Post on 07-Feb-2016
FACULTAD DE TEOLOGÍA
HABLAR EN OTRAS LENGUAS:
EXÉGESIS NEUMATOLÓGICA DE HECHOS 2:4
MONOGRAFIA ENVIADA AL DR. MIGUEL LAWRENCE
EN CUMPLIMIENTO PARCIAL DE LOS REQUISITOS DEL CURSO
NEUMATOLOGÍA LUCANA
POR
ESTEBAN PARI
JUNIO, 2009
MÓDULO III COCHABAMBA, BOLIVIA
ii
ESPACIO DESTINADO PARA COMENTARIOS DEL PROFESOR
iii
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN .......................................................................................................................... 1
CAPÍTULO 1 ANALISIS DEL CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL .................................. 3
Análisis del contexto canónico ........................................................................................................ 4
Análisis del contexto del libro ......................................................................................................... 6
Análisis del contexto de la sección o división ............................................................................... 12
Análisis del contexto inmediato ..................................................................................................... 15
CAPÍTULO 2 ................................................................................................................................ 19
ANALISIS LEXICO - SINTACTICO.......................................................................................... 19
Análisis del género literario ........................................................................................................... 20
Análisis de la sintaxis de los párrafos ............................................................................................ 21
Análisis de la sintaxis de las oraciones .......................................................................................... 25
CAPÍTULO 3 ................................................................................................................................ 26
ANÁLISIS LÉXICO-VERBAL ................................................................................................... 26
Análisis de las variantes textuales .................................................................................................. 26
Análisis de los usos excepcionales de palabras ............................................................................. 28
Análisis de las figuras literarias ..................................................................................................... 32
CAPÍTULO 4 ................................................................................................................................ 34
ANÁLISIS TEOLÓGICO ............................................................................................................ 34
Análisis del uso teológico en tiempos en el pasado ....................................................................... 35
Análisis comparativos y de cognados ............................................................................................ 38
Análisis de la analogía de las Escrituras ........................................................................................ 41
Análisis de la analogía de la fe ...................................................................................................... 48
CAPÍTULO 4 ................................................................................................................................ 57
APLICACIÓN EN EL CONTEXTO ACTUAL .......................................................................... 57
iv
Análisis homilético ....................................................................................................................... 57
Sermón homilético ........................................................................................................................ 59
CONCLUSIÓN ............................................................................................................................. 62
BIBLIOGRAFÍA .......................................................................................................................... 65
1
INTRODUCCIÓN
La experiencia de hablar en otras lenguas según la doctrina de las Asambleas de Dios,
es la señal inicial del bautismo del Espíritu Santo. Pero, esta enseñanza es resistida por los
neo-pentecostales1, quienes argumentan que existen otras señales y evidencias de la plenitud
del Espíritu Santo. Además afirman como Jack Hayford2 y Charles Davis
3 que el hablar en
lenguas no tiene relación significativa con estar lleno del Espíritu Santo. Asimismo declaran
así: “es evidente que ninguna formulación teológica clara de este fenómeno (el bautismo del
Espíritu Santo) ha surgido aún dentro del movimiento carismático. Lo que tenemos
actualmente es una variedad […para] describir y explicar lo que es la experiencia
[…pentecostal]” (Davis 2007, 151-152).
También es cierto que algunas personas que hablan en lenguas, no demuestran ser
llenos del Espíritu Santo; como también de otros que no hablan en lenguas, tienen la plenitud
del Espíritu Santo. Esta situación ha hecho que se minimice la enseñanza de estar llenos del
Espíritu Santo y su relación con la señal de hablar en otras lenguas. Inclusive los carismáticos
llegaron a declarar lo siguiente: “Hace mucho tiempo decidí que no era asunto mío decirles a
la gente si están llenos del Espíritu, sea que hablen en lenguas o no. Dios sabe si están llenos
del Espíritu y no es asunto mío poner una etiqueta.” (Hayford, cit. en Davis 2007, 151)
Estas razones son las que exigen encontrar una señal Escritural y una experiencia
Bíblica sobre el “hablar en otras lenguas” y estar “llenos del Espíritu Santo” para respaldar la
1 El Neo pentecostalismo es conocido en algunos países como Movimiento de fe, en Inglaterra, España
y Colombia es conocido como Movimiento carismático. No tiene ninguna relación con la Renovación
Carismática Católica aunque en América Latina el nombre carismático es reservado exclusivamente para la
Renovación Carismática Católica. (Catari 2010, 34)
2 Es pastor en Van Nuys, California por durante muchos años en la Iglesia en el Camino, cuestiona a
los que dicen “que si no hablas en lenguas no estás lleno del Espíritu Santo”. (cit. en Davis 2007, 151)
3 Es pastor, misionero, ejecutivo de misiones, catedrático universitario y presidente fundador de una
universidad, que ha servido por más de 57 años.
2
doctrina del bautismo del Espíritu Santo dentro de la teología pentecostal. Estos dos aspectos
se exponen en Hechos 2:4, y no se puede eludir hablar de aquello porque el apóstol Pablo
dijo: “Sed llenos del Espíritu Santo” (Ef. 5:18), en la que demanda que todo creyente sea
lleno del Espíritu Santo.
La pregunta a responder es la siguiente: ¿El hablar en otras lenguas, continúa siendo
la evidencia inicial y continuo del bautismo del Espíritu Santo? La respuesta se expresa en la
siguiente hipótesis: La evidencia de “hablar en lenguas” es una señal ESCRITURAL y es la
EXPERIENCIA BÍBLICA del bautismo del Espíritu Santo, según el análisis exegético de
Hechos 2:4.
El objetivo general de la presente exégesis bíblica es establecer la vigencia de hablar
en otras lenguas como una señal y experiencia pentecostal del bautismo del Espíritu Santo en
la actualidad. Los objetivos específicos son los siguientes: 1) Configurar la enseñanza bíblica
sobre el bautismo del Espíritu Santo. 2) Diferenciar las lenguas como glosolalia y xenolalia.
3) Explicar desde la perspectiva de la teología pentecostal la importancia de hablar en otras
lenguas en la actualidad.
Esta investigación bíblica se limita a estudiar dentro del marco de la doctrina del
bautismo del Espíritu Santo y el enfoque de la teología pentecostal. Por otro lado esta
investigación se limita a estudiar exclusivamente sobre el tema de hablar en otras lenguas en
el bautismo del Espíritu Santo y no así otros temas como la llenura del Espíritu Santo.
La metodología a usarse en esta investigación es la exégesis bíblica del género
narrativo-histórico. Se tomará en cuenta el método de interpretación holística, que consiste en
la interpretación gramática-histórica y teológica.
La presente exégesis bíblica desarrolla cinco análisis del versículo seleccionado:
Análisis del contexto histórico-cultural, análisis léxico-sintáctico, análisis léxico-verbal,
análisis teológico y análisis de aplicación al contexto actual. Cada uno de ellos sigue
procedimientos específicos en cada uno de sus pasos respectivos.
3
CAPÍTULO 1
ANALISIS DEL CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL
El Nuevo Testamento en la era patrística del siglo II, estaba divido solamente en dos
grupos: Evangelio y Apóstol; refiriéndose a los que hoy conocemos como Evangelios y
Epístolas. Era evidente la ausencia respecto a los propios orígenes de la iglesia, porque los
Evangelios no hacían más que anticipar a la iglesia, en tanto que las epístolas presuponían
que ya existía la iglesia. Hacía falta una obra que describiese el comienzo, el crecimiento y el
desarrollo de la iglesia, y al mismo tiempo fuese un elemento de unión entre los Evangelios y
las epístolas. Harrison declara que “el libro de los Hechos satisface exactamente dicha
necesidad. No es extraño que Harnack lo declarase el libro eje del Nuevo Testamento.
Hechos es el puente entre los Evangelios y las epístolas.” (1980, 231) Asimismo Nelson
declara que “Hechos es el vinculo histórico entre los Evangelios y las Epístolas. Es el único
libro que cuenta la historia desde la ascensión de Cristo hasta el periodo de las Epístolas”
(2002, 243).
Hubiera sido mejor que Lucas, no esté separado en el Nuevo Testamento por el
Evangelio de Juan, más bien si se pusiera los Hechos directamente después de Lucas,
ayudaría a ver como concuerdan el uno al otro. Además es “el único eslabón que existe entre
el ministerio y la enseñanza de Cristo por una parte, y el cristianismo por la otra, tal como
aparece en pleno florecimiento de las epístolas de Pablo y en las de otros escritores del Nuevo
Testamento.” (Tenney 1996, 274) Al mismo tiempo es una lástima que los dos libros estén
separados, porque esto es significante para la historia de Pentecostés cristiano que del judío,
porque está profundamente enraizado en el Evangelio de Lucas. Asimismo se logró en una
sola generación de la iglesia la transición de una membresía predominantemente judía a una
predominantemente gentil.
4
Análisis del contexto canónico
Las primeras copias de Lucas por desgracia han desaparecido, pero se han conservado
manuscritos en texto griego. No se encuentra ningún manuscrito sobre los Hechos de los
Apóstoles inmediatamente después del evangelio de Lucas. Esta incoherencia se explica,
“que en el siglo II el evangelio de Lucas se separó de los Hechos de los Apóstoles y se unió a
los otros tres evangelios para constituir un primer corpus, una primera colección canónica.”
(Auneau, y otros 1983, 214) Pero, gracias al esfuerzo de Irineo, se reconoció a Hechos
autoridad apostólica y canónica, en los años 180 d.C. Esta explicación también es aceptada
por los teólogos pentecostales Gordon Fee, Douglas Stuart y Francisco Almanza (2005, 316).
Si bien fue concebido los Hechos como la continuación de Lucas, además como una
sola obra, porque los Hechos “está en perfecto acuerdo con el contenido de Lucas, y reanuda
la narración desde el punto en que quedó suspensa en Lucas” (Tenney 1996, 274). Pero debe
entenderse que no es una sola obra aunque circuló juntas hasta mediados del siglo II, después
de ésta ya se encontraba separada. Sino más bien Los Hechos y Lucas son dos volúmenes
diferentes correspondientes que mantienen una unidad temática, porque el mismo escritor
habla de “el primer tratado” (Hch. 1:1) que se refiere que fue escrito con anterioridad y que
evidentemente el siguiente tratado está conectado con el evangelio y que está dedicado a la
misma persona.
Al parecer uno de los motivos para unir en una sola obra fue que el libro de los
Hechos originalmente carecía de título, pero “desde mediados del siglo segundo d.C., ha sido
conocido como Los Hechos de todos los Apóstoles.4 Es probable que éste título surgiera
porque en el primer capítulo se dan los nombres de los apóstoles (1:3).” (Horton 1983, 7)
Pero en el contenido de todo el libro, en la primera parte sobresale Pedro y en la segunda,
Pablo. Sin embargo lo que más se destaca es la obra del Espíritu Santo, por ello muchos
sugieren como título Los Hechos del Espíritu Santo.
4 Este nombre se registra en el canon Muratori del Nuevo Testamento, debido a que Marción, alrededor
del año 144 d.C., declaró que Pablo había sido el único apóstol fiel. (Horton 1983, 11)
5
Puesto que el contenido intrínseco fue uno de los criterios para la canonicidad de los
libros del Nuevo Testamento, que todos ellos deberían tener como tema central “la persona y
la obra de Jesucristo”. El libro de Los Hechos es el único en el Nuevo Testamento que refiere
sobre “los efectos históricos de la persona de Cristo Jesús”. Porque los Evangelios son
biográficos, las Epístolas se ocupan de las enseñanzas teológicas y prácticas que emanan del
Evangelio de Cristo y el Apocalipsis es la predicción de la consumación de la obra redentora
de Jesucristo. Se convierte en uno de los motivos fuertes para ser considerado como
canónico, además Filson consideró como “el libro clave en la formación del canon del Nuevo
Testamento” (cit. en Maston 2003, 129)
También es considerado canónico el libro de los Hechos por el testimonio informal,
asegurado por Policarpo de Esmirna (150 d.C.), por Justino Martir (100 al 165 d.C.), por
Irineo (170 d.C.), por Tertuliano de Cartago (200 d.C.), por Orígenes (185 al 250 d.C.) quien
consideró dentro del grupo de los homologoumena (los genuinos) y por Eusebio de Cesarea
(265 al 340 d.C.), quien rechazó los demás libros apócrifos como los Hechos de Pablo y
otros. Dentro de las listas formales del canon, el libro de Los Hechos se encuentra en todas
ellas: en el canon de Marción5 (140 d.C.), en el canon de Muratori (170 d.C.), en la lista
africana (360 d.C.) y en las “Cartas sobre fiestas” de Atanasio (367 d.C.), quienes hacen la
diferencia que estos escritos eran inspirados por Dios. Asimismo en todos los Concilios
oficiales se incluía el libro de Los Hechos como canónico. (Tenney 1996, 478-483)
Indiscutiblemente Los Hechos es un libro canónico, aunque el mismo canon los
separa6, pero Lucas y Hechos son una sola composición de dos tomos. Además es un libro
clave que une entre los Evangelios y las Epístolas, de lo contrario habría un vacío en la
5 Primer canon del Nuevo Testamento y Marción era antijudío.
6 Según parece, en época remota los cuatro Evangelios formaban una sola colección. Se dice que
probablemente fueron unidos poco tiempo después de la terminación del Evangelio de Juan y durante los
comienzos del siglo II. La colocación de los cuatro Evangelios en un solo volumen significó la separación de las
dos partes de la historia de Lucas. El libro de Los Hechos, por conveniencia, estuvo unido generalmente a las
Epístolas Generales. (Williamson 1994, 40)
6
progresión de la revelación divina. Porque “sin Hechos, el Nuevo Testamento salta, sin aviso
previo, de una ordenada historia acerca de un hombre –Jesús– a un conjunto de cartas
personales, carentes de explicación alguna” (La Liga Bíblica 1991, 941), que obstaculizaría
una correcta interpretación teológica de su contenido.
Análisis del contexto del libro
El escritor del libro de Hechos de los Apóstoles es Lucas7, el médico amado, según
las referencias del mismo autor (Hch. 1:1). El “primer tratado” se refiere al Evangelio de
Lucas (Lc. 1.1–4). Lucas era del pueblo gentil y médico (Col. 4:11-14) que se unió al trabajo
misionero de Pablo en Troas (Hch. 16.8–10). A partir de ese momento se puede advertir el
cambio de la tercera persona plural al uso de la primera persona plural (“descendieron
[ellos]” a “procuramos [nosotros]”). Era el único escritor gentil del Nuevo Testamento.
Además existe una similitud entre el Libro de Lucas y Hechos en su estilo literario,
vocabulario e ideas teológicas en forma inconfundible (Nelson 2002, 244).
Sin embargo Clark (1933) hizo un estudio estadístico del vocabulario de Lucas y
Hechos, poniendo énfasis en los pequeños detalles del idioma donde encontró muchas
discrepancias llegando al punto de cuestionar que ambos libros no provenían de un mismo
escritor. Por otro lado Knox (1948) revisó los datos y llegó a una respuesta diferente,
indicando que la metodología seguida por Clark era errónea porque no tomó en cuenta en
Lucas el efecto de la LXX sobre su obra, además que su fuente proviene de su propio estilo
literario. (Harrison 1980, 232). Por lo tanto Lucas y Hechos mantienen una unidad temática,
histórica y por sobre todo teológica, en la que “se acepta generalmente que los dos libros
tienen un mismo autor; no se considera seriamente la posibilidad de que el Evangelio y
Hechos, contrario a Hechos 1:1, no vayan juntos. Por acuerdo casi unánime se los considera
7 Jerónimo (aprox. 347–420 d. de C.) dice que murió célibe a los 84 años de edad. Hay comentaristas
que opinan que el «hermano cuya alabanza en el Evangelio se oye en todas las iglesias» (2 Co. 8:18) es Lucas.
Después que Pablo llegó a Macedonia, Lucas se convirtió en su compañero inseparable, como se ve por la
introducción de la primera persona del plural a partir de Hechos 16:10. (Henry 1999, s.p.)
7
dos tomos de una sola obra” (Van Unnik, cit. en Stronstad 1984, 14)
Otro problema de la credibilidad de Hechos que fue disputada frecuentemente, se
refería a las dificultades que tiene Hechos en armonizar su cronología con las de las epístolas
de Pablo. Las referencias históricas que se hallan en Hechos no todas pueden ser
confirmadas, debido a que en muchos casos los datos no son precisos. No obstante que los
datos arqueológicos y literarios encontrados son favorables al libro de los Hechos, quedando
así vindicado su fiabilidad. Igualmente Knox piensa que hay bastante razón para dudar de
algunos detalles de los Hechos, pero admite que existe suficiente razón para confiar en la
esencia histórica de los últimos capítulos. (cit. en Tenney 1996, 276) Porque por el libro
mismo se descubre que Lucas, el escritor, fue compañero de Pablo y testigo ocular de los
sucesos acerca de los que escribe al emplear la primera persona plural (16:10-17; 20:5-21;
27:1-28:16), tal como afirma Dunnett:
Además de las experiencias directas, Lucas tuvo también ocasión de hablar
personalmente con mucha gente. Pablo le hablaría de su ministerio entre los gentiles.
De los líderes de Jerusalén conseguiría valiosa información respecto a la iglesia de
Jerusalén, Su relación con Felipe en Cesarea le daría acceso a información respecto al
ministerio de Felipe en Samaria. (1971, 36)
Además que a partir de mediados del siglo II en el canon de Muratori8, Ireneo,
Tertuliano, Clemente de Alejandría, Orígenes y en el prólogo antimarcionista al evangelio;
afirman en forma explícita que Lucas, seguidor de Pablo, fue quien escribió el tercer
evangelio. Por lo tanto el libro de los Hechos es escrito por el mismo autor del Evangelio de
Lucas, siendo que es su continuación histórica y más de la mitad del libro, el escritor se
identifica con sus lectores de manera directa. Asimismo ninguna crítica contra la autoría de
Hechos por medio de Lucas ha prevalecido porque los argumentos se fueron desvaneciendo
con el tiempo.
La fuente de información que usó Lucas para escribir el libro de los Hechos, se
8 El Fragmento Muratorio (ca. 200 d. de J.C.) dice: Además, los hechos de todos los apóstoles fueron
escritos en un libro. Lucas los condensó para el más excelente Teófilo, porque los eventos individuales
sucedieron en su presencia: como claramente lo demuestra omitiendo la pasión de Pedro, tanto como la partida
de Pablo cuando este último salió de la ciudad (de Roma) para ir a España. (Williamson 1994, 29)
8
sugiere por lo menos tres caminos en su acostumbrado afán de búsqueda y seriedad para los
capítulos 1–15:
(1) Conversaciones directas con testigos oculares (Pedro, Juan, Santiago, Felipe y
otros); (2) tradiciones orales sueltas, de acá o de allá, en torno a determinados episodios
(como Zacarías y Elizabet, José y María, Simeón y Ana); (3) documentos escritos
(Evangelio de Marcos y otros). […] Caps. 16–28. Son los pasajes o secciones donde se
usa el pronombre "nosotros" a los que ya aludimos anteriormente al tratar del autor del
libro. La explicación tradicional es que con ese nosotros Lucas ha querido señalar
discretamente su presencia entre los compañeros de viaje de Pablo. Debe haber llevado
un diario de viaje y en estos pasajes tenemos el relato de un testigo personal. Con
respecto a los momentos en que no estuvo presente, fueron muchas las horas que estuvo
con Pablo en la prisión y éste pudo haberle relatado las historias. (Williamson 1994, 33-
34)
De acuerdo a la declaración de Williamson Lucas como investigador cuidadoso usó
diferentes fuentes confiables para la presentar no una historia cronológica conservadora9 sino
una historia significativa10
que contiene paradigmas para el futuro de la iglesia, las mismas
requieren ser interpretadas de acuerdo a la progresión de la revelación divina.
El destinatario de Hechos es Teófilo (Hch. 1:1), un personaje distinguido, pero
desconocido porque no existen referencia alguna en el mismo libro, aunque se puede inferir
de Lucas 1:3 que probablemente, era un funcionario romano, puesto que el título
“excelentísimo” indica en Hechos 23:26; 24:3; 26:23 una posición social (Ryrie 1991, 1523)
aplicado a gobernador romano. De todos modos uno puede llegar a la conclusión que se
refiere a los lectores gentiles del mundo greco-romano, donde en sus escritos evita
deliberadamente términos judíos y semíticos que pudieran confundir a sus lectores gentiles.
(Harrison 1980, 197) Lo evidente es que éste segundo libro es la continuación del primero,
donde dedica su Evangelio a un tal Teófilo, por inferencia se podría afirmar que los
verdaderos destinatarios son todos los creyentes gentiles griegos.
La fecha y el lugar en que se escribió el libro de Hechos fue poco después de su
9 Este tipo de historia tiene el propósito de preservar y guardar el pasado, sin provocar ningún cambio
en el futuro.
10 Este tipo de historia tiene el propósito de aprovechar el pasado como principios paradigmáticos para
hacer cambios en el futuro.
9
primer libro, el Evangelio de Lucas, que fue escrito a principios de la década del 60 d.C. Eso
implica que fue el año 62 d.C., teniendo en cuenta que Hechos termina abruptamente con el
encarcelamiento de Pablo en Roma (Nelson 2002, 244). Sin embargo se considera que Lucas
tuvo la oportunidad de iniciar y llevar su investigación para escribir su Evangelio durante el
periodo del encarcelamiento de Pablo como prisionero en Cesarea y que posteriormente haya
terminado de escribir durante su estadía en Roma con Pablo que estuvo por dos años, por lo
tanto “muchos eruditos fechan entre los años 60 a 63 d.C. […], se puede inferir que el libro
de los Hechos fue [escrito entre el 62 y 63 d.C., pero no posterior al 64 d.C.]. Pero la
precisión de la fecha y el lugar de la composición resulta difícil asegurar” (Perez M. 1998,
130). No puede ser posterior al año 64 d.C. porque en esa fecha Roma fue quemada, y los
cristianos fueron culpados de aquel hecho en el tiempo de Nerón. También no se menciona la
destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C.
El propósito del porqué escribió Lucas el libro de los Hechos y cuáles fueron sus
motivos que le estimularon al escribirlo se explican desde diferentes perspectivas:
Pentecostal, no pentecostal y bíblica. Según el teólogo pentecostal Stamps describe que
Lucas tiene por lo menos dos objetivos para relatar el origen de la iglesia:
(1) Muestra que el evangelio avanzó triunfante desde las estrechas fronteras del
judaísmo hasta el mundo gentil, a pesar de la oposición y la persecución. (2) Revela la
función del Espíritu Santo en la vida y la misión de la iglesia, destacando el bautismo
del Espíritu Santo como la provisión de Dios para capacitar a la iglesia para proclamar
el evangelio y continuar el ministerio de Jesús. (1993, 1502)
Otro teólogo no pentecostal como Earle atribuye que el propósito de Hechos es
“relatarnos la historia del crecimiento y esparcimiento inicial del cristianismo. [Donde]
Hechos y los evangelios nos dan los fundamentos históricos sobre los que descansa la iglesia
cristiana.” (1993, 115) Pero desde la perspectiva bíblica está expresado en 1:1-8, se puede
inferir que el propósito de los Hechos es para continuar las obras y las enseñanzas de Jesús
(“me seréis testigos”) con la promesa del poder del Espíritu Santo (“recibiréis poder cuando
haya venido sobre nosotros el Espíritu Santo”) y la presentación del plan divino (“en
10
Jerusalén, en toda Judea y Samaria y hasta los último de la tierra”) para cumplir y llevar a
cabo dicho propósito. (Moon 1993, 114)
En las perspectivas presentadas se puede evidenciar la polaridad que existe sobre el
propósito del libro de los Hechos, el primero tiene un énfasis doctrinal, el segundo un énfasis
histórico y el último un énfasis evangelístico. Puesto que los tres énfasis son válidos. Sin
embargo Dunnett presenta los siguientes motivos básicos que lo indujeron a escribirlo:
Motivo histórico, motivo doctrinal, motivo apologético y motivo biográfico. (1971, 36-38)
El primer motivo es el más obvio, que Hechos es la continuación del relato
comenzado en el Evangelio de Lucas y ofrece a sus lectores la historia de las “buenas
nuevas” de salvación11
. El segundo motivo es que Lucas presenta la doctrina fundamental al
igual como en su Evangelio “la persona y la obra del Espíritu Santo” como el poder
motivador de su testimonio y de su labor por Cristo.
El tercer motivo es demostrar una defensa del cristianismo frente al judaísmo, porque
éstos últimos son los que provocaron las persecuciones en aquel entonces de la primera
generación de cristianos y no así por manos del gobierno romano, quienes no hicieron nada
de los cuales se registra por lo menos siete casos. Los creyentes gentiles necesitaban defender
su fe y luchar por ella frente a la intolerancia de los judíos hacia el cristianismo. Por otro lado
fue “para defender el cristianismo contra el cargo de sedición, o para probar a Roma que ella
no tenía nada que temer del movimiento cristiano.” (Maston 2003, 129)
El cuarto motivo es presentar el perfil biográfico de personas importantes que
aparecen en Hechos; Pedro (1-12) y Pablo (13-28) son las que Lucas los destaca. Junto a ellos
trabajaron una serie de personajes notables: Esteban (6-7), Felipe el Evangelista (8), Bernabé
(4, 9, 11, 13-15), Timoteo (16-17), Aquila y Priscila (18), Apolos (18-19). Tales personas
fueron activamente responsables por el crecimiento y expansión de la iglesia.
Finalmente insertamos el motivo práctico, en el que Lucas establece el marco básico
11
Este periodo corresponde a los primeros 60 o 65 años de cristianismo; los primeros 30 años a la vida
y obras de Jesús, y los siguientes 30 años a la vida y obras de la iglesia por medio de los apóstoles.
11
de la proclamación del Evangelio por medio de las personas (“me seréis testigos”)
capacitadas por el poder del Espíritu Santo (“recibiréis poder”) para que oyendo se
arrepientan y sean bautizados. Hechos llega a ser un verdadero manual para la iglesia actual
donde se establece el propósito de la iglesia que va en concordancia con el plan de la
salvación.
El propósito de Lucas se puede ver mejor cuando sus dos tomos (el Evangelio y Los
Hechos) se consideran juntos. Ambos volúmenes trazan el movimiento cristiano desde sus
comienzos con el nacimiento de Jesús hasta su desarrollo en una comunión de alcance
mundial que trasciende los límites de la nacionalidad judía, y da lugar imparcialmente a
judíos, samaritanos y gentiles. Para Lucas, Jesús no fue un mero Mesías judío, sino un
Salvador mundial, el fundador del movimiento cristiano mundial. Lucas estaba interesado en
los temores, los prejuicios, las separaciones, las hostilidades, y aun la violencia que
caracterizó las relaciones entre judíos y cristianos. Él era consciente de la tensión que había
entre ellos. En Cristo esas barreras de enemistad debían caer. Positivamente, Lucas trazó una
historia de la iglesia cristiana, que empezó dentro del judaísmo y llegó a ser un movimiento
universal, elevándose por encima de las barreras socioculturales tales como la nacionalidad,
la raza y el estado social. Sin duda, Lucas se convirtió en un portavoz de la causa de un
evangelio no distorsionado, sin distinciones ni límites (Hch. 28:30, 31)12
. Además era testigo
ocular del triunfo del universalismo del evangelio de Cristo. Consecuentemente también de la
autoexclusión de muchos judíos que no estaban dispuestos a ser parte de una comunidad que
no hacía ninguna distinción entre el judío y el no judío. (Williamson 1994, 32)
En síntesis el propósito del libro se resume en que Lucas escribió Los Hechos para
entender como una unidad teológica más que histórica con el Evangelio de Lucas (el primer
volumen de su obra)13 y el libro de Los Hechos (el segundo volumen de su obra)14. “El prefacio
12
“Pablo permaneció dos años... predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo,
con toda libertad y sin impedimento”
13 El primer tratado (Evangelio de Lucas) estaba interesado en todas “las cosas que Jesús comenzó a
hacer (descriptiva) y a enseñar (prescriptiva), hasta el día en que fue recibido arriba” (Hechos 1:1, 2).
12
del Evangelio de Lucas (1:1–4) y el de Los Hechos (1:1–5) unen a los dos libros. No solamente
los dos tomos fueron escritos por el mismo autor y dirigidos al mismo receptor, sino que los dos
desarrollan un tema ininterrumpido. Los dos están interesados en lo que Dios realizó en Cristo
Jesús.” (Williamson 1994, 31) En especial el libro de los Hechos primero, „describe‟ la historia
de la iglesia tal como tenía la intención de ser informativa como edificante, marcado por el
progreso del Evangelio desde Jerusalén hasta Roma. Segundo, „prescribe‟ “la tarea de perfilar
el cumplimiento de la misión de Jesús en el mundo en términos del establecimiento de su
iglesia a través de los hombres que él había capacitado, y la diseminación del movimiento
bajo el impulso del Espíritu Santo que él había prometido.” (Harrison 1980, 234). Por tanto el
propósito principal de Hechos es más teológico que histórico15
para ser aplicado en la iglesia.
Los demás propósitos son complementarias como el apologético y biográfico.
Análisis del contexto de la sección o división
El tema central del libro de los Hechos según Allen es descrito como “Pentecostés y
el mundo: La revelación del Espíritu Santo en los Hechos de los Apóstoles” y en la
conclusión de su libro menciona que “la gran enseñanza fundamental e inconfundible del
libro es la revelación del Espíritu Santo como el Espíritu misionero de los Hechos que
sobresale en el Nuevo Testamento”. Boer enfatiza que el libro de los Hechos tiene un tema
dominante, primordial y omniregulador: “La expansión de la fe a través del testimonio
misionero en el poder del Espíritu Santo que impulsa a la iglesia a dar testimonio, y
continuamente las iglesias emergen del testimonio”. (cit. en Kuzmic 2007, 9-10) En ambos
casos el tema central es “la revelación del Espíritu Santo”.
14
El segundo tratado (Hechos) describe lo que el Cristo resucitado continuó haciendo (descriptiva) y
enseñando (prescriptiva) mediante el poder del Espíritu Santo y obrando en sus apóstoles por medio de la
iglesia.
15 Lo mismo ocurre con Génesis, siendo un libro narrativo-histórico, pero tenía el propósito de
engendrar la semilla teológica sobre la revelación de Dios, primero como creador, y así sucesivamente revelarse
progresivamente en el Antiguo Testamento. Así también el libro de los Hechos, un libro histórico-narrativo,
tiene el propósito de presentar la teología sobre Espíritu Santo en la iglesia del Nuevo Testamento.
13
Sin embargo Stamps sugiere una perspectiva teológica, atribuyendo que el tema
principal de Hechos es “la expansión triunfante del evangelio mediante el poder del Espíritu
Santo” (1993, 1502). Siendo el tema común sobre el libro “Los Hechos del Espíritu Santo”,
un contenido doctrinal que ya fue presentado en el Evangelio de Lucas, y con mayor énfasis
en los Hechos, donde se describe las actividades del Espíritu Santo vinculado con cristianos
individuales y con la iglesia en todos los capítulos del libro tal como lo presenta Moon:
El Espíritu de la promesa (1), El Espíritu del poder (2), El Espíritu de sanidad (3), El
Espíritu de unidad y valentía (4), El Espíritu de juicio (5), El Espíritu de administración
(6), El Espíritu de la verdad religiosa (7), El Espíritu de evangelismo (8), El Espíritu de
convicción, conversión y consuelo (9), El Espíritu que guía (10), El Espíritu del
llamado universal (11), El Espíritu de la liberación milagrosa (12), El Espíritu de
misiones (13), El Espíritu de protección y organización (14), El Espíritu del sabio
consejo (15), El Espíritu de protección y dirección providencial (16), El Espíritu de
enseñanza y predicación (17), El Espíritu de revelación (18), El Espíritu de señales,
maravillas y milagros (19), El Espíritu del ministerio compasivo (20), El Espíritu de
profecía (21), El Espíritu de consejo en los tribunales (22), El Espíritu de sabiduría y
liberación (23), El Espíritu de defensa y favor (24), El Espíritu de victoria (25), El
Espíritu de testimonio cristiano (26), El Espíritu de la preservación divina (27) y El
Espíritu del triunfo final (28) (1993, 119).
Desde la perspectiva histórica, el libro de los Hechos describe “la historia de la
iglesia: su origen y su expansión”. Aunque Tucker sugiere tres palabras: Ascensión, descenso
y extensión. Estos tres términos están conectados entre sí, porque la ascensión de Cristo es
precedido por el descenso del Espíritu Santo y éste por la extensión del evangelio. (cit. en
Pearlman 1995, 222) Tampoco hubiera ocurrido la extensión de la iglesia sin el descenso del
Espíritu Santo y éste último menos, si no era por la ascensión de Cristo. Sin embargo la
mayor parte del libro de los Hechos refiere la “extensión o expansión” geográfica y
sociocultural de la iglesia, tal como se presenta en el siguiente bosquejo:
I. Descripción de la primera iglesia en Jerusalén, 1:1–6:7
II. Descripción de la primera expansión geográfica realizada por los helenos, 6:8–
9:31
III. Descripción de la primera expansión hacia los gentiles, 9:32–12:24
IV. Descripción de la primera expansión geográfica dentro del mundo gentil, 12:25–
16:5
14
V. Descripción de la progresiva expansión geográfica hacia los gentiles, ahora en
Europa, 16:6–19:20
VI. Descripción de los sucesos que llevaron a Pablo y al evangelio a Roma, 19:21–
28:30
En síntesis el libro de Hechos tanto desde la perspectiva histórica y teológica, presenta
“la historia del establecimiento y crecimiento de la iglesia cristiana, y de la proclamación del
evangelio al mundo de acuerdo con el mandato de Cristo, y por el poder de su Espíritu
Santo”. (Pearlman 1995, 222) Esto refleja claramente que Hechos registra la continuación del
ministerio de Cristo por medio de sus apóstoles y por sus siervos en la actualidad.
El bosquejo usado para la presente exégesis es a partir del versículo clave de Hechos
(1:8), que provee una base para el esquema del libro. “Me seréis testigos en Jerusalén, en
toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”:
I. Testimonio en Jerusalén: Periodo judío, 1:1–8:4
A. La iglesia nace en poder, 1:1–2:47
B. La iglesia crece en pruebas, 3:1–8:4
II. Testimonio en Judea y Samaria: Periodo de transición, 8:5–12:25
A. El testimonio de Felipe, 8:5–40
B. La conversión de Saulo, 9:1–31
C. El testimonio de Pedro, 9:32–11:18
D. El testimonio de la iglesia primitiva, 11:19–12:25
III. Testimonio hasta lo último de la tierra: Periodo gentil, 13:1–28:31
A. El primer viaje misionero, 13:1–14:28
B. El concilio de Jerusalén, 15.1–35
C. El segundo viaje misionero, 15:36–18:22
D. El tercer viaje misionero, 18:23–21:16
E. El viaje a Roma, 21:17–28:31
El estudio de la presente exégesis (Hch. 2:4) corresponde a la primera sección
“Testimonio en Jerusalén: Periodo judío”, inciso “A” “la iglesia nace en poder”.
15
Específicamente el estudio exegético concierne al tema de “hablar en otras lenguas” que está
relacionado con la revelación del Espíritu Santo, una doctrina importante para el nacimiento
y progreso de la iglesia y esencialmente para el pentecostalismo.
Análisis del contexto inmediato
El contexto bíblico inmediato corresponde al “día de Pentecostés”. De acuerdo al
anterior punto, Hechos es lo que describe lo que Jesús continuo haciendo y enseñando
después de su ascensión (1:1,2). Para ello, la última orden a sus discípulos fue que esperaran
en Jerusalén hasta que fueran bautizados con el Espíritu Santo (1:4-5). El versículo clave de
Hechos es el 1:8, que “contiene un resumen teológico y geográfico del libro: Jesús promete a
los discípulos que recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ellos para poder ser
testigos (cap. 1) (1) „en Jerusalén‟ (caps. 1-7), (2) „en toda Judea, en Samaria‟ (caps. 8-12), y
(3) „hasta lo último de la tierra‟ (caps. 13-28).” (Stamps 1993, 1502)
Lucas describe dicho acontecimiento asombroso en Jerusalén durante la fiesta de
Pentecostés después de la muerte y resurrección de Jesús. No sabemos realmente qué sucedió
en Pentecostés. Lo cierto es que los discípulos tuvieron la experiencia de que el poder del
Espíritu Santo inundaba sus vidas como nunca antes. Debemos recordar que Lucas no fue
testigo ocular de esta parte de Hechos y que probablemente estaba transmitiendo una historia
que había escuchado en su investigación (Lc. 1:1–4). Si fuera que Lucas empleara fuentes
extra-bíblicas o no, el cap. 2 pertenece a Los Hechos como nos ha llegado y es apropiado
procurar comprenderlo como está en el texto.
Lo destacado de Lucas es escribir el libro de Hechos después de una reflexión sobre
los primeros treinta años de vida del movimiento cristiano primitivo (e inspirado por el
Espíritu Santo), comenzó con la fiesta de Pentecostés y de esta manera trató de hacer resaltar
algunas de las mismas ideas judías. Por eso Lucas en Hechos ya está interpretando la
revelación del Antiguo Testamento a la luz de la revelación superior, la de la encarnación de
Dios en Jesucristo (Mt. 5:21–37; Hch. 6:8–14; 7:51–53; He. 1:1–4). ¿No dijo Jesús: No
16
penséis que he venido para abrogar la Ley o los Profetas. No he venido para abrogar, sino
para cumplir (Mt. 5:17)? ¿Y no escribió Pablo: En otras generaciones, no se dio a conocer
este misterio a los hijos de los hombres, como ha sido revelado ahora a sus santos apóstoles y
profetas por el Espíritu, a saber: que en Cristo Jesús los gentiles son coherederos,
incorporados en el mismo cuerpo y copartícipes de la promesa por medio del evangelio (Ef.
3:5, 6)? (Williamson 1994, 56-57)
En Hechos 2 el don de lenguas se ve como un milagro, ya sea el hablar, o el oír o de
ambos. En Jerusalén estaban reunidos peregrinos judíos, habiendo llegado de muchos países
con sus diferentes fondos lingüísticos. Lo que los asombró era que cada uno podía entender
en el lenguaje o dialecto de su nacimiento (v. 8). Lucas da énfasis al hecho del entendimiento
sin explicar cómo fue posible. Explicarlo de acuerdo con la historia natural, por ejemplo, que
se hablaban varios lenguajes conocidos (como si no fuera un milagro), no parece ser el
propósito de Lucas. Más bien indica que era por el don del Espíritu Santo y no la
competencia lingüística de la gente la que hizo posible la comprensión en esta ocasión.
(Williamson 1994, 60)
En síntesis las características del “día de pentecostés” (cap. 2), luego de que Jesús les
había prometido el Espíritu Santo para que esperasen en Jerusalén (cap. 1) fueron los
siguientes: Los discípulos (1) eran llenos del Espíritu Santo (2:1-4a), (2) hablaban en otras
lenguas (2:4b-13), (3) predicaban el evangelio con poder (2:14-41) y (4) tenían los primeros
cristianos un estilo de vida transformado por el Espíritu Santo (2:42-47). Pues en esta
exégesis se estudia una de las características del pentecostés, que sería “el hablar en otras
lenguas”. Al parecer los dos primeros asuntos tienen que ver con lo “teológico” y los dos
asuntos posteriores con lo “práctico”, como un efecto directo del primero. Esto explica
coherentemente el propósito general del libro de los Hechos que es describir lo que Jesús
continuo haciendo y enseñando a través del Espíritu Santo.
El contexto histórico inmediato del libro de Hechos abarca un tiempo de transición
17
cuando Israel se retira de la escena de la historia bíblica y la Iglesia sale a primera fila. Es
decir el programa profético de Dios bosquejado en el Antiguo Testamento da lugar a un
programa denominada el ministerio de la Iglesia (Wiersbe 2000, s.p.). Aunque haya o no
trasfondo de las narraciones del Antiguo Testamento en su presentación literaria, no hay
motivo alguno para dudar la historicidad del hecho. A través del libro de los Hechos se puede
señalar que el “plan de la salvación” sufre una transición, del pueblo judío a un pueblo gentil.
También es un libro de transición, porque a través de este libro se cuenta la historia desde la
ascensión de Cristo hasta el periodo de las Epístolas (Nelson 2002, 243). En una generación
la iglesia hace la transición de receptores totalmente judíos a una membresía
predominantemente gentil en un periodo de 30 años aproximadamente.
El hecho sobresaliente con la que inicia la iglesia primitiva es el día de pentecostés
que aproximadamente ocurrió en el año 30 d.C., cincuenta días después de la pascua, es decir
después de la crucifixión y resurrección de Jesucristo. Se encontraban en ese entonces bajo el
régimen del Imperio Romano, que fue un vehículo magnífico para el progreso del evangelio,
porque Roma era famosa por insistir en el dominio de la ley y el orden. Además se extendía
desde el extremo occidental Mediterráneo hasta el rio Éufrates en el cercano Oriente,
imponiendo su régimen.
La importancia del aparato instalado por el Imperio Romano, se debió a la mente de
estadista de Augusto César. Sus seguidores se enorgullecían diciendo: “que halló a Roma
como una ciudad de adobes y ladrillos, y la elevó a una metrópolis de mármol.” Además
atribuyen a este emperador como aquel que trascendió su capacidad al mundo por establecer
la “Pax Romana”16
, la que fue la joya sin precio aun para las razas o pueblos donde llegaba
el ejército imperial. Es verdad que lamentaban la pérdida de la independencia, pero también
festejaban la desaparición del pillaje, pirataje y todo otro tipo de forma guerrillera de lucha.
Avanzó la civilización y el derecho, floreció el comercio y se conocieron los principios sobre
16
La Pax Romana se refiere a la hegemonía imperial tanto militares, comerciales y políticos del
momento sobre los diferentes pueblos que eran conquistados por los romanos.
18
la justicia de los acusados, jamás practicados antes en los pueblos. También comenzaron a
construirse caminos, de modo que todo el imperio estuviera interconectado. Estas rutas que
partían desde Roma llegaban a cualquier frontera que habían padecido por siglos, esto avanzó
en pocos años. Aunque esas rutas fueron inicialmente preparadas para el transporte de tropas,
luego sirvieron para el desarrollo de los pueblos porque favorecieron el tránsito de personas,
uniendo y reconciliando pueblos que jamás se habían visto. (Caballero Yoccou 1992, 23-24)
Esta preparación al mundo no fue casual, sino que la preparación judía, griega y
romana corresponden a la providencia de Dios para el advenimiento del cristianismo, tal
como afirma Dunnett: “estos sucesos no ocurrieron de repente. Fueron el resultado de una
preparación –¡preparación hecha por Dios mismo!– […] Los tres grupos que contribuyeron
en forma más decisiva fueron los hebreos y su religión, los griegos y su lengua, y los
romanos y su organización social y política.” (1971, 6) Pero, el aspecto negativo fue la
degeneración moral y religiosa, descrita de la siguiente manera:
Habían perdido la fe en los dioses antiguos. Las religiones oficiales eran demasiado
formales y rígidas para satisfacer las aspiraciones personales. Las filosofías comunes de
la época, asimismo, carecían de verdadero vigor y no atraían al hombre común. Tanto
en el Oriente como en el Occidente los llamados “cultos misteriosos” surgieron para
ofrecer salvación personal, intimidad con los dioses, y observancia de ritos secretos.
(Dunnett 1971, 8)
El desarrollo del Imperio como también su decadencia moral, habían contribuido en
el ambiente para la proclamación de la salvación, el perdón y la paz. El evangelio predicado
se basaba en el incidente histórico de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, la misma
que ofreció la respuesta a la necesidad espiritual y el vacío moral del hombre.
19
CAPÍTULO 2
ANALISIS LEXICO – SINTACTICO
El libro de los Hechos al igual que los Evangelios constituyen la base histórica del
Nuevo Testamento, que se hace necesaria para entender y valorar en forma adecuada las
obras posteriores. La vida de Cristo y el origen de la iglesia son los hitos fundamentales,
porque “la historia del fundador es indispensable antes de estudiar la superestructura que fue
erigida. La iglesia fue edificada „sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la
principal piedra del ángulo Jesucristo mismo‟ (Ef. 2:20)” (Dunnett 1971, 12). Puesto que el
Nuevo Testamento sin historia, no tendría sentido al igual que una persona o institución sin
historia no tiene trascendencia. La historia descrita en Hechos tiene su importancia por
cumplir cuatro funciones esenciales en el establecimiento de la iglesia:
Primero, continua y, en un sentido, completa el relato comenzado en los Evangelios. La
vida terrenal de Cristo va seguida del ministerio de sus apóstoles.
Segundo, muestra el cumplimiento de la profecía que nuestro Señor pronunció acerca
de la iglesia (Mt. 16:18) y prepara el camino para que las Epístolas expandan este tema.
[…Así como] las circunstancias del comienzo de la Iglesia, sus primeros líderes, y su
crecimiento hasta constituir una hermandad universal.
Tercero, proporciona antecedentes para varias de las cartas de Pablo, al dar detalles
respecto a la fundación de aquellas iglesias17
a las que luego fueron dirigidas. […]
Antes de leer las cartas correspondientes, se consigue información acerca de la
naturaleza de la ciudad, la gente y los problemas con los que se encontró Pablo allí.
Cuarto, ilustra en la vida activa de la iglesia muchos de los principios que luego
presentan las Epístolas. […] Destaca sobre todo la insistencia acerca de la necesidad de
la libre acción del Espíritu Santo. La iglesia primitiva no sólo enseñó esta verdad sino
experimentó. (Dunnett 1971, 46-47)
Se debe advertir que la característica histórica de Hechos constituye como el libro
básico en el Nuevo Testamento que sirve como el puente entre los Evangelios y las Epístolas,
17
Se registran los antecedentes de Gálatas (Hch. 13:14-14:28), antecedentes de Filipenses (Hch. 16:11-
40), antecedentes de 1 y 2 Tesalonicenses – Tesalónica (Hch. 17:1-9), antecedentes de 1 y 2 Corintios – Corinto
(Hch. 18:1-16) y antecedente de Efesios (Hch. 19:1-41; 20:17-35)
20
por tener nexos íntimos con ambos grupos de escritos. Sin embargo algunos como Maston
consideran que el libro de los Hechos es meramente histórica (2003, 129) y no teológica. Sin
embargo la teología se basa en la verdad histórica, esa es la razón que a Lucas se le puede
considerar “como teólogo tanto como historiador. Su teología se ve a lo largo del conjunto de
los dos tomos. Los temas teológicos que parecen especialmente importantes en un estudio de
Hechos son la obra de la iglesia y la expansión universal de la salvación que se ofrece.”
(Wenham, y otros 2003, s.p.) Este criterio coincide con los estudiosos del Nuevo Testamento
que han estado tratando de ver Hechos como una pieza literaria bien elaborada más que una
“historia seca y objetiva” por un lado y “teológica” por el otro.
Análisis del género literario
El género literario usado tanto para la vida de Cristo (Evangelio) y el origen de la
iglesia (Hechos) son la narrativa histórica, que es única por su naturaleza en el Nuevo
Testamento, especialmente el libro de los Hechos, donde presenta a Cristo resucitado por
medio de sus apóstoles, a quienes el Espíritu Santo había facultado para dar origen a la
iglesia, constituyéndose en el documento de la primera historia de la iglesia.
Lucas al escribir su obra destaca que “su estilo es ordenado, esmerado, elegante y, a la
vez, claro. Su griego es el más puro y rico de todo el Nuevo Testamento.” (Henry 1999, 269)
Además señalan que uso un estilo de prosa clásica y el griego moderno, en algunos casos
excepcionales usó el griego Koiné o común. Asimismo la sintaxis de Lucas es más cuidadosa
que los demás evangelios, porque evita unir preposiciones con una simple “y” (parataxis).
Introduce oraciones subordinadas mediante conjunciones, participios e infinitivos. Pero, no es
consecuente con su estilo, más bien varia, porque se puede encontrar el lenguaje hierático y
semítico de Pedro. (Auneau, y otros 1983, 221-222).
Una gran parte de los Hechos lo ocupan “discursos o sermones” de diversas personas,
cuyos lenguajes y maneras difieren. Porque sus características son conforme a las personas
que los dieron y en las ocasiones en que fueron pronunciados. Parece que la mayoría de estos
21
discursos son sólo la sustancia de lo que fue dicho en el momento. Sin embargo, se relacionan
enteramente a Jesús como el Cristo, el Mesías ungido. (Henry 1999, s.p.)
La narración histórica del libro de los Hechos para la presente exégesis, “no es
simplemente un relato histórico de la iglesia primitiva, sino un manual para la vida cristiana y
para una iglesia llena del Espíritu. […Considerando] como norma para la iglesia de hoy,
todos los elementos del ministerio y de la experiencia de la iglesia del NT” (Stamps 1993,
1503). Por tanto el libro de Hechos tiene un carácter descriptivo y prescriptivo. Como
declaración descriptiva, relata la historia del origen de la iglesia y su expansión “hasta lo
último de la tierra”. Pero detrás de esta historia contiene una declaración prescriptiva, porque
expresa principios normativos para los creyentes, que son parte del cuerpo de Cristo, la
Iglesia. Porque no hay nada en Hechos ni en el resto del Nuevo Testamento que tendrían una
cesación repentina o permanente de las señales, los prodigios, los milagros, los dones
espirituales o las normas de vida y del ministerio de la iglesia, después de la era apostólica.
Más bien registra lo que la iglesia debe “ser” y “hacer” en cualquier generación al continuar
el ministerio de Jesús en el poder del Espíritu Santo.
Análisis de la sintaxis de los párrafos
El análisis sintáctico sobre el pasaje seleccionado para la presente exégesis
corresponde a la primera sección referente al “Testimonio en Jerusalén: Periodo judío, 1:1–
8:4”; que en su primera parte describe “el origen de la iglesia”, que según el esquema
presentado anteriormente intitula “La iglesia nace en poder, 1:1–2:47”. Esta división se
subdivide en dos: El primer capítulo refiere la preparación de pentecostés18
y el capítulo dos,
describe el día de pentecostés y su efecto inmediato. Para comprender mejor se fracciona en
los siguientes párrafos:
18
La preparación de Pentecostés es descrito en los siguientes hechos históricos: (1) La soberanía de
Dios actuando, 1:6-8. (2) Jesús asciende al cielo, 1:9-11. (3) En espera del Espíritu Santo, 1:12-14. (4) Elección
de Matías, 1:15-26.
22
vv. 1-4 El descenso del Espíritu Santo en el día de Pentecostés.
vv. 5-13 Los apóstoles hablan en diferentes lenguas en el día de Pentecostés.
vv. 14-36 El sermón de Pedro a los judíos:
vv. 14-21 El descenso del Espíritu Santo era el cumplimiento de
una antigua profecía.
vv. 22-32 El descenso del Espíritu Santo era una confirmación de
la mesianidad de Cristo.
vv. 33-36 El descenso del Espíritu Santo era el cumplimiento de la
promesa de Jesús y la evidencia de su ascensión a los
cielos.
vv. 37-41 El efecto del sermón: Tres mil almas convertidas a la fe de Cristo.
vv. 42-47 El efecto del Espíritu Santo: El amor y la comunión de los primeros
cristianos.
Otra forma de presentar el análisis de los párrafos es a través del quiasmo del capítulo
dos, que se presenta de la siguiente manera:
A. Pentecostés, el descenso del Espíritu Santo: Los apóstoles fueron llenos del
Espíritu y hablaban otras lenguas, vv. 1-13
B. El sermón de Pedro a los judíos: Jesús es Señor y Cristo que cumple
su promesa y la de la profecía, vv. 14-36
B. El efecto del sermón de Pedro: Tres mil almas convertidas a la fe de
Cristo, vv. 37-41
A. El efecto del descenso del Espíritu Santo, pentecostés: El amor y la comunión de
los primeros cristianos, vv. 42-47
Evidentemente el tema central del capítulo 2 es “el pentecostés y la predicación del
sermón de Pedro”, que ocupa la mayor parte del capítulo, sin embargo el hecho importante es
23
el día de pentecostés, donde el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles y hablaron en
otras lenguas. Como efecto de aquello Pedro predicó lleno del poder del Espíritu Santo donde
se convirtieron como tres mil personas, además que marcó otro efecto mayor que fue un
estilo de vida diferente, basado en el amor y la comunión con Dios y con el prójimo
practicado por los primeros cristianos en cumplimiento del gran mandamiento del Señor
Jesucristo (Lc. 10:27).
El pasaje seleccionado para la presente exégesis (2:4) se encuentra vinculado con el
primer párrafo, pero su contexto descansa en el segundo párrafo (no obstante que en la
estructura quiásmica está condensado en el primer párrafo). Es decir “el hablar en otras
lenguas”, que está ligado íntimamente con el descenso del Espíritu Santo19
en la vida de todo
creyente y como consecuencia son llenos del Espíritu y hablan en otras lenguas. Este hecho
ocurrió exactamente en el día de pentecostés, en cumplimiento no solamente de la profecía
del Antiguo Testamento sino también del mismo Señor Jesucristo que lo expresó mientras se
encontraba con sus discípulos.
El primer párrafo describe que los apóstoles habían orado juntos más que antes (1:15;
2:1). Un principio para el Espíritu sea derramado desde lo alto, requiere unanimidad (2:1).
Porque pese a las diferencias de sentimientos e intereses, como las que había entre los
discípulos, debe existir un acuerdo para amarse unos a otros, puesto que donde viven juntos
en unidad, ahí el Señor manda su bendición. Así como llegó un viento recio con mucha
fuerza (2:2) en el día de pentecostés. Esto ocurrió para mostrar la influencia de la obra
poderosa del Espíritu de Dios en los seres humanos, y por medio de ellos, en el mundo. De
esta manera que el viento bendito prepara el alma de las personas a ser sensible a las cosas
espirituales y las convicciones del Espíritu dan lugar a sus consolaciones. Finalmente se
describe que hubo una apariencia de algo como llamas de fuego (2:3), que iluminó a cada uno
de ellos, según lo que Juan el Bautista decía de Cristo: Él os bautizará con el Espíritu Santo y
19
El descenso del Espíritu Santo es conocido comúnmente por los pentecostales como el bautismo del
Espíritu Santo.
24
con fuego. El Espíritu, como fuego, derrite el corazón, quema la escoria, y enciende afectos
piadosos y devotos en el alma, en la cual como el fuego del altar, se ofrecen los sacrificios
espirituales.
El versículo 2:4 es el clímax de los tres versículos anteriores, donde antecede que para
el descenso del Espíritu Santo “estaban juntos” esperando, y de repente llegó “un viento
recio” que llenó toda la casa como una apariencia de “llamas de fuego” que se asentaban en
cada uno de ellos y como consecuencia de esa experiencia fueron “llenos del Espíritu Santo”
(2:4a) y “hablaron en otras lenguas” como el Espíritu les daba que hablasen (2:4b). El
versículo señalado cierra este primer párrafo con los dos efectos inmediatos de la experiencia
pentecostal, es decir del bautismo del Espíritu Santo, refiriéndonos al descenso del Espíritu.
El segundo párrafo (2:5-13) describe que los apóstoles hablaban en diferentes lenguas
en el día de Pentecostés, donde un pueblo que temía a Dios se había reunido desde los
rincones de la tierra en Jerusalén para adorar durante la fiesta, puesto que habían estado en la
diáspora. Este pasaje con frecuencia en sí mismo se dice que es el reverso de la historia de
Babel, por el hecho de que la fiesta de Pentecostés ya era algo contrario a aquella dispersión y
confusión. Pero resulta algo nuevo el reverso cristiano porque la gente no necesitaba volver a
un centro como Babel, sino más bien que la palabra fuera a todos los rincones de la tierra. Lo
más significativo es que los idiomas dados por el Espíritu Santo en Pentecostés tienen que
ver con la venida de Dios a nosotros en nuestra lengua o habla más que nosotros yendo a
Dios, sino Él viniendo a nuestra condición caída para que finalmente volvamos a Dios. Es
decir, en el fondo es la misma encarnación de su Espíritu en el espíritu humano.
Otra consideración importante del segundo párrafo es que Babel y Edén no son
“anulados” sino redimidos, pero sus efectos negativos son aniquilados, así como las lenguas
que surgió en Babel ha estorbado mucho la difusión del conocimiento y de la religión. Sin
embargo el Señor Jesucristo para difundir la Buenas Nuevas primero recibió el Espíritu Santo
luego de haberse bautizado en agua, el cual probó que su autoridad provenía de Padre.
25
Análisis de la sintaxis de las oraciones
El análisis sintáctico de las oraciones que corresponde al versículo estudiado en la
presente exégesis es tomada de la versión Reina-Valera 1960, además que éste versículo (2:4)
está en medio entre el primero (2:1-4) y segundo párrafo (2:5-13), y es formulada en la
siguiente diagramación:
Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo,
y
comenzaron a hablar en otras lenguas,
según el Espíritu
les daba que hablasen.
También es necesario realizar el estudio de la sintaxis en el idioma original, el griego;
para analizar las palabras y tener una propuesta de traducción del texto seleccionado para la
presente exégesis:
v. 4 και y επληζθηζαν Πνευμαηορ ῾Αγιος Espíritu Santo
(se) llenaron
ἅπανηερ todos de
ἤπξανηο comenzaron
και
y λαλειν γλωζζαιρ lenguas
proclamar
εηεπαιρ (en) diferentes
καθωρ según
Πνευμα Espíritu αποθθεγγεζθαι proclamasen (en público)
ηο el εδιδος
permitia αυηοιρ
que
Hechos 2:4 “Y se llenaron todos del Espíritu Santo y comenzaron a proclamar en
diferentes lenguas, según el Espíritu permitía que proclamasen en público”.
26
CAPÍTULO 3
ANÁLISIS LÉXICO-VERBAL
La importancia del libro de los Hechos es la relación histórica como también
teológica con su Evangelio20
sobre la expansión del evangelio por medio del Espíritu Santo.
Lucas hace una diferencia bien marcada que el tema central de sus escritos es el evangelio de
Cristo más que del Espíritu Santo.
Lo cierto es que Lucas no estaba escribiendo un libro sobre el Espíritu Santo, pero de
haberlo sido así nos habría contado mucho más sobre lo que realmente ocurrió a los
discípulos en Pentecostés. Nos habría agradado mucho tener alguna afirmación sobre cómo
moraba en ellos el Espíritu Santo, si era permanente, qué cambios hacía en la vida de los
creyentes, etc. Pero no hace tales afirmaciones porque ése no era el tipo de libro que estaba
escribiendo. Su foco de atención no estaba primordialmente en describir cómo la venida del
Espíritu Santo afectó a los creyentes, sino en cómo los peregrinos judíos en Jerusalén fueron
alcanzados ese día. (Wenham, y otros 2003, s.p.)
Para el estudio del versículo seleccionado y entender cabalmente sobre “el hablar en
otras lenguas” se analizan en la presente exégesis los mismos términos existentes en el mismo
libro de Hechos y en el evangelio de Lucas.
Análisis de las variantes textuales
El libro de los Hechos no presenta variantes textuales en el texto griego en los
20
En su Evangelio muestra lo que Cristo “comenzó a hacer” en la tierra y Hechos, lo que “siguió
haciendo” por medio del Espíritu Santo; la ascensión del Señor constituye la escena final de Lucas y en hechos
es la circunstancia inicial; el Evangelio presenta al Hijo de Hombre que vino a morir por nuestros pecados y en
Hechos es la venida del Hijo de Dios en el poder del Espíritu Santo; se habla en el Evangelio del Salvador
crucificado y resucitado, y en Hechos como el Señor y conductor ascendido y exaltado; en el Evangelio se
encuentra las enseñanzas de Cristo y en Hechos el efecto de las enseñanzas sobre las acciones de los apóstoles.
(Mears 1979, 399)
27
manuscritos antiguos y mucho menos con el versículo que se está estudiando. Porque de
acuerdo a los testimonios más antiguos la obra de Lucas, eran transmitidos en códices21
, eso
fue antes de que dividiera en dos libros. Posterior a esa fecha no se encuentra más registros en
forma conjunta, pero si han encontrado en Ginebra el Papiro N° 75, propiedad de la
Fundación Bodmer, que data del siglo III y que contiene gran parte del evangelio de Lucas y
Juan. Sin embrago también se encontró el Papiro N° 45 de Chester Beaty que ha sido
conservado en Dublin y contiene amplios extractos de los cuatro evangelios y de Hechos.
También hubo pergaminos como el Sinaítico, Alejandrino y el Vaticano que reproducen
Lucas y Hechos en el orden que tenemos actualmente en la Biblia. (Auneau, y otros 1983,
215) Estos registros evidencian el resguardo de cualquier alteración o variante textual en el
libro de los Hechos como también de los Evangelios, es decir que su mensaje ha sido
transmitido en forma intacta.
Sin embargo, en siglos posteriores por el deterioro de los manuscritos se han
encontrado en los registros algunas adiciones que Erasmo mismo introdujo dentro del texto
griego materiales que encontró en la Vulgata latina, pero que no aparecían en los manuscritos
griegos. Una de ellas es Hechos 9:6, donde interpoló en su texto griego las palabras: "El
temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga?" Estas palabras, que se
encuentran en el latín no aparecen en ningún manuscrito griego que se conozca. Otra variante
es Hechos 20:28, donde expresa "la iglesia de Dios" (Biblia de las Américas) es un poco más
fuerte que "la iglesia del Señor" (RVA). Pero la variante "la iglesia del Señor" está bien
documentada, que contradice la expresión "la iglesia de Dios" y no puede referirse a la deidad
de Cristo sino sólo a Dios Padre. En este caso, decidir cuál es la lectura correcta es asunto de
juicio crítico. (Ladd 1990, 46 y 56) Las dos variantes presentadas son ejemplos de la
existencia en algunas partes del libro de Hechos, las mismas han sido explicadas por la crítica
textual. Pero no afectaron en el significado de la historia.
21
Formato de libro con las hojas de papiro.
28
Una evidencia clara está en la expresión de las versiones bíblicas. Para esta exégesis
se toman en cuenta cuatro versiones: Versión Reina-Valera 1960, versión Dios Habla Hoy,
Nueva Versión Internacional y La Biblia de Jerusalén 1976. Todos en castellano moderno
que derivan de los manuscritos antiguos presentados en el siguiente cuadro comparativo:
RV60 DHH NVI BJ76
4 Y fueron todos llenos
del Espíritu Santo, y
comenzaron a hablar en
otras lenguas, según el
Espíritu les daba que
hablasen.
4 Y todos quedaron
llenos del Espíritu Santo,
y comenzaron a hablar en
otras lenguas, según el
Espíritu hacía que
hablaran.
4 Todos fueron llenos del
Espíritu Santo y
comenzaron a hablar en
diferentes lenguas, según
el Espíritu les concedía
expresarse.
4 quedaron todos llenos
del Espíritu Santo y se
pusieron a hablar en
otras lenguas, según el
Espíritu les concedía
expresarse.
De acuerdo a la comparación de las versiones se puede observar que en el v. 4b “y
comenzaron a hablar en otras lenguas” no tiene variación significante, solamente que en la
Biblia de Jerusalén “se pusieron a hablar” y en los demás indica “y comenzaron a hablar” en
significado es lo mismo. Todo lo demás es lo mismo y usan las mismas palabras. Otra
consideración sería en 4c “hablasen” es traducido por “expresarse”. Esto implica analizar en
forma semántica estos dos términos “hablar” en 4b y “hablasen” en 4c.
Las cuatro versiones se expresan el mismo significado y se entiende sin dificultad
alguna el mensaje de Dios para su pueblo, que no tiene connotación de que las traducciones
no variaron el mensaje ni el significado de las palabras tal como fueron escritos por Lucas.
Análisis de los usos excepcionales de palabras
Se analizan cada una de las palabras griegas para su mejor apreciación el significado
del versículo 4. Para ello es preciso un estudio semántico en consulta del Diccionario
Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento por W. E. Vine y el Diccionario conciso
griego-español del Nuevo Testamento por E. Tamez L. de las siguientes palabras:
Και (y); es una conjunción que se usa sólo para marcar el comienzo de una oración.
Este término tiene tres significados principales, «y», «también», «incluso». Cuando kai
29
significa «también» precede a la palabra que destaca. Kai a solas se traduce «a la verdad».
επληζθηζαν (se llenaron); Aoristo pasivo de pimplemi (cumplirse). Es también una
forma prolongada de la palabra primaria πλεω (pleo). Es un verbo en tiempo aoristo, voz
pasiva, modo indicativo y en tercera persona plural. En los escritos de Lucas sólo se usan en
las personas llenas: (a) del Espíritu Santo (Luk_1:15,41,67; Act_2:4; 4.8,31; 9.17; 13.9); (b)
de emociones: ira (Luk_4:28); temor (5.26); furor (6.11); maravilla, asombro (Act_3:10);
celos (5.17 y 13.45). Para su otro significado, el de cumplir y empapar.
ἅπανηερ (todos de); es un adjetivo del caso nominativo, número plural y género
masculino. En forma intensificada de pasivo, significa absolutamente todo, la totalidad, y en
forma plural, todo, todas las cosas. Precedida por un artículo y seguida por un nombre, esta
palabra denota la totalidad de.
πνευμαηορ (Espíritu); se traduce «viento». Es un nombre, del caso genitivo, número
singular y género neutro. Primariamente denota viento (relacionado con pneo, respirar,
soplar); también aliento; luego, especialmente el espíritu, que, como el viento, es invisible,
inmaterial y poderoso.
῾αγιος, (Santo); es un adjetivo del caso genitivo, número singular y género neutro y
está relacionado con santidad, que se derivan de la misma raíz que jagnos (que se encuentra
en jazo, venerar), fundamentalmente significa separado (entre los griegos, dedicado a los
dioses), y por ello, en la Escritura, en su sentido moral y espiritual, separado del pecado y por
lo tanto consagrado a Dios, sagrado. (a) Es predicado de Dios (como el absolutamente Santo,
en su pureza, majestad y gloria): del Padre (p.ej., Luk_1:49; Joh_17:11; 1Pe_1:15,16;
Rev_4:8; 6.10); del Hijo (p.ej., Luk_1:35; Act_3:14; 4.27,30; 1 Joh_2:20); del Espíritu (p.ej.,
Mat_1:18 y frecuentemente en todos los Evangelios, Hechos, Romanos, 1 y 2 Corintios,
Efesios, 1 Tesalonicenses; también en 2Ti_1:14; Tit_3:5; 1Pe_1:12; 2Pe_1:21; Jud_20).
ἤπξανηο (comenzaron); denota empezar. Es un verbo en tiempo aoristo, voz media
declarante, modo indicativo y en tercera persona singular. La RVR dice: «al comenzar su
30
ministerio era como de treinta años». El significado parece ser que Él tenía alrededor de
treinta años cuando empezó su ministerio público (cf. Act_1:1). En Act_11:4 «entonces
empezó Pedro a contarles por orden lo sucedido». Se traduce con el verbo comenzar en casi
todos los pasajes en que aparece (de 86 veces solo se traduce de manera diferente en 3 casos:
«por gobernantes» en Mc 10.42; «empecéis» en Luk_13:25; «regir» (Rom_15:12).
λαλειν (hablar); se traduce «anunciar, proclamar, predicar». Es un verbo en tiempo
presente, voz activa y modo infinitivo.
εηεπαιρ (otras); se traduce «otro o diferente» en casi todas las ocasiones en que
aparece. Es un adjetivo del caso dativo, número plural y género femenino.
γλωζζαιρ (lenguas); Es un nombre del caso dativo, número plural, género femenino y
se usa de: (1) las «lenguas … como de fuego» (Act_2:3), que aparecieron en Pentecostés; (2)
la lengua, como órgano del habla (p.ej., Mc 7.33; Rom_3:13; 14.11; 1Co_14:9; Phi_2:11;
Jam_1:26; 3.5,6,8; 1Pe_3:10; 1 Joh_3:18; Rev_16:10); (3) (a) un lenguaje, lengua; junto con
fule, tribu, laos, pueblo, ethnos, nación, siete veces en Apocalipsis (5.9; 7.9; 10.11; 11.9;
13.7; 14.6; 17.15); (b) el don sobrenatural de hablar en otro lenguaje sin haberlo aprendido.
En Act_2:4-13 se registran las circunstancias desde el punto de vista de los oyentes. Para
aquellos en cuyo lenguaje se hizo el discurso constituía un fenómeno sobrenatural; para otros,
el tartamudeo de los ebrios. Aquello que fue proclamado no estaba dirigido a la audiencia,
sino que consistía en una proclamación de «las maravillas» de Dios.
καθωρ (según); (de kata, conforme a, y jos como), es un adverbio que significa «así
como», y se traduce «según» en Mat_26:24; Mc 14.21; Luk_5:14; Joh_5:30; 8.28;
Joh_19:40; Act_2:4; 2Co_4:1; Eph_1:4; Phi_3:17; 1Th_3:4; 1Pe_4:10; 1 Joh_2:27;
generalmente se traduce «como».
ηο (el); es un artículo definido del caso nominativo, número singular y género neutro.
Se traduce el, la, esto, aquello, uno, él, ella, ello, etc
πνευμα (Espíritu); es un nombre del caso nominativo, número singular, género neutro
31
y denota en primer lugar el viento (relacionado con pneo, respirar, soplar); también aliento;
luego, de forma especial, el espíritu, que, a semejanza del viento, es invisible, inmaterial y
poderoso. Los usos que se hacen de este término en el NT se pueden analizar de una forma
aproximada de la manera siguiente: (a) el Espíritu Santo (p.ej., Mat_4:1, véase más adelante;
Luk_4:18); (1) «el hombre interior», expresión que solo se usa del creyente (Rom_7:22;
2Co_4:16; Eph_3:16); la nueva vida (Rom_8:4-6,10,16; Heb_12:9; cf. Psa_51:10); (b)
espíritus inmundos, demonios (Mat_8:16; Luk_4:33; 1Pe_3:19; cf. 1Sa_18:10); (c) don
divino para el servicio (1Co_14:12,32). La personalidad del Espíritu queda destacada a
expensas del estricto procedimiento gramatical en Joh_14:26; 15.26; 16.8,13,14, donde el
pronombre enfático ekeinos: «Él», se usa del Espíritu en género masculino, en tanto que el
nombre pneuma es neutro en griego, y que la palabra correspondiente en arameo, la lengua en
la que el Señor probablemente habló, es femenina (rucha, cf. Heb ruach). El tema del
Espíritu Santo en el NT puede ser considerado en relación con sus atributos divinos; su
personalidad definida en la Deidad; su obra en relación con el Señor Jesús en su nacimiento,
vida, bautismo y muerte; su actuación en el mundo; en la Iglesia; el hecho de haber sido
enviado en Pentecostés por el Padre y por Cristo; sus operaciones en el creyente individual;
en las iglesias locales; sus operaciones en la producción de las Sagradas Escrituras; su obra
en el mundo, etc.
εδιδος (daba); es un verbo en tiempo imperfecto, voz activa, modo indicativo en
tercera persona singular y se utiliza una vez de darse a uno mismo para ir a un lugar,
aventurarse a, traducido «que no se presentase» (Act_19:31), de una recomendación a Pablo
para que no acudiera a presentarse a la multitud en el teatro en Éfeso.
αυηοιρ (que); de la partícula gr. αυ (au), que significa: los que, juntos, muy, que. Es
un pronombre personal del caso dativo, número plural y género masculino.
αποθθεγγεζθαι (hablasen); significa hablar adelante, en público (apo, delante),
proclamar. Es un verbo en tiempo presente, voz media o pasivo declarante y modo infinitivo.
32
Se traduce con el verbo hablar en Act_2:4 «hablasen»; v. 14: «habló» (RVR77, VM:
«expresó») y 26.25: «habló» (RVR; RVR77: «pronunció»).
De acuerdo al análisis semántico de las palabras del texto griego, el versículo se
traduciría así: Y se llenaron todos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar otras lenguas
según el Espíritu daba que hablasen. Las palabras enfáticas que se identifican en este análisis
son: “se llenaron o empaparon”, también la palabra “hablar o proclamar”, la otra frase es
“otras lenguas o diferentes lenguas”, finalmente “según el Espíritu daba que hablasen” o
“conforme el Espíritu permitía que hablasen”.
Con respecto al análisis morfológico se identifica dentro del versículo estudiado las
siguientes palabras que se señalan con negrillas: “και επληζθηζαν ἅπανηερ Πνευμαηορ
῾Αγιος, και ἤπξανηο λαλειν εηεπαιρ γλωζζαιρ καθωρ ηο Πνευμα εδιδος αυηοιρ
αποθθεγγεζθαι.” (Aland, y otros 1975, 419)
Estas tres palabras implica en forma general a la “expresión oral”, pero sus formas de
expresión difieren entre sí: el primero está relacionado con “la acción de hablar”, el segundo
con “el habla o lenguaje” y el tercero con “hablar en público”. Es decir, que el primero se
refiere a la vocalización o emisión de sonido (fonema), el segundo al lenguaje usado como un
medio de comunicación y el tercero a la forma de comunicar a la audiencia.
Sin embargo en los versículos 5 al 13 se hace referencia otros términos que refieren a
la expresión oral, así como distinción de laleo (v. 11) y lego (vv. 12-13), el primero es
“hablar en redundancia” y el segundo es “decir o responder”. También se usa glossa (v. 11) y
dialekto (v. 8), el primero está referido al “órgano del habla” y el segundo al “lenguaje o
idioma”.
Análisis de las figuras literarias
El versículo seleccionado (Hch. 2:4) de la presente exégesis corresponde a la forma
literaria del discurso expositivo, que tiene la función de poner en orden las ideas. Es muy
natural de su existencia en los escritos de Lucas.
33
Por otro lado también es frecuente en la narración histórica de los escritos de Lucas, el
empleo de los mecanismos retóricos así como las preguntas retóricas22
, el quiasmo23
, el
paralelismo, el uso de la doble negación para lograr mayor énfasis24
). (Nida y Reyburn 1998,
16) Sin embargo dentro del versículo seleccionado (2:4) es parte del quiasmo estructurado en el
capítulo dos y no presenta ninguna otra figura literaria. Aunque es evidente que dentro del libro
de los Hechos como del Evangelio de Lucas, los rasgos de la estructura del lenguaje y del
estilo incluyen recursos retóricos que ya se mencionaron.
22
“¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieras al Espíritu Santo y sustrajeras del producto de
la venta de la heredad?” Hechos 5:3
23 El vocablo “quiasmo” proviene del griego jiasmós (“disposición cruzada [como la de la x griega,
pronunciada en español como j]).
24 “Pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” Hechos 1:5b
34
CAPÍTULO 4
ANÁLISIS TEOLÓGICO
El análisis teológico permite poner el mensaje o propósito específico del versículo
estudiado dentro del marco general de la revelación bíblica. Así como Williamson declara lo
siguiente:
El intérprete tiene que crecer en su sabiduría para pensar teológicamente. Si la Biblia es
un todo y tiene un solo Autor Divino (el Espíritu Santo), eso significa que no puede
haber contradicciones reales en su contenido. El intérprete tiene la responsabilidad
ineludible de armonizar las enseñanzas de Génesis a Apocalipsis. (1994, 26)
Lucas escribió no acerca de algo que meramente pasó, sino de algo que ocurrió de
acuerdo a un propósito supremo (Luc. 1:1). Él escribió historia pero no mera historia, sino la
historia de la salvación (Helgeschicte), el propósito de Dios para la humanidad por medio de
Jesús de Nazaret. Es decir no escribió una historia que se hace a sí misma, sino la historia
fijada por Dios.
Los hechos que Lucas narra no fueron un accidente en la historia, sino el
cumplimiento del plan divino que Dios envió a su Hijo (Gá. 4:4) en su debido tiempo. Eso
implica que Lucas conocía y expresaba las verdades teológicas sobre los siguientes temas: el
Espíritu Santo, el papel de Jesús, el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento y
la posibilidad de aceptar a los gentiles que estaban fuera de la ley. No obstante que él era
teólogo, por ello no se debe suponer que Hechos sea una teología sistemática, aunque deja
insatisfechas las curiosidades del siglo XX por su presentación en forma histórica. Sin
embargo, la presencia de ideas e intereses teológicos del libro de Hechos no significa que no
se pueda confiar en la historia que presenta Lucas. (Williamson 1994, 32)
Además la misma promesa que Jesús hizo a sus discípulos presenta apropiadamente la
revelación del Espíritu Santo, es decir, da a conocer a todos un asunto “teológico” más que
una narrativa histórica sobre el Espíritu Santo que está en segundo plano, que era la
35
consecuencia de lo que iba a ocurrir en la geografía de la misión. Además que Hechos
“contiene una combinación de la acción divina y la humana” (Stamps 1993, 1503), porque las
personas eran usados por el Espíritu Santo en diferentes circunstancias, lugares y tiempos,
como el instrumento humano principal que usó Dios para la propagación del evangelio tanto
a judíos y gentiles.
Por tanto en la presente exégesis el libro de los Hechos es considerado su contenido
como histórica y teológica a la vez. Aunque para algunos es solamente historia (algo que ha
pasado), pero su consideración debe ser desde la perspectiva histórica como parte de la
historia bíblica y también doctrinal porque los hechos del Espíritu Santo aparte de que sean
reales continua obrando en la actualidad, no fue algo que pasó (pasado). Además es una
persona, no un fenómeno, porque es Dios mismo obrando en las personas humanas. Desde
ambas perspectivas es como se desarrolla el análisis teológico sobre “el hablar en lenguas”.
Análisis del uso teológico en tiempos en el pasado
Antes de concentrarse en el análisis teológico de “hablar en lenguas”, es necesario
precisar el significado de “Pentecostés”25
en el primer siglo. De acuerdo a la historia bíblica
los judíos tenían tres grandes fiestas26
, una de ellas era la fiesta de Pentecostés. En su origen
fue una fiesta agrícola para celebrar la recolección de trigo, y en ella se ofrecían los primeros
panes de la nueva cosecha (ver Ex. 23:16). Pero, a principios del cautiverio en Babilonia, en
el siglo V. a. de J.C., cambió la celebración de un acontecimiento agrícola que tenía lugar
todos los años y posteriormente pasó a ser la celebración de un acontecimiento único y
central, es decir, el pacto del Sinaí. Una tradición rabínica añadió al significado de
Pentecostés la conmemoración de la promulgación de la ley en Sinaí. En el siglo III a. de
25
El término griego pentekosté significa “cincuenta”, según el calendario judío se designa la fiesta
cincuenta días después de la Pascua. Otro nombre para Pentecostés era Fiesta de las Semanas; se llamaba así
porque eran cincuenta días, que equivale a una semana de semanas.
26 Todo varón judío que viviera dentro de un radio de 30 km. de Jerusalén estaba obligado legalmente a
asistir: la Pascua, Pentecostés y la fiesta de los Tabernáculos.
36
J.C., parece ser que la fiesta de Pentecostés correspondía la celebración de una renovación del
pacto (2 Cr. 15:10–15). En todo caso, parece cierto que en la época de Cristo esta fiesta
conmemoraba la entrega de la ley de Dios por medio de Moisés. Por cierto que la celebración
de esta alianza permitía renovarla y cobra mayor significado. (Williamson 1994, 55)
Con respeto al análisis teológico de “hablar en lenguas” comienza su uso en mundo
griego expresado en cuatro términos: lego (decir, hablar), logos (palabra), rëma (enunciado,
dicho), laleo (hablar, balbucear, charlar). En el versículo seleccionado refiere a laleo, “ésta
palabra es una onomatopeya que imita el balbuceo infantil, y por la tanto significa
«parlotear», «charlar», «balbucir». […] En lo referente al habla, puede denotar el sonido más
que el significado, pero también la capacidad de hablar. […Es decir] el exceso de palabras”
(Kittel y Friedrich 2003, 496). Las demás palabras si bien son similares en su significado,
pero la diferencia clave es el “sonido”, porque también se usa la misma palabra para los
sonidos de animales e instrumentos musicales. Respecto a la palabra glossa (lengua, idioma,
habla) en el mundo griego se refiere al órgano físico, al idioma o habla y a una expresión
extraña que necesita explicación.
Específicamente el concepto “hablar en lenguas” en el Nuevo Testamento se conoce
con el término griego glosolalia, que se menciona en 1 Corintios 12-14, Marcos 16:17 y
Hechos 2:4. De acuerdo a la descripción del apóstol Pablo a los Corintios adquiere varios
significados: es un don (14:2), es para hablar con Dios (14:2, 28), y es una forma de oración,
alabanza o acción de gracias (14:2, 14-17). Además ésta práctica es para provecho del
individuo más que para la comunidad, porque los sonidos no son articulados, queda la
impresión de una lengua extrajera y su uso es descontrolado, que podría sugerir que están
locos. Para que sea provechosa para la comunidad tendrían que ser interpretadas (14:5, 13-28;
12:10, 30). Pero lo que ocurre el “hablar en otras lenguas” en Hechos 2:4 frente a la
comunidad es para poner por señal el poder de Dios. En cambio en Corintios su uso es un don
que sirve para a edificación de la iglesia y que se la realiza en completo orden, limitación y
37
prueba (14:26). (Kittel y Friedrich 2003, 126-127)
También se puede hallar paralelos en otras religiones sobre el “hablar en lenguas”, tal
como lo afirma Kittel y Friedrich: “Hay que señalar que, si bien hay paralelismos helenísticos
para las lenguas, hay también una base veterotestamentaria. Es así como los videntes parecen
quedar despojados de su individualidad, y su fervor se encuentra expresión en clamores
inconexos y palabras inteligibles (1 S. 10:5; 2 R. 9:11; Is. 28:10-11).” (2003, 127) Aún se
mencionan en literatura apócrifa (Enoc 71:11) como habla extática. La diferencia es que
dichas experiencias de balbuceo no es necesariamente el hablar en lenguas como un don del
Espíritu, así como está consignado en Hechos 2:4, aunque las características son similares
como la estupefacción (v. 7) y la embriaguez (v. 13). Tal vez el reflejo más claro y apropiado
de las lenguas es la experiencia en Sinaí, que la ley se dio a las naciones en setenta idiomas.
Sin embargo la descripción de hablar en lenguas según Lucas es única e intenta
presentar un “milagro”, es decir no hay paralelismo alguno. Porque era el Espíritu Santo
quien permitía que comenzaran a hablar en distintas lenguas “...les daba que hablasen” (v. 4).
Además Pedro rechazó la acusación infundada de embriaguez e identificó la experiencia
como el cumplimiento de la promesa que se encuentra en el profeta Joel, quien predijo el
derramamiento del Espíritu en los últimos días, por medio de la profecía, que quiere decir
predicación inspirada (2:15 ss.). Pedro interpretó ésto en términos de la predicación
inspirada y evangelística que fue diseñada para que “todo aquel que invoque el nombre del
Señor será salvo” (vv. 17–21). Esto no implica lo que algunos carismáticos han concluido: un
éxtasis en masa de parte de los discípulos que incluye erupciones de hablar en lenguas. El
énfasis real de Lucas en Hechos 2 es sobre el don del Espíritu Santo, y sólo secundariamente
sobre las lenguas. (Williamson 1994, 60)
Los fenómenos del ruido en Pentecostés como de viento violento, las lenguas como de
fuego y el hablar en lenguas, pretenden lo mismo: llamar la atención de los reunidos a que
algo extraordinario está sucediendo. Su finalidad era servir de consuelo a los fieles al verse
38
favorecidos por el poder de Dios con la presencia del Espíritu Santo, y al mismo tiempo
llamar la atención y provocar el asombro de los infieles, disponiéndoles a la conversión (8:18,
19; 1 Co. 14:22). Porque luego de esa experiencia de las lenguas, Pedro se levantó con
denuedo para predicar a la multitud (2:14-39) y recibiesen el mensaje de Dios en forma
entendible (2:40). Fruto de aquello se convirtieron tres mil personas (2:41) y la iglesia era
edificada (2:42-47).
Entonces se puede concluir lo que Lucas enfatiza con fuerza en Hechos es sobre el
Espíritu Santo, y no primariamente en el medio que fue dado en ese momento, las lenguas.
Porque éstas cesaron en el mismo patrón y sentido de Pentecostés, sin embargo el Espíritu
permanece.
Además el apóstol Pablo en la epístola a los Corintios afirma que “la profecía es
mayor que las lenguas” y por encima de todos los dones está “el amor”. Además da tres
razones para la superioridad de la profecía (entendida como predicación inspirada) sobre el
hablar en lenguas: (1) La predicación es superior porque edifica a la iglesia; (2) la
predicación es superior porque puede ser entendida por todo el mundo; (3) la predicación es
superior porque puede ser usada por el Espíritu Santo para ganar a la gente perdida para
Jesucristo. (Williamson 1994, 61)
Análisis comparativos y de cognados
El versículo seleccionado para la presente exégesis sobre el “hablar en lenguas” (Hch.
2:4) es un asunto mencionado solamente en el Nuevo Testamento en el libro de Los Hch.
10:46; 19:6, 1 Co. 12:30; 14 y Mr. 16:1727
. Estas referencias bíblicas directamente refieren a
hablar en otras o nuevas lenguas como “una manifestación sobrenatural del Espíritu Santo,
es decir, el habla inspirada por el Espíritu en una lengua (gr. glossa) que nunca se ha
aprendido. Puede ser en lenguas humanas habladas y vivas (Hch. 2:6) o en lenguas
27
En cuanto a este versículo, no se encuentra en los manuscritos más viejos y dignos de confianza y se
cree que fue añadido más tarde durante la transmisión del texto. (Williamson 1994, 54)
39
desconocidas en la tierra (1 Co 13:1)” (Stamps 1993, 1511). Ciertamente la manifestación
sobrenatural de “hablar en otras lenguas” se concibe como señal del poder de Dios y como
don del Espíritu Santo. Esta misma experiencia del Espíritu Santo ocurre enfáticamente una y
otra vez en Los Hechos (2:4, 17, 33, 38; 4:8, 31; 5:3; 6:3, 5; 7:55 s.; 8:17, 29; 10:19; 11:12,
15 s.; 13:2, 4; 15:8, 28; 16:6; 19:2, 6; 20:23; 21:11; 28:25).
En el Antiguo Testamento se encuentran dos alusiones comparativas sobre
Pentecostés: La primera alusión comparativa es que el pentecostés del Antiguo Testamento
ocurrió cincuenta días después que Israel salió de Egipto28
y exactamente llegaron a Sinaí el
mismo día que partieron. Lo mismo ocurre en el Nuevo Testamento que tuvo lugar cincuenta
días después de la resurrección de Cristo29
. Cuarenta días estuvo con sus discípulos (Hch.
1:3) y diez días más tarde ocurrió el pentecostés (Hch. 1:5; 2:1). El pentecostés del Antiguo
Testamento fue significativo por el nacimiento de Israel como nación (Ex. 19:5) con la
otorgación de la Ley (Ex. 19:1-4) e inició la celebración poderosa con truenos, relámpagos y
sonidos de bocina (Ex. 19:16, 18). También murieron unas 3.000 personas (Ex. 32:28). En
cambio en el Pentecostés del Nuevo Testamento se celebró otro nacimiento, el de la iglesia
(Hch. 2:41-47) que también inició con gran poder con un fuerte viento, lenguas de fuego y
hablaron en otras lenguas (Hch. 2:2, 3), asimismo en esa ocasión se salvaron 3.000 personas
(Hch. 2:41). A esta fiesta de Pentecostés acudieron tal vez tanta o más gente que a la Pascua.
Esto explica la cantidad de personas de diferentes países, porque nunca había en Jerusalén
una multitud más internacional que en ese momento.
La segunda alusión comparativa es con la torre de Babel del Antiguo Testamento,
que los hombres pecadores actuaron para su propia gloria (Gn. 11:4), donde Dios los
confundió con lenguas humanas (Gn. 11:9) y los esparció por todo el mundo (Gn. 11:9). En
28
El cordero de la Pascua fue matado el 14 de abril del 1491 a.C., e Israel salió de Egipto a la noche
siguiente (Ex. 12:1, 2, 6, 12, 31). Llegaron a Sinaí durante la primera semana de junio (Ex. 19:1) (Willmington
1995, 384)
29 La crucifixión del Señor Jesucristo fue durante la semana de la Pascua en el mes de abril (Jn. 19:14)
40
cambio en pentecostés del Nuevo Testamento los hombres eran salvados por la manifestación
de la gloria de Dios (Hch. 2:14), donde Dios clarificó las lenguas humanas (Hch. 2:8) y los
reunió en la iglesia (Ef. 1:10).
Por otro lado se identifican pasajes cognados del Antiguo Testamento que se
relacionan entre sí y son mencionadas en la primera predicación de Pedro en el día de
Pentecostés, tales como las citas de Jl. 2:28-32 (Hch. 2:17–21), del Sal. 16 (Hch. 2:25–28),
del Sal. 110 (Hch. 2:34, 35) y de Is. 57:19 (Hch. 2:39); éstas referencias bíblicas, de manera
menos palpable, sugieren a la fiesta judía de Pentecostés (Hch. 2:1) y a las tradiciones judías
sobre el significado de esa ocasión (Pentecostés).
De acuerdo al trasfondo del Antiguo Testamento se puede comparar dos hechos
importantes: la manifestación del poder de Dios y las fiestas judías, como hitos del pacto
divino. La manifestación del poder de Dios es descrito en el relato de la escena del Sinaí en el
libro de Éxodo en la que dice: “Todo el pueblo percibía los truenos, los relámpagos, el
sonido de la corneta y el monte que humeaba. Al ver esto, ellos temblaron y se mantuvieron a
distancia” (Ex. 20:18). Los rabinos decían que la voz de Dios, al promulgar la ley en el Sinaí
en medio de truenos y relámpagos (ruido y fuego), se dividió en 70 lenguas, número de
pueblos que según la creencia judía existían entonces a raíz de la dispersión de Babel, y
resonó hasta comprender a todas las naciones. Es sabido que los judíos pensaban, según
Génesis 10, que había 70 naciones en el mundo. (Williamson 1994, 54)
En el pensamiento judío durante su historia, las fiestas de Pascua y Pentecostés tienen
una misma relación. Porque Israel ha sido salvado de Egipto y del mar (Ex. 14–15; comp. 1
Co. 10:1–4) para entrar en pacto con Dios en el Sinaí (Ex. 19) donde relaciona que el mismo
día que salieron, llegaron a Sinaí en un periodo de cincuenta días. Debido a estos dos eventos,
Israel se constituyó como pueblo, por haber sido “salvado” de las fuerzas de la destrucción y
de la muerte, y por haberse establecido en la existencia de las naciones por medio del
“encuentro con Dios y su palabra”. La salvación y el pacto en Sinaí son elementos básicos en
41
la creación del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento. Israel contemplaba su “liberación”
como el principio de su creación. En Éxodo el nacimiento de un pueblo coincide con su
liberación de la esclavitud de Egipto. Y luego la liberación de Babilonia fue contada en un
nuevo éxodo (o un éxodo renovado). Es probable que el hecho de Pentecostés en Los Hechos
haya sido representado en su expresión literaria con el trasfondo de las teofanías30
del Sinaí y
quizá también con la confusión de lenguas en Babel. Esto fue a fin resaltar claramente las dos
ideas fundamentales a saber en todo el libro de Los Hechos: 1) la presencia divina en la
iglesia, representada por el Espíritu Santo (2:1–4) y 2) la universalidad de esta iglesia,
representada ya en germen en esa larga lista de pueblos enumerados (2:5–11). (Williamson
1994, 55-56)
En síntesis, se infiere que la ley mosaica fue dada el “día de Pentecostés”. Y en éste
último suceso fue dada la nueva ley que consiste esencialmente en la gracia del Espíritu
Santo. Substituye la ley antigua y correspondía ser proclamada en ese mismo día. También se
puede inferir que el milagro de las lenguas (Hch. 2:4) sirvió para transformar la influencia
destructiva de Babel, el cual había separado a los pueblos por la diversidad de lenguas.
Análisis de la analogía de las Escrituras
El Antiguo Testamento solamente da testimonio de la actividad del Espíritu Santo en
forma exclusiva en toda la historia del hombre; y en el Nuevo Testamento la actividad del
Espíritu se presenta como estando relacionada con los eventos del Antiguo Testamento en la
vida y el ministerio de Jesucristo (como se ve en los Evangelios). Eso implica que Dios nunca
ha dejado al mundo que él creó sin su presencia, el Espíritu Santo. Pero no se registra sobre la
manifestación de hablar en lenguas en forma específica, exceptuando las alusiones que se han
30
La teofanía es “la manifestación de Dios” en dos formas: visual y auditiva. Por tanto la presencia del
Espíritu Santo no se presenta siempre como tal, sino a través de teofanías. En el Nuevo Testamento tenemos un
ejemplo en la historia de Felipe y el eunuco. Es presentada por Un ángel del Señor (8:26) que envió a Felipe por
el camino de Jerusalén a Gaza y el Espíritu que dijo a Felipe: “Acércate y júntate a ese carro” (8:29).
Aparentemente fue el mismo Espíritu (el Espíritu del Señor) que arrebató a Felipe después del bautismo del
eunuco (8:39). Otro ejemplo en la conversión de Pablo fue Jesús quien habló directamente a Pablo (9:4, 5), y el
Señor Jesús quien habló a Ananías (9:10, 15, 17); se menciona sólo indirectamente al Espíritu Santo (9:17).
42
atribuido en el primer Pentecostés profetizada por los ancianos de Israel en setenta idiomas y
en la confusión de lenguas en Babel.
En el Nuevo Testamento “el hablar en lenguas” en el día de Pentecostés tiene una
enorme trascendencia en la historia de la iglesia, tal cual como lo narra Lucas. Jesús les había
prometido a los discípulos, poco antes de la ascensión que esperasen algo extraordinario31
y
que no se ausentasen de Jerusalén hasta que descienda el Espíritu Santo visiblemente sobre
ellos para darles vida y ponerlos en acción. Los discípulos antes eran tímidos (Mt. 26:56; Jn.
20:19), luego se transformaron en valientes predicadores de la doctrina de Cristo (2:14; 4:13,
19; 5:29).
La venida del Espíritu Santo en Pentecostés, se explica en el mismo libro de los
Hechos y la afirmación fundamental del pasaje está en las palabras del v. 4: “Todos fueron
llenos del Espíritu Santo”32
. Todo lo demás, de que se habla antes o después, no son sino
manifestaciones exteriores para hacer visible esa gran verdad, acompañado de un ruido como
de un viento violento que se oye en toda la casa (v. 2). Era como un primer toque de atención.
A ese fenómeno acústico sigue otro fenómeno de naturaleza física: unas llamas en forma de
lenguas como de fuego que se reparten y van posándose sobre los reunidos (v. 3). Los dos
fenómenos pretenden lo mismo: llamar la atención de los reunidos de que algo extraordinario
está sucediendo. Y notamos que tanto el viento como el fuego eran los elementos que solían
acompañar las manifestaciones de Dios en el Antiguo Testamento (Ex. 3:2; 24:17; 2 S. 5:24;
31
Sin la resurrección de Jesús no hubiera habido un Pentecostés cristiano. El día de Pentecostés era
algo extraordinario al igual que la resurrección de Jesús tan distintivamente durante el primer siglo, y que no se
menciona en ningún escrito de los existentes del primer siglo fuera del cap. 2 de Los Hechos. Y además se
encuentran en Los Hechos otros acontecimientos comparables a aquello del Pentecostés; ocurrió en la casa de
Cornelio (cap. 10) y en Éfeso a algunos seguidores de Juan el Bautista (cap. 19), también había derramamientos
semejantes a aquella en Jerusalén.
32 La importancia mayor de estar llenos del Espíritu Santo, es en la primera mitad de Los Hechos y es
comparable con el mismo énfasis en el Evangelio de Lucas. En el Evangelio se muestra que Juan el Bautista
había de ser lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre (Lc. 1:15). El Espíritu Santo había de
venir sobre María y el poder del Altísimo la cubriría con su sombra (Lc. 1:35). Elisabet y Zacarías fueron llenos
del Espíritu Santo (Lc. 1:41, 67). El Espíritu estaba sobre Simeón, quien vio en Jesús la salvación de Dios para
todos los pueblos (Lc. 2:51 s.). El Espíritu Santo vino con gran poder sobre los discípulos quienes lo estaban
esperando el día de Pentecostés y fueron llenos del Espíritu Santo.
43
Ez. 1:13) y por eso es que los discípulos pensaron que se cumplía la promesa de Jesús: al
anunciarles que serían bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días.
En resumen de los pensamientos principales sobre la importancia de Pentecostés son:
la historia de la conformación de un pueblo escogido, santo y agradable a Dios; el hablar en
otras lenguas, y el propósito del Espíritu Santo. Con respecto al primer asunto, básicamente
el Antiguo Testamento es la historia del llamamiento y la creación de Israel. Dios no llamó a
Israel; llamó a personas para que conformaran Israel, porque una nación no tiene oídos y no
puede ser llamada. Dios habla a individuos; para que lleguen a ser personas relacionadas con
otras personas de la comunidad. Cuando Adán perdió el rumbo de su verdadero propósito,
apoyándose en su autosuficiencia, Dios se ocupó de “la creación de un pueblo verdadero para
sí”33
. Cuando el Israel nacional se mostró como carnal, al buscar como Adán el ser suficiente
en sí mismo, Dios se volvió a “la creación de un remanente”. Este remanente se mostró como
carente en su propósito, finalmente Dios llegó a concretar su plan en una persona, el
verdadero Hijo del Hombre, el verdadero siervo de Dios, “Cristo Jesús”. Lo interesante es
que Él vino como “una persona individual”34
y como “un cuerpo”35
.
El propósito de Dios al crear en Israel, su pueblo que está expuesto a lo largo del
Antiguo Testamento y es una historia continuada en el Nuevo Testamento. En Cristo, Dios ha
venido a llamar y crear su pueblo, porque la comunidad de personas en Cristo es el Israel
limpiado y constituido. La iglesia llega a ser en el Nuevo Testamento una nueva creación,
pero en cierto sentido es el Israel reconstituido. Abraham, Isaac y Jacob se sentarán junto con
Pedro, Santiago y Juan, así como las gentes del oriente y del occidente (Mat. 8:11). Este
verdadero Israel es la iglesia, la ekklesía de Dios.
Con respecto al segundo asunto, solamente dos veces fuera del cap. 2 se mencionan
33
El llamado de Abraham, Isaac y Jacob tenía en vista la creación de un pueblo que fuera su posesión.
34 En Él fue creado un nuevo hombre (Ef. 2:15)
35 En Él se formó el verdadero Israel de Dios (Gá. 6:16; Ro. 9:6), la simiente de Abraham (Gá. 3:29);
una raza elegida, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios (1 Pe. 2:9).
44
“las lenguas” en el libro de Los Hechos: en Cesarea (10:46) y en Efeso (19:6). En cada caso
el enfoque principal es sobre el Espíritu Santo: el “don de lenguas” representa sólo una
manifestación de la presencia del Espíritu. Es importante conocer que cada una de las tres
citas del don de lenguas tiene una conexión con el progreso del evangelio: (1) De los judíos
de Jerusalén en Pentecostés (cap. 2) a (2) la casa de Cornelio en Cesarea (cap. 10) y (3) a los
seguidores de Juan el Bautista (cap. 19). La certidumbre de la naturaleza de las lenguas en
Cesarea y Éfeso, no fueron semejantes a las lenguas comprensibles en Pentecostés ni como
las lenguas ininteligibles en Corinto. Aparentemente no hubo una barrera lingüística en
Cesarea y Éfeso como fue el caso en Jerusalén, y por ello no había necesidad de un milagro
de comunicación como en Jerusalén.
Al parecer la experiencia de las lenguas en Cesarea y en Éfeso tiene un paralelo con
Corinto más que con Jerusalén, pero no es demostrable. Aunque Lucas dice que los de
Cesarea les oían hablar en lenguas y glorificar a Dios (10:46), y los de Éfeso hablaban en
lenguas y profetizaban (19:6). Sin embargo glorificar a Dios parece implicar hablar en forma
inteligible; y en 1 Corintios “la profecía” se distingue de “las lenguas”, siendo éste
“ininteligible” y aquello “inteligible”. Efectivamente la experiencia de las lenguas en Cesarea
y en Éfeso correspondería a la experiencia de Corinto. Además representaría un punto medio
entre la experiencia de las lenguas de Jerusalén y las de Corinto. Lo que sí queda claro es la
distinción delgada entre las lenguas en Pentecostés y en Corinto, aunque algunos prefieren
asegurar que las lenguas de Corinto son las mismas que las de Pentecostés, porque aparte de
Hechos la experiencia de las lenguas en el Nuevo Testamento sólo se conoce en 1 Corintios
12–14.
Sin embargo el abordaje sobre “el hablar en lenguas” en 1 Corintios 12–14 se trata
como un problema y no como una señal del poder de Dios y un don del Espíritu Santo. De
esto aprovechan algunos anti pentecostalistas al declarar lo siguiente:
Si las lenguas representan el don supremo del Espíritu, como opinan algunos
carismáticos, parece extraño que Jesús mismo, el portador del Espíritu, no utilizaba este
45
don. Al contrario, Jesús despreciaba las vanas repeticiones y la palabrería como algo
pagano y no apropiado para la oración del pueblo de Dios (Mat. 6:7). Algunas veces se
guardaba silencio (Mat. 27:14; Mar. 15:4 s.; Luc. 23:9; Juan 19:9 s.), pero nunca se
declaraba en sonidos extáticos e ininteligibles. El se conmovió en espíritu y se turbó
(Juan 11:33), pero esto no es lenguas. Fue una expresión inarticulada de profunda
emoción, una experiencia humana universal bajo presión. Cuando Jesús hablaba era en
el lenguaje de la gente que estaba frente a él, directo, sencillo y profundo en significado
como se nota en las bienaventuranzas y las parábolas. Es notable que de todas las cartas
de Pablo, solamente en 1 Corintios se encuentra algún rastro de las lenguas. Pablo
hablaba mucho del Espíritu Santo y poco de las lenguas. En Romanos, por ejemplo, se
encuentra mucha atención en cuanto al Espíritu Santo (Rom. 5:5; 7:6; 8:2, 6–14, 26, 27;
14:17), pero Pablo nunca menciona las lenguas. Gálatas nos presenta instrucciones para
aquellos que son espirituales (Gál. 6:1) y describe el fruto del Espíritu (Gál. 5:22), pero
no dice nada de las lenguas. (Williamson 1994, 43)
Esta declaración tiene sesgo en su interpretación al refutar directamente las lenguas.
No considera ni analiza la importancia del uso “hablar en otras lenguas”. En realidad el
problema de Corintios (1 Co. 14) “es el abuso de las lenguas [que ha acusado una respuesta
negativa] y no el uso de las lenguas” (Davis 2007, 145). Además el apóstol Pablo establece
una jerarquía, indicando que la profecía es mayor que el hablar en lenguas y el amor es
superior al don de lenguas, eso no implica invalidar o anular las lenguas tal como interpreta
Williamson:
Pablo no escribió para animar a la iglesia a que pusiera más énfasis en las lenguas, sino
para alcanzar el control del problema (1 Cor. 14:27). Pablo no anima el hablar en
lenguas, sino que avisa contra varios peligros relacionados con las lenguas y establece
varios controles para que la práctica no pudiera exagerarse demasiado. Se abstuvo de
abolir la experiencia de hablar en lenguas, pero la clasificó como el menor de los dones
del Espíritu y predijo: ... cesarán las lenguas (1 Cor. 13:8). Pablo contempló las lenguas
como una amenaza triple para el movimiento cristiano: (1) A la fraternidad de la
iglesia; (2) a las personas que hablaban en lenguas; (3) a la influencia de la iglesia en el
mundo. […Este peligro se] expone en el problema de Corinto, porque había orgullo
espiritual, celos y rivalidad sobre los dones espirituales. El cap. 14 indica que mucho
del problema se debió al hablar en lenguas. (1994, 43-45)
Además carece en su interpretación una integración teológica en base a la enseñanza y
practica de la iglesia. Es bastante claro que en 1 Corintios 12 se describe a la iglesia como el
“cuerpo de Cristo”, haciendo hincapié en la diversidad de dones espirituales y en la provisión
del Espíritu para mantener la unidad y la variedad en la iglesia, por medio del amor. Fue
escrito precisamente 1 Corintios 13, el gran capítulo del amor, para confrontar el problema de
las lenguas. No porque éste fuera menos importante, sino porque el amor es el camino más
46
excelente y supremo de Dios (1 Co. 12:31); y sin amor, el hablar en lenguas humanas y
angelicales es nada más que un sonido vacío (1 Co. 13:1).
La supremacía del amor sobre los dones del Espíritu, es porque a través de ella Dios
demostró su justicia frente al pecado, por medio de Hijo Jesucristo donde se expresa el amor
de Dios sin límite (Jn. 3:16). Lo mismo ocurre con la supremacía de la profecía sobre el
hablar en lenguas, porque a través de ella se comunica el mensaje del Evangelio de Cristo
para la salvación de todo hombre pecador. Eso no implica que no es necesario las lenguas
sino que 1 Corintios 14 aclara su potencial, indicado que uno que habla en lenguas, habla a
Dios y no a los hombres, porque nadie le entiende (1 Co. 14:2). También se compara las
lenguas con la profecía que tiene el propósito de edificar, exhortar y consolar (14:3). La
diferencia es el que habla en lenguas está interesado en su propio bien y la profecía se usa
para la edificación de la iglesia (14:4).
Lo cierto también es que el apóstol Pablo en 1 Corintios 14:1–19 presenta algunos
peligros para el que habla en lenguas, especialmente cuando el uso de las lenguas es pública
que podría dañar el testimonio de la iglesia porque es locura para los que están fuera de la
iglesia (1 Cor. 14:23). Son sin sentido para los visitantes (14:16), y alejan aquellos que no
entienden. Por otro lado puede representar las lenguas un misterio para ellos (14:22).
Finalmente el tercer asunto sobre el propósito del Espíritu Santo, así como la fiesta de
la Pascua fue para la “salvación” representada en la muerte redentora de Cristo, la fiesta de
Pentecostés es para el “servicio” más que para la “santificación”, porque éste proceso está
incluida en la fiesta de la Pascua, conocida como la fiesta de los panes sin levadura y la fiesta
de los primeros frutos o primicias (Levítico 23). Sin embargo en la promesa del Hijo
refiriéndose al Espíritu Santo, Jesús dijo: “Juan ciertamente bautizó con agua, más vosotros
seréis bautizados “con”36
el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hch. 1:5). La
traducción real sería “más vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo”, refiriéndose a una
36
Muchas versiones como la Versión RV-60, incluso la NVI y NASB, traducen la preposición (gr.
como con, en vez de en, cuando en el griego esta preposición señala como “en” y “dentro de algo”.
47
segunda experiencia del Espíritu Santo. Jesús dijo a sus discípulos: “Recibid el Espíritu
Santo”, fue allí donde sopló en ellos para que por medio del Espíritu recibiesen la vida por
medio de la fe. Por esta razón, es apropiado decir: “que cuando una persona recibe a Cristo en
su ser, también recibe al Espíritu Santo” (Kim 2010, 7), en este caso el propósito es para
“salvación”. Al referirse Jesús en Hch. 1:5, se dirigía a la gente que ya tenía el Espíritu Santo,
diciéndoles: “seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de no muchos días”, que es una
experiencia diferente a la “salvación”. Juan el bautista aclara mejor la diferencia en Mt. 3:11
“Yo a la verdad os bautizo con agua para arrepentimiento, pero el que viene tras mi, cuyo
calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; Él os bautizará en Espíritu Santo
y fuego”. Esta referencia indica que el advenimiento del Espíritu Santo, se refiere al bautismo
del Espíritu Santo. Usualmente en las Escrituras se encuentran tres bautismos37
: En el
momento de la conversión, es el “Espíritu Santo” quien nos introduce en el cuerpo de Cristo
(la iglesia). En el bautismo en agua, es el “ministro” el agente del bautismo, éste hecho sigue
a la conversión. Y en la experiencia pentecostal (bautismo en el Espíritu Santo), según Hch. 2
no es el ministro ni el Espíritu el agente del bautismo, sino “Jesucristo” mismo es el que
bautiza. Esta explicación no solamente es dada por el Dr. Kim, un pentecostal, sino también
por Jairo E. Santa Parra, un estudiante no pentecostal del Seminario Bíblico Alianza, quien
llegó a la misma conclusión en su tesis al estudiar el pensamiento del Dr. A. B. Simpson,
fundador de la Alianza Cristiana y Misionera. (Santa Parra 1975, 27-29)
La experiencia pentecostal conocida como el bautismo del Espíritu Santo, es Jesús el
modelo, porque Él vivió en esta tierra en el Espíritu. Fue concebido por el Espíritu Santo y en
su bautismo en el rio Jordán, vino sobre Él el Espíritu Santo en forma de paloma, pero el
Espíritu ya residía sobre Él desde su concepción. Esto no quiere decir que Él necesitaba
investirse del poder del Espíritu Santo para empezar su ministerio público en la tierra, sino
37
1) El bautismo en el cuerpo de Cristo por el Espíritu Santo, que se refiere a la conversión. 2) El
bautismo en agua, experiencia seguida a la conversión. 3) El bautismo en el Espíritu Santo, el cual es la
experiencia pentecostal. (Kim 2010, 8)
48
que el Espíritu Santo siempre había estado en Él. Es decir el propósito de investirse en el
Espíritu Santo es para el ministerio público (servicio a los demás) y para que la iglesia adopte
este modelo de una vida en el Espíritu. Todo aquel que tiene a Jesús tiene al Espíritu viviendo
en él o en ella. (Kim 2010, 8). Según Kelly señala que la frase “Recibid el Espíritu Santo” en
Jn. 20:22 no se trataba aún del Espíritu Santo dado como Persona, del bautismo del Espíritu,
como en Pentecostés, sino que se trataba del carácter de la acción del Espíritu Santo en dar
vida en resurrección. (cit. en Haley y Escuain 1988, 500)
Análisis de la analogía de la fe
La enseñanza sobre el Espíritu Santo en el pueblo judío según Stronstad es de carácter
tanto histórico como profético. Porque la actividad del Espíritu de Dios es significativa en que no
es homogénea ni fortuita en su distribución, tampoco es activa en forma regular y consecuente en
toda la historia de Israel. Más bien esta actividad del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento se
divide en cinco períodos, “los cuales corresponden á fases criticas del desarrollo político y
religioso de la nación. Esos períodos […] son: 1) la fundación de la nación en el desierto, 2) el
período de los Jueces, 3) la fundación de la Monarquía, 4) la época de Elías y Eliseo, y 5) el
período de Exilio y Restauración.” (Stronstad 1984, 31)
Las características principales en los cinco periodos se describen, primero que el Espíritu
Santo capacita a las personas para el servicio a Dios, impartiendo habilidades de artesanía,
dándoles poder a líderes como individuos o como grupo, e inspirando a un no israelita ambulante
a profetizar. Segundo, que no existe continuidad experimental del Espíritu de Dios en los cinco
periodos, excepto en la época de los jueces. Tercero, que la presencia del Espíritu Santo era
exclusivamente para los padres fundadores de la nación, jueces, reyes, profetas y sacerdotes.
Cuarto, que el Espíritu de Dios era transferible, así como Moisés hizo con los 70 ancianos, y
como Elías con Eliseo.
La enseñanza sobre el Espíritu Santo en la Septuaginta, se describe usando más de veinte
verbos. Según la investigación de Stronstrad resume en lo siguiente:
49
Aunque el hombre puede tener el Espíritu, y Dios puede llenar con el Espíritu,
tomar/poner o dar el Espíritu, con más frecuencia el Espíritu actúa directamente.
Típicamente, el Espíritu actúa sobre (επι), aunque de cuando en cuando en/por (εν) o a
(ππορ), algún individuo o grupo. Casi sin excepción, los traductores emplean el tiempo
aoristo para describir esa actividad carismática del Espíritu, subrayando así el acto
histórico más bien que una condición o un estado. (1984, 37)
La idea central es que Dios puede llenar con su Espíritu y el hombre puede tener el
Espíritu y actuar en o por influencia de Él. Estas tres palabras resalta para explicar el
advenimiento del Espíritu Santo en Pentecostés (Hch. 2:4), donde los apóstoles fueron llenos del
Espíritu y hablaron en lenguas, que denota la idea de “tener” el Espíritu Santo. Además hablaron
según el Espíritu les daba que hablasen, el cual indica la idea “actuar” en el Espíritu para la
demostración del poder de Dios por un lado y por otro, Pedro predicó bajo el poder del Espíritu
Santo, eso implica que actuar en el Espíritu es también para el “servicio”. Stronstrad describe tres
motivos esenciales: el motivo de la transferencia, el motivo de la señal y el motivo vocacional.
(1984, 38-41) El primer motivo, es Dios quien llena (transfiere) su Espíritu al hombre para
acreditar y otorgar habilidades de las nuevas responsabilidades de liderazgo. El segundo motivo,
el hablar en lenguas es una señal de “tener” el Espíritu para confirmar el llamado divino al
liderazgo. El tercer motivo, el Espíritu actúa en el hombre para la vocación divina o “servicio”.
La actividad del Espíritu Santo en el periodo intertestamentario, de acuerdo a la literatura
seudónima hubo una cesación de la inspiración profética, donde el Espíritu de Dios no tenía
ninguna actividad carismática, vocacional ni experimental. Solamente esperaban la restauración
de la inspiración futura profética por medio del Mesías. Los judíos sustituyeron la actividad del
Espíritu de Dios por su devoción a la ley, tal como lo describe Stronstad:
En realidad, la devoción a la ley, "por su misma naturaleza, excluía la actividad del
Espíritu".' Así, la interpretación de la ley reemplazó la inspiración profética, la
enseñanza reemplazó la proclamación, y el escriba reemplazó al profeta. Debido a esa
preocupación con la piedad según la Torá, en el judaísmo intertestamentario el clima
era desfavorable para la restauración del liderazgo carismático, generalmente, y para la
restauración de inspiración profética, específicamente. De modo que el Espíritu
carismático de profecía desapareció de Israel. (1984, 29-30)
Aunque hay que reconocer que en este periodo hubo una influencia divina en algunos
héroes judíos, quienes se pusieron al frente para salvar al pueblo de los dominios de los diferentes
50
imperios y abusos que cometieron contra los judíos, pero no se igualaban con los modelos
bíblicos.
La experiencia del Espíritu Santo en el Mesías, es diferente a la experiencia de los
profetas, reyes y sacerdotes del Antiguo Testamento. El Espíritu de Dios está desde el principio
en el Mesías (Ungido) (Is. 61:1), no era necesario transferir ni heredar, aunque en otros pasajes de
los profetas al parecer describe que el Espíritu vendrá sobre Él (Is. 11:2; 42:2). Pero su propósito
no es contradecir que el Mesías necesita del Espíritu, sino más bien es Él quien abre la
posibilidad de transferir su Espíritu a los hombres (Is. 59:21; Ez. 36:26-27) para dar
cumplimiento a la promesa del Padre (Jl. 2:28-29), donde Dios derramará su Espíritu a escala
universal y el pueblo de Dios experimentará una dimensión del Espíritu totalmente nueva; porque
a través de su Espíritu limpiaría y purificaría a su pueblo de sus pecados, crearía vida nueva y les
daría la capacidad de guardar sus mandamientos.
Otra consideración que merece mencionar es que Jesús en su humanidad fue concebido
por el Espíritu Santo, fue investido por el Espíritu Santo en forma de paloma en su bautismo para
iniciar su ministerio terrenal y que resucitó al tercer día por el Espíritu. Estas experiencias
describen como modelo para los creyentes, que es por medio del Espíritu Santo que nacemos a la
vida nueva (Jn. 3), refiriéndose a la conversión. Del mismo modo se necesita del Espíritu de Dios
para ejercer ministerio y finalmente por el mismo Espíritu seremos transformados o
resucitaremos cuando Él venga en las nubes por su pueblo escogido.
En el siglo tercero y cuarto de la era cristiana, se abrió el camino a una serie de
controversias doctrinales que se desarrolló en forma precedente y siguió “un orden lógico de
temas: la monarquiana referida (principalmente) al Padre; la arriana, al Hijo; y la macedoniana,
al Espíritu Santo.” (Haley y Escuain 1988, 37). El problema específico consistía que la actuación
del Padre fue solamente en el Antiguo Testamento, la actuación del Hijo en el Nuevo Testamento
y actualmente solamente la actuación del Espíritu Santo; aunque algunos aducían que Jesús
necesitaba del Espíritu Santo para obrar señales y milagros en la tierra. También tenían la idea de
51
que había tres Dioses diferentes, cuando en realidad es un solo Dios manifestado en tres personas.
En el siglo segundo, aparecieron los montanistas38, quienes crucificaron al Padre,
solamente reconocían la superioridad del Espíritu Santo. Asimismo Praxeas, quien tomo la
refutación de Tertuliano frente a los montanistas, y afirmó que el único Dios Todopoderoso es el
Padre y que se encarnó literalmente en Jesucristo. Algunos llegaron a afirmar que el Hijo fue
creado por el Padre. (Orr 1988, 86-90)
Específicamente en el siglo cuarto las controversias sobre el Espíritu Santo eran tan
evidentes, porque no era un tema estudiado y le colocaban en el tercer rango de la Deidad,
solamente los montanistas creían en el reconocimiento del Espíritu Santo en el siglo II, además se
jactaban de ser los que habían inaugurado la “era del Paracleto”. Sin embargo en el siglo cuarto
los semiarrianos desconocían la divinidad del Espíritu Santo. Esta negación fue promovida por el
Macedonianismo39 en el año 360 d.C. En muchos sínodos y credos se intentó frenar esta herejía
macedoniana. Sin embargo esta herejía fue condenada definitivamente en el Concilio de
Constantinopla en el año 381 d.C. Aunque al parecer en la época de Gregorio también negaron la
divinidad del Espíritu Santo y luego no se volvió a discutir el tema, más bien hubo el
reconocimiento como Deidad. Aún los padres de la iglesia como Irineo, Tertuliano, Clemente y
Orígenes reconocieron la divinidad y personalidad del Espíritu Santo al igual que el Padre y el
Hijo. (Orr 1988, 114-118). El Señor Jesucristo mismo afirma, cuando uno de sus discípulos le
preguntó, muéstranos al Padre y Él le respondió: “si me han visto a mí, han visto al Padre”. Eso
implica que no pueden estar separados, sino que actúan las tres personas. Es decir, donde Cristo
está, el Espíritu Santo y el Padre también están.
En el periodo de la reforma protestante no hubo controversia alguna con respecto al
38
El montanismo es iniciada en la última mitad del siglo II en la región de Frigia (Asia Menor) por
Montanus. Eran reconocidos por la superioridad de los espirituales, por su moral austera: hacían frecuentes
ayunos, mortificaciones corporales, no se permitían las segundas nupcias, los pecados cometidos después del
bautismo eran imperdonables, etc.
39 Surgió esta herejía con Macedonio (360 d.C.), un obispo depuesto de Constantinopla y fue un
hombre violento y sin escrúpulos. (Orr 1988, 116)
52
Espíritu Santo, pero a inicios del siglo XX cuando ocurrió el avivamiento de la Calle Azusa,
hubo enseñanzas erróneas con respecto a “hablar otras lenguas”. Se enseñaba que el bautismo
en el Espíritu ocurría con la xenolalia40
y no como glosolalia41
. Esta enseñanza se extendió
por el mundo entero. Hubo líderes de la Iglesia Pentecostal de Santidad, como G. B.
Cashwell y G. F. Taylor, que exhortaron a los misioneros en potencia a confiar en que Dios
les proporcionaría los idiomas que necesitaran. Cashwell creía que aprender idiomas
extranjeros en las aulas universitarios llevaría demasiado tiempo, y que Jesús vendría pronto.
Sin embargo con McIntosh, al parecer sería el primer misionero pentecostal en llegar a China.
Él era uno de los muchos que creían que sus lenguas xenolálicas eran en realidad el idioma
chino. Una vez en China, se lamentaba en la publicación The Bridegroom's Messenger :
"¡Oh, cómo nos gustaría hablar a esta pobre gente! Por supuesto, Dios habla con nuestras
lenguas, pero no su lenguaje". De acuerdo a la información tanto McIntosh y otros
misioneros no se podían comunicar con la gente porque Dios no les había provisto de manera
milagrosa un idioma extranjero, esto causó una considerable problema entre los
pentecostales. También esta noticia provocó nuevas críticas por parte de sus opositores.
(Hunter 2006, s.p.)
A partir de la experiencia anterior, la enseñanza del bautismo en el Espíritu fue
modificada en el número inaugural de The Bridegroom's Messenger42
(1° de octubre de
1907). En él hacía un concreto contraste entre la xenolalia y los idiomas aprendidos en los
colegios universitarios para evangelizar al mundo. Afirmó que el "don de lenguas" de 1
Corintios 12 era xenolalia, en contraste con las lenguas como evidencia inicial, o glosolalia.
Sostenía que McIntosh y otros que pensaban que tenían el don de lenguas, tenían una
40
Xenolalia es la acción de hablar un idioma extranjero no estudiado. (nota del traductor, cit. en Hunter
2006, s.p.)
41 Glosolalia es hablar en lenguas como un don que proviene de Dios en forma de oración, alabanzas o
acción de gracias que es para el provecho del individuo más que para la comunidad. (Kittel y Friedrich 2003,
126)
42 Publicación periódica de Cashwell.
53
motivación pura, pero estaban equivocados. En cuanto a sí mismo, Cashwell reconocía que
sólo había obtenido manifestaciones de lenguas, pero seguía esperando el don de lenguas, de
la misma forma que esperaba ver a Jesús. En los años siguientes, la Iglesia de Santidad
Pentecostal aumentó considerablemente su labor misionera, pero también hizo concesiones,
adoptando fuertes exigencias para sus misioneros; utilizando traductores y favoreciendo un
en cuanto a la adquisición de idiomas extranjeros. (Hunter 2006, s.p.)
Otra enseñanza errónea que se levantó especialmente en las denominaciones de
Santidad como efecto de los relatos sobre el avivamiento de la Calle Azusa, fue que se dieron
cuenta de que tenían que abandonar la idea de que habían sido bautizados en el Espíritu al ser
santificados. Esta transición encontró una fuerte resistencia en algunos, pero también fueron
muchos los que estuvieron dispuestos a buscar el bautismo pentecostal en el Espíritu. Los
pentecostales de la Santidad estaban sumamente interesados en la forma en que el bautismo
en el Espíritu podría mejorar su ministerio. Cuando tenemos en cuenta que por mucho tiempo
habían insistido en la obra exterior práctica de la teología de Santidad, su fijación con el
poder del Espíritu Santo parece algo natural. (Hunter 2006, s.p.)
Sin embargo lo que no tuvo controversia fue que la glosolalia era la evidencia física
inicial del bautismo del Espíritu Santo, mientras que el poder era el premio. Además, se
esperaba de la congregación que aceptara las manifestaciones públicas de lenguas, en
particular el carisma de lenguas. Cuando Taylor, de la Iglesia Pentecostal de Santidad, adoptó
la nueva doctrina, consideró que la idea de las lenguas como evidencia inicial era
bíblicamente sólida. Él creía que cuando los grupos se negaban a aceptar esta posición,
aquello se convertía en causa de división dentro del movimiento de Santidad. Y no se
desilusionó cuando su propia Iglesia y otros cuerpos semejantes sufrieron pérdidas debidas a
la inclusión de la nueva dimensión pentecostal de la espiritualidad dentro de su estricta
declaración de fe de la Santidad. (cit. en Hunter 2006, s.p.) Sin embargo, el impacto
pentecostal del bautismo en el Espíritu como una experiencia distinta, separada de la
54
salvación y posterior a ella, con la evidencia física inicial de las lenguas según el Espíritu le
da a la persona que hable, experimentado por el avivamiento de Azusa en las Asambleas de
Dios y otras iglesias pentecostales tradicionales, es un legado que perdura hasta la actualidad.
Algo curioso y crítico que ocurrió en el cambio doctrinal es que Seymour43
se alejó de
la doctrina de las lenguas como evidencia física inicial, y comenzó a enseñar que “el amor
era la primera y principal evidencia del bautismo en el Espíritu”. Aunque no rechazó las
lenguas, sí rechazó el distintivo pentecostal que había aprendido bajo Charles Parham
mientras asistía a la Escuela Bíblica de la Fe Apostólica en Houston, Texas. Al parecer,
mantuvo esta alteración en su posición doctrinal por el resto de su ministerio. Mientras tanto
las Asambleas de Dios y otras iglesias pentecostales tradicionales se han mantenido fieles al
distintivo pentecostal de que las lenguas son la evidencia física inicial del bautismo en el
Espíritu Santo. Esto es crítico para el mantenimiento de la integridad bíblica de la
experiencia. (Hunter 2006, s.p.)
La experiencia pentecostal de hablar en lenguas no fue solamente en el avivamiento
de la Calle Azusa, sino que anteriormente donde Simmons en un artículo publicado en 1907
por el Bridegroom's Messenger y distribuido como tratado, hace una crónica de la historia del
bautismo en el Espíritu desde Ireneo (siglo II) hasta un grupo de Nueva Inglaterra que él
había observado personalmente en la manifestación de las lenguas mientras participaban
continuamente en un bautismo espiritual, que las lenguas eran conocidas en estos grupos
desde fines del siglo XIX, tal como lo describe Hunter:
William H. Doughty, que ya en 1855 había hablado en lenguas mientras estaba en
Maine, se hallaba dentro de ese número. El Anciano Doughty se mudó a Providence,
Rhode Island, en 1873, asumiendo una posición de liderazgo entre los que ejercían los
dones del Espíritu. El manto de Doughty pasó al Anciano R. B. Swan, el cual, en
reacción ante el avivamiento de la Calle Azusa, escribió una carta en la que explicaba
que la Gente de los Dones ya había hablado en lenguas desde los años 1874 y 1875. F.
B. Lawrence siguió a la carta de Swan con un relato independiente acerca de una dama
que habló en lenguas en Nueva York, tal vez antes de 1874, como resultado de su
contacto con la Gente de los Dones. Stanley H. Frodsham cita la afirmación del pastor
43
Primer pastor afromaericano que inicio el avivamiento de la calle Azusa.
55
Swan de que había hablado en lenguas ya en 1875. Swan habla de grandes multitudes
llegadas de cinco estados, y menciona específicamente a su esposa, junto con Amanda
Doughty y un inválido jorobado que fue sanado al instante, entre los que hablaron en
lenguas en esos momentos. […] Entre las filas de la Santidad Bautizada en Fuego se
hallaba Daniel Awrey, quien había hablado en lenguas en Ohio en el año 1890. Su
residencia estaba en Beniah, Tennessee, donde se informó acerca de la manifestación
de lenguas en 1899. F. M. Britton escribe acerca de personas que hablaban en lenguas
en sus avivamientos Bautizados en Fuego, que fueron anteriores al avivamiento de la
Calle Azusa. También se habla de un avivamiento en el Condado de Cherokee,
Carolina del Norte, en 1896, que dio muchos de sus primeros líderes a la Iglesia de
Dios (Cleveland, Tennessee), y del que se informaba que varios de sus participantes
habían hablado en lenguas. (2006, s.p.)
Simmons afirma que el grupo de Swan adoptó el nombre de "La Lluvia Tardía"
después de la llegada del movimiento pentecostal. La mayoría de los grupos mencionados
tienen historias similares. Solamente que existe un problema sobre si Parham no habría oído
las lenguas, siendo que existía relatos anteriores, cuando él en realidad manifiesta solamente
haber escuchado las lenguas en el Instituto Bethel con la señorita Agnes el 1 de enero de
1901.
En la actualidad el conflicto es que los teólogos no pentecostales critican a los
teólogos pentecostales de hacer doctrina del bautismo del Espíritu Santo basado en sólo tres
pasajes históricos del libro de Hechos, cuando en realidad es tan claro que las raíces
teológicas de esta doctrina está en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento,
especialmente en los Evangelios, y su desenlace está en el libro de los Hechos. Pero los no
pentecostales se resisten y no permiten que Hechos informe su doctrina y su vida espiritual,
tal como la describe el teólogo pentecostal y presidente de la Comisión de Pureza Doctrinal
del Concilio General de las Asambleas de Dios:
Lo que Lucas quiere enseñar a Teófilo (Hechos 1:1), y a todos los que más tarde leerán
su libro, es que el bautismo del Espíritu Santo es un encuentro con el Espíritu de Dios
que da poder a la naciente iglesia para el testimonio mundial de la salvación provista
por el Cristo crucificado y resucitado. La intención de Lucas no es desarrollar una
completa pneumatología que explore la más amplia función soteriológica del Espíritu.
(Lee 2010, s.p.)
La doctrina del bautismo del Espíritu Santo está inmerso en las enseñanzas de los
Evangelios, y no es la excepción que Lucas nos informa que Jesús, antes de su ascensión,
56
recapituló la predicción de Juan el Bautista del bautismo con el Espíritu: “Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de
no muchos días” (Hch. 1:5). La profecía del Bautista es tan convincente que cada uno de los
escritores de los Evangelios la colocan al principio de su obra (Mt. 3:11; Mr. 1:8; Lc. 3:16;
Jn. 1:33). Lucas también alude a ella al final de su Evangelio (24:49) y también al principio
de Hechos. Cualquier promesa dada específicamente al principio de cada uno de los primeros
cinco libros del Nuevo Testamento es muy importante y no se debe pasar por alto.
Del mismo modo en el Antiguo Testamento se encuentra no solamente en la promesa
de Joel 2:28-32, sino en toda la historia de Israel. Con respecto a la doctrina del Espíritu
Santo no solamente está sustentada por tres pasajes del libro de los Hechos, sino a través del
siguiente verbo griego apophthengomai, término de la LXX expresado en el Antiguo
Testamento que nunca fue debidamente traducido en versiones del español. Se usa seis veces
refiriéndose una vez por verdadera profecía y cinco veces por falsa (1 Cr. 25:1; Sal. 59:7;
Miq. 5:12; Zac. 10:2; Ez. 13:9,19). La experiencia de las lenguas tampoco es ajeno al
Antiguo Testamento, sino que existe una conexión apropiada tal como expone Lee:
Cuidadosamente Lucas muestra que Pedro, en su inspirada profecía el día de
Pentecostés, conecta las espontáneas lenguas de los discípulos con la promesa de Joel
del Espíritu, e implícitamente con la larga historia del Antiguo Testamento de
testimonio público de la venida del Espíritu. Cuando Dios puso su Espíritu en los
setenta ancianos, ellos profetizaron (Números 11:25). Cuando “el Espíritu de Dios vino
sobre él [Saúl] con poder… profetizó” (1 Samuel 10:9,10). Cuando Samuel ungió a
David, “el Espíritu de Jehová vino sobre David”, obviamente de alguna manera visible
(1 Samuel 16:13). En sus años maduros, David abiertamente se identificó como profeta
(2 Samuel 23:1,2; cf. Hechos 2:30). (2010, s.p)
En resumen si deponemos nuestra actitud férrea frente a la enseñanza bíblica
enmarcada en la revelación progresiva de la historia de la salvación del hombre, se puede
atribuir que la doctrina del Espíritu Santo tiene la función de otorgar poder a los creyentes
para que vivan, obren, y hablen o proclamen; y por tanto, sean testigos verbales de tal manera
que facilite la misión de la iglesia del Señor Jesucristo.
57
CAPÍTULO 4
APLICACIÓN EN EL CONTEXTO ACTUAL
La presente exégesis sobre el hablar en otras lenguas tiene su aplicación en el
contexto actual al responder a las siguientes dos preguntas: ¿Cuáles son los argumentos
bíblicos para hablar en otras lenguas? ¿Cuál es el significado de hablar en otras lenguas en la
actualidad?
Las respuestas se encuentran en el análisis homilético y en el sermón homilético. El
primero es un artículo que responde a la primera pregunta y el segundo es un sermón que
responde a la segunda pregunta.
Análisis homilético
Tema
¿Debo hablar en otras en lenguas?
Frecuentemente los creyentes neo pentecostales afirman y animan a los creyentes
pentecostales clásicos que no es necesario hablar en otras lenguas, sino experimentar nuevas
experiencias como la risa, caer al piso, ser untado con aceite, recibir el soplo y otras
experiencias extáticas. Porque el apóstol Pablo había ya declarado que “cesarán las lenguas”
(1 Co. 13:8) y dejan de ser vigentes. Sin embargo de acuerdo a la narrativa de Lucas el hablar
en otras lenguas está vigente en la actualidad como un aspecto mucho más amplio y
cuidadosamente integrado.
La experiencia de hablar en otras lenguas primariamente es importante porque es una
señal del bautismo en el Espíritu Santo proveniente no de pensamientos humanos o
meditaciones previas, sino como el Espíritu les daba que hablasen. Esto es corroborado por la
precisa inclusión de Lucas en su narrativa del criterio preliminar de los compañeros de Pedro
que juzgaron la autenticidad de la venida del Espíritu en casa de Cornelio: “Porque los oían
58
que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios” (10:46) Además para evitar la falsedad
de hablar en lenguas y probar a los espíritus, sí provienen de Dios (1 Jn. 4:1).
Por otro lado la manifestación sobrenatural de “hablar en otras lenguas” se concibe
como señal y como don. En la primera, el hablar en lenguas (Hch 2:4) es una de las señales
del poder de Dios (1 Co. 14:22), también lo fue el viento fuerte (2:2) y las lenguas de fuego
(2:3). Asimismo se atribuye como la señal visible de bautismo del Espíritu Santo (Hch 2:4).
La segunda concepción de hablar en lenguas es un don del Espíritu Santo para el creyente
que puede usarlo en forma individual para hablar con Dios (1 Co. 14:2, 4, 14-15) y en forma
pública cuando está acompañado de interpretación para transmitir el mensaje a la
congregación (14:5-6; 13-17). Sin embargo cada pasaje o relato del acontecimiento que se
narra no tiene sentido más que cuando se lo sitúa en el contexto de pensamiento de quienes lo
viven, porque no todos los que hablan en lenguas son llenos del Espíritu Santo.
¿Es necesario hablar en otras lenguas? El apóstol Pablo diría: sí, porque “Doy gracias
a Dios que hablo en lenguas más que ustedes; pero en la iglesia prefiero hablar cinco
palabras, que diez mil palabras en lenguas desconocidas” (1 Co. 14:18-19). Hablar en otras
lenguas en una asamblea pública requiere interpretación (1 Co. 14:5, 13) y el hablar en otras
lenguas en forma privada en oración y alabanza o acción de gracias debe ser en forma
cotidiana en la vida de todo creyente (1 Co. 14:14). Para ambos casos la palabra griega es
glosolalia, es decir hablar en lenguas extrañas no aprendidas, sino dadas por el Espíritu que
difiere de xenolalia, que es hablar en una lengua extranjera no estudiada.
¿Debo hablar en lenguas? La pregunta no es ¿Puedo hablar en otras lenguas? Si fuera
así sería una posibilidad. No lo es sino más bien Lucas muy cuidadosamente organizó su
narrativa, con tres informes específicos acerca del bautismo con el Espíritu, en el que se
“habló en otras lenguas” dentro del contexto histórico más amplio de la salvación, lo cual por
cierto apoya la tradicional fe pentecostal de que el hablar en otras lenguas es la señal inicial, o
la evidencia, del bautismo en el Espíritu Santo.
59
Sermón homilético
Tema
El hablar en lenguas
Título del sermón
Lo que significa hablar en otras lenguas
Introducción
En la actualidad las diferentes lenguas tienen una gramática (estructura de la lengua),
y su estudio científico conocido como la lingüística está dividido en cuatro ramas principales:
1. La fonología es el estudio del sistema de sonidos de una lengua.
2. La morfología es el estudio de la estructura interna de las palabras.
3. La sintaxis es el estudio de la estructura de la frase.
4. El léxico es el repertorio de las palabras o vocablos que integran la lengua.
De la misma manera, en la Biblia el hablar en otras lenguas tiene un significado
esencial para dirigirse a Dios y a los demás con diferentes propósitos.
Proposición
Todo creyente necesita saber los propósitos verdaderos de lo que significa hablar en
otras lenguas para dirigirse a Dios y a la iglesia.
Punto de enfoque
Conocer los propósitos de lo que significa hablar en otras lenguas.
Palabra clave
Propósitos
Oración de transición
Los propósitos de lo que significa hablar en otras lenguas para dirigirse a Dios como
parte de su devocional personal y edificación para su vida espiritual del creyente y de los
demás, se encuentran descritos en el libro de 1 Corintios 14:2, 14-18.
Puntos principales
I. El hablar en otras lenguas significa dirigirse a Dios en el Espíritu con el propósito
60
de orar (vv. 2, 14, 15, 18)
A. Exposición de la palabra “orar”. Significa hablar a Dios (v. 2) en el Espíritu
(v. 14). Esta acción es motivada por el Espíritu Santo. No se puede orar en
lenguas sino es por el Espíritu que va dirigido a Dios en privado.
B. Exposición de la frase. Orar en el Espíritu es hablar en lenguas extrañas bajo
el impulso del Espíritu Santo (Hch. 2:4) para dirigirse a Dios en privado.
También se puede orar con el entendimiento (v. 14-15) que significa orar en
un idioma que entiendan los demás, también bajo impulso del Espíritu.
C. Ilustración. La experiencia propia del apóstol Pablo declara los beneficios de
orar en lenguas y con el entendimiento: “Porque si yo oro en lengua
desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto”.
D. Aplicación. En la actualidad es necesario orar en otras lenguas porque oramos
en el Espíritu para la edificación de nuestra vida espiritual como también es
útil orar con el entendimiento, es decir en nuestro lenguaje para la edificación
de la iglesia. En ambos casos avivados por el Espíritu Santo.
II. El hablar en otras lenguas significa dirigirse a Dios en el Espíritu con el propósito
de cantar alabanzas (vv. 15)
A. Exposición de la frase. Hablar en otras lenguas no sólo es para orar, sino
también para cantar alabanzas a Dios en el Espíritu. Asimismo se puede
alabar a Dios con el entendimiento, lo que significa cantar en un idioma que
se entienda. En ambos casos movidos por el Espíritu Santo.
B. Ilustración. El apóstol Pablo no solamente oraba en lenguas sino que el don de
lenguas era parte importante de su vida espiritual por ello con frecuencia
dedicaba al canto y a la alabanza en lenguas.
C. Aplicación. Es necesario cantar y alabar a Dios en otras lenguas para la
edificación personal como también cantar con el entendimiento para la
61
edificación de la iglesia.
III. El hablar en otras lenguas significa dirigirse a Dios en el Espíritu con el propósito
de dar gracias (v. 16, 17)
A. Exposición de la frase. Se puede dar gracias a Dios en el Espíritu
pronunciando en otras lenguas (v. 16). También se puede dar gracias a Dios
con el entendimiento, el cual significa que es usando nuestro propio lenguaje,
para que las otras personas sean bendecidos y edificados (v. 17). En ambos
casos estimulados por el Espíritu Santo.
B. Ilustración. La experiencia del apóstol Pablo es un ejemplo vivo “Doy gracias
a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros” (v. 17). Él se expresaba
con reverencia y gratitud a Dios por esa manifestación del Espíritu Santo que
era más para la edificación espiritual de su vida personal.
C. Aplicación. Es necesario dar gracias a Dios en otras lenguas para provecho
individual como también hacerlo en nuestro propio idioma para bendecir y
edificar a los demás.
Conclusión
Todo creyente necesita conocer los propósitos de lo que significa hablar en otras
lenguas para la edificación de la vida espiritual del creyente y para la edificación de la iglesia.
Por tanto debemos ser impulsados por el Espíritu Santo a orar, cantar o alabar y dar gracias a
Dios hablando en otras lenguas como también hacerlo con el entendimiento, es decir en
nuestro propio idioma.
Recordemos que la oración, el canto, la alabanza y la acción de gracias en lenguas
deben ser frecuentes porque son importantes en la vida espiritual. Asimismo el apóstol Pablo
instruye “no impidáis el hablar en lenguas, pero hágase todo decentemente y con orden” (1
Co. 14:39-40)
62
CONCLUSIÓN
La enseñanza de los neo pentecostales quienes menosprecian la experiencia de hablar
en otras lenguas, asimismo resisten aceptar como señal inicial del bautismo del Espíritu
Santo, aduciendo que existen nuevas experiencias u otras señales de la plenitud del Espíritu
Santo. Al parecer las doctrinas sobre el Espíritu Santo han cambiado por el pasar del tiempo y
de las circunstancias en que vivimos.
Sin embargo este pensamiento de innovación sobre el hablar en lenguas y otros temas
del Espíritu Santo surge bajo la influencia del pensamiento postmoderno, del neoliberalismo
y de la globalización (Catari 2010, 34-35). El pensamiento postmoderno afirma que “todo es
relativo, nada es absoluto, depende desde donde se mire”. Esa es la razón que comenzaron a
cuestionar y relativizar varios fundamentos de la fe cristiana, quienes hacen nuevas y
peligrosas interpretaciones de la Biblia, estableciendo la confesión positiva, la teología de la
prosperidad, la teología de la gracia y otras enseñanzas erradas sobre el Espíritu Santo44
. Por
otro lado el neoliberalismo reza que “el pez grande tiene que comerse al pez chico”. Motivo
por el cual la existencia de las mega iglesias, además que no deben estar sujetas a estructuras
denominacionales sino como iglesias libres e independientes. La globalización es otra
influencia que distorsiona la enseñanza bíblica a través de los medios de comunicación
masiva de los neos pentecostales.
De acuerdo a la presente exégesis bíblica se puede concluir que las enseñanzas del
Espíritu Santo no han cambiado. La narrativa histórica de Lucas es la clave para comprender
la doctrina del Espíritu Santo tal como lo enseña la Biblia, porque expone su doctrina dentro
de la progresión de la revelación divina. De acuerdo a Filson Hechos fue la clave para la
formación del canon del Nuevo Testamento, porque es el único libro que habla sobre los
44
Motivan a experimentar sensaciones de desvanecimiento, nauseas, borrachera espiritual, risa santa y
otras experiencias. Las mismas sustituyen a aquellas manifestaciones que indica la Biblia.
63
efectos de la Persona de Cristo Jesús. Los Evangelios son biográficos y las Epístolas son las
enseñanzas teológico-prácticas. Por tanto la unidad de Lucas de sus dos escritos es temática,
histórica y por sobre todo teológica; porque revela no solamente el testimonio de la iglesia
apostólica sino el testimonio de la iglesia misionera que es la encargada de comunicar el
evangelio transculturalmente. Además el propósito del libro de los Hechos es la universalidad
del Evangelio de Cristo y de la iglesia.
Las conclusiones con respecto a la hipótesis, se cumple en la presente exégesis bíblica
de Hechos 2:4, porque existe la evidencia y la experiencia bíblica de “hablar en lenguas”
tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento como una señal del poder de
Dios y un don del Espíritu Santo. La misma que está relacionado íntimamente con el
bautismo del Espíritu Santo.
Las conclusiones con respecto a los objetivos. El objetivo general de la presente
exégesis bíblica se logra alcanzar al confirmar que está en vigencia el hablar en otras lenguas
no solamente como una señal y experiencia pentecostal del bautismo del Espíritu Santo, sino
para dirigirse a Dios en oración, en el canto, en la alabanza y en la acción de gracias tanto en
forma privada y pública. Esto debe ser según el Espíritu daba que hablasen. Esta experiencia
debía ser frecuente para la edificación de la vida espiritual del creyente y de la iglesia. No ha
perdido vigencia ni tampoco ha sido sustituido por otras experiencias nuevas.
El primer objetivo específico se ha logrado, porque el bautismo del Espíritu Santo
manifestado por el hablar en otras lenguas en el libro de los Hechos se muestra como algo
sobrenatural o un hecho milagroso, no como algo natural o circunstancial. Además que en su
análisis de quiasmo de Hechos 2, se evidencia la llenura del Espíritu Santo (2:1-4a) está
relacionada con la predicación con poder para salvación como resultado se tuvo tres mil
personas convertidas (2:14-41). En cambio el hablar en otras lenguas (2:4b-13) está
relacionado con un estilo de vida transformado por el Espíritu Santo que fue demostrado por
el amor y la comunión de los primeros cristianos (2:42-47). Además la historia de la iglesia
64
en el libro de los Hechos refleja la continuación de la obra que Jesús comenzó, desarrolla el
cumplimiento de la profecía, presenta los antecedentes de la fundación de las iglesias y su
contexto sociocultural, enseña la necesidad de la dirección del Espíritu Santo en forma
experimental e ilustra los principios teológicos que se presentan en las epístolas.
El segundo objetivo fue alcanzado por evidenciar que las lenguas que hace referencia
Hechos 2:4 es glosolalia, refiriéndose que uno puede hablar en otras lenguas influida por un
don sobrenatural dada por el Espíritu. Esto es muy diferente a la xenolalia, que se refiere a
aprender un lenguaje extranjero. De acuerdo a la exégesis bíblica en ningún momento se debe
confundir que Hechos 2:4 se refiera a xenolalia, porque ambos términos no son iguales sino
diferentes. La glosolalia no puede ser aprendida ni tampoco puede ser usada para la
predicación o comunicación del mensaje del evangelio.
El tercer objetivo se ha logrado explicar que el hablar en lenguas es importante en la
actualidad porque es hablar a Dios en el Espíritu. Desde la perspectiva pentecostal se podría
afirmar que las lenguas dadas por el Espíritu Santo tienen que ver con la venida de Dios a
nosotros en nuestra habla. Es decir el Espíritu de Dios encarnado al espíritu humano. Dios
viniendo a nuestra vida para que volvamos a Él, porque no es nosotros yendo a Dios.
En conclusión el hablar en otras lenguas en Hechos 2:4 se refiere a la articulación
maravillosa y espontanea dada por el Espíritu Santo. Esta experiencia pentecostal es una
evidencia del sello del Espíritu Santo, una evidencia del bautismo del Espíritu Santo, una
evidencia del Poder de Dios y una evidencia de la promesa de Jesús. Tiene un doble
propósito que es para la edificación personal y de la iglesia.
Finalmente esta enseñanza sobre las lenguas se encuentra tanto en el Antiguo
Testamento como en el Nuevo, probablemente no en forma específica sino mediante la
comprensión de la revelación progresiva de la historia de la salvación, porque Lucas en su
Evangelio expone la presentación del evangelio por Cristo y en Hechos presenta la expansión
del Evangelio por medio del Espíritu Santo.
65
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