paratodo discurso, tanto escrito como oral. EI material escrito era secundario
al oido de marie ras que hoy en dfa nos pareccn excentricas, La escritura
servia principalmente para rccircular el conocimiento al mundo oral, como
en los debates universitarios medievales, para leer textos literarios y de
0(1"0 tipo ante grupos (Crosby, 19%; Ahern, 1981; Nelson, 1976-1977),
y para leer en voz alta incluso al hacerlo a 801as. POl' 10 men os tan tarde
I.. . ; ' .
i
alta. Clanchy (1979, pp. 215, 183) describe la pracrica y sefiala el hecho
de que aiin sc manifiesta en nuestro vocabulario: incluso en la actuali-
dad hablamos de "auditorias", es decir "escuchar", los libros de cuen-
tas, aunque en realidad 10 que un contador haec hoy en dia cs examinarlo
por medio de la vista. Antes, 1a gente que conservaba residues de la in-
Ilucncia oral podia en tender mejor cuando escuchaba que cuando vela,
aunque se tratara de cifras.
~as cul.turas de manuscristos siguieron siendo en gran mcdida oral-auditivas incluso para rescatar material conscrvado en textos. Los rna-
nuscritos no eran faciles de leer, segun los criterios tipograficos ulterio-
res y los lectores tend fan a memorizar -al rnenos parcialrnente-e- 10 que
hallaban en ellos pues no era facil eneontrar un dato cspecffico en un
rr~~nuscrito. EI aprendizaje de memoria era estirnulado y facilitado t am-
bien p~r el hecho de qu~, cn las culturas de rnanuscritos y con gran in-
flucncia oral, los cnunciados encontrados incluso en los textos escritos
a menudo conservaban las pautas mnem6nicas orales que ayudaban a
la mernorizacirin. Adernas , por 10 regular los lectores leian en voz alta,
pausadarnente , con sonoridad 0 s o tt o v o ce , ineluso cuando 10hadan it sa-
las, y esto tarnbien contribuia a la memorizaci6n.
~ ucho despues de invcntada la imprenta, el proceso auditive siguio
dOTTl l:l ando por algun t icmpo cl tcxto impreso visible, aunque final rneri-
te 10 Impreso acab6 por super arlo. EI predominio auditivo pucdc pcrci-birse notablernente en ejemplos tales como las prirneras portadas impresas,
q.ue a meriudo nos parecen disparatadarnente caprichosas en SlI desat en-
cion a las ullidad~s vi.s~alcs de las palabras. Las portadas del siglo XVI ,
con gran Irecuencia dividcn las palabras importantes , incluso el nornlrre
del autor, con guiones, y preseritan la prirnera parte de unapalabra en
una linea con tipo grande y la segunda en otra con tipo tnas pequefio,
com~ en la edici6n de The Bake named the Gouernour, de Sir Thomas Elyot,
~u~l tcada en Londres par Thomas Ber[ helet en 1534 (ilustraci6n i,uease
Steinberg, 1974, p. 154). Palabras sin mayor imporranciu podian
presentarse con tipos enormes: en la portada reproducida aqui, el "THE"
inicial es par mucho la palabra mas notable de todas, El result ado a me-
nudo es estericamente agradable como disefio visual, pero choca con nues-
tro concepto contemporaneo de 10 textual. Sin embargo, esta costurnbre
es el punto a partir del cual se difcrcnei6 nuestro conccpto actual. Nues-
tras actitudes SOIl las que se han transforrnado y por 10 tanto precisan
ser cxplicadas. iPor que cl procedimierito original, supuestarncnte mas
"natural", nos parece equivocado? Porque tomamos las palabras irn-
presas ante nosotros como unidades visuales (aunque en la lectura las
articulernos al rnenos en la imaginacion). Evidenternenrc, al buscar el
significado de uri texto , el siglo XVI se concentraba rnenos en el aspecto
12 0 1.0 IMPRESO. EL ESPACIO Y 1..0CONCLUJDO LO IMPRESO, EL E$PACIO Y LO CONCLVIDO 121
el espacio de rnanera mas inexorable de 10 q ue jarnas 10 h izo la cscritura.
Esta traslada las palabras del mundo del sonido a un mundo de espacio
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, . . . . . . .
THEBOKE
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~ :~ :;, '::~:':Ic : ~ : ; , ~: ~ o ~ ~ ; ~ ; o:~~o , ~ :~ , : ; : : ~~ , : , ' : ' : ~ : : , ~ ; : ~ ' . : : o ;~ . .Jcctura como una acrividad visual que suscita sonido en nosotros, la pn;~
rnera erapa de la imprcsio n aun la ccnsideraba fyndamelltalmentc . J i i ' ., - h S· .Ii&.~como UII proceso auditive aI cual la vista solo poma en m~rc .a. I uno con;o ~~#
lector senna que estaba es:uchando ~as pal~bras: ,:que dlferen~l~ h~bl~ ;;; .'1
si el text o visible cmpre ndfa su propio car runo visual rnente es tenco: Se . I
recordara que los manuscritos anteriores a la irnpr-esjon por 10 cormin
juntaban las palabras 0 dejaban un espacio minimo entre elias. .
Con eI riempo, sin embargo, la impresion reemplaz6 el persistente pre- ,
dorninio del oido en el mundo del pensamicnto y la expresi6n can el predo-.
minio cit: la vista, que tuvo sus inicios en la escritura pero que no pudo
prosperar s610 con cl apoyo de esta. La irnprcnta situa las palabras en
visual, pero la imprcsion las lija en este. EI control de la posici6n 10 es
todo en la impresion , La "composici6n" manual del tipo (Ia forma ori-
ginal de la composicion tipografica) consiste en colocar a mano tipos pre-
fabricados de letras, los cuales, despues de usarlos, SOn cuidadosamente
acomodados de nuevo, acomodados para futuras ocasiones ClI l os com-
partimientos apropiados de la caja (mayiisculas 0 letras de tipo mayor
en los compartimientos supcriores: rniruisculas a letras de ripo menor en
los infer iores) . La cornpos ic i6n en linotipia consiste en uti lizar una rna-
quina para colocar las distintas matrices en lfneas separadas, de modo
que una linea de tipos pueda fundirse de las matrices debidamente colo-
cadas. La cornpos icinn con una terminal de computadora 0 procesadora
de palabras coloca los caractcres electr6nicos (lctras) previamentc pro-
gramadas en la computadora. La composicion "en caliente" (0 sea, ia
estereotipia, el proceso mas antiguo y mas utilizado hoy en dfa) exige
fijar el tipo en una posicion absolutamcnte rfgida en la caja; aj u star esra
firmemente en una prcnsa; sujctar y afianzar la nivelacion y aplicar una
cnorme presion a los tipos sabre la superficie de impresion de papel en
contacto con la plancha.
Por supuesto , la mayoria de . los lectores no se percatan de toda esta
locornoc ion que produjo eI texto imprcso que tienen frente a sus ojos.
No obstante, del aspccto del textoimprcso obtienen uri scntido de la
palabra-en-el-espacio bastante distinto del que comunica 1a escritura. Lostcxtos impresos parecen hechos a maquina, como en rea lidad 10 son. EI
control quirografico del espacio tiende a ser ornamental, decorative, co-
mo en 1a caligrafia. EI control tipografico por 10 r egular causa mayor im-
presi6n con su orden y caracter inevitable: l as I fneas per fcc tamente
rcgulares, todas justificadas en e1lugar adecuado; como resultado, la irn-
presi6n visual es de sirnetrfa, aun sin la ayuda de renglones 0 margcnes
dibujados que a menudo se encuentran en los manuscritos. Sc trata de
un insistente rnundo de datos frios, no humanos." As! son las casas",
la nibrica de identificaci6n de Walter Cronkite en la television proviene
del mundo de 10 impreso , que subyace a'la oralidad secundaria de la tc-
lcvisi6n (Ong, 197 I, pp. 284-303).
En conjunto, los textos impresos son mucho mas faciles de leer que
los manuscritos. Los efectos de la mayor c1aridad de 10 impreso son ~u-
chos. En ultima instancia, sirve para una lectura rapida y silenciosa , Es-ta a su vcz crea una relacion distinta. entre el lector y la voz .del autor
en el texto y exige estilos distintos de escritura. En la produccion de una
obra la impresion comprcnde muchas personas ademas del autor: edito-
res, agentes Iitcrar ios, correctores de pruebas, revisores de manuscritos
y otros. Antes y despues del escrutinio de tales personas, eI escr ib ir para
1a impresi6n a mcnudo prccisa revisiones esrneradas de parte del au tor
.',
,g .
,
122 LO IMPRESO, EL ESPAC10 Y LO CONCLUIDO
en una proporcion virtual mente desconocida en una cultur~ de escritura
a mano. S610 unas cuantas obras extensas en prosa pwvcnlentes de eul-
LO IMPRESO, EL ESPACIO Y LO CONCLUlDO 123
rncnos que se este leyendo un listado escrito 0 irnpreso especifico). En
este sentido, los listados, COmo tales, no t ienen un "equivalente oral"
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turas de escritura a mano podrian sorneterse a una revision editorial co-
mo se acosturnbra hacer hoy en dia con las obras originales; no estan
or garrizadas para la rapida asimilacion de una pagina irnpresa. La cu.l-
tura del manuscrito esta oricntada hacia el productor pues cada eopla
individual de una obra representa un gran can sumo del tiempo de un
copista particular. Los ma nuscritos mcdicvales abundan cn abreviacio-
lies las cuales favorecen al copista aurique causcn dificultades allector.
Lo 'impreso esta orientado hacia cI consurnidor pues las capias .indivi-
duales de una obra representan una inversion mucho rnenor de uempo:
u nas cuantas horas dedicatias a lograr un texto mas legible mejorarrin
inmediatamente miles y miles de capias. Los efectos de la imprenta en
el pensamiento y el estilo au n tienen que deter~inarse en roda su c~m-
plcjidad. La revist a Visible Language (ll~m~da anteriormentejcarnsf oj 7yp~-graphic Research) publica con frccuencia mteresantcs artfculos que conrri-
buycn it tal determinacion.
EL ESl 'ACI () Y ~:L SIGNIFICADO
La escritura reconst ituyo la palabra hablada, originalmente oral, en el
espacio visual y la irnpres ion la incrusto mas catcg6ricamente en : 1 espa-cia. La anterior puede distinguirsc en creaciones tales como los listados,sobre t odo los indices alfabeticos; en el uso de palabras (en lugar de sirn-
bolos iconograficos) para los ma rbetes ; de dibujos impresos 'de (OdDS ti-
pos para r ransmi tir informacion; y del espacio tipogd.fi~o abstracto para
influ ir reciproca y geometricamente con las palabras irnp resas en una
linea de evolucion que se extiende desde las doct rinas de Ran: ' LL~ hasta
la poesfa concreta y la logomaquia de Derrida con cl texto (casi siernpre
impreso , no solarnenrc cscrito).
(i) irrdicos
Los list ados tuvieron su origcn en Ia escritura, Goody (rata (1977,
pp. 74-1 J 1) cI usa de losIistados en la grafia u.garftica de alrededor del
afro 1300,1. de C. aSI como en orras graflas aflnguas. Haec notal' (1977,pp. 87 - 88) que la informacion en los listados se derivan de la situacion social
, " bri b d "". d "et e'tela cu al pertenecia ( ca ruos ce a OS , ovcJas apacenta as, c -
ra , sin mas especificaciones) y tambien del contexte liuguist ico (gencral-
ruent e , enIa articulaci6n oral los sustant.ivos no estrin desligados, como
en los 1ist ados , sino integt'ados en las [rases: rara vez escuchamos una
rccitacion oral constituida simplcmcntc per una serie de sustant ivos, a
(j 977, pp. 86-87), aunque claro esta, las palabras individualcs escritas
sue nan en el oldo interne para producir sus significados. Goody tam-
bien sejiala la rnanera inicialrnente torpe vnd ho c en la eual se utilizaba
el espacio para hacer estos Iistados, con divisiones de palabras para see
parar los articulos de los numeros, colurnnas rcctas, entrerner idas y a la r-
gadas. Adernas de los listados ad min istrn Iivos, tambien exam ina los dc
sucesos , los lexicos (las palabras se cnu rrH'I',1I1 en diversos ordenes a me-
nudo par signif icados jerarquicos: l os diust .: 's , luego los parientes de losdioses y finalrnentc los sirvientes de los dioses) y los Iistados onornasticos
egipcios, 0 listas de nornbrcs, que con frecucncia eran aprendidos de me-
moria para la recitaci6n oral. La cultura del manuscrito, alta mente oral
todavia, consideraba que tener preparadas series escritas de casas para
la rememoracion oral ser-via en 51 para un mejoramicnto intclectual. (En
Occidente los educadores opinaban 10 mismo hasta fechas recientes yen
todo el mundo la mayorla de ellos probablemente aii n mantienen esc pa-
recer). Una vez mas, Ia escritura esta aqui al servicio de la oraJidad.
Los ejern plos de Goody muestran la elaboraci6n relativamcntc com-
pleja del material articulado en forma verbal en las culturas que eono-
dan la escritura, a fin de vol vel' mas directa la rccuperacion del material
mediante su organizacion espacial. Las listas clasifican los nornbrcs de
artfculos relacionados urros con otros en eI rnis rno espac io visual f isi co .
La irnprenta crea u n uso mucho mas refinado del espacio para la organi-zac i6n visual y cori se rvac ion del mate ria l.
Los Indices represent an un adelanto primordial en cste scntido. Los
indices alfabeticos muestran notablemente la separacion de las palabras
del discurso y su inclusion en el espacio tipogralico. Era posible hacer
un Indice alfabetico de los manuscritos, pero esto rara vez ocurri6 (Da-
ly, J967, pp. 81-90; Clanchy, 1979, pp. 28-29 y 85). Puesto que dos manus-
critos de una obra dada, aunque fucran copiadcs del mismo dictado , ca-
si nunca coinciden pig-ina por pagina, cada manuscrito normalmente
requierc un Indice distinto. Hacer indices no valia la pena. Resultaba
mas scnsata la rememoraci6n audit iva pOl' medio del aprendizajc de me-
moria, aunque no podia abarcarlo todo. Para la localizacion visual de
los materiales en un texto manuscriro , a menudo se preferian los sfmbo-
los graficos en vez de los Indices alfabeticos. Un simbolo predilecto era
el "parrafo", que originalmentc se indicaba can esta marea 1 ' l ' , y no una
unidad de discurso. Si se hacian Indices alfabericos, eran pocos, a menu-
do deficientes y por 10 corruin no comprendidos, incluso en la Europa
del siglo XIII, cuando a veces u n Indice preparado para un man~serito
se afiadia sin carnbio de los numeros de paginas a otro manusento con
una numcracion diferente (Clanchy, 1979,p. 144). A veccs, los Indices
parccen habcrse valorado por su belleza y misterio antes que pOI' su uti-
.124 LO IMf'RESO, EL ESPACIO Y LO CONCLUIDO
lidad, En 1286. un compilador genoves podia maravillarse del catalogo ';:.
.ilfabetico que habfa elaborado como resultado no de su propia habili- .~
LO IMPRESO, EL ESPACIO Y LO CONCLUlDO
ser introducido par un comentario al lector, al igual que una conversa-
cion pudiera comenzar can una observaci6n de una persona a otra: "Hie
125
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dad sino de "Ia graeia de Dies que obro par ml" (Daly, 1967, p. 73). : > , . ",~
Durante mucho tiempo, los Indices se hacian solo por las primeras le- r-"
tras, 0, mas bien, par los primeros sonidos: por ejemplo, en una obra
latina publicada en feeha tan tardia como 1506 en Roma, dado que en ,:
el italiano y cl latin pronuneiado por las personas de habla italiana no i"
se articula la letra h, "Halyzones" se incluye en la a (tratado en ~~
Ong, 1977, pp. 169-172), Aquf incluso la recuperacion visual funciona de ,,'
rnanera .auditiva, Specimen epi lheiorum, de Ioannes Ravisius Textor (Pa- ,rris, 1518) coloca allabeticarnente "Apolo" antes de todas las dernas anota- 'i'ciones bajo la a, porque Textor considera apropiado que, en una obra i'relacionada con la poesia, cI dios de la misma rcciba la posicion 'mas pro- ~
rnirrente. Evidentemente, incluso en un Indice al fabctico impreso , la rc- '!A<
cuperaci6n visual tenia poca importancia. EI mundo oral personalizado . , .}
aun podia negarse a tratar las palabras como si fueran cosas. ~
El indice alfabet ico en realidad representa una encrucijada entre las
culturas auditive y visual
de
, Lal
palabra index ~s un,~ fOdr~adabrleviada ,~el . J . .original index locorum 0 In X o cor um commun l um , mice e ugares 0 ,
"indice de lugares comunes". La retorica aporto los varios loci 0 "topI i- ticos" -nosotros los llamariamos las grandes divisiones- bajo las cua es.,,;
era posible hallar diversos "argumentos", encabezados como la causa, .~
el cfccro, ternas rclacionados, temas no relacionados, y as! sucesivamen- ...! ;.. .
te. Al abordar cl texto con este instrumental formulario de bases orales , tcl rcalizador de Indices de hace 400 afios simplemente apuntaba en cua- ~.'.
les paginas del texto se explotaba uno u otro locus, y enurneraba este y flas paginas correspondientcs en el index locorum . En un principio, los loci Ii,
cran considerados -en terminos oscuros+- como "Iugares" del intelec- ;t:to donde se almacenaban las ideas. En cl libro impreso , estes "Iugares" , i t ·
'~!psiquicos indeterminados se lo~al izaban de una .manera tot ,almente fisi- "~
ca y visible, Un nuevo mundo intelectual , organizado espacialmente , es- " - ttaba en gestacion. C .En este nuevo mundo, el l ibro se parecia menos a un enunciado y mas -Q
a una cosa , La cult ura de la escritura a rnano habra conservado un con- . 4 " 1eepto del libra como una clase de articulacion , un enunciado en el cur~o .;:~
de la conversacion, y no como un objeto. Sin portada y a menudo SII1.,~
titulo, ellibro de una cultura de manuscrito anterior ala i.mprenta nor- .:~
malmente es catalogado segiin su "incipit " (verbo latino que significa "co- b !mier.za"), 0 las primeras palabras de su texto (Ia plegaria "Padre nuestro" · I n ~se llama as! por su incipit, y revela ciertas huellas de la tradicion oral), .::":'..
Con la imprenta, como ya se ha dicho, aparecen las prirneras portadas, ;i.Las portadas son marbetes: manifiestan un conccpto dellibro como una ifespecie de cosa u objeto. A rnenudo en los rnanuscritos medievales dej;' .tOccidente, en lugar de una portada el texto propiamente clicho podia~. "
f1 .'i.
'I.' l:'.~~
habes, carissime lector, l ibrum quem scnpset quidam d e " , " (He aqui, caro lec-
tor, un libro que Fulano de Tal escribio sobre ,. .), La herencia oral se
manifiesta aqui, pues aunque las culturas orales tienen, claro csta, rna-
neras de rcferirse a los relates u otras recitaciories tradicionales (los rela-
tos de las guerras de Troya, las de Mwindo, y asf sucesivamente), los
tf tulos que sernejan marbetes no resultan muy convenientes en las cultu-
ras orales: Homero dificilmente hubiera iniciado una declarnaci6n de epi-sodios de la Iliada diciendo: "La lliado.",
(ii) Libras, contenidos y portadas
Una vez que 1 0 imprcso se habia interiorizado del todo, un libra era con-
siderado como una especie de objeto que' 'contenfa ' informacion, cien-
tffica, ficticia 0 de otro tipo; es decir, ya no era, como antes, enunciado
plasmado por escrito (Ong, 1958b, p, 313), Cada libra en sf era una edi-
cion impresa fisicamentc igual a otro, un objeto identico; 10que no suce-
dfa con los libros manuscritos, incluso cuando reproducfan eJ mismo texto.
Ahora bien, con la invencion de la imprenta, dos capias de una obra da-
da no solo dedan 10 mismo, sino que eran duplieados una de la otra co-
mo objetos. La situaci6n propici6 el uso de caratulas y el libro impreso, pOI'
ser un objeto estampado can letras, adopt6 facilmente una.presentacioncompuesta de letras: la portada (nueva con la impresion; Steinberg, 1974,
pp, 145-148). Al mismo tiernpo, la tendencia iconografica todavfa era
fuerte, como puede verse en las portadas grabadas altamente simb61icas
que persistieron a traves de la decada de 1660, Ilenas de figuras aleg6ri-
cas y otros motivos no verbales.
(iii) Una superficie significaiiva
Ivins (1953, p. 31) ha sefialado que, aunque el arte de imprimir motives
can diversas superficies grabadas se conocia desde siglos atras; s610 des-
pues de inventarse la impresion con tipos movibles a mediados del siglo
xv, los grabados se emplearon sisternat icamente para comunicar infor-
macion, Los dibujos tecnicos hechos a mano, como 1 0 muestra Ivins (1953,
pp. 14-16, 4{)-45), se detcrioraban pronto en los manuscritos, porque in-
cluso los artisras cxpertos pasan par alto cl punto decisive de una ilustra-
cion que copian, a rnenos que los supervise un experto en el campo al cual
se refieren las ilustraciones. De 10 contrario, un retofio del trebol blanco
copiado POI'una serie de artistas no farniliarizados con el trebol blanco real
puede terminar con la apariencia de un esparrago. Los grabados
i·
r.,
1, 1
., ',
126 LO IMPRESO, EL ESPACIO Y LO CONCLUIDO
pudieron haber resuelto el problema en una cultura de manuscrito, pues
se habian practicado durante siglos con propositus decorativos. Tallar
~./.'..<
~.
LO IMPRESO. EL ~:SPACIO Y LO CONCLUfOO 127
por Hopkins de un arroyo en Inuersnaid. De igual quc la biologia evolu-
cionista de Darwin 0la fisica de Michelson, cstc tipo de poesla tiene su
origen en el mundo de 10 imprcso.
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una plancha precisa para irnprimir el trebol blanco hubiera sido bastan-
tc factible mucho antes de inventarse la impresi6n con tipos y hubiera
proporcionado exatamente 10 que se necesitaba: una "declaraci6n visual
perfectamente repetiblc". Sin embargo, la producci6n de rnanuscritos
no era compatible con esa manufactura. Los manuscritos se produdan
escribiendolos a rnano , no con partes creadas de antemano. La impren-
ta sfera compatible. El texto verbal era reproducido con partes prepara-
das de antemano y 10 misrno podia hacerse con los grabados. Una
imprenta podia imprirnir una "declaraci6n visual perfectamente repeti-
ble" con la misma facilidad de una forma compuesta de tipos.
Una consecuencia de la nueva declaracion visual perfcctamente repe-
tible fue la ciencia moderna. La observaci6n precisa no comienza con
la ciencia moderna. Durante siglos, siempre ha sido esencial para la su-
pervivencia entre, por ejemplo, cazadores y artesanos de muchos tipos.
Lo distintivo de la ciencia moderna es la union de la observacion y la
articulaci6n verbal exactas: descripciones precisas de objetos y procesos
complejos, cuidadosamente observados. £1 hecho de disponer de graba-
des tecnicos fabricados (primero grabados de boj, y mas tarde en lami-
nas grabadas de metal, detalladas can exactitud aun mayor) facilito esas
descripciones precisas. Los grabados tecnicos y la articulaci6n verbal tee-
nica se reforzaban y mejoraban mutuarnente. EI resultante mundo intc-
lectual enorrnemente visualizado era nuevo del todo. Los escritoresantiguos y mcdievales son simplernente incapaces de producir descrip-
ciones de objetos cornplejos con palabras precisas, que en algo seaproxi-
men a las que aparecen despues de la imprenta y que de hecho, maduran
principalmente en la epoca del Romanticismo, es decir, la de la Revolu-
cion Industrial. La articulacion verbal oral y la que conserva caracteris-
ticas orales dirige su atenci6n hacia la accion, no hacia la apariencia visual
de los objetos, las escenas 0 las personas (Fritschi, 1981, pp. 65-66; c f r .Havelock, 1963, pp. 61-96). £1tratado deVitruvio sabre la arquitectura
es sumamentc vago. Los tipos de exactitud a los que aspiraba la vieja
tradicion retorica no eran del orden visual-vocal. Eisenstein(1979, p. 64)
sugiere cuan dificil resulta hoy en dla imaginarsc las primcras culturas,
en las cuales muy pocas personas habian visto alguna vez una imagen
fisicamente fiel de cualquier cosa.
E1nuevo mundo intelcctual, iniciado por la declaraci6n visual perfec-
tamente repetible y la descripcion verbal correspondientemente exacta
de la realidad flsica, afect6 no solo a Jaciencia sino tambien ala literatu-
ra. Ninguna prosa pre-rom{U1tica aport a la descripcion minuciosa que
seencuentra en los cuadernos de Gerard Manley Hopkins (1937), y nin-
guna poesfa 'pre-romantica trata can atencion cllnica, rigurosa y fiel, los
Ienomenos naturales que se hallan, por ejernplo, en la descripcion hecha
~.
(iv) El espacio tipogrdfico
Puesto que la superficie visual se habia cargado de un significado im·
puesto y la impresi6n no determinaba solo cuales palabras se incluian
para formar u n texto , sino tam bien su situaci6n exact a sobre la pagina
y su relacion cspacial una con otra, el espacio mismo de una pagina irn-
presa -el "espacio blanco", como se le conoce- adquirio una gran sig-
nificaci6n que conduce directamente al mundo moderno y post-moderno.
Los listados y las gr<ificas manuscritas analizadas pOl' Goody (1977,
pp. 74-111), pueden situar las palabras en relaciones espaciales espccfficas
unas con otras, pero si estas corrcspondencias resultan extremadarnente
cornplicadas, las complejidades no sobrevivirrin a los caprichos de los suo
cesivos copistas. La impresi6n puede rcproducir, COil toda cxactitud y
en cualquicr cantidad, list as y graficas indefinidamente complejas. En
las prirneras ctapas de la epoca de la impresion, aparecen gdficas
enormemente intrincadas en la ensefianza de las materias acadernicas
(Ong, 1953b, pp. 30, 81, 202, etcetera).
EI espacio tipografico influye no solo en la imaginacion cientffica y
filosofica, sino tambien en la literaria, que rnuestr'a algunas de las com-
plejas maneras como la psique percibe el espacio tipografico. George Her-
bert explota el espacio tipografico para transrnitir un significado en sus
poem as "Easter Wings" )' "The Altar", donde los versos, de variadas
extensiones, dan forma visual a los poemas, que insimian alas y un altar,
respectivamente. En los rnanuscritos, estc tipo de estructura visual seria so-
lo incidentalmentc viable. En Tristram Shandy (1760-1767), Laurence Ster-
ne utiliza cl cspacio tipografico con deliberada extravagancia e incluye
paginas en blanco en su libra para indicar su reriuencia a tratar un
ternay para invitar al lector a completarlo. En este caso, eI cspacio equi-
vale al silencio. Mucha mas tarde, y con mayor refinamiento, Slephane
Mallarme elabora su poema "Un Coup de des" de rnanera que se irn-
prima can fuentes y tarnafios de tipos diversos, con las lfneas distribuidas
intencionalmente en toda la pagilla como una especie de caida libre tipo-
grafica, 10 cual indica la intervene ion del azar cuando se Ianzan losdados(el poema cs reproducido y discutido en Bruns, 1974, pp. 115-138). EI
objetivo declarado por Mallarrne es "evitar la narraei6n" y "espaciar"
la Iectura del poema, de modo que la pagina, con sus espacios ripografi-
cos, y no la linea, constituya la unidad del verso. £1 Poema mim , 276
(1968), sin titulo, de E. E. Cummings acerca del saltarnontes, desinte-
gra las palabras del texto y las desparrama irregularmente en toda la pa -
- - _ . _ - ------ -_._ _ . _ - _ . _ - - - - _ . _ . _ - - _ ._ - _~.
128 LO IMPRESO, EL ESPACIO Y 1..0CONCLVIDO
gina, hasta que al fin las leu-as scjuntan ~n la uJti~a.palabra; gras~h~per;
todo 1 0 anterior para aludir al vuelo capnchoso y opncamcnte vertigrno-
" l ' . · · ~ · . · r ·='.
LO IMPRESO. EL ESPACIO Y LO CONCLUIDO 129
Las irniigenes iconograficas esian rclacionadas con los caracteres "pesa-
dos" 0 simb61icos del discurso oral y se asocian con Ill.retorica y las artes
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so de un salrarnontes, hasta que al final seacomoda candidamente so~re
la hoja de hierba ante nosotros. EI espacio bla~co re~ulta ran esencial
para el poema de Cummings que es tot~lmen(e irnposible leerlo en voz
alta. Los sonidos que las lerras evocan uencn que e~t.ar presentes en la
imaginacion, pero su manife.staeion no ~s,s~lo auditiva: e.st~blece una
accion reciproca can el espacio visual y cinencarnentc per cibjdo a su al-
rededor. I' -,
En cierto modo,la poesia concreta (Solt, 1970) !leva a su ~u ~mae~onla acci6n recfproca entre las palabras articuladas y ~I espaclO tlpogr.afi-
co. Presenta despliegues de letras 0 palabras exqulsJtamente cornplica-
dos 0exquisitamente sencillos algunos de los cuales pueden contemplarse
pero de ninguna manera leerse en voz alta.; ernpero , ninguno de ellos
puede asimilarse sin cierta conciencia del sonido articulado. 1~c1usoe~an-
do la poesia concreta no puede scr lefda en absolute no es solo una I~a-
gen. La poesia concreta es un genero menor, a me~ud~ meralT~enlemanoso
(heeho que vuelve tanto mas necesaria una expheaClon del impulse que
la produce) ,Hartman (1981, p_ ;j5) sugicre un vinculo entre la poesia ~oncrcta y
la actuallogomaquia de Jacques Derrida con cI texto ',El lazo clerta~~n-
te es real y merece mas atencion. La pocsia concretaJuega con la_cllalec-
tica de la palabra fija en el espacio , opuest_aa la palabra 'oral artJculad~
que nunca puede inmovilizarse en el espacio (todo texto es un pretexto),es decir. juega con las limitaciones absolut~s de I~textual, las cuales pa-
radojieamente revelan tam bien las restricciones inherentes a la p~labra
hablada. Este es el terreno de Derrida, aunque se desplaza por el a s~
propio paso deliberado. La poesia concreta n~ cs el pr~ducto de la e.s,cr:~
tura sino de la t ipografla, como ya se ha vista. La deconstrucclOn
esta ligada a la tipografia y no solo a Ill.escritura , como frecuentementc
parecen suponer sus defensores.
EFECTOS MAS DIFUSOS
Podemos enumerar interminablemente los efectos adicionales mas 0me-I .•..:·.nos directos que 10 impreso ha tenido sabre la cc?nomfa intelcc,tual 0 l.a
"mentalidad" de Occidente. Lo impreso con el nernpo desplazo al anti-
guo arte de Ill.rerorica (de bases orales) del centro de I.aed~~acion acade-
mica. Estimul6 y posibilit6 en gran escala la cuan.t1fiCaClOndel :aber,
mediante el empleo del analisis matematico y de diagrarnas y graficas. .
La impresi6n finalmente redujo el atractivo de Ill.~conograna en el ~a· .
nejo del conocimiento, pese al hccho de que las prirneras rases de la Im- ~
presion hicieron circular ilustraciones iconograficas como nunca antes. :"
dc Ill.memoria que necesita cI control oral del conocimiento (Yates, 1966).La impresi6n produjo diccioriarios exhaustivos y fornento el deseo dc
legislar 10 "correcto" en ellenguaje. Este dcseo surgio en gran parte de
un concepto del lenguaje basado en el cstudio del latin culto. Las len-
f,'1lascult as "textualizan" la idea del lenguaje, haciendolo parecer basi-
camentc como algo escrito. La impresion refuerza el sentido del lengua-
je como esencialmente textual. £1 texto impreso , no el escrito, es cI texto
en su forma miis plena y paradigrnatica.La irnprcsion estableci6el clirna en el cual surgieron los diccionarios,
Desde sus origenes en el siglo XV!l! hasta las tlltimas decades, los diccio-
narios del ingles comunmenre han tom ado como norma dcllenguaje 56-
10 el uso de los escritores que produceri textos para la impresi6n (y no
de todos elias). La usanza de todos los dernas, si seaparta de estc empleo
tipografico, seha considcrado como "corrupta" , EIWebster's Third New
In t erna t iona l Dic t ionary (1961) fue la prirnera obra lexicografica importante
que rompi6 totalmente con estc viejo convencionalismo tipografico y que
cite como fuentes del uso a personas que no escriben para la impresion:
desde luego muchas personas, formadas por la vieja ideologia, descarta-
ron 11.1unto este imprcsionante logro lexicografico (Dykema, 1963) co-
mo una traici6n al lenguajc "verdadero" 0 "puro".
La irnpresion tarnbien fue un factor principal en cI desarrollo del con-
cepto de una vida personal privada que caracreriza a la sociedad moder-na, Produjo libros mas pcqucfios y portatiles que los cornuncs en una
cultura de manuscrito, preparando psicol6gicamente la escena para la
Iectura a solas en un rincon tranquilo, y con el tiempo, para la lectura
del todo silenciosa. En Ill.cultura de manuscrito y, pOl' 10 tanto, en los
albores de la cultura de la irnpresion , la lectura tendia a ser una activi-
dad social, en la cual una persona Ida a otras en un grupo. Como ha
sefialado Steiner (1967, p. 383), la lectura en la intimidad requiere de
.un hogar 10 bastantc amplio para proporeionar aislamienio y tranquili-
dad al individuo. (En la actualidad, los maestros de nifios provcnicntes
de zonas de rniseria estan plenamente convencidos de que a menudo Ill.
principal razon de un mal desernpcfio escolar es que en una casa lIena
de gente no hay sitio donde un nino a una nina pueda estudiar conve-
nientemente. )
La irnpresion ere6 un nuevo scntido de Ill.propiedad privada de las
palabras, En una cultura oral primaria, las personas pueden guardar cier-
tosentido de dercchos de propiedad sabre un poema, pero no es 10 habi-
tual y por 10 general result a debilitado poria herencia comun del saber
popular, las formulas y los temas a los que recurre todo mundo, Con
la escritura, empieza a desarrollarse el resentimiento contra el plagio.
Martial (i. 53.9), el antiguo poeta latino, utiliza la palabra plagiqrius (tor-
•
"
fi~: j
___. -------------- ------- ------
13 0 LO IMPRESO. EL ESPACIO Y LO CONCLU!DO
turador, saqueador y opresor) para alguien que se apropia 10es~rit~ por
otro. Empero, no hay ninguna palabra latina especifica con el significa-
LO IMPRESO, EL ESPACIO Y LO CONCLUIDO 13 1
independiente. La irnpresion encierra el pensamicnto en miles de copias
de una obra, con exactarnente la rnisma composici6n visual y fisica. La
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do unico de plagiario 0 plagio. La tradici6n oral del lugar cornun toda-
via era fuerte. En los prirncros dias de la impresi6n, sin embargo, a
menudo seprocuraba un decreto real 0priuilegium que prohibier~ la re~n:-
presion de un libro a cualquier otra persona que no fuera el editor orrgr-
nal. Richard Pynson obtuvo tal priuilegium de Enrique VIII en 15JS.
En 1557 , se constituy6 legalmente la Stationers' Company en Londres, pa-
ra fiscalizar los derechos de ' los autores e impresores 0 impresores y edi-
tores, y para cl siglo XVIII estaban tomando forma pOl' toda Europaoccidental las modernas leyes de propiedad Iiteraria. La t ipografia habia
convertido a la palabra en una mercanda. El antiguo rnundo oral comu-
nitario se habra dividido en feudos francos reclamados por particulares.
La tcndencia de la conciencia humana hacia un mayor individual ismo
habia sido muy estimulada por la impresi6n. Por supuesto, las palabras
no eran del todo una propiedad privada. Hasta cierto punto segufan sien-
do compartidas. Los libros imprcsos hacian ceo unos de otros, de buen
o mal grado. Al ponerse enmarcha la era c1ectr6niea, Joyce enfrento
plenamente las angustias de la influencia, y en Ulises y Fin negans ' Wake
emprendi6 premeditadarnente la tarea d~ hacer ceo de ,t?do. .
AI sacar las palabras del mundo del sonido -clonde pnmero tuvreron
origen en el intercambio humano act ivo- y rclegarlas ,definit ivamente
ala superficie visual, y al explotar de otros rnodos el espacio visual para
cl manejo del conocimiento, la impresion alento a los seres humanos a
pcnsar cada vez mas en sus propios recursos internos (conscientes e, in- Aconscierucs) como cosas, impersonales y religiosamente ncutras. La im- "O J
presi6n ayud6 a la mente a sentir que sus posesiones se guardaban en ...:'
alguna especie de espacio mental inerte.
Lo IMPRI'.SO Y LO CONCLU[J)O: LA lNT~:RTEXTUALlDAD .i
Lo irnpreso produce una sensaci6n de finitud, de que 10 que se encuen- ~ (
tra en un texto eSla conc1uido, de que ha alcanzado un estado de consu- • \
rnacion. Esta consideraci6n afecta las creaciones liter arias y la obra
filosofica 0 cientffica analitica.
Antes de la imprcsi6n, la escritura misrna alcntaba cierto sentido de
una conclusion intelectual. Mediante eI aislamiento del pensamiento en
una superficie escr ita, apartado de todo interlocutor, haciendo en este
scnt ido la art iculaci6n autonoma e indiferentc al ataque, la escritura pre·
senta el enunciado y el pensamiento como separados de todo 10 dernas,
de alguna mancra independientes, completes. Del misrno modo, la irn-
presi6n situa el enunciado y el pensamiento en una superficic, despreo-
didos de todo 10 demas, pero tambien va mas lejos al indicar su caracter,
corr csporrdenoia verbal entre copias del misrno impreso puede verificar-
se sin recurrir en absoluto al sonido, simplemente por medio de lav ista:
un cotejador (hillman) sobrepone las pf'ginas correspondienrcs de dos
copias de un texto y sefiala con una l uz inte rm itente las variaciones a
quien revisa ,
Se supone que el texto irnpreso representa las palabras de un autor
en su forma definitiva 0"final" pues el medio natural de 10 irnpreso es
solo]o concluido. Una vez que se prepara el linotipo 0 una plancha foto-
litogr.afica ~ se imp rime la hoja, eI texto ya no acepta cam bios (borradu-
ras, inserciones) con la misma facilidad de los textos escritos. Par
contraste, los manuscritos, con sus observaciones 0comentarios al mar"
gen (que a menudo se integraban el texto en las capias subsiguicntes),
sostenfan, fuera de sus propios limites, un dialogo con el mundo y se
identif icaban mas con la dinarnica de intercarnbio de la expresi6n oral.
Los lectores de manuscritos estan menos apartados del autor, menos
ausentes, que los Iectores de quienes escriben para el texto impreso. La
rendencia hacia lo concluido 0 10culminado, reforzada por la impresi6n,
a veces resulta extrernadarnentc ffsica. Las paginas de un periodico por
10 general estan totalmenre llenas -ciertas clases de material impreso
se llaman "rellenos"-, y sus Iineas de tipos por 10 g eneral esUin todas
justificadas (es decir, tad as exactamentc del mismo ancho). El texto im-
preso resulta cur iosamente tolerante ante la inconclusion fisica. Puedeproducir, la impresion , involuntaria y sut il pero muy real, de que
el material tratado por el texto es, asimismo, completo 0autonomo.
Lo impreso crea formas de arte verbales mas estrecharnente cerradas
sobre todo en la narraci6n. Hasta lainvencion de la irnprenta, la unica
linea narrativa extensa elaborada de manera lineal era cI teatro, que desde
la Antiguedad estaba controlado poria escritura, Las tragcdias de Euripi-
des eran textos escritos y luego aprendidos de memoria palabra por pala-
bra para su prescntaci6n oral. Con la imprenta, la trarna compacta se
exticndc a la narracion larga, en la novela a partir de la epoca de Jane Aus-
ten en adelante , y alcanza su punto culminantc en la historia de detect ives.
Estas forrnas seran tratadas en el capftulo siguienrc.
En Ia teoria literaria, la imprenta da origen en ultima instancia al [01-
rnalismo y a la Nueva Crft ica, con su profunda conviccion de que tnda
obra de arte verbal se halla circunscrita en un mundo particular, un "ieo-
no verbal". Significativamente, un kana es algo que se ve, no se escu-
cha. La cultura de manuscrito considero que las obras de arte verbal
estaban mas en contacto con el pIeno oral, y nunca distinguieron de rna-
nera muy eficaz entre la poesia y la ret6rica. Tambien en el capitulo si-
guient~ hablaremos mas sobre el formalismo y la nueva cririca.
La Imprenta da lugar en ultima instancia a la cuesti6n modern a de
I
132 LO IMPRESO, EL ESPACIO Y LO CONCLUIDO
la intertextualidad, la cual reprcscnta un asunto muy importante en los
circulos tcnornenologicos y criticos de la acrualidad (Hawkes, 1977,
LO IMPRESO, EL £SPACIO Y 1_0 COrvCLUIDO
que proeedfan mediante f ria s def in ic iones y divis iones, l as cuales condu-
dan a mas de~nic iones y mayores divisiones, hasta que se hubiera anali-
133
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p. 144). La intertextualidad Sf: refierc a un lugar COITHJn Iiterario y psicolo-
gico: es irnposible near u n texto simplcmcnte basandose en la expcricn-
cia vivida. Un novelista escribe una novela porque el 0 ella esta
familiarizado(a) COil este tipo de organizacicn textual de la experieneia.
La cultura de manuserito daba por heeha la intertextualidad. Atada
aun a la trad icicn de lugares comunes del antiguo mundo oral, creaba
dcliberadamente textos Can base en otros t extos, hac iendo adaptac icnes,
modificaciones Y c ompartiendo las f6rmulas Y l os tcmas comunes, ini-cialrnentc orales, a pcsar de que los elaboraba como formas literarias nue-
vas, irnposiblcs sin [a cscritura. La cultura de 1 0 impreso, de suyo , ticne
una disposicion mental distinta. Tiende a considerar una obra como "ce-
rrada", apartada de otras, una unidad en S L misma. La cultura del texto
imprcso dio origen a los conceptos romanticos de "originalidad" y "es·
piritu creador", los cuales aislan una obra individual aiin mas de las otras
y pcrciben sus orlgenes y significados como independientes de influen-
cias exteriorcs, al rnenos en cl caso ideal. En las ultimas decadas, las doc- ,uinas sobre la intcrtextualidad surgieron para contrarrestar la estetica
aislacionista de una cultura romantica del texro impreso.,. y casi provo-
caron una conmoci6n. Eran aun mas inquietantcs porque los escritores ':.~
modcrnos, angustiosamente coriscientes de la historia literaria y de la in- ".
tertextualidad de facto de sus propias obras, esran preocupados de que
p.l vez no esten produciendo nada realrnente nuevo 0 fresco, de que qui-za' se eneuentren totalmente bajo la "inl1uencia" de los textos de otros.
La obra The Anxiery of Inf luence (1973), de Harold Bloom, [rata esta an- .,
gusria del escritor moderno. Las culturas de manuscrito tenian pocas in-
quietudes, si las tenfan , sobre la inl1uencia que pudieran recibir, y las
culturas oralcs virtualmente no recibian ninguna.
Lo impreso crea un sentido de 10 concluido no solo en las obras litera- 1 > ,rias, sino tambien en los tratados de analisis filosofico y c ientif ico . Con il a i rnprenta aparec i6 el catecismo yel "Iibro de texto", menos discursi- .;',
vos y me nos disputadores que la rnayoria de las presentaciones anterio- ~iIi
res de un tema acadernico dado. Los catecismos y los libros de texto expo- }'til
nian "hcchos" (l sus equivalentes: cnunciados ll anos , Iaci lcs de aprender det}
memoria, que explicaban de rnanera clara y sucinta 1 a situaci6n de un..~
campo dado. Por contraste, enunciados memorables de las culturas ora- ~
les y de manuscrito aiin .con rasgos de la tradicion oral, tendian a ser f ~de tipo proverbial, por 10 que presentaban no "hechos" sino reflexio- "
nes, a menudo de orden gn6mico, que invitaban ala rneditacion ulterior . , j ' }por las paradojas que encerraban. ~,.I
Petrus Ramus (1515-1572) produjo los paradigmas del genera de lost ~
libros de te~t~: I.ibros ~e .texto v~r~ualmente p,ara to~as !~smate~ias de1A
las artes (dialectic a 0 logica, retortca , grarnatica, aritrnenca, etcetera), j'!
' J i ; . , - . ( j '~ ,
l. ;. .. . ,
~': . .
• '1
""
zado y escudl'lnado la ultima partfcula del terna, Un libra de texto ramista
sobre un asunto dado n? sosten~a .un. intercambio reconocido con algo
que no fuera su tema rrnsrno , NI siquiera aparecian dificultades 0 "ad-
ver~arios"., Un tema de estudio 0 "arte", aI prescntarse debidamente
segu~ eI metodo de Ramus, no entrafiaba ninguna dificulrad (segun los
segU!dores de Ramus): si se definfa y dividla de la manera indicada to-
dos los aspeci:o~ del arte resultaban plenamente evidentes y el arte e~ sf,
completo y autonomo. Ramus relegaba las dificultades y refutaciones delos ad,v~rsarios a "disertaeiones" (scholac) separadas sobre la dialectica,
la retorica, la grarnatica, la aritmetica y todo 10 dcmas, Esras disertacio-
nes se ubieaban fuera del "arte" autonorno. Ademas, el material en ca-
da uno de los libros de texto rarnistas podia presenrarse en cornpendios
o esquernas dicot6micos impresos, los cuales mostraban exactarnente c6mo
el material se organizaba especialmente en sf y en la mente, Cada arte
en sf estaba completamente separado de otro, as! Como las casas COn es-
pacios abiertos entre e li as estan separadas unas de otras, aunque las ar-
tes se mezeJaban en el "uso"; es decir, al elaborar un pasaje dado de
discurso, se utilizaba simultaneamente la logica, la gramarica, 1a rct6ri-
ca y tal vez otras artes tam bien (Ong, 1958b, pp. 30-31, 225-269 y 280).
Un correlative del concepto de 10 concluido fomentado por 10 irnpre-
so era el punto de vista fijo, el cual, segun 10 sefiala Marshall McLuhan
(1962, pp ' 1~6-127, 135-136), nacio junto con la irnprenta. Con cI pun-
to de vista fijo, era p'o~~ble conservar un tono invariable a todo 10 largo
d.e una lar~a cornposicron en prosa . .EI punto de vista lijo y el tono inva-
nable manifestaban, por una parte, una distancia mayor entre el escri-
tor y c l l ec tor y, por otra, una mayor comprensi6n tacita. El escritor podfa
emprender su propio camino confiadamcnte (mayor distancia, falta de
preocupacion). No habra necesidad de haeer de todo una especie de sati-
ra menipea, una mezela de varies puntos de vista y tonos para diversas
sensib il ida~es: EI escritor podia confiar en que el lector se adaptaria (ma-
yor entendlmlento). Puede decirse que en este momento nace el "publi-
ca lector": una considerable c1ientela de Icctores, desconocidos perso-
na lmente para el autor pcro capaces sin ninguna duda de haberselas con
ciertos puntas de vista mas 0 menos establecidos.
POST.TIPOGRAFiA: LA ELECTR6N1CA
La transformacion electronica de la expresi6n verbal ha profundizado
el sometimiento, iniciado poria escr itura e intensificado por 10 impreso,
de la palabra al espacio , y ha conducido a la concicncia hasta una nueva
era de oraJidad sccundaria. A pesar de que la relacion completa entre
134 LO IMPRESQ, EL ESPACIO Y LO CONCLUIDO
la palabra procesada electronicarnente y Ia polaridad entre oralidad y co-
nocimicnto de la escritura -materia de estudio del presente libro- cons-
tituye en sfuri lema demasiado vasto para ser considerado en su totalidad
LO IMPRESO, EL ESPACIO Y LO CONCLUIDQ 135
porque no seconoda ninguna otra posibilidad. En nuestra epoca de ora-
lidad secundaria tendernos, deliberada y sisternaticamenre, a organizar-
nos en grupo. EI individuo considera que a el 0 a ella, como individuos,
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aqui, es preciso establecer algunos puntos. " \
Pese a 1 0 que a veces se dice, los aparatos electronicos no estan elimi-
nando los libros irnpresos, sino que en realidad producen mas. Las en-
trevistas grabadas electr6nicamente producen miles de libros y articulos
"hahlados". los cuales nunea habrfan llegado a ser textos irnprcsos SI
'no existiera Ja grabacion. En este caso, el nuevo recurso refuerza el anti-
guo; pero, desde luego, 10 transforma, porque propicia un nuevo estilo
conscientemente informal, pues las generaciones de la era de la tipogra-
fia cree n que el intercambio oral por 10general debiera SCI' informal (Ia ci;
generaci6n oral opina que generalmcnte debiera ser formal; Ong, 1971,pp. 82-91). Ademas, como ya seha sefialado anteriorrnente, la compos 1-
cion con terminales de computadora esta reemplazando las forrnas mas
antiguas de composici6n tipografica; de modo que, en poco tiempo , casi
todo material impreso serealizara, de una manera u otra, con ayuda de
equipo electr6nico. Y, por supuesto, todo tipo de informacion, reunida
o procesada electr6nicamente, lIega hasta la irnpresion para engrosar la
producci6n tipografica. Finalmente, el procesamiento y Ia distribucion
espacial de la palabra como secuencia, iniciados por la escritura y eleva-
dos a un nuevo orden de intcnsidad par la irnprenta, son increment ados
todavia mas par la computadora, la cual aumenta al maximo el sorneti- .,.
miento de la palabra alcspacio y al rnovirniento local (electr6nico), y per-feccioria la secucucia anaHtica al volverla virtualmcnte instantallea.
AI mismo ticrnpo , can c1 telefono, la radio, la telcvisi6n y varias cla-
ses de cintas sonoras, la tecnologfa electr6nica nos ha conducido a la era
de la "oralidad secundaria" _Esta nueva oralidad posee asombrosas si-
militudes con la antigua en cuanto a su mistica de la participaci6n, su
insistencia en un sentido comunitario, su concentraci6n en el momenta ~
prescnte, e incluso su empleo de formulas (Ong, 1971, pp. 284-303; 1977,
pp. 16-4Y, 305-341). Pero en esencia se trata de una oralidad mas deli-
bcrada y formal, basad a pcrmancntcrncnte en el uso de la escritura y del
material irnpreso , los cualcs resultan imprescindibles tanto para la fabri- .-,
caci6n y operaci6n del equipo como para su uso.
La oralidad secundaria es extraordinariarnente parccida a la oralidad . - = - ,
primaria, y tarnbien asombrosamente distinta de ella. Al igual que esta, 'I'"
la oralidad secundaria ha engendrado un fuerte sentido de grupo, pues
el escuchar palabras habladas convierte a los oyentes en un grupo, un- ~:
verdadero publico, as. como la lcctura de textos cscritos 0 impresos pro- ,; ,
picia la introspeccion en los individuos, Sin embargo, la oralidad (:
secunda ria origins un interes por los grupos inmensamente mayores que 1. tlos de una cultura oral primaria: la "aldea global" de McLuhan. Ade- ~\l
mas, antes de la escritura, en las culiuras orales predorninaba eI grupO l ~ _ !Ii~
debe interesaries rodo 10 social. A diferencia de losmiembros de una cultura
oral prirnaria, que tienden hacia 10 externo porque han tenido poca
oportunidad de practical' la introspeccion, nosotros tendemos hacia 10
externo porque hemos buscado el interior. En un sentido semejante, ahfdonde la oralidad prirnaria estirnula la espontanerdad porque no dispone
del poder de reflexi6n analirica que aporta la escritura, la oralidad secun-
dal'ia despierta la espontaneidad porque, a traves de la reflexion analiti-
ca, hemos decrdido que la espontaneidad es algo bueno. Planeamos
cuidadosamente nuestros actos para asegurarnos de que sean del todo
espontancos.
EI contraste entre Ia oratoria en cl pasado y en el mundn actual pone
claramente de relieve la diferencia entre la oralidad prirnaria y la secun-
daria. La radio y 1atelevision han llevado a importantes figuras pulll iras,
como oradores, a un publico mas amplio de 1 0 que nunca habra sido po
sible antes de los modernos adelantos electr6nicos. POI ' 1 0 tanto, en cier-
to sentido la oralidad ha alcanzado un reconocirniento del que nunca antes
habra gozado. Sin embargo, no setrata de la antigua oralidad. La orato-
ria al estilo antiguo, proveniente de la oralidad primaria, ha desapareci-
do para siempre. En los debates entre Lincoln y Douglas, en 1858, losrom-
barientes -pues eso es 10 que clara y rcalmente eran- sccnfrentaron a
menudo al aire libre, bajo el ardiente sol de verano de Illinois, ante publi-cos de hasta 12 milo 15 mil personas que tam bien participan COI1-
gran ardor (en Ottawa y freeport, Illinois, respectivamente; Sparks, 1908,
pp. 137-138, 189-190) , Y cada uno hablaba durante hora y media. EI
primer orador disponia de una hora; el segundo, de una hora y media,
y el primero, de otra media hora de rcfutacion, todo ello sin equipo de
amplilicaci6n. La oralidad primaria se hacia sentir en el estilo acumula-
tivo, redundante, cuidadosamente equilibrado y altamente agonistico ,
asi como en la intensa accion rcciproca entre el orador y el.auditorio.
Los polernistas quedaban roncos y ffsicamentc exhaustos al final de cada
encuenlro. Los debates presidenciaies que se realizan enIa televisi6n hoy
en dla son completamente ajenos a este mundo oral mas antiguo. EI pu-
blico esta ausente, invisible, inaudible. Los candidatos son acomodados
en pequefias y estrechas cabinas, hacen breves presenraciones, y sostie-
nen con su oponente breves y agudas conversaciones en las cuales cual-
quier rnatiz agonfstico es deliberadamente neutralizado. Los me~lios
electronicos no toleran una demostraci6n de antagonismo abierto.' Pese
a su refinado aire de espontaneidad, estos mediosson dominados por COHl-
pieto por una tendencia hacia los espacios cerrados que es hercncia de
Ia imprenta: una rnuestra de hostilidad podrfa romper los limites esta-
blecidos, el control riguroso Los candidatos se adaptan ala psicologia
·136 LO IMPRESO, EL ESPACIO Y LO CONCLUIDO
de lOS medios. Una cualidad de 10 domcstico, gentil y escolarizado, es
el cormin denominador. En la actual idad, s610las personas de edad muy
avanzada pueden recordar como era la aratoria cuando todavia estaba
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en contacto activo can sus r aices orales .primarias. Otros tal vez escu-
chen mas oratoria, 0 al menos mas plat ica, de las principales figuras pu-
blicas de 10 que cornunrnente oia la gcnte hace un siglo. Empero , 10 que
perciben les hablara muy poco de la antigua. or~toria (que se r,emon_ta
desdc los tiernpos pre-eleetronicos hasta dos ,miem?s y mucho mas atras)
o del cstilo de vida oral y las estructuras de pensamicnto orales de las que
surgi6 dicha aratoria.
VI. MEMORIA ORAL, LA LiNEA NARRATIVA Y LA
CARACTERIZACI6N
LA PRIMAciA DEL TRAZADO NARRATIVO
ELCAMBIO deIa oralidad ala escritura se registra en muchos generos de
arre verbal: la Iirica, la narrativa, el discurso descriptive, la oratoria (com-
pletamcnte oral , hasta Ia oratoria organizada cal ignificamente y el dis-
curso publico adaptado para la television}, el teatro , las obras filosoficas
y cientificas, la historiografia y la biogratia, par mencionar solo unos cuan-
tos. Entre ellos , el genera mas estudiado desde el punta de vista del cam-
bio de la oralidad a Ia escritur a ha sido la narrativa. Sera de utilidad
aquf considerar algunos estudios sabre la narrat iva para indicar algunas
de las hipotesis mas recientes ofrecidas por Ios cstudios sobre 1a oral idad
y la escritura. Ala narrativa podemos, para los prcsentes propositos, asi-
milar eI teatro , e J cual , micntras presenta la accion sin una voz narrati-
va, aun cuenta can una linea de acci6n, como sucede en la narracion.
Claro esta, o tros factores desarrollados en Ia sociedad , aparte del giro
de la oralidad ala escritura, ayudan a determinar la evolucion de la na-
rrat iva a traves de las epocas: la cambiante organizacion polftica, eI de- .:
sarrollo rel igiose, los intercambios cul turales y mucho mas, incluyendo
los adclantos en los otros generos verbales. Este tratamiento de la narra-
cion no pretende reducir toda causalidad al cambio de la or<llidad a la
escritura, s ino solo mostrar algunos de los efectos producidos par dicho
cambio.
La narraci6n es en todas partes un genera muy importante del arte
verbal, que aparece regularmente desde las culturas orales primarias hasta
el avanzado ccriocim iento de la escritura y el procesarniento electronico
de la informacion. En cierto sentido, la narracion es capital entre todas
las forrnas de arte verbales porque constituye el fundamcnto de tantas
otras, a menudo incluso las mas abstractas. EI saber humane procede
del t iernpo. Aun detras de las abstracciones de la ciencia, se encuentra
la narracion de las observaciones, can base en la cual se han formuladolas abstracciones. Los estudiantes en un laboratorio de ciencias t ienen
que poner los experimentos "por escrito" t es decir, t ienen que narrar
10 que hicieron y 10 que succdio cuando 10 hicieron. A part ir de la narra-
cion, es posible establecer ciertas generalizaciones 0conclusiones abstrac-
tas , Detd.s de los proverbios, los aforismos, la especulacion filos6fica y
el ritual rel igioso, esta la memoria de la experiencia humana, esparcida
1:17
.1I
.~'... \
138 MEMORIA ORAL y LiNEA NARRATIVA
en el tiempo y sujeta al tratamiento narrative. La poesia lirica cornpren-
de una serie de succsos en los cuales se fija la voz de la Iirica 0 con los
cuales esti relacionada. Todo esto equivale a afirmar que el saber y el
MEMORIA ORAL Y LiNEA NARRATIVA 139
tiende a ser breve, circunstancia1 0 ambas cosas. Lo rnismo sucede con
las otras manifestaciones.
En una cultura de escrit ura 0de imprcnta, el texto fisicamentc englo-
ba 10 que cont iene y hace posible la recuperacion de cualquier especie
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discurso surgen de 1acxper icncia humana y que la manera elemental de
procesar verbalmente la experiencia humana es dando cucnta de ella mas
o menos como realmentc nace y existe, contenida en el Ilujo del tiempo.
EI desarrollo de una trama es una manera de cnfrentarse a dicho flujo.
LAS CULTURAS NARRATIVAS Y ORALES
A pesar de que se encuentra en todas las culturas, la narracion resulta
en ciertos aspectos mas arnpliamente funcional en las culturas orales pri-
marias que en otras. En primer lugar, en una cultura oral primaria, co-
mo 10 sefiala Havelock (1978a; c J T . 1963), el saber no puede manejarse
en categorias cornplicadas, lOOS 0 menos cientificarnente abstractas. Las
culturas oralcs no pueden generar tales catcgorias, y por 10 tanto utili-
zan historias de accion humana para guardar, organizar y comunicar
mucho de 10 que saben. La mayoria de las culturas orales, si no es que
todas, producen narraeiones y series de narraciones de gl'andes dimen-
siones, como las historias de las guerras troyanas entre los griegos, las
de coyotes entre varias poblaciones indfgenas americanas, las de Anansi
(arafia) en Belice y otras culturas del Caribe, con cierta herencia africa-
na, las historias de Sunjata del antiguo MaH, las de Mwindo entre los
nyanga, y asi sucesivamente. Por su extension y complejidad de escenas
y acciones, las narraciones de este tipo a menudo se constituyen en las
depositarias mas amplias del saber popular de una cultura oral.
En segundo lugar, la narracion cs de panicular irnportancia en las
culturas orales prirnarias porque es capaz de reunir una gran cantidad
de conocimientos populares en manifestaciones relat ivamente sustancia-
les y extensas que rcsultan razonablemente perdurables, 10 cual en una
cultura oral significa [orrnas sujetas a la repetici6n. Las maximas, los
acertijos, los proverbios y otras formas semejantes por supuesto resul-
tan tam bien perdurabJes, pero por 1 0 general son breves. Las formulas
rituales, que pueden ser largas, la mayorfa de las veces tienen un conte-
nido especializado. Las genealogfas, que lIegan a ser relativamente ex-
tcnsas, presentan s610 una informaci6n en sumo grado especializada. '.
Otras prese?taciones ~erbalcs ~xtensas en una cultura oral primaria tien- , Hden a ser circunstanciales y solo aparecen una vez. De tal modo, una 1- ,
oracion puede ser tan sustancialy larga como una narracion import an- .. f. ',i
te, 0 la parte de una narraci6n que se recitarfa en una sesion; sin em bar- . "~
go, una oracion no perdura, normalmentc no se repite. Se dirige a una
situacion particuar v en total ausencia de la escritura desaparece por
completo del escena'rio humano junto can la situacion ~isma. La lirica
de organizacion del pensamiento en su total idad. En las cul turas orates
primarias, donde no hay texto, la narraci6n sirve para unir el pensarniento
de manera mas extensa y permanente que los otros generos.
LA MEMORIA ORAl. Y LA LiNEA NARRAT[VA
La narraci6n misma tiene.su historia. Scholes y Kellogg (1966) exam i-
nan y esquematizan algunas de las rnancras en las cuales la narracion
se ha desarrollado en Occidente, a partir de algunos de sus antiguos orl-
genes orales hasta eI presente, con plena arencion a los cornplejos fac-
teres sociales, psicol6gicos, esteticos y otros. Sin dejar de tornar
en consideracion las cornplejidades de la historia general de la narracion,
Ia presente referencia simplemente sefialara algunas difercncias prorni-
nentes que distinguen c1aramente la narrracion en un marco cultural total-
mente oral de la narracion por escr ito, con particular atenci6n al
funcionamiento de la memoria.
La retenci6n y remernoracion del conocimiento en la cul tura oral pri-
maria, descritas en el capitulo 3, requieren estructuras y procedirnientos
intelectuales de un tipo que nos es bastante ajeno y al que con rnucha
frecuencia despreciamos. Uno de los lugares donde las estructuras y los
procedimientos mnemotecnicos orales se manifiestan de manera mas cs-
pectacular es en su efecto sobre la trama narrativa, que en una cultura
oral no concuerda precisarnerite con la idea que tenemos de una trarna
tfpica. Las personas de las culturas escolarizadas y tipograficas de hoy
probablemente pienscn en la narracion ideada conscienternente como di-
sefiada, en el caso tipico , can una trama lineal culminante a menudo re-
presentada por diagram a como la consabida "piramide de Freytag" (0
sea, una vert ientc asccndente , seguida por un declive descendente); una
accion ascendente acumula tensi6n, alcanza un pnnto culminante que
a menudo consiste en un reconocirniento u otro incidente que causa una
pm/Jtieia 0 vuelco de la accion , y que es scguida pOl ' un desenredo 0 de-
senlace, pues esta trama lineal climatica comun ha sido cornparada con
atar y desatar un nudo. Este es el tipo de trama que Arist6teles halla
en cl drama (Poitica, 1451b-1452b), un sitio significativo para tal trarna,.'
dado que el drama griego, aunque presenta.Io oralmente , se componia
como un tcxto escrito, fue el primer generr ',verbal en Occidente y, du-
rante siglos, el unico genero verbal controlado completamente por la es-
critu ra.
La antigua narracion oral gricga, Ia epopeya, no se trazaba de est a
"
140 MEMORIA ORAL Y LiNEA NARRATIVA
m~nera. En su Ar te po ft ic a , Horacio establece que el poeta epico "se da
pnsa por !legar al desenlace y lleva a los oyentes a 10vivo de la acci6n"
\HI~eas148·149).~oracio se rcfiere principalmente a Jadesatcnei6n del pocta
epico a la sccuencia temporal. EI poeta refiere una situaci6n y s610mueho
MEMORIA ORAL Y LiNEA NARRATIYA 141
las vidas.de las personas, aunque las vidas reales puedan proporcionar
cl matenal eon el cual sc construye tal trarna, mediante la e1iminaci6n
inexorable de casi todos los ineidentes, salvo unos cuantos, selectivarnen-
te puestos de relieve. EI relato completo de todos los sueesos en la vida
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mas tarde expliea, a menudo con detalles, como seprodujo. Probablemen-=-j
te tarnbien se refiere a la concisi6n y el vigor de Homero (Brink, 1971 ~;. I .pp. 221-222): Homero quiere llegar de inmediato, "adondc csta la accion", }jComo quiera que sea, los poetas que sabian cscribir Ilegaron a creer que
el In m e d ia s r e s de Horacio hada obligatorio elhys t eron prot eron en la epopeya, 'i~.De tal manera, John Milton explica, en el "Argumento" para cI Libro Pri-
mero de E l p a ra is o p er d id o , que, despues de cxponcr "en breve el terna entc-ro" del pocma y esbozar "Ia principal causa" de la caida de Adan "el
poema se precipita al centro de la acci6n". '
Estas palabras de Milton muestran que desde el principio ejercia un
control sobre su tema y sobre las causas que irnpulsaban su acci6n como
no podia posccrlo ningun otro poet a oral, Milton se refiere a una trama ~"~~
sumamente organizada, con un principio, una parte intermedia y un fin ~~r.'::':~(Aristoreles, Poelica, 1450b), en una secuencia que corresponde cronolo-
glCamente a la de los sucesos que csta rclatando. Con toda intencion sec-
ciona esta trama a fin de volver a reunir sus partes en una concepcion
anacr6nica ideada de manera consciente.
En el pasado , la exegesis de la epopeya oral realizada por quienes co-
nocian la escritura generalmente consider6 que los poetas epicos oraies
hacfan 10 rnisrno , y les atr ibuyo una desviacion consciente de una orga-
nizaci6n que en realidad era imposible sin la escritura. Dicha exegesis ~'~
destila el mismo prejuicio caligrafico evidente en el termino "Iiteratura , .p . : ! . ..oral". ASIcomo la presentaci6n oral es considerada una var iante de la
escritura, la trama de la epopeya oral es juzgada una variante de la tra-
rna c1aborada a1 escribir para el teatro. Aristoteles ya pensaba de esta
manera en su Poetica (1447-1448a, 1451a, yen otras partes), la cual, por'
razories obvias, manifiesta una mayor comprensi6n del drama escrito .
y actuado en su propia cultura caligrafica, que de la epopcya, ~roducto ..~~.
de una cu1tura oral prirnaria desaparecida hacia mucho. ;)~tJ"De hecho, una cultura oral desconoce la trama lineal climatica y larga, ~~<;
de la extensi?n de una epopeya 0 un~ ~o.vel~. No puede organizar ni la :j>:'narracion mas breve de la rnanera climatica Implacable y elaborada que ~~. t
tos lectores de la literatura de los ultimos 200 afios han aprendido a:". ~
desear cada vez mas y, .en decadas recientes, a despreciar tfmidamente. ':''; .~ ~No sele haec un favor ala composicion oral cuando seIe describe como u , A ·una variante de una organizacion que no eonoce y que es incapaz de eon-_~r>·(
cebir. Los "hechos" en medio de los cuales la accion debe ernpezar, S a 1 ~ t : ~ ; ; , 'vo en breves p;~ajes, ~~nca se disponen en un orden cronologico par~::, ' "" .' '~.'.
establecer una tram a . EI concepto re s de Horacio producto del cono';··~ .-:.;.','..",,:
cimiento de la escritura. No se encuentran tram as lineales clirnaticas en;i~1.~,:. ' t Y ; : . ~'1 • It:~:~'~"~ ' ~ f : ;
. '.~r »,
entera de Otelo resultarfa de 10 mas tedioso.
.Es caracteristico que 1~)Soetas orales teogan dificultades para dar co-
rruenzo a una canci6n: la Teogonia de Hcsiodo , en el limite entre la pre-
sentaci6n oral y la composici6n escrita, hace tres intentos de abordar el
misrno material (Peabody, 1975, pp. 432-433). Los paetas orales pOI'10
corrnin sumerglan allector in m ed ia s r es no por una razon solemne de es-
tructura, sino por fuerza, No tenian opcion ni alternativa. Despues de
escuchar tal vez a rnuchfsimos cantantes entonando cientos de canciones
de diversas extensiones sobre la guerra de Troya, Homero contaba con
un enorme repertorio de episodios para unir: pem, sin la escritura, no
tenia modo alguno de organizarlos en un orden cronol6gico estricto. No
habia ninguna lista de los episodios y, sin la escritura, tarnpoco existia
siquicra Ia posibilidad de concebir tal lista, Si hubiera intentado avanzar
en esrricto orden cronologico, el poeta oral en cualquier ocasi6n dada
seguramente omitiria uno u otro episodic en el sitio donde por orden cro-
nol6gico debra cncajar, y tendria que agregarlo mas adclante. Si en la
siguiente ocasion se acordara de colocar e1 episodic en el orden cronolo-
gico corrccto , sin duda olvidaria otros 0 los ubicaria en una secuencia
cronol6gica equivocada.
Adernas, el material de una epopeya no es del tipo que por sf mismo
produzca facilmcntc una trama lineal clirnatica. Si los episodios en la Iliadao la Odisea se reacornodaran en un estricto orden cronologico, el conjun-·
to tiene una progresion, pero no cuenta con la estrecha estructura clima-
tiea del drama tipico. EI diagrama de Whitman de la organizaci6n de
la Iliada (1965) insinua cajas dentro de cajas, creadas por las repeticioncs
tematicas, y no una piramide de Freytag.
Lo que hacfa a un buen poeta epico no era cl dominic de una trarna
Ii?eal climarica.que ~esarrnaba a fuerza de un truco sutilllamado a prcci-
prtar al lcctor In m ed ia s r es . -Lo que coostituia a un buen poeta epico era,
entre otras cosas, desde Iucgo, en primer lugar la aceptaci6n tacita del
hecho de que la estructura episodica era la unica manera, y la manera
del todo natural, de imaginarse y rnanejar una narraci6n Jarga; y, en
segundo lugar, la posesi6n de una habilidad suprema parael usa de es-
cenas retrospectivas y otras tecnicas episodicas, Comenzar a "Ia mitad
de la accion " no es una tactica ideada eonscientemente sino el modo ori-
ginal, natural e inevitable que tenia un poeta oral para abordaruria na-
rraci6n larga (los relatos muy breves posiblementc correspondan a otra
categoria). Si tomamos a la trama lineal climatica como el paradigma
de latrama, la epopeya no tiene ninguna. La trama rigurosa en la na-
rracion larga surge con la cscritura.
j'
,c
.1
~"
I
142 MEMORIA ORAL Y LiNEA NARRATIVA
(Por que la trama climatica larga surge s610con la escritura y en cl
drama, donde no hay narrador, y no penetra en la narracion larga sino
hasta mas de 2 mil afios despues, con las novelas de la epoca de Jane
Austen? Las primeras "novelas" en llamarse asf eran todas mas 0me-
~.
MEMORIA ORAL Y LINEA NARRATIVl\ 143
da (1975, pp. 172-179). "Un cantor efectua no una transferencia de
sus propios propositos.aino una realizacion eonvencionalde pcnsarniento
tradicional para sus oyentes, incluyendose a sf misrno " (1975, p. 176).
EI cantor no comunica "informaci6n" en nuestro sentido ordinario de
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nos epis6dicas, aurique La princesa de Cleves (1678) de Mme de la Fayette
y unas cuantas mas resultaban menos episodicas que la mayoria. La tra-
ma lineal clirnatica alcanza una forma plena en la historia detectivesca:
la tension inexorablemcnte ascendente, cl dcscubrirniento y la inversion
cxquisitarnente logrados, el dcsenlace perfectamente resuelto. Los crime-
nesde fa calleMorgue, de Edgar Allan Poe, es considerado como el primer
relato policiaco. iPor que, hasta donde sabemos, toda narracion larga
antes de principios del siglo XIX era mas 0 menos epis6dica en todo el
mundo '(incluso La historia de Genji, por 10 demas .una obra adelantada
a su tiernpo, de Lady Murasaki Shikibu)? (POI' que nadie habra escrito
un bien construido relato dctectiveseo antes de 184l? Algunas respues-
tas a estas preguntas -aunque desde luego no todas- pueden hallarse
en una eomprensi6n mas profunda de la dinamica del cambio de la ora-
lidad al conocirniento de la escritura.
Barkley Peabody ha abierto nuevas perspectivas en la relaci6n entre
la memoria y la trama en su reciente y extensa obra, The Winged Word:
A Study in the Technique o f Ancient Greek Oral Composition as Sun Principally
throughHesiod's Works andDays (1975). Peabody no se basa s610en la obra
de Parry, Lord y Havelock, 0 en los estudios relacionados, sino tambien
en los tratados de europeos anteriores, como Antoine Meiilet, Theodor
Bcrgk, Hermann Usener y Ulrich von Wilamowitz-Moellendorff, as! co-mo en cierta bibliografia cibernetica y estructuralista, Situa la psicodi-
narnica de Ia poesia epica griega en la tradici6n indoeuropea y revela
vinculos cstrechos entre Ia metrica griega, la metr ica avestan, vedica in-
dia y otras sancritas y las conexiones entre la evoluci6n dela linea del
hexametro y los procesos intelectuales. Este ambito mas amplio en el cualPeabody ubiea sus conclusiones sugiere horizontes aun mas vastos. Es
muy probable que 10que el afirma respccto al sitio de la trama y asuntos
afines en el antiguo canto narrative griego resulte aplicable de diversas
rnaneras a la narracion oral en las culturas de todo el mundo. Efectiva-
mente, en sus abundantes notas, .Peabody de cuando en cuando haec re-
ferencia a tradiciones y prricticas indfgenas americanas y a otras mas
distintas de las indoeuropeas.
En parte explicita y. en parte impHcitamente, Peabody haec resaltar
cierta incornparibilidad entre la trama lineal (la pirarnide de Freytag) yla memoria oral, 1 0 que obras anteriores fueron incapaccs de hacer. Pea-
body especifica que eJ "pensamiento" 0contenido real de la antigua poe-
sia epiea oral griega radica en las tradicionales pautas formulaicas y de
esrrofas que se recordaban, antes que en las inteneiones conscientes del
cantor para organizar 0"trazar" la narraci6n de cierta manera recorda-
"una transferencia directa" de datos del cantor al oyente. En principio
el cantor esta recordando de una manera curiosamente publica; recuerda no
UII texto aprendido de memoria, porque tal cosa no existe, ni una serie lite-
ral de palabras, sino los temas y las formulas que ha ofdo cantar a otros.
De e llos sc acuerda siempre de un modo diferente, segiin los cantc 0una
a su manera propia en una oeasi6n particular para un publico en especial.
"El canto es el recuerdo de las canciones cantadas" (1975. p. 216).La epopeya oral (y, por extensi6n hipotetica, otras manifestaciones
de narraci6n en las culturas orales) no tiene nada que ver con la irnagi-nacion creadora en el modcrno sentido de estc termino, como es aplicadoa la composici6n escrita. "Nuestro propio placer en formar deli-
beradamente a partir de la imaginaei6n nuevas conceptos, abstrac-
clones y pautas no debe atribuirse al cantor tradicional" (1975, p. 216).
Cuando un bardo agrega material nuevo, 10 elabora a la rnanera tradi-
cional. El bardo siempre esta atrapado en una situaci6n no del todo bajo
su control: estas personas, en esta ocasi6n, quiercn que cante (1975,
p. 174). (Sabernos por la experiencia actual c6mo un artista, inesperadamcn·
te instalado por un grupo para que acnie, por 10general dira que no, 10 cua!
provocara renovadas invitaciones hasta que al fin establece una relacion
adecuada con el publico: "Esta bien. Si insisten ... ") El canto oral (uotra
narraci6n) cselresultado de la
accion reciprocaentre el cantor, elpublico presente y los recuerdos del ejecutante de los cantos ya interpre-
tados. Al trabajar con esta acci6n redproca, el bardo resulta original y
creador sobre bases bast ante difen:ntes de las del escritor ,
Dado que nadie nunca habia cantado los cantos d e las guerras deTro-ya, por ejemplo, en una secuencia cronol6gica completa, ningUn Home-
ro podia imaginarse siquiera el presentarlas de ese modo. Los objetivos
de los bardos no se formulan desde el punto de vista de una trama global
estricta. En la Zaire moderna (entonces la Republica Democratica del
Congo), Candi Rureke se sorprendi6 al pedfrsele que narrara todas las
historias del heroe nyanga Mwindo (Biebuyck y Mateene, 1971, p. 14):
nunca, protcst6, habra alguien presentado en una seeuencia todos los epi-
sodios de Mwindo. Ya sabernos c6mo se consigui6 esta interpretaci6n
de Rureke. Como resultado de negociaciones prcvias con Biebuyck y Ma-
teene, narro todas las historias de Mwindo, unas en prosa, otras en ver-so, con un ocasional aeompafiamiento coral, ante un publico (algo
variable), durante doce dias, rnientras tres escribanos, dos nyariga y un
belga, anotaban sus palabras. Esto no es muy semejante a escribir una
novel a 0un poema. La presentaei6n de carla dfa fatigaba a Rurekc tanto
psicol6gica como fisicamente, y al cabo de los doce dias qued6 exhausto. ' It ..
144 MEMORIA ORAT. Y LfNF.A NARRATIVA
EI tratamiento profundo de Peabody de la memoria arroja nueva y
brillante luz sobre muchas de las caracterist icas del pcnsarniento y la ex-
presion de fundamentos orales discutidas antes aquf, en eI capitulo 3,
principal mente sobre su caracter aditivo y acumulativc, su conservadu-
o ·" · , 1MEMORIA ORAL Y LINEA NARRATIVA 145
esbozar un relata antes de escribirlo. A pesar de que la inspiracion sigue
dcrivandose de fuentcs inconscientes, cI escritor puede someter la inspi-
racion inconsciente a un control consciente mucho mayor que el narr'a-
dol' oral. EI escritor tiene acceso a sus palabras escritas para la
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rismo, su redundancia 0exceso, y su economia de participacion.
Por supuesto, la narraci6n esta relacionada con la secuencia de los
sucesos en el tiempo, y por 10 tanto en toda narracion hay cierto tipo
de trazado narrative. Como resultado de una secuencia de acontccimicn-
tos, al final Ia situacion es subsiguiente a 10que era al principio. Con to-
do, la memoria, al guiar al poeta oral, a menudo tiene poco que ver COn
la rigurosa presentaci6n linea! de los hechos en un orden cronokigico.EI poeta quedara atrapado por la descripcion del escudo del heroe y per-
dera por complete eI hilo de la narraci6n. En nuestra cultura tipografica
.y dectr6nica, hoy en dfa nos fascina la correspondencia exacta entre el
orden lineal de los elementos en el discurso y el orden de referencia,
eI orden cronologico en el mundo al cual se reficre el discurso, Nos agrada
que Ia secuencia en los enunciados verbales sea exactamente paralela a
aquello que cxperimentarnos 0 a aquello que organizamos para expcri-
mentarlo. Cuando la narracion abandona 0deforma este paralelisrno,
como en Marienbad de Robbe-Grillet 0Rayuela de Cortazar, el efecto es
muy elaborado y resulta perceptible la falta del paralelisrno espcrado ,
La narracion oral no se ocupa rnucho del paralelismo cronologico exac-
to entre 1a secucncia en la narracion y la secucncia en los puntos de refe-
rencia Iuera de esta. Tal paralelismo solo se vuelve un objetivo principal
cuando la mente interioriza eI dorn inio de la escritura. Peabody sefiala
que Safo explore cste paralelisrno desde sus primeras obras, 10 eual da
a sus poemas su curiosa mudernidad COmo relaciones sobre una expe-
riencia personal vivida tcmporalmentc (1975, p. 22), Desde luego, en
la cpoca de Safo (ca. 600:, t, de C.) la cscritura ya cstaba estructurando
la psique gricga.
LA CONCLUSION DELATRAMA: DELA NARRACION DEVIAJES
AL R~:Li\TO DETECTIVESCO
Los efcctos de la escritura y mas tarde de la impresion sobre la elabora-
cion, de la trama en la narrativa son demasiado vastos para ser tratados
aquf en gran detalle. Sin embargo, algunos de los efectos mas genericos
se aclaran mediante la consideraci6n del paso de la oralidad al conoci-
miento de Ia escritura. Al madurar la expericncia de trabajar con un texto
como texto, su creador, de hecho ya un "autor", adquicrc un sentido
de expresion y organizaci6n notablemente distinto del que tiene el ora-
dar que se dirige a un publico presence. El "autor" puede leer las his to-
rias de otros en la soledad, pucde trabajar can apuntes, puedc incluso'
reconsideraci6n, revision y dernas manipulaciones, hasta que finalrnen-
te se dejan en Iibertad para efectuar su labor. Ante los ojos del autor,
el texto despliega el principio, la parte intermedia y el final, de modo
que el escritor considerara su obra como una unidad aut6noma y discre-
ta, definida por su conclusion.
Debido a! mayor control consciente, la Ifnea de acci6n crea estructu-
ras culminantes cada vez.rnas estrechas, en lugar de la antigua tramaepis6dica oral. EI antiguo drama griego, como ya se ha sef:ialado antes ,
.fue la prirnera forma de arte verbal occidental controlada por complete
par la escritura. Fue eJ primer -y durante siglos el unico-i- genero que
se apegaba estrcehamente a la estructura pirarnidal de Freytag. Parade-
jicarnente, a pesar de que el drama se presentaba de manera oral, habia
sido elaborado antes como texto escrito. Resul ta significative que la pre-
senracion dramatica carezca de una voz narrativa. EI narrador se ha su-
mergido por com pie t o en e1 texto y desaparece bajo las voces de sus
personajes. Como ya hemos sefialado, en una cultura oral un narrador
organizaba normal y naturalmente su material en secciones episodicas,
y Ia eliminacion de la voz narrativa parecc haber sido esencial al princi-
pia para librar a la trama de tal distribuci6n. No debemos olvidar que
la estructura episodica era la manera natural de relatar una linea narra-
tiva extensa, aunque solo fuera porque la experiencia de la vida real se
parece mas a una serie de episodios que a una piramide de Freytag. Una
selectividad esmerada produce una trarna muy apegada al modelo pira-
midal, y esta selectividad cs facilitada como nunca antes por la distancia
que la cscr itura cstablece entre la expresion y Ia vida real,
Fuera del drama, en la narracion como tal, la voz original del narra-
dor oral adapt6 varias formas nuevas al vol verse la voz silenciosa del es-
critor, conforme el distanciamiento efectuado por la escritura dio lugar
a diversas ficcionalizaciones del lector y de cscritor sacados de su contex-
to (Ong, 1977, pp. 53-81). Empcro, hasta que Ja impresion aparecio y
con el tiernpo obr6 sus efectos mas trasccndeutales, la subordinacion de
la voz aI episodio se rnantuvo firrne.
Como ya se ha sefialado, la irnprenta tij6 - tanto rnecanica como
filos6ficamente-las palabras en el espacio y de este modo establecio un
sentido mas firmc de 10 concluido de 10 que podfa hacerlo la escritura,
EI mundo de 10 impreso engeridro la novela, la cual con el tiempo efec-
tuo la ruptura definitiva con la estructura episodica, aunque la novel a
tal vez no siempre haya obedecido a una organizacion que siguiera es-
trictarnente el modelo climatico de muchas obras de teatro. EI novelista
se eoneentr6 mas especfficamente en un texto y menos con sus oyentes,
. "
146 MEMORIA ORAL Y LINEA NARRATIVA
imaginados 0reales (pues los romances impresos en prosa a menudo se
escribian para leerse en voz alta), No obstante, su posicion todavfa era
un poco incierta. EI reiterativo "querido lector" del novelista. d,c1sigio
XIX revela el iproblerna de ajuste: el autor aun tiende a pel"CIblra un
1 MEMOJ{JA ORAL Y LINEA NARRATIVA 147
Poe no s610concentra 10 mas import ante de la acci6n en Ia mente de
Legrand, sino tambien preserrta como su equivalentc cxtcrno un texto
la clave escrira que inrerpreta el mapa para hallar cl tesoro escondido:
EI problema inrnediato que Legrand resuelve directamcnte no esuna di-
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auditorio , a los oyentes, en algun lugar, y Irecuentemcnte de~e recordai
que la historia no se dir ige a oyentes sino a lectores, cada qwen solo en
su propio rnundo. La alici6n de Dickens y otros novclistas d,c!siglo XIX
a la lectura declarnatoria de selecciones de sus novel as manificsta tam-
bien el gusto aiin vivo por e1 antig~o mundo del narrado;- oral. Un :an-
tasrna de este mundo, cuya presencia resultaba muy comun, era el heroe
errante; y sus viajes servian para unir los episodios y sobrevivi6 a travesde los romances mcdievales e incluso a travcs del D on Q u ij ole de Cervan-
tes por 10 deruas increiblementc adelantado a su riempo , hasta Defoe
(Robinson Crusoe era un incansable viajero) y T om J on es de Fielding,
en las narraciones epis6dicas de Smollet.t y aun en algunas obras de DIC-
kens, como por ejemplo T he P ic kw ic k P ap er s.La narraci6n de estructura piramidal, como se ha visto , alcanza su
punto culminante en la historia detectivesca, empczando por Lo s . c rim e -
nes de la cal!« Morgue de Poe, publicado en 1841. En cI relate detectivesco
ideal la acci6n ascendente Sf acumula incxorablcmentc hasta una ten-
si6n casi intolerable, el reconocimicnto y el vuelco culminantes relajan
la tension con brusquedad explosiva y el dcsenlace, desenreda todo por-
complete: cada detalle aislado de la historia resulta de la mayor irnp~r-
tancia y, basta eI punto culminante y el descnlace , eficazmente ~ngano-
so, Las "novclas chinas de detectives", que comenzaron en el siglo XVIl
y alcanzaron su madurez en el xvnt Ycl XIX, cornpartcnlos maler~ales
narratives de Poe, pcro nunca logran Ja conCISIOnculmmante de este,
pues entreveran sus tcxtos con' 'largos poemas, digrcsiones filosoficas,
etc., etc." (Gulik, 1949, p. iii), , .Las tramas de las historias detectivescas son profundamente mterio- ~
res, en el seritido de que un acabado completo por 10general sc,consi- > i.
gue, primero , en la mente de uno de los perscnajes y luego se d_'funde : tal lecior y <Ilos otros personajes ficticios. Sherlock Holmes lo.tema todo
resuelto en la mente antes que cualquier otro, incluyendo cspcclalllle~1teal t,te al lector. Esto es tipico del relate detectivesco en contraste con la simple'·.
l.
historia de "misterio", que no cucnta con una organizaci6n rcmatada
de manera tan impecable. El giro de Ianarrativa hacia la "intro~pe~ci6n", .~-'
panl ut ilizar la exprcsion de Kahler (1973), aqui es ilustrada IIIIpre~ y' •
sionantemente por la diferencia con la antigua narraci6n oral. EI prota-'.
gonista del narrador oral, distinguido ~ip!carn:nte por sus h~zan~s. ~(
externas, es rcemplazado por la concrencia interior del protagomsta 0- ;.
pografico. - . . t~No pocas vcces la histor ia delectivesca muestra cierto vinculo directo 't·
entre la trama y la tcxtualidad. En E l e sc a ra b aj o d e 010 (1843), Edgar Allan ..
~cultad existencial (.:D6nde csta el tesoro?) sino textual (tC6moha de
mterpretarse este escritoi'). Una vez resuelto el problema textual, todo
10 dernas sc arregla. Asim isrno, como Thomas J. Farrell me indic6 enu?a ocasi6n, a pesar de que e1 texto esta escrito a mano, el c6digo corue-
nido pOl' eI mismo es principalmcnte tipografico, cornpuesro no s610de
I~lras del alfabeto sino tarnbicn de signos de puntuaci6n, minimos 0inc-
xistentes en el manuscrito, pero aburidantes en eI texto impreso. Estes
signos estan aiin mas alejados del mundo oral que las lctras del alfabeto:
aunque forman parte de un texto, son impronunciablcs, no foneticos.
EI efecto de 10irnpreso para clevar al maximo el sentido de aislamiento
y conclusion resulta evidcntc, Lo que seencucntra dentro del texto y de
Ia mente es una unidad completa, autonorna con su silenciosa logica in-
tern~, Mas tarde, varian do este rnismo tema en una especie de historiacu.asl-~etectlvesca, Henry James crea, en L o s p a pe le s d e A s p er n (1888), un
rrusterioso personaje central cuya identidad entera esta encerrada en un
escondrijo de sus cartas ineditas, las cuales son quernadas al final de la
historia, sin ser lefdas pOI'el hombre que habra dedicado su vida a bus-
carlas,. para descubrir que clase de persona habia sido Jeffrey Aspern
en realidad. Junto con los papeles, cl misterio de la persona de Aspern en
la mente de su perseguidor se desvanece en el hurno. La textualidad cs
encarnada en esta historia fantistica. "La letra mata, mas el espiritu vi-vifica" (2 Corintos, 3:6).
EIcaracter reflexivo misrno de la escritura -reforzado por lalentitud
del proceso de escritura en comparacion can la presentaci6n oral, aSIco-
n~o.par' el aislarniento del escritor en comparaci6n con el orador-e- pro-
picia el desarrollo de la conciencia a partir de 10 inconsciente, EI escritor
de relates detectivescos resulta exquisiramente mas conscientc en su re-
flexi6n que uno de los narradores epicos de Peabody, como las mismas
teorias de Edgar Allan Poe hacen patente.
La escritura, como se ha visto, es en esencia una actividad que eleva
la conciencia. La historia cuya trarna se organiza siguiendo estrictamen-
te los canones clasicos cs tanto cI result ado como el origcn de un estado
sublimado de conciencia, y este hecho se expresa de manera simb6lica
cuando, con la aparici6n de la trarna perfectarnente piramidal en el relata
deteetivesco, Ia aceion se concent ra en la conciencia del protagonista:
el detective. En decadas recientes, conforme la cultura tipografica ha si-
do trasmutada en una cultura electronica, la historia de trama esquema-
tica ha perdido aceptacion por demasiado "facil" (es decir, por estar
~emasiado "trabajada" par la conciencia) para el autor y el lector. La
hteratura de vanguardia csta ahora obligada a dcscomponer 0disirnular
'I
I"I
148 MEMORIA ORAL Y LINEA NARRATIVA
las tram as de sus narraciones. Sin embargo, los relates sin trama de la
era electr6nica no son narraciones episodicas. Forman variaciones irn-
presionistas e imaginistas sobre las historias ~on tramas. que les precedieron.
La trama narrativa lleva la huella de la escntura y la ripografia. Cuando se
MEMOl{iA ORAL Y LiNEA NARRATIVA 149
Todos estos logros resultan inconcebibles en las culturas oralcs pri-
mafias y de hecho surgen en un mundo dominado por la escritura. con
su impulse hacia la introspecci6n minuciosamente especificada y los ana-
Iisis detalladamente elaborados de los estados interiores del alma y de
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estructura segiin recuerdos y ecos, indicativos de Ia antigua narracion oral
prirnaria con su marcada confianza en 10 sub-inconsciente (Pca~cx;ly, 1975),
no puede sustraerse a hacerlo de una forma elaborada y acadernica, como
en La Ja lou si e de Alain Robbe-Grillet 0 Ulysses de James Joyce.
EL PERSONAJE "REDONDO". LA ESCRITURA Y 1..0 IMI'RESO
El lector moderno comprende generalmente la "caracterizaci6n" eficaz
en la narrativa 0 en el teatro como la producci6n del personaje "redon-
do", para utilizar el termino de E. M. Forster (1974, pp- 46-54), el pe:-
sonaje que "posee 10 incalculable de la vida". Opucsto al personaJe
"redondo" esta el "plano", el tipo de figura que nunea asombra al lec-
tor sino antes bien 10dele ita por actuar precisamente como se espera que
10haga. Ahora sabernos que el personaje "pesado" (0 "plano") se deri-
va originalmente de la narracion oral prirnaria, que no puede ofrecer per-
sonajes de otro tipo. El pcrsonaje tipo, sirve tanto para organizar la Hnea
de la trama como para manejar los elementos no narratives que se pre-
sent an en la narracion. Alrededor de la figura de Odiseo (0, en otr as cul-
turas, Brer Rabbit 0 la arafia Anansi), es posible recurrir a la tradicio~
acumulada sobre el ingenio; en torno a la figura de Nestor, a la tradi-
cion referente a la sabiduria, y asi sucesivamente.
Conforme cl discurso avanza de la oralidad primaria a un control ca-
ligrafico y tipogd.fico cada vez mayor, cl personaje plano, "pcsado"
I ' '" do pcrsonaje tipo cede ante figuras que se vue :ren mas y ~as ~e. on-
das", es decir, que se presentan, a primcra vist a, como Imprevlslbles
pero, en ultima instancia, coherentes desde el punto de vista de la co~-
pleja estructura de caracter y motivaci6n de las que se dota al personaJe
redondo. La complejidad de la motivacion yel desarrollo psicol6gico in-
terno con el pa-so del ticmpo hacen que cl personaje redondo parezca una
"persona real". La aparici6n del personaje redondo de la novel a estuvo
deterrninada por una gran cantidad de impulsos, Scholes y Kellog~ (19~6,
p.p. 165-177) sugie,ren influencias tales co~o el .impu.lso hacia la ,m~en.o-
rizacion en el Antiguo. Testamento y su intensif icacion en el cristrams-
rno la tradicion dramatica griega, las tradiciones ovidiana y agustiniana
de la introspeccidn, y la reflex ion que se cncucntra en los romances celt i-
cos medievales y la tradici6n del amor cortes. Ernpero, tarnbien sefialan
que la rarnificacion de los rasgos de caracter personales no fue perfeccio-
nada s610 cuando aparecio la novela, con su sentido del ticmpo no sim-
plemente como marco sino como elernento de la acci6n humana.
sus relacicnes consccutivas orientadas hacia cl interior. Una cxplicacion
mas completa del surgimiento del personaje "redondo" debe incluir una
concepcion de como la escritura, y mas tarde Ia imprenta, afectaron a
la antigua economfa intelectual . Las primeras aproximaciones que rene-
mos al personaje redondo se encuentran en las tragedias griegas, el pri-
mer genero verbal control ado enterarnente por la escritura. Estas todavia
se ocupan de lideres esencialmente publicos antes que con los personajesdornest icos comunes que pueden prosperar en la novela; empero , el Edi-
po de Sofocles y, aun mas, Penteo y Agave asi como Ifigcnia y Orestes,
en las tragedias de Euripides, son incornparablemente mas complejos y pre-
sos de angustia interior que cualquicra de los persoriajes de Hornero. Se-
gun las perspectivas de la oralidad y la escritura, de 10que se trata aqu]
es de la creciente interiorizaci6n del mundo abierto por la escritura. Watt
(1967, p_ 75) llama la atencion hacia la "interiorizaci6n de la confcrcn-
cia" y los habitos introspectivos que produjeron el interes por el perso-
naje humano queya se hal la en Defoe, y atribuye esto a los antecedentes
puritanos calvinistas del aut or. Hay algo claramentc calvinista en la ma-
nera como los personajes introspcctivos de Defoe s~relacionan can cl mun-
do secular. Sin embargo, la introspecci6n y la interiorizaci6n cad a vez
mayores de Ia conciencia distiuguen la historia cntera del ascctismo cris-
t iano, donde su intensificacion est a expl fcitamente vinculada con la es-
critura, desde las Confesiones de San Agustfn hasta la Autobiagraf ia de Santa
Teresa de Lisieux (1873-1897). Millcr y Johnson (1938, p. 461), citados
por Watt, apuntan que "casi todo puritano letrado llevaba alguna espe-
cie de diario". El advenimiento de la impresion intensif ic6 la introspec-
cion propiciada por la escritura. La edad de la impresion 5C distintui6inmcdiatamente en cfrculos protestantes, por la promocion de la inter-
pretacion privada e individual de la Biblia, y en circulos cat6l icos se ca-
racter izo por el aumcnto de una frecuente confesion privada de los
pecados, y, de manera concomitante, por el hincapie en cl exarrien de
conciencia. La influencia de la escritura y la irnpresion sobre el asceris-
mo cristiano cxije ser investigada.
Escribir y leer, como se ha visto , son actividades solitarias (aunque
al principio la lectura se practicaba con bastante frecuericia de manera
comunitaria). Incorporan ala psique en un pensamiento arduo, intcrio-
rizado e individualizado de un tipo inaccesible para la genre que no co-
noce la escritura. En los mundos privados que engendran, nace el 'intercs
por cl personaje humane "redondo"; profundamente inter-iorizado en
su motivaci6n, impulsado de manera misteriosa pero firme dcsde su in-
terior. Despues de su primera aparici6n (en el antiguo drama griego, con-
~;
·1,
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -- ..
150 I\mM()RIA ORAL Y liNEA NARRATIVA
trolado caligraficarnente), cl pcrsonaje "redondo" es desarrollado mas
'en la cpoca de Shakespeare, despues de la invenci6n de la irnprenta, y
alcanza Sil punto culrninante en la novela, enla cual, despues de la lle-
'gada del Romanticismo , 10impreso es interiorizado de manera mas com-
T MEMORIA ORAL Y LiNEA NARRATIVA
mas "rcdondo" que cualquier otro personaje dela antigua literatura gric-
gao Parecerfa que el desarrollo del psicoanalisis moderno es paralelo a
la evoluci6n del personaje en el tcatro y la novela, ya que ambos depen-
den del giro de la psique hacia la interiorizacion, producido poria escri-
151
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i~;~:l
t ' _ ' J,~l
pleta (Ong, 1971). '
La escritura y la impresion no climinan del todo al personaje plano.
De acuerdo con el principio de que una nueva tecnologia de la palabra
refuerza a la vieja al mismo tiempo que la transforma, es posible que
las culturas que conocen la escritura de hecho produzcan en cicrtos 'f~-
pectos el epitome de los personajcs simb6licos, es decir, abstractos. Es-
tos apareccn en las mora1idades de la baja Edad Media, que empleabanvirtudes Yvieios abstractos como personajes -personajes simb61ieos in-
tensificados como s610la escritura puede hacerlo-, y en el teatro de hu-
mor del siglo XVII, el cual , como en Every Man in His Humor a Volpone,
de Ben Jonson, prcsenta virtudes y vicios ligeramente personificado.s en
rramas mas complejas. Defoe, Richardson, Fielding y orros novelistas
precursores (Watt, 1967, pp, 19-2.1), Ya veces incluso Jane Austen, dan
a sus personajes nombres que les otorgan un valor simbolico: Lovelace,
Heartfree , Allworthy 0Square. Las culturas clectronicas, de alta tecno-
logla, mas recientes aun producen personajes simb61icos en ge~eros re-
gresivos como el western 0en algunos contextos de humor conSClente (en
elsentido moderno de esta palabra). El "alegre gigante verde" funciona
bastante bien en Jos gu'ioncs de publicidad porque el epftcto anti-heroico
"alegre" advierte a los adultos que no han de tornar en serio a este dios
de la fertilidad de nuestros dfas, Nose conoce aiin la historia de los per-sonajes sirnbolicos y de las complejas maneras como relacionan la fie-
cion escrita con Ia tradicion oral.
ASI como eI relata sin trama de la imprenta de los ultirnos tiernpos
o era electronica sebas a en la trama clasica y obtiene su efecto por una
scnsacion de que la trama esta disfrazada 0auscnte , aSI en esta misrna
era los personajes extrafiarnente ahueeados que represent an estados ex-
tremos de conciencia, como en Kafka, Samuel Beckett 0 Thomas
Pynchon, surten sus efectos debido alcontraste percibido con sus prede-
cesores, los personajes "rcdondos" de la novcla clasica. Tales persona-
jcs de la cdad electronica sedan inconcebibles si la narrativa no hubiera
pasado par una fase del personaje "redondo".
, La evolucion del personaje redondo rcgistra cambios en la conciencia
que se extienden rriucho mas alla del mundo dela literatura. Desde freud,
la comprcnsi6n psicoJ6gita y sobre todo psicologica analitica de toda es-
tructura de la pcrsonalidad ha tornado como modelo algo asi como eI
personaje "redondo" de la ficcion, Freud concibe a los seres humanos
rcales como estructurados de una manera psicologicamente parecida al
personaje drarnatico Edipo , no a Aquiles, y de heche como un Edipo
interpretado segiin los canones del mundo de las novelas del siglo XIX,
II
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lura e intensificado por 10 impreso. En efecto, as! como el psicoanalisis
busca algiin significado mas profundo, indistinto perc sumamente reve-
lador, oeulto bajo la superficie de la vida ordinaria, aS I los novelisras
-dewe Jane Austen hasta Thackeray y Flaubert-e- invitan al Iectora perci-
bir algun significado mas puro bajo la superficie defectuosa ° falaz queretratan. Los descubrimientos de la psicologfa "pl'ofunda" eran impcsi-
bles antes, par las misrnas razones que el personaje completamcnte "re-dondo" de la novela del siglo XIX no era concebible tiernpo atras. En
ambos casos, se requerfa de una organizacion textual de la conciencia,
aunque dcsde Iuego tarnbien estaban enjuego otras fuerzas: el alejamiento
de la tcrapia holista de Ja "antigua" medicina (anterior a Pasteur) y la
necesidad de un nuevo holismo; la democratizacion y privatizacion de
la eultura (en sf un efecto de la escritura y, mas tarde, de 10 impreso);
el nacimiento de la Hamada familia" nuclear" 0 "familia afectiva", en
lugar de la familia extensa organizada para conservar la "Iinea" de des-
cendencia; una tecnologla avanzada que relacionaba mas fntimamente
entre sf a' grupos mas grandes de personas; y aSI sucesivamente.
Sin embargo, cualesquiera que hayan sido cstas otras fuerzas tras cI
desarrollo del psicoanalisis, la escritura y 10 impreso propiciaron un gran
potencial; el nuevo interes por cl mundo vital del hombre y la persona
humana. Los personajes delineados mediante epitetos no scprestan mu-cho ala crftica psicoanalitica, ni tam poco las figuras trazadas segiin una
psicologfa de faeultades, de "virtudes" y "vicio!;" en pugna. En lame-
dida en que la psicologia moderna y el personaje "redondo" de la fie-
cion representan ante la conciencia actual como csla existencia huruana,
el senrido de esta ha sido proccsado a traves de la escritura y 10 irnpreso.
Eato no pretendc de ningun modo censur'ar el interes actual en la exis-
teneia humana. Al contrario. EI scntido fenomenol6gico moderno de la
cxistcncia es mas rico, en su reflex ion consciente y articulada, que cual-
quier cosa que 10haya precedido. Pero resulta benefice reconoecr que
este sentido depende de las teenologlas de la escritura y 10irnpreso, pro-
fundamente interiorizadas, partes ya de nuestros propios recursos psi-
quicos. La reserva enorme de conocimicntos hist6ricos, psicologicos y
otros que pueden cntrar en la narrativa y earacterizaci6n cornplejas de
la actualidad s610pudo acumularse a t raves del uso de la cscritura y 10
irnpreso (y hoy en dia la electrorrica}. Pcro estas recnologias de la pala-
bra no almacenan solamentc 10que sabernos. Forman nuestro saber de
manera que 10vuelven bastante inacccsible y, de hecho , inconcebible
en una cultura oral. .r
I '
VII. ALGUNOS TEOREMAS
ALGUNOS TEOREMAS 153
pese a su importancia para el desarrollo de los generos, la trama, la ca.
racterizacion, las relaciones entre cscritoj- y lector (viase Iser, 1978) y
la rel ac ion entre la I ite ra tura y las cstructuras sociales, intclectualcs y psi-quicas.
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EL ESTUDIOdel contraste entre la oralidad y el conocimiento de la escri-
tura es un asunto inconcluso en su mayor parte. Lo que en fechas re-
cientes se ha aprendido ace rca de este contraste sigue expandiendo la
cornprension no solo del pasado oral, sino tambien d~1 presente, 10 cual
libera nuestras mentes habituadas al texto y coloca bajo nuevas pcr~pe~·
tivas mucho de 10 que desde hace tiempo nos ha sido fami lia r. .Aq~f md,I '
care algunas de las nuevas perspectivas e h.ipotes.is en aparrencra mas
interesantes, pero solo algunas, pues resulta irnposible hacerlo de mane-
ra global 0 cornpleta. Prescntare la cuesrion en forma de tcoremas: afir-
maciones mas 0menos hipoteticas que de varias maneras se relacionan
con 10 que ya se ha explicado aqui ace rca de la oralid~d y el ~ar_nbio de
esta a la escritura. Si los capftulos precedentes han tcnido un cxito aun-
que sea moderado, eI lector debiera ser capaz de l1eva~ estos. teoremas
mas lejos asi como de producir sus propios teoremas e hipotesis comple-
mentarias.
Algunos de estos teorernas atenderan e~pecialmen~~ a l:as m~neras en
las cualcs cicrtas escue las modern as de la inte rpre tacion Iiteraria y la fi-
losofia estan enlazadas con el 'cambio de Ia oralidad y la escritura '. Lamayoria de estas escuelas se tratan en Hawkes (~97?). Para convemen-
cia del lector, cuando sea posible se hara referencia d'rectament~ a ~aw.
kes, en cuya obra puedcn cncontrarse las diversas fuentes pnmanas.
LA HISTORIA I.lTERARIA
La historia literaria ha empezado, pero apenas empezado, a expl.Ol~r las
pos ib il idades que le ofrecen los estudios sobre oralidad y conoClIn_lcnto
de la escrirura. Importantes estudios han dado a conocer una amph.a ga-
rna de tradiciones especlficas mediante el analisis de las presentaclones
orates prim arias 0 los elementos orales en sus textos l.iterarios: Foley
(1980b) cita obras so~re el mito sumeria, los Salmos b~hcos, vanas_pro-
ducciones orales de Africa del Oeste y del Centro, la literatura medieval
inglesa, francesa y germanic~ (Villil! Cur.schmann, 1967), la bylina rusa
y la predica popular estado~~,dense: Los hstados de HaY,mes (1973) ~gre-
gan estudios sobre las tradiciones ainu, turca y otras ~as .. Per~ la histo-
ria literaria en general todavia procede con poca conCJCnCla, SI acaso la
tiene, de las polaridades entre oralidad y conocimiento de la escritura,
152
<
- !
Los textos pucden represcntar todo tipo de ajustes disrintos a las po-
laridadcs entre la oralidad y el conocimiento de la cscritu ra. La cultura
de manuscrit0 en Occidente fue siernpre marginalmente oral y, aun des-
pues de la irnprenta, 10 textual s610alcanzo de mancra paulatina cllugar
que ocupa hoy en dia en las culturas donde la mayor parte deIa Iect ura
S~ realiza en silencio. Todavfa no hemos llegado a aceptar del todo el
hecho de que ,desde la Antiguedad hasta avanzado el siglo XVIIImuchos
textos literarios, incluso cuando estuvieran pOl' escrito, por 10 general es-
taban desrinados a la recitaci6n publica, originalmente llevada a cabo
por cI autor misrno (Hadas, 1954, p. 40; Nelson, 1976-1977, p. 77): EIleer en voz alta ante la familia y otros grupos pequefios era cornun roda-
via a principios del siglo XX, hasta que l a cultura c1ec tr6nica rcunio a
tales gropos alrededor dc los aparatos de radio y television, en lugar de,
como se hacia antes, en torno a un miembro del grupo.
La Iitcratura medieval resulta particularmentc fascinante en cuanto
a su relacion con la oralidad, debido a las mayo res presiones del conoci-
miento de la escrit ura sabre la psique medieval, producidas no s610 por
la irnportancia central del texto bfblico (los antiguos griegos y rornanos
no renfan textos sagrados, y sus religiones practicamenre no cuentan can
una teologfa formal), sino tam bien poria cxtrafia y nueva rnezcla de ora-
lidad (debates) y 10 textual (comentarios sobre obras escritas) en las aca-
demias del rnedievo (Hajnal, 1954). Es probable que la mayorfa dc los
escritores medicvales a traves de Europa continuara la practica clasica
de escribir sus obras literarias para ser lcidas en voz alta (Crosby, 1936;
Nelson, 1976-1977; Ahern, 1981). Esto ayudaba a determinar el cstilo
siempre retorico asf como la Indole de la trarna y la caracterizacion.
La misma practica persistjo en grade notable a 1 0 largo del Renaci-
rniento. William Nelson (1976-1977, pp. 1 j 9·120) sefiala la revision he-
cha por Alamanni de su Giron Cortese, originairnente un fracaso, para
hacer lo mas episodico y, asf, mas id6neo para la lectura oral frente a gru-
pos, como 10 habia sido cl exitoso Orlando de Tasso. Nelson continua y
propone que la misma motivaci6n impulse la revision que Sir Philip Sid-
ney hizo a Old Arcadia, para adccuarla a su presentaci6n ora l. Tarnbien
indica (1976· 1977, p. 117) que a 10 largo del Renacimiento la practicede la lcctura oral hacc a los autores expresarse "como s i en rcalidad hu-
biera gentc ... escuchando" y no solo "hipotesis" a las cuales normal-
mente se dirigen los autores actuales. De aquf eI estilo de Rabelais y
Thomas Nashe. Esta investigaci6n de Nelson es una de las mas ricas en
cI seii.alamiento de la dinamica entre 1a oralidad y el conocimiento de
1£ 1escritura en la l iteratura in g le sa , d esd e 1£1Edad Media hasta el s iglo XI X
154 ALGUNOS TEOREMAS
e insirnia cuanto queda todavfa por hacer en el estudio de las polari-
dadcs entre oralidad y conocirniento de la cscr it ura. ,:Quien ha evalua-
do ya Euphues de Lyly como obra para leerse en voz alta?
El movimiento del Rornanricisrno advierte el principio del fin de la
ALGUNOS TEOREMAS
pensamiento y expresi6n, pero sin imitar conscientemente formas orales
anteriores, como 10 hada la epopeya "artIstica". Las baladas popula-
res, com~ las de la frontcra en ingles y escoces, se desarrollan al margen
de la or~lQad. La novela constituye c1aramente un genero impreso, pro-
155
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antigua retorica basada en la oralidad (Ollg, .1971), per~ esta resue~a,
a veces espectral, a veccs torpemente, en el estilo de los pruncros es~nto-
res estadounidenses como Hawthorne (Bayer, 1980), par no rnencionar
a los padres fund adores de los Estados U nidos de America, y reverbera
claramente en toda la historiograITa de Thomas Babington Macaulay hasra
la de Winston Churchill. En estos escritores, la concepci6n tcat ral y el
est ·ilo semi-oratorio ponen de manifiesto las huellas de la tradicion oral
au n persistentes en las escuelas piiblicas britanicas. La historia liter-aria
aiin tiene que examjnar todo 1 0 relaeionado con esto ,
A t raves de los siglos, el cambio de la oralidad a traves de la escritura
y de 10 impreso hasta cl procesamicnto electronico de la palabra ha afec-
tado profundamente y, de hecho, deterrninado de manera fundamental
la evolucion de los generos artis t icos verbales, aSI como sirnultancarnen-
te, por supuesto, los cstilos sucesivos de caracterizacion y trarna. En eI
Occidente, por ejemplo, la epopeya reprcscnta basica e irremediablemente
una forma de arte oral. Las epopeyas escritas e irnprcsas, las lIamadas
epopeyas "artisticas", son imitaciones elaboradas y arcaizant es de los
procedimiemos requeridos por la psicodinarnica de la narraci6n oral; por
ejemplo, el inicio de la obra i n medias res, las descripciones' formulaicas
complicadas de la arrriadura y la conducta agonlst ica, otro logro fo~mu-
lario de otro tema oral. Con forme la oralidad disminuye con la escrrt ura
y la impresi6n, la cpopeya cambia irremediablcrnente de forma, pese a
las mejores intenciones y esfuerzos del autor. EI narrador de la Iliada y
la Odi sea csta perdido en los hechos cornunitarios orales: nunca aparece
como "yo". EI escritor Virgilio inicia su Eneida con " A r7 T Ja , o ir u mqu e c a -
rIO", "Canto las arrnas y el varon"·. La carta de Spenser a Sir Walter
Raleigh, para presentar T h e F a er ie Ql1etne, mucstra que Spenser realmcn-
rc pensaba estar componiendo una obra como la de Hornero: pero la cs-
critura y 10 irnprcso habian detcrrninado que no fuera asi. Con el ticmpo,
la epopeya pierde incluso su credibilidad imaginaria: sus raiccs en la eco-
nomia intelecrual de la cultura oral se han secado. La unica manera en
la cual cl siglo XVIII puede referi rse seriarnente a l~ epopeya es mofan-
dose de ella por medio de parodias de epopeyas. Est as son producidas
POt cicntos. Mas tarde, la epopeya de heche desaparcce. La continua-cion por Kazantzaki de la Odisea const ituye una forma Iitcraria ajcna.
Los romances son producto de la cul tura cal ig rafica , creaciones en un
nuevo genera cscriro quc se basa tundamcntalrnente en estilos orales de
·Vi·,.gilio. Eneid« (Mexico: Nucsr ros C I{ .si co s, 1 (01) , p. 1
. ,
I
· 1
·1. : I' . \ . i. I
, I
fundamente interior, sin heroes yean 'fuerte tendcncia a la ironia. Las
formas narrativas actuales, desprovistas de trama, son parte de la era
electr6nica, estructuradas tortuosarnente de acuerdo con codigos abstru-
sos (como computadoras), Y asf sucesivamentc. Estas son algunas pau-
t~s gcnericas ¥enerales. En su mayor parte, no se sabe aun cuales hayan
sido las especificas. No obstante, su estudio y comprensi6n no s610 arro-
jara I~z sobre las formas de arte y pensamiento verbales del pasado, sino
tarnbien sabre las del prescnte, y posiblemente induso sabre las del futuro.
Un gran hueco en nuestra comprension de la influencia de Ias muje-
res en el genero y estilo literarios podria llenarse 0 taparse si anaJizamos
el ca~bio de la oralidad ala escritura y 10 impreso. Aqui, un capitulo
antenor apunto que las primeras nove1istas y otras escritoras pOI"10 ge-
neral no observaron los rasgos de la tradicion oral POt el simple hecho
de que las muchachas pOl' 10 cormin no tenian acceso al entrenamicnto
retorico de bases orales que los j6venes recibian en la escucla. EI estilo
de las escritoras era clararnente rnenos oral en un sentido formal que el
de los hombres; sin embargo, hasta donde yo se, ningiin estudio impor-
tante ha examinado las consecuencias de este hecho, que segurarnente
fueron ~xtensas. Indudablemente, los estilos no ret6rieos preferidos par
las escritoras ayudaron a hacer de la novela 10 que es: mas parecida a
una conversaci6n que una presentacion desde un estrado. Steiner (1967,
pp ",387-389) ha Hamado Ia atenci6n sobre los orfgenes de la novel a en
Ia VIda mcrcantil. Esta vida conocia muy bien la escritura, pero su cono-
cirniento de ella era vernaculo, no fundamentado en la ret6rica latina.
Las e.scuelas de los disidentes, que daban preparaci6n para cl trabajo co-
mercial, fueron las prirneras que admitieron mujeres en el sal6n de clases.
Varios tipos de huellas de la tradiei6n oral, asf como la "oralidad con
conocimiento de la escritura" de la cultura oral secundaria producida
por In radio y la television, aguardan un estudio a fondo (Ong, 1971,
pp. 284-303; 1977, pp. 53-81). Algunos de los trabajos mas interesantes
sobre los contrastes entre oral idad y conocirniento de la escritura hoy en
dia ~stan realizandose en estudios de la l iteratura actual en idioma ingles
de Africa occidental (Fritschi, 1981).
, E~ un nivel mas practico, muestra mayor comprensi6n de la psicodi-narmca de la oralidad en relaci6n con la de la escr itura esta mejorando
la cnsefianz.a de la facultad de cscribir, particulannente en culturas que
en la actuahdad estan avanzando rapidamente de una oral idad casi total
hacia el conocimiento de la escritura como es el caso de muchas' cultu-
ras africanas (Essien, 1978), y en sub~ulturas que conservan rasgos ora-
les de las sociedades donde priva un alto conocimiento de la escritura
- I
156 ALGUNOS TEOREMAS
(Farrell, 1973a; 1978b), como pOl' ejernplo las subeulturas urbanas ne-
gras 0 ch icanas en los Estados U n idos.
ALGUNOS TEOREMAS 157
el interes en la conclusion, el cual es producto de 10 impreso . Nada rnuest ra
de manera mas impresionante la afinidad estrecha, en su mayor parte
inconsc iente, ent re el movimiento rornantico y la tecnologfa.
EI forrnalisrno ruso, un poco mas anterior (Hawkes, 1977, pp. 59-73),
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LA NUEVA CRiTICA Y EI. F()RMt\L1SMO
,·
EI cambio de la oraJidad a la escritura esclarece el significado de la nue-
va critica (Hawkes, 1977, pp. 151-156) como un ejem_rlo n?ta~)I~ de pen-
samiento determinado par el texto , La nue.va cntlc~ msisna en la
autonorn ia de la obra individual de art e textual. Lo eserito, como se re-
cordara se ha lIamado un "diseurso aut6numo" por contraste con la
expresion oral, nunca autonorna sino siernprc incorporada en una exis-
teneia no verbal. Los nuevos crfticos han asimilado la obra de artc ver-
bal al mundo de objero visual de los rextos antes que ell mundo
oral-auditivo de los sucesos. Insist en en que el poema u otra obl'a litera-
ria se considere como un objeto, un "ieono verbal".
Resulta diffcil vcr c6mo estc modelo visual-tactil de un pocma 1I otra
creaci6n verbal pudiera aplicarsc de manera eficaz a una presentacion
oral, que presuntamente podria ser un poema real. EI so~i~o se resist.e
a la reducci6na un "objeto" 0 "ieono": es un aconteclmlento contt-
nuo , como ya hernos explicado. Ademas, el divorcio entre el po~ma y
el contexLO scria dificil de imaginar en una cultura oral donde la orrgrna-
lidad de Ia obra pcerica consiste en la manera como cste cantante 0 na-
rrador se rclaciona con este publico en este memento. Aunque parsupuesto cs un succso especial, en cicrto J~lOdo distingui,bl.e de ot ras cl a-
ses dc aconteeimientos, en un marco particular su proposuo 0 resultado ' !rara vez 0 nunca cs simplcrnenre estctico: la prcscntacion de una cpo pe- -~}
ya oral,.por ejemplo, rarnbien puede servir , sirnultancamcnte, como un ...~;~jacto de celebracion, como paideia 0 educacion para la juventud, como \
Iortalccedor de la identidad del grupo, como media de hacer perdurar " ' . 1todo tiro de conocimiento popular -historico, biologico , zo~lo~ico, so-,;~',I
ciologico, venatorio, nautico, rcligioso-, y mucho. mas. Asn·~·llSmo,. cl f ; ' ~ ' 1narrador par 10 regular se identifies con los personales que delinca e in- .~\ ..ltervicne libremente con su publico real, que mediante sus reaceiones a :~.. 1su vez ayuda a dcterm inar 1 0 que aqucl dice: la extension y cl estilo de ~."1
la narracion. En su presentaci6n de La epopeya de Mwindo, Candi Rureke ;it Ino solo se dirige el m isrno al publico, sino incluso hace que el heroc, :ftMwindo , hable a los cscribanos que ponen por escrito la presentaeion - ~ _ n , , ~de Rureke y les indica que se apresuren en su trabajo (Biebuyck y Ma- .;~'{;,
tecne, 1971). Difieilmente puede llarnarsele icono a esto. Al final de la ~~.
epopeya, Rureke resume los mensajes para la vida real que, segun el,' ~ ,::.1
rransmite el relato (1971, p. 144). La busqucda romantica de la "poes!a
pura", aislada de las preocupacioncs de la vida real, se deriva del inte-
res por la exprcsion aut6noma crcada por la escritura y, aiin mas, pOl'
"
t·,\-. .
adopt6 casi el rnismo punta de vista de la nueva crftica, aunque las dos
cscuelas evolueionaron de manera independientc. Los forrnalistas han
dado gran importaneia ala poesia como un lenguaje "puesto en el pri-
mer piano", un lenguaje que llama la atencion sabre las palabras rnis-
mas en su rclacion unas can otras dentro de la unidad acabada que es
eI poema, cI eual tiene su propia existeneia interior, autonorna. Los for -
malistas restan importancia 0 elirninan de la critica todo interes par el
"mensaje", " fuentes" 0"historia" del poema, 0su relacion conla bio-
graffa del aut or . Evidentcmcntc, su vision tarnbien est a deterrninada por
cI texto y sc eoncentran exclusiva (e irreflexivamente, en su mayor par-
te) en los poernas compuestos pOI' escrito.
La afirmacion de que la optica de los nuevos criticos y los formalistas
ruses esui determinada por el texto no pretende desacreditarlos pues de
hecho estaban analizando poernas que eran creaciones textuales, Ade-
mas, dado cl estado precedente de la critica (que se habia dedicado en
gran parte a la biogralla y psicologia del autor, sin atender al texto), se
. justificaba que hicieran hincapie en este. La critica anterior se habra ori-
ginado en una tradicion rctorica que habra conservado rasgos de la tra-
dicion oral, y de hecho era inexpert a en eI trato del discurso autonomo ,
propiamenle textual. V'isto segiin las perspectivas esbozadas par los con-
trastes entre oralidad y cscritura, cl cambio de la crftica anterior al for-
rnalismo y la Nueva Crftica aparece par 10 tanto como un cambio de una
mentalidad (rctorica, contextual) que conserva rasgos orales a una men-
talidad textual (no contextual). Sin embargo, esta ultima era relative-
mente ir reflcxiva. Pues, aungue los textos son autonomos en cornparacion
can la expresion oral, en ultima instancia ninguno puede existir inde-
pendienternente del mundo no textual. Todo texto se construye a partir
de un pretexto.
Asf pues, todos los text os ticnen contrapuntos no textuales. Roland
Barthes (Hawkes, 1977, pp. 154-155) sefiala que toda interpretacion de
un texto tiene que salirse de este a fin de hacer refereneia al lector: eI
texto no tiene significado hasta que a1guien 10 lee, y para adquirir senti-
do debe ser interpretado, es decir, relacioriado can el mundo del lector
(10 cual no quiere decir que deba ser lefdo de modo caprichoso 0 s in rcfe-reneia alguna al mundo del escritor). Es posible deseribir la situacion
de esta manera; puesto que todo tiempo dado se sinia en la totalidad del
tiernpo, un rexto, dcpositado por su autor en un tiernpo dado, esta rcla-
cionado i p so f a ct o con todos los tiernpos, ya que contiene implicaciones
que s610 pueden desplegarse con el paso del tiempo y que resultan inac-
cesibles a la conciencia del autor 0 de los coetaneos de este, aunque no
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158 ALGUNOS TEOREMAS
necesar iarnente ausentes de su subcOTlciencia. La erit ica rnarxisra (de
la cu al Barthes se deriva en parte, Hawkes, j 977, pp. 267-271) sosticne
que la referencia a S I misrnos de I~s n.uevo~ crfticos. est.a_deter~~in~d~ p~:
cuestiones de clase y es adulatoria: identifies el significado objetivo
Si'~iII, I
I
ALGUNOS TEOREMAS 159
La Nueva Crftica misma desd~ el principio se centro en los textos en
idioma ingles y 10 hizo principalmente en un marco academico, donde
las discusiones pod Ian desarrollarse en una escala mas arnplia, mas con-
tinua y mas organizada que la de la crftica ocasional anterior de obras
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del texto con algo que de hecho se encuentra fuera de este , a saber: las
inrerprctaciones que cl texto imagine que son las apoyada~ por la mun-
rlan idad , el ingenio, el sentido. de la tradicion y eI donaire de 10 que
en esencia es una aristocracia deeadente (Hawkes, 1977, p. 155). Desde
est a perspectiva, la Nueva Critica obtuvo mayor exito con las lisonjeras
clases medias que admiran este medio aristocratico.
La Nueva Critica tam bien se origino en otra redistribucion impor-
tantc de las fuerzas orales con conocimiento de la escrirura, la cual tuvo
lugar cuando el 1~1edio academico cambi6 de una base del latin culto ,
controlado caligraficamente, a una base vernacula mas Iibremente oral.
Aunque habla algunos cursos aislados de literatura inglesa en los cole-
gios y universidades estadounidenses alre~ed~r de 1850, la ~a~e~'la
solo se conv irtio en una asignatura acadbnlca lmportante a prmcrpios
del siglo xx ; y, en el nivcl de graduados, solo despues de la primera
Guerra Mundial (Parker, 1967). En las universidades de Oxford y Cam-
bridge, el cstudio del ingles en los primeros niveles empez6 t l~idamentc
apenas a fines del siglo XIX y t ambien llcgo a ser.una matena lIldcp~n-
diente solo despues de la primera Guerra Mundial (Potter, 1937; 1111-
yard, 1958). Para la decada de 1930, la Nueva Critica estaba en ~archa,
derivada del nuevo estudio acadernico del ingles, la primera crft ica ver-
nacula importantc de la literatura en idioma ingles que sc desa:rollara
en un ambiente acadernico (Ong, 1962, pp. 177-205). Los medics aca-
dernicos no conoclan una "vieja critica" del ingles. La cdtica anterior
de obras vernaculas, por aguda que fuesc, cafa fuera de 10 acadernico ,
era ocasional y a menudo hecha por aficionados, pues el estudio acade-
mico profesional previa de la literatura se restringia al latin, con algo
de griego, y se fundamentaba en el estudio de 1 :- ret6ri;-a. _EI latfn , segun se ha visto, durante mucho mas de nul anos fue una
lengua controlada caligraf icamente, ya no una lengua materna. Aunq.ue
estaba englobado en una mentalidad residualmente oral, no proporcio-
naba un acceso directo al inconsciente, como 10 hada una Icngua mater-
na. Bajo estas condiciones, un texto literario en latin, por cO~lplejo que
fuera y por erudita que rcsult ara su cornprension, resultaba irievjt able-
mente abstruso en comparacion con un texto en la lengua materna de
uno, escrito con base en una rnczcla mas rica de elementos inconscientes
y conscientes. Dada la oscuridad relativa intrinseca de los textos en la-
tfn, no resultaba sorprendente que cI comentario sabre el texto se apar-
tara en algo de este misrno , hacia cI autor , su psicologia, los antecedentes
historicos y todos los factores externos que molestaban tanto a los dcfen-
sores de la Nueva Crftica,
vernaculas. Nunca antes se habfan abordado los textos en esta rnanera
exhaustiva, en parte porque para las decadas de 1930 y 1940 los rinco-
nes debajo de la conciencia habfan sido abierlos por el psicoanaiisis y
la psique se volvia reflexivamente sobre sf misma como nunca antes, pe-
ro tarnbien porque un texto en idiorna ver naculo tenia una relacion dife-
rente con el antiguo mundo oral de la infancia que un texto en una lengua
que, hada mucho mas de un milenio, no habra hablado nadie que no
supicra tarnbien c6mo escribirla. Hasta donde yo se, los estudios textua-
les nunca han explotado las implicaciones aquf presentes (Ong, 1977,
pp. 22-34), las cuales resul tan abrurnadoras.' EI estructural ismo semi6ti-
co y el "decol lstruccionisrno" por 10 general no toman conciencia algu-
na de las diversas maneras como los textos pueden relacionarse con su
sustrato oral. Se especializan en textos caracterizados por eI punto de
vista tipografico 0desarrollado a fines de la cpoca del romanticismo,
en los umbrales de la era elect ronica (1844 fue el afio en que Morse pro-
b6 con exito el telegrafo).
EL f.STRUCTUEtALISMO
EI anal isis estructuralista, segu n 10 desarrollo CIa ude Levi -Strauss (1970;
Hawkes, 1977, pp. 32-58), se ha concentrado considerablemente en la
narracion oral y ha logrado cierta libcrtad de prejuicios caligraf icos y ti-
pograf icos mediante la dcscomposici6n de la narraci6n oral segun terrni-
nos binarios abstractos antes que desde el punto de vista del tipo de trarna
,desarrollado en Ia narracion escrita. La analogfa fundamental de Levi-
Strauss para la narraci6n es el lenguaje rnismo, con su sistema de ele-
mentos contrastantes: fonerna, morfema, etcetera. EI y sus muchos se-
guidores pOI 1 0 general han prcstado poca 0 ninguna atenci6n a la
psjcodimirnica cspecifica de la expresi6n oral, como es elaborada por
Parry, Lord, y particularmente Havelock y Peabody. La referencia a ta-
les obras agregaria otra dimension al anal isis estr ucruraiista, aJ cual a
menudo se acusa de ser demasiado abstracto y tendencioso: todas las es-
tructuras observadas resul tan ser binarias (vivimos en la epoca de la com-putadora), y 10 binario sc logra omit iendo los elementos, con frccuencia
importantes, que no se ajustan a las pautas binarias. Adernas, las estruc-
turas binarias, por intercsantes que sean las configuraciones abstractas
que forrnan, no parecen explicar la urgencia psicol6gica de una narra-
ci6n y par 10 tanto no Jogran esclarecer por que el relato es un relato.
Los estudios de la oralidad como tal han hecho resaltar que la narra-
I
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16 0 ALGUNOS TEOREMAS
cion oral no siernpre se anna segun rerrninos que perrnitan un rapido
ana l i si s est ructural isra binar io , 0 incluso el rigido analisis temai ico que
Propp (1968) aplica al cuento popular. La cstructura de la narraci6n oral
a veces se desinrcgra, aunque est e hecho no le pone trabas a u n buen
narrador, habil en las tecnicas de cligresi6n y rclerencia retrospectiva.
ALGUNOS TEOREMAS 161
se especializan en los rextos, de hccho en textos impresos, y sobre todo
en aquellos de la epoca del romanticismo recicntememe impresos: es-
pecializacion significariva dado que est a epoca se reconoce como sen ala-
micnto de un nuevo estado de conciencia, asociado COil la interioriza-
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La "linea" narrativa directa, como Peabody ha hecho patente (1975,
pp, 179, 235 y passim), es m u cho menos eficaz en la presentacion oral
primaria que en la cornposicion esc rita (0 en la presenracion oral pOl' per-
sonas influidas par la composicion escrita). La composicion oral se sirve
de "nudeos de informacion" ell los cuales las formulas "no mu estran
el grado de organizaci6n que pOl' 10 general asociarnos con el pensrHnicn-to", aunque los tenias sf logren mas 0 menos hacerlo (Peabody, 1975,
pagina 179).
Los declamadores, en especial pero no cxclusivarnente aquellos que
dcc laman en verso , SOIl asediados pOI ' l as dist racciones. Una palabra puede
desatar una cadena de asociaciones a la que el interprete sigue hasta en-
trar en un cui de sac, del cual s610 cl narrador cxperimentado puede ha-
liar la salida. Hornero se mete en tales predicamentos no COil poca
frecuencia: "Homero pierde el hilo". La habilidad de corregir los er ro-
res con gracia y no prese nt a rlos como tales cs una de las cosas que dis-
tingllc a los canto res expcrtos de los im p rov isado s (Peabody, .1975,'
pp. 235,457-464; Lord, 1960, p. 109). Las Iormas de organ izaci6n y desor-
ganizacion aquf no parcccn ser cuestion de rncro bn'colage (trabajo manual,
irnprovisacion a d h oc ), tcrmino predilecto ell la scmiorica estructuralista ,
tornado de El totemtsmo en la act ua l idad (1963) y El pensamiento saloaje
(1966) de Levi-Strauss, • Bricolave es la ex p resion del letrado para 10 q ue
el rnisrno corneterfa si hiciera un pnema que siguiera los canones de! cs-
tilo oral. Sin embargo, la organizacion oral no es una organ izacion esco-
larizada armada de manera provisional. Es posible que cxistan conexiones
sut iles , pOl' ejemplo , en la antigua nar racion griega de origen oral, e~tre
la estructura del verso hcxarnetr o y las form as de pcnsamiento rnisrnas.
Los TF.X1'UAI.ISTAS Y LOS DECONSTRUCCION'IST,\S
EI conocimiento cada vez mayor dc la psicodinamica de la oralidad y
la esc ritura tambien perietracn la obra de! grupo que aqui podernos lla-
mar los' 'textualistas'", notablemcnte A. J. Greimas, Tzvetan Todorov,el ya desaparecido Roland Barthes, Philippe Sollers y J acques Derrida,
aSI como Michel Foucault y Jacques Lacan (Hawkes, 1977). Estos criti-
cos-filosofos, que derivan principalrnente de una lradici6n husserliana,
• Hay "d. en esp. del FCE, Mexico, 1964c
(Ong, 1971 Y 1977) . La rnayori a de los t extual is ta s muest ran poca preocupa·
ci6n pOI' las continuidades hist6ricas (que tambien son continuidadcs psi-
coI6gicas). Cohen (1977, p. xxii) apunta que la "arqueologia" de Foucault
se interesa principalmente por Ia correcci6n de las perspec tivas moder-
nas antes que pOI' exp lical' el pas ado segUn sus propias conside rac iones .
De igual manera, la teorla rnarxista serniotica y l ite ra ria relaciori ada concl estructuralisrno y el rextualismo, segun es representada, por ejcmplc,
pOl' Pierre Macherey (1978), consiste en ejernplos detal lados tornados [0-
dos de la novela del siglo XIX, como indica el t raducor de Macherey
(1978, p. Ix).
Un punto dc partida predilecto para los rextualistas ha sido Juan] a-
cabo Rousseau. Jacques Derrida (1976, pp. 164-268 y pass im) ha enta-
blado u n largo dialogo con Rousseau. Derrida insiste en que la cscritura
"no es un complemento ala palabra hablada", sino un heeho totalmen-
t e d ist in to . Mediante esta insistencia, < 5 1 y otros han colaborado en gran
medida para reducir la tcndencia caligr afica y tipografica que tam bien
ha sido la preocupacion de este libro. En el peor caso, scgun los textua-
li st as, e st a tendencia puede adoptar la siguiente forma: se supone que
simplemente existe una correspondencia exacta entre los articulos en Ull
mundo extra-mental y las palabras habladas, y una correspondcncia se-
mejante ent re l as palabras habladas y las cscritas (aparentemente se con-
sidera que estas incluyen 1 0 irnpreso ; los textualistas por 10 general
identifican la escritura con 10 impreso y rara vez -0 nunca- se at r even
siquiera a echar Ull vistazo a la cornunicacion electronica). Basandose
en es ta suposicion de una correspondencia exacra, el lector ingenue da
por sentada la presencia previa de un referente extra-mental, que la pa·
labra presunrarnente capta y pasa a la psique pOl' una especie dc tubo.
En una variance sohre el tcma nourneno-fenomcno de Kant (relaciona-
do este misrno con el predominio de la vista producido por la escritura
y confirm ado por la irnpresion; Ong, 1967b, p. 74), Dcrrida critica se-
veramente esta metaJisica de la presencia. Llama "logocentrismo" al rno-
delo tubular y 10 define como derivado del "fonocentrisrno", es decir,
de tomar el logos 0 palabra como 10 prirnario y as! degradar la escrituraen cornparacion COIl eI habla oral. La cscritura rornpe el modele tubular
porquc puedc demostrarse que posee una econornia propia, de rnanera
que no solo es capaz de transmitir sin. cambio 10 que recibc del habla.
Aderrias , al mirar en retrospectiva desdc la ruptura ocasionada por la
escritur-a, podrernos observar que el tubo es destruido incluso antes por
las palabras habladas, que en SI misrnas no trasmiten un mundo extra-
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~~~,. ; .~~:~~~~:. ,
162 ALGUNOS TEOREMAS
mental de presencia como si fuera a rraves de un vidrio rransparentc.
La lengua es estructura, y su estructura no es la del mundo extra-mental.
EI resultado final para Derrida es que la lireratura -y de hecho la len-
gua misma- no es en absoluto "representativa" 0 "expl'esiva" de alga
que existc fuera de ella. Dado que no refiere a nada -comO 10 haria el
' , : I1.
- -~ I
: ~ I1
, I1
, I
ALGUNOS TEOREMAS 163
concebido y defendido textualmente , EI que este fonocentrisrno se tra-
duzca a u n logoccntrisrno y una mctaflsica de la "presencia" resulta,
por 10 rnenos, discutiblc. La doctrina plat6nica de las" ideas" sugiere
que no sucede aSI, dado que en ella la psiquc trata solo can sombras 0
con las sornbras de las sornbras, no con las presencias de "ideas" verda-
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~\I. ~ 1 1~JI. ' ~ · ~ · l,~ ;
•, ' ;~"i lC o: ' ~ I
t J ;Paradojicamente , Platen pudo formular de manera clara y eficaz su 11
fonocentrismo, la preponderancia que dio a la oralidad por encirna de ~t,I
la escritura, solo porque sabia escribir. El fonoceotrismo de Platen es . I . ~ . ' ~.\ .. ' " ' ; ' 1"i : ..
tubo-, no 5C refiere , 0 no significa, nada.
Sin embargo, diITcilmente resulta que, porque A no sea B, no es na-
da. Culler (1975, pp. 241-254) trata la obra de muchos de los textualis-
tas, como los he llarnado aqu i, 0 estructural istas , CUTIIO e l Ius l lama , y
rnuestra que, pese a que niegan que la litera(ura sea rcpresentativa 0 re-
ferencial , los estructuralisras (0 textualistas) que ban integrado el grupoTel Que! en Paris (Barthes, Todorov, Sollers, Julia Kristcva, y otros) de
hecho -e inevit ablemente- uril izan el lenguaje de rnanera reprcsenta-
riva , pues "no qu isieran pretender que sus analisis no son mejorcs que
otros" (1975, p. 252).
Par otra parte, qucdan po cas dudas en eI sentido de que hoy en dia
muchas personas de hecho se basan en un modelo logocentrico al consi-
derar los proeesos intelectuales y de comuriicacion. AI seiialar la diferen-
cia entre fanocentrismo y logocentrismo, Derrida hace una posit iva
aportaci6n en el rnismo campo sacudido par Marshall McLuhan con su
famoso lema: "£ 1 media es el mcnsaje."
No obstante, el t raba jo reciente sobre los contrastes entre oralidad y
escritura, tratado en el presente libra, complica las 'raices del fonocen-
trismo y del logocentrisrno mas alla de la cxplicacion de los textualistas,
sobre todo en el caso de Platen. La relacion de Plat6n can la oralidad era
del todo arnbigua. PO' un lado, ell el Pedro y la Siptima Carta, considcra
que la escritura es menos import ante que el habla oral, yes poria tanto
fonocentrico. POI' otro , cuando en la Republica desterro a los poe tas , 10
hizo , como demuestra Havelock, porquc rcpresentaban el anti guo rrruri-
do mnemotecnico oral de la imitaci6n (aeumulativo, redundante, copio-
so, tradicionalista, calidamente hurnano , de participacion): un rnundo
opuesto al reino analft ico , sobrio, c~acto, abstracto, visual e inrnovil de
las" ideas" que Platen pcrsegula. £1 no considcraba que su aversion a
los poet as fuera una antipatfa contra la antigua econornia intclectual oral,
pero sf 10 era, como ahora podemos percibir. Platen scntia este rechazo
porque vivi6 en la epoca en que el alfabeto comenzaba a interiorizarse
10 bastante para influir en el pensamiento griego, incluyendo el suyo,
la epoca en que cornenzaron a aparecer los procesos de pensamient o pa-'
ciememente anaHticos, de gran des secuencias, como resultado de las rna-
neras como el coriocirniento de la cscritu ra Ie permitfa a la mente procesar
los datos .
. .. . I• I,
deras .
Tal vez las" ideas" de Plat6n eran la primera "gramatologia". La
implicacion de asocial' cl lagocentrismo at fonocerurisrno es que cl
pnmero, una especie de realisrno ordinario , es fomentado principal-
mente por atenci6n a la primacia del sonido. Empero , el logocentrismo
es fortalecido por Ia textualidad, se define mas poco despues de que eltexto caligrafico es reforzado pOI' 10 irnpreso , y alcanza su punto culmi-
nante en el siglo XVI, en el pensamiento del filosofo y reformador fran-
ces de la cducacion, Petros Ramus (Ong, 1958b). En su dialectica a 16gica,
Ramus aport6 un ejempJo casi insuperable de logocentrismo. En Ramus,
Method, and the Decay oj Dialogue (1958b, pp. 203-204), no 10 llam6logo-
ccntrisrno sino' "episternologia corpuscular", correspondencia dirccta
que identifica concepto, palabra y referente , y que de hecho nunca se
ocupa siquiera de la palabra hablada sino que toma el texto impreso ,
no la articulacion oral, como punto de partida y modelo de pensamiento.
Hasta donde yo se, los textualistas no han hecho ninguna descripci6n
de los orfgcnes historicos especificos de 10 que !laman logocentrismo. En
su reciente Saving the Text: Literature/Dcmda/Philosophy ( .1981, p. 35) , Geof-
frey H. Hartman ha Ilamado la atenci6n sobre la ausencia de cualquier
explicacion en Derrida del paso del mundo (de bases orales) de la "imi-
tacion " al mundo posterior (basado en 10 impreso) de la "discminacion".
En ausencia de tal explicaci6n, parece que la crftica textualista de la tex-
tualidad, par brillaure y hasta cierto grado ii t il que sea, aun esra, curio-
sament:, detcrrninada pOI' el tcxto. De hecho, es la ideologfa mas
~etcnnmada p~r el texto que todas las dernas pues juega con las parado-
Jils de la textualidad sola yen aislarniento historico, como si eI texto cons-
tituyera un sistema cerrado. La unica manera de Iibrarse de esa
determinacion seria a traves de una cornprensinn historica de 10 que era
la oralidad primaria, pucs esta cs la unica fuente verbal a partir de la
;,u,~1pudo surgi~ la textual idad . Segiin sugiere Hartman (1981, p. 66),
SI en la actualidad el pensarniento es para nosotros textual, entonces
dcbierarnos comprender la base ... Los textos son el doble fonda". Yo,
dirfa (escribirfa) que el texto es primordialmente un pretexto, aunque
csto no significa que sea posible reducirlo a la oralidad.
La '.'deconstl'uccion" de los textos literarios ha surgido de la obi-a de
textualistas como los mencionados aqui. A los dcconstruccionistas les agra-
da . senalar q~e . "Ias l enguas, al menos nuestras Ienguas occidentales, tanto
ratifican la Iogica como al misrno tiernpo la ponen en tela dejuicio" (Mi-
ller, J979, p. 32). Esta proposicion se cornprueba demostrando que, si
.. : ...
16 4 ALGUNOS TEOREMAS
sc cxaminan todas las implicaciones en un poema, se vera que este no
es roralmente coherentc en sf misrno.
Pero, ipor qu6 debieran ser coherentes todas las implicaciones suge-
ridas por ellenguaje? iQue lleva a uno a creer que la lcngua puede .es-
rrurr urars« de tal manera que resulta perfectamente consecucnte consigo
ALGUNOS TEOREMAS 165
d~ Gr!~c, que gol~ierna tacitarnente el discurso al estableccr que la con-
tnbucJOI~ de un sUJ:to a u~a conversacion debicra seguir la direccion acep-
tada dcl intercarnbio de discursos en cI que se esd. participando, y cntrafia
su cone.epto de "impliC(lcion", que se refiere a varios tipos de calculos
que ap!tcamo~ a fin de explicarnos 10 que oimos. Es cvidente que el prin-
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mis: ia, de tal modo que resulta un sistema cerrado? No existen sistemas
cer rados , y nunca los ha habido. La pretension de que la 16gica es un
sistema cerrado ha sido fomentada por la cscritura y todavia mas por
10 irnpreso. Las cult u ras oralcs apenas tenian este tipo de ilusion, aun-
que ten ian otras. No tenian ningiin sentido de la lcngua .como "estl:uc-
tura". No concebian la lengua pOl' analogia can un cdificio u 011'0 objeroen el espacio. Para los antiguos gricgos, el lenguaje y cl pensamiento sc
originaban en la memoria. Mnernosina, no Hefasto , es la madre de las
rnusas. La arquitectura no t.enia nada que vel' con ellenguaJe y el pensa-
miento. En el "estrueturalismo" sf tiene que vel', pOl' irnplicacion ine-
vitablc. .La obra de los deconstruccionistas y otros textualistas antes mcncio-
nados der iva 5U atractivo ell parte de un conocimiento de la escritura
sin discriminacio n e hist6ricamente irrellexivo. Lo que hay de cicrto en
csta obra a mcnudo puede represcntarse de manera mas facil y. c f~caz
mediante un textualismo mas enteramente cr itico: no podcmos e liminar
los textos, que dan forma a nucstros procesos de pensamiento, ~ero ~o-
demos er it cndcr sus debil idades. L'ecriture y l a ora lidad son "pnvl lcgla -
das", c;tda una de su propia mancra caract e rfst ica. Sin el textualism.o,
TlO es posible siquier a idcntificar la oralidad; sin la oralidad, cI tcxt ual is-
rno es rn.is bien abstruse y j ugar con el puede resultar una forma de ocul-
tismo , ofuscacion compleja , 10 cual Uega (I ser inf in it arncnte ex~i tantc ,
incluso en las ocasio ncs cuando no es particularmentc mst r uct tvo ,
LA TEOKiA DE LOS AeTOS D£L HAIlLA Y LA RECEI'C[ClN DEL LECTOR
Otros dos enfoqucs especializados de la lileratura dan lugar. a un nuev~ .
analisis desde el punto de vista de los const r ast es entre oraltdad y cscri-
tura. Uno de ellos sc origina en la teoria de los actos del habla e\aborada
par J. L. Austin, John R. Searle y H. P. Grice, la cual Mary LOUIse.
Pr.att (1977) utilizo recientemente para formular tentativamente una de- . .
finicion del discurso literal'io como tal. La teoria de los actos del habla :distingue e1 acto de "lacucion" (el acto de producir un enunciado, una :
estructura de palabras), cl acto de "Jocucion " (que expresa u n marco,.
de influcncia reciproca entre el ernisor y el receptor; v . g r., prome~e~,
saludar , dec la ra r, jact ar~e y aSI sucesivamentc) y el acto "perlocutono .
(que produce efectos intencionale: e.n cl.oyent:: c?m~ .por ejempl? t~:.
mar, conviccion 0 valor). La teona irnplica cl prmcipio coopcrauvc
cipio cooperatrvo y la implicacion p roducirin en la cornunicacion oral dec-
Los muy disti~tos de los que producen par escriro. Hasta donde yo sc ,
estos efecros diversos nunca se han analizado. De hacerlo, es muy posi-
ble que revelaran que prometer, responder, saludar, dcclarar, amcna-
zar , ~rdenar, protestar y otrcs actos del habla no significan exaetamente
10 rrusrno en una cultura oral que en una que conoce la escritura. Mu-chas personas que saben leer y cscribir y que conocen culturas con ras-
gos o~alcs lJluy marcados opinan que as! es: juzgan a los pueblos orales,
por ejemp!o , como desentendidos del cumplirnienro de prornesas 0 en
sus respuestas a pregunt.as.
Solo existe una indicacion de la luz que los contrastes entre oralidad
y, escritura pudieran proyectar sobre los campos estudiados por las teo-
rras de los actos del habla. La teoria de los actos del habla pudicra desa-
rr ollarse no 5610 para analizar mas la comunicaci6n oral, sino tambien
parr! exarninar de mancra mas reflcxiva la comunicaci6n textual preci-
samente como textual. Winifred B. Horner (.1979) ha iniciado la evolu-
cion en estes terrninos mediante la sugcrencia de que escribir una
"composicion" como un ejercicio acadcmico constituye un tipo especial
de acto que ella llama acto del texto.
Otro enfoque ala Iiterarura que resulta partieularmente at ractjvo pa-
ra los contrastes entre oralidad y escritura es la crit ica de la reccpcion
de~ lector de Wolfgang Iser, Norman Holland, Stanley Fish, David Bleich,
Michael Riffaterre y otros, incluyendo aJacques Derrida y Paul Ricoeur.
La crfrica de la recepcion del lector tiene un conocimiento profundo de
que la escritura y la lectura difiercn de la cornunicacion oral desde el
punta de vista de la ausencia: el lector norrnalmente esta auscnte cuan-
do el escritor escribe , y el escritor pOl' 10 cormin esta auserite cuando eI
lector lee, ruie nt r as en la comunicacion oral cl que habla y el oyentc sc
cncuenrran en presencia uno del otro. Tarnbien se opone energicamente
ala aporeosis que la Nueva Crftica haec del texto fisico. "La objetividad
del texro es una ilusi6n" (Fish, 1972, p. 400). No obstante, hasta la fe-
eha sc ha hecho poco para cornprender la reaccion del lector dcsde el
punto de vista delo que ahara se sabe de la evolucion de los procesosmtelectuales, desde la oralidad prirnaria a traves de la oralidad residual
hasta el conocimiento avanzado de la escritura. Los lectores cuyas nor-
mas y expcctativas para el discurso formal son dorninadas por una dis-
posicion mental que conserva rasgos orales se relacionan can un texto
de manera muy distinta de la de los lectores cuyo sentido del estilo es
radicalmcnte textual , Las ap6s trofes nerviosas de los novcl ist as del siglo XIX
, I
,~!
166 ALGUNOS TEOREMAS
al "querido lector", como ya sc ha apuntado, sugicren que el escri-
tor scntia al lector tipico como mas cercano al oyente de ricrnpos pasados
de 10 que par 10 cormin se percibe a la mayoria de los lectorcs hoy en
dfa. No obstante, incluso en la actualidad , en los Estados Unidos (e in-
dudablcmente en otras socicdades del mundo, que cuentan can un avan-
-,
J
ALGUNOS Tl~OREMAS 167
frontacion politica. Hoy en dia hernos pasado a la historia de la concicn-
cia. Esre cambio de foco obviarnente csta relacionado can Ja tendencia
hacia la introspeccion de la mcntalidad caligrafica. iDe cuales maneras?
Hasta donde yo se, la filosofIay, con ella, la historia intelectual, ha
aprovechado poco los estudios de la oralidad. La filosofiay todas las cien-
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• I~
zado conocimiento de la escritura) los lectores de cicrtas subculturas aun
seencuentran dentro de un marco basicamentc oral, orientado ala eje-
cucion antes que ala informaci6n (Ong, 1978). Las oportunidadcs para
estudios ulteriores en este campo se rnuestran abicrt as y prometedoras;
asimismo, tienen implicaciones pract icas para la ensefianza tanto de la
capacidad de leer como de escribir, as! como para claborar cornplejasdiscrtaciones. .
Parece evidente que serfa posiblc extender y adaptar la teorfa de los
actos del habla y Ia teoria de la recepcion del lector para esclarecer cl
uso de la radio y la television (y del teleforio tambien). Estas tecnologfas
pertcnccen a la cdad de la oralidad secundaria (una oralidad que no es
anterior a la escritura y 10 irnprcso , como 10 esla oralidad primaria, sino
consiguicnte y dcpcndiente de la escritura y 10 impreso). Para adaptarse
ala recnologia modern a de la cornunicacion , las tcorias de los actos del
habla y de la recepcion de lector tiencn que relacionarsc de entrada con
la oralidad primaria.
LAs CIENCIAS S()CIALES. LA I'ILOSOFiA. LOS ESTUDIOS IlIIlUCOS
En este libra solo podrernos tratar someramcnte otros campos abiertos
a los estudios sobre la oralidad y el conocimiento de la escritura, La in-
fluencia seha dejado sentir en la antropologia y la lingufstica, que (co-
mo ya se ha visto) han contribuido mucho a nuestra comprension de la
oralidad en sus contrastes can el conocimiento de la escritura, Basta aho-
ra, la influcncia ha sido menos notable en la sociologia y no ha llegado
aun a la historiografia: ~como interpreta.r a.los antiguos hisroriadores,
como Livio, que escribieron para ser leidos? iY cual es la rclacion de
la historiograffa del Renacimiento con la oralidad embalsamada en la
retorica? La escritura dio origen a la historia. 2,C6mo afect6 10impreso
10 que la cscritura habra creado? La respuesta mas compIeta no .puede
ser solo cuantitativa, en el senlido de unaumcnto de "hech05". (Que
relacion existe entre la·tendencia que 10impreso propici6 hacia la bus-queda del desenlace, y la estructuraGi6n de escritos historicos (Ia selec-
ci6n) del tipo de ternas que aplican los historiadores para lIegar a
comprender cabalmente la sucesion inconexa de hcchos que se presen-
tan a su alrededor) de modo.que pueda rel~tarse una historia? Confor-
me alas estructuras agonlsticas de las antiguas culturas oralcs, la historia
antigua, aunque escrita, era principalrnente el relato de gucrras y con-
• I
t I
cias y II artes ' (estudios analiticos de procedimientos, por ejemplo El arte
d e l a r et or ic a de Aristoteles) dependen de la escritura para su existencia,
10cual quiere decir que no fueron producidas por el espiritu humano
cxclusivamente, sino que cSle se valio de una tecnologla profundarnente
interiorizada, incorporada en los procesos mentales misrnos. EI espfritu
interacnia con eI mundo material que 10 rodea de una manera mas pro-funda y creadora de 10 que hasta ahara seha pensado. La filosofia, aPa-
rentcmcnte, debiera tener una coneiencia rcflexiva de sf misrna como
producto tecnol6gico, 0 sea una c1aseespecial de producto profundamente
humano. La logica misrna surge de la tecnologfa de la escritura.
EJ pensamiento explicative anaHtico surgio de la sabiduria oral solo
de una manera gradual, y quiza este aun dcshaciendose de sus vestigios
orales conformc.adaptarnos nuestros cor-ccptos a la era de Ia cornputa-
dora. Havelock (1978a) ha rnostrado como un concepto como lajusticia
plat6nica se desarrolla bajo la influencia de la escritura, a partir de reia-
ciones evaluadoras arcaicas de operaciones humanas ("pensamiento si-
tuacional" oral) ignorantes del concepto de "justicia" como tal. Serra
iluminador que la filosofia rcalizara estudios comparativo s mas profun-
dos sobre la oral idad y la escritura.
Es muy probable que un anal isis desde el punta de vista de la orali-
dad y la escritura, aplicado al aparato conceptual de la filosofia medie-
val, 10 hallara menos fundamentado en la oralidad que la antigua filosofla
griega, y mucho mas que el pensamicnto hegeliano 0 fenomenologico pos-
terior. Pero , ,:enque aspecto son afines las virtudes de los vieios que I1a-
man mas poderosamente la atencion de los pensadores antiguos y
medievales, a los personajes "pesados" tipo enla narraci6n oral en com-
parae ion con las interpretaciones psicol6gicas abstractas dematices mas
cornplejos en eI pensamicnto hegeliano 0 fenomenol6gico posterior? Pre-
guntas de este tipo solo puedcn contestarsc mediante detallados estudios
comparatives, que sin duda arrojarian luz a la naturaleza de los proble-
mas filosoficos en diversas epocas_
En resumen, si la filosofia reflexiona acerca de su propia naturalcza,
c:queha de deducir del hecho de que el pensamicnto filos6fico no puede
ser realizado sin ayuda per elcspiritu humano sino unicamentc por aquel
que se ha familiarizado con la tccnolog:fa de la escritura y que la'ha asi-
milado profundamente? iQue indica csta necesidad justamente intelec-
tual de la tecnologfa respecto a la relacion de Iii.conciencia COIl el universe
cxterno? iY que revela acerca de las teorias rnarxistas que seencuentran
en las teenologfas como medias de producci6n y enajenaci6n? La filoso-
168 ALGUNOS TEOREMAS
ffa hcgcliana y sus secuelas estrin llcnas de problemas de oralidad y escri-
tura. EI descubrirniento reflexivo mas pleno del yo, del cual depcndc en
gran medida la fe nornenologfa de Hegel y otros, es el rcsultado no solo
de la escritura, sino tarnbien de la irnprenta: sin est as tccnologias, la pri-
vatizacion modcrna del yo y el agudo y doblcmente reflexive conocimiento
ALGUNOS TEOREMAS
de Franz Boas, Th e Mind o j P ri mi ti ve M a n (1922). Los tenninos "primiti-
vo" y "salv<~e", por no mcncionar "inferior", esta.n cargados de signi-
ficado. A nadie Ie gust a que 10 l lamen primitivo 0 salvaje , y resulta
rranquilizador aplicar estos terrninos a otra gcnte con cl objeto de dife-
renciarnos: para mostrar 10 que nosotros no somas. Los terrninos son
169
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, "-;:
moderno de sf mismo resultan imposibles.
Los teoremas de la ora1idad y la cscritura desafian al estud io biblico
quiza mas que otro campo cualquiera del saber, pues, a traves de los 5i-
glos, el estudio biblIco ha engcndrado 10 que sin duda const ituyc cl con-
junto mas extenso de cornentarios tcxt uales en el mundo. Desde la critica
de la forma de Herrnann Gunkel (1862-1932), la erudicion biblica hacobrado cada vez mayor conciencia de tales dctallcs como los elementos
oral-formulaicos en el texto (Culley, 1967). Sin embargo, como apunta
Werner Kelber (1980, 1983), los cstudios biblicos -al igual que otras
investigaciones tcxtuales-e- se indinan inconscicruemente a intcrprctar la
econornia intelectral y verba l de las culturas orales segUn su conocimiento
de la cscritura, y proycctan la memoria oral como variante de la memo-
ria escolariz ada literal, y consideran 10 que se conserva en l a tradicion
oral como una cspecie de tcxto que solo espcra ser pue st.o por cscrito.
La proxima obra t rascendcnta l de Kelber, 77u O ra l a nd th e Wn·tlen Gospel
[EI evangelio oral y el evangelic cscriro], formula pOl' primera vez, de
frcnte, bajo la luz plena de los recientes cstudios sohre oralidad y escri-
tura, [a pregunta, de que era en realidad la tradicion oral antes de la
apar ic ion de los textos sinopri cos escritos. Es posiblc tcner conocimiento
de que los textos poseen antecedentes orales sin tomar cabal concicnciade 10 que en efecto es Ia oralidad. O'Connor (1980) rornpe aqui con la
t endencia dorn ian te al analizar nuevamentc la cstructur a del verso he-
breo desde el punto de vista de la psicodiruimica realmontc oral. Sin du-
da parece que una apreciacion a fondo de los procesos intelectualcs y
comunicat ivos de la oralidad prim aria pudiera abr ir nuevas profurid ida-
des de cornprensi6n textual y doctrinal a los estudios bfblicos.
'.,• <
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.. .r ".;', . . . .
... ~I "
LA ORALlDAi), LA ESCRITURA Y EL Sr;R HUMANO.•,1
. . :'~Ii,·
i.",J
Desde t icmpo at.ras , los pueblos civilizados se han coruparado con los
"·primitivos" 0 "salvajes", no solo en la conver·saci6n de salon 0 en los
cocteles, sino tambicn en las obras historicas de gran pro fund idad y ell
los cstudios antropol6gicos. Uno de los t rabajos antropologicos mas im-
portantes de las decadas recientes, cit ado can frecuencia en estas pagi-
nas , es El pensamiento saloaje, de Claude Levi-Strauss (prirnera edici6n en
frances, La Pensee sauvage, 1962). Tarnbien podriamos citar las obras an-
te riorcs de Lucien Levy-Bruhl, Les Fonctions merl tales dans l es s oc ii li s i nj i-
n e ur e s ( 1 91 0 ) y L a M e nt al it e p ri m it iv e (192:1), yen las conferencias Lowell
algo as! como el termino "analfabeto"; scfialan de rn a nera negativa un
estado anterior de las cosas y ponen de relieve una carcncia 0deficicncia.
En la atenci6n actual que se presta a las diferencias entre la oralidad
y eJ eonoeimiento de la escritura, una comprensi6n mas positiva de los
estados de conciencia anteriores ha reemplazado, 0 esta rcernplazando,
estes enfoques bien intencionados, pero en esencia limitados. En una se-ric recientemente publicada de confercncias radiofonicas , Levi-Strauss
misrno dcfiendc _a}os "pueblos que habitual 0 erronearnentc llam amos
'primitivos' " contra la consabida acusacion de que sus mentes son de
"un tipo mas primitivo" 0 "fi.mdamentalmente difercntcs" (1 9 7S1,
pp. 15-16). Sugicre que el (ermino "pr-irnitivo" sea reernplazado poria fra-
se "sin escr itu ra ". No obstante "sin cscritura " sigue siendo una valera-
cion ncgativa que indica un prejuicio caligrafico. Nosotros sugcrirfamos
utilizar 1'.1terrnino "oral", rnenos denigrante y mas positivo. La decla-
racion de Lcvi-Strauss (1966, p. 245), cit ada a mcnudo, de que "el pen-
sarniento salvaje totaliza", pasaria a ser "Ia mente oral totaliza".
La oralidad no es un ideal, y nunca 10 ha sido . Enfocarla de m a ncra
positiva no signilica cnaltecerla como un est ado pennanente para toda
cultura. EI conocimiento de la escr irura abre posibil idades para la pala-
bra y Ia cxistencia hum ana que result arfan inirnaginables sin la escritu-
ra. Las cultur-as oralcs hoy en dia estirnan sus tradiciones or-ales y se
atormentan par la pcrdida de las mismas, pero nunca me he ericontrado
ni he ofdo dc una culture oral que no quisicra lograr 10mas pronto posi-
ble el conocimiento de la escritura. (Desde luego, algunos individuos se
resisten ala escr itura, pero en $U mayor parte se les pierde de vista pron-
to.) Sin embargo, la oralidad no cs desdefiable. Pucde producir crcacio-
nes fuera del alcarice de los que conocen la escr itura; la Odisea es un buen
ejcrnplo. Asimismo , la oralidad nunca puede climinarse por complete:
al leer un texto se Ie "oraliza". Tanto la or alidad como el surgirniento
de la escritura a partir de la oralidad son nccesarias para la evolucion de
la concicncia.
Afirrnar que un gran nurncro de carnbios en la psique y la cultura
estan relacionados con el paso de la oralidad a la escritura no pretcnde
cstablecer que csta ultima (0 su secuela, la imprenta) sea la unica causa
de todos los cambios. El vinculo no es cuestion de rcduccionisrno sino
de correlacion. EI cambio de la oralidad , I la escri tura esta Int irnarnente
relacionado COn otros avances psiquicos y sociales que se agregan a los
que hernos apuntado ya. Avances en la producci6n alirncnricia , el co-
mercio, la organizacion politica, las instituciones rcligiosas_, las habilida-
I, ;,i;
170 ALGUNOS TEOREMAS
des tecnol6gieas, las practicas educativas, los medics de transporte, la
organizaci6n familiar y otros campos de la vida humana: todos desern-
pefian sus papeles propios. Empero, la mayoria de esros logros, y de he-
cho cs probable que todos e llos, han sido afec tados muy cons idcrablcrncnte
por el cambio de la oralidad al conocimiento de la escritura (y mas alia
de esta), asf como muchos de ellos a su vez han influido en fl.
ALGUNOS TEOREMAS 171
que verbal.) Tengo que percibir algo en la mente del otro con 10 cual
rni enunciado propio pueda relacionarse. La cornunicacion humana nunca
es unilateral. Sicrnpre requcrira no solo una reacci6n sino que se confi-
gurara y obtcndra su contenido pOI' una respuesta previa.
Esto no quiere decir que este seguro de c6mo responded el otro a 10
que digo. Sin embargo, debo ser capaz de conjeturar -al menos de r na -
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Los "MEDIOS" CONTRA LA COMUNICACI6N HUMANA
AI estudiar la tecnologizaci6n de la palabra, la mayor parte de este libro
evita cI termino "medios". La raz6n es que puede dar una impresi6n
falsa de la naturaleza de la comunicaci6n verbal, y de otra com unicacion
humana tarnbien. EJ pensar en un "medio" de comunicaci6n 0en "me-
dios" de eomunicaci6n sugiere que este equivale a una transfercncia tu-
bular de unidadcs de material lIamadas "informacion" de un lugar a
otro. Mi mente cs una caja. De ella saco una unidad de "informacion",
la codifico (es decir , la adapto al tarnafio y la forma dcltubo por el cual
pasara) y la meto por u n extrerno del tubo (el medio , algo en medio de
otras dos cosas). De un extreme del tubo, la "informaci6n" avanza al
orro, donde alguien la deeodifica (Ie dcvucJve su tamafio y forma debi-
dos) y la mete en su propio rccipiente parccido a una caja, llamado "men-
te". Este rnodelo obviarnente ticne algo que ver con la cornuriicacion
humana, pero muy poco si se Ie examina de ccrca, y deforma el acto
de cornu nicacion hast a volverlo irreconocible. De aquf el irouico titulo
de Mc Luhari: El medio esel masaje (no precisarnente el "mensaje").
En su scntido mas elemental, la comunicaci6n humana, verbal y de
orro tipo, difiere del modelo del "medio" en que, para llevarse a cfecto,
exige retroalimentacion anticipada. En el modelo del medio, el mensaje
pas a de la posicion de transmisor a la de receptor. En la comunicaci6n
hum ana real, el transm isor -antes de poder transrnit ir algo- no solo
ha de realizar esa funci6n sino tarnbien l a de receptor.
Para hablar hay que dirigirse a otro u otros. Las personas en sujuicio
no vagan por el bosque hablandole simplernente al viento. Incluso cuan-
do sc habla consigo mismo, es precise sirnular que se trata de dos perso-
nas, pues 10 que yo digo dependc de la rcalidad 0 fantasia de la que creo
estar hablando, es decir, de las posibles reacciones que puedo anticipar.
Por 10 tanto, cvito enviar exactamente cI mismo mensaje a un adulto que
a un nino pequefio. Antes de empez ar a hablar, de alguna rnanera tengoque estar ya en comunicaci6n con la mente a la que he de dirigirrne.
Puedo estar en contacto , quizas, a traves de relaciones pasadas, por un
intercambio de miradas, un entendimiento con una tercer persona que
nos ha reunido a rnf y a mi interlocutor, 0 por cualquiera de arras innu-
rnerables forrnas. (Las palabras son modificaciones de una situaci6n mas
nera tentativa- una posible gama de rcspuestas. En eierto modo, tcngo
que encontrarme de antemano dentro de la mente del otro para poder
entrar con mi mcnsajc , y CI 0 ella deben estar dent ro de la mia. Para
formular c~alquicr cosa, debo ya tcner "en mente" a otra persona u orras
personas. Esta es la paradoja de Ja cornunicacion humana. La cornuni-
caci6n es rec iprocarncntc subje tiva . EI modelo de medios no 10 es. Noexiste uri modelo adecuado en el universe fisico para est a operacion de
concieneia, la eual es peculiarmente humana y seiiala la capacidad que
los seres hurnanos tienen para formal' verdaderas comunidades de las
cuales una person,l haec participe -interior, subjetivamente- a otra,
La conformidad para accptar el modelo de "medios" de la comunica
cion revela el acondieionamiento caligrifico. En primer lgar, las cul-
t uras caligraficas consideran eJ habla como mas especfficarnente
informativa que las culturas orales, donde el habla esta mas orienrada
ala ejecucion y e s mas una manera de hacer algo a alguien. En segundo,
el texto escrito parece ser , prima facie, un canal inforrnativo de un solo
sentido , pues ningun receptor real ( lec tor, oyentc) est a prcsente cuando
los tcxtos son creados, Empero, euando se habla y cuando se escribc,
algUn receptor debe estar prescntc, de otro modo, el rexto no se crcara.
PO I" 1 0 tanto, aislado de personas 'rcales, . c l e s c ri to r inventa una perso-
na 0 persollas Iict icius. "El publico de! cscritor siernpre es imaginario"
(Ong, 1977, pp. 54-81). Para un escritor, todo receptor real, por 10 general
esta ausentc (si, por accidcnte , un receptor esra presence, la formulacion del
mensaje mismo se hara como si la persona estuviera de algun modo ausen-
tc; si no fuera asf', ~para que escr-ibir?). La invenci6n de los lectures es
10 que hacc tan diflcil la escrirura. EI proceso es complejo y se fraguo
con rnuchas incertidumbres. Debo conocerla tradicion -0, s i se prefie-
re, la intertextual.idad- en la que ubico mi obra con el objeto de poder
crea r para Iectores reales papeles ficticios que puedan 0 quieran desern-
pcfiar. No es faeil pe n etrar en las mentes de personas ausenres ala ma-
yoria de las cualcs no sc conocera jarnas; pero no es imposible si nosotros
y cllos conoccmos la tradici6n literaria de la obra. Espero que en cierto
modo haya logrado captar 1 0 suficiente la tradicion para penetrar en las
mentes de los lectorcs de este libro.
I
17 2 ALGUNOS TEOREMAS
LA TENDENC(A HACIA LA lNTROSPF.CCI(JN: (./\ CONCIENClr\ Y EI . TEXTO
POI' 10 mcnos desde la epoca de Hegel, nos hemos percatado cada vez
mas de que la conciencia hurnana evoluciona. Aunque SCI' humano sig-
nifica ser una persona y por 10 tanto unico e imposible de duplicar, los
avances en las investigaciones hist6ricas han descubierto que la manera
ALGUNOS TEOREMAS 173
bien una mayor unidad. Intensifiea el sentido del yo y propicia mas ac-
cion rcciproca consciente entre las personas. La cscrit ura eleva la
conciencia .
La acci6n recfprnca entre oraliclad y conocimiento de la escritura se
ref lej a el l l as preocu pac iones y aspirac ioncs humanas liltimcls. Todas las
tradiciones religiosas del genera humano poseen origenes remotes en eI
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. f'
como una persona se percibe a sf rnisrna ell cl cosmos ha cvolucionado
de rnanera uniforrne a travcs de las epocas. Los estudios modernos sobre
el carnbio de la oralidad al conocimiento de la escritura y de las con se-
cucncias de este, el texto irnpreso y el procesarnicnro elect romeo de la
articulaci6n verbal ponen de rnanifiesto cad a vez mas algunos de los as-
pectos en los cuales esta evoluci6n ha dependido de la cscritura.La evoluci6n de la concicncia a travcs de la historia hurnanase carac-
teriza por la at encion cada vez mayor que se presta al interior de un su-
jeto como alejado -aunque no neccsariamen tc separado-e- de las
estructuras comunitarias en las cuales cada persona se cncuentra inevi-
tablernente circunscrita. El conocimiento de sf mismo coexiste con la h~-
manidad: todo cI que puede decir "yo" posee un agudo sentido de sf
mismo. Sin embargo el poder de rcflexion y de articulaci6n ace rca del
yo necesita tiempo para desarrollarse. Los progre~os de corto plazo ma-
ndiestan su evolucion . Las crisis en las ohras de Euripides son rncnos cri-
sis de expectativas sociales y mas dc conciencia interna que las crisis en
las obras del tragi co anterior: Esquilo. Los tratarnientos a plazo masJar-
go rnanifiestan una evolucion semejante ell la explfcita preocupacion fi- .
Iosofica can el yo, que se vuelve evidente en Kant, central en 'Fjch te ,
sobresalicnte en Kicrkegaard, y prccrnincntc en los existencialistasy per-
sonalistas del siglo xx. En The Inward Turn of Narratiue [La tendencia de
Iii narrativa hacia la introspeccion] (1973), ErichKahler relata dctalla-
darnente c6mo la nar rativa en Occidentc se preocupa cada vez mas par
l as cr is is in te rnas, persona les , y las vuelve su tema central. Los estados
de concicncia dcscritos en un marco jungiano por Erich Neumann en
'The Origins and His/ory oj Consciousness [Origenes ehistoria de la concien-
ciaJ (1954) se orient an hacia una inreriorizacion compleja , art iculada y
sumarnente personal. .
Los estados de concicncia muy interiorizados en los cuales el indivi-
duo no est;i tan sumergido inconscicntementc en las cstructuras cornu-
nitarias, son est ados que, al pareeer, Ja conciencia nu noa aJcanzarfa sin
1a escritura. La inf1uencia reciproca entre la oralidad con la que nacen
todos los scres hurnanos y la tccnologfa de la escritura, con la que nadienace , afecta las profundidades de la psique. Ontogeriet ica y filoge nctica-
mente, la palabra oral es la primera que ilumina la conciencia con len-
guaje articulado , [a pr' irnera que separa cI sujeto del precl icado y luego
los rclaciona el uno con el otro , y que une a los seres hurnanos entre sl
en la sociedad. La cscritura introduce division y enajcnaci6n, pero tam-
pasado oral y parecc que todas eoncedcn gran imponancia a la palabra
hablada. Sin embargo, las principales religiones del mundo tambicn han
sido intcriorizadas mediante la creacion de textos sagrados: los Vedas,
la Biblia, el Coran. En la doctriria crist iana, las significarivaspolarida-
des entre oralidad y escritura son pl.I.rticulal'Jncnte agudas, probablernentf:
mas que en cualquier otra tradition religiosa, incluso la hebrea. Puesen ]a doctrina crisriana, la Segunda Persona del unico Dios, que rcdim io
ala hurnanidad del pecado, .no solose conoce como eI Hijo sino ta rnbien
como el Verbo de Dios. En cst afe, ..Dios Padre tiene la palabra en su
Hijo, quien no csta par cscrito. La Persona rnisrna del Hijo Sf! constituye
como el Vcrbo del Padre. No obstante, la doctrina cristiana tambien pre-
senra.como su escncia lapalabra .escrita de Dios, la Biblia, la cual, de-
tr a s de susautorcs hurn anos , tie n e a Dios como autor, 10 que no succde
con nirigun otro escrito. iDe que modo estrin rclacionados entre sf los
dos scntidos dc la "pabbri-l" de Dios, asi como con los seres hurna-
nos en la histor ia? Esta interrogante se aborda hoy en dia con mas inte-
res que n u nca.
De la misrna manc'ra, sc plantean muchlsimas ot.ras preguntas sabre
10 que ahara sabemos accrca de la oralidad y el coriocirn iento de la escri-
tura. La dinarnica de In oralidad y la cscritura forman parte integral de
la evolucion modern a de la conciencia hacia una mayor interiorizaci6n
y 11 nil mayor a pe rtu ra.
I I
BIBLIOGRAFIA
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- , I -; :" ~
" ~.'~
Adcmas de las obras citadas en el texto, esta bibliograITa cnumcra algu-
nos ritulos mas que el lector puedc considerar de particular utilidad.
La bibliografia no prcrcndc cub rir enreramenre la cxtensa documentacion en 10-
dos los campos donde la oralidad y el conocimiento de la escritura SOil tcrnas de
. estudio (por ejemplo. las culturas africanas), s ino solo cnurnerar algunas obras irn-
por tantes que pucdcn se rvir de int roducc ion a campos mas vas tos. Muchas obras
citadas aqui conticncn bibliogr allas que rratan mas cspccificarnenre algunos ternas.
Las investigaciones mas importantcs sobre los contrastcs entre oralidad y escri-
tura sehan rea li zado en ingles: gran par te del trabajo precursor ha sido real izado
por espccialistas en Estados Unidos y Canada. Esta bibliografia se concentra en las
obras de lengua inglesa, pero incluye unas cuanras en otros idiomas.Para evitar el cxccso, el material de cstc Iibro que puede verificarse facilmcn-
. te en fuentcs usuales de refercncia, como enciclopcdias , pOl' cjemplo , no es ta in-
c lu ido en e l siguienre l is t ado.Algunas rcfcrcncias incluyen un comentar io cuando se ha juzgado necesa rio
hacerlo.
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cesariamente directo del texto: 10 conodan solo porque contaban con a lguien
que podia leersclo. En el medicvo, el conocimiento de la escritura 0 la falta
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arnpliamcnte recouocidas de la socicdad que no con ace la cscritura -la oralio
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riodo neolitico en Asiaoccidental alrededordel afio 9000 a.de C., utilizadas durante
varies mile:'! de afios, apnrentemcntc, en primer lugar para Ilevnr un recucnto de
propiedades 0envfos de ganado, granos u otras cosas, Muy probablemcntc un
precursor de la esc ritura, f]UC quiza condujo hacia la verdadcra escritura .
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de cuatro paginas despues de la p. 366). Mediante la cornposicion circular(concluir Ull pasaje con la f6nnula que 10 inici6), Homero (~inconscicntemente?)
organiza Ia Iliada scgun un disefio geometrico. como cajas dentro de cajas.
La lliada se prolonga mediante la sucesi6n de cpisodios ligeros; 1'1Odisea es
mas compleja (pp. 306 ss.).
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iNDICE
5/11/2018 Ong Walter - Oralidad Y Escritura - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/ong-walter-oralidad-y-escritura-55a232b72043f 94/95
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Prefacio .. . ... .. 7
Reconocimientos 9
]nt roducci6n .11
I. La or.al id ad del lenguaje 15
II. EI descubrirniento moderno de las culturas orales pr imarias .. 2 5
Una concicnci a t crnprana de l a r radi cion o ral , 25; l a cuc st ion hOn lhi ca, 26;
EI descubr imiunto de Milman Parry, 28; obr as postcriorcs, 34.
III. Algunas p sico d iruimi as de la or al id ad 38
La palnln-a a rt icu lada coruo poder y acc ion , 31l;Uno sabc 10que puedc recor-
dar: Mnemotccnia y formulas, 40; Orras caraccerfst icus del pcn,,,micnlo
y I" expreaion de cund ici cn oral, 43; La mcmori zaci6n oral, 62; Esti lo de
vida verbomotcr, 72; El papel intclectu al de las grandes f igura. hcroicas
y de 10 f ant ri st ico , 73 ; La inrer io ridad de l souido, 74 ; La o ral idad , l a c o-
munidad y 10 sagrado, 77; Las p a la b ras son aig n os , 78.
IV. La e sc rit u r a reestructura la co n c ie ncra " " 81
£1 nuevo mundo del discurso aut6nomo, 81; Platon, la cscritura y las cumpu·
radora.s, 8 2; La csc riru ra es una tecno log ia, 84.~~Que es la lle~critur(1" 0
"grat ia"', 86; Muchas gralla. per o s610 un alfabcto, 37; EI comicnzo del
conocirriicnto de la escritura, 94~ De [a Inc-moria a los registros escriros ,
97; Alf :unas d inamicas de la tcxrualidad . 102; Dis ranc ia , p recision , "g-ra -
Iolccrns" y magnos vocabularios, 104 ; lul lucncias rcc ip rucus: In f<:rorir.a
y l os t6pi cos, 1 09 ; Influcn ci as reclproc as: l as I cngu as cui ras , 112 ; La per -
si r e n c i a de la o r a l i d a d , 114.
V. Lo impr eso , el e spacio y 10 concluido .117
£1 predominio del aida cede al de I" vista, 117; £1 espacio y el significado
122; Efectos ma . difusos, 128; Lo imprcso y 10 concJuido: la intcxtualidad,130; Post-t ipogr aff a : Ia electr6nica, 133.
VI. Memoria oral, la linea narrativa y la caractenzaci6n ......... 137
La prirnacia del trazado narrnrivo, 137; Las culturas narrativas y orates, 138;
La memoria y I " Hnca narr aeiva, 139; La conclusi on de la trama: de 1a
189
190 iNDICE
narracion de v ia jcs a l rclaro detcc t ivesco , 114; EI persona je "redondo",
l a c scr iu ra y 10 im pre s o , 148.
VII. Algunos teoremas , " .. " ", .. 152
La his to ria l i[craria ,15'4; La nueva crf tica y el formalismo, 156; I~Iestructu-
ral is rno, 159; Los rex tu a listas y los dcconsrruccion istas, 160; La tellria de
10, actus del hab la y l a r cc cpc ion del l ector , 164 ; Las ci cn ci as socialcs , I"
f ilcsof la , los estud ios b ib licos, 166 ; La ora lidad, la csc ri t u ra y cl scr hurua-
5/11/2018 Ong Walter - Oralidad Y Escritura - slidepdf.com
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no, 168 ; Los' 'medias " cont ra l a c ornun icac .on hurnana , 170 .; La t cnden-
c ia h a cia l a int r ospe cc i o n : l a co n cicn c ia y cl tc>:w,.171.
BWLlOGRAFiA , , 175
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E sm e di ci on d e Oml i da d y e s cn t ur a
de W alte r]. O ng se term .n o de im p r irnir en el m es de abr il de 2006
en lo s T a ll er es G r af ic o s de Nuevo Of fs e t, V i c J . 14 4 4,
C iud ad d e B ue no s A ir es , A rg en ti na .
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