Post on 18-Mar-2020
Por]. M. GARCIA Aseor
Para resolver esa tensión es necesaria unallave inglesa que tenga la fuerza suficiente para aflojar esas tuercas. Y a veces lallave inglesa resulta un poco obvia, unpoco excesivamente a mano.
Pero para evitar esto sólo quedaría noapretar tanto la tensión. Y entonces surgiría otro defectü, y más importante: lafalta de crisis, de situación verdaderamente clave. Quizás Lumet pensara enuna solución: alargar la película una horapara poder romper los nudos dramáticos con más tiempo. Habiéndose atrevido ya a tanto no se atrevió a más. Yono hubiera protestado ni por dos hora~
extras.
Magnífico director de cámaras Lumetse nos revela también un soberbio seleccionador y director de act01'es. Ni uno lefalla. Con el noble rostro de Henry Fondaorquestando esta minuciosa telaraña deemociones, todos los demás intérpretes danuna interpretación exacta, perfecta, admirable. Y si a Lee J. Cobb le toca el papelmás difícil porque es el único con ciertaartificialidad, consigue salir del apuro conun talento que lo confirma ser uno de losgrandes actores del cine americano dehoy.
Es lástima que una serie de referencias al anti-semitismo no estén lo suficientemente explicadas para que la escena delorador en cuarentena cobre todo su valor,y que un breve speech sobre la democracia aporte su nDta fuera de lugar (aunque bien asignada al personaje), porque
. una película así merecÍ:! ser perfecta,Bienvenido, pues, M1'. Lumet, y (jue
pronto tmgamcs ocasión de ver otra obratan cinematográfica, tan bien construida,tan valiente e inteligmte como esta magnifica obra que e~ su primera pelícub.
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ALMAS PEr~VERSAS (Vnici /e !empsdes assassi;¡s) de Julien Duvivie1'.
Nunca ha sido Duvivi('r un director demi predilecció11 por b falta ele unidadtanto de bndo como de forma de su obra,y d~ sus obras, Exce1l'l1te t'11. Pe pe leMoho o Paniquc, terr:blemente c1t-sigualen Pe.'! de Cc,rottc, Carne! de Bal, o So.tSle ciel de Paris. Honrarlo artesal~O deL'Affaire Mauriz,:lIs, 1l1fuC1able e11 bserie de Don Call1illo, este director habíalogrado en 1952 una película ;llaravil1oS2mente ágil e inteligente: 1.a F!:te aJ-Jenriette que -·3 pesar de la madurez deDuvivier- autorizaba todas las esperan-
'zas sobre sus obras posteriores:
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"Henry Fonda. produce y actúa"
El vere?icto tiene que ser, unánime, y nohay mas que dos veredictos posibles:culpable o inocente. Y el primero -dadas
.las cir.c~mstancias del crimen- significaautomatlcamente la pena de muerte. Eljurado -doce hombres- se retira a deliberar. La cámara los espera en la salade jurados. Ya no volverá a salir de allídurante más de hora y media.
Hora y media de película en un cuarto.Y sin embargo es cine. Y gran cine. Lumet prescinde del tour de force a la Hitchcock (La .soga) y arma su película contradicional rigor. Es admirable la variedadde encuadres, movimientos de cámara ydiversa longitud de los shots. Y lo que esmás admirable aún es .que cada uno deellos está perfectamente adaptado a sufunción. Da la impresión que 1\0 se podría cambiar una sola toma sin perderalgo, de que estamos ante la perfecta traducción a imágenes de cada escena, cadapalabra, cada acción o reacción.
La película tiene algunos defectos, sí,pero esta vez son defectos ineludibles, ypertenecen a cierta condición de la historia misma. Para obtener una tensióndeterminada es necesario apretar fuertemente determinadas tuercas de la trama.
J. Ga1;Jin y D. Dejarme en Almas perversas
eUNIVERSIDAD DE MEXICO
E LBienvenido Mr. Lumet
DOCE HOMBRES EN PUGNA,~~1
(T'U!elve angry men) de Sidney Lumet.I
DESPUÉS DE' HABER ASESTADO un durísimo golpe a la industria cinematográfica norteamericana la te
levisión de ese país está cumpliendo unacuhosa doble trayectoria. Por una parte-y como era de esperarse- el auditoriode TV está decayendo rápidamente. Según las extensas encuestas efectuadas recientemente en los Estados Unidos el"índice de aburrimiento" crece cada díay llega incluso a afectar programas detan gran popularidad como el de MiltonBerle, el de Arthur Godfrey, el de RedSkelton, Dragnet y The Ed Sullivanshow (Newsweek 11, 1957). Pero porotra parte la TV' ha c~eado un grupo deescritores, adaptadores y directores jóvenes que -habiendo efectuado la transición a los estudios cinematográficosestá renovando el cine estadounidense.
Este grupo comprende talentos comoel escritor Paddy Chayewsky (ivIarty,Despedida de soltero) y directores comoDelbert Mann (mismas películas). Suspreocupaciones se .orientan en un sentidoque podría llamarse neo-realista, excluyendo por supuesto todas las implicaciones ya convencionales en que ha caídotantas veces este género. Se trata de uncine más ambiguamente interior, que tratade fijar situaciones y caracteres en unaforma qué se asemeja bastante a la de lagran novela y cuento norteamericanos detreinta años atrás. En el tema y su intentode penetración -situacional más que psicológico- es un· cine que recuerda iI1U
chas veces a Sherwood Anderson y suWinnesb,urg, Ohio. En el tratamiento ellenguaje se asemeja más a Hemingway.No hay generalmente definiciones, sinoun planteamiento de actos y palabras detrás del cual ':'-'pero nunca plenamenterevelados- se dibujan los sentimientos,las emociones, las situaciones vitales. Quizás corresponde ello a un modo de ser típicamente norteamericano, país en quesólo se manifiesta el fenómeno, y el nóumenO queda siempre pendiente de hurgar,interpretar, estructurar; Existencia endonde la taquigráfica presencia de lo dicho oculta por omisión lo verdaderamenteimportante: 10 que no se dice.
Pues bi'en, este nuevo cine norteamericano nos regala ahora a un gran director:Sidney Lumet. Salido de las filas de laTV. Lumet se asocia para su primerapelícula con urí. gran nombre del cine:Henry Fonda:' FOIida produce y actúa.Lumét dirige. Y el resultado es una magnífica película que se IlatÍla Doce hombresen pugna.
El tema es cinematográficamente muydifícil ... termina un juicio de asesinato.
"los maravillados pastores, el /nteblo humilde :11 aquellos mistel'iosos viajeros"
Por Jesús BAL Y GAY
nido cantando desde entonces los hombresque, por fe o por rutina, celebran concanciones esta festividad cristiana.
El espíritu de esas palabras, mensaje deesperanza, de fraternidad y, por tanto, depaz, impregna las melodías de las canciones navideñas. Son todas melodías sencillas, muchas de ellas de una belleza extraordinaria, en las que late una humanidad tensa y tierna, vibrante y suave almismo tiempo. Si se las compara con lasde otras canciones tradicionales -deamor, de trabajo o, simplemente festivas-, se descubre en seguida lo que lasdiferencia de éstas. Es una alegría la suya sin violencia, una sencillez que vuelaalto, una elevación que no pierde de vistaeste pobre suelo nuestro. Y esas cualidades están presentes lo mismo en el villancico popular que en los cantos de carácterculto.
El hecho de que hayan sido los pastoresde Belén los primeros que recibieron noticia de! nacimiento de Cristo ha impresoun cierto sentido pastoril a la musica dela Navidad. Es muy grande el "número decanciones populares navideñas que adoptan ritmos típicos -y tópicos- de lo quese entiende por música pastoril. Pero nosólo las canciones o villancicos "populares,sino también las composiciones de mayorenvergadura. Unas y otras se ajustan casisiempre al ritmo ternario" ya sea el dactí1ico' ya e! anapéstico, tópicos_ rítmicos queequivalen en la música a los que en la poesía bastan para dar a un poema el carácter de pastoral. Y los encontraremos lomismo en el mal llamado Oratorio de Navidad, de Bach que en los villancicos que
AeUNIVERSIDAD DE MEXICO
N A VID AD
1DE
suMUSICA
M
REALMENTE es imposible concebir unaNavidad sin música. Siglos de tradición ininterrumpida pesan tanto
sobre nosotros, que, a pesar del laicismodominante en nuestro tiempo, cuando llegan estos días· navideños necesitamos deaquellas músicas tradicionales que de unamanera más o menos adecuada rememoran el nacimiento de Cristo.
y son, en primer término, las viejascanciones que de boca en boca han veIlldotransmitiéndose a 10 largo del tiempo y acontrapelo de todos los cambios sufridospor la cultura occidental. Viejas canciones que nos hablan de 10 que en Belén sucedió hace más de dos mil años, ya seacon una absoluta objetividad informativa.ya extrayendo del suceso su significación
" más profunda. En ellas están presentesel Niño, la Virgen María, San José, losángeles, es 'decir, los actores de tan extraordinario drama; pero tampoco faltanen ellas los espectadores de entonces, losmaravillados pastores, el pueblo humildey aquellos misteriosos viajeros --mal llamados Reyes Magos- que desde oriente se dirigieron a Belén, guiados por laestrella, para adornar al recién nacido yofrecerle sus tesoros de oro, incienso ymirra. Y en esas canciones entran también -como escribió donairosamente elmusicólogo inglés Percy A. Sch6les- lacanción de los ángeles, "pues la primeracanción de Navidad Se cantó en el cielo,y sus inspiradoras palabras (aunque noj ay! su melodía) han llegado hasta nosotros". Aquel primer villancico decía:"Gloria a Dios en las alturas y paz a loshombres de buena voluntad." Yeso es,con infinidad de variantes, 10 que han ve-
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jAlas! Duvivier sigue siendo el másdesiguaL de los realizadores consagrados.y nos lo demuestra en Almas perversas.
Lo paradójico de la cinta -dado el harroquismo a que es afecto el directores que 10 mejor es aquello en donde nopasa nada, y apenas entra en lo que estradicionalmente su terreno cae vertiginosamente de 10 excelente a lo lamentable.Más curioso aún resulta eso si tenemosen cuenta que aquí el talento del realizador consigue hacer buen cine de nadá,de la rutina más absoluta, del tiempo másvacío, de 10 cotidiano más terre aterre.y en cambio, al dar forma a sentimientosy acciones todo el rico material de la trama en movimiento se le diluye entre lasmanos y sólo consigue realizarlo con algo peor: el más absoluto melodrama.
Un tercio de la película es bueno: desde la primera espléndida panorámica deldespertar de las Halles hasta el planteamiento mismo de la trama. El mundo deun restarán a la bonne chere, el ronroneodiario de las acciones más ordinarias, el~lor mismo de esa cocina que traspasa lapantalla con un denso aroma punteadode mágicas fórmulas (queneUes de poisson, truites au beurre, soufflé), todo elloresulta en un magnífico retrato, vivo,cálido y burgués que nos envuelve concierta nostálgica fascinación. Gabin semueve al timón con la pesadez bien nutrida de un maravilloso capitán, chef ysommelier.
Luego interviene Danielle Delorme cuyas primeras escenas cautivan con un encanto suave cruzado de oscuros, heladospresagios indefinibles y aterradores. Elmundo redondo y centrado del principiosufre imperceptibles rupturas de equilibrio. Un terrible más allá deja entreverse apenas por fugaces momentos, dejandouna maravillosa sensación de inseguridadque vuelve a cerrarse en seguida. Y uno sepregunta si no se habrá equivocado, si esetenebroso fondo de mal que hemos adivinado no habrá sido un engaño, una ilusión, y el mundo vuelve a ser mundopero ...
Pero aquí acaba todo. El fondo se revela, se planta en primer término. N050tras prolongamos un poco la ambigüedad,tratamos de conservar la imagen de esemal sospechado que rara vez ha sidopalpado tan vivamente. Pero es inútil. Comienza una trama sórdida, sin ritmo, queno sabe ni siquiera explotar el mal queexiste de este' lado riel mal (la madreele Gabin). Se comienza a escuchar uncrescendo rossiniano que acompaña eliinal hasta el folletin más desbocado. Gabm trata c:e conservar la serenidad. Todoes inútil. El mal adivinado era ;l1ucho másaterrador que este mal definido, galopantey granguiñolesco con que nos obsequiala segunda mitad ele la historia. El monteha parido un ratón, y llegamos casi a 10burlesco en el climax que pudiera llamarse "La venganza de Pulgón" (para losconocedores, el perro de Pomponio).
y Duvivier no tiene ninguna otra disculpa: la historia es suya.
NüTA: R e s u 1t a interesante el eco-¿ plagio?- de un tema buñuelesco deLos olvidados: la muerte de las gallinas
".'; latigazos a manos de la madre de Gabin.